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La Eutanasia.

En este artículo se analiza la eutanasia desde las perspectivas sociales,


económicas, éticas y políticas, se hacen algunas precisiones conceptuales y se
consideran las diferentes tendencias contemporáneas en relación a la muerte.
Después de enfocar algunos aspectos psicológicos presentes en las decisiones
con relación a la eutanasia o también denominada muerte asistida, se le
denomina eutanasia al acto de acabar con la vida de una persona por diferentes
motivos, que tenga algún sufrimiento físico o psíquico como consecuencia de
alguna enfermedad ya sea por petición suya o de alguien cercano a la persona
que se le va a aplicar, en algunos países también se le otorga en las cárceles a las
personas que han cometido delitos muy graves y son condenados a cadena
perpetua. Se aplica esto con el fin de minimizar el sufrimiento, causándole la
muerte de manera rápida, eficaz e indolora.

Palabras claves: Dolor, eutanasia, derechos, medidas, asistencia al morir.

La existencia de variadas concepciones y planteamientos respecto a la eutanasia


es antigua. De modo que la defensa de la eutanasia no es cosa reciente, pero el
concepto ha experimentado una evolución desde su origen Griego que
etimológicamente significa buena muerte. Se estima que Bacon introduce en 1605
una acepción referida a la acción del médico sobre el enfermo, incluyendo la
posibilidad de apresurar la muerte. Existen varios conceptos históricos en la
legislación respecto a esta materia en donde se puede ver claramente una
tendencia en las actitudes hacia a ella. Las iniciativas legales, aunque no hayan
fructificado inmediatamente han van marcando el rumbo de este tratamiento en
algunos países.

[CITATION San191 \p 4 \l 9226 ], Firma que Comillas la controversia que despierta este
tema responde a la naturaleza radical y definitiva de la "solución" (la muerte) que
se ofrece ante situaciones igualmente extremas (enfermedades terminales o
degenerativas y muy penosas). La eutanasia solo es permitida en algunos países,
entre estos se encuentran, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Colombia, lo
cierto es que este tema genera gran controversia porque este responde a la
naturaleza radical y definitiva, pues la muerte en este caso es considerada la
solución que se otorga ante problema o circunstancias muy extremas como lo
pueden ser las enfermedades terminales o degenerativas y muy penosas que
llegan a deteriorar la vida del paciente.

Pregunta problematizadora: ¿es la petición del enfermo consistente con su estilo


de vida?

En estos países solo está permitido aplicarla a personas enfermas aunque esto
conlleva graves consecuencias familiares, médicas y políticas. Por otra parte
informes realizados sobre la práctica de eutanasia en Holanda arroja a la luz 1.000
muertes anuales por eutanasia involuntaria (sin consentimiento) en 1990. Estos
1.000 pacientes eutanasiados se convierten poderosas razones para oponerse a
la eutanasia activa. Igualmente, en los casos en los que la esta es solicitada por el
enfermo existe un grave problema ético porque se trata de una derrota social ante
el problema de la enfermedad y la muerte. Los casos extremos y la autonomía
personal, siempre aludidos por los partidarios de la eutanasia para su
despenalización, no deben generar leyes socialmente injustas, que enfrentan el
deseo individual con el ineludible deber del Estado a la protección de la vida física
de cada ciudadano. [CITATION aso05 \p 2 \l 9226 ].

A pesar de las circunstancias el paciente tiene todo el derecho de negarse o de


aceptar que le apliquen la eutanasia y en qué caso de que este no este apto para
hacerlo, un familiar puede hacerlo por el sí tiene en cuenta los peligros que puede
tener. Muchas personas han muerto voluntariamente a causa de este
procedimiento, en los países bajos y Canadá son mayormente los casos asistidos
por los Estados debido a algunos estudios en los cuales se ha utilizado el
concepto de [terminación de la vida sin petición expresa´*, que comprende la
retirada de medidas de soporte vital, en las que a juicio del médico existió un
adelantamiento de la muerte. No es considerable creer que estos tratamientos en
los países, son para dar una muerte digna.

Es sabido que la promulgación de leyes, no es sino el reconocimiento oficial de


cambios valóricos y en materia de costumbres que se han producido ya en la
sociedad. En no escasas ocasiones, esas realidades son usadas justamente como
argumentación para promover la legislación. Frente a un 84% de la población a
favor de la eutanasia, ningún argumento justifica que no se regule. La creencia
individual, de tipo religioso, en la sacralidad de la vida es por completo respetable,
pero obviamente no se puede imponer a toda la sociedad. Por eso se enuncian
hipótesis, como la pendiente deslizante, el homicidio de ancianos o personas
vulnerables, la incompatibilidad con los cuidados paliativos, la esencia de la
medicina hipocrática, etc. Que se han tratado de colocar en el imaginario colectivo,
sin ningún éxito. Sin embargo, sí están en el debate, cuando los datos demuestran
que son afirmaciones absurdas. [CITATION Mar18 \p 2 \l 9226 ].

Entre las formas de asistencia en el proceso de morir, hay coincidencia respecto a


algunos principios. [ CITATION Klu98 \l 9226 ]. Pone el acento en la información al
paciente de su estado, otorgando más importancia al como que al contenido de lo
que se entrega, a la elección de la persona cercana, más idónea para hacerlo y
que se evite mentirle al paciente, sus familiares deben ser claros y no tratar de
ocultar las posibles implicaciones al compartir miedo y angustias. [ CITATION Gaf84 \l
9226 ]. Sustenta principios de respeto por la dignidad y autonomía de la persona en
un trato afectuoso y de compromiso donde el principal objetivo sea la seguridad de
la persona y el derecho a la vida.

A modo de conclusión hay muchos factores que deben ser atendidos y


ponderados. Entre ellos el estilo y el carácter de la propia existencia, el personal
sentido de integridad, los valores éticos y morales y los intereses críticos. No
podemos pretender que esto sea aplicado a todos sin importar sus condiciones y
se debe considerar que no es en las legislaciones donde se encontrara la mejor
manera de terminar con la vida de una persona. De igual modo, obligar o ejercer
presión, aunque sea sutilmente, la más perversa de las presiones, para morir de
una forma determinada, en cierto momento, realmente es un atropello a las
personas. Desde la solidaridad se puede motivar mejor a los individuos para que
adopten decisiones con respecto a su futuro por sí mismos y de la mejor forma
posible, teniendo en cuenta que es muy importante la participación de la familia en
este tipo de casos ya que son los más cercanos y los que influyen mejor en las
decisiones del paciente.
Bibliografía
Catalana. (2005). bioetica, 2.

Gafo. (1984). La eutanasia y el derecho a morir. Madrid: Edic.

Marin. (2018). gaceta sanitaria.

Ross, K. (1998). Los niños y la muerte. Barcelona: luciernaga.

salud, S. E. (2018). la eutanasia en el siglo XXl. Gaceta Sanitaria, 3.

Sanchez. (2019). la nacion, pág. 1.

Sanchez. (2019). 4-6.

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