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FANTÁSTICO

“En un mundo que es el nuestro, el que conocemos, sin diablos, sílfides ni vampiros se produce un acontecimiento
imposible de explicar por las leyes de ese mismo mundo familiar. El que percibe el acontecimiento debe optar por
una de las dos soluciones posibles: o bien se trata de una ilusión de los sentidos, de un producto de la imaginación, y
las leyes del mundo siguen siendo lo que son, o bien el acontecimiento se produjo realmente, es parte integrante de
la realidad, y entonces esta realidad está regida por leyes que desconocemos. O bien el diablo es una ilusión, un ser
imaginario, o bien existe realmente, como los demás seres, con la diferencia de que rara vez se lo encuentra.

Lo fantástico ocupa el tiempo de esta incertidumbre. En cuanto se elige una de las dos respuestas, se deja el terreno
de lo fantástico para entrar en un género vecino: lo extraño o lo maravilloso. Lo fantástico es la vacilación
experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente
sobrenatural.

El concepto de lo fantástico se define pues con relación a los de real e imaginario (...)

Lo fantástico tiene pues una vida llena de peligros, y puede desvanecerse en cualquier momento. Más que ser un
género autónomo, parece situarse en el límite de dos géneros: lo maravilloso y lo extraño.” Tzvetan Todorov,
Introducción a la literatura fantástica.

El cuento fantástico, tal como se lo conoce en la actualidad, surgió en el siglo XVIII. Es un relato relativamente breve
que admite en la realidad de su texto la existencia o posibilidad de existencia de elementos (seres, cosas, lugares o
hechos) sobrenaturales dentro de un mundo que, aunque sea literario, es posible. El choque entre los hechos
naturales y los elementos prodigiosos impresiona al lector, quien vacila entre una explicación lógica y una
explicación mágica para lo que se cuenta.

Se vincula con una ruptura en la trama de la realidad cotidiana; la normalidad se quiebra porque se produce un
acontecimiento extraordinario: el acento está puesto en el conflicto que se crea entre hechos reales o que se
consideran normales, y hechos que se consideran anormales o irreales. Al finalizar el relato, no sabemos
exactamente qué ocurre ni si el conflicto está solucionado. El lector percibe ese fenómeno como inexplicable.

Sus características:

1. Posee trama narrativa.

2. Existe un elemento sobrenatural: los elementos sobrenaturales irrumpen en un mundo normal de manera súbita y
violenta. Esta irrupción provoca una ruptura, en el mundo reconocible y normal, que ya no vuelve a ser el mismo.
Nunca me convence hablar de que ocurre algo sobrenatural porque en realidad siempre decimos que si estamos en
el fantástico es porque no decidimos si hay una explicación racional y natural para el acontecimiento extraño o no la
hay y entonces estamos en el plano del maravilloso

3. Los personajes: los acontecimientos sobrenaturales les ocurren a personajes que encarnan personas comunes y
corrientes.

4. El escenario: el lugar es muy importante, dado que un escenario bien caracterizado condiciona todo un relato.

5. La participación del lector: es necesario un lector cómplice, que acepte los hechos y suspenda momentáneamente
su incredulidad.

Se diferencia de:

1. Lo maravilloso: se produce cuando frente al hecho sobrenatural se aceptan nuevas leyes de la naturaleza que
pueden explicarlo. Toda clase de situaciones mágicas pueden suceder, tal es el caso de los cuentos de hadas como
“Cenicienta”, donde la calabaza se convierte en carroza o el ratón en cochero.
2. Lo extraño: cuando el hecho sobrenatural es explicado a partir de las leyes racionales, naturales o científicas. Lo
extraño reside en la experiencia inquietante que se vive cuando algo familiar para nosotros se convierte en
desconocido; pero al final, en los cuentos extraños se aclara el error del quiebre en la realidad.

Recursos:

Ruptura de la causalidad: El acontecimiento que se produce no tiene una causa o explicación lógica.

Repetición de acciones: situaciones, palabras o frases. Las descripciones repetitivas provocan perturbación e
incertidumbre.

Estados de desconcierto: Como no se puede explicar racionalmente lo que les sucede a los personajes, la atmósfera
del relato se construye a partir de una confusión constante. Esto se demuestra, entre otras cosas, a través del uso de
ciertas expresiones que ponen en duda los hechos (quizás, tal vez, etc.)

Imprecisiones espacio-temporales: Generalmente no se sabe dónde ni cuándo suceden los hechos, lo cual genera un
clima de irrealidad. Así, el tiempo o el espacio son indeterminados.

Objetos o personas poco definidos: Hay ciertos elementos o personajes que se describen en forma imprecisa para
construir una atmósfera extraña e inquietante.

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