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La Historia de Barbazul

É rase una vez que vivía un señor


cuyo palacio era tan espléndido y es-
taba tan suntuosamente amueblado
que la tomaría como esposa. Durante una
semana la cortejó con lujosas fiestas y ban-
quetes a los que invitó a otros señores y se-
que ni siquiera el del sultán podía compa- ñoras. Su riqueza deslumbró a la joven de
rársele. Su vajilla era de oro y plata, las si- la misma forma que una cobra deslumbra
llas y sofás estaban tapizados con la mejor a un ratón.
seda y de sus paredes colgaban todo tipo de
Después de agasajarla durante siete días,
antigüedades.
Barbazul visitó a la familia de la joven para
Sin embargo, había algo muy extraño en pedirle su mano. La chiquilla estaba asus-
ese señor. El color de su barba era de un tada, pero no podía dejar que su familia
vivo e impactante azul. Su aspecto tan era languideciera en la pobreza. Además, qui-
particular e inconfundible que nadie se re- zás su barba no fuera tan azul. Aceptó su
fería a él por su verdadero título (que era propuesta y al poco tiempo se casaron en
grandioso y noble), sino que simplemente el palacio. Fue una boda inolvidable: mil li-
se le conocía como Barbazul. rios blancos decoraron el pabellón nupcial
y un delicioso incienso perfumó el lugar
Era un hombre temible de ojos profundos durante toda la noche.
y famoso por tener un humor proteico. Aun
así, Barbazul se había casado muchas veces. La joven novia se despertó a la mañana
Nadie sabía a ciencia cierta qué había sido siguiente sola, sin haber consumado su
de cada una de sus esposas, ya que nadie matrimonio. Eso le causó cierta ansiedad...
recordaba que se hubiera celebrado un fu- pero también alivio.
neral en el palacio. Simplemente desapare- Fue escoltada por un sirviente al comedor
cían y, al cabo del tiempo, Barbazul volvía y allí se encontró a Barbazul tomando el
a casarse. primer bocado de la mañana. La saludó
alegremente y la invitó a unirse. Barbazul
Un día el señor se fue a cazar cerca de sus
le dijo que había recibido noticias urgentes
tierras. Cuando el sol brillaba alto en el cie-
y que debía irse de inmediato en un viaje
lo, se detuvo en una granja venida a menos
de gran importancia que probablemente se
para saciar su sed y descansar. Los granje-
alargaría muchas semanas.
ros estaban ansiosos por complacer al po-
deroso señor y enviaron apresuradamente Para consolarla, la besó con afecto, le dio
a su encantadora y joven hija para que le las llaves de todas las puertas de la casa y la
sirviera pan y té. animó a divertirse en su ausencia.
Barbazul se quedó prendado al instante con —Aquí tienes las llaves de tu nuevo hogar.
su belleza y decidió en ese mismo momento La llave más pequeña, querida mía, es la

capítulo uno: un extraño comienzo 17


de la habitación al final de la gran ga- su entorno, que se tornó amargo. Final-
lería. Puedes abrir cualquier puerta y mente no pudo resistir más los cantos de
entrar en todas partes, excepto en esa sirena de la puerta prohibida y en mitad
pequeña habitación. Te prohíbo que de la noche cogió una lámpara y bajó a
uses esa llave. la galería por una escalera trasera. Al
llegar a la puerta se detuvo y recordó
La novia prometió obedecer fielmente
la orden de su marido. Temía lo que
sus órdenes.
podría pasar si desobedecía, pero su
Cuando la caravana de camellos y ca- curiosidad era demasiado fuerte como
ballos de Barbazul partió levantando para resistirse. Con manos temblorosas,
una nube de polvo, la novia estaba en encajó la pequeña llave en la cerradura
la puerta de palacio, despidiéndose de y abrió la puerta.
su esposo.
Al principio la débil luz de la lámpara no
Tan pronto como se marchó, la joven le permitió ver mucho, pero finalmente
comenzó a preguntarse qué podría es- sus ojos le mostraron lo que había en la
conderse detrás de la puerta prohibida. habitación. El suelo estaba cubierto de
¿Pruebas de deseos indecorosos? ¿Algún sangre coagulada y las paredes estaban
vicio inconfesable? ¿Quizás un tesoro cubiertas de cuerpos sin cabeza: las an-
secreto conocido solo por aquellos de teriores esposas de Barbazul. La escena
sangre noble? ¿Ocultaba allí una aman- arrancó un grito de la garganta de la no-
te? ¿O era algo tan horrible que su ino- via, que dejó caer la llave al suelo.
cencia le impedía siquiera imaginarse?
Pasaron unos momentos antes de que
La novia empezó a explorar el pala- volviera en sí misma. Mareada, recogió
cio para olvidarse de la habitación. la llave y salió corriendo de la habita-
Inspeccionó las galerías, cada una más ción. Cerró la puerta detrás de ella y re-
magnífica y espléndida que la anterior. gresó a sus aposentos.
Se probó todo tipo de pieles exóticas y se
El amanecer del día siguiente hizo que
frotó con aceites de valor incalculable.
todo pareciera un sueño, pero cuando
Visitó a los sirvientes en la cocina (lo
examinó la pequeña llave descubrió
que causó un gran revuelo) y se deleitó
que estaba manchada de sangre. La lim-
en los vaporosos baños de mármol.
pió cuidadosamente, pero la sangre no
Pero la curiosidad no dejaba de carco- se iba. Entonces la lavó con jabón y la
merla por dentro. ¿Acaso no era la se- frotó con arena, pero fue en vano.
ñora del palacio? ¿No le había confiado
Esa misma noche Barbazul regresó de
su marido sus secretos? Empezó a pasar
su viaje, diciendo que por el camino ha-
los días ociosa en sus aposentos, con-
bía recibido noticias de que el asunto
sumida por el letargo y la pesadumbre,
había sido resuelto. Su esposa hizo todo
incapaz de disfrutar del esplendor de

18 L a novia de Barbazul
lo posible por parecer feliz por su pron- La novia se arrojó a los pies de su mari-
to regreso... pero en su interior tembla- do y le rogó que perdonara su desobe-
ba de miedo y aguardaba aterrada el diencia, pero Barbazul tenía un corazón
momento en que le pidiera las llaves. Lo duro como la piedra.
hizo a la mañana siguiente.
—¡Prepárate a morir! —sentenció.
Él las examinó y vio que la más peque-
—No, por favor. Concédeme unos minu-
ña estaba manchada.
tos para rezar —rogó—. Dame tiempo
—¿Cómo se manchó esta llave de sangre? para una última oración.
—¡No lo sé! —dijo ella con un hilo de voz. Barbazul le concedió el deseo y la novia
se apresuró a la cima de la torre más
—Pero yo sí —se burló Barbazul—. Hi-
cercana, con la vana esperanza de que
ciste aquello que te prohibí. Bien, vol-
alguien, como su padre o su madre, vi-
vamos juntos, pero esta vez ocuparás
niera de camino a visitarla y pudiera
tu lugar entre esas damas por las que
hacerle señales para que acelerara el
sentías tanta curiosidad.
paso. Los estandartes del palacio se agi-
taban silenciosamente bajo el sol, pero
nadie venía. La novia lloró amargamen-
te y bajó las escaleras sabiendo que no
tenía escapatoria. Barbazul la condujo
hasta la diminuta y horrible habitación
y le ordenó detenerse junto a la entra-
da y arrodillarse sobre el frío suelo de
piedra. La novia obedeció llorando y,
sin más ceremonia, Barbazul le cortó la
cabeza y puso su cuerpo junto al de sus
otras esposas.

FIN

Esta versión se basa en las aparecidas en The Fairy Tales of Charles Perrault (Universidad de Adelaide, 2014),
Cuentos de Mamá Ganso (Charles Perrault, 1901) y El pájaro del brujo (Hermanos Grimm, 1884), entre otros.
capítulo uno: un extraño comienzo 19

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