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LA 

LIBERTAD de elección

¿Qué es LIBERTAD DE ELECCIÓN?


Derecho ilimitado para hacer lo que uno quiere, cuando  quiere, como uno quiere,
excepto donde se infrinja o previene a otro de hacer lo que que uno quiere, y así
sucesivamente. También se excluyen los están haciendo algo que los perjudicaría
a sí mismos o a otros.

La libertad de elección describe la oportunidad y la autonomía de un individuo


para realizar una acción seleccionada de al menos dos opciones disponibles, sin
restricciones por parte de terceros.

● Libertad de elección. Es la libertad de escoger lo que uno quiere, de la


forma que lo desee, en el momento que quiera sin afectar la libertad de
otras personas. Por ejemplo, la libertad de elección sexual.

Todas estas libertades se deben respetar siempre y cuando no se atente contra la


libertad de otra persona al ejercerlas.

La libertad de elección o de arbitrio La libertad de elección es la creencia que


sostiene que los humanos tienen el poder de elegir y de poder tomar sus propias
decisiones.
Existen varios puntos de vista sobre este asunto, como por ejemplo: El
determinismo, resalta la elevada cantidad de predeterminaciones (tanto internas
como externas) que posee el ser humano, defiende que estamos tan
influenciados que no podemos gozar de libre arbitrio, por lo tanto nuestras
elecciones dice, son necesarias.

Todo esto se resume en la oración: “no podía hacer otra cosa”, negando la
posibilidad de tener alternativas. En el determinismo el futuro estaría determinado,
no seríamos libres (no poder optar entre varias posibilidades), no habría
responsabilidades, ni existiría el arrepentimiento (lo que se hace es la única
opción que se tiene). Frente a esta corriente se encuentra la postura de John
Stuart Mill, defendiendo el significado de libertad como elección. Lo importante
aquí dice, es elegir, no importa el qué; dejando el bien o el mal como algo externo
a la libertad, no influyen en las decisiones.

Para Mill, todos los valores son igual de buenos si son libremente elegidos. J.S.
Mill da importancia a la elección y a la no imposición del bien o del mal, pero
limitar la libertad a este aspecto (libertad = elección), tiene sus imperfecciones:
asimilar elección como perfección; separar la moralidad de la libertad, derivando
en 2 determinismo (si siempre eligiéramos bien, solo se tendríamos una
posibilidad de elección = la que está bien); centrarse simplemente en la acción, no
en los fines; aparición de individualismo frente a un conflicto (cada uno, por el
simple hecho de haber elegido libremente, podría argumentar que tiene razón,
pues si ha elegido, está bien); egoísmo; contumacia; vagancia.

De aquí se concluye, que la posibilidad de elección, debe utilizarse acorde a lo


que somos y concorde al ser humano, teniendo en cuenta aspectos morales, la
limitación a causa de libertad de los demás y de la propia naturaleza humana.

Áreas de influencia

Asimismo existen diferentes áreas donde la libertad puede actuar. Es decir


diferentes sitios donde podemos ver a la libertad (o la carencia de ella):

● Elección
● Determinación
● Física
● Psíquica
● Moral
● Espiritual

Libertad y conocimiento

Según aquellas teorías que sostienen el autoconocimiento como la base


fundamental para alcanzar la libertad, es necesario e imprescindible el
conocimiento psíquico y espiritual de cada uno para poder alcanzar la libertad
individual.

Para lograr la libertad individual es necesario tener en cuenta 4 factores:

● Conciencia moral (Respetar a los demás como a sí mismo)


● Conocimiento
● Imaginación
● Voluntad
LIBERTAD CONSTITUVO

LA LlBERTAD INTERIOR O CONSTITUTIVA

La libertad, una de las notas definitorias de la persona, permite al hombre


alcanzar su máxima grandeza,

Pero también es la condición de posibilidad de su mayor degradación.

La libertad interior o constitutiva La libertad interior, es la que se posee por el


simple hecho de ser persona. Sobre esta libertad, el ser humano tiene pleno
dominio, por lo tanto, no cabe ninguna conminación sobre ella. A raíz de esta
libertad constitutiva, emergen los derechos fundamentales pertenecientes a cada
uno de nosotros, por el mero hecho de ser persona.

Estamos hablando de los derechos naturales (libertad de expresión, derecho a la


vida…), iguales en cada uno de nosotros. De aquí, surgen tres características:
-Posesión de una libertad abierta, tenemos valores, deseos, sentimientos
diferentes, que dependen de cada uno de nosotros, somos libres (tenemos
posibilidad de elección). -Libertad de elección, oportunidad de poder elegir y
tomar decisiones. Comprensión de la capacidad del hombre para tener
autodeterminación.

-De la libertad abierta y de la libertad de elección (individual en cada uno de


nosotros), se infiere que la libertad está situada, ya que depende de factores
condicionados por nuestro temperamento, tanto externos (circunstancias,
ambiente… es decir, de nuestro carácter) e internos (nosotros mismos, nuestras
exigencias, derivadas de nuestra forma de ser, de nuestra personalidad).

De aquí argüímos que la libertad, la podemos expresar mediante nuestras


elecciones o acciones quedando subordinadas a cada uno de nosotros, surgiendo
así la libertad de arbitrio
LIBERTAD POLITICA Y SOCIAL

El historiador y filósofo, Isaiah Berlin, escribió el primer borrador de Ideas políticas


en la era romántica a principios de los años 50, pero nunca terminó de revisarlo
por completo. Ahora el texto, del que brindamos un anticipo, se publica en forma
póstuma Al igual que la mayoría de las palabras que han desempeñado un papel
importante en la historia de la humanidad, los términos "libertad humana" y
"liberación" conllevan múltiples significados. Sin embargo, parece haber uno que
es nuclear, central, mínimo, común a las diversas acepciones de la palabra, y que
significa "ausencia de restricciones".

Más específicamente, ausencia de coacción por parte de congéneres específicos


o sin especificar. Hay sentidos en los que la palabra "libertad" no se utiliza de esa
forma, en los que resulta natural hablar del libre movimiento de las extremidades
humanas, o del libre juego de la imaginación, o de liberarse del dolor, o de
liberarse de los obstáculos de la vida. Pero cuando hablamos de libertad política
esos sentidos parecen casi metafóricos y, a menudo, el intento de entrar en juego
sólo ensombrece el asunto.

Las pugnas de individuos, grupos o comunidades por obtener libertad por lo


general se conciben como intentos de individuos particulares por destruir o
neutralizar el poder que, poseído o utilizado por algún otro individuo o grupo de
personas, los limita para llevar a cabo sus propios deseos. Y el partido de la
libertad, al contrario de quienes desean mantener algún tipo particular de
autoridad -la de un monarca, la Iglesia, la aristocracia hereditaria, una compañía
comercial, una asamblea soberana, un dictador, a veces disfrazados de agencias
impersonales ("el Estado", "la ley", "la nación")

En épocas modernas, la fórmula clásica del ideal de libertad es fruto del


pensamiento del siglo XVIII, y culmina en las celebradas formulaciones que de
ella se hacen en la Declaración de Independencia de Estados Unidos, y de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Primera República Francesa. Estos
documentos hablan de derechos y, al hacerlo, se refieren a la invasión de ciertas
áreas de la existencia -digamos aquellas que el hombre necesita a fin de asegurar
la vida y oportunidades idóneas de felicidad; o para ser capaz de poseer una
propiedad, o para pensar y hablar como lo desee, o para obtener empleo, o para
participar en la vida política y social de su comunidad- y pretenden que la invasión
de tales parcelas vitales se considere prohibida por la ley. En este sentido, la ley
es un instrumento para prevenir usurpaciones específicas, o para castigarlas, si
ocurren.

Por tanto, la libertad política es un concepto negativo: exigirla es exigir que dentro
de cierta esfera a un hombre no se le prohíba hacer lo que desee, es decir, que
no se le prohíba hacerlo, independientemente de que sea capaz de llevarlo a
cabo o no. A un lisiado no se le prohíbe caminar erguido, aunque de hecho no
pueda hacerlo. A un hombre sano tampoco se le prohíbe volar a la luna aunque,
de hecho, no esté en posición de hacerlo. Sin embargo, no decimos que un
hombre no es libre de volar a la luna, ni decimos que un lisiado no es libre de
caminar erguido. Se han hecho esfuerzos para hablar de esta manera: se ha
igualado libertad con poder.

Por ejemplo, cuando se dice que la ciencia hace libres a los hombres es
precisamente en el sentido de que incrementa sus capacidades técnicas para
sobreponerse a los obstáculos que opone la naturaleza, y también, hasta cierto
punto, para desarrollar su imaginación hasta que conciba opciones que sean más
realizables que las de su ignorancia o incapacidad mental previas, o lo que su así
llamado estrecho horizonte mental, le habían permitido practicar hasta entonces.
Pero aunque estos usos de la palabra "libertad" son razonablemente familiares y
claros, parecen, y con razón, algo metafóricos: el hecho de que yo no sea capaz
de pensar en las distintas maneras de disfrutar que se le ocurren a una persona
más imaginativa que yo no hace que yo no sea libre, en el sentido en que diría de
una persona que me encierra en una habitación para evitar que yo obtenga una
satisfacción que anhelo. Si soy incapaz de deshacerme de algún
encaprichamiento obstinado o de una idée fixe, que me hace olvidar el mundo
entero en la búsqueda frenética de un objetivo que me obsesiona, se me puede
describir, sin duda, como "esclavo" de mis pasiones. Pero no soy un esclavo en el
sentido literal de la palabra, y nadie me considerará un esclavo en el sentido en
que el Tío Tom era esclavo de Simon Legree.

Hernán Bonilla explica que "para que las personas puedan asociarse


libremente en organizaciones, partidos, gremios o de la forma que deseen,
deben poder disponer de sus recursos. Si en vez de ser así es el gobierno
quien los dispone, por la vía del hecho o del derecho, las personas no
podrán manifestar su opinión, no podrán abrir un diario, no podrán formar
un partido político, etc."

La relación entre la libertad política y la libertad económica ha sido estudiada


desde hace siglos. No es casual, verbigracia, que el autor de filosofía política más
importante de la tradición liberal clásica en el siglo XX, Friedrich Hayek, dedicara
buena parte de su obra a dejar claro este punto. Desde su clásico Camino de
servidumbre, en plena Segunda Guerra Mundial, en que advirtió sobre las
consecuencias de la intervención del estado en la economía, hasta su último
libro, La fatal arrogancia, en que explica el origen del “orden espontáneo” que
hace posible el desarrollo de la civilización, hacia fines de la década del ochenta,
su trabajo marca el punto de referencia ineludible en la materia.

Un libro reciente en el mismo sentido, que incluye evidencia empírica, es Violence


and Social Orders de Douglass North, John Wallis y Barry Weingast.
Encuentra que los países económicamente desarrollados —sociedades de
“acceso abierto” en sus términos—, que son los de economías más libres, son
también los que tienen mejores instituciones democráticas (las excepciones son
Singapur y los países productores de petróleo).
Otro aporte novedoso es Por qué fracasan los países de Daron
Acemoglu y James Robinson, dónde los autores argumentan en favor de la
tesis de que las instituciones son las determinantes fundamentales del
desempeño económico de los países. En lo referente a la relación entre libertad
económica y política, en sus términos “instituciones inclusivas” por oposición a las
“exclusivas” los autores encuentran una estrecha relación. Si bien afirman que
tanto la existencia de la libertad política y de la económica o la ausencia de
ambas pueden ser combinaciones estables, el único camino viable para alcanzar
la prosperidad económica es la primera alternativa.

¿Por qué la libertad económica es necesaria para la existencia de la libertad


política? Porque para que las personas puedan asociarse libremente en
organizaciones, partidos, gremios o de la forma que deseen, deben poder
disponer de sus recursos. Si en vez de ser así es el gobierno quien los dispone,
por la vía del hecho o del derecho, las personas no podrán manifestar su opinión,
no podrán abrir un diario, no podrán formar un partido político, etc.

Y el anverso, ¿por qué la libertad política es necesaria para la existencia de la


libertad económica? Porque si entendemos la libertad política en su doble
condición de participar en el proceso de formación de la voluntad general
(vertiente francesa o rousseauniana del liberalismo) y la existencia de derechos
inherentes a la persona, como a la vida, la propiedad, la honra, etc., (vertiente
inglesa del liberalismo) no es posible que una persona disponga de derechos, si
estos son una concesión graciosa del gobernante.
Libertad Moral

La libertad moral es un concepto filosófico que define la capacidad de un ser humano


para no hacer lo que quiere, sino para hacer lo que es moralmente correcto. No es la
ausencia de una capacidad para restringir las acciones personales, sino la capacidad para
apegarse a lo que es moralmente correcto para cada hombre.

Características

Es considerada opuesta a la libertad total

Aunque la libertad moral viene siendo un tipo de libertad, el concepto original de libertad
indica que no se tiene ninguna obligación a actuar de una manera específica.

Sin embargo, la libertad moral hace que el individuo se rija por los principios de su propia
manera de pensar.

Esta limitante de hacer que una persona actúe con base en un objetivo (religiosamente
hablando podría ser alcanzar el cielo) hace que el concepto difiera de la idea original de
libertad. Es una libertad con características personales.

Es requerida para las responsabilidades morales

La libertad moral es un concepto que, según autores como Plantinga, es necesaria para
la existencia de la moral en las sociedades.

De acuerdo con este concepto, la libertad moral se presupone que es buena, pues hace
que los seres humanos actúen de manera socialmente correcta.

En términos religiosos, Dios hizo al ser humano libre de acción para que este fuese capaz
de distinguir entre lo bueno y lo malo por sí mismo. Por tanto, el concepto hace que los
humanos puedan alcanzar la bondad moral.

Es controversial
Las implicaciones de ser moralmente libre son tan complejas y difíciles de definir que el
concepto en sí suele traer bastante desacuerdo en las discusiones acerca de la libertad.

Está regida por normas sociales

Las normas que rigen la libertad moral suelen ser personales. Cada persona interpreta de
una manera distinta lo que es bueno y lo que es malo, aunque la percepción de cada
sociedad determinada es igualmente importante.

Si un ser humano se cría en una sociedad donde la homosexualidad no se percibe de


manera negativa, el hecho de ser homosexual no será percibido negativamente por dicho
ser humano.

Esto genera una aceptación moral del concepto; pasa a ser visto como algo bueno, pero
como consecuencia de la sociedad en la que se crió el individuo.

Es religiosa por naturaleza

La libertad moral, si bien es antónima de la libertad total, es un concepto ligado a la


religión. La existencia de las religiones a nivel mundial cambió el pensamiento moral de
los seres humanos.

Las percepciones de lo que es bueno y lo que es malo empezaron a girar en torno a la


religión desde el surgimiento de las primeras creencias.

A su vez, es un concepto que genera conflictos entre los filósofos. Esto se debe a que
muchos textos religiosos (particularmente cristianos) definen a los humanos como seres
imperfectos, a los que Dios creó a su imagen y semejanza, otorgándoles el libre albedrío.

Este libre albedrío es lo que genera discordia entre los expertos. Se plantean que Dios
dio a los humanos la capacidad de actuar libremente; sin embargo, esto debe estar ligado
a su capacidad de actuar según lo que es correcto.
La definición de lo que es correcto o no es lo que define la libertad moral. Actuar
correctamente de manera libre es lo que caracteriza a la libertad moral.

Ejemplos

Uno de los ejemplos más claros de la libertad moral es el hecho de cometer o no un


crimen. Cuando un ser humano se plantea la posibilidad de delinquir (sin importar cuál
sea su justificación), evalúa una serie de factores que influyen en su decisión.

Qué tan importante considera la persona que es cometer el crimen se contrasta con la
significación moral que implica llevarlo a cabo. Si decide cometer el crimen o decide
abstenerse de hacerlo, sigue siendo una decisión influenciada por la libertad moral.

Según la definición estricta del término, robar es un acto que rompe con la libertad moral.
El cometer un crimen o asesinar, también van en contra de la libertad moral.

En cambio, el hecho de que una persona decida casarse, mantener una relación estable
con su pareja o incluso entablar una amistad con un conocido son hechos que respetan
los principios de libertad moral.

Los compromisos morales también están incluidos en este concepto. Por ejemplo, si un
bombero está en un incendio y hay gente en peligro, la decisión moralmente correcta es
que este vaya a salvarlas.

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