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López Cano, Rubén. 2004. "Favor de no tocar el género: géneros, estilo y competencia en la
semiótica musical cognitiva actual”; en Martí, Josep y Martínez Silvia (eds.) Voces e imágenes
en la etnomusicología actual. Actas del VII Congreso de la SibE. Madrid: Ministerio de Cultura.
pp. 325-337. versión on-line www.lopezcano.net
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Favor de no tocar el género Rubén López Cano
Resumen:
¿Es el género musical al que pertenece determinada canción una propiedad intrínseca
del propio objeto sonoro o se trata de una cualidad contingente que emerge cuando un
sujeto realiza algo con él? En este trabajo estudiaremos el problema de la postulación de
géneros musicales en términos de los procesos de categorización cognitiva. Este trabajo
se inscribe en las investigaciones musicales fundamentadas en la semiótica peirciano-
cognitiva, y se sirve de la Teoría de la enacción cognitiva, la Teoría ecológica de la
percepción visual y el Pensamiento complejo. Así mismo, emplea conceptos como el de
Categorización, affordances las Categorías difusas, la Mente encarnada y la
Categorización musical corporizada.
Abstract:
Does a musical genre are an intrinsic quality of a stock of musical objects themselves or
they are contingent features attributed by human behaviour when people do something
with them? In this article, I propose a semiotic approach to musical genres, taking as
starting point the cognitive categorisation processes. This article belongs to musical
research founded into Cognitive-peircian semiotics, and applies theories such as
Enactive cognitive theory, the Gibson’s Ecological Approach to Visual Perception and
Complexity. In the same way, this research employs concepts such as Categorization,
Affordances, Fuzzi concepts, Embody mind and Embodied musical categorization.
Una buena parte de las referencias que hacemos a la música y lo musical, las
hacemos a través de generalizaciones. A menudo somos capaces de abstraer
la individualidad de experiencias singulares, únicas y quizá irrepetibles, para
diluirlas en el difuso espectro de lo genérico. Hablar en términos de género en
música, es un ejercicio normal y cotidiano que hacemos todo el tiempo,
independientemente del desarrollo de nuestras competencias musicales.
Ahora bien, ¿qué requisitos debe cumplir determinado objeto musical para
ser considerado como miembro de una clase determinada? Este es un tema
que se encuentra en plena discusión en las ciencias cognitivas actuales. Para
resumir digamos que existe una postura llamada clásica que asegura que una
clase o categoría prescribe un número n de rasgos necesarios y/o suficientes
que un individuo debe poseer para que sea considerado como miembro de ella.
Pero esta postura racionalista propia del taxonomismo dieciochesco es
simplemente insostenible.
de esa clase o con uno privilegiado que se considera como prototipo. Estas
propiedades compartidas nos permiten realizar ciertos procedimientos de
abstracción y generalización. De este modo, podemos ver en esta pluralidad de
situaciones un todo más o menos orgánico y unificado.
Identificar el género de una pieza musical tiene que ver con los mismos
procesos por medio de los cuales la comprendemos.8
formales que ponían en evidencia la presencia del boggie boggie. Ella echaba
mano de su memoria histórica. Para mi tío esa argumentación no era
suficiente: para él seguía siendo un Boggie-boggie, aunque no pudiera explicar
que demonios hacía Benny Moré cantando eso. Aunque mi tío en su juventud
escuchó indistintamente cantidades ingentes de Mambos y músicas jazzísticas,
el contexto social de sus hábitos musicales, nunca le indicaron la conexión que
existe entre ambos.
No sé que tan experta era mi madre para bailar el mambo, pero era
evidente que conocía algunas de sus peculiaridades coreográficas.
Precisamente, el movimiento de hombros es un elemento que lo distinguía
(junto con la rumba) de otras músicas bailables de la época como el Cha-cha-
chá o el Bolero.
5. Categorización y affordances
junto con otros elementos, fueron evaluadas por cada uno de ellos para definir
su propia categorización del objeto.
6. Categorización y acción
7. Conclusiones
1
Para una introducción a los estudios de los procesos de categorización en las ciencias
cognitivas cf. Gardner (1987). El compendio más completo donde se reseñan los resultados de
las investigaciones experimentales sobre la categorización es Lakoff (1987). En Lakoff y
Johnson (1999) se desarrollan reflexiones filosóficas a partir de estas investigaciones. Eco
(1999) discute el tema en términos de la semiótica de la percepción. Para una antología de
textos sobre el tema desde lo griegos hasta las teorías posteriores a los prototipos cf. Margolis
y Laurence (1999). La teoría y semiótica musicales trabaja en este tema desde hace varios
años. Robert Hatten, en la universidad de Indiana (Bloomington) dedicó en abril de 2001 un
seminario entero al tema. Lawrence Zbikowski ha trabajado intensamente sobre la
categorización en música con resultados desiguales (cf. Zbikowski 1995, 2002). Para una
aproximación más formalista cf. De Bellis (1995).
2 Los estudios suelen emplear como sinónimos los términos conceptos y categorías. Digamos que un
concepto es la batería de información intensional que prescribe cómo tiene que ser los elementos
extensionales que se adscriben al mismo. Categorización se refiere al proceso por medio del cual un
elemento percibido es asimilado a determinado concepto.
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Otra discusión interesante es sobre si las categorías se articulan en taxonomías estrictas o si
siguen criterios borrosos y flexibles. Para otras teorías y algunas discusiones relativos a este
problema cf. Lakoff (1987), Lakoff y Johnson (1980 y 1999) y la introducción de Margolis y
Laurence (1999).
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Durante el debate que siguió a la lectura de comunicaciones, Jaume Ayats señaló el peligro
de “cartesianizar” de nuevo la investigación al intentar reformular estos problemas en términos
de un racionalismo esquemático. En efecto, las teorías cognitivas actuales alertan de estos
riesgos y se encuentran en proceso de formulación de alternativas a lo que Cornelius
Castoriadis llama lógicas ensídicas (cf. Castoriadis 1998). Un primer paso en esta dirección es
el concepto de abducción (tipo de inferencia creativa y arriesgada distinta a la inducción y a la
deducción) de la semiótica de Peirce. En este sentido es relevante el desarrollo de las llamadas
lógicas borrosas (cf. Kosko 1995). Para una distinción entre las categorizaciónes científicas de
las del individuo común cf. Eco (1999).
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Constricciones: límites de las posibilidades sonoras y significativas en música ya sean
psicológicas (affordances), estilísticas (emergentes) o históricas (resultado de un período
histórico particular, de su tecnología, su estética, ideología, etc.) (Cf. Hatten 1994: 288).
6
Para una definición de competencia musical desde la Inteligencia Artificial cf. Balaban,
Ebciogulu, y Laske (1992). Para una discusión sobre diferentes conceptos de competencia
musical cf. López Cano (2001).
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Durante la discusión Gianni Ginessi señaló la dificultad de estudiar la competencia musical
puesto que esta varía de individuo a individuo y depende del grado de conocimiento específico.
Tiene razón. Por ese motivo la semiótica textual ha introducido el concepto de lector modelo
(cf. Eco 1981, 1992 y 1997). Para una aplicación a la música cf. López Cano (2002).
8
Éstos son circulares. Para comprender determinada música, aplico ciertas estrategias. Pero
selecciono las estrategias adecuadas a partir de las indicaciones que me hace la propia
música. Esto es posible porque la mente musical posee de antemano una base de información
sustancial que ha adquirido gracias a experiencias musicales previas y a las orientaciones que
la propia cultura le impone. De esta suerte desarrolla esquemas, marcos y guiones cognitivos.
Después de cada experiencia musical, la competencia se enriquece, crece y se transforma (cf.
López Cano 2001).
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Aparece en el disco Benny Moré en vivo, Fondos Sonoros del Instituto Cubano de Radio y
Televisión; Barcelona: Discmedi Blau, DM 056CD.
Rubén López Cano 2004 15
Favor de no tocar el género Rubén López Cano
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Del experimento anterior se desprende también que durante la categorización se pueden
priorizar diversos elementos. Estos pueden ser estructurales-formales, sociales, históricos,
corporales, conductuales, etc. Los sujetos seleccionan aquellas dimensiones de la actividad
musical que su competencia puede procesar con mayor facilidad en función de cada situación.
Frecuentemente categorizamos simultáneamente sobre varios aspectos. Y es posible que la
categorización sobre uno de ellos entre en conflicto con otras. Por ejemplo: la categorización
corporal puede contradecir otra de tipo estructural. Sin embargo, para la mente musical, tal
conflicto no implica una contradicción irresoluble. La mayoría de los objetos, y más los
musicales por su naturaleza cognitiva, social y cultural, son ubicuos: pertenecen a más de una
categoría.
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Durante el debate Paco Cruces opinó que este análisis sobre la categorización musical le
parecía un buen ejercicio de “deconstrucción” pero que sería pertinente proponer una ruta
metodológica alternativa. Más que ofrecer un prospecto único, creo que lo más conveniente es
proceder casuísticamente, atendiendo exactamente los problemas que queremos abordar
cuando necesitamos proponer géneros musicales en nuestro trabajo como teóricos. Nunca se
debe olvidar que las categorizaciones comunes son siempre más complejas y fluctuantes que
las que proponen los científicos. Un ejemplo: los pescadores de las costas del pacífico
mexicano conviven con una especie de delfines que llaman tonina. Si pretendo realizar un
trabajo de naturaleza científica (biología, ecología, etc.), debo asumir que el cetáceo pertenece
a los mamíferos. Pero si lo que quiero es aproximarme a la cultura de los lugareños a través de
sus relaciones interespecies, debo de categorizar al delfín como un pez, porque para un
pescador éste se parece más a una trucha que a una vaca y muy probablemente lo traten
como tal en sus relatos y canciones.
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