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“La justicia no consiste en abrir unas prisiones para cerrar otras. Consiste,
en primer lugar, en no llamar “mínimo vital” a lo que apenas si basta para
hacer que viva una familia de perros, ni emancipación del proletariado a la
supresión radical de todas las ventajas conquistadas por la clase obrera
desde hace cien años. La libertad no consiste en decir cualquier cosa y en
multiplicar los periódicos escandalosos, ni en instaurar la dictadura en
nombre de una libertad futura. La libertad consiste, en primer lugar, en no
mentir. Allí donde prolifere la mentira, la tiranía se anuncia o se perpetúa.
Está por construirse la verdad, como el amor, como la inteligencia. Nada
es dado ni prometido, pero todo es posible para quien acepta empresa y
riesgo. Es esta apuesta la que hay que mantener en esta hora en que nos
ahogamos bajo la mentira, en que estamos arrinconados contra la pared.
Hay que mantenerla con tranquilidad, pero irreductiblemente, y las
puertas se abrirán. ¿Y por qué esperar a Navidad? La muerte y la
resurrección son de todos los días. De todos los días son también la
injusticia y la verdadera rebelión.”
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- ¿Cree usted lógico relacionar las dos palabras “odio” y
“mentira”?
Su importancia proviene de que ninguna virtud puede aliarse con ella sin
perecer. El privilegio de la mentira es que siempre vence al que pretende
servirse de ella. Por ello los servidores de Dios y amantes del hombre
traicionan a Dios y al hombre desde el momento que consienten en la
mentira por razones que creen superiores. No, ninguna grandeza se ha
establecido jamás sobre la mentira. La mentira, a veces, hace vivir, pero
nunca eleva. La verdadera aristocracia, por ejemplo, no consiste en
primer lugar en batirse en duelo. Consiste, en primer lugar, en no mentir.
La justicia, por su parte, no consiste en abrir unas prisiones para cerrar
otras. Consiste, en primer lugar, en no llamar “mínimo vital” a lo que
apenas si basta para hacer que viva una familia de perros, ni
emancipación del proletariado a la supresión radical de todas las ventajas
conquistadas por la clase obrera desde hace cien años. La libertad no
consiste en decir cualquier cosa y en multiplicar los periódicos
escandalosos, ni en instaurar la dictadura en nombre de una libertad
futura. La libertad consiste, en primer lugar, en no mentir. Allí donde
prolifere la mentira, la tiranía se anuncia o se perpetúa.
- Usted ha escrito en “El mito de Sísifo”: “No hay más que una
acción útil: la que rehiciese al hombre y a la tierra. Yo no reharé
jamás a los hombres. Pero hay que hacer “como si”. ¿Cómo
desarrollaría usted hoy esta idea en el marco de nuestra
entrevista?
Yo era entonces mucho más pesimista de lo que soy ahora. Es cierto que
nosotros no reharemos a los hombres. Pero no los rebajaremos. Por el
contrario, los levantaremos un poco a fuerza de obstinación, de lucha
contra la injusticia, en nosotros mismos y en los demás. No nos ha sido
prometida el alba de la verdad; no hay contrato, como dice Louis Guillous.
Pero está por construirse la verdad, como el amor, como la inteligencia.
En efecto: nada es dado ni prometido, pero todo es posible para quien
acepta empresa y riesgo. Es esta apuesta la que hay que mantener en
esta hora en que nos ahogamos bajo la mentira, en que estamos
arrinconados contra la pared. Hay que mantenerla con tranquilidad, pero
irreductiblemente, y las puertas se abrirán.
x.x.x
Extraido de:
http://www.coloquioalbertcamus.com.ar/notasrel4.html#contact
o, em 09/10/2012
El humor.
La vida del cuerpo en pleno aire y al sol, el deporte, el equilibrio físico son
para mí las condiciones del mejor trabajo intelectual. Y con ello va junto
un buen empleo del tiempo. Yo raramente me encuentro en esas
condiciones. Pero sé en todo caso que la creación es una disciplina
intelectual y corporal, una escuela de energía. Nunca hice nada en la
anarquía o en la dejadez física.
(int. 1959. Essais, p. 1921)
- ¿Si por alguna razón tuviera que dejar de escribir, cree que de todos
modos podría ser feliz? ¿El simple “acuerdo entre la tierra y el pie” del que
habla en “Calígula” bastaría para compensar la felicidad de la expresión?
Cuando era más joven hubiera podido ser feliz sin escribir. Aún hoy tengo
todavía grandes dones para la felicidad muda. Sin embargo, debo
reconocer que, probablemente, ahora no sabría vivir sin mi arte.
(id.)
junio de 1954
CAMUS escribió a propósito de la obra “El arraigo” de Simona WEIL: