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Capito I LA ESCATOLOGIA DEL NUEVO TESTAMENTO BIBLIOGRAFIA, ©. CuLLMANN, La historia de la salvacién (Barcelona 1967); A. Fevt Let, «Parousien, en SDB VI, 1331-1419; E, GRasser, Die Naherwartung Jesu (Stuttgart 1973), G. Gxestake-G. Lourink, Naherwartung-Auerste- Iung-Unsterblichkeit (Freiburg iB. 1976) (2. ed); J. JeReMtas, Teologia del Nuevo Testamento | (Salamanca 1974), TLE. Lona, «Eschatologie im ‘Neuen Testament», en HDG IViTa, 44-83; M. MeineRt7, Teologia del Nue- vo Testamento (Madrid 1963); D. Mout, «Jugement dans fe Nouveau Testament», en SDB IV, 1344-1394; KH, ScuELkLe, «Escatologia del Nue- vo Testamento», en MstSal V (Madrid 1984), 686-739; R. ScHNACKEN. BURG, Reino v reinado de Dios (Madrid 1967); lo., «Eschatologie im NT», en LTK IIL, 1088-1093: 3. Taavo, Para comprender la escatologia cris diana (Estella 1993), 134-151: A. Tornos, Fscarologia | (Madrid 1989): WV.AA., Eschatologie und Friedenshandeln (Stuttgart 1981); 8. ZeDDs, L escatologia biblica Ill (Brescia 1972-1975) El Nuevo Testamento esti escrito bajo la conviccién de que el hecho Jestis de Nazaret incide definitivamente en el curso y el senti- do de la historia, operando en ella un vuelco decisive. El mismo Jestis, con palabras y acciones ha dado expresién a un modo singu- larisimo de entender la esperanza escatolégica de Israel y su cumpli- miento. A la luz de la pascua, Pablo y Juan asumen esta compren- sin del éscharon, reflexionan sobre ella y la verbalizan teol6gica- mente. Como resultado de todo lo cual, en el Nuevo Testamento se contiene una escatologia especificamente cristiana, que difiere de la judia no porque la contradiga, sino porque la rebasa, y que pasamos a bosquejar seguidamente I. PRESENCIA DEL REINO EN JESUS DE NAZARET El comienzo del ministerio puiblico de Jesiis esté signado por k referencia expresa a otro ministerio, el de Juan el Bautista. El off- " En copitulos sucesivos se estudiar la docte neotestamentara sobre los conte nidos coneretes en que se articula laesperanza eseatoldgiea (para resurteccion, vida ‘ema, ete) elo nos permite no alargarenexceso Ia extension del presente capitulo, 2 Zevoa, 1, 165-174, R. Taewuawo, Comlenco del evangelio. Estudio sobre el prétogo de San Marcas (Burges 1971), 27-32; 97-99, 116-120: enews, 59-66 90 PI Escatologia biblica cio de éste es inequivoco: tanto sus palabras como sus actitudes co- rresponden al estereotipo de! profeta que anuncia la inminencia del juicio escatolgico (Mt 3,1-12; Me 1,2-8; Le 3,1-18). Su figura, pues, se aloja todavia en el marco de la expectacién veterotestamen- taria 1. Un reino ya presente Pero con Jestis todo cambia. Fl predicador de Nazaret reivindica para si un plus de relevaneia frente a toda la economfa anterior; él es mas que el Bautista (Mt 11,11), mds que Jonds (Mt 12,41), mas que Moisés (Mr 5,21), mas que el templo 0 el sibado (Mt 12.6.8). Como sefiala Jeremias, en este mds reiterativo, abrumador, asoma ya una nitida vibracion escatolégica. Identificdndose personalmente con tan masiva plusvalia, Jess traspasa el umbral de la expectacién para situarse a si mismo, con su mensaje y sus gestos ministeriales, en la esfera del cumplimiento. El es —observa Flusser "el tinico judio gue ha osado anunciar que la nueva edad de salvacién ya habia e menzado*, ‘«E] tiempo se ha cumplido» (Mc 1.15); «la escritura que acabais de oir se ha cumplido hoy» (Le 4,21}; «no he venido a abolir (la ley), sino a cumplir(la)» (Mt 5,17). El primer evangelista va jalonan- do su texto con los sucesivos , iméuume st se tiene presente Le 11.20 (« el eine de Dios ha venido (éphihaven) 3 Mel Nosotrovs): Suivscxtanuie, Revno. 111 (conta la opiniin de Memertz. 32). Co {istavy, 221,231, F, Mi ssc Wann kommt dis Retch Gates? Die Antwot Jest raed LK 17,206-21>, en Bubizens (1962), 107-111, Trewano, ea escatologta dal vangelio dé Tomas (Logian 3) en Sain (1981), 4isse J.A.FitzwveR. El Evangelio ‘equi Lucas Il (Madnd 1987), 815-816, ene por unviable ia leturawdentro dev. pues tos esentos de Le jamas presentan el reino como una realidad inleriop» Con todo. Frtemer opta por un tercera posbidad raducrendo en ents hymn po «a vuestro aleances *'R Biazqutz, Jews, ef evangelto de Dios (Madnd 1985), 7-83 + Mussaen, Lox mlagros deJevs (Estella 1970), 36-45, SNA Kensuae, Retno 105ss, Scunacnenoue, Remo. 108 (exando a L de Grandson). 92 PAL Eseatologia biblica eradamente provo- NOY esc lagros se realicen frecuentemente en sabado, signo de la consumacién de la creacidn, sugiere las di- mensiones e6smicas del acontecimiento en curso. Junto a las curaciones, estan los exorcismos '!; el mundo escla- vizado por Satanés contempla la aurora de su liberacién. «Si por el dedo de Dios expulso los demonios, es que ha legado a vosotros el reino de Dios» (Le 11,20). Durante la misién de los setenta y dos discipulos, Jestis «veia a Satands caer del cielo como un rayor (Le 10,18), Tales declaraciones son rigurosamente inéditas en el jue daismo, que nada sabe de una victoria actual sobre los poderes del maligno. Asi pues, no slo ha comenzado cl gran combate escato- logico del que hablara la apocaliptica (Dan 12,1), sino que su suerte ya esta decidida en las derrotas infligidas por Jestis al reino demo- niaco. En esta linea, se ha llamado la atencién sobre un hecho «indiscu- tible y raramente discutido» ”: Jestis se arrogé la potestad de perdo- nar los pecados. No se limita a transmitir la noticia del perdén divino de los pecados, como hiciera en su momento Natén (2 Sam 12,13); los perdona é! mismo. El escéndalo de los judios es comprensible, puesto que slo Dios puede hacer tal cosa (Mc 2.5-7), Si Jesis osa atribuirse esa potestad, ello se explica en base a «una peculiar y tni- ‘ca conciencia de misiénn, que es més que la de un simple anunciante del reino futuro ". Mencionemos, para terminar, otros dos datos. La comunidad de los doce discipulos, amén de su justificacién misional, reviste un caricter simbélico: en ella se inaugura la comunidad escatologica de las doce tribus, se anticipa la plenitud final del pueblo de ta alian- 7a \4, De forma semejante, las comidas de lestis son sintoma y reali- zacién del banquete mesifnico, «anuncio de que el tiempo de la sal- ‘vacidn ha irrumpido yan '. Jeroaas, 15-119. Coren, 220 Tid. 222. * ScamackENAute, Reino... 197s " Jexeuias, Abba” El mensaje central del Nuevo Testamento (Salamanca 1981), C3, Lacscatologia del Nuevo Testamento % 2. ;Escatologia consecuente? El cotejo entre Juan y Jesiis marca la diferencia que media entre el pronéstico y su verificacién. El primero anunciaba la venida inmi- nente del reino. El segundo manifiesta el cumplimiento de la prome- Segiin esta escuela, Jesiis habria asumido las repre apocalipticas del tiempo final, que él estimé a punto de Hegar en un futuro muy prdximo. Es esa proximidad la que le leva al ministerio pablico, continuando la tarea del Bautista donde éste la ha interrum- pido, y al envio urgente de los discipulos en la primera misiGn (Mt 9,35-11,1), Mas toda vez que los discipulos regresan sin que el reino haya venido, se produce una crisis en la coneiencia de Jests, que se superard con la asuncién por su parte de la identidad mesiénica, per- sonifieada en el personaje apocaliptico del Hijo del hombre, cuya resurreccién seria la condicién previa de la irrupeién del reino. Pero los acontecimientos posteriores a la pascua no siguicron el ‘a dispensacion del Espiritu en Pentecostés cs interpretada por la comunidad como un cumplimiento de las profecias mesinicas, esto es, como muestra de que el tiempo final comienza a emerger en la historia: los discipulos del Resucitado apuestan por su proxima veni- da en el trono celeste (asi lo contempla Esteban: Hech 7,55s};entre- tanto, practican un bautismo que confiere no sélo el perdén de los pecados, sino también el don del Espiritu. El problema planteado por la dilacién del final de los tiempos se solventa, en resumen, retenien- "A. Scuwurrera, Geschichte der Leben. Jesu Forschung (Tubingen 1951) 6d.) (ay wad esp. dela primera parte: Investigacion sobre la vida de Jess, Valencia 1991); M. Weevén, Die Enusiehung des chrslichen Dogma problemgeschichthch ddargevtels (Bem 1981}, lo. Der protestanische Wey des Gleubens | (Bern 1955). Sobre la escuela de Ia escatalogiaconseeuente, vid. W-G. Kiam, wL'esehaologie onséquented Albert Schweitzer jugee parses cantemporaines». oh RHPAR (1987) 58-82; Gases, 40s; Tossos, 87-91 Sobre la justificecion del adjetivo aconsecuen- tep, vid. FM. Braun, «Ou en est eschatologie du Nouveau Testament», en RevBibl (1940), 36s, y Sensacnevume,wbnterimsethiko, en LTR V, 727s 94 PI Fscavologia hblica do en lo posible la concepeion original de Jesus (el remo, magnitud futura ¢ inminente, euyo portador sera el Hijo del hombre), € ntro- duciendo en ella los factores correctivos impuestos por el imprevisto desarrollo de los acontecimientos Pero he agur que la mnterpretacion paulina del tiempo que sigue a ta resurreccton como breve estado intesmedio se vio desautorizada de nuevo por la dilacion indefinida de la parusia La generacion de Jos santos del ultumo dia no sobrevivio a tan prolongado aplazamien. to La erisis resultante y sus primeros ensayos de solueton aparecen ya. segun Wemer, en fos escritos tardios del Nuevo Testamento y van a determinar los sucesivos desarrollos y metamorfosis de la doc- tna cristana !7 «Que decir de esta teorra? Ante todo, debe reconacersele el me- nito.de haber recuperado para la exegesis y Ia teologta de su tempo la densidad escatologica del mensaje de Jesus sobre el reino Dicho lo cual, cabe atadir que la hipotesis de Schweitzer es cuestionable mas desde la cristologia que desde Ia propia escatologia. Efectiwa mente, solo seria valida si entre el Bautista y Jesus no existiera cesu- ra, sino continudad, st tambien Jesus, como Juan, pertenece a fin de cuentas al Antiguo Testamento Pero con ello el propio Jesus es re- sueltamente degradado a epigono de un profetismo ayuno ya de toda autentica novedad El Evangelto deviene, o bien una varante mas de la monotona melopea apocaliptica que resonaba en Palestina desde hacia casi dos siglos, o bien (s1 se ensaya una operacion-rescate de su onginalidad) ha de ser leido como un medito (?) codigo etteo Todo Io cual postula ademas la amputacton de los materiales que acabamos de inventariar, tras haber emitido sobre cada uno de ellos un veredicto de mautenticidad, tan inclemente como graturto En rigor, y como Cullmann ha observado, st la sustancia del _mensaye erstiano —y la ctica mnherente a tal sustancia— radica en el nuncio de un reino de Dios inminente, no se comprende muy bien que validez cabe reconocer todavia al Nuevo Testamento en general yal mensaje de Jesus en particular De las premisas exegeticas de la escuela de Schweitzer «deberra sacarse propiamente la conclusion de que toda la doctrina de Jesus se mantiene y eae junto con la eon- ‘viccton de la proximidad de la parusia, y por consigurente hay que abandonarlan "* Ast pues, la interpretacion de Schweitzer resulta, vista en sui con- junto, decididamente arbitraria, el esplendor de su escuela pertenece * Sobre la problematica de una aespera proximay de la parsia tay como se teflea en ls fuentes nootestamentanas ae volvera nas adelan en ete capsule T'Curwass 32 quien senls a contimaeion sardonisamente qu a esa tear Le ccusdraria mejor el apcltive de wanconsecuenten' Lo mismo apina Gnassre 45 ie ‘onsequente Eschatology (si) ttsachich eh konseguentpebiebon » a C3 Laescatologua del Nuevo Testamento 95 hoy al pasado de la exegesis neotestamentaria Sin embargo hay algo cen esa feoria que responde a una realidad el anuncio del reino hecho por Jesus no se agota en la afirmacion de su actual presencia Il FUTURO DEL REINO EN CRISTO EL SENOR La peculiar sdenttficacion de Jesus con el remo no ha impedido, paradoyicamente, un no menos peculiar distanciamtento respecto ai mismo Es cierto, en efecto, que el reino esta ya enclavado en el corazon de la historia, por virtud de la propia persona de Jesus, con su mensaje y sus acciones Y sin embargo hay todavia una dimen- ston futura para esa realidad presente y operante ste consumacion ha de reservarse al porvenut 1 El todavia no del reino Quiza la clave de esta insolita diastasis (presente-futuro del es- chaton en y por la persona de Jesus) estribe en el titulo Hyo del Frombre El texto de Dan 7,13ss dispensa a esta expreston titular un Infalsificable caracter escatologico, asoctando @ su sujeto con los acontecimientos finales Parece sumamente probable que Jesus se propio el titulo, usandolo como su autodesignacion mas frecuente Pero en su utulzzacion se alza de nuevo la curiosa diastasis presente- futuro si el Jesus terreno es ya el Hyo del hombre —y por tanto el reino ha penetrado en la histona—, lo es ahora en una condicion de abajamiento, impotencia, ignorancia_ Este Hyo del hombre «no tiene donde reclinar su cabeza» (Mt 8,20), es «omilon y borracho, amgo de publicanos y pecadores» (Mt 11,19), en fin (lo que resulta mas sorprendente), desconoce «el dia aquel y la hora» (Mc 13,32) Sin embargo, ese mismo Hyo del hombre protagonizara la fun- ion de su homonimo en Dan 7 averan venir al Hijo del hombre centre nubes, con gran poder y gloria» (Me 13,26) En el celebre lo- gion de Me 8,38 («quien se averguence de mi , tambien el Hyo det hombre se avergonzara de el »), la suerte final de los sometidos a juicio depende en tan estrecha medida de su actitud frente a Jesus ue Ia unica explicacton razonable del /ogion es la que supone una ' Zeo0n 1 213 228, Course, 223 226, Sowvacrenmunc Remo 145 195 4 Guia Jess de Nazar Mensaje e tora Barcelona 1993) 13s 2" Cotsnasn, Chole di Nowe Testoment (Nechacl 1966), 13134 Sennacnting Remo Tne Pa ef dette aca tla ef RE Futat undamento dela ostologianetestamentara(Masns 1979). 42 3 131 138. eon ‘abundante bibliogratia : : 96 Pd Escatologia biblica real identidad entre éste y el Hijo del hombre. Sélo que la condicién presente de Jesis no manifiesta atin tal identidad, que ha de quedar custodiada por el secreto mesidnico. La version de Mt 10,32s (quien se declare por mi... yo también me declararé por él») con- irma cuanto acaba de apuntarse Asi pues, la identificacién de Jestis con el Hijo del hombre es dindmica, no estética; en su situacién presente no se evidencia toda- s ral de Jestis, transmitido en 3. advierta que «el reino de Dios esté cerca» y no «ha llega- don): el verbo enghidsein, en efecto, ha de traducirse por «acercar- se», ¥ no por ullegary 2: el cotejo con el doble de Me 1,15 en Mt 3,2 ¢s resolutivo, pues ciertamente Mateo no pens6 que el reino habi venido con el Bautista Se comprende también que Jestis ore, y ensefie a orar a sus dis cipulos, por la venida del reino (Mt 6,10Le 11,2), participando ast de una expectacién que se refleja con frecuencia en las formulas oracionales de la piedad judia del tiempo. En realidad, «el padre~ nuestro esti marcado escatolégicamente en toda su estructura» *, y la peticion de la basileia ocupa en él un lugar central ‘Aunque se pueda discutir que se remonte a Jesis el vocabulario de los dos siglos (0 eones), que aparece en textos como Mt 12,32, Le 20,34, Me 10,30 y paralelos, no hay por qué dudar que también él esperd una «consumacion del siglo (presente). La paribola de la cizaiia (Mt 13,24ss.36ss) implica en su légica interna la remision a tun futuro juicio-crisis que discrimine irrevocablemente a buenos y alos, acabando asi con la promiscuidad entre unos y otros que se registra en el siglo presente *. 8 Cuuwann, Ohnstologre 138 y nota 3, Scusackenmune, Remo, 1838: Mo Luan, Baise. = V. Tayuon, Evangel segin San Marcos (Madrid 1980), 181ss, Cuan, La Inston. 223, Sciaerensine, Reino. 1265, Theviawo, Comenso 227, WG Kevnet, Verhowsung und Erfidlung. Uniersuchungen our exchatlogrcen Verkiin- dhigung Jesu (Zrch 1980) (3 ed), 1358 ee ewtas, Abba 215s & Gunes, desis, 74 ® M-ot Goss, sl expitestion de la parabole de P'yraie (Mt XIIL.363):exéation rmatihéenne ou aboutssement d'une histone hitéranre?», en RevBibi (1959), 32-54; Ghiben esis 18h C3 Larescaologia del Nuevo Tesamento 7 ‘A.esa consumacién futura del reino correspoden, ademas del jui- cio, los elementos que integran la salvacién en su figura definitiva: resurrecci6n y retribucién eterna, De la resurreccién Jess habla ra- ramente, pero su polémica con los saduceos (Me 12.18-27) muestra la conviceién con que ha tomado partido en una cuestién todavia disputada entre sus coetineos. Muy numerosas, en cambio, son las indicaciones sobre el estado definitivo de buenos y malos. Las imé- genes del convite mesidnico (Mt 22, 1-10: Le 14.16.24: Mt 8.113). de la vida en su sentido escatolégico (Mc 9.43-48; 10,30; ef. en este texto ef acoplamiento de los conceptos «siglo futuroy-«vida eter- nay), de la gchena (Mt 5,22: Me 9,43ss), ratilican los dltimos dk rrollos de la docirina dela retribucién en el Antiguo Testamento. que veian en la comunién de la vida divina (o en una definitiva ex- Comunién) el término de fa existencia terrena, Todas estas ideas, estrictamente escatoldgicas, ocupan un lugar tan destacado —cualitativa y cuantitatiwamente— en la predicacion de Jestis que no se ve cémo pueda impugnarse su autenticidad sin cuestionar automaticamente Ia consistencia de dicha predicacién A la teologia del reino propia de Jestis pertenece la cimensién futura del mismo, entrafiada en el juicio, la resurreceién, los premios y los castigos; sin ella el cardcter salvifico de la presencia actual del remo resulta dificilmente explicable y convincente. Queda todavia por decir una palabra sobre lancia. Su autenticidad ha sido puesta en duda, Dodd (@ quien nos referiremos més adelante), por razones que no siempre tienen que ver con la exégesis, y tica previa. Le 12,36-38 llama por dos veces «dichosos» a los sier- ‘vos que velan cuando su seftor regresa; el término makérios pertene- ce al vocabulario convencional gue describe la vida eterna, con lo que la exhortacién a la vigilancia cobra un ineliminable matiz. de escatologia futurista Los dos versos siguientes (Le 12,39-40) contienen una breve pard- bola, procedente de la fuente Q, que encarece la incerteza de la hora final con la mnesperada (y escandalosa) imagen del ladrén, que encuen tra eco en ottos lugares del Nuevo Testamento (I Tes 5.24: 2 Pe 3.10: Ap 3.3: 16,15). Semejante popularidad indicaria que la imagen era co- ‘nocida por la comunidad como proveniente del mismo Jestis: 9610 e50 autorizaria el uso de tan atrevido recurso estilistico *. * Cont ann, La historia, 24 Scinaextnatne, Remo. 224 Que elv 38 sea adic6n del evangolisa ya parcoe ‘menos improbable, y responderia a una conocida tendencia de su evangelto, ef H Cossetaans, Die itteder Ze" Studien zur Theologe des Lakes (Tabrngen 1965)(5* 1}, 99y Pera ln onentacion Titans dela parabola no pene de dicho verso Frayer, 475-481, concluye su comenta ala enters eecion (Le 12.35-46) 98 PI Escatologia bbiea Una parabola de vigilaneia propia de Mateo es la de las diez virgenes (25,1-12) De nuevo se trata de inculear la necesidad de la actitud de expectacién ante el evento escatolégico, toda vez que no se sabe eusindo se producira, si més pronto o mds tarde La paribola ilustra, por tanto, el Jégion sobre la mncerteza de la hora («vigilad porque no sabéis’ »), tan reiterado en la tradtcién sinépttea, no se ve por qué su autoria no pueda retrotraerse al propio Jesus, quien habria redoblado sus esfuerzos por inculcar en sus discipulos el tem- ple de tensidn expectante con que deberian aguardar el futuro de la salvacion eonsumada resumen, pues, la realidad seimo, ya implaniada en el ahora del mmisterio de Jestis, esti abserta, inconclusa, la promesa se ha cumplido incoattvamente, no acabadamente Su consumador sera su implantador el Jestis Siervo sc revelara como el Cristo Sefior y, a la vez, desvelara las dimenstones totales y definrtivas del reno. La es- catologia deviene asi funcion de la cristologia En la logica de la encamacidn del Verbo queda implicada la necesaria temporalizacién y periodrzacién del éschaton (puesto que el Verbo es el éschaton) y a no menos necesaria escatologizaciin del tiempo (puesto que el ‘Verbo-éschaton se ha encamado) Lo escatologico se desplaza del final al ceniro de la historia, mas —como contrapartida— escatolo- guza el trecho hist6rico que discurre desde el centro hasta el final 2. ;Eseatologia real ada? A la apertura al futuro del reino anunciado por Jess se opone la teoria de la vescatologfa realizada», propuesta por ChE Dodd En, su opimién, la idea de que el remo fenga todavia un futuro procede 0 conestaadvertnes lo que realmente no se pede acer es nar de estas manimas Sobre la pani oda conetacion de fturoeseatologt> Giuisiany La stone 29%, Scinacaenounes Ree 24 Maen, «Die “ragwte des Glethnse von der fhm Dngfauers, en WW AA. Synopusche St hon Festschrift Wikenhanser (Machen 1988), 94 108 ‘Corsa, Chr et etm (Nevchitl 1966) (expecalment las p 8658) ° Fomos, 93 ha obserado con azon que Ia traducioncorecta de ereahzed eschatology es cseatologaconinnada» tl propo Dodd The Inerpretaon ofthe ourthGaspe {Cambridge 1947], 87, no IYakaea a sugeencay qu Te han io echas x rode una designacion de fers menos expurta#equvoces De teas ‘na, y dado que Is expresioncescaflogarealeaay sc ha generazado, opto por seguir empleendola Otas obras del exegela ingles The Paroles ofthe Kingdom ‘Eondon Pet (6" ed) (aad cop Lar araholos def Remo Madrid 1974), Te fiposion Preaching and ts Developments (Landon (948) (woes. Lapreicacon Ghostolcaysusdetrrlls Madd 974) Sobelapropusa lol de Doddct Ee Wonrvonyatteahzed Eschatology An Expositon ch Ht Dodd's Testo en ETA i962) 462 C3 Lacscatologia del Nuevo Testamento 9 de ung deformacton del mensaje original de Jestis 0 de una mala inteleccién de algunas expresiones suyas que, st contenian futuros fgramaticales, era solo con una intencién simbolica En realidad, na: a se opondria a una concepciin de la historia como proceso inde: hidamente abierto «un final absoluto de la historma, tanto si se le Concibe proxima como tardiamente futuro, no es més que una fic- cron disefada para expresar Ia realidad de la teologia dentro de la historia © La comunidad primitiva —prosigue Dodd— es la responsable de esta escatologia futunsta, hacta la que habria sido impulsada por el Impacto que en ella produjeron los acontecimientos pascuales El cuarto evangelto, en cambio, vuelve a manifestar el presentismo es- catologico original de la predicacién de Jesus, en el tenemos la ex- posicién mis fiable y penetrante —al decir de nuestro autor— de su sentido esencial El maestro de Nazaret, en efecto, habria anunciado, ya desde el mismo comienzo de su vida piblica, la llegada del reino (en Mc 1,15, énghiken debe traductrse por «llegar», no por «acercarse». sig- nificaria lo mismo que el ephihasen de Mt 12,28 y Le 11.20) En su vida, muerte y resurreceton, Dios habria constimado definitivamente la revelactén y comumicacion de la salvacion escatologica, la historia cobra ast en este punto crucial su nivel supremo, lo que equrvale a decir que llega de esta forma a su fin, no en el sentido de que haya tocado una suerte de punto terminal, sino en cuanto que el designio divino se revela y cumple aqui acabadamente El perfil del reino proctamado por Jestis como ya presente y con- sumado se ilustra en las parabolas Algunas de estas, sin embargo, han sido modificadas respecto a su mtencion original por las preocu prevalentes en la primitiva comunidad, que imprimio en ellas un marcado sesgo escatologizante, Dodd sosiiene que su conte- nido onginario era el remo de Dios ya introducido por Jesiis, quien por tanto interpela a sus oyentes para incitarlos a tomar postura ante Ta presencia de ese reno Se provoca ast una crisis que divide a los espiritus y que precipitara, en ultima instancia, la muerte de Jesis La parabola de los vifiadores homicidas (Me 12,1-8) es una buena tlustracion del drama desatado por el adviento del remo y las reac- ciones que suscita, e implica un juicto moral sobre la sttuacton del pueblo judio en el momento en que fue pronunciada La tesis de Dodd, que en principio supuso una saludable reaccién 4 la radveal unilateralidad de la propuesta de Schweitzer y su eseato- logia consecuente, termina mereciendo, de entrada, un reproche a ® Lapredicacion 98 ™ Laxpavabolas caps WV 100 PL Excatologia bibhia Jogo al que se hizo a ésta: no parece Hieito urdir {a interpretactén de un texto sobre la repulsa de buena parte del mismo (st Schweitzer debia declarar inauténticos fos materiales presentistas de la predica- cidn de Jestis, Dodd ha de hacer lo mismo con los materiales Futuris- tas), Pero ademis —como ha notado Grisser “\— resulta altamente improbable que la comunidad se hubiese atrevido a echar mano del lenguaje futurista para verbalizar la pascua de Cristo si el propio Jesis se hubiese opuesto a ese lenguaje. Lo contrario es mucho mis probable: porque Ia escatologia futurista habia sido ya evocada en la ensefanza del Maestro, los discipulos la emplean como horizonte de ‘comprensién de su pascua, Por otra parte, una escatologia que liquids el todavia no en favor det ya propende fatalmente hacia el individualismo, el intimismo y la espiritualizacién de sus contenidos. Pues es demasiado evidente que ni fa humanidad ni la historia ni el mundo material han cobrado ain su figura definitiva, Si, pues, nada esencral queda por esperar *, esas realidades supraindividuales quedaran perpetuamente inconclu- sas; la escatologia se ve privada de su vertiente social y cds esperanza cristiana es vaciada de toda su eventual carga prot de su potencial critico frente a la historia in fier, para dar paso a un inocuo conformismo. Que estos peligros son reales lo muestra la escatologia existen: c1al de Bultmann y de algunos de sus discipulos ". Aunque disere pante en su orientacidn del modelo propuesto por Dodd, el tedlogo aleman viene a coincidir con su colega inglés en una cierta presen- ializacién del éschaton y en la repulsa de su futuridad. Pues bien Jos més resueltos ataques al proyecto bultmaniano proceden hoy de las diversas teologias politicas, que ven en ese proyecto el mis eate- gérico bloqueo al impulso subversivo del Evangelio. En verdad, 1ma esperanza que ya nada tiene que ver con la historia a acontecer, nada puede decir en y para la historia que esté aconteciendo ™. * Oe, 69-72 * Nada evenccol también Dodd cuenta con aoontectmtents que tendran lugar en cl porvemrtaxilo ante lealmente Cullman, afiverma VT, 14) Mas. seen es aconteeentosetan aytinos de interes ealogieo Vi. exponciony bibliognfia en Rly 1 Pass, La ott dimension Excanom Jogiaerstana Santander 1994)(Se8 ), 30-33, 115-119) "'D Sou, Teologu politica (Salamanca 1972), 525.1. Mousa, Eyperaco plamficactin del fuuro (Salamanca 1971). 406-409, 1p. Teologia deta expen (Salamanea 1969), 78-89, M. Nebo, «Bultmann ov P'ndivadualisme echatol bigue>, en ETAL (1961), 579-596, D. Wirpenxtni, Perspekinen der Eschutlogre {Einsiedeln 1974) 86. a C3. Lacscatologia del Nuevo Testamento 101 Il. PRESENTE-FUTURO: UNA FSCATOLOGIA BIPOLAR Si Jestis predicd un reino que es a la vez presente y futuro, como hemos tratado de mostrar en las secciones precedentes, parece obvio ‘que ambas dimensiones pueden componer un cuadro escatoldgico coherente e inédito, En realidad, se tiene la sensacién de que las, escuelas de la escatologia consecuente y realizada han legado a po- siciones antitéticas movidas por la misma conviceién: lus dos series de afirmaciones (reino presente-reino futuro) son incompatibles y, por tanto, procede optar en favor de una de ellas; conviecién ésta no surgida de motivos puramente exegéticos, sino fuertemente mediati- zada por una opcion teoldgica previa; el caso Bultmann es modélico al respecto ™. La bipolaridad presente-futuro seria, pues, la nota especifica de tuna escatologia cuya onginalidad reside cabalmente en la tensién entre los dos momentos de la irrupcién del éschaton. Vuelve a to- ‘marse en consideracién, merced a los trabajos de exegetas como Cu- lImann, Jeremias, Schnackenburg, Schiirmann ® y otros, que en el origen de esta nueva comprensiin escatoldgica estaria la predicacién de Jesiis: «el doble modo de hablar del reino [presente-futuro] es caracteristico del Jestis historico» * En efecto, la yuxtaposicién de los dos momentos del reino se remonta a su pregén inaugural. Me 1,15 contiene dos verbos (cl ya del peplérotai y el todavia no del énghiken) que otorgan al enunci do un cariz paradgjico. La presencia del cumplimiento, lejos de rela- jar la tension hacia el porvenir, la reactiva. Y viceversa, la cercania del futuro confirma la actualidad del cumplimiento *; Jesis parece Cuitss, La htarta 2158 wcomo investigadores protestants no pretende mos una exéuests “fie” y nds Seauimos ongullosos de la enulpieida de as iter- pretaciones Pero. debensimos sents por 10 menos iatrangtios ante el hecho Spresor de que hoy en dia, muchas veees Con los mismos metodes, una escuela, en ‘irad de ctidadonos andlisis, considera como construcexones de fa consndad las limaciones presentstus de Jesis,y la tra as afimaciones futurists» Merecen ser Teidas con atencion xp 21 1-217, quekablande las pastalldades en que puede mncurar tina exegesis apatentemente objet an, pero en reatidd letra por preocupaciones tcoldgieas’ Vid lu misma cntia a una exegevtsamilateral en Kent. «Futorische Und prasenusche Eschatologie imaltesen Urehnstenturmy en 7S (1958), 113-126 MHL Scicasians, Teadinonsgeschiehiche Untersuchungen zu den ssnopuschon Evangtion Duss 968. o-3 (abesRermeneatace Haupypobiom et Ver feundigung Jesoy. fo. Ursprimg wd Gevelt Erorterungen und Bexinmungen zum Neen Testament Dusveldor 1970), 279.298 (wEschatolopicund Liebensdienst det ‘Verkuradipung Jesu») °F Hom sans, «Eschatologi und Feedenshandeln in der Jesusberveerungen Exchatologre und Fredenshandeln, 120 Gita (Jews 186) piensa lo miso «hs bn que comsiderar pecisamente era enzeveracion [de presente) futuro) eomo cara tenstica dela prediacion de Jesus acera de a hale, Si Scunarnesatnt, Renna 127 wz PI Escarologia biblica poscer la certidumbre de que el reino va a venir porque tiene cot Ciencia de que el tiempo se ha cumplido. Las llamadas parabolas de crecimiento ® contenidas en Me 4 y Mt 13 corroboran esta interpretactén, al ilustrar con nitidez la simul- taneidad presente-futuro del reino escatolégico anunciado pot Je- suis ®, De ellas, la del sembrador y la del grano de mostaza son comunes @ ambos evangelistas. En la pardbola del sembrador (Mc 4,3-8 = Mt 13,3-8; ef. Le 8.5-8), y prescindiendo de la exégests que Js evangehistas atribuyen ai propio Jesis , por una parte se magni= fica hiperbolicamente la abundancia del fruto alli donde la semulla cay en buena tierra, lo que s6lo puede entenderse del reino de Dios consumado. Por otra, empero, el simil de la serilla no s6lo significa el contraste de esa plenitud final con la pequenez.inicial; la logica de Ta imagen exige que los oyentes piensen en un crecimiento: la idea del desarrollo se confirma con la minuciosa ilustracién de los casos fen que la semilla no llegé a su estadio final de plenitud. La parabola tiene, pues, su nudo en la descripeidn del proceso de instauracion del reino, que va desde su implantacién actual hasta su plenitud final, a través de un crecimiento sujeto a variadas vicisitu- es. La certeza del triunfo final del reino, pese a las contingencias adversas, radica en la realidad de su presencia: el adavia no se apo- yaen el ya. Bs evidente que la parabola contenia, en la intencién de Jestis, una vigorosa intimacién a la decision ahora, como sefiala cer- teramente Dodd, Mas las consecuencias de tal decision se manifes- tardn en el futuro, puesto que obviamente todavia «no es visible la plenitud de frutos» La parabola del grano de mostaza (Mc 4,30-32) esti asociada en Qa ia de la levadura (Mt 13,31-33 = Le 13,18-21), Ambas ejempli- fican la misma tesis de la parabola del sembrador: la continuidad entre un comienzo real, si bien modesto, y un final espléndido en su plenitud: «aina continuidad tal como existe entre fa siembra y la co- secha» *, Propia de Mareos es la parabola de la semilla que erece por si misma (Me 4,26-28). EI simil de la siega certfica, como es sabido, su indole escatoldgica. Hasta ese momento la semilla va ma- , en RevBibl (1982), 337-384, » Vad ok prnima cat ™ Remo "282s 1 Solve el maranatha, ef Cuca, Chrstologie 180-186 aLaescatoloyia pau ext determmada poe completo crstologtcament,men- tras que a erstologia paula se sirve a menudo de categonasescatologicas» U. Liz ‘cEschatologie und Fredenshandeln bet Paulus». en Exchatologie und Fviedemshan- ein, 136 wir aFutunsche >, 1225, Suatiry. 52-54, Go et, 339-347 106 PI Escatologia biblica 2. ¢Presentismo en Juan? El equilibrio entre los dos momentos en que se despliega lo esca~ tol6gico, segiin los materiales examinados ahora, parece romperse en el cuarto evangelio a favor del presente ‘*. No'en vano Dodd ve en Juan el testimonio genuino de la visién escatol6gica de Jesis. El ‘ahora que ya encontraramos en los eseritos paulinos cobra en el il- timo evangelio un rango hegeménico. No solo la vida etema se po- see ya ahora por la fe (3.15-16.36; 5.21.24.40; 11, 25s; 17,3: ete). sino que acontecimientos tan tipicos del término de la historia como la parusia (14,3.18-20), la resurreccién (5.25; 11.248) y el juicio 3,18: 12,31) parecen anticiparse en ese ahora. Las referencias a la esperanza, (an abundantes en Pablo, desaparecen espectacularmente en Juan, hasta el punto de que el término mismo (elpis) se encontta- ria s6lo una vez en el corpus jodnico (1 Jn 3,3: «quien tiene esta esperanza en él..»). Sin embargo no son éstos los tinicos datos recabables de dicho corpus. La primera carta de Juan, aun estipulando que «es la tltima hora» (2,18), recupera enfaticamente la dimensién estrictamente fue tura del éscharon. En 2,2 se habla inequivocamente de la parusia como de algo por venir: en 4,17 se exhorta a los eristianos para que tengan confianza en el dia del juicio; se ha citado ya 3,3, donde aparece el término esperanza. Sobremanera importante es 3,1-2, porque representa una clarisima formulacién de la dialéetica va-to- davia no: ya somos hijos de Dios, mas todavia no se ha manifestado fo que seremos. Aunque el autor de ta carta no sea el mismo del evangelio, su dependencia respecto a éste es generalmente reconoc da. {Es verosimil que dicho autor pretenda eorregit —o contrade- cir a su maestro en lo referente a la escatologia’ Por lo dems, en el mismo cuarto evangelio la escatologia futu- rista emerge en varios pasajes, y ataiie a la vida eterna (14.25), a la resurrecci6n (5,29; 6,39.40.44.54) y al juicio (12,8), es deeir, a aque: Hlos acontecimientos que otros textos anteriormente citados emplaza- ban en el ahora de la decision por Jesis. Jn 14.3 ¢s interpretado por Sobre la excatologia del corpus joimea, vid Zrops, Ml, 297-426, Seu KL 127, Sensei suty Reino. "256-260: [9 . El pensamieno cscatoiogice en el Evangelio de Juan, en El evangelio segun Sin Juan Iv (Bargelona 1980), 323-597 Cutan, Lahistorig 299-325. lo. Etudex deen bibique(Neochitel 1968), T4ds156: Mrisenta, Teologi 840-544, 8 E Brows, £1 evangelo segun San Juan | (Modnd 1979), 133-181, Lona, 71-73, L. vas Hyanines-Vetp, Dre Bxchoroloe des Johannnes-Evangeliums (Assen 1962} (con bibliografiay; ME Bossa, wl eval iuon di theme eschatologique dans ley traditions ohannagues», en RevBibi (196). 507-524, P Rue, Die Esc hatologe dev werten Evangelum (Bunch 1966), Fu Savor Raw, «Escatologiaexistencial El cvarto evangelo», em Sul (1976). 163 216 C3 Laescatologia del Nuevo Testamento 107 Boismard ** como referencia a la venida al fin de los tiempos, dado su parentesco con 1 Tes 4,17. Deseartar es0s textos futuristas ®, con el expeditive recurso @ un «redactor eclesidstico que los habria interpolado *', es a todas luces tun procedimiento interesado y arbitrario *, De otro lado, sostener su autenticidad no equivale a conferirles la misma importancia que el evangelista adjudica a los textos presentistas *. Estos conservan su primacia y contribuyen asf a raificar la originalidad de Juan frente a los sinépticos y Pablo. En suma, la acentuacidn pre- 3 del todavia no. Fl evangelista opera una saludable desmitificacién de las representaciones apo\ lipticas, relativizando su importancia para la escatologia cristiana, Pero seria excesivo atribuir una destemporalizacion del éscharon & Quien, entre todos los autores del Nuevo Testamento, més se ha preocupado por salvaguardar la verdad cristiana de la salvacién en fa carne contra toda ideologia antihistorica y espiritualista, \V._ SOBRE LA ESPERA PROXIMA DE LA PARUSIA El problema de la proximidad de la parusia, puesto sobre la mesa por la escuela de la escatologia consecuente, es una de las més em- brolladas cuestiones de la exégesis neotestamentaria. Quien se aso- ma a la bibliografia pertinente ™ no puede atajar una sensacién de © Ac, $228: 06 J Brxen, Auferstohung der Toten m Urchristentum (Stugart 1976) 117-119, ia "= Tnerustados a menudo dentro de lax mvnas seccones parusia presene/ftura en 14,18-19 y 14,3, resurreceon presente ftura en 5.25 y 29. custo al jc, st Ser presente tuto se afima en dos seccionesdistinias (18 12.48 respecivamen: te) pro constutdas en nigurso patalelismo Boismard $07-S14 Como hace BuLTMans, Das Evangelium ies Johannes (Gotvmgen 1962) (17 © 162,174, 196s, 262, nota Tel Ib «Creer ycomprender (Madrid 1994), 121-136 (GL escétologia del evangelio de Juan») °C el abajo de Van Harcincsvr.p, vid también FERNANDEZ Rasos, 2008s, Kura, Bie Theologie des Neuen Testamens nach seinen Haypizeugen Jesus, Pai lus, Johannes, NTD-Ergancungsrethe Ill, 243, 262, J. Wannt, «Die Zukunit des Glabenden Theologssehe Ervagungen zirjohanncischen Eschatology, en Theolo ‘ge und Glaube (1981), 129-139 Vid en este sentido la critica de Schnackenbure @ Borsmard, en El evangelio sggur San Ja (Barton 980, 1, ym Carta de a an arena 1980), 9 + ScomvackennuRe, Remo. 179-195; Grasse, 28, 34s, Io, Das Problem der Parusiesersogerang in den synoptschen Evangelion wid im der Aposelgeschihie 108 PI Escatologia biblica vértigo, El laberinto de pruebas y contrapruebas en tomo @ la fiabi- Iidad de este o aque! texto, la minuciosidad con que se analizan los diversos estratos de la historia redaccional, la sutileza de que se hace tgala para ahormar las conclusiones exegéticus a las premisas siste- mnitieas —técitas o expresas— del investigador de tumo, producen en el lector la impresin de que, una vez més, los arboles no dejan ver el bosque {No seria posible sortear —bien entendido, sin ignorarlo ni des- defarlo— el debate esirictamente técnico y ganar una perspectiva desde la que se esclarezca el conjunto, aunque se nos escape el deta lie? Al menos vale la pena intentarlo . Lo haremos partiendo del Jesis histérico y pasando luego a los escritos apostdlicos. 1, Jestis y Ia espera préxima Jess, que (como ha quedado ya dicho) se identifies con la figura escatologica del Hijo del hombre, parece haber conjeturado su venida en una fecha proxima, «Lin verdad 0s digo: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre» (Mt 10.23); «en verdad os digo: entre los aqui presentes hay algunos que no gustaran la muerte hasta que vean venir con poder el reino de Dios» (Me 9,1); «..vertis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y venir entre las nubes del ciclo» (Me 14,62; ef. Me 13.28-30) ®. (Berlin 1957); ness, Teologia 149-170, Petar, eParousen, 141-1414, Low Fax, en Greshake-Lohfink, 41:80, Zs00s, I, 172-192, R. Actin, Remo, parva y tdecepctin{ Madrid (984), JA Sis «Paniie-Exwarungund Partse-Verzdgerung im faslinische Briteoepus, en ZK Th (964), 47-79, He Gusts. wNaherwamung Neuen Testament?» en TrGe (1987) 151-165 "Tal es, de hech. la opcién de no pocosteblogos sistemiteos, tanto catolcos ‘coma protesantes, Sinan de ejemplo Beavuuts, O36, O- GONZALEZ BL CARDEDAT “eas de Nazaret -proximacibn.a la Crsologia(Madnd 1975). 38)ss, B BRUsxse, Daas Esvge cls Zokurf und Gegenwart (Munchen 1968), 140-143, H. TweueKs, EEsemcra del hombre (Baroclona 1985), 364-372 (paginas & mn Jute, entre las mis IWeidasyextimulantes de cuanto se ha exeto sobre el tema) E.lovorl, Todt Stutgae Bern 1977) (4d), 126-131 "La Inbhiografia sobre estos eSlebres agua es préticamente inabarcable Como onentacion general vid) Gwtika, esis 187-190, ScHNACKENBLRG Reino, 18T- 190: CuLUNANN, La hvtora, 234-241, Scuetxce, 69038, Grasse, Die Nalérnar sng «sean recenten de igs istntas merpretaciones entre loseatolicosiaofrece ‘Zeros, |. 311-320 Para Mt 10.23, vid J Dros, «Vous n'aurez pas acheve les villes 'Teracl avant que le Fils de homme ne vienne>,cn.NT (1088), 228-244, Sc HURDANS Sur Tradstions- und Redaktwonspesehicte von Mt 10.23», en BiblZes(1989), 82-88, Fraruters abesongines et la signification de Mt 10.230, en Cathib/Quart 1961). 182-198 Para M1330, Mersenz, «Dieses Geschiecht® sm Neuen Testament», en Bubiders (1957), 283-280, Mossvet, «Christos und das Ende det Welt en VW AA Chnstus wor un (Frankfurt a M1966), 12-18, Sobre Me 1462, Petit, «Le trom phe du Fils de Maommed'apres la délaration du Christ aux Sanhednites»,n VV AA. C3, Lacscatologia del Nuevo Testamento 109 La autenticidad de estos textos es admitida mayoritariamente por la exégesis ®, asi como su sentido; en ellos se refleya diafanamente Ja persuasion de un pronto cumplimiento del vaticinio de Dan 7. Pero sigue siendo problematico dilucidar que significaba exactamen- te la cercania del fin en la mente de Jestis y qué papel desempenaba tal cercania (entiéndase como se entienda) en el horizonte global de su concepeidn eseatolégica La idea de proximidad de un acontecimiento tiene su traduccién mas obvia en la de cercania cronolégica, Pero no se agota en ésta, maxime si la representacién apocaliptica del tiempo y Ia secuencia diacrénica que le es propia (eon presente-eén futuro) son desplaza- das por otra representacién, en la que coexisten sincronicamente el mundo viejo y el mundo nuevo, el ocaso del e6n presente y la aurora del e6n futuro. Pues bien, ésta era precisamente la concepcién escatolégica de Jesis. Por eso pudo anunciar con paradgjxca simultancidad el presente y el futuro del reino. Pero es innegable que de este modo se esta relativizando la misma comprensién convencional del tiem- po. El ahora de la srrupeién del reino conlleva por fuerza una aprehensién més cualitativa que cuantitativa de lo temporal. La cua- lificacién del presente como anticipacién real del futuro convierte en secundaria la cuantificacion de la distancia que media entre presente y fu desis bien pudo jo de hombre; mas ain, bien pudo estar persuadido de su proximidad eronoligica, partici: pando asi de una opinion bastante extendida entre sus contempor’- neos. ¥ sin embargo no seria el elemento puramente cronolégico lo especificativo de su anuncio y su persuasidn, sino la peculiar y ab La venue du Messe Messianisme et Exc hatologie Bruges 1962), 49-171: F Gias Son. «The Reply to Cayphas (Mark XIV62), en V7S1( 1960-61), 88-93 Los ensayos ertados sobre Me 13.30 y 14.62 se oeupan tambien de Me 9 Sea dicho con las debs cautels, toda vez que (com sonal Lona 49, sien doa E- Linnemann) no hay una sola «palabra de Jess» referda al proxiudad del ‘eo cuya autenticidad no sea dscutida Y asi A. Vowsts-exegetsche Erwagungen tuber das Wissen und Selbstoewussiscin Jesu», en WV.AA - Gotta Welt Fextgabe & Rahner| (Freiburg .B 1864), 608-667. adnate la aucenerdad de Me 13.30 (p 85259, pero atbuye a ls comunidad Mr 1028 y Me 9.1 (p 641-680), Gui'ks, este cree Improbable que sumo de esos gua proceda de desu, Lohfnk (en Greshake-Lohiink. 441/50) defiende pore eontano su orngen eusnico Lis consideraciones sistemateas Sobre la cioneu’ de Jesix no tendrian por que «contaminar» el problema, vid K Raiser, «Ponderaciones dogmatcas sole el saber de Crston.en ET'V. 221-243 Una tbuena monoprafia sobre Ia cenesa y-concicness de Cristo es la de il Riedinger, Geschichihehtet und Vollendung des Wiewens Chris (Frevbure B1966) 10 PI Escatologia biblica solutamente inédita vivencia que en él se alojaba de la cercania actual de su persona a lo anunciado; cercania, por asi decirlo, mas 6ntico-existencial que cronolégica. Como eseribe Jiingel, en Jestis la expresién de una vecindad rem- oral al reino habia de ser un modo siempre deficiente de verbalizar la experiencia de su vecindad personal; para él, creer en la proximi: dad de «la venida en poder» era algo mas que esperar en su futuri- dad. Si su ser estaba ontologicamente acuftado por el éschaton hasta <1 punto de fundirse con él (ino otra cosa significaria la autodesigna- cion «Hijo de! hombre»!), entonces —concluye Jiingel—no es licito interpretar sus sentencias sobre la proxima parusia segin una com- prensidn del tiempo que, siendo la nuestra, no tiene por qué haber sido la suya A la luz de estas observaciones deben ponderarse otros textos, tan inobjetablemente auténticos como los anteriormente aducidos, en los que la relativizacién del elemento cronoldgico desemboca en una singular elasticidad del tiempo de espera. Jestis advierte que Dios puede tanto abreviar como prolongar esta", y ello porque nos halla- ‘mos en una economia de gracia, y no tinicamente de juicio. Asi, de un lado, los discipulos son exhoriados a rogar para que se acelere el proceso: «venga tu reino». Por otra parte, se les incita a la paciencia ante una siempre posible dilacién del plazo (Me 13,7.13.21-23). Bre- vemente: Jestis sitia por encima de lo que puedan ser sus conjeturas el designio del Padre, que acorta para los justos el tiempo de ealami- dad y alarga para los pecadores el tiemps de conversién, Se comprende entonces que cuantas veces se Te ha demandado ‘un pronunciamiento formal y magisterial sobre la fecha de la parusi asunto crucial en el clima apocaliptico que se vivia a la sazén—, Jess haya rechazado la fijacién eronoldgica del término ®, «Mas de ‘aquel dia y hora, nadie sabe nada, ni los angeles en el cielo, ni el Hijo, sino sélo ef Padre» (Mc 13.32); ahabiéndole preguntado los fariseos cuando Hegaria el reino de Dios, les respondié: el reino de Dios no viene de acuerdo con observaciones pronosticables (meta parateréseos)»", Jenesns, Teologia , 168s 1 Scumackenitincy Reino i82, Gost, «Eschatologe et apocalyprgue dase ‘hnstanisme peimitifien RHR (1932), 383 wel pensammiento de esis ha sido escat Toeteo, no ha sido spocalipticor: Grasset, De Naherwartung 29 (wsenellamente desis no er un apocalipton), Hl Baas, Jens, el hombre de Nasoret ¥ st hempes {Salamanca 1973), 73 (alesis no qutere msirir sobre el fin iaminente, quiere apelar fnteel fin proxamon) ete © Paratress es el vocable que desta la ubservacin de hs ast. el cleulo de susrevoluciones.ef W Bact, Grecia deuches Worterbuchsuden Schriften dey NP (Berbn 1988) col 1258 Recuerdese enfin, ech 1,7-el oncermtento del momen: to final neumbe en exclusiva (¢omo en Me 13,32) la exousiadel Padre C3 Lacscatologia del Nuevo Testamento mW El Légion ertitico «no sabtis el dia ni la hora» (Mt 24,42; 25,13; ef, Me 13,33.35.37; Le 12,40), eco inequivoco de Me 13,32, se ilus- tra con la imprevisible imagen del ladrén (Mt 24,43; Le’ 12.39), in- dudablemente procedente de Jestis; la comunidad no se hubiese atre- vido (como ya se ha notado) a inventar una comparacién tan irreve- rente como ésta. En fin, esta incerteza tan insistentemente inculcada tiende a despertar a actitud de vigilancia sin desmayo como Ja acti- tud especifica de la comunidad escatolégica. Asi pues, Jestis pudo compartir con sus contemporineos la pet= suasién de una parusia cronoldgicamente proxima. Con todo, difiere de ellos en dos puntos decisivos. Su pereepeion de la proximidad del reino trascendia la pura temporalidad cronolégica porque, en altima instancia, brotaba de una apreciacién del tiempo mas en términos cualitativos que cuantitativos. En segundo lugar, la opinion que Je- siis, desde su saber Aumano, pudiera tener sobre la extension del plazo no era una definicién autoritativa, pues la nica autoridad re- conocida por él en este asunto era la del Padre: por consiguiente, habia de rechazar como ilegitimos los ensayos de planificar la fecha, tan del gusto del judaismo de la época. Por lo demas, no hay por qué dudar de que Jestis previé un tiem- po intermedio entre la pascua y la parusia. Ya las parabolas del er cimiento postulan el entretiempo: la vida de Jesis es el momento de Ia siembra, de la puesta en marcha del proceso; se necesita pacienci y perseverancia para disfrutar de su plenitud, La creacién de un dis- Cipulado, las instrucciones al mismo sobre sus modos de comporta- miento en el mundo y, sobre todo, la asignacidn de una tarea misio- nal a es0s diseipulos estén suponiendo en Jesis la certeza de que el fin no vendria con su muerte, pues entonces nada de esto tendria sentido, Como no lo tendrian las constantes Hlamadas a la vigilancia, con la ética escatolégica en ella implicada, que constituyen uno de Tos rasgos mis caracteristicos de la predicacion de Fests ‘AI mismo resultado —previsién de un tiempo intermedio— nos conducen los /égia antes citados sobre la proximidad de la parusia: en ellos se supone al menos el espacio de una generacién antes del fin, A este respecto se ha llamado la atencién principaimente sobre Me 9,1: solo algunos de la presente generacién verin el reino vi- niendo en poder. Ese algunos parece insinuar que Jestis conjeturaba el fin en el limite extremo de su generacién * Coansmnn, Lr hilona_, 244-246, Guiiks, «Panisieverzogerung und Naher \wartung in der synoptischen Evangelien und in det Apostlgesehichten, en Catholica (1959).277-290 De mode distintoopina Geisser Dre Nafierearuumg. 89s, 102-124, 127), quen no nos explicacémo entender entoness la egitmidad de os origenes de Is Iglesia y su radicacion ena persona de Tests, TECULMANN, La historias, 236 m2 PLL Escatologia biblica Otros J6gia a considerar son el de la uncién en Betania («pobres tendréis siempre con vosotros...; a mi no me tendréis siempre»: Me 14,7) y el del ayuno (los discipulos «ya ayunarin cuando el esposo les sea arrebatado»: Me 2,198). Ambos suponen la prolongacién del tiempo mas alld de la muerte de Jestis. No hay razones para impug- nar Ia autenticidad de estos dos pasajes Por lo demas, que el entretiempo se haya ampliado mas alli de lo previsto por Jesiis no modifica la estructura de su concepeién e catolégica. Salvado un lapso suficiente para que los elementos sus- tantivos del proyecto salvifico se realicen historicamente (presencia de una comunidad escatolégica, tarea misional de la misma, et exigente, talante de expectacin), el alargamiento de la perspectiva ddgja imtacta la comprensién del éschaton. 2. El problema en la primera comunidad {Cémo acusé el cristianismo primitivo la cuestién que estamos considerando? Para mayor claridad, los materiales pueden ser agru- pados en tres series de textos: @)_ La parusia se espera en un plazo breve. Estima tipo se encuentran frecuentemente en los primeros ese «Nosotros, lo que vivamos, los que quedemos hasta la venida del Seftor...» (1 Tes 4.15-17}; «no moriremos todos (antes de la paru- sia)» (1 Cor 15,51); ambos textos indican que su autor pensaba con tarse entre los testigos del acontecimiento final. Por eso habla de un «acortamiento del tiempo» (1 Cor 7.29) y asevera que «la salvacion (Gefinitiva) esta mas cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche esta avanzada. El dia (del Seftor) se avecina» (Rom 13,113). La conclusién de | Cor (16,22) es la ferviente invocacion aramea marana tha: ven, Sefior ™ ) Sin embargo, también aqui se observa una deliberada relat vizacién de este célculo estimativo. «En cuanto al tiempo y al mo- ‘mento... sabéis que el dia del Sefior ha de venir como wn ladrén en Ja noche» (\ Tes 5,1s: ef, v.4). La reaparicién de la imagen del la- drén es por demés significativa, maxime si se tiene en cuenta que otros textos mas tardios también la emplean (2 Pe 3,10: Ap 33: 16.15); ya indicamos que detras de ese uso tuvo que estar la memo- ria de que se trataba de una ipsissima vox Jesu. La difusién de la ® Curtwans, ibid, 247s, Sobre la jmporancia del tiempo intermedio en la con cneia esata d® Jess, vid I, «Parssieverzdgerung und Urehrstentum>. en TLZ(1958), 1-12.y Gui ka, «Parusidverz9gerung.», 284, quien insist en la wes de «pacble de Dios como coscepto clave del enteicmpo, Cabe tambien la lectura en indeaivo: maranatha fl SeBor viene), C3, Laescatologia del Nuevo Testamento 13 misma, podemos afiadir ahora, en escritos tan distantes como 1 y Ap confirma s6lidamente dicho origen. Por lo demds, el autor de 2 Tes tiene que atajar una mala inteligencia de la primera carta, se- agin la cual «el dia del Seftor seria inminente» (2 Tes 2,2), y pone en guardia a los fieles para que no se dejen engafar al respecto, pues queda atin mucha historia por delante (v.3ss). ‘o) Peto acaso el dato més relevante sea cl contenido en varios textos tardios, escritos ciertamente cuando, a punto de declinar 0 ya desaparecida la primera generacién cristiana, poco 0 ningiin espacio quedaba para una espera del fin dentro de esa generacién. Podria Suponerse que con tan categérico ments a la espera préxima, tal y como habia sido entendida otrora, se desacreditaba a la vez el len- guaje de proximidad de la parusia, Pues bien, sorprendentemente ese Jenguaje no slo no desaparece, sino que se usa con toda naturalidad yy suma frecuencia, Veimoslo. A partir de Rom, Pablo no vuelve a tocar el tema del fin dentro de su generacién. Y sin embargo continéa alimentando él mismo, y predicando a sus cristianos, la esperanza en la parusia, de la que Sigue hablando en términos de cercania ()): Fip 4.5. | Tim 4,1 ¥ 2 Tim 3,1 designan la época presente como «los diltimos tiempos» 0 ‘dos altimos dias»; Tit 2,128 amonesta a los eristianos para que vi- vvan «aguardando la feliz esperanza y la manifestacion gloriosa de. Jesueriston; | Pe 4,7 asevera que «el fin de todas las cosas esta cer- ‘eano»; Heb 10,25.37 reitera enfaticamente lo mismo. Sant 5,7-9 en- carece la paciencia «porque la venida del Seftor esta cereay. En Jn 2,18 se afirma que nos hallamos en «da titima hora». En fin, Ap se abre (1,1) y se cierra (22,6) aludiendo a «lo que ha de suceder pron- toy; el «pronto vendréy de 2,16; 6,11 y 22,7.20 suscita el mismo marana tha que encontrébamos en | Cor 16.22 como expresién del an ra ardorosamente esa venida. cho de otro modo: no se is de vecindad, y ello inde- pendientemente de la extension, mayor o menor, del lapso temporal que atin nos separa de ella ". Porque, repitamoslo de nuevo, no es la cantidad de tiempo lo que cuenta va, sino su cualidad, es decir, el hecho de que cada uno de nuestros instantes linda ahora con el fin, que ha puesto cerco permanente al tiempo (toda vez que ya nada nos Luz 158: «Pablo ha sostenido constancemente la espera prima incluso en ss cartas tarda, en las que ya no cee como antes vivirél mimo la parusian, * Cutan, Christ.» 60s a PAL Escatologia biblica separa de él) y que, en este sentido, ¢s realmente inminente”. Lo es también en otro sentido muy verdadero: la comunidad espera no a un ausente, sino a alguien presente en medio de ella, en la celebracién ‘eucaristica, en el rostro de los hermanos, en la proclamacién de la palabra. El esperado esté, pues, cerca, no lejos. Recapitulemos cuanto se ha dicho hasta ahora en los puntos si- auiente El testimonio de 2 Pe 3, ya citado, confirma que el alargamiento (incluso indefinido) del plazo de espera no acabé con la esperanza parusiaca, puesto que tal espe- ranza se mantiene viva, como avalan otros muchos textos. cuela de Ta escatologia consccuente. Pues, de ser ése cl caso, seria inexplicable que la comunidad hubiese sobrevivido a la ruina de lo que representaba su persuasion fundamental; mas ain, que hubiese sobrevivido sin renunciar ni a su actitud caracteristica de expecta- cién, ni a formular ésia con la categoria de la proximidad ™. wr la comunidad. En suma, la Iglesia apostélica vivi6 esperando la parusia; caleu- Jando su fecha en términos de corto plazo; precaviendo contra una sobrevaloracién del factor puramente cronologico de la cercanta; ex- hortando a la constante preparacién, porque el fin puede sobrevenir en cualquier momento; mis ain, Ilegaré de improviso. Lo esencial aqui no es la determinacién del plazo, sino la certidumbre de que Thucueke, 369: wel mero sntein que todavia corr entre ambos pustos (el va y todavia no no onstage ya ua dstaner rey Thicticne, 385, observa que wel retro de tl cummplmienta muna provocd una {ens en el sentido de que se viens compromeida la autridad de Jesus Lowa, 8 In espera pedxima «se mantine en todo el Nuevo Testamento como talante fundamental, aungue con dyveras comprenstones de Ia musma Pero al a ‘danza del parusia noncacuestion® la presencta dela salvacion, nutes fue moLve para solo que, al temnino del tempo neotestmentar, ents ch Juego unt tetente relatvizacton del factor temporal el eyperana escaologica C3, Lacseatologia del Nuevo Testamento us ‘con Cristo ha penetrado la salvacién y, por consiguiente, estamos en ««los tiltimos dias». Nada hace pensar que el problema fundamental al que hubieron de enfrentarse los autores del Nuevo Testamento haya sido el creado por el aplazamiento de la parusia, como afirma- ran Schweitzer y sus correligionarios. En los escritos examinados no hay trazas de una grave decepcidn de la comunidad a causa de tal aplazamiento (s6lo 2 Pe 3, y tal vez Jn 21,23, podria insinuar algo de esto); si hay, en cambio, una permanente actitud esperanzada hacia el todavia no del télos, capaz de remontar, de decenio en decenio, el progresivo desplazamiento del horizonte parusiaco. De suerte que lo ‘que senalébamos como nota especifica de la escatologia cristiana (la tensién entre sus dos momentos constitutivos) no ha sido amortizado por las situaciones cambiantes. FI problema aqui no es tanto el de la Parusieverzigerung (retraso de la parusia) cuanto el de la recta com- prension de la Naherwartung (espera préxima), como se ha apunta- do sagazmente ® VI. CONSIDERACIONES FINALES «Vosotros seréis mi pueblo; yo seré vuestro Dios», Esta era, se ha dicho anteriormente, la eélula generadora de la promesa palcotes- tamentaria, el estrato Ultimo de sus conereciones historicas: la mutua pertenencia Dios-pueblo, la reciproca comunidad de vida. Pues bien, la encarnacién del Hijo de Dios cumple este propésito de la forma ‘mis generosa posible; también de Ia forma mas insospechada, Con- forme a la peculiaridad nica de tal cumplimiento, surge un modo nuevo de comprender lo escatoldgico y un estilo nuevo de vivir la esperanza, 1, La articulacién bimembre de Ia escatologia Tegitima Ta acentuacién preferente de uno u ott meno observable, como hemos visto, en el mismo % Guinga, «Parusieverigerung 2818 En téemunos analogos se expen Sin ley. aS nl proclaacion kenga des poxinidad, ho es tant I bss ‘jin temporal dela pardsis fo que morta cuarto la aserion de que wy estamos en el tum eb Pensa el fin en tetminos de dada ode siglos es una evestion marginal {yenminglm easo devala lates desu proximaidad, que ejetce ura permanente preston oral sobre los ereyentes 116 PL Escatologia biblica Nuevo Testamento—. Es ilegitima la suecién de un momento por otro o la ncutralizacién de la tensién entre ambos. ‘Obviamente no es ésta la jeclarar realizada la escatologia es cerrar los ojos a las actuales indignidades de la existencia, dar el visto bueno a las for- ‘mas plurales de inhumanismo hoy vigentes, convalidar indiscrimina- damente conductas y valores que pugnan con lo que la Biblia entien- Para salvar el futuro se condena el presente: éste no tiene esperanza propia; a lo sumo, suministra los materiales para claborar los contenidos de la esperanza ajena, El hecho Cristo se opone a esta doble forma de desmembracion del éschaton y garantiza su integraciOn. Si, en efecto, la tension de sus dos elementos constitutivos se mantiene sin que cl cuadro se disuelva en una antinomia irreconciliable, es porque hay un centro unificador de los dos polos: el Seftor Jesiis. Hemos visto que en la conciencia de Jesis se daban cita ta conviceién de la presencia del reino en sus acciones y palabras y la certidumbre de su consumacién futura en la venida del Hijo del hombre. Para Pablo, las formulas en Cristo-con Cristo remontan la dialéctica en la carne-no segiin la carne y amortizan su aparente contradictoriedad. Juan proyecta so- bre el Jestis prepascual la gloria de Cristo resucitado, de quien hace cl centro de todas las acciones salvificas. De esta forma, fa eseatolo- gia del Nuevo Testamenio es, en tltima instancta, una cristologia. Porque Cristo ha venido, la escatologia neotestamentaria cs pre tista: porque ha de venir, es a la vez futurista. Tan original compren- sidn del tiempo y de la historia no es producto de consideraciones especulativas, sino de la experiencia de Jest sobre st propia perso- na y de la comunidad sobre Jestis, el Seiior de la histor La bipolaridad det éschaton es, ademas, componente especific de lx esperanza cristiana. El polo todavia no representa su condicién de posibilidad y la reconecilia con las imperfecciones actuales de la fe y del amor; precave a los cristianos frente a la arrogante euforia y el rigorismo totalitario caracteristico de las ideologias que —tanto den- {ro como fuera de la Iglesia— ereen poseer la realidad de la utopia; impide la absolutizacion de los proyectos sociopoliticos, funcionan- C3. Laescatologia del Nuevo Testamento u7 do como antidoto frente a la intolerancia, el fanatismo o el confor- Por su parte, el polo yu faculta a la esperanza para actuar en la direccién de lo esperado #. Los redimidos (los «signados en el Espi- ritw») «esperan la redencidnm, se lee en EF 4,30. Lo que quiere decir: esperar la redencién es vivir como redimidos, ¢s redimir lo aun irre dento, haciendo asi esperable (y creible) Ia plenitud redentora, Mas para ello es menester que la redencién haya acontecido ya en algo mas que en una figura un anuncio: en la realidad de su virtud transformadora. Reflexién esta que nos induce a retomar un asunto ya planteado en el capitulo I del presente libro. 2. Eseatologia como discurso sobre una salvacién encarnada Nos preguntabamos en ese capitulo si la esperanza del Antiguo ‘Testamento era materialista, En realidad, esta cuestién se inscribe en un contexto mas amplio. La tesis completa, de la que sélo habiamos cenunciado una parte, reza asi: a la esperanza materialista del Antiguo Testamento ha sucedido la esperanza espiritualista del Nuevo Testa- ‘mento; el trinsito de una religion de aquendidad (Antiguo Testamen- to) a una religion de allendidad (Nuevo Testamento) se ha verificado a través de la apocaliptica, con su dualismo ontoldgico tierra-cielo, materia-espiritu, mas acé-mis alld, ete, ©, EL acusado simplisino de una tesis de este estilo no parece repre sentar ningin obsticulo a su difusién; mas bien constituye uno de sus mejores atractivos ®. Su validez, sin embargo, es harto discuti- ble. Ya antes hemos advertido que asignar al Antiguo Testamento luna esperanza materialista es distorsionar por completo su perspec: tiva. Asimismo, la interpretacién dada en los pirrafos anteriores al pu-todavia no de la escatologia neotestamentaria desautoriza su lee- ‘ura en clave espiritualista o evasionista. Pero acaso convenga dete- herse un poco mas en este punto. Por de pronto, segtin el Nuevo Testamento, el éschaton no impli- ca el fin del mundo ™. Y Io que es ain mas sorprendente: tampoco implica el fin del tiempo, puesto que la historia sigue. Aqui es don- de radica la originalidad de la doctrina escatolégica del Nuevo Tes- famento: en mostraros que no s6lo la historia es proceso, sino que Vid. supra, cap, mtroductorio, VLA. © L. Fevtnaci, La esencia del eristionismo (Salamanca 1975); a competar con lasconsideraciones de E. Bloch sobre ula religion del exodony «la religion del reino» "°CE F. Savatra, aka erica jansensta del amor propio, en Ib, amanivmo “impenitene Barcelona 1990), 53-74 Crile docs dela nueva crescién en un proxime eapitlo us PL. Escatologia hiblica también el éschaton reviste un caracter procesual, y no un cardeter puntual. El acontecimiento escatolégico ha perforado la historia para ‘maduraila desde dentro y pilotarla hacia su término. El éschaton se implanta con la encarnacién, vida, muerte y resurreceién de Jesucris- to, se desarrolla en un arco temporal de duracién indeterminada, pe- ro que puede ser llamado «la iiltima hora», «los iiltimos dias», «el nuevo e6n», y se consuma con la parusia del Seftor resucitado. Lejos, pues, de anular el mundo y el tiempo, lo que hace el és- chaton, tal y como lo describe el Nuevo Testamento, es encarnarse en ellos. Como resultado de esa encamacién, el mundo comienza a ser realmente «nueva creacién», no por aniquilacién de —o yuxta- posicién a— la antigua, sino por su transformacidn. De forma anilo- a, el tiempo puede ser ya receptaculo de la vida nueva y eterna («el que cree, tiene vida eterna»), no por anulacién de su contextura fisi- ca, sino por una mutacién de su funcién historica que lo convierte, de espacio exclusivo del todavia no, en habitat del ya. No puede decirse, por tanto, que e! Nuevo Testamento ha espiri- tualizado un éschafon concebido materialisticamente por el Antiguo Testamento, Mas bien habria que decir lo contrario: el objetivo me- nos «materialistay de la esperanza de Israel («vosotros sergis mi pueblo, yo seré vuestro Dios») es resueltamente marerializado —es decir, introyectado en la came, el tiempo y el mundo— por el Evan- gelio; la mis espectacular inmanentizacién del éschaion sucede en el Nuevo Testamento, no en el Antiguo. Ahora bien, el don escatolégico revelado en ef Nuevo Testamen- to es de tal magnitud que, asumiendo came, tiempo y mundo, los rebasa; los delata como estruicturalmente incapaces de contenerlo en. su perfil definitivo. Cuando éste se aleanee, no podra menos de im portar el desbordamiento de la caducidad inherente a la historia, ¢ Iniciar una forma inédita de duracién, ya no historiea, ya no tempo- ral, que llamamos —por cierto, impropia o ambiguamente— eterni- dad. Tal cambio cualitativo en ef modo de duracién de 1o real total- ‘mente salvado no deberia tildarse apresuradamente de «espiritualiza- idm». Si ha habido dltimamente un proyecto-esperanza radicalmen: te materialista, es el de Bloch; y con todo, en dicho proyecto se incluye también el postulado de una metamorfosis cualitativa de la dimension tiempo en la realidad surgida al término del proceso. A decir verdad, el cambio en el modo de duracién es el simple reflejo © CE Ru beta Prva, Muerie » marsismo humanista (Salamanca 1978). 62-68 (coneltéemina del procesobistorico, piensa Bloch, termina tambien elteino de Cronos clevoradary emerge una especie original de duracion sin exlucldad ni coruptb ad), C3. Laescatologia del Nuevo Testamento 119 1 de ese cambio en el modo de ser que designamos con e! salvaciéon. nombre ‘Adviértase, por iltimo, que, para el pensamiento biblico en su totalidad (Antiguo y Nuevo Testamento), las categorias espaciales (mas acd-mas alla) 3on mucho menos importantes que las categorias temporales (antes-después, ya-todavia no); 1o cosmoldgico ha sido desplazado por lo historico. Luego tratar de interpretar la escatologia biblica en términos de espacio, homologar eseatologia y mis alld, es ‘malentender las estructuras discursivas basicas que rigen la reflexion de los autores inspirados. Los datas escatoligicos por excelencia son, segiin la Biblia: a) Ta identificacién de la promesa con la Pala- bra que promete; h) Ia revelacién del eardcter divino-personal de esa Palabra; ¢) su encamaciin en Jesus de Nazaret; d) su manifestacion zgloriosa al final de los tiempos. A la postre, esperamos no algo, sino a Alguien; al Absoluto per- sonal, consustancial con Dios, pero también con nosotros; etemo, pero temporalizado; espiritual, pero encamado. Lo que el Antiguo Testamento presagiara oscuramente, a saber, que s6lo puede ser il- tima la primera palabra, se formula en el libro que cierra la revela- cién de forma lapidaria: el Verbo, alfa y principio, es omega y fin. Eles, en verdad, nuestra esperanza y nuestro éschaton.

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