Está en la página 1de 2

El recinto toledano del Alficén (al-Hizam), ordenado

construir por el califa ‘Abd al-Rahman III, era un lugar


inexpugnable situado en la parte noreste de Toledo.
Estaba rodeado por una muralla que lo aislaba de la
medina toledana y tenía acceso directo e
independiente desde el puente de Alcántara. En su
interior se levantaban dos alcázares, uno de carácter
militar (en el mismo emplazamiento que el actual
seguramente) y otro que sirvió de residencia a
gobernadores y reyes taifas. Este último, llamado
Palacios de Galiana desde el siglo XIII, fue ampliado
con varios palacios construidos por los tres reyes de
la taifa toledana: Isma‘il al-Zafir (después de 1018–
1043), al-Ma’mun (1043–1075) y Yahyà al-Qadir
(1075–1085)

El desnivel del terreno en esa área hizo que el recinto


se organizase en terrazas, al igual que sucedió en la
ciudad palatina de Madinat al-Zahra'. El trazado de
los palacios islámicos responde a una rigurosa
separación entre áreas residenciales, públicas,
militares y de servicios, que se distribuían en distintas
terrazas: la más elevada era el área privilegiada, con
función militar y residencial, mientras que la zona
TOLEDO. ALFICÉN
inferior, próxima al río y a la estratégica puerta de
Alcántara, debía estar destinada a servicios (entre que arrojaban agua de sus bocas en los
ellos un baño) y al cuerpo de guardia. estanques, con la suavidad de las gotas de
lluvia o de las limaduras de plata
plata. En el fondo
de cada estanque había una pila de mármol
Según el relato de un escritor toledano llamado Ibn labrada del mejor mármol, de gran tamaño,
Yabir, recogido por el historiador cordobés lbn forma peregrina y extraordinarios grabados,
Hayyan y después por Ibn Bassam, el rey al-Ma’mun pues en sus lados aparecían figuras de
animales, aves y árboles. En cada uno de los
construyó un palacio para celebrar la fiesta de la dos estanques, el agua envolvía un árbol de
circuncisión de su nieto. Ibn Yabir estuvo en ella y plata, alto, de extraordinaria forma y acabada
plata
factura, que estaban clavado en medio de cada
gracias a él podemos conocer con todo detalle cómo pilón con la más refinada técnica. El agua subía
y dónde se desarrollaron los festejos. En la narración, por ellos desde los dos pilones y se deslizaba
aunque llena de hipérboles, se habla de una multitud desde lo más alto de sus ramas como la
llovizna o el rocío. Al entrar producía un
de salones, ricamente decorados, por los que los murmullo que inclinaba el alma y se elevaba a
invitados iban pasando, siempre rodeados del más la cima en una columna gruesa, producida a
grande boato. De ellos pocos restos hemos presión, deslizándose luego desde las
aberturas y humedeciendo las figuras de aves y
conservado, aunque las excavaciones iniciadas en el frutos con una lengua que era como una lima
recinto de esos palacios, llamados por los cristianos pulimentada y cuya belleza encandilaba a la
de Galiana y más tarde convertidos o remplazados vista.
por conventos, quizá nos proporcionen datos sobre el
trazado de los mismos. En este detallado párrafo se alude a un elemento
primordial de los jardines cortesanos, componente
Los palacios, por supuesto, tenían sus jardines, esencial del engranaje del lujo y el placer palatinos:
visitados por los invitados a la fiesta de al-Ma’mun: el agua. El autor describe bellas fuentes compuestas
por pilas decoradas con relieves y surtidores en
fueron conducidos a un segundo gran edificio forma de animales, leones en este caso. No faltan
que tenía un gran patio con flores y les hicieron tampoco ingenios como los autómatas: en las
entrar en una habitación que había sido
tapizada con brocado de Tustar, bordados en
albercas o estanques había árboles fabricados de
oro y con cortinajes que pendían de los arcos metal que se mecían y derramaban gotas de agua. A
[...] A continuación les condujeron al Salón de la sensación de frescor se une el sonido del agua, un
los Perfumes que estaba situado en lo alto,
sobre el río, y que era el más lujoso de los
rumor tan variante como variadas eran las formas
salones. Comenzaron a ser perfumados por el que la contenían y derramaban.
aroma de los pebeteros de plata que contenían
aloe indio, mezclado con ámbar de Fustat...
También construyó al-Ma’mun una almunia a las
afueras de la ciudad, junto al río Tajo, conocida como
El Salón de los Perfumes era probablemente un
Salón de la Noria (cuyos restos hoy se conocen
mirador, elemento siempre presente en los palacios
como Palacios de Galiana). La descripción
andalusíes, desde el que se podía contemplar el
conservada se debe a un poeta que visitó el lugar:
pasaje de la vega y el río.
Las flores exhalaban su perfume y, sobre el río,
los invitados bebían la copa de la mañana o de
Según la descripción de Ibn Yabir, el más bello la tarde. La rueda hidráulica gemía como una
camella que ha perdido a su cría [...] el cielo
parece que era el llamado Palacio o Salón al- tenía color de ámbar por las nubes cargadas de
Mukarram, que tenía: lluvia, y el jardín estaba salpicado con las gotas
del rocío; los leones abrían sus bocas y
arrojaban por ellas el agua.
unos estanques en cuyas esquinas se
levantaban las figuras de unos leones de oro
forjados con gran arte, que asustaban a los que Se conoce el nombre de quien proyectó tan
les miraban con sus adustos rostros y
maravilloso parque: Ibn Wafid, un médico y
agrónomo famoso, autor de libros de medicina y
agricultura, que estuvo al servicio del soberano
toledano, al igual que muchos otros sabios de la
época (astrónomos como Ibn al-Jayyat, por ejemplo).
En ese jardín de la Noria realizó Ibn Wafid algunos
experimentos de aclimatación y tras su muerte, en
1074, Ibn Bassal, otro de los grandes sabios del siglo
XI, le sustituyó en el cuidado del mismo.

En la almunia de al-Ma´mun se cultivaron


berenjenas, zanahorias, habas, calabazas vinateras,
pepinos y lechugas, junto a frutales como el ciruelo,
melocotonero, cerezo, naranjo amargo y limonero.
Había, además, especias y hierbas aromáticas como
el azafrán, la alcaravea, el comino y el cilantro, o
TOLEDO. PUENTE DE ALCÁNTARA. culantro, según indicaba el propio Ibn Bassal.
RÍO Y ALMUNIA (AL FONDO)

© Instituto Cervantes (España), 2004-2019. Reservados todos los derechos.

También podría gustarte