Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Pena de Muerte Chile
Pena de Muerte Chile
SANTIAGO – CHILE
2001
1
Capítulo 1. MUERTE A LA MUERTE 6
4.6. Los Psicópatas de Viña del Mar: Lobos con pieles de ovejas 79
4.6.1. Comienza el horror 80
4.6.2. “¡¡No me mates, te conozco, eres paco!!” 81
4.6.3. El peligro asecha 82
3
4.6.4. Un espeluznante final 83
4.6.5. ¿Gubler o los carabineros? 84
4.6.6. ¿Quienes son? 86
4.6.7. Comienza la partida 88
4.6.8. Cara y sello 90
4.6.9. “Sí, eran ellos” 92
4
8.1.4. Enrique Palet 130
8.1.5. Jacqueline Van Rysselberghe 133
8.1.6. Pablo Honorato 136
8.1.7. Eduardo Segovia 142
8.3. Lista de ajusticiados en Chile desde la entrada en vigencia del Código Penal de 1874 151
5
CAPÍTULO 2. MUERTE A LA MUERTE
6
nuevo elemento: “los indultos presidenciales quedan limitados a sólo dos puntos: las
razones de Estado o casos terminales”1 .
El martes 19 de diciembre de 2000, por 26 votos a favor y 15 en contra, el
Senado aprobó el proyecto de ley, que con ello cumplía su primer trámite
constitucional. Desde allí partió a la Cámara de Diputados.
1
Declaración del senador Juan Hamilton en artículo “Senado aprueba derogación de la pena de
muerte”, Diario “La Tercera de la Hora”, 20 de diciembre de 2000, página 16.
7
homicidio”2 . La siquiatra, alcaldesa de Concepción y presidenta de la Agrupación de
Apoyo a Familiares de Niños Violados y Asesinados, Jacqueline Van Rysselberghe,
declaró en cambio que “cuando el Ministro se llena la boca diciendo que esta es una
cadena perpetua real, es una mentira del porte de un buque. Acá está mintiéndole a
los papás, porque en definitiva es una cadena perpetua de 40 años.”3
Los diputados que participaron en esta votación justificaron su postura. En el
lado del oficialismo, el democratacristiano Patricio Walker se reconoció como un
“partidario de la vida y contrario al aborto, a la pena de muerte y creo que no es una
señal de debilidad ante la delincuencia, pues la pena de muerte hace rato que no se
aplica.”4 Por otro lado, el diputado Alberto Espina, de Renovación Nacional,
manifestó su decepción por lo aprobado, pues aseguró que “la situación actual no
permite que se deje con vida a los delincuentes que entran a una casa y matan; que
roban y violan a un menor; que secuestran y violan; que secuestran y matan porque
no se recibe el rescate”5 .
2
Artículo “Congreso pone fin a pena de muerte en Chile”, Diario “La Tercera de la Hora”, 04
de abril de 2001.
3
Idem.
4
Idem.
5
Artículo “Congreso reemplazó pena de muerte por presidio de 40 años”, Diario Las Ultimas
Noticias, Santiago de Chile, 04 de abril de 2001.
8
diciembre de 1992 en Lo Curro por parte de Cupertino Andaur; el secuestro,
violación y asesinato por estrangulamiento de Elenita Yáñez Roa, de cinco años, en
junio de 1996 a manos del reincidente Juan Soto Campos en Concepción, y
finalmente la violación, asesinato y descuartizamiento de Paula López Galdámez, de
diez años, por el colombiano Hugo Gómez Padua, acontecido el 8 de enero de 2000,
en Santa Cruz. Esos, sólo por nombrar algunos.
Fueron dos instituciones quienes se plantearon en términos más críticos a la
derogación de la pena de muerte, dados los últimos acontecimientos y a la existencia
en nuestra legislación del “beneficio pro reo”6 , que salvaría a varios de estos
delincuentes de la opción real de enfrentar al pelotón de fusileros. La primera fue la
“Agrupación de Apoyo a Familiares de Niños Violados y Asesinados”, encabezada
por la actual alcaldesa penquista Jacqueline Van Rysselberghe, la que se manifestó en
varias oportunidades en contra de la derogación del máximo castigo, dados los delitos
producidos especialmente contra menores. Se sumó a esta posición la “Fundación
Amparo y Justicia”, creada por el empresario Andrónico Luksic Craig. Ramón
Suárez, presidente de esta fundación, indicó que dado el nuevo escenario, “ahora
pedirían el presidio perpetuo calificado”, agregando que el tema ahora sería el
verdadero cumplimiento de esta pena.
Del otro lado, estaban los grupos de defensa de derechos humanos, quienes
apoyaron desde un principio la idea de legislar en este aspecto. A ellos se sumó la
Iglesia Católica, quien vio una forma de acogida del Gobierno al llamado del papa
Juan Pablo II, en el sentido de abolir la pena capital y reemplazarla por un castigo
severo, pero que respetara la vida del condenado. En su mensaje de Navidad de 1998
aludió a este punto y lo enfatizó en su visita a Estados Unidos de enero de 1999,
donde aseveró que “la pena de muerte es cruel e innecesaria, y los seguidores de
Cristo deben defender incondicionalmente el derecho a la vida", a lo que agregó que
6
Este beneficio indica que si la pena que corresponde aplicar ha sido derogada, el reo recibiría
la sanción que, de las dos, sea la que más le favorezca.
9
“la sociedad tiene los medios de protegerse, sin negar a los criminales la oportunidad
de regenerarse"7 .
Otro que manifestó su apoyo incondicional desde un primer momento fue el
Poder Ejecutivo. Aparecía la solución al problema político que se le presentaba al
Presidente de la República al dictar una medida impopular, indicando la conmutación
del fusilamiento por el de presidio perpetuo, lo que en la práctica implicaba que los
condenados optaran a la libertad condicional a los veinte años de pena. Este rechazo
de la opinión pública ante el indulto fue más intenso en los últimos años, cuando
hubo una mayor cantidad de crímenes espeluznantes, cuyos detalles horrorizaron a la
sociedad y que fueron indultados por el Presidente en ejercicio, invocando principios
personales.
Es por ello que esta vez el Gobierno se empeñó en tener éxito, ya que en 1997
el Senado rechazó la idea de legislar, por tres votos que la Concertación no pudo
conseguir. Ahora hubo un trabajo de lobby importante realizado por el senador
Hamilton en la Cámara Alta y el diputado de la Democracia Cristiana Sergio Elgueta.
El primero, convenció a los senadores de oposición Carlos Bombal, Jovino
Novoa, Andrés Chadwick y Marco Cariola de votar a favor de su proyecto. A éstos se
agregó el senador Sergio Diez, convencido personalmente por el Cardenal Francisco
Javier Errázuriz. Finalmente, en la Cámara de Diputados, Elgueta consiguió la
adhesión de la opositora María Pía Guzmán, de Renovación Nacional. Sin embargo,
en este etapa final hubo fuga de votos concertacionistas, como los de María Rozas y
Roberto León, lo que hizo pensar que el proyecto podría ser rechazado.
De acuerdo a datos de Amnistía Internacional al 1º de enero de 2001, setenta y
cinco países en el mundo han abolido la pena de muerte para todos los delitos, tanto
7
Artículo “Papa llamó a abolir la pena de muerte”, Diario “La Tercera de la Hora”, Santiago de
Chile, 28 de enero de 1999.
10
en tiempos de paz como de guerra. Otros trece la han abolidos para ilícitos ocurridos
en tiempos de paz, pero la han mantenido para los tiempos de guerra. Veinte países
tienen la pena de muerte dentro de sus legislaciones, pero hace diez años o más que
no se aplica, por lo que esta organización los considera como abolicionistas de hecho.
Sin contar entonces a estos últimos, hoy son noventa y nueve los países que han
descartado este castigo de sus cuerpos legales para tiempos de paz. 8 A ellos se sumó
Chile.
Se cerró así la historia de la pena de muerte en nuestro país. Oficialmente,
aparece ante el mundo como una nación civilizada, en donde la justicia entiende que
el delincuente, ante todo, es un ser humano y que merece respeto por ello, incluso el
de su vida. Pero vale la pena preguntarse por qué se derogó en Chile, cómo fue el
desarrollo de este castigo en nuestro país, desde su descubrimiento hasta nuestros
días. Es necesario revisar algunas de las historias criminales más importantes que
culminaron en el paredón, enfrentar las posiciones de unos y otros, con el único
propósito de, al final del camino, dar luces sobre si esta decisión fue la más acertada a
la realidad nacional, si la pena que probablemente deba enfrentar “el psicópata de
Alto Hospicio”, con un mínimo de cuarenta años de cárcel, tiene la ejemplarización
que se pretende o si al derogarla se cometió un error que, de acuerdo a la legislación
vigente, puede ser irremediable.
8
http://www.edai.org/centro, versión en español de los datos de Anmistía Internacional,
publicada en abril de 2001, ver Anexo.
11
CAPÍTULO 3. LA PENA DE MUERTE: UNA VIEJA COMPAÑERA
La pena de muerte es tan antigua como la historia del hombre mismo, por lo
que resultaría difícil y bastante pretenc ioso establecer con exactitud desde cuándo el
ser humano la practica, siempre con el mismo resultado, pero mediante distintos
procedimientos. Desde su existencia eso sí, su aplicación tiene por motivo la
protección de derechos de las personas y una labor eminentemente coercitiva para el
delincuente.
9
Imbert, Jean: “La pena de muerte”, Editorial Fondo de cultura Económica, Ciudad de México,
México, primera edición, 1993, página 14.
12
sin respetar los patrones oficiales y a quienes no obedecen las disposiciones
tendientes a asegurarles a los templos y al clero la disposición de sus bienes”10 .
En el mundo griego, no existió un derecho único, por gobernarse mediante
“polis”, pero ello no significó que las “ciudades-estado” obviaran esta condena. En
Atenas, por ejemplo, se condenaba a muerte por delitos tangibles como robos,
homicidios, delitos militares, traición a la ciudad o bien, por pequeñas faltas,
problemática que usualmente afectaba a los esclavos.
Cuando hombres de armas perdían una guerra o eran encontrados culpables de
atentados contra la estabilidad política de la polis, su condena a muerte se ejecutaba
por la decapitación por la espada y luego eran lanzados por un barranco. Otro ilícito
que se castigaba con la muerte era la traic ión a la polis. Aquí además, la ciudad hacía
una venganza pública sobre el victimario, expulsando su cadáver fuera de los
márgenes de la región, exponiendo su nombre al desprecio y arrasando con su
domicilio.
Los extranjeros y los esclavos que eran ajustic iados morían al ser arrojados
desde lo alto del golfo del Atica hacia un profundo abismo llamado “el Báratro”. Este
horrible lugar tenía sus paredes escarpadas con garfios, hojas y puntas de hierro, con
el propósito de enganchar y desgarrar a los condenados en la caída.
Sin embargo y como un elemento curioso, se anota la persecución por las ideas.
La situación más clásica se consigna en el libro de Platón “Apología de Sócrates”,
que relata el juicio efectuado al filósofo en el tribunal de los Heliastas (que conocía
de los delitos cometidos contra la ciudad), acusado de “hacer investigaciones acerca
de las cosas que hay bajo tierra y acerca de las cosas celestes; de enseñar a los
jóvenes a dar vuelta argumentos, haciendo que el error primara sobre la verdad; la
injusticia sobre la justicia”11 . La acusación argüía que Sócrates no creía en los dioses
10
Idem; página 13.
11
Godoy, Genaro; introducción del libro de Platón “Apología de Sócrates”; Editorial
Universitaria, Santiago de Chile, decimoquinta edición, 1985, página 16.
13
que adoraba la ciudad y, cosa mucho peor aún, que “introducía dioses nuevos”12 . La
defensa que el sabio efectuó de los cargos obligó al tribunal a condenarlo a muerte,
pues si bien la intención de sus acusadores era solamente la de desterrarlo, ello
imponía, necesariamente para Sócrates, aceptar los delitos que se le imputaban. Al
final, el condenado cumplió con los designios de los jueces, ingiriendo en la cárcel un
vaso de cicuta.
En el caso de Esparta, las causas de condena a muerte pasaban por dos razones
fundamentales: la primera, consistía en nacer con un defecto físico que le impidiera
ser un guerrero en el caso de los varones, quienes siendo niños eran arrojados a los
buitres en una quebrada cercana a la ciudad. La segunda, establecía que la negación a
ser un guerrero siendo adulto se sancionaba con la ejecución.
Además, y como en otros sitios de la península del Peloponeso, existían los
juicios por delitos comunes como robos con violencia, el parricidio y el homicidio.
Los juicios condenatorios a muerte duraban entre cuatro y siete días. Si el resultado
era condenatorio, los sentenciados eran decapitados.
12
Idem.
13
http://www.geocities.com/CapitolHill/Lobby/2078/hist.htm
14
Morir ensacado consistía en introducir al condenado en un saco, cerrarlo y arrojarlo a un río.
14
Es importante mencionar la creación de “la ley de las Doce Tablas”, que marca
el paso del derecho sagrado al derecho laico. Este cuerpo legal, que se comenzó a
aplicar a partir del año 450 antes de Cristo aproximadamente, si bien conservaba su
espíritu religioso, condenando a muerte la magia y la hechicería, incluía también
delitos contra las personas, como robar la cosecha del campo vecino o hacer pastar
ganado de noche, en un predio sembrado.
La tercera causa fue la cuestión religiosa, especialmente por el proceso de la
expansión del cristianismo desde el Medio Oriente. Los cristianos fueron condenados
a muerte por no profesar el paganismo, culto oficial del imperio en más de la mitad de
su existencia. Es así como personajes tan célebres de la historia santa perecieron
como San Juan el Bautista, quien murió decapitado; Simón Pedro, el primer Papa de
la Iglesia Católica, que pereció crucificado cabeza abajo; San Pablo, quien por ser
ciudadano romano murió decapitado por la espada y por supuesto, Jesucristo, quien
murió crucificado 15 . A esto hay que agregar la existencia del circo romano, que
sirvió para acabar con muchas vidas en la forma conocida como “damnatio ad
bestias”, que implicaba que “el condenado, por lo común atado, daba la vuelta al
circo y era entregado a las fieras; si no moría se reservaba para otra fiesta o se le
acababa con la espada; no se hacía excepción con las mujeres.”16
15
Información extraída del Nuevo Testamento Católico.
16
Cuello Calón, Eugenio; “La Moderna Penología”, tomo 1. Editorial Bosch, Barcelona, 1958;
en Sueiro, Daniel; “La pena de muerte y los derechos humanos”; Editorial Alianza; Madrid, España;
primera edición 1987, página 181.
15
3.3. De Brujas Y Valdenses
Con la llegada de la Edad Media, las condenas a muerte continuaron,
desarrollando diferentes metodologías de ejecución y manteniendo otras anteriores.
Por estos siglos los cargos más comunes fueron los de culto al demonio, hechicería,
sin descontar los homicidios de personajes importantes o crímenes de gravedad, como
el parricidio.
Daniel Sueiro, en su libro “La pena de muerte y los derechos humanos” relata
que “durante toda la Edad Media los “descubridores de brujas” o “pinchadores”
recorrieron con sus agujas los pueblos y ciudades de media Europa.... Además de
buscar con sus pinchazos algún punto insensible, utilizaban también como prueba el
hallazgo de cualquier parte del cuerpo del que no surgiera inmediatamente la
sangre”17 . De esta manera se le podía acusar de “brujería por insensibilidad”. Si la
persona era encontrada culpable, ésta era condenada a muerte usualmente en la
hoguera, no sin previa humillación pública y tortura.
La historia de Walpurga Hausännin, puede servir para ejemplificar lo que se
consideraba “delictual” en aquella época. Esta mujer de Dilingen, partera de oficio,
había quedado viuda muy joven y en malas condiciones económicas. Mientras
trabajaba en la agricultura, conoció a un hombre, con quien tuvo relaciones sexuales.
Pero de acuerdo a lo declarado, éste habría sido un “enviado del demonio”. Esto se
desprende de lo apuntado en el relato del caso:
“La mismísima noche siguiente, ...(el diablo) tuvo sexo con ella. Él le hizo
muchas promesas de ayudarla en su pobreza y necesidades y por esa razón ella se
entregó a él en cuerpo y alma. Después de eso, el demonio le hizo una marca debajo
de su hombro izquierdo, exigiendo que ella debía venderle su alma firmando con la
sangre que había fluido de su herida.... Por este manuscrito, el demonio tomó para él
17
Sueiro, Daniel; Ob.cit, página 187.
16
su alma y siempre que los pensamientos de Walpurga asumieran un carácter de
devoción, ya que ella debería atender la iglesia del demonio en la tierra.”
Posteriormente se indica que Walpurga fue sacerdotisa del Demonio. El relato
agrega que ella, quien se encontraba encadenada y amarrada en la cárcel, admitió que
“su amante Federlin la visitaba en muchos lugares diferentes, a fin de cohabitar con
ella, igualmente en la calle, en la noche y mientras ella estaba en la prisión”. Pero el
delito de Walpurga no era sólo la aventura con “Federlin”. Este le habría dado como
misión “matar a niños inocentes infantes al nacer, siempre antes que ellos recibieran
el bautismo”, como culto al demonio y esta tarea la habría efectuado aprovechando
su condición de matrona.
Después de escuchar su confesión, el juez y el jurado de la corte del pueblo de
Dillingen, declararon a Walpurga Hausmännin “culpable bajo la ley común y el
Código Penal de Carlos V y del Sacro Imperio Romano por el cargo de maldad y
notoria brujería y que es castigado con la pena de muerte en la hoguera, amarrada a
una estaca...”
Para el cumplimiento de su castigo, sufrió una serie de humillaciones públicas.
Su cuerpo fue marcado con aceros calientes al rojo vivo en cinco oportunidades. En el
lugar de la ejecución se le cortó la mano derecha, pues con ella habría matado más de
cincuenta niños recién nacidos. “Después de quemarla, sus cenizas no fueron
enterradas en la tierra, sino que fueron cargadas hasta el arroyo más cercano y allí
fueron lanzados. La bruja Walpurga fue quemada en el Estado de Dillingen el 20 de
septiembre de 1587”18 . Y como ella, fueron muchos los acusados que tuvieron este
final.
Sin embargo, a mediados de la Edad Media y unos cuatro siglos antes de la
muerte de Walpurga, aparecieron “los valdenses”, quienes podrían ser considerados
como los primeros abolicionistas de la historia. Ellos, a fines del siglo XII y
18
1962. “A treasury of great reporting”; artículo “Pionner Newsletter correspondents of modern
times report the Evil and lustful confessions of a midnight sorceress”. Segunda edición, Nueva York,
Estados Unidos. Editorial Simon and Schuster,. 1, 2, 3, 4.
17
comienzos del siglo XIII, comenzaron a propagar un discurso que indicaba que “el
homicidio debe prohibirse de manera absoluta”. Utilizaron para ello los textos del
Antiguo y Nuevo Testamento, con frases como “No Matarás”, “No quiero la muerte
del pecador, sino que se convierta”. También utilizan frases de San Gregorio Magno
cuando dice: “Que la Iglesia extienda su protección hasta aquellos que han derramado
sangre, por temor a participar indirectamente en la efusión de su propia sangre”19 .
Obviamente, los valdenses se hicieron merecedores del más profundo rechazo de la
intelectualidad de la época por esta doctrina tan “revolucionaria”. El Papa Inocencio
III reprobó públicamente su razonamiento y en 1208 los hizo firmar una fórmula de
abjuración y de profesión de fe, en la cual, reconocen que la pena de muerte no es un
acto de odio, sino que “de prudencia”.
19
Imbert, Jean; ob. cit; 35, 36.
18
segunda esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra, quien al saberse condenada a
muerte por su propio marido, acusada de traición y adulterio, “quiso que la mataran
con la espada y consiguió que trajeran de Calais (Francia) un verdugo hábil en el
manejo de ese instrumento, puesto que el de Londres estaba especializado en el
hacha”20 . Su muerte aconteció en 1536.
En la España de los siglos XV y XVI se vivió el período de gloria de una
elemento que hoy es parte del recuerdo: el garrote, un estrangulador asfixiante
conformado por un palo con un orificio en una de sus puntas, por la cual se
introducían una cuerdas de cuero que se ubicaban en la garganta. Estas, al enroscarse
en el palo, comenzaban a apretar las cuerdas en vueltas de torniquete, lo que hacía
que el condenado pereciera muchas veces de manera muy lenta. No era precisamente
un aparato muy fácil manejar, ya que debía descoyuntar la columna a la altura de la
cuarta vértebra. Este sistema llegó con los conquistadores a América; de hecho, los
conquistadores Pizarro y Almagro lo utilizaron para ejecutar al emperador inca
Atahualpa en 1533. Los hispanos lo usaron como método de ejecución hasta
aproximadamente 1950, en desmedro de la horca y de la francesa guillotina.
El paso del tiempo incluyó nuevos motivos para hacer efectiva la pena, lo que
no significó que no se continuaran cometiendo excesos a la hora de su aplicación.
Durante la Revolución Francesa, aparece el uso de una nueva y rápida forma de
ejecución que marcó un hito: la guillotina. Algunos autores como Sueiro, establecen
que el concepto de la guillotina existía antes de 1789 y que habría cortado cabezas en
la Irlanda de 1477 aproximadamente. En el texto de Cuello Calón “La Moderna
Penología”21 , se hace alusión a la existencia en la Alemania del siglo XV de un
aparato llamado “Diele”, muy similar a famoso degollador que hizo fama en la
20
Sueiro, Daniel; Ob cit, página 69.
21
Citado en Sueiro, Daniel; Ob cit, página 73
19
Francia revolucionaria. Es así como esta máquina cortó los cuellos, entre otros, de los
reyes Luis XVI y María Antonieta, a Jean Jacques Rousseau, el gestor del “Contrato
Social”, y a miles de franceses en los años siguientes. En esto tuvo gran influencia la
rotativa política de diversos grupos que llevaron a la ejecución masiva de personas
por sus ideas, especialmente en el “Gobierno del Terror”, por colaborar o proteger a
opositores a los principios de “libertad, igualdad y fraternidad”, y otros por delitos
comunes como el robo, el homicidio, el parricidio, etcétera.
Al llegar al siglo diecinueve, el modo de ejecución cambia en muchas partes
del mundo: junto con el nacimiento de los nuevos países en el continente americano,
el fusilamiento comienza a ganar terreno; de hecho, en casi todos las jóvenes
naciones se aplicó esta metodología. Asimismo en los Estados Unidos, a fines del
siglo, el inventor norteamericano George Westinghouse recibió el encargo de
construir un revolucionario invento: la silla eléctrica, que fue utilizada por primera
vez en Buffalo, Nueva York. Curiosamente, el condenado sobrevivió a la descarga y
fue indultado por ello. No tuvo mejor suerte William Kemmler quien pereció por este
método el seis de agosto de 1890, en el mismo estado, por asesinar a su esposa, presa
de un ataque de celos. Fue el primer condenado que, en la práctica, murió en la silla
eléctrica.
21
Por una visión absolutamente diferente a la occidental, en estos estados el
número de delitos que llevan a la pena de muerte es mayor que en Occidente, como
en la China, donde a lo largo de su milenaria historia se ha mantenido este
procedimiento. Hay registros que desde la dinastía Ming, éste ya se utilizaba como
una forma de coerción social a los delitos graves, haciéndolos un espectáculo
desarrollado en las plazas de la ciudades, desarrollando la misma tendencia que se
experimentó en occidente. Durante el siglo XX y actualmente, los gobiernos
comunistas de este país han hecho uso de este castigo, principalmente como represión
política de los disidentes al régimen.
Otros países ha basado su estructura penal en textos religiosos, cuyas
características no se han modificado mayormente con el tiempo. De acuerdo al Corán,
texto sagrado de los musulmanes, son las penas de primera categoría las que se
sancionan de acuerdo al Talión, que “autoriza a inferir al culpable la misma herida o
el género de muerte que sufrió la víctima, pero deben evitarse las crueldades
inútiles”22 . Fundamentalmente, se trata de delitos tales como “el homicidio, el
parricidio, el homicidio voluntario o asesinato o quienes roban por tercera ve z, el
bandolerismo (robo con violencia y/u otras agravantes), el alcoholismo y la
fornicación”23 , ya que se consideran que el delito que no sólo es una falta terrenal,
sino que también ofende a Alá. Actualmente, con el libro sagrado del Islam se
castigan delitos más modernos, por ejemplo, el tráfico de drogas, que en Malasia
tiene pena capital, pero también existen naciones que no la utilizan como Siria,
aunque la pena perpetua es de por vida.
Para la aplicación de la Ley del Talión, se constituye como eleme nto específico
el hecho “que la víctima sea un musulmán, un protegido o un extranjero con permiso
de residencia.”24 Este último aspecto incluye también a los turistas que ingresan a
22
Mobarec, Norma; “Las Mil y Una Noches como fuente de conocimiento jurídico”; Editorial
Jurídica de Chile; Santiago de Chile; primera edición; 1958; página 59.
23
Idem; página 58.
24
.Idem.
22
países islámicos. Si bien algunas naciones han modernizado y ampliado la
interpretación del Corán a las nuevas contingencias con el uso de la “sharia”, suma
del Corán más las “Sunas” o tradiciones que dejó el profeta Mahoma, los países con
gobiernos fundamentalistas no lo han hecho, por lo que usualmente aparecen
ejecutando a personas por actos que, dentro de la concepción occidental e incluso del
mundo musulmán moderado, podrían tener una pena menos severa.
23
CAPÍTULO 4. LA HISTORIA EN CHILE
25
Concha Cruz, Alejandro; Maltés Cortés, Julio; “Historia de Chile” Editorial Bibliográfica
Internacional, Barcelona, España; decimocuarta edición 1999, página 106.
24
tienda de Valdivia, pero sólo encontraron a Inés de Suárez. Mientras avanzaban al
sur, Sancho de la Hoz y los suyos fueron detenidos, sometiéndoles a sumario. Sin
bien el conquistador iba a ajusticiarlo, le perdonó la vida por las súplicas de los
sacerdotes que le acompañaban. Sin embargo, la idea de matar al conquistador no
desapareció de su mente. De hecho, participó en el complot de Martín de Soler y
quedó apresado en Talagante.
Finalmente, Sancho de la Hoz organizó una nueva revuelta, pero al intentar
conseguir el apoyo de dos miembros del Cabildo de Santiago, éstos lo delataron ante
el gobernador interino, Francisco de Villagra. Se le detuvo, y con la prueba de una
carta que ha enviado para pedir el apoyo de otros vecinos, se le juzgó de inmediato.
Francisco de Villagra lo decapitó en 1547.
Pero como es lógico, también hubo condenas a la pena capital para indígenas
araucanos, dentro del contexto de la imposición de la cultura hispana.
Una de ellas es la del indio Galvarino, quien fue hecho prisionero en la batalla
de Lagunillas, a fines de 1557. El gobernador de ese entonces, García Hurtado de
Mendoza, mandó que se le cortaran las manos y que se le dejara libre para intimidar a
su pueblo. En la batalla de Millarapue, nuevamente fue tomado prisionero y esta vez,
condenado a la muerte en la horca, en 1558. Ese mismo año moriría el toqui
Caupolicán, quien, al efectuar un ataque a la recién levantada fortificación de Cañete,
fue traicionado por un indígena y entregado a los conquistadores. El jefe de la plaza
decidió condenarlo a morir empalado y sin mostrar un solo gesto de dolor,
Caupolicán asumió su castigo, se sentó en la pica que le atravesó las entrañas y
murió.
25
4.3. En Todas Partes Se Cuecen Habas
26
4.4. Independencia Y Fusil
Con la llegada del siglo XIX y del período independentista, las ejecuciones se
efectuaron únicamente mediante el sistema de la horca. Con esto, los condenados a la
pena capital en Chile ya no sufrirían los tormentos a los cuales se exponían
anteriormente con los azotes o el empalamiento.
En el inicio de la República, luego del triunfo en Chacabuco, una de las
ejecuciones más famosas fue la del sargento mayor Vicente San Bruno. Este soldado,
perteneciente al batallón de los “Talavera de la Reina”, llegó al país en agosto de
1814. Con el comienzo de la Reconquista, en 1815, el gobernador Mariano Osorio le
dio la orden de transformar su batallón en una policía de seguridad, que actuó contra
los patriotas con gran crueldad. La llegada de Francisco Marcó del Pont, amplió su
labor al espionaje y la tortura. En la batalla de Chacabuco, peleando contra el Ejército
Libertador, fue tomado prisionero. Si bien las autoridades deseaban salvarlo por su
valentía como militar, “los odios que ha ido juntando en el pueblo hacen imposible
defenderlo de la ira popular. El odiado capitán San Bruno muere fusilado de espaldas
en la plaza de Santiago”26 .
Otro ejecutado fue el chileno Vicente Benavides, un bandido ignorante y
sanguinario que traicionó dos veces al país. Primero fue patriota y luego fue realista.
En la batalla de Chacabuco fue tomado prisionero yfusilado, pero las balas sólo le
rozaron la piel. Luego de siete meses oculto, se presentó ante San Martín, quien le
perdonó e integró al ejército patriota, encargándole el espionaje dentro de la
resistencia realista en el sur.
Posteriormente, se declaró representante de la causa del rey de España y
comenzó, en 1819, “La Guerra a Muerte”, azotando a ciudades y poblados, con
saqueos, asaltos, raptos y asesinatos entre Arauco y San Carlos, en concomitancia con
los hermanos Pincheira. O’Higgins envió tras él a Ramón Freire, quien luego de dos
años de búsqueda, le capturó. Finalmente, fue ahorcado en la plaza de Santiago en
febrero de 1822.
26
Idem; página 262.
27
4.5. El Paredón Se Impone
Pero no sólo de hombres fusilados está llena nuestra historia. Los registros
anotan que en Chile, después de la independencia, dos mujeres han enfrentado al
paredón por razones criminales.
La primera fue Mercedes Navarro el 3 de noviembre de 1828, en Santiago. La
segunda fue Carmen del Pino, quien fue fusilada en los límites de la ciudad de
Concepción el 9 de noviembre de 1854. La mujer fue ejecutada por el homicidio de
su marido, el hacendado Lucas Mendoza, junto a su cómplice, el obrero José
Anacleto Matamala. 27
Si bien a partir de la Colonia se comenzó a ejecutar la pena de muerte mediante
el fusilamiento, éste privilegio era reservado sólo a los militares. A partir de la
Independencia, este procedimiento se hizo más común, por ser menos doloroso para
el reo.
En 1846, durante la presidencia de Manuel Bulnes, se constituyó una primera
comisión para que elaborara un Código Penal y otro de Procedimiento Penal que
estableciera este procedimiento como único y obligatorio, ya que luego de la
Independencia los ladrones comunes continuaban muriendo en la horca.
Tuvieron que ser en total tres las comisiones para que se produjera un resultado
final que vio la luz el primero de marzo de 1875, siendo presidente Federico Errázuriz
Zañartu y Ministro de Justicia José María Barceló. Allí se estableció cómo única
forma de cumplir con el castigo de la pena de muerte por medio del fusilamiento y se
reglamentó la forma de cómo efectuarlo.
Las indicaciones de la ley del 11 de agosto de 1876 consignaban en el artículo
nueve que “se designan jeneralmente para la ejecución de la pena de muerte las
penitenciarías se hará la ejecución en las cárceles o presidios, siempre que lo
27
Extraído de reportaje especial “La pena de muerte”; “La Tercera de la Hora”; Santiago
(Chile); 20 de junio de 1981; última página.
28
permitan las condiciones de estos establecimientos. En uno i otro caso la ejecución
será presenciada por los presos o detenidos”; asimismo, se reglamentó en el artículo
diez de la misma ley que “la pena de azotes se aplicará siempre en las cárceles o
presidios i no podrá ser presenciada sino por los propios presos o detenidos del sexo
del castigado”.
28
Decreto nº 623, del veinticinco de enero de 1951, publicado en el Diario Oficial de diez de
febrero de 1951, artículo nº 9.
29
Dec. Cit.
29
Esta situación produjo un estado de profunda tristeza en el teniente, ya que
desde que “el Che Galdamez” fue detenido, el oficial de gendarmería se había
convertido en una persona cercana al recluso. Es por ello que poco tiempo después
este oficial pidió su baja y algunos años más tarde murió por problemas cardíacos 30 .
El 2 de junio de 1965, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, se derogó
el decreto anterior y se promulgó el Decreto nº 1.439, reglamentación con la cual la
pena de muerte continuó hasta su derogación definitiva del Código Penal. En éste, se
estableció que “el pelotón de ejecución estará compuesto de ocho miembros sorteados
entre el personal de vigilancia de los establecimientos, que para estos efectos,
designe el Director General del Servicio. Se excluirá de dicho sorteo a los
funcionarios menores de treinta años y mayores de cincuenta, a aquellos que hubieren
prestado servicios en el o los establecimientos en que hubiere estado recluido el
condenado y a quienes se encuentren en tratamiento médico por enfermedades
cardiovasculares o neuro-psiquiátricas, a esa fecha”31 .
De los condenados a muerte y fusilados, hubo casos que quedaron en la
memoria colectiva y otros que se olvidaron con más facilidad. De los 57 ejecutados
oficiales, hay cuarenta y dos historias que concluyen con esta dramática circunstancia
y de ellas se eligen las de seis personas para recordar: las historias de el primero y las
de los últimos ejecutados, pasando por la de un funcionario diplomático, un miembro
de la aristocracia que puso en jaque al Presidente Arturo Alessandri, un campesino
analfabeto del que ni su nombre está aún establecido, y dos hombres del Servicio de
Inteligencia del Gobierno Militar del General Pinochet.
30
Este testimonio fue publicado en el Diario “Las Ultimas Noticias”, 21 de octubre de 1982.
Los datos coinciden con la evolución de la ley.
31
Decreto nº 1439, del dos de junio de 1965. “Reglamento Sobre la Aplicación de la Pena de
Muerte”, artículo nº 8.
30
CAPÍTULO 5. SEIS HISTORIAS DE VIDA Y MUERTE
En las páginas siguientes se presentarán seis casos que terminaron con los
victimarios enfrentando al pelotón de fusileros, con sus propias características.
Algunos de ellos son más recordados que otros, pero no por ello implica que no sean
trascendentes. No se ha pretendido elaborar un juicio de valor sobre la culpabilidad
que cada uno de ellos pudiera tener en el delito, la actuación de la justicia o el rol que
le cupo a potenciales responsables y que no hubieren sido juzgados. Estas historias
han sido extraídas de lo publicado en la prensa de la época, con el apoyo de textos,
filmes o entrevistas a testigos de algunos de los hechos y sólo pretenden que el lector
se forme una visión de lo acontecido y que construya su propia opinión de los hechos.
Adicionalmente, durante la investigación, se tomó conocimiento de un caso que no se
consigna en el listado oficial y que si está registrado por la prensa de la época. Este se
presenta a modo de antecedente que permite aseverar la existencia de más historias de
las actualmente reconocidas.
31
5.1. Emilio Tapia: El Asesino de “El Palqui”
Esta es de esas historias curiosas, que deben estar, casi como obligación, como
referente de los hechos posteriores. Esta es la historia de Emilio Tapia Zapata, quien
tiene el triste honor de ser, de acuerdo a los informes oficiales, el primer ejecutado
con la legislación moderna en Chile.
Más de cien años distancian los crímenes de Tapia y nuestros días. Por aquella
época, Chile se encontraba en graves problemas que explotarían varios meses más
tarde con la caída de Balmaceda y en el norte de nuestro país todos los días aparecían
en los periódicos informaciones de personas pudientes que inscribían las nuevas
minas en su propiedad.
Emilio Tapia Zapata era un campesino, un gañán que vivió en Ovalle, cuarta
región. Un día, en el sector de El Palqui, entró a un fundo para robar. Allí fue
sorprendido por la dueña, la anciana Florinda Herrera Eguiluz, que intentó espantarlo.
Tapia, al verse descubierto, se arrojó sobre la mujer y le propinó 14 puñaladas que le
causaron la muerte por desangramiento. Luego huyó del lugar junto con sus
cómplices.
Debido a la escasez de medios existentes en la época, no hay un mayor detalle
de los hechos. Lo que sí se puede establecer es que el crimen se resolvió en poco
tiempo y que se habría cometido entre abril y junio de 1889. Con la captura de Tapia,
se aclararon otros dos homicidios en la zona.
La muerte de Tapia fue anunciada así por la prensa local: “A las nueve de la
mañana del lunes fue ejecutado Emilio Tapia, en espiación de su alevoso crimen
cometido en la persona de una anciana que residía en el Palqui, ahora 8 a 10
meses.”32 Sus compañeros de fechorías purgaron otros castigos, pero de ellos no se ha
podido establecer sus nombres. Curiosamente, no se indicó el último deseo del
32
“Ejecutamiento”; 1890; La voz de Ovalle; Ovalle (Chile); 5 de febrero; 2.
32
condenado. Este fue tomarse fotografías con el sacerdote, alcaide, sus cómplices y
también personal del penal. Las sesiones demoraron bastante, ya que en aquellos
tiempos se requería que los fotografiados posaran durante varios minutos frente al
lente para plasmar la imagen. Estas son las clásicas imágenes que se han publicados
en reiteradas oportunidades, con motivo de las distintas ejecuciones en Chile.
Al cumplimiento de la pena asistió Luis Armando Herrera, hermano de la
víctima, quien indicó que “los integrantes del pelotón estaban sumamente nerviosos,
se eligió a los de mejor puntería”. Al requerírsele su opinión sobre el ejecutado,
Herrera simplemente respondió: “Ese hombre merecía morir, era un asesino
despiadado, la sociedad hizo bien en eliminarlo”33 .
33
Sin título; 1898; El Limarí; Ovalle (Chile); 15 de enero; 2.
33
5.2. El crimen de Beckert: Un mal chiste alemán
El caso de la Legación Alemana debe ser uno de los hechos policiales más
complejos y delicados que recuerde la historia de Chile, y no sólo por el
acontecimiento en si, sino que por las consecuencias que pudo haber traído para
nuestras relaciones exteriores de no haber llegado a un buen fin.
34
apenas fue informado del siniestro, la caja de fondos de la representación diplomática
estaba abierta y faltaban veinticinco mil pesos, una fortuna para la época. Ta mpoco se
encontraba al mozo que trabajaba en el recinto, el chileno Exequiel Tapia, de unos 25
años.
Cuando la policía le solicitó al ministro Von Bodman que recordara si algo
anormal había acontecido recientemente, éste recordó que él y el extinto Beckert han
recibido, durante los últimos meses, algunas misivas en las que se les amenaza de
muerte por un grupo de chilenos, quienes prometían perdonarles la vida si retiraban
una demanda en contra de unos aldeanos de la zona de Caleu, que por un triste error,
asesinaron a un ciudadano alemán y dejaron heridos a otros cinco. Las cartas las
firmaba un grupo autodenominado “Varios Chilenos”.
A toda prisa, con orden del juez y autorización del Ministro alemán, se
levantaron los restos de quien parecía ser el canciller Beckert y se le efectuó la
autopsia de rigor. Ésta reveló que el fallecido es, efectivamente, el representante
germano y que presuntivamente su muerte fue por asfixia o bien del calcinamiento.
Sin embargo, Eugenio Castro, jefe del departamento de Investigaciones, planteó
aprensiones con respecto a los resultados de la pericia, debido a que no había claridad
sobre la causa de muerte. El juez a cargo del caso ordenó un segundo examen
tanatológico. Esta vez, el estudio arrojó resultados espeluznantes: los dos médicos
alemanes y el facultativo chileno que efectuaron la pericia anunciaron que el cadáver
presentaba signos no atribuibles al fuego, como una herida profunda que seccionó la
aorta y una fractura craneana, producto de un golpe con un objeto contundente. Se
estaba en presencia de un asesinato y de un funcionario diplomático extranjero, para
agravar el problema.
Al día siguiente del siniestro, el ministro Von Bodman recibió una nueva
misiva, en la que le advertían que correría la misma suerte de Beckert si no atendía
las demandas planteadas. Como si todo esto fuera poco, en la residencia del fallecido
35
ubicada en la calle Purísima, se halla una carta dirigida al Presidente de la República,
Pedro Montt, solicitándole que si las amenazas en su contra se llegaran a hacer
efectivas, tuviera a bien ayudar a su esposa, la chilena Natalia López, y a un sobrino
suyo. Entonces las sospechas se dirigieron a “Varios Chilenos”, pues aparecían como
los responsables de tan trágica y deshonrosa desgracia.
El gobierno chileno tenía un asunto que solucionar y debía hacerlo de manera
rápida. Estaba en juego su honra, el prestigio internacional y de sus leyes. De
inmediato, a través de la Cancillería, se expresaron sus condolencias al ministro
plenipotenciario de Alemania barón Von Bodman, manifestando sus deseos de
encontrar lo más pronto posible al o los culpables de tamaña ofensa. El 9 de ese mes,
se efectuaron los funerales de Beckert, llenos de honores y pompa, a los cuales
asistieron los más altos dignatarios del país, encabezados por el ministro alemán. En
el Cementerio General, el ministro von Bodman en su discurso fúnebre indicaba con
gran dolor que “la patria se recordará con tierna gratitud del que murió en el ejercicio
de sus deberes, víctima del puñal traidor de un cobarde asesino”. 34
34
Benadava, Santiago; “El crimen de la Legación Alemana”; Editorial Universitaria; Santiago
(Chile); primera edición; página 30.
36
de dinero viajase en segunda clase, igual que un comerciante como él (hay que
recordar que en aquellos años, hasta la forma de viajar constituía una representación
de status y, en condiciones normales, la situación planteada no podría acontecer, pues
sería absolutamente mal visto). La prefectura de esa ciudad consideró válidas las
aprensiones de Merino y comisionó al subprefecto Froilán Garretón para que lo
interrogara. El detective logró sostener una entrevista con Lara, so pretexto que se
buscaba a un fugitivo por robo de animales. El entrevistado se identificó como Ciro
Lara Mottl, exhibiéndole un pasaporte extendido por el subsecretario de Relaciones
Exteriores, en Santiago. Al conocer este dato, el prefecto de Chillán telegrafió urgente
a la capital al jefe Castro, para que investigue sobre la procedencia del documento.
Tenía una “tincada”. Esa misma noche recibió respuesta. Efectivamente, el
subsecretario había extendido ese pasaporte... para un cuñado del extinto canciller
Beckert.
En Santiago también se producían algunos descubrimientos que indicaban que
algo extraño había en esta historia. Salió a la luz que el fallecido canciller había
comprado unas patillas como las del emperador de Austria, días antes del incend io.
Además, había adquirido armamento y unos veinte metros de mecha. Pero el aporte
de Otto Isakovich, hombre vinculado a la Legación, fue desequilibrante: aseguró
haber visto a Guillermo Beckert, caminando por la Alameda hacia abajo a la altura
del Portal Edwards, después del incendio. Incluso lo llamó por su nombre, pero éste
tomó un coche y se retiró del lugar rápidamente... y ya llevaba puestas las patillas.
38
5.2.5. Un Hombre Pendular
Todos estos hechos fueron seguidos por la ciudadanía con profundo interés,
pues tenían claro que el honor del país estaba en juego. Al saber del giro de los
hechos, aplaudieron a sus funcionarios policiales por su eficiencia y a la vez,
aumentando la curiosidad de los habitantes por saber el final de la historia de este
hombre, que de víctima pasaba a victimario. De paso, se iban interiorizando de quién
era este alemán que intentó pasarse de listo con los policías chilenos.
Nacido en Nuremberg, Alemania, en 1870, a los 19 años emigró con destino a
nuestro país, pues “su padre no lo dejó casarse con una mujer que consideraba de una
menor clase social que él” 35 . Así llegó a Valdivia, desarrollando distintas labores en
el sur, especialmente en la zona colonizada por sus compatriotas. Creyendo oír el
llamado de Dios, ingresó al seminario de la Compañía de Jesús en Santiago,
enseñando en el colegio San Ignacio de Alonso Ovalle. Por repetidas faltas a la
honestidad y problemas con su carácter, se le expulsó de la vida religiosa. Al volver a
la civilidad, se dirigió a Valdivia, donde conoció a Natalia López, de sólo 14 años,
con quien contrajo matrimonio en 1900. Tuvieron una hija, que desgraciadamente
falleció los pocos meses de nacida. Ya una vez afincado en Santiago, tuvo amoríos
con distintas mujeres, sin embargo su amante permanente era Sara Neira, de 16 años,
con quien incluso tuvo un hijo. Asimismo, entró a trabajar a la Legación Alemana
como tesorero, contador, archivero y contable y manejaba toda la información
económica de la representación diplomática.
Así llegó Beckert a Santiago y de inmediato fue detenido e incomunicado en la
Cárcel de Santiago, por el Ministro en Visita Eduardo Castillo Vicuña, por los cargos
de homicidio calificado e incendio premeditado de la Legación. Al ser interrogado,
Beckert relató que el 5 de febrero, luego que el barón y su secretario se habían
retirado a almorzar fuera, había entrado el mozo Tapia con un hombre desconocido
para él, quien traía un documento para ser legalizado. Se inclinó para leerlo cuando
giró sobre sí y vio que Tapia se le venía encima, cuchillo en mano. Logró esquivarlo
35
Idem; página 65.
39
y deshacerse del desconocido que intentaba ahorcarlo. Pero mientras luchaba por
zafarse, cogió el arma y se la enterró al mozo. Acto seguido se habría desmayado,
despertando sobre el cadáver de Tapia y sin saber del desconocido. Al ver la
situación, e imaginando la problemática que esto podía suscitar, optó por huir. Negó
eso sí, que le haya pegado en la cabeza a Tapia, así como que él haya iniciado el
incendio.
¿Cómo habían sido las cosas? De acuerdo a la investigación, el 5 de febrero,
luego de matar a Tapia, ponerle su ropa y sus pertenencias, prender la mecha y huir
dejando la Legación en llamas, Guillermo Beckert se fue caminando por la Alameda
y llegó hasta el Portal Edwards, en donde escuchó que alguien lo llamaba; era Otto
Isakovich. Rápidamente abordó un coche, para que no lo viera con claridad, se dirigió
con destino al Hotel Melossi, donde debió pernoctar, pues varios días antes había ido
a dejar una maleta con cosas que retiraría “Ciro Lara”, pero en ese momento no se la
pudieron entregar, pues a la hora que llegó ya era muy tarde. Al día siguiente, partió
rumbo a la Estación Central donde abordó un tren con destino a Chillán. En Curicó,
subió Ismael Merino, quien se sentó junto a él y con quien mantuvo una larga
conversación. Una conversación en la que “Ciro Lara” habló de más.
36
“Beckert condenado a la última pena”. 1910. El Mercurio; Santiago (Chile); 29 de junio; 14.
37
“Guillermo Beckert en capilla”. 1910. “El Mercurio”; Santiago (Chile); 1 de julio; 15.
42
intercedían por él frente al Primer Mandatario, solicitándole la conmutación. Ante
esto, el Presidente, con muc ha honestidad, respondió que desgraciadamente, no podía
atender la petición pues, aparte del delito, Beckert con su plan, ha humillado e
injuriado a nivel mundial el nombre de Chile y eso es quizás lo más grave de todo
este caso, puesto no es sólo su calidad de país, sino también los valores de su gente.
Beckert hizo un último intento de conseguir un indulto, pero fue imposible. Ese
día se había conocido la problemática de salud del Presidente, y los pronósticos no
eran muy alentadores para el Primer Mandatario, por lo que realmente era difícil que
se preocuparan del ex canciller. Curiosamente, el reo no quiso nunca que su esposa lo
visitara en prisión. ¿Las razones? “No tengo derecho de imponerle tanto sufrimiento a
ella; ha sido bastante con lo que ha padecido y ahora en esta situación le he evitado el
dolor, pues despedirse de un ser querido siempre me ha parecido una situación
atroz”. 38 Cuando recibía la visita del Director de Prisiones, la conversación giraba en
torno a... los detalles de su propio fusilamiento.
Sólo faltaban pocas horas para la ejecución cuando a eso de las 21:30 horas
Beckert recibió la visita de despedida de su abogado, el joven Pablo Ramírez. El
momento, para quienes lo presenciaron, fue muy emotivo, ya que se recordó todo lo
que este profesional hizo para salvar al ex canciller del patíbulo. Al salir, el
jurisconsulto se retiró visiblemente conmovido.
38
Idem.
43
ubican en posición frente a Beckert, dos de pie, y dos con una rodilla al suelo,
apuntando al disco rojo del corazón que el médico le ha colo cado. A la orden,
disparan. Pero el alemán era duro, pasaban los minutos y la vida se negaba a
extinguirse en su cuerpo. El médico toma los minutos y después de pensarlo, indica
que es necesario el tiro de gracia. El capitán del pelotón se acercó al reo y con su
revolver de servicio, la acercó a la cabeza de ex canciller y disparó. 8:10 de la
mañana y el médico oficializó la muerte de Guillermo Beckert.
Mientras estuvo en capilla, Beckert recibió un pequeño regalo, de parte de
Angel Pacheco, de 10 años. El presente era un escapulario con la imagen del Sagrado
Corazón de Jesús, enviado desde Lima por una parienta del niño. Antes este singular
gesto, el condenado le escribió una carta, en la cual a modo de agradecimiento por el
presente, le regaló un consejo: “Se siempre bueno y jamás les des un disgusto a tus
papás. Los niños buenos son bendecidos por Dios y la vida no les arroja piedras al
camino.”39 Definitivamente, Beckert sabía a cuáles piedras se refería.
39
“Beckert condenado a la última pena”. 1910. El Mercurio; Santiago (Chile); 29 de junio; 14.
44
5.3. Caso Barceló: Los ricos también mueren
El parricidio de Rebeca Larraín Echeverría es un caso que destaca por su
singularidad en la historia de la pena de muerte en Chile. Sus protagonistas
formaron parte de las familias más aristocráticas de nuestro país y puso a prueba la
veracidad del principio de igualdad frente a la justicia.
A principios del siglo XX, muchos de los acontecimientos que atañían a la alta
sociedad eran ocultados o velados, cuando los comprometían en situaciones
escandalosas o en actividades delictuales. Los delitos de quienes tenían recursos
económicos pocas veces recibían una sanción como la que sí recibían los ciudadanos
con menos dinero y la crítica era dura en ese aspecto, pues en los hechos se planteaba
la existencia de una justicia para ricos y otra para pobres. Sin embargo, esta situación
tuvo un cambio con un capítulo que involucró a los más destacados miembros del
acontecer nacional de aquella época.
45
Luis, una vez que había llegado a la residencia. Carabineros lo detuvo y se le puso a
disposición de la Justic ia como el principal sospechoso del hecho.
46
de su hogar, en lo que se puede calificar como la actitud más osada que tomó en su
vida.
El matrimonio Barceló Larraín tuvo tres hijos: Annunziata, Roberto y Rebeca.
La mayor falleció a los dos años, víctima de una extraña enfermedad y al momento
del crimen, los dos menores tenían seis y cuatro años respectivamente. Días después
de los hechos, su abuela materna se hizo cargo de ellos.
5.3.3. El Juicio
Con el paso de los días la situación comenzó a tomar vuelo. El juez Manuel
Rivas fue nombrado Ministro en Visita para ver el caso, que causó un gran impacto
en la sociedad. En la medida que se conocían los detalles del hecho, se generó una
división entre quienes defendían y quienes pedían castigo para el presunto culpable.
Sin embargo el comentario más recurrente indicaba que Barceló no sería ejecutado,
pues era un hombre de familia adinerada, que tendría un muy buen abogado y que, en
defecto, conseguiría el indulto, pues sus parientes tenían buenas relaciones con el
Presidente en ejercicio, Arturo Alessandri.
La cantidad de abogados que se enfrentaron en este caso fue poco común. Por
el lado de los querellantes litigaron Enrique Larraín Alcalde, tío paterno de la
víctima; Pedro Iñiguez Larraín; José Rafael Echeverría, tío materno de Rebeca;
además de Santiago Lazo y Alfredo Bravo. La defensa de Roberto Barceló estuvo
conformada por su hermano Luis Barceló Lira, su sobrino Jorge Barceló Pinto,
Maximiliano Ibáñez, Germán Riesco y Hernán Santa Cruz; todos ellos encabezados
por el destacado penalista Galvarino Gallardo.
En el desarrollo del juicio, “Iris” escribió un libro, titulado “Por El”, en el cual
descargó toda su ira y resentimiento contra su yerno. El texto, que se hizo acreedor de
variadas críticas por su poca objetividad y sesgo, sacó aplausos dentro de los círculos
feministas. No obstante, a la escritora le valió ser excluida de su calidad de testigo
dentro del proceso.
47
Las declaraciones del acusado salieron de toda lógica, pues cambiaron en varias
oportunidades lo que, a la larga, fue su perdición. Dijo no recordar si su hijo estaba o
no en la estancia, inicialmente indica que le da a su esposa un abrazo y que el
revolver se dispara solo, pero luego asegura que llevaba el arma en la mano y que con
ella le dio unos “picotazos cariñosos”40 por la espalda a su mujer y que, sin saber
cómo, se le escapó un tiro. Se le hicieron peritajes psiquiátricos que concluyeron con
la detección de graves problemas mentales en el reo, como una escasa empatía con
los otros, una imposibilidad de manejar sentimientos hacia otras personas que no
fuera él; sin embargo, estos elementos no se tomaron en cuenta a la hora de definir el
fallo.
Determinar con exactitud cómo fueron los hechos tomó un tiempo. La versión
que se constituyó para los efectos del fallo fue que el día 30, por la tarde se había
apersonado en la casa un receptor judicial, con el propósito de embargar algunos
bienes producto del no pago de algunas deudas de Barceló. Luego de llegar a un
acuerdo telefónico con su acreedor, echó a empujones al oficial judicial.
Posteriormente, habría discutido con su esposa, pidiéndole que llamara a su
representante legal, el abogado Ernesto Reye s, con el fin de que les facilitara un
dinero de la herencia de su mujer y ella se habría negado a hacerlo. Al momento de
marcharse para asistir a la reunión de las Milicias Republicanas, Barceló con el
revolver en la mano y producto del estado nervioso en el que se encontraba, disparó.
Intencional o inconscientemente, difícil asegurarlo. 41
40
Echeverría, Mónica; “Agonía de una irreverente”; Editorial Sudamericana, segunda edición,
enero 1997, Santiago, Chile; 259.
41
Ob. cit.
48
5.3.4. Primera Etapa Y La Cárcel
42
“Confirmada la pena de muerte contra Roberto Barceló Lira”. 1936. “El Mercurio”. Santiago
(Chile), 24 de noviembre; 18.
49
El 23 de noviembre de 1936, finalmente se dio a conocer la resolución de la
Corte Suprema. Rechazó los recursos de casación presentados por el primero y el
segundo. Sin embargo, se acepta el presentado por el tercero, lo cual hizo que se le
ratificara la sentencia de primera instancia del Ministro en Visita, Manuel Rivas, de
condenar a Roberto Barceló a la pena de muerte. El expediente fue trasladado al
Ministerio de Justicia, pues se había presentado la solicitud de indulto apenas se ha
conocido la resolución del máximo tribunal del país. El Presidente tendrá tres días
para resolver si lo otorga o no.
Ya una vez elevada la solicitud de indulto por parte de Barceló, y luego de que
todos los amigos influyentes de éste visitaron al Presidente Alessandri en el Palacio
de Gobierno con el fin de salvar la vida del condenado, Inés Echeverría llegó a La
Moneda. Estuvo una hora reunida con el primer ma ndatario. Lo que allí sucedió entró
en la categoría de la leyenda; algunas versiones indican que la madre de la víctima
habría dicho a Alessandri apuntándole con una pistola: “Si estoy frente a un cobarde,
sepa usted, señor Presidente de la República, que no dudaré un instante en matarlo y
“El Enviado”, “El Mesías” será olvidado y la historia recordará sólo a un débil que
fue ultimado por una mujer”. 43 Otras no indican que haya hecho algo así. Lo
concreto es que al día siguiente, el Primer Mandatario dio a conocer su decisión. “No
ha lugar a la petición de indulto”, por lo que ese mismo día se le notificó al reo y éste
entró en capilla. La noticia caló hondo dentro de la familia del condenado, al punto
que su hermana Josefina Barceló murió ese mismo día, víc tima de un ataque cardíaco,
producto de la impresión. Ella era el segundo hermano que fallecía; en 1934 había
muerto Luis, quien también había asumido la defensa de Roberto.
43
Echeverría, Mónica; “Agonía de una irreverente”; Editorial Sudamericana, segunda edición,
enero 1997, Santiago, Chile; 273.
50
5.3.6. Un Adiós Y Unas Cartas Secretas
51
A la salida del fusilamiento, los curiosos que aguardaban afuera pedían detalles
a quienes abandonaban el penal, con el fin de confirmar que Barceló era el ejecutado.
Cuando la curiosidad estuvo satisfecha, comenzaron a retirarse del lugar.
El cadáver del reo fue retirado por su familia durante ese día, y sus restos
fueron sepultados en secreto en el Cementerio General de Santiago. A modo de
información los diarios “El Mercurio” y “El Ilustrado” indicaron en una pequeña
parte de sus columnas del acontecer nacional el cumplimiento de la sentencia sin
entrar en mayores detalles, dándolo rápidamente por pasado. Otros medios como “La
Opinión” le otorgaron un poco más cobertura al tema.
Roberto Barceló no dejó un mensaje para sus hermanos. Sólo unas misivas
para su hijo mayor, Roberto Joaquín. Estos textos salieron de la cárcel con el padre
Hurtado, quien los entregó a su destinatario cuando éste cumplió 21 años. El
contenido total de las cartas es un misterio, pero hay una referencia de ellas en el
texto “Agonía de una irreverente”, de Mónica Echeverría, revelado por el propio hijo
del condenado. El mensaje es contundente: “No dejes que a lo largo de tu vida te
domine el interés por el dinero”44 .
44
Ob. cit; 287.
52
5.4. El Chacal de Nahueltoro: ¿Realmente lo merecía?
La historia de este delito, que golpeó al país por la cantidad de personas
muertas y la saña con que se cometió, movilizó a la policía civil y a Carabineros tras
la pista del asesino y mantuvo al país en vilo durante un mes y que, al momento de su
ejecución, lo dividió por la vida de un campesino.
53
de la mejor forma. Así tuvo que tomar sus cosas, a sus hijos y se fue del lugar, junto
con Valenzuela.
Llegaron cerca del fundo Nahueltoro donde se detuvieron a descansar debajo de
un árbol. Rosa Rivas y Jorge Valenzuela bebieron vino. Valenzuela le preguntó si
había cobrado el dinero del Seguro Social, ella contestó que no. Iracundo, el hombre
la comenzó a golpear, pensando que la mujer le estaba ocultando el monto recibido
con el fin de no compartirlo con él. Para ello tomó una guadaña que tenía como
herramienta de trabajo y la hirió, estrangulándola y arrojándole una piedra en el
pecho de unos 35 kilos posteriormente.
La hija mayor de Rosa Rivas, Alicia de 12 años, se dirigía donde su madre
cuando se encontró con Valenzuela Torres; con ella repitió el mismo procedimiento
que con la mujer. “La Jovina de diez años, observó la escena y salió corriendo a
avisarle a sus dos hermanas (Judith y Rosina) que estaban jugando. La seguí pa’
matarla. En una parte en donde hay un pequeño promontorio de arena la alcance. Allí
estaban las tres. Dos de ellas se dejaron caer de rodillas pidiéndome perdón. Ya
estaba oscuro y les di varios golpes con la guadaña y luego estrangulé a las otras dos,
a la otra la degollé”. 45
“El Canaca” regresó al lugar donde estaba el cuerpo de Rosa Rivas, se tendió y
el menor de los hijos, un bebé de ocho meses, lloraba pidiendo su alimento. El
infante, que estaba en el interior de una caja que hacía de cuna, recibió un pisotón en
la zona torácica, que le causó la muerte por falla respiratoria. Luego se acostó a
dormir.
Al despertar, el asesino comió un caldillo de pescado que se preparaba en una
olla mientras asesinaba a la viuda y sus hijos y bebió otra cantidad de vino. Siguiendo
una costumbre de los delincuentes de la época, colocó los cadáveres en forma de
cruz, con la creencia de que así la policía nunca daría con su paradero. Revisó un
45
“El Chacal reconstituyó para la justicia el séxtuple homicidio”; 1960; Las Ultimas Noticias;
Santiago (Chile); 26 de septiembre; 1,2,3.
54
canasto de Rosa Rivas que contenía algún dinero que se llevó. Esa misma tarde huyó
de la zona.
55
a General Cruz, para trabajar en la construcción de las fondas oficiales del lugar. El
19 de septiembre de 1960, pasaba la medianoche, dos funcionarios de Carabineros
lograron capturarle. Jorge Valenzuela no se resistió al arresto. Al conocerse la
información, rápidamente la prensa se trasladó a la zona de Chillán. El juez Miguel
Quezada dispuso inmediatamente su traslado a la cárcel en calidad de incomunicado,
mientras comenzaban los interrogatorios.
Determinar la verdadera identidad del acusado fue una parte importante de la
investigación. Finalmente se estableció que José Jorge Castillo Flores, José Sandoval
Espinoza, Jorge del Carmen Valenzuela Castillo y José del Carmen Valenzuela
Torres era la misma persona 46 . Sin embargo hasta para los registros legales del
expediente se le nombró de dos formas: como José del Carmen y como Jorge del
Carmen, con el fin de evitar confusiones y artilugios legales por su nombre. Además
se estableció la edad del delincuente, pues al ser detenido, presentó un certificado de
nacimiento falso, que indicaba su identidad como José Garrido y que era menor de
edad, pues había nacido en 1945. Con un certificado de nacimiento se estableció que
“El Canaca” nació en 1937, en San Carlos, por lo tanto, tenía la mayoría de edad, lo
que implicaba que podía llegar al paredón por su séxtuple asesinato. 47 A estas alturas,
ya se había ganado el apodo con el que pasaría a la historia: “El Chacal de
Nahueltoro”.
Desde el primer momento que se supo la noticia, la gran mayoría del país,
solicitaba la pena máxima para castigar al hombre que asesinó con tanta saña a una
mujer y cinco niños, entre ellos un bebé. El Ministro de Justicia, Enrique Ortúzar,
declaraba a la prensa en relación al caso de Nahueltoro que “en las actuales
circunstancias de aumento de la criminalidad la estimo necesaria (la pena de
46
“Cuatro nombres tiene el homicida”; 1960; El Sur; Concepción (Chile); 11 de septiembre; 14.
47
“Feroz asesino de Nahueltoro recupera cinismo y apetito”; 1960; La Segunda; Santiago
(Chile); 22 de septiembre; 16.
56
muerte)”48 . Hasta la madre del victimario declaraba que era mejor que estuviera preso
por lo que había hecho. Lo insólito se produce cuando es llevada a Chillán la única
pariente de la viuda y sus hijos: Olivia de la Cruz Acuña, la hija mayor de la viuda,
que tenía 17 años. Junto con su conviviente, Luis Pereda, son trasladados desde las
proximidades de San Carlos para declarar. “La muchacha es la única hija que escapó
de la furia del asesino, porque Pereda se la llevó a trabajar en los arrozales de
Linares”49 . Ella ni se inmutó cuando la enfrentaron al homicida, y sólo se interesó en
preguntar sobre cuándo le entregarían las cosas de su madre, entre ellas una falda y
un abrigo que Valenzuela traía entre sus cosas. De increpar al “Canaca”, decirle un
insulto o algo, nada.
Con el paso de los días se conoció la historia personal del asesino. Nacido en el
seno de una familia de campesinos, él mismo afirma que “desde chico tuve mala
suerte. Pasé hambre y me faltó de todo. Nadie nunca me hizo comprender las cosas.
Mucho trabajé y recibí muchos malos tratos. Me pagaban sólo para comer. No sabía
leer ni escribir. No sabía qué otra cosa hacer...”50 Aquí comenzaron a aparecer las
condicionantes que posteriormente llevaron a una división en torno al caso.
48
“Partidario de la pena de muerte se muestra el Ministro de Justicia”; 1960; La Discusión;
Chillán (Chile); 20 de septiembre; 1.
49
“Ni siquiera emoción mostró la hija al enfrentar al asesino de su madre”; 1960; La Discusión;
Chillán (Chile); 20 de septiembre; 1.
50
“Séxtuple asesino espera clemencia presidencial”; 1963; El Sur; Concepción (Chile); 17 de
abril; 1 y última página.
57
infante, ante lo cual contestó que “lo pisé con el pie derecho”51 . Se intentó que una
menor del lugar sirviera como víctima para fijar una acción efectuada por “El
Canaca”, pero al verlo tan cerca, rompió a llorar, por lo que debió ser sustituída por
un saco. A las once de la mañana, terminó la diligencia, tras lo cual, se regresó al
detenido a la cárcel de Chillán. En la tarde se le levantó la incomunicación.
Mientras, en la cárcel, Valenzuela se mostraba arisco y reticente a recibir
apoyos y consejos. Hasta que llegó el sacerdote Eloy Parra, un joven religioso
franciscano de la zona, que era el capellán de la cárcel, quien se convirtió en su
consejero espiritual durante el período de reclusión. Gracias a él, el “Chacal”
comenzó un lento proceso de regeneración, el cual incluyó aprender a leer, a escribir
y a conocer a Dios, entre otros aspectos, lo que hizo que la apreciación que tenía
sobre él la sociedad chilena cambiara notablemente.
Sin embargo, junto con la evolución de Valenzuela aparecieron los resultados
de la investigación judicial. El 23 de febrero de 1962, el fallo de primera instancia lo
encontró culpable de homicidio simple en la persona de Rosa Rivas Acuña y de
homicidio calificado en las personas de Alicia, Jovina, Judith y Rosina Sánchez Rivas
y de lesiones graves con resultado de muerte en el infante Armando Sánchez Rivas.
La condena: pena de muerte.
Se presentó una apelación al Tribunal de Alzada de Chillán. El resultado fue
dado a conocer el 13 de noviembre de ese mismo año. En él, se confirmaba
absolutamente la sentencia emitida en primera instancia por el juez Poblete. Sin bien
las posibilidades estaban ya reducidas, se presentó un recurso de casación en el fondo
en la Corte Suprema, con la última esperanza de salvar la vida de Valenzuela Torres.
Pero fue en vano. El 4 de abril de 1963, el máximo tribunal del país confirmó la pena
que había impuesto la Corte de Apelaciones de Chillán, por lo que sólo restaba pedir
la clemencia presidencial para continuar viviendo.
51
“El Chacal reconstituyó para la justicia el séxtuple homicidio”; 1960; Las Ultimas Noticias;
Santiago (Chile); 26 de septiembre; 1,2,3.
58
5.4.5. “Estoy Harto Arrepentido De Lo Que Hice”
52
“Séxtuple asesino espera clemencia presidencial”; 1963; El Sur; Concepción (Chile); 17 de
abril; 1 y última página.
53
“Cayó el Chacal de Nahueltoro”; 1960; La Discusión; Chillán (Chile); 20 de septiembre; 1.
59
Presidente Jorge Alessandri dio a conocer la decisión final: “No ha lugar a la
conmutación de la pena de muerte a que se encuentra condenado el reo Jorge del
Carmen Valenzuela Torres”54 .
54
“72 horas de vida quedan a “El Chacal”; 1963; Las Ultimas Noticias; Santiago (Chile); 26 de
abril; 10.
55
Nora mbuena, Hernán: “¿Firmo, sí o no?”; 1963; Las Ultimas Noticias; Santiago (Chile); 27
de abril; 2.
56
“Que Dios perdone a mi hijo”; 1963; Las Ultimas Noticias; Santiago (Chile); 29 de abril; 3.
60
5.4.7. Muerte Y Mensaje Para La Prensa
El 30 de abril de 1963 llegó inexorablemente. Ya había comido su última cena
y dormido un rato. Luego de rezar, confesarse, recibir comunión en su celda y los
últimos sacramentos, el reo salió de su celda casi a las siete y veinte minutos de la
mañana. Caminaba a pasos cortitos, pues los grilletes no permitían un mayor
movimiento. El padre Eloy le acompañaba en su trayecto al cadalso y mientras eso
ocurría los 98 testigos, entre periodistas locales y de la capital, autoridades de la
región, miembros del Poder Judicial, el Director General de Prisiones Rafael Silva,
guardias de la cárcel y médicos enmudecían observando lo que acontecía. El reo,
ayudado en su andar por dos gendarmes, fue sentado en el banquillo, procediendo a
amarrarlo y vendarle el rostro. No hubo gritos ni movimientos, estaba muy tranquilo
orando con un rosario entre las manos.
Mientras el sacerdote Parra oraba un Padre Nuestro y las letanías de la
extremaunción en voz alta, discretamente entraron a la cancha de fútbol los fusileros.
Uno de ellos era el reemplazo de aquél que la noche anterior se había fracturado un
brazo al caer saliendo del baño de la prisión. Se prepararon y cuando sólo se
escuchaba la letanía del religioso, un ruido sordo terminó con todo, tan veloz que
incluso un funcionario de las prisiones debió tirar de un brazo al sacerdote para que
no recibiera un proyectil, ya que aún estaba muy cerca del condenado. Eran los 7:22
minutos.
Cuando los médicos se acercaron a Valenzuela, el pelotón del Servicio de
Prisiones ya había salido del lugar. En veinte segundos se confirmó su muerte,
producto de cinco proyectiles en la región cardíaca pulmonar y dos en la zona de la
aorta. El médico Marcos Lavanshine indicó que tal fue la precisión de los fusileros
que dos balas entraron al corazón por el mismo orificio, lo cual no produjo dolor en el
condenado ni alargó su agonía. Al día siguiente, luego de la autopsia de rigor, el
cadáver fue entregado a sus familiares, quienes lo sepultaron en el Cementerio de San
61
Carlos, gracias al aporte de un dueño de una funeraria que, curiosamente, fue el
mismo que dispuso de los nichos y los féretros para las víctimas del “Canaca”.
Antes de morir, Jorge Valenzuela dejó algunos mensajes, cada uno de ellos
cargado de buenos deseos para sus destinatarios. Entre ellos, uno para su carcelero y
amigo, el cabo de prisiones Vicente Quijada, una poesía para su madre, otro para sus
compañeros de presidio, en especial para el club de fútbol “Horizonte” de la cárcel y
otro para la prensa. Este última nota decía textualmente lo siguiente: “Me despido de
la prensa y también le ruego que ayuden a mi madre y de que nunca mas vuelba a
suseder lo que me paso a mi. Jorje Valensuela Torre”. 57
57
Norambuena, Hernán; “Así pasaron las horas del Chacal”; 1963; Las Ultimas Noticias;
Santiago (Chile); 30 de abril; 3.
62
5.5. Caso Calama: Por el poder o la obediencia
El caso Calama tuvo un característica que lo hizo trascendente, pues aparte de
la difícil investigación policial para dar con los culpables, puso en jaque los
principios de un gobierno militar y su responsabilidad por los actos de su servicio
secreto ante el país.
58
Reyes, Ramón; “Paso a paso revivieron el brutal doble crimen”; 17 de junio de 1981. “Las
Ultimas Noticias”; Santiago (Chile) , página 2, 3.
63
5.5.1. Un Trabajo Perfecto...
59
Idem, página 2.
64
5.5.2. ¿Fueron O No Fueron?
60
“La Historia Completa del Crimen del Siglo”; 21 de junio de 1981; Revista “Reportajes”
Edición Especial; “Las Ultimas Noticias”; Santiago (Chile), página 1/15.
65
5.5.3. Sorpresas, Crimen Y Misterios Sin Resolver
61
Manríquez, José; “Homicida intentaba viajar a Tacna”; 12 de junio de 1981, “La Segunda”;
Santiago (Chile), página 15.
62
Anónimo; “¡Los enterraron en la pampa...!”;12 de junio de 1981; “Las Ultimas Noticias”;
Santiago (Chile), última página.
66
En pocas horas se detuvo por su participación también a Francisco Díaz, pues
Villanueva confesó con nombres y apellidos. Pero faltaba el jefe y éste estaba en
Calama. El caso aparecía casi resuelto, sólo faltaba detenerlo, pero era un miembro
del servicio secreto del gobierno. Dada la gravedad del problema, se decidió consultar
a Santiago, directamente con el entonces director de Investigaciones, el general
Fernando Paredes, quien se entrevistó con el Presidente, el general Augusto Pinochet.
Este último, a la luz de los acontecimientos, dio la orden de la detención del jefe de la
CNI de Calama. Entonces los primeros detenidos fueron trasladados desde Arica
hasta la ciudad minera en aviones de Investigaciones.
Mientras esto acontecía, agentes de Investigaciones se dirigieron a la casa de
Gabriel Hernández. Lo rutinario era que el jefe de la CNI fuera hasta la central de
Investigaciones a averiguar sobre las novedades que se producían para esclarecer el
robo, pero esta vez fueron los miembros de la policía civil a avisarle que fuera a la
central, porque había un gran avance en el caso. Cuando Hernández se presentó, se
impuso de la nueva. Estaba detenido.
A los pocos minutos de ocurrir la detención en Calama, en la ciudad de Arica,
sonó el teléfono del mayor de Ejército Juan Carlos Delmás Ramírez, jefe de la CNI
de la ciudad. Uno de sus subordinados, le informaba lo que acaba de acontecer. El
mayor Delmás le respondió que si lo llegan a descubrir, se lleva por lo menos a cinco
con él. Lo que él ignoraba es que su teléfono estaba intervenido y la conversación
estaba siendo grabada, con lo que se inició su búsqueda para su detención.
Junto con la captura de los tres ejecutores del delito, se detuvieron a tres
personas más: Gerardo Hernández Anderson, hermano del jefe de la CNI calameña,
Saniel Benedicto Villanueva Márquez, hermano del otro inculpado y al agente de la
CNI Juan Carlos Arenas Cortés. Estos tres últimos fueron acusados de cómplices del
delito de robo con homicidio, pues en sus viviendas se encontraron sumas
importantes de dinero pertenecientes al botín. “Alguien tenía que movilizar ese
dinero” dijo al juez en su declaración Gabriel Hernández, “ y Villanueva partió con
tres bidones (de agua de 20 litros, rellenos con dinero) en el primer viaje. Le entregó
alrededor de ocho millones a su hermano Saniel, cesante, y algo así como 200 mil
67
pesos para que se alimentara él y su grupo familiar”63 . Era el jueves 11 de junio de
1981. La CNI emitió entonces un comunicado conjunto con Investigaciones en el cual
se indica que “ se ha confesado como uno de los autores del robo y homicidios el
funcionario de la CNI Eduardo Villanueva Márquez, quien además de entregar parte
del dinero y señalar el lugar donde se encontraban los cadáveres de los empleados del
Banco del Estado, ha manifestado haber actuado en complicidad de Gabriel
Hernández Anderson, de la CNI”. Agrega el comunicado que “por ahora, la CNI ha
expulsado a quienes aparecen participando en e crimen”64 . Ese día en Calama, se
relevó a todo el personal de la CNI. Se les trasladó a Santiago y llegaron nuevos
agentes, que no habían tenido relación con Hernández y los suyos.
El lunes 15 de ese mes sin embargo, trajo novedades. A la salida de la ciudad de
Arica, cerca del poblado de Ticnamar, un lugareño encontró muerto dentro de su
automóvil el mayor Juan Delmás Ramírez. Desde hacía tres días era buscado
intensamente por su vinculación en el caso. Con ello, se esfumó la posibilidad de
comprobar o desmentir las declaraciones que hicieron Gabriel Hernández y Eduardo
Villanueva, en el sentido de que ellos sólo obedecían órdenes superiores impartidas
por este militar. Sin embargo, sobre la muerte del mayor, que había ascendido recién
en enero, surgieron varias interrogantes que la prensa se encargó de destacar: la data
de muerte era de 30 horas, lo que indicaba que había muerto el sábado en la noche o
el domingo en la madrugada. El lugar en donde fue encontrado el vehículo es
transitado por los lugareños de Ticnamar, pero sólo se vio el auto el lunes en la tarde.
Todos los habitantes del poblado que pasaron por el sector el domingo y lunes hasta
antes del descubrimiento, aseguraron que el automóvil Mazda rojo del oficial no
estaba allí. Y lo más importante: Delmás sostenía la pistola con la mano derecha, pero
él... era zurdo.
63
Reyes, Ramón; “Paso a paso revivieron el brutal doble crimen”; 17 de junio de 1981, “Las
Ultimas Noticias”; Santiago (Chile), página 2 / 3.
64
Anónimo; “Comunicado de la CNI e Investigaciones”; 12 de junio de 1981, “Las Ultimas
Noticias”; Santiago (Chile); última página.
68
Ante tantos cabos sueltos, se inició una investigación, que según el resultado
forense, confirmó la tesis del suicidio, pero que dejó bastantes dudas que, a todas
luces, indicaban que en este caso había más personas involucradas de las que
aparecen en la historia oficial. Sin embargo, este punto nunca fue aclarado totalmente,
así como la extraña desaparición de la esposa del mayor Delmás, Rosa Fort Arenas,
quien luego del “suicidio” y con cinco meses de embarazo, desapareció de Arica y
nunca más hubo noticias de su paradero.
5.5.4. El Proceso
Para aclarar “el crimen del siglo”, inicialmente tomó el caso el juez del
Segundo Juzgado del Crimen de Calama, Iván Tamargo. Con el paso de los días, y
dada la trascendencia del caso, se nombró como ministro en visita al magistrado de la
Corte de Apelaciones de Antofagasta Manuel Zañartu Vera. De acuerdo a las
declaraciones de los inculpados, se sometió a proceso a cinco de los seis detenidos
inicialmente, pues se comprobó la total inocencia de Gerardo Hernández. La defensa
de Gabriel Hernández, Eduardo y Saniel Villanueva, Juan Carlos Arenas y Francisco
Díaz la asume el abogado de turno de la Corporación de Asistencia Judicial de
Calama, Oscar Mardones, y en la cual tuvo participación el padre de Gabriel
Hernández Anderson, el abogado del mismo nombre, lo que le otorgó al proceso un
ribete emotivo muy especial, ya que al momento de producirse el crimen y la
detención de su hijo, éste era un connotado jurista ariqueño que se desempeñaba
como fiscal del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) de esa ciudad y era
ampliamente conocido y respetado por su rectitud.
Durante los alegatos, el elemento fundamental de la defensa de los principales
acusados estuvo en probar que el delito fue cometido por “debida obediencia” a una
orden superior, impartida por el mayor Delmás. Uno de los aspectos que pudo
corroborarse fue que, días antes del crimen, se había enviado por bus, desde Arica a
Calama, la dinamita que se empleó para volar los cuerpos de los funcionarios
bancarios. De acuerdo a lo investigado, un subalterno del mayor de Ejército,
69
utilizando un nombre falso, fue quien envió los explosivos. A su vez, registró un
destinatario ficticio, que sería requerido realmente por el jefe de la CNI calameña. 65
El 7 de enero de 1982, el ministro Zañartu dictó la sentencia de primera
instancia, imponiendo la pena de presidio perpetuo a Gabriel Hernández Anderson,
como autor del delito de robo con doble homicidio y a Eduardo Villanueva Márquez
y Francisco Díaz Meza, como cómplices. En tanto, a Juan Carlos Arenas y Saniel
Villanueva fueron condenados a cinco años y un día por complicidad y
encubrimiento.
Se presentó una apelación por la parte de los reos, los familiares de las víctimas
y el Banco del Estado. El 17 de mayo de ese año, la Corte de Apelaciones de
Antofagasta modificó las penas otorgadas en primera instancia, condenando a muerte
a Gabriel Hernández, Eduardo Villanueva y Francisco Díaz, cambiándoles a estos dos
últimos su calidad de cómplices a autores del delito de robo con homicidio. A los
otros dos inculpados se les mantuvo sus condenas como encubridores.
65
Información publicada por Loy, Alberto; “Mi hijo no puede ser fusilado: El sólo cumplió
órdenes superiores”; 14 de febrero de 1982; “La Tercera de la Hora”, Santiago, (Chile), página 41.
70
El 30 de septiembre se dio a conocer el fallo definitivo. Por cinco votos a cero,
la Tercera Sala de la Corte Suprema, confirmó la pena de muerte a Gabriel Hernández
y a Eduardo Villanueva, cambiando el paredón por el presidio perpetuo para
Francisco Díaz, en atención a la poca importancia que tuvo su participación dentro
del delito en sí, en razón de que incluso los autores materiales del hecho le dieron una
parte muy pequeña del dinero, a la hora de repartir el botín. Entre los argumentos que
esgrimió el fallo final se indicó que “aparecen como inamoviblemente acreditados los
siguientes hechos: a) La sustracción del dinero perteneciente al Banco del Estado de
Chile y el doble homicidio del que fueron víctimas Luis Guillermo Martínez y Sergio
Yáñez; b) La íntima relación que existe entre ambos hechos, puesto que los culpables
del delito se propusieron, precisamente, apoderarse de cosas muebles, con el ánimo
de lucro, y cometer, posteriormente, el homicidio de los nombrados Martínez y
Yáñez; y c)Los hechores se propusieron, precisamente apoderarse de especies ajenas,
ejerciendo violencia, que se tradujo en el asesinato de los empleados bancarios,
estando decididos a matar para favorecer su impunidad, siendo el homicidio el medio
que emplearon para llevar a la práctica su propósito fundamental”. 66
Ante este panorama, los condenados a muerte recurrieron a la última
posibilidad: el indulto presidencial. Los padres de Hernández Anderson escribieron
sendas cartas abiertas al General Pinochet y a su esposa, Lucía Hiriart, implorando
por las vidas de ambos y que fueron publicadas en los medios de prensa nacionales el
domingo tres. Pinochet había dicho, dos días atrás, que él respetaba los fallos del
poder judicial y que no haría uso de su facultad de indultar, pero aún no se pronuncia
definitivamente sobre la solicitud formal que ha recibido.
El 4 de octubre fue publicada la única entrevista efectuada a los condenados
agentes de la CNI. Pablo Honorato, periodista de Canal 13 y entonces también del
diario “El Mercurio” consiguió una hora para hablar con ellos. La cita fue en la
biblioteca de la cárcel, a donde los reos llegaron en la compañía del abogado Gabrie l
66
Anónimo; “Condenados a muerte homicidas de Calama”; 1 de octubre de 1982; “El
Mercurio”; Santiago (Chile); páginas A1 y A12.
71
Hernández. El profesional recuerda que durante el encuentro, Gabriel Hernández hijo
fue quien siempre respondió, con un lenguaje muy pulcro, utilizando frases llenas de
un espíritu patriótico, como por ejemplo cuando afirmó que enfrentarían a la muerte
“con la valentía que caracteriza a los soldados de mi patria”67 . Lo opuesto fue
Eduardo Villanueva, quien se mantuvo en silencio, casi como un espectador,
“hablaba muy poco, prácticamente no hablaba, como que asentía a todo lo que decía
Hernández”. 68
Sin embargo, un acontecimiento de último minuto planteó la posibilidad de
salvar del pelotón a los condenados por la vía legal. En el programa “525 líneas”, del
canal 11 de televisión de la Universidad de Chile, el ministro de la Corte Suprema
Israel Bórquez, quien vio el caso de Calama en tercera instancia, vertió opiniones
sobre la vigencia de la pena de muerte, lo cual le valió un escrito de recusación,
además de un recurso de inaplicabilidad de la pena de muerte que se presentó por
parte de los condenados el 11 de octubre. Finalmente, ninguno de ellos fue aceptado.
67
Honorato, Pablo; “Entrevista en cárcel de Calama: Hablan los dos condenados”; 4 de octubre
de 1982; “El Mercurio”; Santiago (Chile), página A1 y A12.
68
Extracto de la entrevista al periodista Pablo Honorato; Santiago (Chile), 3 de octubre de
2001, ver Anexo.
72
Cuando fueron notificados de la decisión de la justicia y la negación del indulto
presidencial, de acuerdo a un testimonio anónimo de un gendarme que presenció la
escena, Hernández con mucha sangre fría, tomó un lápiz y firmó al pie de la última
carilla del expediente. Le tocó el turno a Villanueva. Y al otrora jefe de “Los
Carasucias”, pandilla que hizo de las suyas en Arica en los años setenta, le faltó el
valor. “La lapicera se deslizó tres veces de entre sus dedos temblorosos. Entonces
buscó la mirada de Hernández. Indeciso, mantuvo el lápiz en alto. Entonces
Hernández le ordenó: “¡Firma!”, y Villanue va lo hizo. “Sí, jefe”, respondió y aceptó
la pena de muerte.”69
El ministro en visita, Manuel Zañartu, debía decidir dónde se efectuaría la
ejecución, si en la cárcel de Antofagasta o en el mismo presidio calameño. El sitio
escogido fue este último.
El jueves 21, a eso de las 17:00 horas, los hombres en capilla recibieron a sus
familiares por última vez. Tienen sólo una hora para estar con ellos: Gabriel
Hernández estuvo junto a sus padres Gabriel y Nelly, su hermano Gerardo, su esposa
Viviana Castillo y su primo Horacio Hernández, en tanto de Eduardo Villanueva
estuvo con su esposa Delia Palominos. De acuerdo a lo declarado a la prensa por el
obispo de Calama, Monseñor Juan Bautista Herrada, quien presenció este encuentro y
les ofició una misa, en esta emo tiva reunión fueron los condenados quienes
reconfortaron a sus familiares, que se mostraban visiblemente afectados por los
inexorables acontecimientos. Se filtró en ese momento por parte de uno de los
miembros de la familia Hernández que el condenado habría escrito su verdad de esta
historia, y que el texto ya estaría fuera del país, en el cual, supuestamente, revelaría
que el robo al Banco del Estado de Chuquicamata se habría realizado por la urgente
necesidad de obtener recursos extras para los servicios de seguridad, debido a los
enormes gastos productos del envío de personal al extranjero.
69
Guerra, Mónica; Inzunza, Raúl y Marabolí, Sergio; “Ignoran cúanto les falta para morir”; 21
de octubre de 1982; “Las Ultimas Noticias”, Santiago (Chile), página 13.
73
5.5.7. La Fatalidad Y Un Tiro
Viernes 22. El día final. A la medianoche ingresó al penal una carroza con las
urnas en que saldrían los ejecutados rumbo a Arica, la ciudad natal de ambos, donde
tendrían cristiana sepultura. En la víspera, los ciudadanos de Calama fueron a la
Catedral, en donde se ofició una misa por las almas de todos los involucrados en esta
tragedia; mientras el hermano de Eduardo Villanueva, Saniel, fue trasladado a
petición propia a la cárcel de Antofagasta durante todo ese fin de semana, con el fin
de no escuchar los disparos. Ante de irse, se le autorizó despedirse de él, momento
que, según gendarmes que fueron testigos, resultó muy dramático para ambos 70 .
Mientras duró la espera, los condenados estuvieron en la compañía de un
sacerdote cada uno. Hernández junto al párroco Cristián Contreras y Villanueva con
el sacerdote Carlos Saavedra. Rezaron, conversaron y hasta se animaron a contar
algún chiste. Luego de recibir la última comida, a eso de las tres de la mañana,
Gabriel Hernández le entregó a su sacerdote asistente una carta, destinada a
reconfortar a sus familiares más cercanos.
En tanto, a eso de las cuatro y media, los periodistas que presencia rían el acto
comenzaron a ser llamados alfabéticamente para ingresar. Eran 21, más dos médicos
de Gendarmería, funcionarios del Poder Judicial que participaron del proceso y un
fiscal militar; en total unas treinta personas.
Mientras, en sus celdas, los condenados esperaban. Se acercaba la hora y
comenzaron los preparativos finales. Los sacerdotes se despidieron y les entregaron la
absolución de sus pecados. El párroco Contreras declaró posteriormente que
Hernández le dijo: “Amigo, ya me voy a reencontrar contigo. Voy a rogar para que
continúes trabajando para tu apostolado y por los pobres.” En tanto, Villanueva
simplemente le dijo a su acompañante de fe: “Adiós, santo padre.”71
70
Id; “Saniel Villanueva no vio morir a Eduardo”; 22 de octubre de 1982; “Las Ultimas
Noticias”, Santiago (Chile), página 15.
71
Castillo, Benedicto; Molina, Oscar; “Las últimas palabras de Hernández y Villanueva”; 22 de
octubre de 1982; “La Segunda”; Santiago (Chile), páginas 24 / 25.
74
El engrillamiento de pies dio paso al camino que iniciaron hacia el patíbulo. A
las 6 y media de la mañana, llegaron a la cancha donde pasarían, en pocos minutos, a
la vida eterna. A Eduardo Villanueva lo llevaban en andas dos gendarmes. A pesar de
su gruesa contextura y su casi metro noventa de estatura, su cuerpo ya no le
respond ía. Gabriel Hernández, en cambio, caminaba tranquilo, sereno, como si para
él todo esto fuera algo normal. Aquí aparecieron más claras que nunca las diferencias
de ambos, que hacían que el uno apareciera como el opuesto del otro: Villanueva,
siempre fue un hombre más débil emocionalmente. Él era el rudo, el tosco, el que
siempre solucionó sus problemas a golpes. En su época moza en Arica le decían “el
Elvis Presley”, pues tenía un parecido físico al famoso cantante y procuraba lucir de
pies a cabeza como él. Tenía un matrimonio fallido, una nueva pareja y tres hijos.
Hernández, en tanto, era el hombre culto, refinado, el opuesto a Villanueva. Egresó
del prestigioso colegio San Marcos de Arica, y siempre se había caracterizado por su
formalidad y sus dotes de líder, que lo llevaron a la presidencia de la juventud del
Partido Nacional de la zona. Se casó y había tenido tres hijos con Viviana Castillo,
hija de Manuel Castillo, alcalde de Arica al momento de producirse el delito y quien,
por tenerlo de pariente, fue destituido de su cargo. Se había vinculado bien y hasta el
momento final, su clase estuvo de manifiesto.
Fueron colocados de forma cruzada en el extremo sudoeste del patio, y no uno
al lado del otro; Hernández está en el lado oeste, dando la espalda a la calle
Granaderos, mientras que Villanueva es ubicado hacia el sur, hacia la calle
Antofagasta. Sentados en los banquillos, les pusieron los segundos paños negros en la
vista y los amarraron de pies y brazos. Los médicos se acercaron a ellos y les
colocaron los círculos rojos sobre el corazón. El suelo estaba cubierto por frazadas,
con el fin de que ellos no escucharan el instante en que entraban los fusileros. De
pronto, éstos hicieron su ingreso y tomaron posición, ocho frente a cada inculpado.
Los periodistas estaban ubicados en la parte alta del penal, en una situación de
palco. La situación llegaba a ser siniestra pues, de acuerdo al testimonio del periodista
Pablo Honorato quien asistió como testigo, “es de madrugada, apenas está
amaneciendo, no falta de hecho que un perro aúlla, uno ve las casas con las luces
75
prendidas, porque esa noche nadie duerme”72 . Los sacerdotes rezaban el Padre
Nuestro y se comenzaron a alejar, subiendo el volumen de su plegaria para que ellos
pensaran que aún están allí. Hernández y Villanueva estaban tranquilos, sin gritos.
Sólo esperaban.
El capitán que comandaba la operación sacó su sable. Todos los fusileros lo
miraban atentamente. El momento se acercaba con un silencio aterrador. El periodista
Honorato estaba mirando desde arriba cuando recordó una frase que días antes, al
terminar su entrevista con los agentes, Gabriel Hernández le había dicho: “Como
usted va a estar presente en mi fusilamiento, quiero que usted vea cómo voy a morir
yo. Yo voy a morir sacando pecho, porque soy un patriota”. 73 Y de acuerdo a su
impresión, Hernández sacó pecho. El capitán bajó el sable y la descarga de los 16
fusiles Mauser estremeció a los presentes y a todos aquellos que estaban despiertos en
los alrededores del presidio, de la ciudad, del país.
Mientras los fusileros salían corriendo del lugar, los médicos se dirigieron hacia
los ejecutados. Eran las seis y treinta y cinco minutos. Aunque su ropa no estaba
manchada con sangre, producto de un relleno de algodón para evitar una imagen
grotesca, Gabriel Ernesto Hernández Anderson murió instantáneamente. Pero
Eduardo Segundo Villanueva Márquez, no. Pasan uno, dos, tres, cuatro minutos, tal
vez más, tal vez, menos y aún agonizaba. El “Carasucia” era duro hasta para morir.
Ante la señal del médico, el capitán del pelotón tomó su arma de servicio y la ubicó
en la sien izquierda de Eduardo Villanueva. Un disparo atronador para su muerte por
tiro de gracia cuya bala, de acuerdo al testimonio de otro periodista testigo, Eduardo
Segovia de “Radio Cooperativa”, y de Sergio Marabolí de “Las Ultimas Noticias”,
72
Extracto de entrevista al periodista Pablo Honorato; Santiago (Chile), 3 de octubre de 2001,
ver Anexo.
73
Id.
76
rebotó en el banquillo y pasó cerca del entonces Director de Gendarmería, Rodolfo
Schmidlin, quebrando un vidrio que había detrás de él. 74
Rato después, salieron los periodistas que habían presenciado el hecho, algunos
visiblemente afectados por lo que han visto; por otras puertas se evacuó al capitán y
al grupo de fusileros. En la cárcel de Calama todo había terminado, mientras los
ciudadanos que estaban despiertos en las cercanías de la prisión, se dirigieron a la
Catedral, a la misa que Monseñor Herrada oficiaría por las almas de los que han
partido hace pocos minutos. En Antofagasta en tanto, el entonces Obispo de esa
ciudad, Monseñor Carlos Oviedo iniciaba un oficio religioso con el mismo objetivo.
Al fin, muchos se compadecieron de su suerte, del dolor de sus familias y en especial,
de la profunda tristeza del abogado Hernández, por quien se ruega en cada oración.
Horas más tarde, monseñor Herrada reunió a las familias de ambos ejecutados y
procedió a leer la carta póstuma que han dejado, la que posteriormente fue dada a
conocer a la prensa. Fechada el 19 del mismo mes -un día después de la notificación
de la condena- y provista de un perfil religioso muy fuerte, en su parte medular dice:
“Alegraos con nosotros y fortaleced vuestro espíritu. Comprended que no
hemos muerto, en verdad hemos nacido a la verdad y a la eternidad donde la Santa
Trinidad, junto con María Virgen nos salen al encuentro. Sed fuertes, comprended el
milagro y sepan cumplir con la Divina Voluntad. Asumid vuestras obligaciones
terrenas y tened siempre presente que velaremos por ustedes como vosotros lo sabéis
hacer con oraciones para con nuestras almas. Alegraos en nuestra fe y comunicad la
buena nueva. Que Dios les bendiga y hasta siempre.
74
Ver entrevista a Eduardo Segovia; Santiago (Chile), 19 de octubre de 2001, en Anexo, y ver
Marabolí, Sergio; “Enfrentaron la muerte con dignidad”; 23 de octubre de 1982, “Las Ultimas
Noticias”; Santiago (Chile), páginas 14-15.
77
Gabriel Hernández y Eduardo Villanueva.”75
75
Extracto del mensaje póstumo de los condenados, publicado en diarios “La Segunda” y “Las
Ultimas Noticias” de Santiago, 22 y 23 de octubre de 1982; páginas 26 y 16.
78
5.6. Los Psicópatas de Viña del Mar: Lobos con pieles de ovejas
Jorge José Sagredo Pizarro y Carlos Alberto Topp Collins protagonizaron,
hasta ahora, la mayor historia criminal que registre el catastro policial chileno. Este
sumó diez homicidios, tres violaciones y algunos robos menores y que pusieron,
literalmente, “de cabeza” a los servicios policiales en la búsqueda de los responsables
de éstos durante más de un año.
76
“La escalofriante confesión de Jorge Sagredo”. 1985. “La Tercera de la Hora”, Santiago
(Chile); enero 19: 4,5.
77
Idem; 4,5.
79
El 22 de julio, en la laguna Sausalito, robaron algunas especies a Raúl Rojas
Olguín, Hugo Aragón Valdivia y Adelina López Zamora. Al día siguiente, robaron un
reloj a Jaime García Valenzuela en el estadio de la ciudad. Sin embargo, lo peor no
había comenzado.
78
Idem; 4,5.
79
Idem; 4,5.
80
donde había instrumental médico con los cuales se quedó Topp Collins. “Después la
amarramos a una chaleca de ella y huimos”. 80 Esa noche el asesinado fue el médico
Alfredo Sánchez Muñoz y la víctima del ultraje fue su pareja, la enfermera iniciales
L. F. B. B.
Tres meses más tarde, Sagredo continuó su camino delictual, esta vez actuando
en solitario. El 28 de febrero de 1981, pasada la medianoche, llegó al sector del
Estero Marga - Marga, donde encontró a una pareja en el interior de un automóvil
mientras sostenían relaciones íntimas. El hombre se percató de la presencia del
extraño e intentó espantarlo pero fue abatido por un certero disparo. La víctima era el
transportista Fernando Lagunas Alfaro. “El auto estaba cerrado y ella misma sacó el
pituto del seguro. En ese momento me reconoció, quería arrancar, pero no pudo. Se
puso a gritar: “¡¡No me mates, te conozco, eres paco!!” ”81 . Esto hizo que el policía
reaccionara y le disparara. La segunda víctima de Sagredo fue la prostituta Delia del
Carmen González Apablaza, conocida como la “Topo Gigio”.
La crónica roja volvió a tener noticias de ellos a fines de mayo, con un hecho
tanto o más cruel que los anteriores: el 25, en la noche, abordaron un taxi en el centro
de Viña del Mar. El chofer, Luis Morales Alvarez, era un conocido de Sagredo a
quien pidieron que los llevara al sector de Gómez Carreño, pasando por Granadilla.
Cuando llegaron allí, le detuvieron y obligaron a cambiar al asiento trasero. Sentado
junto a Sagredo, le reconoció y al preguntar qué le iba a pasar, éste le quitó la vida de
un balazo y abandonaron el cadáver en un terreno baldío. Necesitaban un automóvil
para el nuevo golpe.
80
“Escalofriante relato de cómo ultimaron a cada víctima”. 1982. “La Segunda”, Santiago
(Chile); marzo 20: 14, 15.
81
Idem; 14, 15.
81
Se dirigieron entonces a la zona alta de la ciudad. Mientras avanzaban,
encontraron un Fiat Ritmo nuevo estacionado con una pareja en el interior. Sin
pensarlo dos veces, se bajaron y abrieron la puerta para liquidar al conductor. Así,
asesinaron a Jorge Inostroza Martínez, albañil, y violentaron sexualmente a la mujer
que lo acompañaba, una amiga de iniciales M.S.I. Posteriormente, la abandonaron e
incendiaron el taxi en el camino Viña - Reñaca. A estas alturas, la población se
encontraba alarmada y ya se hablaba de “los psicópatas de Viña del Mar”.
82
“La escalofriante confesión de Jorge Sagredo”. 1985. “La Tercera de la Hora”, Santiago
(Chile); enero 19: 4,5.
82
estaba al volante. Topp bajó al hombre y lo hizo caminar, le pidió dinero y le disparó
dos tiros.”83 Luego sacó a la mujer del volante y Topp lo condujo hacia el camino
Troncal. Entró por un camino de tierra y ahí la mujer fue violada por Sagredo. Topp
intentó hacerlo también, pero no pudo.
Retornaron hacia el camino Troncal y Sagredo le dijo a la mujer que se fuera.
Ella, en un momento de claridad, le pidió sus cosas y algo de dinero para regresar a su
casa, ante lo cual Sagredo accedió, dándole cincuenta pesos para la movilización y
devolviéndole sus pertenencias. Ellos, en tanto, regresaron a Valparaíso y dejaron el
auto estacionado frente al Cuartel de Investigaciones de la ciudad. La pareja atacada
esa noche fue Oscar Noguera Inostroza, funcionario bancario y la secretaria
A.M.R.C. En declaraciones posteriores, la víctima aportó otro detalle: Topp Collins
obligó a Sagredo a violarla.
83
Idem; 4,5
84
Idem; 4,5
83
La comunidad comenzó a exigir resultados. Resultaba imperioso poner atajo a
estos hechos, que habían terminado por menguar la actividad nocturna de la ciudad
costera y, por ende, los ingresos de los comerciantes. En los meses siguientes se
produciría la invasión de veraneantes y el Festival de la Canción, situaciones que
podrían despertar el apetito de estos “psicópatas”. Por como actuaban, el temor
comenzó a inundar a la opinión pública, no sólo de la zona, sino, también al resto del
país, pues otros delincuentes podrían imitar estos acontecimientos.
84
Dinorah Cameratti, a cuya disposición han sido puestos con esta fecha”. 85 A esa
misma hora, un grupo del OS- 7 conducía hasta la cárcel de Valparaíso a Jorge José
Sagredo Pizarro y a Carlos Alberto Topp Collins. Ante el asombro de la opinión
pública, los psicópatas eran carabineros, y con ello se desmentía la versión de la
policía civil que sindicaba al industrial Gubler como responsable y, de paso, las
“pruebas irrefutables de su culpabilidad” comenzaban a desmoronarse.
Esa semana fueron sometidos a interrogatorios y Gubler fue puesto en libertad
por falta de méritos. El Director de Investigaciones, General (R) Fernando Paredes,
presentaba su renuncia al cargo, pero no le fue aceptada. Además, se dio a conocer
por medio de la prensa cómo Carabineros había llegado a la identidad de los
hechores. Su baja se produjo el 4 de marzo. “Me presenté a cumplir el servicio en el
segundo turno, cuando me dijeron que me fuera a mi casa y volviera de civil. Volví a
la comisaría en Viña y me encontré con Carlos Alberto Topp... Nos hicieron muchas
preguntas sobre estado civil, unidades en que habíamos trabajado y después nos
paramos en fila en una parte de la sala. Entonces pasaron algunas personas que nos
miraban desde detrás de una cortina que tenía un hoyito, para un
reconocimiento”86 dijo Sagredo en una entrevista concedida en la cárcel.
Luego reconoció los delitos, pues no tenía coartada. Topp Collins tampoco.
Sagredo admitió que después de cada crimen en que mataba y violaba, sentía un
intenso dolor de cabeza, y la madrugada del 1 de noviembre no fue la excepción, por
lo cual bebió hasta emborracharse. En la Primera Comisaría de Viña del Mar se le
tuvo detenido cinco días y se le requisó el armamento de servicio y una pistola
particular... una Colt 38 milímetros.
Obviamente, como miembros de la policía, sabían de los movimientos que se
hacían en relación al caso, por lo tanto, actuaban despistando a los investigadores, de
manera tal que ni sus propios compañeros sospecharan nada de sus ilícitas
85
“Comunicado de Carabineros”; 1982; El Mercurio; Santiago (Chile); 4 de marzo; A1, A12.
86
“Escalofriante relato de cómo ultimaron a cada víctima”. 1982. “La Segunda”, Santiago
(Chile); marzo 20: 14, 15.
85
actividades. Incluso durante aquel verano, junto con Topp estuvieron de guardia en el
23º Festival de la Canción de Viña del Mar, en labores preventivas del ataque de “los
mirones” como también se les llamaba. Sin embargo, quedó para siempre la duda si
realmente no existió la participación de terceras personas en el hecho,
específicamente si Gubler era tan inocente como se afirmó, pues incluso una de las
mujeres violadas no reconoció inicialmente a los psicópatas como sus agresores, sino
al empresario inicialmente inculpado.
87
“Topp Collins no tenía sicosis”. 1985. “La Tercera de la Hora”, Santiago (Chile); enero 20: 6.
86
Jorge José Sagredo Pizarro en cambio, era muy distinto a su compañero de
correrías. Soltero, una hija, llevaba nueve años en Carabineros y tenía 27 cuando fue
apresado. Según un informe psiquiátrico extendido a solicitud del ministro Torres,
“ingresó a Carabineros hace 9 años, donde tuvo un desempeño regular, pues tenía
problemas de adaptación y dificultades para obedecer a sus jefes, lo que ocasionó
algunos castigos... dice ser un bebedor moderado, al estar ebrio su conducta es más
violenta. Impresiona como un individuo de inteligencia normal, cultura baja,
impulsivo y agresivo, aunque su agresividad permaneció muchas veces oculta.”88
Cuando se le preguntó por qué había cometido los asesinatos, respondió que
“por defensa propia”89 , ya que él sólo se preocupaba de mirar a las parejas pues eso le
causaba una gran excitación, lo que revelaba un grado importante de voyerismo en su
personalidad. Cuando era descubierto, atacaba y mataba y a veces, violaba.
Se habían conocido años atrás cuando ambos desempeñaban labores en
Limache y luego en Viña del Mar, acostumbraban patrullar en zonas oscuras donde
los enamorados hacían de las suyas. Al principio, Sagredo iba solo a mirar cuando
estaba de franco, luego se hizo acompañar por Topp, quien en un momento le dio a
entender que ya no se conformaba tan sólo con mirar... Este informe determinó
además, que los uniformados se reunían exclusivamente para delinquir. Se
concertaban previamente y durante y después actuaban de manera coordinada y hábil
con el fin de eludir la mano de la justicia. Fuera de esos instantes, no mantenían una
amistad o relación más profunda. Sin embargo, el dato que aportó este informe, y que
terminó por hundirlos, fue que ellos recordaban cada hecho con lujo de detalles, con
lo cual se descartó una demencia temporal a la hora de cometer los crímenes, y por lo
mismo, revelaba que eran punibles penalmente.
88
“Informes siquiátricos hundieron a los sicópatas”. 1985. “La Tercera de la Hora”, Santiago
(Chile); enero 20: 6.
89
Idem, 6.
87
5.6.7. Comienza la partida
90
“Este es el fallo de la Corte Suprema”. 1985. “Las Ultimas Noticias”, Santiago (Chile); enero
18:5.
88
Ventura y Roxana Venegas. Topp recibió diez años y un día por el homicidio de
Jorge Inostroza, cinco años y un día por la violación de M.S. y tres años y un día por
el incendio del automóvil de Fernando Olivares. Estas últimas dos penas también las
recibió Sagredo.
La noticia terminó por liquidar las esperanzas de los familiares de los
inculpados en la posibilidad de que una cadena perpetua les salvara la vida. Los reos
indicaron a sus abogados no pedir el indulto presidencial, pues creen que es alargar la
espera. Sin embargo, sus defensores hicieron el intento, pues lo consideraban su
deber.
El ministro Julio Torres Allú notificó, en la mañana del viernes 25 de ese mes,
la sentencia de ambos en la cárcel porteña. Ese día, Topp cumplió los 35 años.
Firmaron al final del expediente y quedaron en capilla, a la espera del fusilamiento.
El entonces Director de Gendarmería, Hernán Novoa, determinó que la ejecución se
efectuara en el viejo penal de Quillota, a unos 58 kilómetros del puerto hacía el
interior, que se encontraba deshabitado. Las razones fueron dos: la población de la
cárcel porteña estaba en un fuerte estado nervioso a partir del conocimiento de la
sentencia final para los inculpados. La segunda fue que el presidio quillotano ofrecía
mejores garantías de privacidad que el lugar en donde habían estado durante casi tres
años los ex carabineros, pues desde los cerros vecinos se observaba claramente el
interior de los patios.
Al conocerse oficialmente la información, Quillota tomó una vida
insospechada. Se vio inundada por los representantes de los distintos medios de
comunicación que se afincaron allí para cubrir la noticia. Los recintos de hospedaje
de la zona fueron copados, e incluso algunos locales nocturnos anunciaban su
apertura durante la víspera para esperar el sonido de los fusiles al amanecer.
El sábado 26, cerca de la medianoche y en medio de fuertes medidas de
seguridad, Sagredo y Topp Collins llegaron hasta el presidio donde morirían el
martes. Allá continuó la asistencia espiritual del sacerdote no vidente Eliseo Ordenes,
y acompañado ahora del presbítero Carlos Morales, quien se incorporó a esta tarea
por razones administrativas. Ellos le oficiaron misas, les dieron la comunión durante
89
las horas finales, les ayudaron a encontrar la paz de Dios y aceptar el final con
resignación.
El 28, el día en que sus derechos constitucionales expiraron a la medianoche, se
produjeron dos hechos importantes: en la mañana, se dio a conocer la decisión
presidencial, la cual les denegó el indulto. La suerte estaba echada y esa tarde se
produjo la última visita, en la cual Carlos Topp contrajo matrimonio religioso con su
esposa de hacía siete años, América Casanga. Estaban presentes sus hijas, sus padres,
un tío, un hermano y un hijo de su esposa. Jorge Sagredo, en tanto, fue visitado por su
pareja, Ana María Espinoza, su hija Carolina, su hermana Nancy, su prima Cecilia
García y sus padrinos de confirmación, Ramón García y Eliana Troncoso.
Esa misma tarde, el sacerdote Ordenes ofició una misa, en un salón adyacente
de la Iglesia de Quillota, a la cual concurrieron los representantes de la prensa que
cubrirían la noticia. La intención fue prestarles a ellos también una suerte de “ayuda
espiritual” frente al dramático suceso y además orar por las almas de los condenados.
El reloj avanzó y llegó a la hora cero del martes 29 de enero, el día del
fusilamiento. El procedimiento se cumplía sin inconvenientes. Sin embargo, ambos
condenados estaban en muy diferentes condiciones: mientras Topp era asistido
espiritualmente luego de su última cena, Sagredo estaba tan tranquilo que dormía
plácidamente. Esa actitud había estado desde el primer momento de su detención: el
“loco” (como le decía Topp a su cómplice) presentía antes de saber la condena de
primera instancia lo que se le venía, por lo tanto nunca se ilusionó con el indulto, cosa
que si hizo Topp, pues estaba absolutamente convencido de que la suerte estaría con
él y que podría salvarse; de allí que sufriera una profunda desazón por el resultado del
juicio.
Los fusileros llegaron a eso de las cinco de la mañana y mientras la prensa
esperaba para entrar al “patio – patíbulo”, se informa del cambio de los tradicionales
Mauser por las israelíes UZI, adaptadas como fusiles, “porque meten menos bulla que
90
los Mauser”91 . A eso de las 5:43, los periodistas fueron ubicados en sus lugares en el
patio. Y aún no aclaraba.
Casi diez para las seis, por un costado de la cancha de babyfutbol, apareció el
sacerdote Eliseo Ordenes rezando el Ave María, junto con Jorge Sagredo, quien le
acompaña en voz alta en la oración. Estaba tranquilo. De atrás entró el padre Carlos
Morales con su tocayo Topp Collins, quien lucía más demacrado que su compañero
de fechorías.
Exactamente a las 5:50, los sacerdotes se retiraron lentamente hacia el sector
por donde habían salido, alzando la voz en la oración, mientras los reos fueron
vendados y amarrados a las banquetas. Los periodistas esta vez quedaron a la misma
altura del paredón, a diferencia que en Calama. Mientras se les chequeaban sus
ataduras, entraron sigilosamente los fusileros y el capitán levantó el sable. Los
nervios se comían a los presentes. Eran las 5:52. El jefe del pelotón baja la señal. El
estampido fue seco, ronco.
Mientras los ejecutores se retiraban con la misma velocidad con que entraron,
los médicos se acercan a revisarles los signos vitales. Los discos rojos que se ubican a
la altura del corazón quedaron destrozados. A Sagredo se le soltó la amarra de la
cabeza y ésta se fue hacia delante. Uno de los facultativos, con mucho respeto, se
acercó a él e intentó erguirla, pero su esfuerzo fue en vano. Y mientras su cabeza caía
hacia delante, ocurrió lo imborrable, pues “cuando dispararon, Sagredo quedó con los
pulmones llenos de aire, entonces cuando le llegaron los balazos, empezó como a
desinflarse, pero por la boca...era un sonido como un gorgoteo, como un ronquido”92 .
En tanto, Topp dio unos estertores y respiró un par de veces antes de quedar
completamente inmóvil en su banquillo. A las 5:58 de la mañana se certificó el
deceso de ambos.
91
Gai, José. “El rito espeluznante de la muerte”. 1985. “Las Ultimas Noticias”, Santiago
(Chile); enero 30: 3.
92
Entrevista a Eduardo Segovia, 2001, Santiago, Chile, ver Anexo.
91
En la ciudad, quienes estaban despiertos a esa hora o escuchaban por las
radioemisoras la transmisión del hecho en otras zonas del país, quedaron
sorprendidos y paralizados por unos instantes, por lo imprevisto del momento. Se
suponía que debían ser ejecutados con los primeros indicios del amanecer y a esa
hora, todavía brillaban las estrellas. La luz del sol se anunció sólo después de las seis
de la mañana.
93
Idem.
92
urnas viajaron a toda velocidad desde Quillota hasta el cementerio Playa Ancha Nº3
en el puerto, en compañía de sus deudos. Allí recibieron cristiana sepultura los
“psicópatas de Viña del Mar”, los últimos fusilados por orden de la Justicia en la
historia de Chile... hasta ahora.
93
5.7. Un ajusticiado en las tinieblas
Nicanor Vicencio es un anónimo para la historia oficial de la pena de muerte.
Por razones que se ignoran, a pesar de que fue condenado a la muerte por los
Tribunales de Justicia, no está en la lista de ejecutados de Gendarmería de Chile. No
aparece.
De acuerdo a lo investigado, Vicencio fue condenado a muerte por robo con
homicidio en el presidio de Quillota, en la Quinta Región. A quién, cómo, cuándo y
dónde, es un misterio. De lo que sí hay certeza es que días antes, ya se anunciaba su
fusilamiento en la prensa de la zona de la siguiente manera: “Será fusilado el sábado
próximo a las 7 de la mañana en la cárcel de Quillota, el reo condenado a muerte
Nicanor Vicencio... Lo s ausilios de la relijión los obtendrá el reo mediante la caridad
del comendador de la Merced, frai Manuel Tapia.”94
94
“Triste fin”; 1899; El Correo de Quillota; Quillota (Chile); 14 de diciembre; 2.
95
“Ejecución”; 1899; El Mercurio; Valparaíso (Chile); 18 de diciembre; 2.
94
pensando algo más que decir, pero profirió otras palabras: “No tengo más que
decir”. 96
Cuando dieron las 7:00 de la mañana, se indicó a los fusileros preparar sus
rifles. Un minutos después abrieron fuego. Cuatro tiros y Nicanor Vicencio cayó
hacia la izquierda, quedando agónico. Ante esto, el jefe del pelotón, le debió dar el
tiro de gracia, “penetrando la bala por la derecha y haciendo saltar el ojo, brotando un
grueso chorro de sangre.”97
96
Id.
97
Id.
95
CAPÍTULO 6. LA VALIDEZ DE UN CASTIGO DEFINITIVO
96
derecho antes mencionado, éste sólo podría justificarse en alguna instancia de
turbación social grave, o cuando la estabilidad de una sociedad estuviera en real
peligro, o cuando haya una pérdida de la libertad o una lucha por intentar obtenerla.
Como la existencia de una estructura penal no es un signo de esa inestabilidad social,
no existe una temor por parte de los delincuentes a sufrir un castigo de gran
rigurosidad como sería el último suplicio; entonces el presidio perpetuo aparece como
una forma de castigo continuado que produce más dolor en quien lo recibe. Como
tercer y punto final estima que es contraproducente pues el acto de la muerte de un
criminal es un espectáculo de crueldad que endurece el alma e indigna, pues se
castiga el asesinato y esto se comete sin repugnancia y sin pasión.
Los derechos del hombre en ningún caso entregan al Estado en que vive la
posibilidad de quitar la vida de algún miembro de la sociedad. Es así como el derecho
a la vida está consagrado en la Constitución Política de la República de Chile, en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el Pacto internacional de
Derechos Civiles y Políticos.
La pena capital no permite la rehabilitación del condenado, así como tampoco
incide en la intimidación de potenciales delincuentes, fundamentos de toda sanción
penal. Este último aspecto se puede reafirmar con estudios que indican que los
índices de criminalidad en los países o estados que tienen pena de muerte no
disminuyen sino que muchas veces aumentan.
La posibilidad de la rehabilitación de un condenado es real. El ejemplo más
claro es la historia del hombre que asesinó a una mujer y sus cinco hijos en los
alrededores de Chillán, conocido como “el Chacal de Nahueltoro”. Si bien al
principio causaba terror y odio en la población, posteriormente se alzaron voces
pidiendo que no se le ejecutara, pues, de acuerdo a los testimonios de la época, al
momento del crimen era un hombre analfabeto y poco juicioso y que en la cárcel
aprendió a ser un hombre mejor, lo que justificaría la no aplicación de este castigo.
La Ley del Talión es una representación de la barbarie y de la poca civilización
de una sociedad.
97
El hombre le tiene más miedo al sufrimiento que a la muerte, por ello hay
suicidas, por lo tanto no tiene efecto intimidatorio dentro de un potencial delincuente.
La pena capital es una declaración de la sociedad contra si mismo, un acto de
autoflagelación por su incapacidad de detener una mal actuación a tiempo.
El Estado debe negarse a reproducir en el reo la misma barbarie y crueldad que
se le imputa; si lo hace, cae dentro del mismo juego que el antisocial. La violencia
genera más violencia.
Al morir un delincuente, no sólo se liquida a una persona, sino que también a
sus familias, pues se convierten en víctimas de una historia con la que deben cargar
por el resto de sus días.
Siempre debe considerarse la posibilidad de que se produzca un error judicial
en el proceso, lo que de confirmarse, hace de la pena de muerte un castigo
irremediable. En Estados Unidos, por ejemplo, alrededor de 5 personas se han
salvado en el “Corredor de la Muerte” ya que se comprobó que eran inocentes o no
habían tenido un proceso justo.
98
pena de muerte al castigar graves ilícitos contra las personas y/o contra la propiedad,
fuera cual fuera la sociedad en que se insertaba.
Los musulmanes establecen que cualquier delito contra la voluntad de una
persona como violación, o el homicidio reciben el castigo de la pena de muerte,
porque “atentar contra el hombre y su voluntad es atentar contra Alá”.
Contrario a lo establecido por Beccaría, el Estado puede disponer, y en el hecho
lo dispone, de la vida de sus miembros cuando la defensa de los intereses sociales así
lo exigen, tanto respecto de sus enemigos, como de aquellos que atentan contra la
vida de sus gobernados. Jean Jacques Rousseau indicó en su doctrina del pacto social
que “El fin del Contrato Social es la conservación de los contratantes..... El que quiere
conservar su vida a costa de los demás, debe también darla por ellos cuando
convenga”. Y si quedan dudas, sólo hay que pensar que en la presencia de una guerra
o un peligro de conflicto para un país, los hombres son llamados a la defensa de la
soberanía de su nación, so peligro de perder la vida en ello, por defender la de sus
conciudadanos. Por lo tanto, si una persona se convierte en peligro para el Estado,
éste tendrá el deber moral de proteger al resto de la sociedad de este miembro
riesgoso y a través de los Tribunales de Justicia imponer los castigos que se
consideren necesarios.
El hombre en su libre albedrío elige su conducta. Cuando esta conducta se
transforma en un elemento de peligrosidad demuestra que no tiene interés en la
colectividad y esa colectividad no tiene porqué mantenerlo. “El árbol que no da frutos
debe echarse al fuego”.
La realidad muestra que la absoluta inviolabilidad de la vida humana es una
quimera, pues por ejemplo existe el aborto, y que ésta puede ser sacrificada en pro del
bien común de una sociedad. La protección de la sociedad de elementos que
amenacen su seguridad y estabilidad debe considerar todas las opciones, lo que
implicaría que una persona que causa un mal y no se arrepiente de ello, merece un
grave castigo.
Dentro del espíritu de las leyes, las penas tienen un espíritu coercitivo, o sea,
persiguen el castigo del delincuente. En ningún caso pretende la rehabilitación,
99
elemento que se agrega como parte de políticas carcelarias modernas, pero no dentro
del origen del cuerpo legal, lo que echa por tierra la justificación de que la pena de
muerte no es rehabilitadora, porque no lo es ni lo ha sido nunca en su concepción.
Resulta necesario establecer marcos de castigos excepcionales para hechos de
extrema gravedad. La pena de muerte aparece como el máximo castigo para
situaciones que traspasan el límite de lo condenable.
Negar a la Justicia de este derecho, implica dar carta blanca a la comisión de
delitos atroces que sólo pueden y deben ser expiados por la muerte.
El derecho de la vida es inherente a la persona pero no es absoluto, puesto se le
puede privar de este derecho cuando los interese de la nación o de la sociedad toda lo
hacen necesario.
La expresión “Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente” establece
que sí se puede privar del Derecho de vida a un individuo en los casos y forma que
cada ordenamiento jurídico señale. Si la pena de muerte está consignada en un
ordenamiento jurídico es para hacer justicia, no para considerarse buena o mala.
La existencia de la “Legítima defensa” es un reflejo de que para el Estado el
derecho de la vida tiene ciertas limitantes con el objeto de proteger otros derechos
considerados más preponderantes. Por lo tanto, si un particular puede llegar a privar
la vida de otra persona, obrando en defensa de su integridad, con el correspondiente
cumplimiento de ciertos requisitos, con mayor razón el Estado puede llegar
eventualmente a privar la vida de un individuo, por velar por el bien común de la
sociedad.
En el Derecho, la proporcionalidad de la pena es un aspecto que no se puede
obviar. Debe siempre considerarse que ella tiene una finalidad retributiva, por lo que
cuando se ha cometido un delito, el individuo se hace acreedor a una pena equivalente
al daño que ha ocasionado.
A partir de lo anterior, si un crimen no es sancionado con una pena
proporcional a su gravedad, nace en el sentir popular la convicción de que “no se
hace justicia”, generando como resultado un aumento de la inseguridad de los
individuos, víctimas en potencia, y generando una mayor seguridad en el obrar de los
100
delincuentes. A la larga, esta blandura de la justicia crea vacíos entre la efectividad de
las penas y los delitos que se cometen, por lo que puede derivar en grupos de
autodefensa en desmedro de las instancias de protección social existentes y validadas
por la Justicia.
La pena de muerte no es un hecho ilegítimo en sí, sino que la única y necesaria
consecuencia de ciertos crímenes que conmueven hasta los cimientos de la existencia
social, por ejemplo secuestro, violación y homicidio de menores, delitos
desgraciadamente bastante comunes dentro de nuestra sociedad.
Finalmente, la pena de muerte y en general la Justicia, cumple con el lícito
deseo íntimo de la venganza que todo hombre genera cuando se le atenta contra un
ser a quien ama como podrían ser un padre una madre, hijo, esposo, etcétera. En
casos extremas, es un imperativo de la conciencia.
101
CAPÍTULO 7. EL PERIODISMO Y LA PENA CAPITAL: ANALIZANDO EL
COMO SE ESCRIBIO LA MUERTE
102
en algunos casos, hay una mayor preocupación de aportar desde la reflexión filosófica
de la pena de muerte e incluso del rol de la prensa que de proporcionar un contenido
informativo de los hechos que motivaron dicha sanción. Un ejemplo de ello es lo
consignado por el periódico “La Voz de Ovalle”, para informar de la ejecución de
Emilio Tapia, el miércoles 5 de febrero de 1890. En la página 2 se indica lo siguiente:
“A las nueve de la mañana fue ejecutado Emilio Tapia, en espiación de su
alevoso crimen cometido en la persona de una anciana que residía en El Palqui, ahora
8 a 10 meses.
“Con quitar la vida al criminal indudablemente que no se resucita el asesinado,
pero la lei dice que si no desaparece aquél para escarmiento, al día siguiente se
levantarán 100 brazos armados del puñal i se cometerán otros tantos asesinatos.
Castigo incomprensible es pues la pena de muerte pero necesaria en nuestro estado de
imperfección moral.
“Hasta aquí no más queremos llegar en la relación de este triste acto. Creemos
que es servir mal a nuestros lectores con la narración, en cierto modo cruel, de las
fatigas, estertores i convulciones del ajusticiado. Queremos romper con una funesta
costumbre, porque nos parece que la misión social del periodista no es atizar i
alimentar una curiosidad inesplicable de emociones fuertes. En teoría la misió n de la
prensa es eminentemente civilizadora; pero en la práctica se hace lo contrario con
tales narraciones.”
A medida que el tiempo pasa, con una mayor cantidad de medios en circulación
y con más personas con conocimientos de lectura, cada medio se esmeró en ofrecer a
sus lectores más información; otros continuaron con la estructura editorial anterior,
agregando sólo algunas líneas más. Sin embargo, las grandes noticias que golpearon a
la sociedad de principios de siglo, tomaron grandes espacios dentro de los medios, tal
como ocurre ahora, excluyendo la fotografía que, en esos tiempos, debía suplirse con
una excelente descripción periodística, con el fin de que el lector recreara en su mente
lo que el periodista observaba.
Para graficar esta situación, se ejemplificará con el diario “El Mercurio” de
Santiago, a propósito del incendio del edificio de la Legación Imperial Alemana. El
103
medio informó de esta manera: el 6 de febrero de 1909, en la página 9 se consignaba
en tres columnas el siguiente titular “El grande incendio de ayer” y con las siguientes
bajadas: “Seis casas destruidas. Los seguros. Trabajo del Cuerpo de Bomberos.
Violento derrumbe del segundo piso. Perece en el siniestro el canciller de la Legación
de Alemania señor Guillermo Beckert." El texto informativo es el que se reproduce a
continuación:
“Uno de aquellos siniestros que recuerda por largo tiempo una jeneración se
desarrolló en la tarde de ayer en la calle de Nataniel Cox, esquina Alonso Ovalle.
Sería la 1 1/2, más o menos cuando una espesa y rojiza humareda se escapaba del
edificio de dos pisos situado en este punto, perteneciente a doñas María Ojeda viuda
de Simon... Serían las siete de la tarde, más o menos cuando nos dirijimos de nuevo al
teatro del suceso creyendo que de éste no quedaban ya sino recuerdos... Pero desde el
primer momento notamos una inusitada agrupación de jente y una veintena de
policiales acompañado de peones de la policía de aseo, que se ocupaban en remover
activa y fatigosamente los escombros... Serían las 8 de la noche cuando a la entrada
de la segunda pieza de las oficinas de la Legación, los removedores de escombros
hallaban un cadáver completamente carbonizado, con la cara vuelta hacia abajo
apoyado en el brazo derecho, en actitud de protegerse de la asfixia. La pierna derecha
y el brazo izquierdo estaban en situación natural, mas no así la pierna izquierda que
se veía recogida. El cráneo, como el resto del cuerpo, era una masa completamente
negra. Del rostro conservábanse débilmente algunas facciones. La cabeza se hallaba
cerca del fondo de la pieza, que era el escritorio del canciller, frente a un estante y los
pies hacia la puerta." Como se aprecia, las informaciones tendían a la descripción de
los hechos con detalle, algunos bastante escabrosos por lo demás.
Ya en los últimos tiempos, las ejecuciones comienzan a distanciarse por
restringirse cada vez más a delitos muy graves. Sin embargo cuando la situación
llega, aparece dentro de la agenda informativa aderezada con elementos de diversa
índole, como revisión de los delitos de acuerdo a las declaraciones de los condenados,
información de cómo viven sus últimos días, de las visitas que reciben, de sus
testimonios de vida y por supuesto, del triste momento de la ejecución. Por ejemplo,
104
en el caso de los psicópatas de Viña del Mar, la cantidad de páginas asignadas a
proporcionar información sobre el tema en los últimos cinco días es importante: La
Tercera de la Hora le asignó entre dos y tres páginas por jornada; Las Ultimas
Noticias, entre una a dos páginas; La Es trella de Valparaíso; entre dos a tres páginas;
El Mercurio de Santiago, media a una página diaria, entre el 17 y el 30 de enero de
1985.
Este primer aspecto tiene que ver con lo que sucede con un delito como los que
se han recordado al llegar al momento de la ejecución de la sentencia. Para establecer
este precepto, resulta ilustrativo presentar un resumen de cómo se estructuró la
información en términos absolutamente generales, pero que se produjo en la casi
totalidad de los medios de comunicación escrita revisados.
Primero, el movimiento de la noticia tiende a dar a conocer los hechos de la
forma más informativa posible, con detalles, gráficos y elementos que puedan dar la
mayor cantidad de aristas de lo acontecido. A esto, se adiciona información sobre las
víctimas, como elemento referencial y se presenta una gran cantidad de información
que, en muchos casos, resulta contradictoria. Por ejemplo, en el caso de los agentes
de la CNI, los titulares de las noticias eran: "En tres países buscan a los autores del
millonario golpe", "Nadie ha visto al agente y al cajero del Banco del Estado de
Chuquicamata", "Se presume que compraron su escape al extranjero entregando parte
del fabuloso botín" . Otro medio indicaba, el mismo día, lo siguiente: "Las dos teorías
sobre el millonario robo del banco: Se fundieron o los secuestraron." Al día
siguiente, un matutino de la capital indicaba: "Intensa búsqueda de agente y cajero.
Cerco policial en dos ciudades, con el objeto de impedir de la presunta salida de
ambas personas. Igual situación se vive en Antofagasta, donde la policía realiza
diversas diligencias para ubicar al asaltante solitario." Ese mismo día se entregaba,
por otro medio, otra versión: "La policía sigue la pista a la Argentina: escondidos en
un camión huyeron los dos bancarios." El día 14 se informa: "Primera Pista:
105
Identificado auto en que huyen el agente y el cajero del banco" , información con la
que titula otro medio ese mismo día . Sin embargo, Las Ultimas Noticias pocos días
después anuncia en primera página: "Todo por misterioso Fiat rojo: Robo en banco de
Chuquicamata provoca sumario en Carabineros"; agregando que "Policía uniformada
asegura que el automóvil nunca pasó por el control carretero de Quillagua, pese a que
Investigaciones afirma lo contrario."
En cuanto a los antecedentes sobre los supuestos autores -en este caso- la
información más destacada era la siguiente: Se barajaron dos tesis. Una que los
autores del delito eran extremistas y la otra que los funcionarios bancarios
desaparecidos hubiesen tenido una responsabilidad en el robo. "Está prácticamente
descartada, ya que quienes conocen a Martínez y Yáñez - éste último evangélico-
declaran que ambos no serían capaces de hacer algo de esta naturaleza" .
En segundo término, cuando se descubren al o los autores, junto con la gran
presencia informativa que conlleva el descubrimiento de un horrible hecho delictual,
usualmente la prensa les otorga un apodo a los hechos o a los protagonistas de los
acontecimientos que, por repetición, queda fijado en la memoria colectiva. "El abrazo
de Barceló” fue la forma en que se denominó recibir un abrazo como el que,
supuestamente, le costó la vida a Rebeca Larraín ; “El Chacal de Nahueltoro” fue el
nombre con el cual se conoce el caso hasta hoy, e incluso ese apelativo trascendió con
el filme sobre el caso realizado por Miguel Littin; “Los Chacales de Calama” fue la
forma inicial con que se sindicó a los agentes de la CNI y “Los psicópatas de Viña del
Mar”, el nombre de historia de Sagredo y Topp Collins, por nombrar algunos.
Además la cobertura se tornó amplia, en cuanto a número de páginas y a espacio en
portadas y el tema, al igual que lo que acontecerá al momento del fusilamiento, coge
la importancia que lo hace trascendente.
Luego, se observa una paulatina pérdida de la noticia dentro de la agenda
informativa. Así se puede inferir, a modo de ejemplo, de lo acontecido con el crimen
cometido por Jorge Valenzuela Torres, “El Chacal de Nahueltoro”, un suceso que
golpeó al país por sus violentas características. La noticia se puede seguir en medios
como “La Discusión” de Chillán, “El Sur” de Concepción y “Las Ultimas Noticias”
106
de Santiago, a contar del 30 de agosto de 1960 – el crimen se cometió el día 26 del
mismo mes-. Desde esa fecha, hay presencia informativa diaria, que reporta la
persecución policial del sospechoso, la cual se acrecienta mediante pasan los días. Al
momento de ser capturado, el 19 de septiembre, la información es abundante y
presenta las características que se indicaron en el párrafo anterior. Sin embargo, luego
de ser detenido y procesado por el múltiple homicidio, el tema pierde espacio en los
medios. A la altura del 29 de septiembre, el tema es tocado desde el punto de vista
editorial en “Las Ultimas Noticias” y en los otros medios ya no hay una mención al
tema. Esto se produce porque el hecho delictivo entra a ser investigado por la Justicia
y sólo se presenta información al dictar sentencia o en los momentos en que la vista
de la causa llega a una instanc ia superior. A todo lo anterior, se debe agregar la
presencia del “secreto del sumario”, que inevitablemente contribuye a generar una
suerte de desinformación dentro de la ciudadanía. Es usual que la noticia reingrese a
la agenda informativa cuando la causa llega a la Corte Suprema y ésta dicta un fallo
condenatorio a muerte. La información toma aún más importancia cuando la vida de
los reos condenados depende del indulto presidencial, pues a esa altura median pocos
días entre el dictamen y el fusilamiento.
Al final de la noticia, llegado el momento de la ejecución del o de los reos,
varios de ellos aparecieron en la prensa como víctimas de un sistema social que los
liquida cuando ya han iniciado un camino de redención, de rehabilitación. Se
manifiesta un olvido o minimización de los delitos cometidos por los condenados,
para quienes la sociedad en el momento en que fueron descubiertos y capturados por
los servicios policiales, solicitó el máximo rigor de la legislación vigente.
7.3. La intimidad
El plano de la intimidad es un aspecto que puede sentirse amenazado por la
presencia del periodismo. Y más aún cuando se trata de personas que han cometido
delitos tan graves como los investigados. Aquí es cuando la formación ética del
reportero es fundamental. Hay que tener presente que los acusados no sólo son
107
delincuentes, sino que también son personas insertas en un núcleo familiar. En casi
todos los casos presentados, en la revisión de la prensa se observa una voluminosa
cantidad de antecedentes que el lector puede llegar a conocer de cada uno de los
inculpados. Quienes son sus padres, madres, hermanos, hijos, cómo era su vida antes
del delito, sus matrimonios, trabajos, perfiles de personalidad, sólo por nombrar
algunos aspectos. El caso de los psicópatas de Viña del Mar reflejó la situación
descrita. El día 7 de marzo la noticia de su captura y encarcelamiento es conocida.
“La Estrella” publica el martes 9 del mismo mes, en sus páginas centrales, lo
reproducido a continuación: “La casa de Sagredo está en la calle Eduardo Jenner, del
cerro Larraín.” Más adelante se indica que “En el quinto sector de la población Corvi
de Playa Ancha en el block C se ubica la residencia de Topp Collins. El departamento
está en un tercer piso...”. A todos estos antecedentes sobre los domicilios de los reos
se adicionaron con fotografías de los sitios, que colaboraban a identificarlas con
mayor precisión. Ocho días después se publicó una entrevista a la madre de Jorge
Sagredo, titulada “Mi hijo no es el asesino” donde además aparecen elementos
desconocidos de la vida del ex carabinero.
Otro detalle que invita a pensar, en el caso de los psicópatas de Viña del Mar, es
la identificación de las mujeres violadas con una fotografía y su nombre. La
publicación de estas características de las víctimas en el período señalado, era parte
del ejercicio de la profesión, y no representaba -al parecer- una falta a la ética. Con el
paso de los años cambió esa percepción y junto con la modificación legal que protege
la identidad de todos los victimarios de hechos como éstos, también se consideró
importante sólo identificar con las iniciales. En esta tesis se optó por identificar a las
afectadas sólo con sus iniciales, pues la violación, junto con ser un delito grave, es un
acto en el cual la imposición de una voluntad sobre otra violenta en lo más privado
que puede tener una persona. En el caso de estas mujeres, éste se revela en una
invasión cruel y forzada al espacio físico más íntimo, en el cual se engendra la vida.
Por ello, se consideró fundamental la protección de las involucradas, pues esta
información es hoy un elemento que las hace vulnerables. Y como este propósito no
puede ni debe afectar la exactitud de la información que se entrega, el uso de las
108
iniciales resulta preciso para dar a conocer el hecho, pero a la vez cumple con el
objetivo de asegurar la intimidad de las víctimas. “En casos dolorosos y situaciones
penosas, el reporteo de los periodistas del medio ha de hacerse con discreción y
respeto a la vida privada y al dolor de las personas.”
Si bien esta “invasión” a la cual se ha aludido puede ser criticable, también
hubo planos en donde la prensa se mantuvo absolutamente al margen y que son
rescatables. Resultó imposible encontrar entrevistas a menores, por ejemplo a los
hijos de los condenados. Las únicas declaraciones encontradas que fueron formuladas
por un menor de edad fueron las de un hijo de una víctima de Sagredo y Topp
Collins, en el momento en que la policía civil sindica como el gran responsable a
Luis Gubler. El diario “La Estrella de Valparaíso”, en su edición del 3 de marzo de
1982, presenta esta información: “Marcelo, el hijo del taxista (Luis Morales) con sus
once años tiene muy claro el castigo que quiere para los asesinos de su padre. “Yo
quiero que quemen al psicópata porque es malo; él mató a mi papá”.” Si bien él
aparece involucrado accidentalmente en el caso, los menores de edad no
representaron un grupo de entrevistados constante y se les mantuvo visualmente al
margen de la situación. Ello indica que existió respeto por las más inocentes víctimas
de estas historias y que el trabajo de los periodistas se ajustó a lo indicado en el
código de ética profesional, en el sentido de que los menores de edad deben ser
protegidos en sus identidades y sólo pueden ser entrevistados con la presencia de sus
padres. En el caso de Marcelo, en la fotografía que se publicó de él, apareció junto a
su madre.
7.4. La falsedad
7.5. La truculencia
98
Idem; número 4; 60.
111
informar de los casos durante cierto período de tiempo, éstos comienzan a perder
valor en la memoria colectiva, se hacen cada vez más distantes para las personas y
por lo mismo, al llegar el fusilamiento, parece que los condenados son víctimas de un
sistema injusto. Esto tiene una causa producto de la fragilidad de la memoria humana.
Por otro lado, todas las noticias pierden vigencia en desmedro de otras que van
naciendo y que toman más valor dentro de la agenda noticiosa. Aquí el elemento de la
actualidad periodística es el que juega una importancia en este fenómeno psicológico.
No es el culpable absoluto, pues la naturaleza de la estructura de las noticias así lo
requieren; es un juego natural que se produce por el interés del lector y por ello es
importante no considerarlo un problema, sino una parte propia del desarrollo
noticioso.
Pero este proceso no es sólo un problema de los medios de comunicación. A
este fenómeno contribuye la lentitud de los procesos judiciales chilenos lo que,
indirectamente, colabora a generar la situación descrita y que, a la larga, hace de la
ejecución de los reos una instancia más dolorosa para la sociedad. El público ha
llegado a conocer y a sentir misericordia por los culpables gracias a la gran
información que se publica a medida que se acerca la ejecución, lo cual produce
empatía y un reconocimiento de la condición humana de los condenados.
112
CAPÍTULO 8. CONCLUSIONES
114
aciagos sucesos tienen como víctimas a menores de edad, fenómeno que afecta
emocionalmente a la sociedad.
Otra arista importante es la que se vincula con los delitos que anteriormente se
sancionaban con la pena capital. Claramente, se observa una evolución tanto entre los
delitos que se cometen como entre las víctimas de los mismos. Si antes un robo con
homicidio para el delincuente era un sendero sin retorno al paredón, hoy la justicia le
impondrá una pena abultada en años tras las rejas. Actualmente, y por desgracia, el
problema es diferente y de una gravedad mayor: los menores de edad se han
convertido en los elegidos por maleantes de más edad para cometer delitos.
Lentamente, la legislación ha tratado de ponerse a la altura de las circunstancias,
pero sin muchos resultados efectivos. Esta triste realidad se ha convertido en uno de
los aspectos que golpea moral y emocionalmente con mayor fuerza a la sociedad y de
las cuales más cuesta reponerse.
En los últimos años, los casos de violencia sexual y asesinato, cuyas víctimas
han sido especialmente menores de edad, han llevado a los Tribunales de Justicia a
dictar este máximo castigo para los culpables. Sin embargo, la lentitud de los
procesos judiciales, el uso de distintos resquicios legales o el indulto presidencial, han
salvado a varios acusados de enfrentar a los fusileros, como en el caso del violador y
asesino del niño Víctor Zamorano, Cupertino Andaur, en 1996.
Se plantea entonces la gran e ineludible pregunta: ¿La derogación de la pena de
muerte implicará el ingreso a un camino sin retorno para el sistema judicial penal?
Luego de este trabajo de investigación, la respuesta a esa pregunta indica ser
afirmativa. La argumentación de lo anterior está en la “Convención Americana sobre
Derechos Humanos”, también conocida como el “Pacto de San José de Costa Rica”,
suscrito por Chile y que es ley desde el cinco de enero de 1991. Por la adhesión a
éste, nuestro país no podría volver a aplicar este castigo, pues indica que “no se
restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido” . La ley chilena
115
aparece entonces institucionalizada por una preocupación por los derechos humanos y
no por su realidad social y delictual. Cabe preguntarse qué ocurriría si en diez o
veinte años más, por circunstancias diversas, se requiriera nuevamente de la
utilización de esta pena y simplemente no se pudiera legislar al respecto por las
limitantes que estableció el Pacto al suscribirse.
Queda entonces una inquietante duda: con el paso del tiempo, al parecer, la
sociedad chilena ha perdido la capacidad de asombro frente a delitos deleznables que
la conmueven hasta lo más hondo de su ser. Baste sólo recordar el horrible desenlace
de la búsqueda de las jóvenes de Alto Hospicio, en Iquique. Asimismo, Chile quedó a
merced de que se cometa un magnicidio y que el hechor no reciba una sanción de
peso proporcional al daño causado, porque a nuestro actual Poder Ejecutivo no le
interesa institucionalizar la muerte. Es cierto que, producto de las grandes guerras del
siglo XX, nació un profundo afán de protección de los derechos del hombre. Este
deseo aumentó con la presencia de gobiernos militares en Latinoamérica y la Guerra
Fría, pero ¿es eso una justificación real para desconocer la realidad social y,
especialmente delictual, que afecta a la nación?.
118
CAPÍTULO 9. ANEXO
9.1. Entrevistas
Ministro, ¿por qué era tan importante para el Gobierno derogar la pena de
muerte?
Tiene que ver con una postura que tiene el Gobierno del país en relación a lo
que significa la vida del ser humano, lo que significan las posturas personales de
nosotros frente a lo que es la vida. En esa perspectiva, no consideramos razonable que
el Estado se prepare institucionalmente para matar a otra persona, aun cuando ella
haya cometido el más grave de los delitos. Tampoco es razonable desde la necesidad
de vivir en una sociedad que no tenga rasgos de venganza criminal, sino que tenga
penas que signifiquen castigos rigurosos para aquellos que cometen delitos. Pero
matar a otro ser humano, con todo lo que significaba la ritualidad de matarlo, es
horroroso.
Pero concretamente, ¿cuáles son esas razones, aparte de lo que usted me dice
que quienes gobiernan tiene una concepción de la vida?
Son tener una visión humanista de la vida, creer en la vida, en el ser humano.
Creemos que no es necesario matar a otro ser humano que ha cometido un delito
grave, que hay otras formas de aplicar penas. No creemos que la pena de muerte haya
significado o signifique una forma de evitar que se cometan delitos, creemos que hay
otras formas de aplicar penas. Otra de las razones fundamentales por las cuales
nosotros insistimos en la derogación de la pena de muerte es que matar a un inocente
es lo peor que le puede pasar a una sociedad, porque la reparación posterior no existe.
Ministro, uno de los aspectos que resaltó usted cuando se derogó la pena de
muerte, es que no se podía reinstaurar la pena por un pacto suscrito por Chile, el
Pacto de Costa Rica, a principios de los noventa. ¿No cree usted que esta convención
tenía un principio más político que judicial en relación a los derechos humanos?
Yo creo que hay que mirar el contexto internacional y lo que significa hoy en
día la pena de muerte en el ámbito de todos los países del mundo occidental. No hay
países en este momento que la mantengan, con excepción de algunos estados de
Estados Unidos. El resto del mundo, en ninguna parte, me refiero al mundo
occidental, existe la pena de muerte. Una de las materias más reconocidas, desde el
punto de vista del desarrollo de los derechos humanos en una institucionalidad
democrática es ese. Hay que acordarse cuando aquí aparecían en los diarios “17
personas muertas, se encontraban en tal parte y por enfrentamiento murieron tantas”.
Parecía natural, vivíamos en una sociedad enferma, una sociedad violenta. Chile está
reconstituyendo su composición democrática, su vida institucional de manera distinta
y esto es reconocido internacionalmente. Tanto es así que uno de los actos más
simbólicos en los cuales me ha tocado participar en Europa fue la iluminación del
Coliseo Romano, a consecuencia de que el Parlamento Europeo celebraba lo que
Chile había hecho incorporándose a los países del mundo que había eliminado la pena
de muerte. En ese lugar, cuando yo estuve, estaban tres personas que habían estado en
“El Corredor de la Muerte” en distintos países del mundo y resultaron ser inocentes.
Ministro, por lo mismo. Usted mismo acaba de aludir al Gobierno Militar y sus
excesos. Yo apuntaba si acaso el Pacto de Costa Rica no estaba más dirigido a un
tema político que a uno judicial, porque el Pacto se redacta en un momento en que
muchos países latinoamericanos empezaban su retorno a la democracia y están
dentro de este contexto.
Lo que importa acá es que existe el Pacto de Costa Rica, que tiene como un
elemento central el que si se deroga la pena de muerte en cualquier parte del país o
del mundo que haya suscrito ese pacto, no se puede volver a establecer, cua lquiera
hayan sido las circunstancias. Lo que nos importa a nosotros es que hay un principio
central en nuestra línea, que es el principio de que la vida de un ser humano. En
definitiva se ha derogado la pena de muerte, en Chile no se va a aplicar la pena de
muerte, eso es lo que nos importa destacar.
¿No hubiera sido mejor subir la cantidad de años a la pena perpetua que
existía antes y quitarle los beneficios a los veinte años y mantener la pena de muerte
como una instancia última?, porque de acuerdo a como quedó la ley si hoy alguien
matara al Presidente de la República, no lo matarían...
Así es, pero no.
Usted dice que los jueces no han dictado la pena de muerte; sin embargo en los
últimos diez años se han dictado tres...
(Piensa un momento y responde) Sí, así es.
121
...entonces el problema no es de la Justicia que no dicta, sino que del Ejecutivo
que ejerce la facultad del indulto, porque es reconocido que para un Presidente
conmutar un pena de muerte a presidio perpetuo es un medida impopular. El caso de
Cupertino Andaur es el mejor ejemplo. ¿No era mejor quitarle la responsabilidad al
Presidente de indultar y dejarle el tema a los Tribunales de Justicia, que son los
especializados en esa área?
Nuestra decisión era derogar la pena de muerte, desde el punto de vista de la
propuesta. Nosotros lo presentamos así al Parlamento y el Parlamento lo aprobó, en
esa materia no hay dobles discursos. La pena de muerte se derogó, así se decidió y el
Parlamento lo aceptó. Ahora el Presidente Frei, que en su momento aplicó el indulto
presidencial, demuestra lo que significa una persona con principios. El creyó que, a
pesar que era una medida impopular, a pesar de que las encuestas le decían que el
ochenta por ciento de la población quería que lo matara, adoptó la decisión de
indultar a Cupertino Andaur. Esa es una decisión de una persona que tiene principios
sólidos. En todo caso, creemos que no es razonable que un ser humano cua lquiera
deba resolver esto de la vida o la muerte de una persona. Por ello es mejor que no
haya el problema que origina la facultad de indultar.
Los reos a los cuales se les han conmutado las penas, los que están recluidos
por delitos contra menores y algunos cuyos procesos aún continúan se encuentran
en uno de los presidios de Colina. ¿En qué va la construcción de un recinto para
todos estos reclusos de por vida?
Lo que estamos haciendo es licitar la construcción de recintos penales, partimos
con tres y pretendemos llegar a diez. Cosntruyendo estos recintos, vamos a poder a
esta gente en lugares especiales, con extremas medidas de seguridad y un régimen de
vida bastante riguroso desde el punto de vista de la administración.
123
9.1.2. Muhammad Rumie
Comerciante
Secretario del Centro Islámico de Chile
Octubre 2001
¿Por qué el Corán acepta la pena de muerte y cuáles son algunos de los delitos
que se sancionan de esa forma?
“Alá da la vida y Alá la quita”, no tengo yo derecho a quitar la vida de nadie.
La pena de muerte es para aquel que mata o atenta contra la voluntad de las personas,
especialmente mujeres y niños. Hay tres sanciones primarias que reciben la pena de
muerte: aquel que mata a otra persona, muere. También es para aquel que viola a una
mujer o a un niño, porque está atentando contra la honra de un ser humano; el
homosexual que hace apología de su condición, especialmente niños o si es
encontrado en el acto con otro hombre, muere. Se le otorga la pena de muerte también
a aquel que ha robado más de tres veces: a la primera le cortan la mano, si reincide, se
le corta el pie contrario a la mano cortada y a la tercera, se le corta la cabeza.
124
Como instintivamente éste ha estirado el cuello, el otro le da el corte preciso con la
espada larga.
¿Las sanciones que contempla el Corán son sólo para los adultos o incluye
algunos castigos para los menores?
No, sólo para los adultos. Lo que pasa es que su pregunta está basada en su
vivencia y experiencia en un país occidental. Lo que ocurre en el mundo islámico es
que tiene una visión distinta a los problemas como las drogas, la prostitución, el
alcoho lismo, el sida, la homosexualidad. Su contexto dentro de los musulmanes es
muy menor, pues las leyes sancionan severamente a algunos de quienes desarrollan
estos temas como ya le conté. Por ejemplo, el caso de Alto Hospicio en el mundo
musulmán; ese tipo ya estaría “requetecontra” muerto, con la cabeza colgando en
alguna parte. Lo que si hay es el robo; en Egipto por ejemplo, es muy común, pero
pobre del que lo pillen. Venía de vuelta de Arabia Saudita, y en el aeropuerto de La
Mecca pillaron a un tipo robando. Ya le faltaba la mano derecha, o sea, ese iba a
perder el pie izquierdo y la gente venía detrás de él y como veinte policías
protegiéndolo de la multitud, la gente le tira cosas, porque con lo que ha hecho se
apartó del Islam.
¿Desde su visión cree que fue una buena decisión para Chile el derogar la
pena de muerte?
Creo no equivocarme si digo que no fue una buena señal para los delincuentes,
pues aquí el sistema es demasiado permisivo, lo que les permite delinquir casi
tranquilos.
126
9.1.3. Rabino Shoshan Goori
Estadounidense
Rabino de la Sinagoga Alhban Torá
Abril 2001
¿Qué pasa con quienes actúan bajo la influencia de las drogas o el alcohol?
127
Una persona que está con drogas está desconectado de su mente y mata porque
necesita dinero para su vicio. En ese caso para el judaísmo no es válida la pena de
muerte. Existe un castigo, pero no de golpes, sino de tratar de recuperar a esa persona,
para que ella después trate de reparar el daño que ha cometido.
Como extranjero, ¿cree que en Chile estamos listos para vivir sin una pena
capital?
128
No. Yo creo además que nunca ningún ser humano, ninguna comunidad del
mundo va a estar lista para vivir sin ley y sin moralidad. Yo no veo más moralidad en
Chile que cuando llegué, hace cinco años. Dentro de la juventud, veo menos y cuando
hay un aumento del crimen, no es el momento de sacar una pena de muerte. Ahora,
que si funciona o no funciona eso es otra cosa, porque cada pena debe estar
acompañada de una enseñanza, no solo para el que la recibe sino también para la
comunidad. Yo creo que nunca estamos listos para sacar leyes, siempre debemos
hacer más y aumentar la enseñanza, especialmente en la moralidad. Un Presidente
debe enseñar a su país, debe dar un ejemplo de liderazgo; si no lo hace, obviamente
nos enfrentaremos a la corrupción y a la delincuencia en alto nivel. Yo soy de Nueva
York y hace seis años ir allá era altamente peligroso, hasta que llegó un alcalde,
Ruddy Giulliani, que impuso un plan antidelincuencia, no sé como lo conocen aquí...
Alguien dijo alguna vez que la solución para la delincuencia no era hacer más
cárceles, sino más colegios...
Si, ayuda, pero ¿sabes? tal vez no voy a matar pero voy a cometer crímenes a
otro nivel, puedo responder con malas palabras, puedo ser un inmoral en otra
dimensión y por eso necesito una religión, en el sentido de una moralidad. Puede ser
una bueno solución para Chile, porque cada vez hay más materialismo y menos
espiritualismo y eso es muy preocupante.
129
9.1.4. Enrique Palet
Periodista
Vocero de la Conferencia Episcopal de Chile
Junio 2001
Si usamos datos actuales, más del sesenta por ciento de la población en Chile
se reconoce partidaria de la pena de muerte. ¿Qué puede decir al respecto,
considerando que nos encontramos en un país en que la mayoría de la población
admite profesar una fe católica, o cristiana?
Con todo el respeto que merecen las encuestas, si uno mira la realidad del tema
es complejo. En temas valóricos, nuestra cultura nacional tiene un déficit bastante
importante. Ha habido durante una cantidad de años un déficit de educación
filosófica, incluso religiosa y valórica muy importante y eso hace que cuando se hace
una encuesta, las personas tengan una información superficial. En la medida en que se
avanza en clarificar la conciencia de las personas, la percepción cambia y eso ha
pasado con el tema de la pena de muerte. Cuando comenzó el debate aparecieron unas
encuestas muy bien hechas y la variación con respecto al tema fue impresionante.
Mes a mes fue disminuyendo la adhesión y aumentando la oposición a la pena capital
sólo en la medida en que había información pública adecuada sobre el tema.
130
Usualmente vemos que en los hechos en que más solicita la pena de muerte es
para los violadores y asesinos de menores. ¿Qué es lo que puede decir la Iglesia en
relación a este problema en que quedan tantos heridos?
Sin duda que es una situación muy dolorosa, por lo tanto el sentimiento de la
Iglesia es poder acompañarlas a vivir su dolor y hacerse solidaria. Ojalá nunca
ocurriera ese tipo de cosas y la Iglesia trata de hacer el máximo de esfuerzo posible
dentro de su propio campo para que tales cosas no ocurran. Todo eso es cierto. Sin
embargo, ese tipo de situaciones no se arreglan quitándole la vida a otro. El único
arreglo que tiene es poner a ese delincuente bajo control e impidiéndole que pueda
causar más daño. Eso en primer lugar; en segundo lugar, intentando que ese
delincuente que cometió ese delito y que se deshumanizó, recupere su humanidad
para volver a reinsertarse en la sociedad. Eso es lo justo y lo correcto. Lo del “ojo por
ojo y diente por diente” es una doctrina del muy Antiguo Testamento que Jesucristo
vino a cambiar radicalmente por la doctrina del amor y del respeto.
A partir de la conciencia que hoy tenemos como país de los derechos humanos,
hay un gran apoyo hacia ese aspecto. Sin embargo, no se defienden con la misma
fuerza los derechos de aquellos que llevan una vida correcta como los de aquellos
que cometen un delito...
Usted toca una materia muy importante que tiene que ver con lo que hablamos
de la educación y la filosofía. Es cierto que hemos insistido tanto en los derechos y
muy poco en los deberes y resulta que cada derecho humano tiene su correlativo
deber. Entonces, deberíamos hablar de los derechos y deberes humanos, porque en la
medida en que yo tengo un derecho, tengo también un deber de contribuir a que ese
derecho exista y a cumplirlo. Y en primer lugar está el derecho a la vida, yo tengo el
derecho a tener vida, pero yo tengo el deber de respetar la vida, la vida del otro que
no sólo es la existencia del otro, sino que también es las condiciones que hacen que el
131
otro pueda vivir como ser humano. Por ello que cada vez más deberíamos hablar más
de los deberes humanos y no sólo de los derechos. Los delincuentes son seres
humanos, y nuestro deber no es aniquilarlos, sino que junto con intentar que no
cometan más daño, que su conducta comience a ser la adecuada para poder
recuperarlos.
132
9.1.5. Jacqueline Van Rysselberghe
Psiquiatra
Alcaldesa de Concepción
Presidenta Agrupación de Apoyo a Familiares de Niños Violados y
Asesinados
Noviembre 2001
Desde su punto de vista, ¿por qué debía aplicarse la pena de muerte para casos
de violación y homicidio de menores?
Más que aplicar la pena de muerte, nosotros como agrupación solicitamos la
aplicación de las máximas penas contempladas en nuestro ordenamiento jurídico
vigente, donde estaba contemplada la pena de muerte. Ahora eso cambió por una
sanción de cadena perpetua, que tampoco se cumple en la práctica, porque los reos
pueden salir libre al cabo de algunos años.
¿Cree usted que en los casos como los que usted defiende, que son los de
menores que son violados y asesinados, debió mantenerse la pena capital?
Creo que con la derogación de la pena de muerte se envió señales de debilidad
frente a la delincuencia, lo que también se ha traducido en un aumento de los casos de
violación y de asesinato. Sin ir más allá, los crímenes cometidos en Alto Hospicio
reflejan un poco esta situación.
134
¿La agrupación está actualmente trabajando con los familiares de las menores
de Alto Hospicio?
Tuve la oportunidad de viajar a Iquique junto con el abogado de la Fundación
Amparo y Justicia, donde tomamos contacto con las familias afectadas, las que
accedieron a recibir nuestro apoyo.
135
9.1.6. Pablo Honorato
Periodista
Canal 13 UCTV
Octubre 2001
¿Usted cubrió el caso desde el principio, desde que ocurrió el robo o desde que
aparecen los cuerpos, desde qué momento empieza a cubrir el caso Calama?
Me tocó cubrir periodísticamente, tanto el caso Calama como el de Viña desde
que se fueron registrando los hechos. Bueno, en el caso de Viña fueron diez
homicidios los que se cometieron, entonces los fuimos reporteando poco a poco, en la
medida en que se fueron produciendo y en Calama, desde que se descubrieron los
cuerpos y se supo esto del asalto al banco simulado y todo lo demás. No sólo me tocó
presenciar el fusilamiento, sino que reporteé los casos y entrevisté a los protagonistas.
136
fusilamiento, quiero que usted vea como voy a morir. Yo voy a morir sacando pecho,
porque soy un patriota”.
Lo primero se logró evitar, que no entrara el caballero. Lo segundo, a mí me
quedó presente y cuando lo sacaron engrillado ya para llevarlo a los banquillos yo me
fijé mucho en Hernández precisamente por eso y, efectivamente, él iba muy bien,
muy entero, no así Villanueva que prácticamente lo llevaban a la rastra, iba muy mal.
A Hernández lo amarraron de manos y pies, le pusieron la doble venda y me dio la
impresión a mí de que sacó pecho. Estaba como muy tranquilo.
¿Y en el momento de la entrevista?
Villanueva hablaba muy poco, prácticamente no hablaba, como que asentía a
todo lo que decía Hernández. Además, Villanueva era como el lugarteniente de él, su
guardaespaldas, el jefe de su seguridad.
¿Cuando usted sale de la prisión, usted puede recordar lo que dice o se olvidan
muchas cosas?
Evidente que sí, sobretodo en el primer doble fusilamiento, era la primera vez
que veía una cosa así. Salí medio shockeado y más que shockeado, se juntan una serie
de cosas, entre shockeado, cansado, tenso. Hay que pensar que no se ha dormido en
toda la noche, y además uno sale como precipitado, como con ganas de hacer cosas y
eso hace muchas veces olvidarse de lo que ha pasado.
Pero en el caso de los delitos que se les imputaron a quienes fueron fusilados y
que usted presenció, ¿usted cree que la pena fue bien aplicada?
Los delitos estaban esclarecidos, en cuanto a lo que a ellos les correspondía, por
lo demás ellos estaban confesos, ellos nunca negaron su participación en los hechos.
Lo que siempre dijeron, especialmente en el caso de Viña del Mar era que había más
gente implicada; no se olvide que Luis Gubler, empresario de Viña del Mar estuvo
hasta detenido. La policía aseguró que el arma encontrada en su casa era, en un
99,9%, el arma utilizada en algunos de los crímenes. Posteriormente se dijo que no,
que había un error en el peritaje. Algo pasó ahí.
Porque incluso hay una persona, una de las mujeres violadas, que reconoce
como su atacante a Gubler...
La primera, la L. B. (se omite el nombre por protección a la víctima), incluso yo
la entrevisté..., pero todo eso quedó en nada. Gubler quedó exonerado, de
responsabilidad penal y los responsables que pagaron con la muerte fueron solamente
Sagredo y Topp Collins. Pero ese ya es un problema de la Justicia, pero en sí la pena
de muerte es una pena muy dura que no cumple con el objetivo, además yo soy
católico y creo que la vida la quita sólo Dios.
Ubiquémonos más acá en el tiempo. Durante los años noventa, se dictaron tres
condenas a muerte: el caso del Chacal de Alcohuaz, el caso de los peruanos de Arica
y el caso Zamorano Jones. Vamos a ubicarnos en este último hecho que fue el más
reciente. ¿Usted creyó que Cupertino Andaur podría llegar hasta el pelotón de
fusilamiento?
No. No, porque se sabía que el Presidente de la República era contrario a la
pena de muerte, lo había dicho públicamente.
A usted que cubrió el caso, ¿le quedó alguna duda con respecto a Cupertino
Andaur?
No, ninguna, porque él confiesa su participación. Incluso lo único que él aduce
y con ello trata de exculparse o de aminorar su responsabilidad, en el sentido de que
estaba drogado, pero eso no es atenuante, eso es agravante...
140
para sus hijos, y a su vez, exige las más drásticas sanciones cuando sus hijos o su
familia es víctima de un delito. Entonces ése es el problema.
Hay quienes sostienen que al presenciar estos eventos, una parte de uno se
muere, ¿qué tan cierto hay de eso?
No es así en mi caso, y no tanto por uno, sino por la familia por los que
quedan...
Pero imagino que en las oportunidades en que pudo entrevistar tanto a los
agentes de la CNI como a los carabineros de Viña, le habrá tenido un pensamiento
como “yo estoy hablando con personas que en unas horas más van a estar muertos, y
que ellos saben que yo los voy a ver morir”...
Sí, es indudable, pero allí está también la capacidad del periodista de poder
asumir y no tomar partido. Para esto hay que ser frío y separar, por un momento, la
persona del profesional.
141
9.1.7. Eduardo Segovia
Periodista
Profesor Escuela de Periodismo Universidad Diego Portales
Noviembre 2001
Profesor, ¿en qué fusilamiento estuvo presente y para qué medio trabajaba?
Estuve en 1982, en el fusilamiento de Calama, y en 1985, en el fusilamiento de
Quillota; yo cubrí para radio Cooperativa y para la Agencia Associated Presse en el
primero de los que te nombro. Esa vez hice un dibujo para esa agencia.
142
Profesor, ¿en algún momento tuvo la oportunidad de entrevistar a Hernández y
a Villanueva?
No.
143
Profesor, pasemos a un plano más periodístico. En la experiencia del
fusilamiento, ¿qué es lo que más le llama la atención?
La actitud de mis colegas.
¿Por qué?
Porque estaban todos cagados. Cada uno asume el hecho desde una panorámica
muy personal e individual. En el caso de Calama, hubo un grupo de periodistas que se
dieron licencias, varios que estuvieron en prostíbulos horas antes. Me consta que se
coquearon para estar presentes en el fusilamiento, situación que también ocurrió en
Quillota. Muchos de los que asistieron no estaban preparados para ver lo que vieron.
Es cierto que nadie se puede preparar en un ciento por ciento para eso, pero por lo
menos hay tener cierta actitud para abordar un tema tan delicado como este.
Profesor, ¿cómo se preparó para enfrentar la situación, rezó, habló con otros
periodistas, leyó alguna cosa?
Yo me preparé yéndome a Antofagasta días antes y hablé con un sicólogo,
porque yo sabía que podría ser una situación muy fuerte. Yo, psicológicamente, aislé
este caso y lo guardé en el disco duro. El sicólogo me dijo que iba a vivir una etapa
“post mortem”, en que tu te cuestionas porqué estuve allí, para qué y todo eso.
Recuerdo que mientras algunas personas físicamente presentaron vómitos o
desmayos, hubo dos chiquillas, Carolina Andrade y María Angélica Cabello, que
sacaron en andas a Ruben Adrían Valenzuela que es de “La Tercera”. Cada uno lo
asumía como podía. Yo hice una cerebración del caso, lo racionalicé, sabiendo que
había mucha gente que estaba pendiente de él y eso me duró hasta que yo terminé de
despachar, hasta cuando me dijeron: “Ya, ok, está bien, ten listo algo para las doce de
nuevo, en que expliques el ambiente de Calama los funerales o lo que había pasado
con los cadáveres”. Ahí a mí se me acabó el día. Es cierto, nadie está preparado para
eso. Lo que si considero una burla es que después la gente te haga revivir lo que viste
y te diga “No, si no los mataron”. Yo decía: “mira, puede ser que yo no les crea a mis
colegas que estaban allí, a los gendarmes y a nadie, pero yo le tengo que creer a los
curas que estaban con ellos, que los acompañaron a cada uno de ellos hasta que iban
caminando al patíbulo, donde están los banquillos”. Ellos iban alzando la voz y como
unos cincuenta metros antes ellos se quedan. Y ese día no sé, siento que me morí un
poco...
144
¿Y pasaron?
Claro, porque aquí estábamos a la misma altura. Los periodistas testigos no
quedamos de mentirosos y con Osvaldo (Navas) haciendo tripas corazón, corrimos la
reja y preguntamos si podíamos pasar. Nos dijeron que sí. Nos acercamos al
camillero, los médicos y el oficial y empezamos a mirar y los vimos.
¿Y eran ellos?
Sí, sin ninguna duda.
¿Gubler?
Así es.
150
9.3. Lista de ajusticiados en Chile desde la entrada en vigencia del Código Penal de 1874
151
17 02/11/1914 Juan de Dios Muñoz R. Robo con homicidio Cárcel de Pitrufquén Ramón Barros Luco
18 19/11/1928 Manuel Contreras C. Parricidio Cárcel de Peumo Carlos Ibáñez D.C.
19 05/12/1928 Abelardo De la Fuente F. Robo con homicidio Penitenciaría de Punta Arenas Carlos Ibáñez D.C.
20 23/12/1933 Francisco Manríquez M. Robo con homicidio Penitenciaría de Talca Arturo Alessandri P.
21 12/05/1934 Gabriel Romero Sobarzo Robo con homicidio Cárcel de Quirihue Arturo Alessandri P.
22 12/05/1934 Artemio Espinoza Jara Robo con homicidio Cárcel de Quirihue Arturo Alessandri P.
23 15/05/1934 Manuel Muñoz Ortega Parricidio Cárcel de San Bernardo Arturo Alessandri P.
24 13/06/1934 Rafael Peña Garrido Robo con homicidio Cárcel de Traiguén Arturo Alessandri P.
25 19/06/1934 Jorge Pizarro Astudillo Robo con homicidio Cárcel de San Felipe Arturo Alessandri P.
26 19/06/1934 Bernardo Gómez Romero Robo con homicidio Cárcel de San Felipe Arturo Alessandri P.
27 27/09/1935 Juan Morales Calquín Doble homicidio Cárcel de Rengo Arturo Alessandri P.
28 03/10/1936 Víctor Martínez T. Doble homic idio Penitenciaría de Santiago Arturo Alessandri P.
29 30/11/1936 Roberto Barceló Lira Parricidio Penitenciaría de Santiago Arturo Alessandri P.
30 21/04/1938 Francisco Téllez M. Robo con homicidio Penitenciaría de Santiago Arturo Alessandri P.
31 09/11/1942 Tomás Ordenes Sepúlveda Robo con homicidio y Penitenciaría de Santiago Juan Antonio Ríos
violación
32 09/11/1942 Miguel Lillo Alarcón Robo con homicidio y Penitenciaría de Santiago Juan Antonio Ríos
violación
33 08/09/1943 Emilio Inostroza M. Robo con homicidio Penitenciaría de Temuco Juan Antonio Ríos
34 19/08/1945 Juan Osorio Galdamez Triple homicidio Penitenciaría de Santiago Juan Antonio Ríos
35 06/10/1950 Alberto Caldera Homicidio Penitenciaría de Santiago Gabriel González V.
36 12/02/1951 Federico Mardones Urrea Homicidio Cárcel de Lautaro Gabriel González V.
37 12/02/1951 René Ferrada Ferrada Homicidio Cárcel de Lautaro Gabriel González V.
152
38 19/10/1951 José Raúl Silva Robo con homicidio Penitenciaría de Santiago Gabriel González V.
39 01/07/1952 Víctor Ortega Guzmán Robo con homicidio Cárcel de Peumo Gabriel González V
40 01/07/1952 Fernando Soto Soto Robo con homicidio Cárcel de Peumo Gabriel González V.
41 16/08/1952 Ramón Castro G. Robo con homicidio Penitenciaría de Santiago Carlos Ibáñez D. C.
42 02/12/1953 Alfonso Carreño M. Parricidio Cárcel de La Ligua Carlos Ibáñez D.C.
43 04/01/1954 Luis Bravo Henríquez Tres homicidios Cárcel de Constitución Carlos Ibáñez D.C.
44 04/01/1954 Rodelingo González Bravo Tres homicidios Cárcel de Constitución Carlos Ibáñez D.C.
45 29/01/1954 Alberto Cabrera Muñoz Robo con homicidio Penitenciaría de Santiago Carlos Ibáñez D.C.
46 25/01/1955 Armando del Carmen Vidal M. Homicidio Penitenciaría de Santiago Carlos Ibáñez D.C.
47 25/01/1955 Carlos Espinoza Silva Homicidio Penitenciaría de Santiago Carlos Ibáñez D.C.
48 16/06/1955 Ricardo Ojeda Portales Robo con homicidio Cárcel de Pitrufquén Carlos Ibáñez D.C.
49 16/06/1955 Víctor Roa Cortés Robo con homicidio Cárcel de Pitrufquén Carlos Ibáñez D.C.
50 30/04/1963 Jorge o José del Carmen Robo con séxtuple Cárcel de Chillán Jorge Alessandri R.
Valenzuela Torres homicidio
51 15/11/1965 Cesáreo del Carmen Villa Muñoz Robo con homicidio Penitenciaría de Talca Eduardo Frei M.
52 07/10/1967 Francisco Cuadra Pérez Robo con triple homicidio, Penitenciaría de Santiago Eduardo Frei M.
violación e incendio
53 07/10/1967 Luis Alberto Osorio Troncoso Robo con triple homicidio, Penitenciaría de Santiago Eduardo Frei M.
violación e incendio
54 22/10/1982 Gabrie l Ernesto Hernández Robo con doble homicidio Cárcel de Calama Augusto Pinochet U.
Anderson
55 22/10/1982 Eduardo Segundo Villanueva Robo con doble homicidio Cárcel de Calama Augusto Pinochet U.
Márquez
153
56 29/01/1985 Carlos Alberto Topp Collins Diez homic idios y tres Cárcel de Quillota Augusto Pinochet U.
violaciones
57 29/01/1985 Jorge José Sagredo Pizarro Diez homicidios y tres Cárcel de Quillota Augusto Pinochet U.
violaciones
154