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en dic 16 2019

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Ricardo Mejía Cano

Innovar en Educación
“Si usted tuviera un supermercado y se enterara que de cada 100 personas que ingresan 40 salen sin
comprar, muy seguramente revisaría el portafolio de productos y la atención al cliente.” Andrés
Schleicher.
En Colombia de cada 100 jóvenes que ingresan a estudiar primaria, 40 no terminan el bachillerato. Y no
revisamos ni el currículum, ni el trabajo de los profesores.
Para la Misión de Sabios, cuyas conclusiones fueron publicitadas recientemente con bombos y platillos,
la solución está en dedicar más dinero a la educación. Sin embargo, Colombia dedica más dinero a la
educación, como porcentaje del PIB, que muchos países que nos superan en los resultados de Pisa.
Para Schleicher, director del Programa de educación de la OECD y uno de los hombres más versados en
educación primaria y secundaria en el mundo, el problema en Latino América no es de plata, es del
sistema.
En los países con los mayores avances en educación, los centros educativos tienen autonomía en la
asignación de recursos, seleccionan sus profesores y de acuerdo con los resultados de las evaluaciones,
hacen cambios en la plantilla. El rector y su equipo son responsables de los resultados.
Los rectores buscan fórmulas de enseñanza creativas con sus profesores: promueven la formación de los
jóvenes a través de proyectos y retos, obligándolos a aprender a resolver problemas, más que a
memorizar información. Así están empezando a impartir la educación muchos colegios privados en
Colombia.
En los públicos no. En estos el rector de la institución no puede escoger a los profesores, no los puede
evaluar y están recargados de labores administrativas. El presupuesto que maneja un rector de un colegio
público es para cubrir los gastos de limpieza, algo de papelería y poco más. Los profesores son
asignados, pagados y trasladados por las secretarias de Educación departamentales, según instrucciones
del Ministerio.
No menos grave es que en las familias de menos recursos, muchos padres no están atentos ni acompañan
el proceso educativo de sus hijos.
¿Afecta Fecode positiva o negativamente la educación de los jóvenes? En una entrevista a Nelson
Alarcón, presidente del poderoso sindicato, respondió: “Nosotros somos por naturaleza actores
políticos”. ¿Buscan entonces que la educación de los jóvenes se oriente según sus fines políticos? ¿Prima
la política sobre la transmisión de conocimiento y desarrollo de habilidades de sus educandos?
Resultado: en las pruebas Saber 11 del 2018 de los 500 mejores colegios, sólo 14 eran públicos. De los
500 colegios con peores resultados, 450 eran públicos. Sin embargo, los profesores de los colegios
privados no son mejor pagados, ni tienen mejores prestaciones que los profesores de las instituciones
públicas.
En nuestros colegios públicos el rector no puede ejercer su liderazgo, y si logra unir a los profesores
alrededor de unas metas ambiciosas, no puede evaluarlos y ni comprometerlos con los resultados, porque
el sistema no lo permite.
Se necesita dinero, pero para la construcción de más colegios, con el fin de ofrecer a los jóvenes la
jornada única, que en la actualidad sólo cubre al 12 % de los estudiantes en colegios oficiales. Esto daría
también oportunidad a los jóvenes de practicar deportes, estudiar artes o un segundo idioma, que tanta
falta les hace.
Nadie discute que la mejor manera de luchar contra la inequidad es vía educación: en la medida que un
joven de una familia pobre adquiere conocimientos y destrezas, capacidad de raciocinio, de resolver
problemas, se le abrirán nuevas oportunidades.
Según los sabios es urgente también aumentar la inversión en innovación. No, lo urgente es innovar en la
educación.

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