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Mixco Viejo, una ciudad en ruinas en Guatemala, fue fundada allá por el año 900 a.C.

Antes de su
caída hace aproximadamente 500 años, debió haber presentado un aspecto imponente. La ciudad
fortificada se erguía sobre una serie de elevadas colinas con faldas empinadas por todos lados. Los
arqueólogos calculan que la ciudad llegó a albergar a más de 1.500 personas, y a otras 7.000 más
en los valles colindantes.

Partes de la historia de la caída de Mixco no están muy claras, pero la leyenda es instructiva. En
1525, el conquistador español Pedro Alvarado asedió Mixco Viejo. Los españoles y sus aliados
indígenas procuraron tomar la ciudad durante más de un mes y sufrieron grandes pérdidas. No
obstante, Mixco Viejo se mantuvo aparentemente impenetrable.

Sin embargo, la leyenda cuenta que existía otro camino, un pasaje secreto que conducía a la
ciudad desde una cueva que estaba a cierta distancia, un pasaje que el pueblo de Mixco Viejo no
había creído necesario defender, ya que era sumamente pequeño y estaba muy bien escondido.

Los españoles lo encontraron; se aprovecharon de la pequeña abertura que los habitantes de la


ciudad habían dejado en sus defensas, sorprendiéndolos desde adentro y destruyendo Mixco
Viejo.

En cierta manera, cada uno de nosotros es similar a Mixco Viejo. Tenemos el conocimiento del
Evangelio del Señor Jesucristo, nos esforzamos por cada día ser mejores, por hacer las cosas bien
para que sean de agrado al Padre Celestial; y podemos pensar que haciendo las cosas de esa
manera las tentaciones del adversario no pueden entrar a nuestras vidas, y eso es verdad. Sin
embargo, en cierta manera he visto como muchos de nosotros, de una u otra manera en ocasiones
bajamos la guardia, y tal vez con nuestra actitud y nuestra obediencia damos pie a que Satanás
entre en nuestras vidas. ¿Cuáles son las consecuencias de estas acciones? Muy posiblemente
descuidamos nuestro llamamiento, nuestra familia, no honramos el sacerdocio, y Satanás, desde
adentro comienza a destruirnos. No podemos permitir tales cosas.

No existe muro físico ni espiritual que sea capaz de impedir el paso a un enemigo que encuentre
una puerta desatendida. Los profetas de Dios han advertido de las aberturas peligrosas por las que
el enemigo puede entrar, sin importar cuán firme sea el muro. Muchas de estas puertas tienen
que ver con lo que vemos, con lo que escuchamos y con la manera en que pasamos el tiempo; no
obstante, una vez que hayamos oído las advertencias proféticas, de nosotros depende el decidir
cómo actuaremos.

“La manera de juzgar es tan clara… como la luz del día [se distingue] de la obscuridad de la noche”,
enseñó Mormón. “Pues he aquí, a todo hombre se da el Espíritu de Cristo para que sepa discernir
el bien del mal” (Moroni 7:15–16).

“La norma es clara”, enseñó el élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles. “Si algo
que pensemos, veamos, escuchemos o hagamos nos separa del Espíritu Santo, entonces debemos
dejar de pensar, ver, escuchar o hacer eso… Es posible tener ‘…al Espíritu Santo [como nuestro]
guía…’ (D. y C. 45:57) y es esencial tenerlo para nuestro progreso espiritual y para sobrevivir en un
mundo cada vez más inicuo”.
El Presidente Nelson en el mes de marzo de este año, dijo:

“Estos desafíos únicos quedarán atrás en su debido tiempo. Permanezco optimista respecto al
futuro. Conozco las grandes y maravillosas bendiciones que Dios tiene reservadas para aquellos
que Lo aman y Le sirven. Veo evidencia de Su mano, de muchas formas, en esta obra sagrada”.

“Así que, durante estos tiempos de incertidumbre, sean consolados por esta promesa del
Salvador. Él dijo: ‘Yo el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo’. Les prometo que el
gozo siempre está al alcance de cualquiera que lo escuche y obedezca Sus leyes”.

La clave de todo se encuentra en la actitud que le pongamos a esta situación, sin importar las
situaciones que estén pasando, siempre recordando a quien seguimos y porqué lo hacemos. Me
gusta mucho una escritura que se encuentra en Abraham 5:4-6

4 Y Adán y Eva, su esposa, invocaron el nombre del Señor, y oyeron la voz del Señor que les
hablaba en dirección del Jardín de Edén, y no lo vieron, porque se encontraban excluidos de su
presencia.

5 Y les dio mandamientos de que adorasen al Señor su Dios y ofreciesen las primicias de sus
rebaños como ofrenda al Señor. Y Adán fue obediente a los mandamientos del Señor.

6 Y después de muchos días, un Ángel del Señor se apareció a Adán y le dijo: ¿Por qué ofreces
sacrificios al Señor? Y Adán le contestó: No sé, sino que el Señor me lo mandó.

Si en estos momentos sentimos que de alguna forma hemos caído como le sucedió a Mixco Viejo,
o si sentimos que queremos recuperarnos, recordemos hermanos que la expiación del Señor
Jesucristo está disponible para cada uno de nosotros. El nos manda a que nos arrepintamos y
sigamos el camino tomados de su mano.

Isaías 1:18

18 Venid ahora, dice Jehová, y razonemos juntos: aunque vuestros pecados sean como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como
blanca lana.

Pongámosle una buena actitud a nuestra vida espiritual, sea cual sea nuestro llamamiento o
asignación, hagamos nuestro esfuerzo, con amor para el Padre Celestial y su hijo Jesucristo.

Doctrina y Convenios 64: 33-34

33 Por tanto, no os canséis de hacer lo bueno, porque estáis poniendo los cimientos de una gran
obra. Y de las cosas pequeñas proceden las grandes.

34 He aquí, el Señor requiere el corazón y una mente bien dispuesta; y los de buena voluntad y los
obedientes comerán de la abundancia de la tierra de Sion en estos postreros días.

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