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74264-Texto Del Artículo-394075-1-10-20180815
74264-Texto Del Artículo-394075-1-10-20180815
“La paz política es un objetivo irrenun- armado con garantías para su plena participa
ciable para la Colombia de hoy. Pero no ción en el régimen político vigente, es el resul
la paz sin entorno, sino inseparable
mente unida a profundas transforma
tado de una larga década de encuentros y
ciones económicas, sociales y políticas. desencuentros, de negociaciones y rupturas,
Su alternativa es la autodestrucción. de treguas y reiniciaciones del enfrentamiento.
E s decir, la ausencia de alternativa”. (1). Es resultado de las propuestas que ha lanzado
la guerrilla desde el campo de combate, como
también de los esfuerzos de las dos últimas
El jueves 27 de febrero de 1980 el Comando administraciones por recoger las banderas lan
Jorge Marcos Zambrano del Movimiento 19 de zadas desde la oposición armada y convertirlas
Abril se tomó la embajada de la República en políticas de paz respaldadas por el gobier
Dominicana. Desde allí, el movimiento guerri no.
llero lanzó por primera vez su propuesta de
paz, la cual contenía tres puntos principales: Las negociaciones desatadas para dar fin a la
amnistía para los alzados en armas, cese del toma de la embajada de la República Domini
fuego y diálogo nacional. Exactamente diez cana pueden catalogarse como el preludio de
años después, el domingo 11 de marzo de 1990, esta década de negociación entre el gobierno
Rosemberg Pabón Pabón, el “ Comandante nacional y el movimiento armado. Sin embar
Uno” , participó en las elecciones para la alcal go, una vez culminado el episodio, se retomó al
día del municipio de Yumbo en el Valle del esquema autoritario y represivo que desde
Cauca. Pocos días antes, el M-19 había hecho 1978 marcó la administración Turbay Ayala.
entrega de sus armas y firmado un acuerdo Las ofertas de amnistía condicional, la confor
definitivo con el gobierno de Virgilio Barco. mación de la primera Comisión de Paz y el
Este acuerdo, el primero que en la historia na levantamiento del estado de sitio pocos días
cional permite la reincorporación de un grupo antes de la culminación de su período, poco
hicieron para modificar la imagen de un go
bierno intransigente que hacía imposible cual
* La elaboración de este artículo fue financiada por FESCOL. quier negociación seria con la guerrilla.
** Politologa, investigadora del Instituto de Estudios Políticos
y Relaciones Internacionales. Luego vino el período de Belisario Betancur
1. Socorro Ramírez y Luis Alberto Restrepo, Actores en conflic durante el cual el país presenció un drástico
to por la paz, Bogotá, CINEP-Siglo XXI, 1989, p. 19. viraje en la concepción gubernamental del con-
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8 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
flicto interno, cuya consecuencia lógica fue el preciso aclarar que se trata de una crisis carac
diseño de un modelo de tratamiento radical terizada por la debilidad del Estado, que suma
mente distinto al anterior. Reconocimiento ofi da a la pérdida de legitimidad del régimen polí
cial de las causas internas “objetivas y subjeti tico resulta en un desbordamiento creciente de
vas” de la violencia, negociaciones y acuerdos los conflictos sociales y políticos por fuera de
con la guerrilla, apertura política del régimen, los canales institucionales de mediación y re
Plan Nacional de Rehabilitación para las zonas gulación. Ante el debilitamiento crítico de
afectadas por el enfrentamiento armado: tales algunos aparatos estatales como el de justicia,
fueron los signos positivos con que comenzó la la sociedad civil asume progresivamente la
administración Betancur (1982-1986). Incum defensa directa de sus intereses sin esperar ni
plimientos de parte y parte, rupturas sucesivas acatar la mediación legítima del Estado. Este,
de la tregua, ausencia de reformas, bloqueo a su vez, incapaz de mantener el monopolio del
par 1amentario, oposición militar, crisis econó uso de la fuerza, asiste impotente a la fragmen
mica: los obstáculos y las frustraciones no se tación del poder en manos privadas que impul
hicieron esperar. El cuatrienio culminó con un san por sus propios medios el crecimiento de
balance pobre en términos de sus logros para una violencia cada vez más descentralizada (2).
la paz. Pero dejó sentado un precedente impo
sible de desconocer hacia el futuro: la solución El conflicto armado, característico de las tres
negociada del conflicto interno no sólo es posi últimas décadas en Colombia, no ha podido ser
ble, sino también imprescindible. definido como una guerra civil, sino como una
lucha prolongada entre un Estado débil y una
Esta es una lección que la administración si insurgencia en armas, no derrotada, pero aún
guiente (1986-1990) tardó en reconocer. Esfor minoritaria (3). En este caso, en el que ninguno
zándose por resaltar sus diferencias frente al de los dos polos enfrentados tiene la capacidad
mandatario anterior, Virgilio Barco diseñó una para alcanzar la victoria definitiva sobre el
estrategia integral para la paz en la cual, sin otro, la solución negociada no sólo es factible
embargo, estaba ausente el componente prin sino absolutamente necesaria para evitar la
cipal para lograrla: la negociación con el adver prolongación indefinida y la degradación del
sario. Pasados dos años de su puesta en mar conflicto. Esta solución no contempla, por
cha y sin resultados positivos, el gobierno de supuesto, fórmulas tendientes a una nueva dis
Barco tuvo que abrir de nuevo las puertas al tribución del poder estatal entre los actores
diálogo con los insurgentes. Así se inició el iti armados. Ella supone, más bien, a la par con la
nerario de conversaciones que acaba de culmi renuncia al uso de la violencia como mecanis
nar con la reincorporación definitiva del M-19 a mo de acción política, una redefinición de las
la vida política legal. normas que rigen la controversia política, es
El presente trabajo se propone un análisis del decir, un reacomodo del régimen político. En
modelo puesto en vigencia a lo largo de la suma, una conexión estrecha entre las negocia
administración Barco para poner fin a la con ciones tendientes a la finalización del conflicto
frontación armada y superar la crisis del régi armado y la apertura del régimen político vi-
men político en Colombia. No se presenta en
estas páginas un estudio detallado del proceso
de paz realizado durante la administración 2. Para un análisis más amplio de la crisis política colombiana
Betancur. Sin embargo, el peso de tal expe véanse los trabajos de Francisco Leal Buitrago, “ La crisis del
riencia así como la evaluación de la autora régimen bipartidista", en Estado y política en Colombia,
Bogotá, CEREC-Siglo XXI, 1989, y “ Crisis estructural y pro
sobre la misma, aparecen implícitos a todo lo blemas de coyuntura en la Colombia actual" (borrador); de
largo de este documento. Por último, y pese a Eduardo Pizarro, '' Democracia restringida y desinstituciona-
no tener pretensiones teóricas, considero nece lización política", en Pedro Medellin Torres (compilador), La
reforma del Estado en América Latina, Bogotá, FESCOL,
sario hacer algunas breves precisiones sobre 1989; de Mark W. Chemick, "Insurgency and Negotiations.
las nociones de crisis, solución negociada del Defining the boundaries of the political regime in Colom
conflicto y apertura política que están presen bia", Columbia University, draft version, June 1989.
3. Mark W. Chemick, "Insurgency and N egotiations...” , y del
tes como sustento de todo el análisis. mismo autor, "Negotiated settlement to armed conflict: Les
sons from the C olom bian peace process ” , en Journal of Inter -
En cuanto a la naturaleza de la crisis que ha american Studies and World Affairs, Volume 30, Number 4,
dado origen al conflicto armado en Colombia es Winter 1988-1989.
LA PAZ EN LA ADMINISTRACION BARCO. A. BEJARANO 9
gente, constituye condición sine qua non para Ahora bien, el hecho de que se logren negocia
la solución negociada de conflictos como el ciones exitosas en torno a la finalización de la
colombiano. lucha armada y la iniciación de una reforma
política democrática, no conduce automática
El escenario ideal en relación con el proceso mente a la paz. La paz no se agota en la nego
mismo de negociación sería aquel en el que los ciación, ni en la cesación del fuego, ni en la
actores armados enfrentados estuvieran unifi promesa de un “tránsito” hacia la democracia
cados, de tal manera que sus voceros en las ampliada. En otras palabras, la paz “real” ,
mesas de negociación contaran con la repre que implica la construcción de una sociedad
sentación completa del conjunto. Más funda alternativa más justa y más democrática, no se
mental aún, sería que los mismos actores agota en la paz “formal” , entendida como el
armados contaran con un alto nivel de repre- acuerdo para tramitar el conflicto en forma
sentatividad de las fuerzas sociales, es decir, civilizada. Aunque esta paz formal constituye
que su acción armada llevara a su vez la voce un paso previo e indispensable para el logro de
ría de una amplia gama del conjunto de fuerzas la paz real, es preciso no confundir —como se
que se traban en conflicto a lo largo y ancho de ha hecho en otras ocasiones—, “los mecanis
la nación. En el caso colombiano, los actores mos para poner fin a la confrontación armada,
armados protagonistas de la violencia política con la solución a las causas que han originado
organizada carecen de este nivel de represen- la guerra” (4). Después de alcanzar el armisti
tatividad. Ni el Estado en su conjunto, ni los cio, si algún día se logra, Colombia deberá
partidos que lo sustentan, ni las guerrillas en recorrer un largo camino hacia la transforma
su totalidad, cuentan hoy con la capacidad de ción real de sus estructuras políticas, económi
representar la inmensa gama de intereses y cas y sociales.
conflictos que se mueven en la sociedad colom
biana. Más grave aún: ninguno de los polos
enfrentados es homogéneo. Tanto dentro del LA CANDIDATURA DE VIRGILIO BARCO
Estado como dentro del movimiento guerrillero FRENTE A LA HERENCIA DE BETANCUR
se mueven diversas corrientes a veces coinci- El tema de la paz ocupó, como era de esperar
dentes, muchas veces contradictorias. De allí se, un lugar especial en el debate electoral
que las partes negociadoras —el gobierno por entre 1985 y 1986. Mientras que el discurso del
un lado y algunos grupos guerrilleros por el candidato conservador, Alvaro Gómez Hurta
otro—, no alcancen siquiera el respaldo total do, presentaba un corte radical frente a la con
de los actores a los cuales pretenden represen cepción belisarista del conflicto armado y la
tar. Esta grave limitación ha afectado en gran forma de enfrentarlo, la lógica de Betancur
medida los procesos de negociación desarrolla parecía encontrar su prolongación en los dis
dos durante la presente década en Colombia. cursos liberales. El candidato liberal, Virgilio
Pero ella, por sí sola, no desmiente la necesi Barco, parecía compartir ampliamente la tesis
dad de emprender el camino de las salidas polí sostenida por la administración en curso según
ticas para el conflicto armado. la cual existen condiciones objetivas de injusti
cia social que explican la presencia de grupos
Por otra parte, el proceso de apertura política armados en Colombia. Por lo tanto, según esta
se entiende aquí como un proceso gradual de interpretación, el Estado debe emprender una
supresión de las restricciones a la participación serie de reformas de tipo económico, social y
política impuestas históricamente por el régi político, si aspira a erradicar la violencia (5).
men de “democracia restringida’’. Se trata
tanto de restricciones normativas, como de
aquellos obstáculos que, de hecho, han consti 4. Gonzalo Sánchez, “ Raíces históricas de la amnistía o etapas
tuido las barreras excluyentes de las mayorías de la guerra en Colombia” , en Ensayos de historia social y
colombianas: el monopolio bipartidista sobre el política del siglo XX, Bogotá, El Ancora Editores, 1985,
p. 223.
poder estatal y sobre los mecanismos de acceso 5. María Emma Wills, “Las posiciones de los candidatos frente
al mismo, la militarización de la sociedad civil, al proceso de paz” , en Qué pasé?, Coyuntura Trimestral,
la criminalización de la protesta ciudadana, la CINEP, Año 4, No. 12, mayo de 1986; “ Mi compromiso es
con el futuro de Colombia: Barco” , en El Tiempo. 11 de
guerra sucia y la utilización permanente del agosto de 1985, p. 5B; La lógica de la paz, Documento No.
estado de sitio, entre otros. 10, Partido Liberal Colombiano.
10 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
No o b stan te esta afinidad en cuanto al d iag n ó s de votos en las elecciones de mayo c e 1986 (9).
tico de la violencia, el candidato liberal planteó Sus p ro p u estas de cam paña debían entonces
fuertes criticas frente al proceso de paz que ad ap tarse a las condiciones que h ered a b a for
estab a por culm inar. U nas ten ian el claro p ro zosam ente de! cuatrienio anterior. El p re sid e n
pósito de diferenciar el p ro g ram a liberal de las te electo para el período 1986-1990 recibió un
ejecuciones de un gobierno conservador, p ara país cuyo régim en político seg u ía operando
m an ten er asi la posibilidad de p re se n ta rse dentro de grados de legitim idad b astan te e n d e
como su alternativa. O tras iban m ás allá, en el bles; un grupo de g u errillas cohesionado en la
sentido de evidenciar los erro res com etidos por C oordinadora Nacional G uerrillera, CNG, y
la adm inistración B etancur en el desarrollo de otro tratan d o de m an ten er una frágil tre g u a
su estrateg ia y proponer los correctivos n ece sa cuya prolongación a térm ino indefinido había
rios. En prim er lugar, según el candidato lib e sido recien tem en te firm ada; un nuevo m ovi
ral, al proceso de paz le hizo falta la acción m iento político —la Unión P atrió tica— , cuya
directa del E stado, al no incluir en las com isio plataform a de lanzam iento, las FARC, aún no
nes de paz, verificación y diálogo a m iem bros hacían claridad sobre el p ro b lem a de las
del gobierno (6). La falta de planeación y de arm as. La ap ertu ra del espacio político pro m e
delimit ación de resp o n sab ilid ad es constituirían tid a d u ran te el cuatrienio anterior ap en as h a
otra de las causas prim ordiales de los deficien bía com enzado. Las reform as sustan ciales en
te s resultados que arrojaba el proceso de paz. los cam pos económ ico y social seguían siendo
Por otro lado, Barco le criticaba a B etancur el objeto de especulaciones sin que se hu b iera
hecho de h ab er adoptado una concepción avanzado en su realización. Los obstáculos que
“ m esián ica” del proceso político y, en co n se se habían in terp u esto en el desarrollo del p ro
cuencia, haber preten d id o afianzar la paz sin el yecto de paz —oposición del C ongreso y de las
concurso de los partid o s y de las fuerzas re p re Fuerzas M ilitares — , relativos a las c a ra c te rís
sentativas de los d iferen tes sectores que cons ticas del rég im en , seguían p esando en la re a li
tituyen la nación (7). dad n acio n al.
3.3%. En 1987 fue del 3.5%. Revista del Banco de la Repú II. Consuelo Corredor, “ Discurso y realidad del Plan Nacional
blica, Volumen LXI, No. 730, agosto de 1988, p. 106. de Rehabilitación” , en Análisis, conflicto social y violencia
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tu ra se am pliara g ran d em en te, pasan d o de 177 la violencia h ace que el PNR p ierd a su carácter
m unicipios en 1986 a 297 m unicipios, con una preferencia! y por lo tan to dism inuya en su
población cercana a los cinco m illones, en 1988 im pacto como h erram ien ta p a ra la superación
(12). P aralelam ente los recu rso s apropiados y del conflicto arm ado. Pero ad em ás, el P ro gra
ejecutados por el plan tam bién han tenido que m a de Econom ía Social tom ado en su conjunto
aum entar, h asta llegar casi a duplicar los del constituye solam ente un plan m arginal aplica
cuatrienio anterior (13). La o tra novedad in tro do a corregir desequilibrios, m as no p reten d e
ducida al PNR en la p re se n te adm inistración ha rectificar en form a radical los rum bos del
sido el intento por involucrar a la com unidad en m odelo de desarrollo colom biano.
la discusión de sus problem as y el diseño de las
soluciones a trav és de los Consejos m unicipa T am bién es preciso reconocer que el Plan se ha
les y regionales de R ehabilitación. A unque tal estrellado en sucesivas ocasiones con la rig i
propósito no se ha logrado a cabalidad, por lo dez, lentitud e ineficacia de unas en tid ad es
m enos m u estra la intención de reconocer la e statale s poco aco stu m b rad as a ren u n ciar a sus
im portancia de la participación com unitaria a prácticas tradicionales en favor de un p ro g ra
la vez que introduce una cierta d escen traliza m a que exige ciertam en te una gran dosis de
ción y flexibilidad en las decisiones, convenien flexibilidad y agilidad, así como una eficaz
te dada la diversidad regional del país. coordinación in terin stitu cio n al. De e sta rigidez
institucional se deriva en p arte el hecho de que
A certado en su concepción, el PNR sufre, sin el g asto se siga orientando fu n d am en talm en te
em bargo, de serias lim itaciones que h ab ría que hacia obras de in frae stru ctu ra física (vial y p ro
señalar. En prim er lugar, en lo que tien e que ductiva) m ien tras que se siguen relegando a un
ver con los recursos d estin ad o s al Plan, no ha segundo plano las necesid ad es en m ateria
habido una decisión clara por p a rte del g o b ier social: salud, educación, servicios, vivienda y
no p ara obtenerlos gracias a una m ayor ex ig en justicia. Este hecho no sólo desdice del v e rd a
cia trib u taria dirigida a los sectores m ás p u dero contenido social del PNR, sino que a d e
dientes. La reform a trib u taria ap ro b ad a a p rin m ás abre in terro g an tes serios sobre quiénes
cipios de la actual adm inistración así lo d e h ab rán de ser sus v erd ad ero s y finales b e n e fi
m u estra. Ellos se han obtenido, m ás bien, g ra ciarios.
cias a una redistribución in tern a de los g asto s
del gobierno, m ed ian te la cual hoy se d estin a A parte de e sta s cu estiones, la p reg u n ta fu n d a
aproxim adam ente el cuatro por ciento anual m ental que debe h acerse sobre el Plan Nacio
del PIB al llam ado sector social: el Plan Nacio nal de Rehabilitación tien e que ver con su efi
nal de Rehabilitación y el Plan de Lucha contra cacia como instrum ento clave p ara lograr la paz
la Pobreza A bsoluta. E ste cuatro por ciento en Colombia. De en tra d a, es cu estionable la
significa, sin du d a, una can tid ad apreciable. concepción según la cual las condiciones m a te
Pero se tra ta de aliviar con él las necesid ad es, riales (ham bre, m iseria, desem pleo, abandono
rep resad as por años de abandono oficial, del 40 estatal) constituyen la causa principal de la vio
por ciento de la población colom biana (14). lencia. La im portancia central asig n ad a al PNR
d u ran te la actual adm inistración lleva implícito
A hora bien, la extensión de ese gasto hacia un sesgo en ese sentido. Pero aun si esto fuera
m unicipios d iferen tes a aquellos azotados por cierto, es innegable que un Plan p ara atacar
esas “ cau sas o b jetiv as" no p u ed e asp irar al
éxito sino en el largo plazo. En el intervalo, el
en Colombia, Documentos ocasionales. No. 53, CINEP, gobierno d eb ería h ab er acom etido o tras accio
mayo de 1989, p. 39. nes com plem entarias que red u jeran , si no con
12. Contraloría General de la República, Informe financiero, seguían errad icar del todo, los niveles de vio
junio de 1988, p . 11.
13. Entre 1983 y 1986 el PNR hizo apropiaciones de recursos
lencia. La adm inistración Barco, por el co n tra
del presupuesto nacional por un monto de 67.917.9 millones rio, depositó una ex trem a confianza en lo que
de pesos; entre 1987 y 1988 esta apropiación ascendió a algunos han llam ado el “ mito tecn o crático”
106.813.6 millones de pesos. Por otro lado el PNR ejecutó, del P N R (15) y dejó abandonados o relegados a
entre 1983 y 1986, un total de 53.176.2 millones de pesos;
entre 1987 y 1988 la ejecución fue de 91.970.3 millones de
pesos. Consuelo Corredor, "Discurso y realidad...’ p. 42.
14. Salomón Kalmanovitz, “ Economia de la violencia", en Re 15. La expresión “ mito tecnocrático” ha sido retomada de una
vista Foro. No. 6, junio de 1988, p. 21. conferencia dictada por Eduardo Pizarro en el Seminario
LA PAZ EN LA ADMINISTRACION BARCO. A. BEJARANO 13
un segundo y tercer plano los demás factores popular de los alcaldes, sólo llegó a ser regla
generadores de violencia. mentada durante la legislatura ordinaria de
1989, cuatro años después de recibir sanción
La reforma política, por ejemplo, a pesar de
presidencial. En suma, los dos primeros años
haber demostrado su crucial importancia como
de la presente administración estuvieron mar
componente de la política de paz del gobierno
cados por un notorio desinterés por crear y pro
anterior, fue desplazada a un plano secundario
fundizar los canales de participación ciuda
por la actual administración. El gobierno de dana.
Barco redujo el debate acerca de las transfor
maciones del régimen político a la implementa- Una difícil coyuntura, desatada a raíz del asesi
ción del esquema gobierno-oposición. Este nato del Procurador General de la Nación y el
esquema, saludablemente concebido como un visible empeoramiento del orden público a
primer paso hacia el desmonte definitivo del comienzos de 1988, llevó a que el Presidente
Frente Nacional, se convirtió en el pilar de la propusiera un plebiscito como recurso hetero
llamada normalización de la democracia dentro doxo para llevar a cabo una reforma constitu
de la estrategia gubernamental. Las ventajas cional . La oposición de los partidos tradiciona
de institucionalizar la oposición en el país son les, incluido el suyo propio, dio al traste con
innegables. Ello contribuiría sin duda a civili esta iniciativa. Luego surgió como medida últi
zar la contienda política enmarcando y canali ma de rescate, el Acuerdo de la Casa de Nariño
zando el conflicto dentro de los parámetros de que consistía básicamente en un nuevo pacto
una democracia amplia y pluralista. No obstan bipartidista para hacer más viable jurídica y
te, el esquema propuesto por la actual adminis políticamente la iniciativa presidencial .de re
tración redujo toda la controversia a los dos formar la Carta Constitucional mediante re
partidos tradicionales buscando con ello absor frendación popular (16). Pero a este nuevo
ber de nuevo, a través suyo, todas las contra intento se opuso el Consejo de Estado decla
dicciones de la sociedad colombiana. Tan es rando inconstitucional el acto administrativo
trecho modelo continuaba excluyendo no sólo a que sustentaba el proceso de reajuste institu
los movimientos nuevos como la Unión Patrió cional. En consecuencia, cinco meses después,
tica, A Luchar y el Frente Popular, sino a la Barco debió retomar a los cauces legislativos
mayoría de las fuerzas sociales que, sin sentir normales presentando su propuesta de reforma
se representadas ni por el bipartidismo ni por constitucional ante las cámaras.
la izquierda tradicional, constituyen la princi
pal fuente de oposición al sistema. Además de El nuevo proyecto de Acto Legislativo recogió
esta severa limitación, el mismo esquema ha finalmente una serie de propuestas de reforma
puesto en evidencia la inexistencia de dos par política, algunas de las cuales presentaban
tidos realmente cohesionados, con programas avances, y otras, serias contradicciones. Entre
o ideologías alternativos, que pudieran darle ellas se contaban la consagración de amplias
vida al dúo gobierno-oposición. Sobra decir garantías y libertades ciudadanas, la reforma
que ni el Partido Social Conservador, ni mucho del Congreso, la supresión del parágrafo del
menos el Liberal, están en condiciones de ordinal primero del artículo 120, una nueva for
hacer realidad tal propósito. mulación para la norma sobre estado de sitio,
el fortalecimiento de la justicia, la elección
En lo que respecta a las demás iniciativas que
popular de gobernadores, la creación de la cir
suponen una apertura democrática, entre 1986
cunscripción nacional para la representación
y 1988 el gobierno de Barco se limitó a regla
de las minorías y la posibilidad de utilizar tres
mentar y poner en marcha las reformas relati
vas a la elección popular de alcaldes y la des prodedimientos alternativos para reformar la
Constitución. Muchas de estas iniciativas fue
centralización administrativa y fiscal, aproba
ron recortadas en su totalidad y otras fueron
das durante el cuatrienio anterior. La consulta
disminuidas en su alcance a lo largo de la pri-
popular en los municipios, contemplada en el
mismo Acto Legislativo que aprobó la elección
16. Hernando Valencia Villa, “ De las guerras constitucionales
en Colombia, Capitulo LXVHL Un informe sobre la reforma
internacional sobre “ Mediación y negociación de conflic Barco” , en Análisis Político, No. 6, enero a abril de 1989,
tos” , Bogotá, l l d e agosto de 1989. p. 83.
14 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
m era vuelta en el C ongreso (17). Su su erte Se desarrollaron los prim eros g rupos param ili-
definitiva quedó p en d ien te de la aprobación ta re s y las d esapariciones forzadas llegaron a
final que debía d arse al finalizar la leg islatu ra niveles nunca an tes vistos en el país. Final
ordinaria de 1989. Luego de h ab er sufrido m en te, d u ran te la adm inistración Barco se
g ran d es recortes y cam bios a su paso por el generalizó la form ación de grupos de justicia
Senado y la C ám ara, la iniciativa g u b e rn a m e n privada en todo el territorio nacional, am plian
tal p ara reform ar la C arta se hundió definitiva do no sólo su cubrim iento geográfico sino ta m
m en te, con la colaboración explícita del partido bién el rango de sus víctim as: ya no se tra ta
de g o b iern o . únicam ente de los guerrillero s am nistiados o
reincorporados. A ellos se han sum ado p ro g re
sivam ente d irig en tes políticos de todos los p a r
Quizá la reform a m ás atractiva del p aq u ete d is
tidos, m ilitantes de los nuevos m ovim ientos
cutido a lo largo de los dos últim os años era
aquella que abría las posibilidades de utilizar políticos de izquierda, d irig en tes sindicales y
varios procedim ientos alternativos, e n tre ellos p o pulares, p erio d istas, a rtistas, sacerd o tes e
la convocatoria a un referén d u m , con el objeto in telectu ales, h asta cubrir una am plísim a
de abrir espacios de discusión y legitim ar con gam a de g en tes a quienes se vincula d irecta o
el voto popular algunos cam bios sustan ciales al ind irectam en te con la oposición al statu quo. El
régim en político. De h ab er logrado su ap ro b a asesinato selectivo que ha ido sustituyendo
ción, quizá se hubieran iniciado en Colombia p ro g resiv am en te las desap aricio n es, la d e te n
las posibilidades de una v erd ad era a p ertu ra ción arb itraria y la to rtu ra, ha alcanzado nive
dem ocrática. A parte de esta novedosa pro les dem enciales d u ran te la p re se n te adm inis
p u esta, el resto de la reform a im p u lsad a por el tración. Como si ello fuera poco, d u ran te 1988
gobierno no llegaba ni siquiera tan g en cialm en el país vio ap arecer una nueva m odalidad de
te a constituir el nuevo pacto político que re esta violencia: la m asacre colectiva (18).
quiere la sociedad colom biana. A dicionalm en
te , es necesrio anotar que la conexión en tre el A lertado por algunas fuerzas como la UP acer
d eb ate constitucional y el propósito de pacifica ca del alarm an te crecim iento de los g rupos
ción nacional solam ente fue estab lecid a a p a r p aram ilitares, el gobierno de Barco p erm a n e
tir de la iniciación de negociaciones con el ció, no o b stan te, im pasible fren te a ellos d u
M-19. ran te m ás de dos años. A la som bra de la indi
ferencia del Estado o cubierto por la ineficacia
de un ap arato de ju sticia to talm en te d esb o rd a
A parte de este tortuoso recorrido de la reform a
do por la m agnitud del conflicto, o tras veces
en la norm atividad institucional, quizá el factor
am parado por la colaboración d irecta de secto
de m ayor gravedad que afecta una real am p lia
res m ilitares d entro del Estado, se fue configu
ción de la dem ocracia en Colombia es la g u erra
rando un ap arato p aram ilitar organizado y
sucia que se ha desatad o en el p aís. M ás aún
poderoso, el cual constituye hoy por hoy el
íu e las norm as, es el desarrollo real del p ro ce
m ayor obstáculo p ara una real dem ocratización
so político, en el cual ju eg a un papel creciente
de la vida política en Colom bia. Sólo cuando
la violencia, lo que restrin g e en g ran p a rte el
ese aparato arm ado se enfrentó al Estado m is
juego político am plio y plu ralista. La ad m in is
mo, cuando con to d a su fuerza com enzó a gol
tración Turbay dio culm inación a la ten d en cia
p ear a sus propios funcionarios, sólo entonces
represiva que se había desarrollado a lo largo
decidió el gobierno de Barco acep tar su exis
del Frente N acional, no sólo contra los grupos
tencia y em p ren d er una acción decidida contra
atizados en arm as sino tam bién contra toda
ellos (19). Quizá era ya dem asiado ta rd e .
m anifestación de p ro testa legítim a. Las d e te n
ciones m asivas y la to rtu ra tuvieron en ese c u a
trienio su m om ento de au g e. Luego vino la
adm inistración B etan cu r, bajo cuyo discurso de 18. Entre enero de 1988 y agosto de 1989 se cometieron en Co
diálogo y ap ertu ra se dio paso a una progresiva lombia un tota] de 106 masacres. Véase Cien días, números
1. 2, 3, 4, 5 y 6, publicados entre marzo de 1988 y septiem
clandestinización de la lucha co n train su rg en te. bre de 1989. CINEP. Véase también: Americas Watch,
Informe sobre derechos humanos en Colombia, Bogotá,
CEI-IEPRI, 1989.
19. Me refiero específicamente a la masacre de La Rochela
17. Ibid., pp. 85-96. (Santander)en la cual fueron asesinados doce funcionarios
LA PAZ EN LA ADMINISTRACION BARCO. A. BEJARANO 15
M ientras tan to , el gobierno encam inó to d a su por sobre todo, dem o straro n que el anhelo de
voluntad a la reconciliación e n tre el E stado y la paz seg u ía estan d o p re se n te y re su rg ía con
com unidad, en los paros cívicos y las m archas fuerza en diversos secto res de la sociedad civil
cam pesinas. E sta actitu d , si bien novedosa y d isp u esto s a id ear m ecanism os p a ra la b ú sq u e
positiva, no tocaba la m éd u la del conflicto vio da de la paz, alternativos a la e s tra te g ia g u b e r
lento que continuaba azotando la sociedad nam en tal. El M-19 produjo en tonces un com u
colom biana. Muy pronto, ad em ás, presionado nicado a trav é s del cual lanzó la p ro p u esta de
por los m ilitares y por algunos secto res políti un alto al fuego y una cu m b re de “ Salvación
cos dom inantes que veían con alarm a la p re N acional’’. Pese a la desconfianza que p ro d u
sencia de la guerrilla en las m ovilizaciones cía este tipo de consignas, ya bien conocidas
p opulares, el gobierno recayó en un erro r una y d esd e la tom a de la em b ajad a de la R epública
mil veces com etido en la h isto ria colom biana: D om inicana, la p ro p u esta del M-19 desató un
confundir la movilización legítim a con la su b rápido proceso de acercam iento en tre el grupo
versión y darle, en consecuencia, un tra ta m ie n guerrillero y d irig en tes políticos, grem iales,
to represivo (21). Así, la reconciliación, como sindicales y eclesiásticos que condujo no sólo a
com ponente de la estra te g ia de paz de Barco, la liberación de Alvaro Gómez sino a la re a p e r
no sólo cam bió de sentido sino que h ab ía d e s tu ra del diálogo en tre la g u errilla y algunos
aparecido casi to talm en te del p an o ram a al secto res de la sociedad civil.
m ediar el año de 1988.
Prim ero se llevó a cabo la reunión de P anam á,
Dos años d esp u és de iniciada la adm inistración el 14 de julio de 1988. D urante ella se convino
Barco, su m odelo de paz a u g u rab a un fracaso la n ecesidad de llevar a cabo u n a reunión cum
aún peor que el an terio r. El Plan Nacional de bre en tre d istin tas fu erzas sociales que debía
Rehabilitación avanzaba le n tam en te su p e ra n celeb rarse en Bogotá dos sem an as m ás ta rd e .
do los obstáculos propios de la burocracia, el En efecto, la cum bre se llevó a cabo el 29 de
clientelism o y la escasez de recu rso s. La refo r julio en U saquén, con re p re se n ta n te s de la
m a constitucional, sin el apoyo decidido del Iglesia, los p artid o s trad icio n ales, la UP, la
bipartidism o, debía todavía su p erar una vuelta g uerrilla, los grem ios, los sindicatos y los indí
m ás por el filtro an tirrefo rm ista del Congreso. g en as. La reunión term inó con la convocatoria
La reconciliación con la com unidad en tra b a en de u n a Comisión de C onvivencia D em ocrática
franco deterioro m ien tras que los can ales de q ue debía in stalarse el 22 de agosto con un té r
concertación con la gu errilla se en co n trab an m ino de 30 días (22). E ste im previsible proceso
prácticam ente rotos. P aralelam en te, la g u erra se llevó a cabo bajo la m irad a in tran sig en te del
sucia p ro sp erab a dando m u e stras de u n a c re gobierno. Su renuencia a p articip ar en él, au n
ciente p érd id a del siem p re frágil m onopolio de q ue ju stificad a oficialm ente con el argum ento
la violencia por p a rte del E stado colom biano, de que no había negociación posible a p artir de
frente a lo cual lo único previsible e ra la anar- p resio n es por la fuerza, sólo dejó la im presión
quización acelerada del conflicto interno. de que se en co n trab a to talm en te d esco n certa
do y rebasado por las circunstancias. F inal
Fue de nuevo un acto de fuerza pro v en ien te del m en te, obligado por el d eb ate nacional d e s a ta
m ovim iento guerrillero el que puso sobre el do alrededor del te m a de la paz y canalizado a
ta p e te la necesidad de b u scar salidas políticas trav é s de la Comisión de C onvivencia D em o
p ara el conflicto arm ado. El secu estro de Alva crática, el gobierno se vio forzado a resp o n d er
ro Gómez realizado por el M-19 en mayo de con el lanzam iento de la Iniciativa de Paz del
1988 desencadenó u n a serie de reacciones que, lo. de sep tiem b re de 1988. E sta p lanteó, in d u
d ab lem en te, un viraje fu ndam ental en la e s tra
teg ia que se venía ad elan tan d o d esd e 1986.
21. La represión contra este tipo de movilizaciones apareció
desde el paro regional del nororiente realizado en junio de
1987, pero se hizo mucho más evidente con ocasión de las
marchas campesinas de mayo de 1988 en la misma región.
Al respecto véanse entrevistas realizadas en Barranca-
bermeja (Santander), entre el 22 y el 29 de agosto de 1988, 22. Semana, No. 318, 7-13 de junio de 1988; No. 320, 21-27 de
Archivo del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones junio de 1988; No. 322, 5-11 de julio de 1988; No. 323, 12-18
Internacionales, Universidad Nacional de Colombia. de julio de 1988; y No. 326, 2-8 de agosto de 1988.
LA PAZ EN LA ADMINISTRACION BARCO. A. BEJARAÑO 17
bién debió contribuir a la to m a de conciencia F inalm ente, la construcción de una nueva acti
en el M-19 sobre los lím ites de su acción arm a tu d en el M-19 resp o n d e en g ran p arte a la
da que, au nque todavía esp ectacu lar, h ab ía actual situación nacional, p a ra no m encionar
perdido ya sus posibilidades de proyección las drásticas transform aciones que ha vivido el
política. M ás allá del reconocim iento de erro m undo socialista en el últim o año. En cuanto al
res en la táctica m ilitar o en los objetivos políti pan o ram a nacional, la proliferación y el fo rta
cos del asalto, la gran lección que debió d ejarle lecim iento de los g rupos p aram ilitares, re s p a l
al M-19 la d erro ta en el Palacio de Ju sticia tie dados en b u en a p arte por un socio excesiva
ne que ver con la im posibilidad de contar con m en te poderoso como el narcotráfico, es uno
una legitim idad g an ad a a priori que se m a n tie de los retos que debe en fren tar la guerrilla,
ne sin m odificaciones en el tiem po. A prendida sobre todo en lo que hace a las condiciones de
e sta lección, el nuevo M-19 se ex p resa así: “ La viabilidad de una victoria revolucionaria en el
guerrilla opta ahora por el proceso de paz p o r corto o m ediano plazo. E ntendido no sólo como
que hoy no se p u ed e avanzar si no se recu p era enem igo m ilitar con suficiente capacidad p ara
una inm ensa legitim idad. No se tra ta de recla en fren tarla, sino tam bién como enem igo políti
m ar leg itim id ad ..., todos la reclam an ; sino de co q u e le d isp u ta la lealtad de sus an tig u as
conseguirla, construirla, m a n ten erla y actuali b ases sociales, el dúo param ilitares-n arco tráfi-
z a rla ” (26). co constituye uno de los principales factores
del en tu rb iam ien to de la violencia política en
Existe otro factor que p u ed e ay u d ar a explicar Colombia. La com plejidad y dispersión del con
la posición del M-19 fren te al actual proceso de flicto en la d écada de los o ch en ta, au m en tad a
negociación: la flexibilidad de su proyecto polí por la intervención del te rc e r ag en te m enciona
tico. C arente de definiciones co n cretas, su d is do, constituye un elem ento de peso p a ra du dar
curso, sin em bargo, p u ed e en m arcarse dentro de la viabilidad estratég ic a de la lucha g u e rri
de los p arám etro s de u n a co rrien te nacionalista llera en Colombia.
de izquierda dem ocrática y refo rm ista, su scep
tible de ser in teg rad a d entro de un régim en E sta falta de viabilidad en el largo plazo no sig
dem o-liberal. La dem ocracia y no la revolución nifica, por su puesto, que la g uerrilla no co n ser
h a sido el leitm otiv p erm an en te en el discurso ve aún una gran capacidad de perturbación
político del M-19. En p alab ras del C om andante m ilitar y política en v astas regiones del país. Se
G eneral, “ el ‘e m e ’ n u n ca se ha plan tead o el refiere m ás bien a las condiciones que, en el
objetivo total de la revolución absoluta. No hay m om ento actual, hacen im pensable una victo
m odelo. Por eso hem os podido variar, buscar ria revolucionaria de corte radical. Lo parad óji
n u estro propio cam in o ’’ (27). E sta am b ig ü e co de e sta situación es que esa incapacidad de
dad, que a la vez explica b u en a p a rte de los triunfo en térm inos estratég ico s por p arte del
virajes táctico-estratégicos del p asado, bien m ovim iento arm ado no va acom pañada de un
p u ed e h ab erse convertido en un punto a favor a fortalecim iento en el polo estatal que podría,
la hora de m odificar el rum bo de acción hacia la en tal caso, capitalizar a su favor las condicio
paz. Por últim o, h ab ría que co n sid erar la conti n es desfavorables p a ra el polo guerrillero.
nuid ad en la C om andancia G eneral d esd e la A nte el deterioro de los dos polos en fren tad o s y
m u erte de Alvaro Fayad en 1986 como un fac su incapacidad m u tu a p ara d erro ta rse —el
tor que contribuye a la coherencia en el d iscu r em p ate negativo — , el único futuro previsible
so y el accionar del M ovim iento. Luego de un p ara la situación colom biana no es la g u erra
lento proceso de reconstrucción de la d irig en civil con posibilidades revolucionarias, sino la
cia, du ram en te fractu rad a y debilitad a por la prolongación indefinida del conflicto, cad a vez
m u erte, en escasos tre s años, de tre s com an m ás fragm entado y anarquizado. A nte los
d an tes g en erales, la com andancia del M-19, ev en tu ales costos de esa prolongación, vastos
unificada bajo el m ando de Carlos Pizarro, t e sectores de la sociedad civil se aíslan cad a vez
nía en 1988 m ejores posibilidades de proyectar m ás de los actores arm ados y, p resas de pánico
una línea de acción y un discurso m ucho m ás en tan to víctim as de la g u erra, p restan cada
consistentes que en el pasado. vez m enos apoyo a aquellos que insisten en la
vía arm ad a como única salida al conflicto. De
tal su erte, tam poco p u ed e e sp e ra rse en el corto
26. Entrevista con Carlos Pizarro...
27. Ibid. plazo un acercam iento en tre la g u errilla y el
LA PAZ EN LA ADMINISTRACION BARCO. A. BEJARANO 19
movimiento popular que pudiera llevar hacia la dos temas cruciales del proceso de negocia
insurrección general (28). ción: el abandono de la vía armada como recur
so de acción política y la apertura democrática,
Fueron, entonces, tanto las circunstancias entendida no como un vuelco total del régimen
internas del Movimiento como este complejo político (la “revolución por decreto” ), sino
panorama nacional las razones que llevaron al como el establecimiento de nuevas reglas del
M-19 a ingresar en el proceso de concertación juego político que permitan que los actores,
planteado por el gobierno a través de su Inicia antes enfrentados, puedan entrar a debatir sus
tiva para la Paz. Gracias a esta decisión del proyectos y a competir por el consenso nacional
Movimiento guerrillero y no a la generosidad dentro del marco de una democracia ampliada.
gubernamental, se reabrieron en Colombia las
posibilidades de pensar el problema de la vio El consenso de las dos partes negociadoras
lencia y la paz en términos políticos, y no sólo sobre el objetivo último del proceso es requisi
en términos militares o de rehabilitación, como to indispensable para su avance. Para ello es
se venía haciendo desde 1986. además absolutamente necesario que exista
claridad sobre el mismo. Durante el proceso de
paz de Betancur no hubo nunca claridad sobre
El proceso de negociación Gobierno-M-19. el objetivo final. Hubo acuerdos sobre metas
Enero de 1989 - Marzo de 1990 parciales: la necesidad de un cese al fuego, de
una tregua, de un diálogo nacional, de una se
La negociación entre el gobierno y el M-19 se rie de reformas de amplio espectro. El diálogo,
inició formalmente con la Primera Declaración utilizado como medio para alcanzar el ambiguo
Conjunta suscrita en el Tolima el 10 de enero fin de “afianzar la paz nacional” (31), terminó
de 1989. Esta implicó un primer logro significa convertido en un fin en sí mismo. La falta de
tivo en el proceso en la medida en que clarificó claridad en tomo al objetivo estratégico condu
el objetivo final del mismo. El documento afir jo a un círculo vicioso en el que cada actor,
ma que el Gobierno Nacional y el M-19 convo interpretando la meta final a su propio acomo
can a un diálogo directo “para que en él, se do, condicionaba su logro al difícil cumplimien
acuerde un camino hacia la solución política del to de las ambiciosas metas pactadas como com
conflicto de la Nación Colombiana, que tiene promisos parciales.
que expresarse en un itinerario claro hada la
democracia plena y en un camino cierto hacia En este caso el objetivo final se planteó en for
la desmovilización guerrillera con las garantías ma clara e inmodificable. Como también se
necesarias” (29). precisaron las condiciones para ingresar al pro
ceso de diálogo: “ se exige como prerrequisito
La inclusión de la expresión “itinerario claro la pública aceptación de participar en él. Por
hacia la democracia plena” significó un avance parte de los alzados en armas, un cese unilate
sustancial con respecto a la Iniciativa guberna ral de las hostilidades por un tiempo pruden
mental en cuya formulación inicial se reconocía cial que geste el clima de distensión y de con
como único objetivo del diálogo directo el de fianza” (32). Por el contrario, durante el proce
“ acordar los procedimientos para su incorpora so de paz anterior fue el propio gobierno el que
ción (de los grupos alzados en armas) a la nor dio claras muestras de su voluntad (amnistía,
malidad” (30). Gracias a esta fórmula de la Pri cumbre política , Comisión de Paz) mientras
mera Declaración se vincularon de nuevo los que a la guerrilla no se le exigió ninguna condi
ción previa para iniciar negociaciones. Esta
diferencia obedece sobre todo a las condiciones
28. Véase, Eduardo Pizarra Leongómez, “La guerrilla y el pro
prevalecientes en cada coyuntura. En 1982 la
ceso de paz” , en Gustavo Gallón (compilador), Entre movi guerrilla venía en un proceso de ascenso y te-
mientos y caudillos, Bogotá, CINEP-CEREC, 1989, pp. 247-
260.
29. Numeral 2 de la “ Primera Declaración Conjunta suscrita en
el Tolima por el Gobierno Nacional y el Movimiento 19 de 31. Texto del Acuerdo firmado entre el Gobierno y las Fuerzas
Abril, M-19, el 10 de enero de 1989” , recopilada en Conse Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP, en Enri
jería la Reconciliación, Normalización y Rehabilitación, E3 que Santos Calderón, La guerra por la paz, Bogotá,
Camino de la Paz..., p. 87. (El subrayado es mió). CEREC, 1986, p. 292.
30. “ Desarrollo de la Iniciativa de Paz” , en Ibid., p. 37. 32. “ Primera Declaración Conjunta...” , p. 88.
20 A N A L IS IS P O L IT IC O No. 9 - E N E R O A A B R IL D E 1990
nía ganado un alto grado de legitim idad como intervienen en la negociación no rep resen ten
consecuencia de lo ocurrido d u ra n te la ad m i del todo a los actores en conflicto. El gobierno,
nistración T urbay. Era el rég im en el que n ece por ejem plo, no re p re se n ta a la to talid ad de un
sitaba con urgencia b u scar una salida y recu p e E stado in m en sam en te fragm entado y dividido
ra r p ara sí la b an d era de la paz. P ara 1989, por por diversas y aun co n trap u estas in terp retacio
el contrario, el fracaso del an terio r proceso n es del conflicto nacional. E ste fue uno de los
había generado un inn eg ab le escepticism o principales obstáculos que se opusieron al éxi
fren te a la real voluntad de paz de la g uerrilla, to del proyecto b elisarista. En lo que resp ecta a
lo cual exigía de ella, en este nuevo contexto, la actual adm inistración, es claro que el E jecu
dem ostraciones concretas de su disponibilidad tivo no tien e capacidad de control sobre los
al diálogo. ag en tes que, d esd e el E stado, prom ueven la
g u e rra sucia. Tam poco logró im poner u n a d is
Tam bién se clarificó, a trav és de la P rim era ciplina sobre el partido de gobierno y, en con
Declaración C onjunta, quiénes h ab rían de ser secuencia, el C ongreso volvió a convertirse en
los interlocutores en el proceso de diálogo. La uno de los m ás g ran d es obstáculos p ara el p ro
D eclaración dice en su n um eral 2: “ El G obier yecto de reconciliación nacional.
no Nacional y el M-19 convocan a un diálogo
directo a las D irecciones de los P artidos Políti Ahora bien, si no p u ed e h ab larse de coherencia
cos con representació n p arla m en taria y a los en el interior del E stado, tam poco p u ed e p e n
com andantes de los g rupos de la C oordinadora sarse en la unidad de la co n trap arte: el m ovi
G uerrillera Simón Bolívar” (33). En re p re se n m iento arm ado colom biano. A p esar de los
tación del gobierno ha actuado el C onsejero intentos recien tes de cohesión alred ed o r de la
Presidencial para la Reconciliación, N orm aliza CNG y p o sterio rm en te de la CGSB, la g uerrilla
ción y R ehabilitación, cargo creado d esd e en Colom bia es aún un conjunto h eterogéneo
com ienzos de la adm inistración Barco con el de m ovim ientos sin posibilidades de unifica
objeto de centralizar e institucionalizar las m úl ción en el corto plazo. La C oordinadora sólo
tiples y d isp ersas com isiones ad hoc del cu a cum ple un papel formal como canal p a ra el
trienio anterior. E ste cam bio en el m anejo del intercam bio de ideas y el logro de algunos
proceso redujo el ám bito de participación de acuerdos p arciales, pero no tien e n inguna
diversas fuerzas sociales que las com isiones de capacidad de “ m eter en c in tu ra ” a la to talidad
B etancur habían logrado crear. Pero condujo, de las organizaciones que la conform an. A nte
por otro lado, a corregir n u m ero sas fallas atri e sta inm odiñcable dispersión del m ovim iento
buidas a la “ com isionitis” del pasado. Al cen guerrillero, sería preciso d iseñ ar estra te g ia s lo
tralizar las funciones de las com isiones en una su ficientem ente co h eren tes pero a la vez flexi
sola persona se superó la falta de coordinación bles, que p u d ieran dar cu en ta de tal realidad.
que las había aquejado. Por otro lado, la d ele La Comisión de Paz del período B etancur inició
gación directa del poder presidencial en m anos negociaciones sim u ltán eas con casi todos los
del Consejero corrigió el vacío m ás grave de las grupos guerrilleros en form a esp o n tán e a y sin
com isiones: su falta de capacidad p ara tom ar condiciones previas. E stas condujeron luego a
decisiones en asuntos de paz. la firm a, por sep arad o , de acuerdos m uy dife
ren tes en tre sí. A su vez estos acuerdos con
La situación ideal en aras de la claridad de los tem p lab an diversos com prom isos que g e n e ra
acuerdos y el cum plim iento de los com prom i ron, adem ás de las nu m ero sas com isiones, cu r
sos es que la negociación b ilateral que se sos div erg en tes en el proceso de negociación.
desarrolla, en este caso, e n tre el E stado y el La com plejidad del en tram ad o tejido a lo largo
M ovim iento guerrillero, sea asum ida por dos del período 1982-1986 produjo finalm ente la
interlocutores rep resen tativ o s de los polos en anarquización riel proceso m ism o y la ru p tu ra
conflicto. Sin em bargo, en una situación tan de algunos acuerdos h a sta q u ed ar reducido a
com pleja como la colom biana es preciso ad v er uno solo de ellos: el de las FARC.
tir que ni el Estado, ni la g uerrilla, constituyen
actores hom ogéneos. De allí que las p a rte s que Barco h a intentado el proceso inverso: una sola
estrateg ia contem plada en la Iniciativa de Paz
se ofrece a todos los g rupos g uerrilleros, exi
33. Ib id ., p. 87. giendo de ellos, in d istin tam en te, el cum plí-
LA PAZ EN LA ADMINISTRACION BARCO. A. BEJARAÑO 21
miento de condiciones previamente estableci pues, el proceso con el M-19 constituyó el pilar
das. La propuesta, tal como fue concebida ini- estratégico sobre el cual se apoyó el renovado
cialmente, sólo fue aceptada por un movimien proceso de paz bajo la administración Barco.
to armado: el M-19. El resto de la Coordinado
ra se abstuvo de ingresar en el proceso de Una vez señalada la incompleta representativi-
negociación argumentando que las condiciones dad de los interlocutores básicos (gobierno y
exigidas para ello eran inaceptables. El gobier M-19), es preciso referirse al tercer interlocu
no inició la negociación con un solo interlocutor tor incluido en este proceso: los partidos políti
esperando seguramente que, ante el cambio de cos con representación parlamentaria. La
condiciones que ello produciría, los demás gru inclusión de este nuevo actor implicaba no sólo
pos insurgentes se verían forzados a ingresar una novedad sino, sobre todo, un avance con
en el proceso. respecto al proceso de paz de Betancur, si se
tiene en cuenta que la ausencia de compromiso
Sin embargo, esto no sucedió. Por el contrario, de los partidos políticos, para no señalar su
de la Coordinadora Guerrillera surgieron por lo franca oposición, constituyó uno de los facto
menos tres propuestas alternativas a la iniciati res del fracaso del mismo. En esta nueva ver
va gubernamental: el ELN ha manifestado que sión del proceso se los incorporó como partici
está dispuesto a conversar con el gobierno pantes activos del diálogo y la negociación bus
acerca de la humanización de la guerra y de la cando con ello comprometerlos directamente,
política energética, pero nunca estará dispues para garantizar así el cumplimiento de algunos
to a entrar en negociaciones conducentes a la de los acuerdos pactados. La Segunda Declara
finalización del enfrentamiento armado; el ción Conjunta del Gobierno Nacional y el M-19
EPL, por su parte, ha reiterado su disposición a estableció la creación de una Mesa de Trabajo
entrar en el proceso de negociación pero sobre con el fin de facilitar el desarrollo del diálogo
la base de condiciones aceptables para la gue tripartito convenido en la Primera Declaración.
rrilla y luego de que el gobierno se haya com Su función principal sería la “ búsqueda de
prometido a promover acciones contra la gue acuerdos políticos concertados con el objetivo
rra sucia y a favor de la solución de conflictos de transitar hacia la democracia plena’’ (35).
regionales como el de Urabá; finalmente, por
iniciativa de las FARC (34) fue creada la Comi La asignación de esta tarea a la Mesa de Traba
sión de Notables conformada por los expresi jo tenía la virtud de corregir tres errores que
dentes Misael Pastrana y Alfonso López mantenía vigentes la Iniciativa para la Paz: en
Michelsen, el cardenal Mario Revollo Bravo y primer lugar, en ella aparecían totalmente
el presidente de la ANDI, Fabio Echeverri divorciados el diálogo directo y la discusión
Correa, con el fin de constatar la buena volun sobre la reforma política. A partir de la crea
tad de ese grupo para iniciar conversaciones ción de la Mesa de Trabajo se reiteró la necesa
con el gobierno alrededor de los temas de inte ria vinculación entre la cuestión de la reforma
rés que fueran identificados a través de los del régimen y el proceso de negociación. En
contactos con la misma Comisión. El gobierno segundo lugar, en la Iniciativa gubernamental
tuvo que aceptar, finalmente, la multiplicación el tema de las reformas institucionales queda
y descentralización de los escenarios de diálo ba circunscrito únicamente al debate sobre el
go con el movimiento guerrillero. paquete de reforma constitucional que cursaba
entonces por el Congreso. Al hablar de la bús
No obstante, los acercamientos con el EPL y las queda de “acuerdos políticos” como labor fun
FARC no lograron concretarse en un esfuerzo damental de la Mesa de Trabajo, se amplió el
serio de negociación debido, en buena parte, a espectro de temas y opciones más allá del Acto
la persistencia de la guerrilla en presionar el Legislativo en mención. Finalmente, quizá lo
camino del diálogo por las vías violentas. Así, más importante es que la decisión de crear esta
Mesa de Trabajo evitó que el Congreso pudiera
34. “ Carta de las F A R C a la opinión p úb lica, que propone la
conform ación de una C om isión de A lto N iv el, 23 de febrero
de 1989” , recop ilad a en Consejería para la R econciliación, 35. N u m eral 6 d e la “ C uarta Declaración Conjunta, suscrita por
Norm alización y R ehab ilitació n, El C am ino de la Paz..., el G obierno y el M -19 en Santo D om ingo, Cauca, el 17 de
pp. 147-149. marzo de 1989” , recopilada en Ibid., p. 190.
22 A N A L IS IS P O L IT IC O No. 9 - E N E R O A A B R IL D E 1990
B uena p arte del éxito de las M esas de A nálisis sen tativ a. Sus in teg ran te s estab an allí a título
y Concertaeión debe ser atribuido a la claridad personal y no en rep resen tació n de ningún sec
con que se definieron de antem ano su com posi to r de opinión. En las M esas de A nálisis y Con
ción, sus funciones, los tem as a discutir y los certación, en cam bio, debían particip ar “ a d e
plazos. En total se reunieron tre s m esas, en las m ás de re p re se n ta n te s autorizados de los
cuales se discutió un n úm ero igual de tem as: m iem bros de la M esa de Trabajo, re p re s e n ta n
1) Convivencia, ju sticia y orden público; 2) As te s autorizados de sectores y fuerzas re p re se n
pectos socioeconóm icos, y 3) A suntos co n stitu tativ as de la so cied ad ” (43). En virtud de esta
cionales y en m ateria electoral, que fueron a su disposición, un gran núm ero de organizaciones
vez subdivididos en su b tem as específicos (42). de la sociedad civil fue invitado a p articipar.
Su función principal consistía en discutir estos E ntre las que acogieron la invitación cabría
tem as y form ular p ro p u estas que contaran con resaltar la p resen cia activa y el trab ajo realiza
el respaldo unánim e de los p articip an tes, p ara do por las u n iv ersid ad es pública y privada,
ser llevadas a la M esa de Trabajo. E sta se algunos m ovim ientos y p artidos políticos como
en carg aría, como se dijo an tes, de elaborar con el M ovim iento D em ocrático A lternativo y la
b ase en ellas una serie de acuerdos políticos ANAPO, los m ilitares retirad o s, algunos m ovi
que serían tradu cid o s en proyectos de ley o m ientos cívicos y com unales, así como varias
m edidas de carácter ejecutivo. H abía entonces asociaciones de profesionales (44).
un m ecanism o diseñado p ara articular los re
sultados del d eb ate en las m esas con las in s La gran au sen te en e sta ocasión fue la izquier
tancias públicas rep resen tativ a s. Las M esas de da. A p esar de h ab er sido invitada a p articipar
A nálisis y Concertación cum plieron con el p la en su calidad de partido con rep resen tación
zo que les había sido fijado de antem ano: sus p arlam en taria, la Unión P atriótica decidió m a r
conclusiones, p re se n ta d a s a la M esa de T rab a g in arse to talm en te del proceso (tanto de la
jo el 13 de julio de 1989, fueron la b ase del Pac M esa de Trabajo como de las M esas de A náli
to Político por la Paz y la D em ocracia firm ado sis y C oncertación) por los m otivos arriba
el 2 de noviem bre por el G obierno, el Partido anotados. La coordinadora de ese M ovim iento,
Liberal y el M-19. en carta enviada al P resid en te Barco, oficializó
su retiro del proceso como p ro testa an te la
En cuanto a la participación de los diversos ausencia de g aran tías p ara la vida de los m ili
sectores de la opinión nacional en este tipo de ta n te s de izquierda (45). A Luchar y el F rente
foros, se diría que el Diálogo Nacional contó Popular, excluidos de la M esa de T rabajo por
con u na participación am plia pero poco rep re- no te n e r rep resen tació n en el C ongreso, ta m
poco se hicieron p re se n te s en las M esas de
A nálisis y C oncertación. La actitud de las fu er
de Em ergencia: orden p ú b lic o " , Docum ento No. 7; “ Plan zas de izquierda p u ed e ser en ten d id a como un
de Em ergencia: económ ico-social” , Docum ento No. 8; reclam o legítim o an te la escalad a de la g u erra
“ P la n d e Em ergencia: constitucional-electoral” , D ocum en sucia contra sus m ilitan tes. Sin em bargo, ta m
to No. 9, en " 1 0 Docum entos sobre el proceso de paz” , Se
cretaría de Inform ación A lva ro Fayad, M ov im ie n to 19 de bién debe explicarse como consecuencia de las
A b ril, M -19 (mimeo). am biguas relaciones que ellas m an tien en con
42. Mesa No. 1 - Convivencia, justicia y orden público: a) M e alg u n as organizaciones arm ad as o p u estas al
canism o de juzgam iento de los delitos com etidos por los
agentes de la guerra sucia; b) Autodefensas, grupos para-
proceso de negociación con el M -19, sin d e s
m ilitares y grupos arm ados extremistas; c) Estatuto anti cartar tam poco las luchas por el protagonism o
terrorista; d) Narcotráfico; e) Derecho Internacional H u m a político que han caracterizado a la izquierda
nitario. Mesa No. 2 - Asuntos socioeconómicos: a) Planea-
ción participativa; b) Ingresos, salarios y aspectos labora
colom biana. Sea cual sea la explicación, lo cier-
les; c) Recursos naturales; d) A lim entos y seguridad a li
mentaria; e) V iviend a y asentam ientos humanos; f) Salud;
g) Fondo N acional para la Paz. Mesa No. 3- A suntos consti
tucionales y en m ateria electoral: a) Nuevo pacto político; 43. "R e glam en to de la M esa de T ra b a jo ...", pp. 256 y 257.
b) Reform a constitucional, referéndum y A sam b lea C onsti 44. Participaron con ponencias: 4 universidades, 4 centros de
tuyente: c) Régim en electoral y de partidos: voto secreto y investigación, 8 asociaciones de profesionales, 7 partidos y
obligatorio; circunscripción nacional; financiación estatal m ovim ientos políticos, la C oordinadora N acional de M o v i
de los partidos y las campañas electorales; acceso a los m ientos Cívicos, la A N U C , la C om isión N acional Com unal,
m edios de com unicación; d) C o ntinuidad de la política de algunos sindicatos, 4 generales en retiro, y 14 asociaciones
paz; e) Creación de una cuarta rama del poder público que y com ités populares.
organice los servicios p úblicos de radio y televisión. 45. La Prensa, 15 de marzo de 1989.
LA PAZ EN LA ADMINISTRACION BARCO. A. BEJARANO 25
to es que la izquierda perdió, al no asistir a las ción de cada una sobre los desarrollos del pro
Mesas de Análisis y Concertación, una nueva ceso. Esta vez, la evaluación de los pasos ade
oportunidad para debatir sus ideas con un lantados y de los obstáculos encontrados no se
buen sector del país nacional y participar en la dejó a la libre interpretación de cada uno, como
construcción de una salida negociada al conflic ocurrió durante el proceso de paz anterior en el
to. que las partes calificaban, cada una a su mane
ra, el cumplimiento o incumplimiento de lo
En lo que hace a la participación de los diferen pactado, hasta llegar a la ruptura unilateral de
tes sectores del Estado, cabe anotar que esta los acuerdos.
vez, de nuevo, los militares estuvieron ausen
tes. Cuatro generales retirados tuvieron una Otro factor que favoreció enormemente el nor
participación activa pero a título personal. No mal desarrollo de las negociaciones fue la de
hubo representantes de las Fuerzas Armadas signación de una zona geográfica para la ubica
en servicio activo. Por lo tanto, aún está pen ción territorial del grupo guerrillero durante el
diente un urgente y necesario debate sobre la lapso de las conversaciones previo a su reincor
conveniencia de vincular al estamento militar poración definitiva. La ubicación del M-19 en la
en las diferentes etapas de un proceso de paz. vereda de Santo Domingo, municipio de Tori-
La Iglesia Católica, por el contrario, ha estado bío, Cauca, contribuyó sobre todo, como lo afir
presente a lo largo de todo el proceso en cali ma la Cuarta Declaración, a darle “transparen
dad de “tutora espiritual” , es decir, como cia al proceso, en el sentido de impedir que
“testigo y garante ético de lo que allí se hable, sectores enemigos del diálogo y la concertación
se convenga y finalmente se pacte” (46). Su puedan incurrir en acciones de las cuales pu
participación en las actuales negociaciones ha diera inculparse al M-19 o al Gobierno” (48).
sido mucho más notoria que en el pasado. Buena parte de las hostilidades entre el ejérci
to y la guerrilla que torpedearon el proceso de
En suma, pese a la ausencia de algunos actores paz de Betancur, entre ellas el ataque de Yaru-
claves (la izquierda, la mayoría de los gremios males contra el campamento del M-19 en di
y los militares), las Mesas de Análisis y Con ciembre de 1984, tuvieron su origen en la
certación cumplieron con éxito la función que ausencia de definición de territorios donde el
les había sido asignada. El resultado de esta movimiento armado pudiera permanecer du
experiencia de participación de la sociedad en rante el período de transición.
el proceso de concertación fue resaltado como
uno de los logros alcanzados por el mismo, en Así las cosas, el proceso debía culminar en
la Declaración Conjunta suscrita por el Gobier diciembre de 1989 con la entrega de las armas
no y el M-19, el 17 de julio del año pasado. Allí del M-19 en Santo Domingo y la reincorpora
también se resaltaba, como uno de los resulta ción definitiva del movimiento a la vida civil.
dos más positivos, “el cumplimiento de los Antes de ese acontecimiento, sin embargo,
compromisos, etapas y tiempos establecidos en debían cumplirse todavía varios pasos indis
los sucesivos acuerdos” (47). A este logro con pensables. En primer lugar, debía ser aproba
tribuyó la modalidad adoptada de producir do el proyecto de ley de indulto presentado por
declaraciones conjuntas cada cierto tiempo, en el gobierno, cuyo trámite se inició en la Cáma
las que se reiteraba el objetivo final acordado ra de Representantes el 15 de noviembre del
inicialmente y se fijaban metas parciales a año en mención. Este proyecto encontró nume
alcanzar en el corto plazo. Ello permitió una rosas dificultades a su paso por el Congreso a
cierta flexibilidad, gracias a la cual fue posible raíz de las modificaciones introducidas por el
corregir el rumbo e introducir algunas rectifi ponente, quien amplió los beneficios de la
caciones sin perjuicio del compromiso original. medida a miembros de otros grupos guerrille
Además, obligó a una sana confrontación per ros e incluso a culpables de delitos comunes,
manente entre las partes en cuanto a la percep como el narcotráfico (49). La inclusión de la
figura de indulto para los narcotraficantes
enfrentamiento armado que desde hace tres logra configurar una política de paz coherente
décadas desangra a Colombia. y de largo plazo para contrarrestar los efectos
de treinta años de violencia.
Son los costos indeseables de una prolongación
indefinida del conflicto y la necesidad de recu La guerrilla, por su parte, no ha asumido en su
perar legitimidad, las razones que llevan a los totalidad la necesidad de desmontar el modelo
actores armados a buscar una salida por las de revolución radical a favor de una transfor
vías de la concertación política. Para el régi mación gradual de las estructuras apoyada en
men, en cierto momento dado (es el caso de las la movilización de masas. De allí que, como
administraciones Betancur y Barco), resulta resultado de casi una década de negociación,
menos costoso permitir una apertura, que asu sólo se haya logrado, finalmente, el acuerdo
mir la persistencia de la guerra. Para la guerri con uno solo de los grupos que conforman el
lla, aun reconociendo que a partir de su acción abanico de guerrillas en Colombia: el M-19.
armada logró un lugar como interlocutor váli
do, resulta en extremo costoso mantener la Aunque parcial, este acuerdo no puede ser
lucha armada en un contexto en el que ya no subvalorado, por el impacto que puede produ
tiene perspectivas estratégicas, en el que ya no cir, tanto en el corto como en el largo plazo,
convoca el apoyo del movimiento popular y en sobre la dinámica política en Colombia. Ade
el que, por el contrario, está condenada al ais más de muchos otros significados, el resultado
lamiento y la descomposición. logrado con el M-19 implica, ante todo, una
revalorización de las soluciones negociadas
No basta, sin embargo, con la voluntad de los como salida viable de la crisis.
actores para que el proceso de negociación
resulte exitoso. En primer lugar, es preciso Este es sólo el primer paso. La solución defini
anotar que en el caso colombiano él se da en un tiva de la crisis implica, en el corto plazo, la
contexto altamente conflictivo no sólo por la obtención de condiciones que eviten la escala
violencia de origen político sino por las demás da y degradación del conflicto. Pero a largo
modalidades de violencia que, combinadas plazo, exige la realización de transformaciones
todas, contribuyen a un deterioro creciente de estructurales en lo económico, lo político y lo
la dinámica política y social. Pero además, social, que logren recomponer las tan deterio
existen limitaciones propias de los actores en radas relaciones entre el Estado y la sociedad
conflicto que obstaculizan el avance de la solu civil colombiana. Exige, en suma, la constitu
ción negociada. ción de un nuevo pacto político y social. De lo
contrario, las estrategias de paz y apertura
Pese a que el presidencialismo constituye uno democrática no pasarán de ser simples progra
de los rasgos más característicos del régimen mas instrumentales de corto plazo que, ante la
político colombiano, un presidente sin el apoyo carencia de redefiniciones en lo estructural,
de los partidos constituye, a todas luces, un sólo pueden conducir a la recurrencia perma
factor muy débil de poder cuando se trata de nente de lo que los “violentólogos” han defini
transformar el régimen, como condición para la do como el ciclo violencia-amnistía-rehabilita
reincorporación del opositor armado. Tanto ción-violencia.
Betancur como Barco sufrieron de esta falta de
respaldo del bipartidismo que ha llevado al fra
caso la mayor parte de las iniciativas reformis
tas. Pero no sólo el Congreso obstruye las posi
bilidades de salida a la crisis escapando al con
trol del Ejecutivo. También lo hacen las Fuer
zas Armadas cuya autonomía tradicional en el
manejo del orden público logra oponerle, a las
políticas de paz de los gobiernos civiles, una
política contrainsurgente de largo plazo apoya
da en la Doctrina de la Seguridad Nacional y
las concepciones de guerra de baja intensidad.
Así, el Estado, fragmentado internamente, no