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18 L a novia de Barbazul
lo posible por parecer feliz por su pron- La novia se arrojó a los pies de su mari-
to regreso... pero en su interior tembla- do y le rogó que perdonara su desobe-
ba de miedo y aguardaba aterrada el diencia, pero Barbazul tenía un corazón
momento en que le pidiera las llaves. Lo duro como la piedra.
hizo a la mañana siguiente.
—¡Prepárate a morir! —sentenció.
Él las examinó y vio que la más peque-
—No, por favor. Concédeme unos minu-
ña estaba manchada.
tos para rezar —rogó—. Dame tiempo
—¿Cómo se manchó esta llave de sangre? para una última oración.
—¡No lo sé! —dijo ella con un hilo de voz. Barbazul le concedió el deseo y la novia
se apresuró a la cima de la torre más
—Pero yo sí —se burló Barbazul—. Hi-
cercana, con la vana esperanza de que
ciste aquello que te prohibí. Bien, vol-
alguien, como su padre o su madre, vi-
vamos juntos, pero esta vez ocuparás
niera de camino a visitarla y pudiera
tu lugar entre esas damas por las que
hacerle señales para que acelerara el
sentías tanta curiosidad.
paso. Los estandartes del palacio se agi-
taban silenciosamente bajo el sol, pero
nadie venía. La novia lloró amargamen-
te y bajó las escaleras sabiendo que no
tenía escapatoria. Barbazul la condujo
hasta la diminuta y horrible habitación
y le ordenó detenerse junto a la entra-
da y arrodillarse sobre el frío suelo de
piedra. La novia obedeció llorando y,
sin más ceremonia, Barbazul le cortó la
cabeza y puso su cuerpo junto al de sus
otras esposas.
FIN
Esta versión se basa en las aparecidas en The Fairy Tales of Charles Perrault (Universidad de Adelaide, 2014),
Cuentos de Mamá Ganso (Charles Perrault, 1901) y El pájaro del brujo (Hermanos Grimm, 1884), entre otros.
capítulo uno: un extraño comienzo 19