Con la llegada del comandante Chávez a la presidencia en 1998,
se produjo una ruptura entre el modelo capitalista dependiente de la renta petrolera y un nuevo modelo autosustentable basado en el crecimiento económico donde el pueblo y la clase vulnerable seria el protagonista. Sin embargo, cuando nuestro país se encontraba en un crecimiento económico y una igualdad de condiciones sin precedentes surgieron unas series de eventos que buscaron derrocar al mandatario a través de un paro petrolero y el intento de un golpe de estado manejado por los medios de comunicación y planeado desde los EEUU.
Es importante destacar que el colapso económico que sufre
actualmente nuestra nación es catastrófico y aterrador, y esto se debe al desplome de las actividades económicas, con una inflación que ronda un 10.000.000%, la tasa desempleo que supera el 60% de la población de trabajadores activos y junto a estas le sumamos los conflictos políticos y sociales.
En tal sentido, los problemas antes mencionados surgen
directamente mediante las sanciones impuestas por los EEUU desde la administración Obama, el 9 de marzo del 2015, donde declara a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de dicho país. Siendo este tipo de medidas un antecedente para justificar la intervención estadounidense en los países señalados de “amenaza” a sus intereses políticos y económicos.
Sin embargo, estas medidas y sanciones impuestas no afectan a
los altos funcionarios del gobierno, más si al pueblo que sufre el bloqueo, entre ellas la falta de medicinas, alimentos, entro otras; Siendo esta nueva guerra para dominar a las naciones democráticamente electas.