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Taller de Lenguaje Sextos Años Básicos

Semana del 29 marzo al 02 abril 2021

La tortuga gigante
HORACIO QUIROGA

Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires y estaba muy contento porque era un
hombre sano y trabajador. Pero un día se enfermó, y los médicos le dijeron que solamente
yéndose al campo podría curarse. Él no quería ir, porque tenía hermanos chicos a quienes
daba de comer; y enfermaba cada día más. Un amigo suyo que era director del Zoológico, le
dijo: -Usted es un hombre bueno y trabajador. Por eso quiero que se vaya a vivir al monte,
haga mucho ejercicio al aire libre para curarse. Y como usted tiene mucha puntería con la
escopeta, cace bichos del monte para traerme los cueros, y yo le daré plata adelantada para
que sus hermanos puedan comer bien.
El hombre enfermo acepto, y se fue a vivir al monte, lejos, muy lejos. Allá hacía mucho calor y
eso le hacía bien. Vivía solo en el bosque y el mismo se cocinaba. Comía pájaros y bichos, que
cazaba con la escopeta, y después comía frutos. Dormía bajo los árboles y cuando hacia mal
tiempo construía en cinco minutos una ramada con hojas de palmera, y allí pasaba sentado y
fumando, muy contento en medio del bosque que bramaba con el viento y la lluvia.
Había hecho un atado con los cueros de los animales, también había agarrado vivas muchas
víboras venenosas y las llevaba dentro de un gran mate. El hombre tenía otra vez buen color,
estaba fuerte y tenía apetito. Precisamente un día que tenía mucha hambre, porque hacía dos
días que no cazaba nada, vio a la orilla de una gran laguna un tigre enorme que quería comer
una tortuga y la ponía parada de canto para meter dentro una pata y sacar la carne con las
uñas. Al ver al hombre, el tigre lanzó un rugido y se lanzó de un salto sobre él. El cazador que
tenía una gran puntería, le apuntó entre los dos ojos y le rompió la cabeza. Después le sacó el
cuero que le sirvió de alfombra para su cuarto.
-Ahora dijo el hombre – voy a comer tortuga, que es una carne muy rica. Pero cuando se
acercó, vio que la tortuga estaba herida y tenía la cabeza casi separada del cuello, y la cabeza
colgaba de dos o tres hilos de carne. A pesar del hambre que sentía, el hombre tuvo lástima
de la pobre tortuga y la llevó arrastrando con una soga hasta su ramada, le vendó la cabeza
con tiras de género que sacó de su camisa. La tortuga quedó arrimada a un rincón y allí pasó
días y días sin moverse.
El hombre la curaba todos los días, y la tortuga sanó por fin. Entonces fue el hombre quien se
enfermó con fiebre y dolor de cuerpo. La fiebre aumentaba y la garganta le quemaba de tanta
sed. El hombre comprendió que estaba gravemente enfermo, y empezó a hablar por la mucha
fiebre que tenía. – Voy a morir. - Estoy solo. Voy a morir de hambre y de sed y se desmayó.
Pero la tortuga lo había oído, y entendió todo lo que el cazador decía, y ella pensó: - El hom-
bre no me comió, aunque tenía mucha hambre y me curó. Yo lo voy a curar a él ahora. Fue a
la laguna, buscó una cáscara de tortuga chica, la limpió y la llenó de agua y le dio de beber al
hombre. Fue a buscar enseguida raíces y yuyitos tiernos y llevó al hombre para que comiera.
Todas las mañanas la tortuga recorría el monte buscando raíces cada vez más ricas, y sentía
no poder subirse a los árboles para llevarle frutas al hombre.
El cazador comió así días y días sin saber quién le daba la comida, y un día recobró el cono-
cimiento. Miró a todos lados y vio que estaba solo, más la tortuga que era un animal. Y dijo en
voz alta: - Estoy solo en el bosque, la fiebre va a volver y voy a morir aquí, porque solo en
Buenos Aires hay remedios para curarme. Pero nunca podré ir.
Pero también la tortuga lo oyó y se dijo: - Tengo que llevarlo a Buenos Aires. Fue y cortó
enredaderas finas y fuertes, como piolas, acostó al hombre encima de su lomo, lo sujetó bien
con las enredaderas para que no se cayese, acomodó la escopeta, los cueros, el mate con
víboras, y emprendió el viaje.
Así caminó y caminó de día y de noche atravesando montes, campos, pantanos y cruzó a
nado ríos muy anchos con el hombre moribundo encima. Se detenía a descansar después de
ocho o diez horas de caminar, acostaba al hombre, entonces iba a buscar agua y raíces para
darle al enfermo. Ella estaba tan cansada que prefería dormir.
Así anduvo días y semana tras semana. Cada vez estaba más cerca de Buenos Aires, pero
también la tortuga se iba debilitando, y tenía menos fuerza, aunque ella no se quejaba. Pero
llegó un día, en que la pobre tortuga no pudo más. Había llegado al límite de sus fuerzas. No
había comido desde hacía una semana para llegar más pronto. No tenía fuerza para nada.
Cuando cayó la noche, vio una luz lejana en el horizonte, un resplandor que iluminaba el cielo
Y no supo que era, cerró los ojos para morir junto con el cazador, pensando con tristeza que
no había podido salvar al hombre que había sido bueno con ella.
Un ratón de la ciudad encontró a los dos viajeros moribundos. -¡Que tortuga! –Dijo el ratón-.
Nunca he visto una tortuga tan grande. ¿Y eso que llevas en el lomo, qué es? ¿Leña?
-No – respondió con tristeza la tortuga- Un hombre.
-¿Dónde vas con ese hombre? –Voy… quería ir a Buenos Aires dijo bajito. Pero vamos a morir
porque nunca llegaré…
¡Nunca vi una tortuga más zonza! ¡Si ya has llegado! Esa luz que ves allá, es Buenos Aires. Al
oír esto, la tortuga se sintió con una fuerza inmensa, y emprendió la marcha.
El director del Zoológico vio llegar a una tortuga embarrada y sumamente flaca, que traía
acostado y atado en su lomo a un hombre que se estaba muriendo. El director reconoció a su
amigo y fue corriendo a buscar remedios con los que se curó enseguida.
Cuando el cazador supo cómo lo había salvado la tortuga, el largo viaje que había hecho, no
quiso separarse de ella. Como no podía tenerla en su casa porque era muy chica, el director
del Zoológico se comprometió a tenerla en el jardín. Y así pasó la tortuga feliz y contenta.
Actividades

1. Busca el significado de las palabras con color y responde en tu cuaderno.


2. Escribe una oración con cada palabra destacada.
3. Completa los acontecimientos con los siguientes conectores temporales.

finalmente – después - cierta vez - de inmediato - con el tiempo - en ese momento

_________________ un hombre se encontraba muy enfermo y su amigo le recomendó


que fuera unos días al monte para recuperarse.

_________________ comenzó a sentirse mejor y decidió ir a cazar, porque tenía mucha


hambre.

__________________ vio a una tortuga que estaba a punto de ser devorada por un
tigre aterrador que intentó atacarla, __________________ el hombre le disparó.

___________________ se acercó a ver a la tortuga, que estaba muy mal herida y


resolvió ayudarla.

___________________, su gran acto tuvo el agradecimiento eterno de la tortuga, que


le retribuyó salvándole la vida y devolviéndolo a la ciudad.

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