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Más allá del ámbito educativo, el anfibio cultural es alguien capaz de obedecer a sistemas
de reglas parcialmente divergentes sin perder integridad intelectual y moral.
Desde Grecia —de una manera que luego sería retomada y ampliada por la Ilustración- la
moralidad no se identifica con las costumbres. La pluralidad de delimitaciones de las
buenas costumbres que han existido o que coexisten en nuestra misma época, induce una
separación conceptual entre moral y cultura. En el marco de la interculturalidad, a esa
separación conceptual puede añadirse un relativo divorcio entre lo moralmente válido y lo
culturalmente válido en uno u otro contexto.
El anfibio es al mismo tiempo camaleón y traductor. En efecto, sabe adaptarse a los códigos
culturales correspondientes a diversos medios y a diversas tradiciones, puede tomar
fragmentos de una tradición e introducirlos en
otra, después de haberlos transformado. A diferencia del anfibio, el simple camaleón no
favorece la interrel ación entre los mundos culturales a los cuales se adapta. A diferencia
del anfibio, el simple traductor suele traducir en una sola dirección, enriqueciendo
fundamentalmente únicamente uno de los mundos que conoce.
Podemos partir de la oposición entre dos tipos ideales de sociedad: aquellas donde lo
moralmente válido cabe dentro de lo culturalmente válido, lo cual a su vez cabe dentro de
lo legalmente permitido, y aquellas donde, como en la nuestra, abundan las
incongruencias entre esos tres sistemas de regulación de la acción y la interacción2. La
nuestra, en especial por su diversidad cultural y su grado de segmentación social,
estaría más cerca del segundo tipo3
1.Contexto:
PENSAMIENTO PEDAGOGICO Y POLITICO
En 1994 cuando Antanas Mockus escribió anfibios culturales y el divorcio entre ley, moral
y cultura, dentro de sus proyectos cercanos se encontraba la postulación a la alcaldía de
bogota, considerando hacia donde se encaminaba, la clave del saber de este radicaba en
encontrar la manera para que el sujeto aprenda y se apropie de unos patrones de
comportamiento, con el fin de que entre en un juego racional con las reglas o
normas. Ya como alcalde de Bogotá, enfrenta el reto de armonizar los tres
sistemas reguladores (ley, moral y cultura), debido a que no tenían igual fuerza.
Desde su iniciativa académica lo que se buscó fue: Primero, suprimir o reducir a
la aprobación moral o cultural de acciones ilegales; en segundo lugar, aumentar
la aprobación moral y cultural hacia el cumplimiento de las obligaciones legales,
y en tercer lugar, lograr una complementariedad entre normas legales, morales y
culturales. Así, Mockus aborda la formación del sujeto en la escuela y fuera de
ella; y reflexiona desde nuestra particularidad cultural como colombianos.
Esto último se puede relacionar a la situación del país en ese momento; pues, a
partir de la década de los noventa Colombia entró en una profunda crisis, explicada por los
altos índices de pobreza, violencia, el fortalecimiento de los actores armados (movimientos
guerrilleros y grupos paramilitares), la violación de los derechos humanos, la corrupción, el
clientelismo al interior de las instituciones públicas, el narcotráfico, etcétera.
En Colombia, la democracia opera de tal forma que el Estado carece de la capacidad
fundamental para garantizar los derechos y libertades básicas, lo que es particularmente
evidente en las últimas décadas. Esto se explica por la pérdida de las libertades civiles, la
falta de espacios de participación en la toma de decisiones y la fragmentación de la
sociedad. A este panorama desolador se le agregan otras variables que no permiten el
ejercicio de la democracia. La violencia por parte de los grupos armados ha incidido sobre
la democracia y los procesos electorales en algunas partes del territorio, particularmente a
nivel local y regional.
En este orden de ideas, este articulo está dirigido a aquellas personas con intereses
En la segunda mitad de los años noventa, la clave del saber de Antanas Mockus
consiste en encontrar la manera para que el sujeto aprenda y se apropie de unos
patrones de comportamiento, con el fin de que entre en un juego racional con las
reglas o normas. A partir del uso indicado de las palabras y las acciones,
mediante su propuesta pedagógica, se busca lograr en las personas resultados de
empoderamiento en cuanto a cultura ciudadana y responsabilidad social, tomando
así a su favor ciertas relaciones de poder sobre los ciudadanos. A lo largo de los
años noventa, aborda la formación del sujeto en la escuela y fuera de ella; y
reflexiona desde nuestra particularidad cultural como colombianos. Una gran
parte de sus análisis se ubican en un escenario de tensión entre la moral de las
costumbres y la moral racional. En la formación del sujeto colombiano, desde su
perspectiva, se debía evidenciar un divorcio acentuado entre >ley, cultura y
moral. En su iniciativa de formar al sujeto colombiano como un anfibio cultural,
busca reducir la brecha en esta tríada, con el fin de aportar a la construcción de la
democracia y a la reducción de la violencia en Colombia.
2. Tesis:
Como tesis del texto
“El anfibio cultural” puede contribuir a tres procesos cruciales en las sociedades
contemporáneas caracterizables por altos niveles de diversidad cultural y segmentación
social: la reducción del divorcio excesivo entre ley, moral y cultura, la construcción de
democracia y la superación de la violencia.
3.Argumentos:
1 argumento:
En las sociedades contemporáneas altamente diferenciadas, la triple regulación parece
necesaria, pues abundan las incongruencias entre ley, moral y cultura. En especial la
nuestra, se caracteriza pro su diversidad cultural y su grado de segmentación social.
En este sentido, el anfibio cultural puede contribuir a reducir, a evitar o a mantener dentro
de ciertos límites el divorcio entre moral, cultura y ley. En las sociedades existentes se
puede ver al anfibio cultural como un intensificador de la vida social que ayuda a explicitar
las tensiones que introduce la diversidad cultural en esa triple regulación. De cualquier
modo, en la medida en que el orden social depende notablemente de la regulación cultural
de la acción, y creemos que es así pues la aprobación o el rechazo cultural son en general
más eficaces para regular la acción que la ley o la moral, el papel del anfibio es crucial.
3 argumento:
La violencia endémica es una de las expresiones más radicales del divorcio entre ley, moral
y cultura, y al mismo tiempo es una de las deficiencias graves en el proceso de construcción
de una democracia.
En el contexto colombiano, donde la violencia y clandestinidades diversas configuran parte
de la realidad más cotidiana, la noción de “anfibio cultural” puede ayudar a comprender
algunos aspectos de su realidad social.
A diferencia del que se adapta simplemente porque le interesa o porque se ve obligado a
hacerlo, el anfibio cultural pone en comunicación diversas tradiciones culturales,
transportando elementos de verdad y de moralidad entre ellas. E idealmente lo hace sin
imponer la prevalencia de una de ellas sobre las otras. Es posible entender entonces por qué
la situación colombiana requiere de anfibios culturales y por qué, en algún grado, los
genera. El anfibio cultural es un intérprete y un facilitador del entendimiento recíproco
entre distintas tradiciones culturales. Por ello, en un contexto de alta diversidad social y
cultural, puede ser un factor de paz.
4.Recursos retóricos:
Apelación a las emociones:
Específicamente recurre al Pensamiento ilusorio:
Ampliar interfases y flujos de comunicación y de interacción para reconstruir tejido social
implica riesgos; pero resulta necesario si se quiere lograr un mínimo de armonía social, el
mínimo necesario para asegurar la fertilidad y civilidad de los conflictos.
6.Reflexión:
A modo de reflexión personal,
Para los fines del presente trabajo es importante reconocer que la diferenciación propuesta
no es simplemente conceptual, no se expresa únicamente en la independencia relativa de
unos campos de argumentación. Opera en la práctica y es independiente de la diversidad de
concep- tualizaciones existentes sobre ley, moral y cultura. En otras palabras, la distinción
entre los tres sistemas reguladores tiende a hacer parte de la vida corriente de las sociedades
contemporáneas y de algún modo su comprensión está al alcance de todos los actores.