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COVID-19 en el Perú, un enemigo invisible que nos ha atado las

manos
Este virus que ataca al mundo, hoy se ha focalizado en Latinoamérica y con
mayor fuerza en el Perú, para hacer surgir al exterior la esencia de cada uno,
empezando por los gobiernos, su accionar refleja mucho cómo ven al pueblo y
después nosotros, en la manera cómo ha cambiado nuestro estilo de vida, la
diferencia entre continuar teniendo un empleo, ingresos o ponerse de acuerdo
con otras familias para hacer una olla común y los problemas que se suscitan de
estos primeros, nuestros hijos con posibilidades de estudiar o no, nuestra
responsabilidad y consciencia para cuidarnos y cuidar a los nuestros.
En diciembre del año pasado llegaban a nosotros noticias relacionadas a un extraño
virus que había tenido origen en el poblado de Wuhan en China, que pese a la
lejanía en poco tiempo logró expandirse y empezaba a cobrar víctimas mortales en
diferentes países de los otros continentes, su nombre COVID-19.
No fue hasta la primera semana de marzo de este año, cuando se presentó el caso
cero en nuestro país y nos dimos cuenta que la dura realidad que llevaban viviendo
hace semanas otros países, recién empezaba para nosotros, mientras el 6 de marzo
la otrora Ministra de Salud, Elizabeth Hinostroza en conferencia de prensa
manifestaba que sólo el 19% de los casos podrían requerir hospitalización y hasta
respirador artificial, también llamaba a mantener la calma respetando el tiempo
que duraría el confinamiento y que no nos desesperáramos por abastecernos de
mascarillas pues no era necesario, eso no nos protegería del virus.
La crisis sanitaria
En el momento en que la infección por coronavirus empezó a propagarse con
mayor fuerza y los hospitales y salas de cuidados intensivos empezaron a
abarrotarse de pacientes, nos dimos cuenta de la terrible situación en que se hallaba
nuestro muy deteriorado sistema de salud, por la falta de inversión desde hace ya
varios años. En las primeras semanas de marzo se informaba que el Perú contaba
con una capacidad de 100 camas UCI para los casos críticos derivados de la
COVID-19. Sin embargo, para fines de junio de acuerdo a información de RPP, se
llegó a proveer de 2000 camas con respiradores a los diferentes hospitales del
territorio peruano, a través de donaciones, prototipos desarrollados por las
universidades, la Marina de Guerra del Perú y compras extraordinarias.
Pese al esfuerzo de implementar los centros de salud desde el inicio de la
pandemia, el recurso humano era también el que se había visto afectado. En una
entrevista dada a fines de abril al portal Salud con lupa, el presidente de la
Sociedad Peruana de Medicina Intensiva, Dr. Jesús Valverde analizaba el panorama
y mencionaba las carencias de las UCI, uno de los temas primordiales a resolver era
duplicar la cantidad de médicos especialistas para hacer frente a la emergencia.
“Somos 700 médicos intensivistas registrados, y alrededor de 2.000 enfermeras
especializadas para esta área…” “En las regiones, las carencias son mayores porque
no hay profesionales especializados, médicos y enfermeros intensivistas” mencionó
el galeno. 
Incremento de violencia, la otra pandemia
Uno de los grandes problemas que se agudizó como consecuencia de la pandemia
del coronavirus es la violencia contra la mujer, según el portal del Programa
Nacional Aurora, desde la quincena de marzo hasta fines de agosto los casos
atendidos ascendieron a 14468, siendo los más frecuentes la violencia física y
psicológica con 46,4%y 35,9% respectivamente.
Teniendo en cuenta que más de la mitad de este periodo se aplicó la medida del
confinamiento se hace evidente que en muchos hogares las personas que ejercen
abuso forman parte del entorno familiar de las víctimas. Sumado a ello, otro
aspecto a tener en cuenta es que no todos los casos han sido denunciados, y es que
algunas mujeres no buscan ayuda por temor a represalias, vergüenza,
desconocimiento o por el mismo hecho de tener que quedarse en casa, que facilitó
en gran medida que las víctimas se aislaran y perdieran contacto. En ese sentido, el
margen de casos es mucho más amplio.
Cierre de fronteras
La propagación del coronavirus ha derribado la economía de muchos países en
especial del Perú, una nación en vías de desarrollo que tuvo que paralizar muchas
de las actividades que generan la mayor parte de sus ingresos, en las primeras
semanas de marzo se cerraron fronteras a todo nivel.
Esta medida de cerrar fronteras, efectiva en el sentido de haber servido como una
especie de domo para evitar el ingreso de personas contagiadas por el virus, trajo
abajo muchos negocios que dependen del turismo, aerolíneas, hoteles, agencias de
viajes y también afecto a los peruanos que habían salido de nuestras fronteras, pues
cientos de ellos se encontraron varados en el extranjero, con sus vuelos de retorno
cancelados, intentando encontrar la forma de hacer contacto con las embajadas y
consulados.
Según información proporcionada por el canciller Mario López, durante la primera
fase de la pandemia que finalizó alrededor de la tercera semana de agosto, llegaron
a repatriar a 39 000 peruanos de 50 países de mundo, compatriotas que habían
viajado por turismo, estudio y trabajo temporal vieron afectada su permanencia en
los distintos países a causa de la crisis generada por la COVID-19, tuvieron que
recurrir a vuelos comerciales y humanitarios porque la situación no les permitía
subsistir en el extranjero.
Actualmente, la cancillería ha informado que son alrededor de 6000 peruanos en el
extranjero, que esperan ser repatriados tras haber perdido sus empleos y no contar
con suficientes medios para poder mantenerse en los países donde residen hasta el
momento.
Respecto a la reapertura de los aeropuertos, por declaraciones del otrora Ministro
de Transportes y Comunicaciones, Carlos Estremadoyro, los vuelos internacionales
se reiniciarían en los primeros días de octubre, aunque por las últimas
declaraciones vertidas por la Ministra de Salud, Pilar Mazzeti, se estaría barajando
la posibilidad de realizar vuelos internacionales a partir de la quincena de octubre,
todo ello depende de la manera como vaya evolucionando la crisis sanitaria en
nuestro territorio.

Desempleo e informalidad
A partir de decretado el estado de emergencia por el mandatario Martín Vizcarra
Cornejo, se suspendieron todas las actividades económicas que no fueran
imprescindibles, sólo pudieron mantener sus comercios en pie, quienes se
dedicaban a la venta, transporte y distribución de alimentos, medicinas y empresas
del rubro funerario. Es así que muchos empresarios dedicados a otras actividades
perdieron sus inversiones o tuvieron que reinventarse para remontar esta dura
prueba, consecuentemente el desempleo se hizo presente y con él un fuerte
incremento de la informalidad en sus distintos aspectos.
Vendedores ambulantes invadieron las calles esta vez vendiendo artículos como,
mascarillas, protectores faciales, guantes y otros, muchos dedicados a este tipo de
comercio y otros que se les unieron después de haber perdido sus empleos,
personas que no pueden esperar a que la situación mejore, personas que deben
trabajar el día a día para poder mantener a sus familias.
Pero la informalidad no sólo quedó en el desorden y tumulto de las calles, este caos
también se traslado a lugares, donde personas inescrupulosas se dedicaron a
adulterar alcohol y elaborar las preciadas mascarillas, que en muchas farmacias
habían incrementado su valor y en otras escaseaban, los falsificadores se dedicaban
a hacer réplicas de estos productos en lugares que no cumplían con las condiciones
necesarias, ni autorizaciones.
Deserción escolar y adicción a los videojuegos
El cierre de los centros educativos, abrió la opción de explorar la educación a
distancia y la educación virtual, basándose en la situación actual el gobierno puso
en vigencia el Decreto Legislativo N°1476 en el mes de mayo, mediante el cual se
establecía que los centros educativos debían reducir los montos de las pensiones,
pues al cambiar de educación presencial a distancia o virtual los gastos que un
plantel realiza en infraestructura, electricidad, luz, agua, etc. no son los mismos que
cuando el alumnado se encuentra en las instalaciones del colegio. Esta situación
generó tensiones entre centros educativos privados y padres de familia al buscar
un equilibrio en el monto de las pensiones y la cantidad de horas de enseñanza
virtual.
En el caso de los colegios públicos, la dinámica fue algo diferente, se creó la
plataforma educativa “Aprendo en casa” para que los estudiantes de diferentes
niveles revisen los contenidos a través de internet y paralelamente la transmisión
de clases por televisión. Sin embargo, debemos tener en cuenta que, por la
geografía de nuestro territorio, la señal de televisión y el internet no son accesibles
en distintas zonas y esta circunstancia ha empujado a escolares de las zonas rurales
a dejar de estudiar.
Por otro lado, el hecho de que los padres de familia salgan a buscar el pan de cada
día y dejen a los niños en casa con una computadora con acceso a internet, sin la
vigilancia de un adulto, también ha sido un motivo de descuido e incluso de
deserción escolar, pues al hallarse solos en casa, tanto niños como jóvenes de cierta
forma han perdido el control, han dejado es estudiar o lo hacen de una forma
irregular debido a la adicción provocada por los videojuegos, es cierto que con el
avance de las tecnologías esta ha sido desde hace ya varios años una constante pero
en estos últimos meses se ha duplicado.
Es cierto que no todos los departamentos del Perú han sido afectados por la
pandemia en la misma medida, el reducir las salidas al mínimo es una buena salida
en especial entre los más pequeños de la familia, esto causa que los chicos al no
poder interactuar con sus amigos y tengan que estar en casa, busquen alguna
actividad para no aburrirse.
Teniendo como referencia lo anterior, en la quincena de setiembre, un diagnóstico
realizado por Cinthia Rojas en el Centro de Salud Mental de Cocachacra, determinó
que los niños de 11 años son los que presentan más problemas, justamente por
contar con acceso a equipos como tablets, computadoras y celulares, con la excusa
de tener las clases virtuales, según mencionó la especialista en la provincia de Islay
en Arequipa, comúnmente atendían 10 casos de adicción al mes. Sin embargo, para
este mes los casos que se presentaron alcanzaron el doble.
Aún cuando la situación parece desoladora hay quienes están dando lo mejor de
ellos para que pasen este mal momento, los médicos, enfermeras, fuerzas del orden
y el mismo gobierno, que está luchado con todas sus fuerzas contra este enemigo
invisible a pesar de todo, vemos que la tormenta esta pasando solo tenemos que
poner de nuestra y pensar que nosotros como peruanos podemos escribir el final
de este capitulo con una palabra de esperanza.

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