Cuando se vulnera un bien común protegido por el Derecho Penal se habla de la
comisión de un delito, el cual, ad hoc con la CPEUM, las leyes penales del Estado Mexicano así como los propios Derechos Humanos, debe esclarecerse, no en el sentido erróneo que se tiene de la “Búsqueda de la verdad histórica”, sino más bien, en el sentido de “Garantizar el acceso a la justicia” a las víctimas del delito, y por lo tanto, garantizar sus Derechos Humanos fundamentales protegidos por las Leyes; además, y de igual forma, a riesgo de sonar paradójico, garantizar el Derecho a un juicio justo e imparcial al presunto responsable de dicho delito. Es justamente fundado en lo anterior, que la criminalística de campo se torna protagonista en ese proceso para alcanzar el fin y la finalidad que persiguen las leyes en un Estado de Derecho: la impartición de y con Justicia para todos los implicados; pues el monumental desarrollo que ha tenido esta ciencia en las últimas décadas, ha permitido eficientar las investigaciones y esclarecimientos de los delitos. Sin lugar a dudas, y sin hacer menos a ninguna de las partes de la investigación criminológica, (como el acordonamiento del lugar del hallazgo), la cadena de custodia juega un papel fundamental durante todo el proceso; desde la localización, recopilación, procesamiento, embalaje y resguardo de indicios, para la valoración de las mismas por parte de los peritos en sus diferentes áreas de intervención, hasta convertirlos en una prueba procesal, pues de un adecuado manejo y resguardo de la evidencia depende, en buena medida, el resultado final de las investigaciones. Ahora Bien, la cadena de custodia se define como….