Hipoacusia

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Conoce las patologías comunes del oído:

Hipoacusia
La hipoacusia es una patología del oído que produce sordera parcial o una acusada pérdida
auditiva. Generalmente los síntomas se manifiestan de diferentes maneras. Pueden
percibirse sonidos más fuertes de lo que realmente son, dificultad para seguir el hilo de la
conversación cuando hay varios interlocutores, mayor dificultad para entender voces
femeninas que voces masculinas, difícil distinción de sonidos agudos o voces que se emiten
entre dientes… Existen también otros síntomas algo más complejos como perder el
equilibrio o sentirse mareado (más común en un neuroma acústico), presión en el oído o
acúfenos.
Actualmente, existen diferentes tipos de hipoacusia: la hipoacusia neurosensorial,
conductiva o mixta. La primera se produce en el oído interno y la segunda es una
enfermedad del oído externo y oído medio.
Cuando se produce en una etapa prelingual, es decir, antes de que el bebé comience a
hablar, puede no presentar ninguna sintomatología. Sin embargo, en algunos casos pueden
producirse síntomas alarmantes, como que el bebé no reaccione ante ruidos o que no pueda
alertar de algo mediante balbuceos. Por norma, todo recién nacido debe someterse a un
estudio auditivo para detectar problemas de este tipo. Pero si no se observan hasta más
tarde, entonces habrá que consultar con un pediatra, y deberá realizar una audiometría tonal,
una logoaudiometría, y una impedanciometría.
En ningún caso, esta patología forma parte de las enfermedades raras del oído.

Pérdida auditiva bilateral


Esta patología se produce cuando hay una pérdida auditiva en ambos oídos a la vez y en el
mismo grado. Puede producirse por varios motivos, pero los más comunes son la
exposición excesiva a una fuente de sonido muy elevada, el paso de la edad o también por
factores genéticos. En este caso, el tratamiento más frecuente es el uso de audífonos en
ambos oídos, dependiendo del grado de sordera. Otro tratamiento común sería la cirugía.

El diagnóstico para la pérdida auditiva bilateral


Para poder implantar un audífono en el oído de la persona con pérdida de audición, se hace
necesario haber practicado una revisión de oído previa para determinar el grado de pérdida.
Si la pérdida auditiva es muy severa, el otro tratamiento común a tener en cuenta sería la
cirugía.
Enfermedad de Ménière
Es razonablemente común. Se produce cuando el líquido de los laberintos, situados en el
oído interno, tiene una presión demasiado alta. Estos laberintos, junto con otro nervio del
cráneo ayudan al cuerpo a mantener el equilibrio.
Cuando aparece la enfermedad de Ménière se sintomatiza de diversas maneras,  pero la más
común es la pérdida de equilibrio o los molestos vértigos. También es muy frecuente que se
presente hipoacusia variable o acúfenos. Quizás el más molesto sea el vértigo, con los
síntomas que ello conlleva: náuseas, vómitos, sensación permanente de mareo…
No se conoce un tratamiento eficaz para acabar con la Enfermedad de Ménière pero, tal y
como recomienda el portal Medtronic, se ha comprobado que con la ingesta de diuréticos y
alimentos bajos en sal se pueden aliviar considerablemente los síntomas.

Timpanoesclerosis
Esta afección se debe a secuelas de periodos de inflamación en el oído medio.
Normalmente, con la timpanoesclerosis, se ve afectada la membrana timpánica, pero
también pueden verse involucrados la ventana oval, la ventana redonda y los huesecillos.
Los síntomas pueden ir desde una hipoacusia leve a una hipoacusia severa. Dependiendo de
la gravedad de la misma habrá que aplicar cirugía o no para tratarlo.

¿Cómo evitar la timpanoesclerosis?


Si la timpanoesclerosis ha sido tratada de forma tardía, los audífonos son una de las
soluciones auditivas más eficaces para tratar esta enfermedad del oído y poder recuperar la
capacidad auditiva.

Perforación timpánica
Agujero o rotura en el tímpano, también conocido como membrana timpánica que se
produce por causas como un ruido muy fuerte cerca de los oídos, un objeto dentro del
mismo, una lesión…
Se manifiesta con leve dolor, secreción, acúfenos y vértigos. Para su tratamiento, la mayoría
de las veces, si la perforación es pequeña, puede cicatrizar solo. En caso de que la lesión sea
más grave habría que ayudarse de parches en la membrana timpánica o colocando un gel en
la misma.
Cuando estas dolencias sean más graves o comiencen a ser muy dolorosas, tendrá que
acudir a un especialista que pueda tratar más de cerca la patología en cuestión.
Ahora ya conoces 5 de las patologías auditivas más frecuentes que se producen tanto en el
oído externo como en el oído interno y que pueden suceder tanto en niños, en adultos, por
ruido o por causas genéticas.

El oído puede percibir desde sonidos,


apenas audibles, hasta sonidos muy fuertes,
así como diferenciar el volumen y la
distancia e identificar la dirección de una
fuente sonora con mucha exactitud.

La audición es un proceso en el que las ondas sonoras se convierten en señales eléctricas, que luego el
nervio auditivo envía del oído al cerebro. La capacidad de oír depende del correcto funcionamiento de
la estructura del oído, del nervio auditivo y del área del cerebro encargada de recibir e interpretar los
sonidos.
El oído consta de tres partes:
Oído externo. Está formado por la parte visible del oído, también llamada pabellón auditivo y el
conducto auditivo. Las ondas de sonido, transmitidas por el aire, se recogen y son guiadas a través del
pabellón y el conducto auditivo hacia el tímpano, una membrana flexible y circular que vibra cuando
las ondas golpean en él.
Oído medio. Es un espacio lleno de aire que está separado del oído externo por el tímpano. Lo
componen tres huesos minúsculos, los conocidos como “huesecillos”, llamados martillo, yunque y
estribo. Estos huesos forman un puente desde el tímpano hasta el oído interno, y al vibrar, en respuesta
a los movimientos del tímpano, amplifican y conducen el sonido al oído interno a través de la ventana
oval.
Oído interno. El oído interno, o cóclea, tiene forma de concha de caracol y consta de muchas
secciones membranosas llenas de líquido. Cuando los “huesecillos” conducen el sonido a la ventana
oval, el líquido se mueve y estimula las células nerviosas del oído dentro de la cóclea. Estas células
ciliadas, a su vez, envían impulsos eléctricos a través de los nervios auditivos hacia el cerebro, donde
son interpretados como sonido.

Tipos de Sordera

La sordera se clasifica en función de la cantidad de pérdida auditiva (clasificación cuantitativa),


del lugar de la lesión donde se produce el déficit (clasificación topográfica) y del momento en el que
aparece (clasificación cronológica).
• Clasificación cuantitativa. Teniendo en cuenta la repercusión de la sordera y la cantidad de
pérdida auditiva, esta puede ser:
• Leve. Umbral de audición menor a 30 dB
• Moderada. Umbral de audición entre 30-50 dB
• Grave. Umbral de audición entre 50-80 dB
• Profunda. Umbral de audición entre 80-95 dB
• Cofosis o anacúsia (pérdida total). Umbral de audición por encima de los 95 dB
*Nota: Para encuadrar a un paciente en una clasificación cuantitativa hay que considerar el umbral
en las distintas frecuencias, dado que puede suceder que exista una pérdida desigual en cada una de
ellas.
• Clasificación topográfica. Teniendo en cuenta el lugar donde se asienta la lesión que produce
la sordera pueden ser:
• Hipoacusia de transmisión. Se produce cuando se ve afectada la parte mecánica del
oído (oído externo y oído medio), es decir, por lesión del aparato transmisor de la
energía sonora.
• Hipoacusia neurosensorial o de percepción. Cuando la lesión se localiza en la parte
interna del oído, es decir, en el órgano de Corti (cóclea o caracol), de las vías acústicas o
del córtex cerebral auditivo.
• Hipoacusia mixta. Cuando una hipoacusia se origina por distintas lesiones coexistentes
que afectan al mismo tiempo a todas o varias de las estructuras implicadas. Se podría
definir como una combinación de hipoacusia de transmisión e hipoacusia neurosensorial.
• Clasificación cronológica. Según el momento en el que comienzan:
• Genéticas o hereditarias. Transmitidas por anomalías en un gen. Pueden ser precoces
cuando se manifiestan desde el mismo momento del nacimiento o tardías cuando se
desarrollan a lo largo de la vida del paciente.
• Adquiridas. Originadas por causas patogénicas sobrevenidas. Pueden ser prenatales por
actuación de un agente patógeno que incide sobre la madre en el periodo
embrionario; perinatales, cuando la lesión acontece en el momento del parto; o
postnatales, cuando el daño se establece a lo largo de la vida.
• En relación a la adquisición del lenguaje. Se distinguen dos tipos,
hipoacusia prelocutiva, si la sordera tiene lugar antes del desarrollo del lenguaje
hablado, o hipoacusia postlocutiva, si tiene lugar cuando el lenguaje está bien
desarrollado.
La Organización Mundial de la Salud asegura que 900 millones de personas tendrán sordera en 2050.

¿A cuántas personas afecta la Sordera?

Se estima que 360 millones de personas en el mundo viven con un grado de hipoacusia que les genera
algún tipo de discapacidad (hipoacusia en rango moderado), siendo el 91% de estos casos en adultos y
56% en hombres. Esto representa el 5,3% de la población mundial. Sin embargo, se estima que hasta el
15% de la población adulta tiene  algún grado de pérdida auditiva. Este porcentaje es mucho mayor si
se valoran las personas mayores de 65 años, llegando hasta un tercio de esta población. Este dato cobra
mayor interés ya que se estima que el número de personas de 65 o más años crecerá entre un 18% -
50% en el período 2010-2020 en todas las regiones del mundo.
Según datos de la Encuesta del Instituto Nacional de Estadística (Encuenta INE, 2000) en España hay
en torno a un millón de personas con sordera.

Si tienes alguno d

Qué es la hipoacusia
La hipoacusia no solo es responsable de la pérdida auditiva del paciente, sino también de
que este sufra dificultades en el desarrollo del lenguaje.
Esta patología se produce cuando ha disminuido la capacidad auditiva y el paciente no oye
los sonidos de su entorno como debería. Se trata de una sordera parcial, ya que no se ha
perdido la audición por completo, y puede presentarse en diferentes grados de intensidad.
Las personas que sí conocen qué es la hipoacusia se ayudan de audífonos para volver a
escuchar correctamente. Afecta al oído y puede presentarse en el paciente en distintos
grados de pérdida auditiva. Puede a su vez ser unilateral y afectar a un solo oído, o por el
contrario ser bilateral y afectar a los dos.
Podemos distinguir entre varios tipos de hipoacusia según la localización de la lesión:

Conductiva o de transmisión
Ésta afecta fundamentalmente al oído externo o medio, es decir, la parte mecánica del oído.
Suele producirse por algún tipo de obstrucción o por enfermedades como la
timpanoesclerosis o la otoesclerosis estapedial, entre otras.

Neurosensorial o de percepción
Este tipo de hipoacusia se sitúa en el oído interno o en el nervio auditivo. Es irreversible y
afecta de tal manera que unas frecuencias se escuchan más que otras. Atendiendo a su
intensidad será necesario el uso de un audífono o de un implante coclear.
Mixta
Se produce cuando existe tanto hipoacusia conductiva como neurosensorial, por problemas
originados tanto en el oído medio y externo como en el oído interno.

Central
Tiene lugar cuando hay lesiones en los centros auditivos del cerebro.

Clasificación de la hipoacusia atendiendo a la


intensidad de la pérdida auditiva

Leve
Cuando se han perdido de 20-40 dB. Se presenta con la dificultad de escuchar voces lejanas
o en ambientes ruidosos.

Media
Se corresponde con una pérdida de 40-70 dB. En esta categoría ya es bastante complicado
seguir conversaciones de manera normal.

Severa
Con una pérdida de 70-90 dB. Con este nivel de audición solamente se pueden escuchar
conversaciones muy altas y con una distancia inferior a 30 cm.

Profunda
En esta hipoacusia se ha perdido de 90 dB en adelante. Cuando se padece este grado de
pérdida auditiva, únicamente se pueden escuchar ruidos ambientales muy fuertes.
Las causas más frecuentes de la hipoacusia suelen ser la acumulación de cera en
el conducto auditivo, el ruido excesivo, el envejecimiento o infecciones en el oído.
También pueden intervenir otros factores como la ingesta de fármacos ototóxicos o
trastornos congénitos.
Para atenuar los síntomas de este tipo de pérdida auditiva existen dispositivos que facilitan
la calidad de vida de los pacientes, como son los audífonos o los implantes cocleares. El
uso de estas soluciones auditivas hace que el hecho de padecer hipoacusia se convierta en
algo llevadero y que suponga menos trastorno del que representa en un principio.
Para saber mucho más sobre qué es la hipoacusia, llámanos al 91 436 25 99 o acude a tu
centro Audifón más cercano en el que un experto podrá asesorarte para que vuelvas a oír
como solías hacerlo.

La hipoacusia puede clasificarse como de conducción, neurosensorial, o mixta.

Hipoacusia de conducción: es secundaria a lesiones en el conducto auditivo externo, la membrana


timpánica o el oído medio. Estas lesiones impiden que el sonido sea conducido de manera eficaz al
oído interno.
Hipoacusia neurosensorial: causada por lesiones del oído interno (sensorial) o del nervio auditivo
(VIII) (neural—véase tabla Diferencias entre hipoacusias sensorial y neural). Esta distinción es
importante porque la hipoacusia sensorial a veces es reversible y rara vez implica un peligro para la
vida del paciente. La hipoacusia neural rara vez puede recuperarse y puede deberse a un tumor
cerebral potencialmente mortal (en general, un tumor del ángulo pontocerebeloso). Un tipo adicional
de hipoacusia neurosensorial se denomina trastorno del espectro de la neuropatía auditiva, cuando
el sonido puede detectarse pero la señal no se envía correctamente al cerebro; se cree que se debe a
una anomalía en las células ciliadas internas o en las neuronas que las inervan dentro de la cóclea (1).
Pérdida mixta: puede ser causada por un traumatismo craneoencefálico grave, con o sin fractura del
cráneo o del hueso temporal, por infección crónica o por uno de los muchos trastornos genéticos.
También puede producirse cuando una hipoacusia de conducción transitoria, en general debida
a otitis media, se superpone a una hipoacusia neurosensorial.

Referencia de la fisiopatología TABLA


• 1. Pham NS: The management of pediatric hearing loss
Diferencias entre hipoacusias sensorial y
caused by auditory neuropathy spectrum disorder. Curr
neural
Opin Otolaryngol Head Neck Surg 25(5):396-399, 2017. doi:
10.1097/MOO.0000000000000390.

Etiología
La hipoacusia puede ser

• Congénita (ver Causas congénitas de hipoacusia*) o adquirida (ver Algunas causas de hipoacusia


adquirida)
• Progresiva o repentina
• Temporaria o permanente

• Unilateral o bilateral

• Leve o profunda
Las causas más comunes en forma global son las
TABLA
siguientes:
• Acumulación de cerumen Causas congénitas de hipoacusia*

• Ruido

• Envejecimiento

• Infecciones (sobre todo en niños y adultos jóvenes)

La acumulación de cerumen (cera en el oído) es la


TABLA
causa más común de hipoacusia de conducción tratable,
sobre todo en los adultos mayores. Los cuerpos Algunas causas de hipoacusia adquirida
extraños que obstruyen el conducto a veces plantean un
problema en los niños, por su presencia y por el daño
que de manera inadvertida es causado durante su
eliminación.
El ruido puede causar hipoacusia neurosensorial súbita o gradual. En el caso del traumatismo
acústico, la hipoacusia es la consecuencia de la exposición a un ruido único y extremo (p. ej., un
disparo o una explosión en las cercanías); algunos pacientes también desarrollan acúfenos. La
pérdida suele ser transitoria (a menos que haya también daño por explosión que pueda destruir la
membrana timpánica o los huesecillos). En la hipoacusia inducida por ruido, la pérdida se desarrolla
con el tiempo por la exposición crónica a ruido > 85 decibeles (dB—véase Niveles sonoros). Incluso
antes de que se pueda documentar la pérdida auditiva, la exposición al ruido puede dañar las
neuronas auditivas y sus sinapsis en las células ciliadas; este daño se conoce como "pérdida auditiva
oculta" o "sinaptopatía", y los pacientes pueden notar dificultades auditivas en entornos ruidosos, con
pérdida acelerada de la audición relacionada con la edad (1). Aunque las personas varían en cuanto a
la susceptibilidad a la hipoacusia inducida por ruido, casi todas pierden algo de audición si están
expuestas al ruido suficientemente intenso durante un tiempo adecuado. La exposición repetida a los
ruidos fuertes produce, por último, la pérdida de las células pilosas en el órgano de Corti. La
hipoacusia suele aparecer primero en las frecuencias de 4 kHz y gradualmente se extiende a las
frecuencias inferiores y superiores a medida que continúa la exposición. A diferencia de la mayoría de
las otras causas de hipoacusia neurosensorial, la inducida por ruido puede ser menos marcada para
la frecuencia de 8 kHz que para la de 4 kHz.
Envejecimiento de cobrables, junto con la exposición al ruido y los factores genéticos, es un factor
de riesgo común para la disminución progresiva de la audición. La pérdida de audición relacionada
con la edad se denomina presbiacusia. La presbiacusia se debe a una combinación de pérdida de
células sensoriales (células ciliadas) y pérdida neuronal. La investigación también sugiere con
intensidad que la exposición al ruido en una etapa temprana acelera la pérdida de audición
relacionada con la edad. Las frecuencias más altas son más afectadas que las frecuencias más bajas
en la pérdida de audición relacionada con la edad.
La otitis media aguda (OMA) es una causa usual de hipoacusia transitoria leve a moderada (sobre
todo en niños). Sin embargo, sin tratamiento, las secuelas de la otitis media aguda y crónica (y la más
rara laberintitis purulenta) pueden causar pérdida permanente, sobre todo si se forma un
colesteatoma.
La otitis media secretora se produce de varias maneras. Casi todos los episodios de otitis media
aguda son seguidos por un período de 2 a 4 semanas de otitis media secretora. Esta última también
puede ser causada por disfunción de la trompa de Eustaquio (p. ej., secundaria a paladar hendido
[palatosquisis], tumores benignos o malignos de la nasofaringe o a cambios rápidos en la presión de
aire externo como sucede durante el descenso de grandes alturas o el ascenso rápido mientras se
practica buceo).
Los trastornos autoinmunitarios pueden causar hipoacusia neurosensorial en todas las edades,
como así también otros síntomas y signos.
Los fármacos ototóxicos pueden causar hipoacusia neurosensorial y muchos también producen
toxicidad vestibular.
Niveles sonoros
Niveles sonoros

La intensidad del sonido y la presión (la correlación física del nivel sonoro) se miden en decibeles
(dB). Un dB es una cifra sin unidad que compara los 2 valores y se define como el logaritmo de la
relación entre un valor medido respecto de uno de referencia, multiplicado por una constante:

dB = k log (Vmeasured/Vref)
Por convención, el valor de referencia para el nivel de presión sonora (NPS) se toma como el sonido
más bajo de 1.000 Hz, detectable por los oídos de seres humanos jóvenes y sanos.* El sonido puede
medirse en términos de presión (N/m2) o intensidad (vatios/m2).
Dado que la intensidad del sonido es igual al cuadrado de su presión, la constante (k) para el NPS es
20; para la intensidad del sonido, 10. Por lo tanto, cada aumento de 20-dB representa un aumento de
10 veces en el NPS, pero un incremento de 100 veces en la intensidad del sonido.

Los valores de dB que se muestran en el cuadro que figura a continuación dan sólo una idea
aproximada del riesgo de hipoacusia. Algunos de ellos son valores de NPS en dB (referenciados en
N/m2), mientras que otros representan dB máximos o dB en la escala A (una escala que destaca las
frecuencias que son más peligrosas para la audición humana).
Db Ejemplo

0 Sonido más débil percibido por el oído humano

30 Susurro, biblioteca en silencio

60 Conversación normal, máquina de coser, máquina de escribir

90 Cortadora de césped, herramientas caseras, tránsito de camiones (90 dB por 8 horas/día es la


exposición máxima sin protección†)

Sierra mecánica, taladro neumático, moto de nieve (2 horas/día es la exposición máxima sin
100
protección)

Limpieza con chorro de arena, concierto de rock a gran volumen, bocina de automóviles (15
115
minutos/día es la exposición máxima sin protección)

Disparos de armas de fuego, motores a reacción (el ruido causa dolor e incluso la exposición
140 breve lesiones en los oídos sin protección; la lesión puede producirse incluso con protectores
contra el ruido)

180 Plataforma de lanzamiento de cohetes

* En las pruebas audiométricas, como los oídos humanos responden de modo diferente a distintas
frecuencias, el valor de referencia cambia para cada frecuencia probada. Los valores umbrales
informados en los audiogramas toman en cuenta esto; el umbral normal es siempre 0 dB,
independientemente del nivel de presión del sonido (NPS) real.

†Este es el estándar federal obligatorio, pero se recomienda protección para la exposición incluso
breve a niveles sonoros > 85 dB.

Referencia de la etiología
• 1. Liberman MC, Kujawa SG: Cochlear synaptopathy in acquired sensorineural hearing loss:
manifestations and mechanisms. Hear Res 349:138-147, 2017. doi: 10.1016/j.heares.2017.01.003.

Evaluación
La evaluación consiste en detectar y cuantificar la hipoacusia y determinar la etiología (sobre todo en
las causas reversibles).

Cribado
La mayoría de los adultos y los niños mayores notan una hipoacusia súbita, y los cuidadores pueden
sospechar que un neonato tiene hipoacusia grave dentro de la primera semana de vida cuando el
niño no responde a voces u otros sonidos. Sin embargo, las pérdidas auditivas progresivas y casi
todas las pérdidas en los lactantes y en los niños pequeños deben ser detectadas mediante el
cribado. Se debe comenzar el cribado en niños desde el nacimiento de modo que todos los estímulos
lingüísticos puedan permitir el desarrollo óptimo del lenguaje. Si el cribado no se realiza, las pérdidas
auditivas bilaterales graves pueden no ser reconocidas hasta los 2 años y las pérdidas bilaterales de
leves a moderadas o unilaterales graves a menudo no son reconocidas hasta que los niños alcanzan
la edad escolar.
Se debe considerar la detección en personas mayores porque los pacientes pueden no haber notado
una disminución gradual de la audición o pueden pensar que es una consecuencia normal del
envejecimiento.

Ante la sospecha de hipoacusia en cualquier momento, debe solicitarse la pronta derivación a un


especialista.

Anamnesis
Antecedentes de la enfermedad actual: deben registrar desde cuándo se percibió la hipoacusia,
cómo comenzó (p. ej., gradual, aguda), si es unilateral o bilateral y si el sonido está distorsionado (p.
ej., la música está apagada o se percibe tenue) o hay dificultad con la discriminación del habla. Se le
debe preguntar al paciente si la pérdida auditiva fue secundaria a un acontecimiento agudo (p. ej.,
lesión de la cabeza, exposición a ruido fuerte, barotraumatismo [sobre todo una lesión por buceo] o
comienzo de una fármaco). Es importante detectar la presencia de otros síntomas óticos (p. ej.,
otalgia, acúfenos, secreción), síntomas vestibulares (p. ej., desorientación en la oscuridad, vértigo) y
otros síntomas neurológicos (p. ej., cefalea, debilidad o asimetría de la cara, sentido anormal del
gusto, sensación de plenitud en el oído). En los niños, los síntomas importantes asociados son la
presencia de retrasos en el desarrollo del habla o del lenguaje, cambios visuales o retraso del
desarrollo motor.
Revisión por aparatos y sistemas debe estar dirigida a determinar la repercusión de la dificultad
auditiva en la vida del paciente.
Antecedentes personales: deben registrar posibles trastornos causales previos, como infección del
sistema nervioso central, infecciones óticas repetidas, exposición crónica a ruidos
intensos, traumatismo craneoencefálico, trastornos reumáticos (p. ej., artritis reumatoide, lupus) y
antecedentes familiares de hipoacusia. Los antecedentes farmacológicos deben analizar
específicamente al uso pasado o actual de fármacos ototóxicos. En los niños pequeños, se deben
buscar antecedentes del nacimiento de infecciones intrauterinas o complicaciones en el parto.

Examen físico
La atención se centra en el examen de los oídos y la audición y en el examen neurológico. Se
inspecciona el oído externo para comprobar si hay obstrucción, infección, malformaciones congénitas
y otras lesiones. La membrana timpánica se examina para determinar si hay perforación,
secreción, otitis media (pus o líquido en el oído medio a través de la membrana timpánica)
y colesteatoma. Durante el examen neurológico, debe prestarse especial atención a los pares
craneales segundo a séptimo así como a la función cerebelosa y vestibular, dado que las anomalías
en estas áreas a menudo se presentan con tumores del tronco encefálico y del ángulo
pontocerebeloso. Las pruebas de Weber y de Rinne requieren un diapasón para diferenciar la
hipoacusia de conducción de la neurosensorial.
En la prueba de Weber, se coloca la varilla de un diapasón que vibra a 512 Hz o 1.024 Hz en la línea
media de la cabeza, y el paciente indica en qué oído el tono es más fuerte. En la hipoacusia de
conducción unilateral, el tono es más fuerte en el oído con hipoacusia. En la hipoacusia
neurosensorial unilateral, el tono es más fuerte en el oído normal porque el diapasón estimula
ambos oídos internos por igual y el paciente percibe el estímulo con el oído no afectado.
En la prueba de Rinne se compara la audición para la conducción ósea y aérea. La conducción ósea
omite el oído externo y el medio y prueba la integridad del oído interno, del VIII nervio craneal y de las
vías auditivas centrales. Se sostiene la varilla de un diapasón vibrante contra la apófisis mastoidea
(para la conducción ósea); tan pronto como ya no se percibe el sonido, se retira el diapasón de la
apófisis mastoidea y las ramas, vibrando todavía, se sostienen cerca del pabellón de la oreja (para la
conducción aérea). Normalmente, el diapasón se oye una vez más, lo que indica que la conducción
aérea es mejor que la ósea. En el caso de hipoacusia de conducción de más de 25dB, la relación se
invierte; la conducción ósea es más fuerte que la aérea. En la hipoacusia neurosensorial, se reduce la
conducción tanto aérea como ósea, pero esta última sigue siendo más fuerte.

Signos de alarma
Los hallazgos que plantean preocupación son

• Hipoacusia neurosensorial unilateral

• Alteraciones de los nervios craneales (distintas de la hipoacusia)

• Rápido empeoramiento o pérdida súbita de la audición

Interpretación de los hallazgos


Muchas causas de hipoacusia (p. ej., cerumen, lesión, exposición significativa al ruido, secuelas de
infecciones, fármacos) se ponen en evidencia fácilmente tras la obtención de la anamnesis y el
examen (véase tabla Algunas causas de hipoacusia adquirida).
Los hallazgos asociados son útiles en el diagnóstico del pequeño número restante de pacientes en
quienes no se puede encontrar ninguna causa clara. Los pacientes con alteraciones neurológicas
focales plantean especial preocupación. Los nervios craneales V o VII o ambos son a menudo
afectados por los tumores que afectan al VIII nervio craneal, por lo que la pérdida de sensibilidad
facial y la debilidad para apretar la mandíbula (V) y la debilidad hemifacial y las alteraciones del gusto
(VII) apuntan a una lesión en esa zona. Los signos de trastornos autoinmunitarios (p. ej., tumefacción
o dolor articular, inflamación ocular) o disfunción renal pueden sugerir estos trastornos causantes.
Las malformaciones maxilofaciales pueden sugerir un trastorno genético o del desarrollo.

En todo niño con retrasos en el desarrollo del habla o el lenguaje o dificultad en la escuela se debe
ser evaluar la posibilidad de hipoacusia. Se debe considerar también una discapacidad intelectual, la
afasia y el autismo. El retraso en el desarrollo motor puede indicar deficiencia vestibular, que a
menudo se asocia con hipoacusia neurosensorial.

Estudios complementarios
Los estudios complementarios incluyen

• Pruebas auditivas
• A veces, RM o TC

Las pruebas auditivas deben hacerse en todas las personas que tienen hipoacusia; comprenden
• Medición de umbrales de tonos puros con la conducción aérea y ósea

• Umbral de recepción del habla

• Discriminación del habla

• Timpanometría

• Prueba del reflejo acústico

La información obtenida de estas pruebas ayuda a determinar si se necesita una diferenciación más
definitiva entre la hipoacusia sensorial y la neural.

La audiometría de tono puro permite cuantificar la hipoacusia. Un audiómetro ofrece sonidos de


frecuencias específicas (tonos puros) a diferentes intensidades para determinar el umbral de audición
del paciente (el volumen que debe tener un sonido para ser percibido) para cada frecuencia. Se
comprueba la audición en cada oído desde 125 o 250 a 8.000 Hz para la conducción aérea (con
auriculares) y hasta 4 kHz para la conducción ósea (mediante el empleo de un oscilador en contacto
con la apófisis mastoidea o la frente). Los resultados de la prueba se representan en gráficos
llamados audiogramas (véase figura Audiograma), que muestran la diferencia entre el umbral
auditivo del paciente y la audición normal para cada frecuencia. La diferencia se mide en dB. El
umbral normal se considera el nivel auditivo de 0 dB (NA); se considera que hay hipoacusia cuando el
umbral del paciente es > 25 dB NA. Cuando la hipoacusia es de tal magnitud que exige utilizar tonos
fuertes, los tonos intensos aplicados a un oído pueden ser escuchados en el otro oído. En estos casos,
se aplica un sonido enmascarador, en general un ruido de banda estrecha, en el oído que no se está
probando con el fin de aislarlo.
La audiometría del habla incluye el umbral de recepción del habla (URH) y una puntuación de
reconocimiento de la palabra. El URH es una medida de la intensidad a la cual se reconoce la palabra.
Para determinar el URH, el examinador le presenta al paciente un listado de palabras a intensidades
específicas de sonido. Estas palabras suelen tener 2 sílabas con la misma acentuación (espondeos). El
examinador registra la intensidad a la cual el paciente repite correctamente el 50% de las palabras. El
URH se aproxima al nivel auditivo promedio en las frecuencias en las que las personas hablan (p. ej.,
500 Hz, 1.000 Hz, 2.000 Hz).
La puntuación del reconocimiento de palabras permite evaluar la capacidad de discriminar entre
sonidos o fonemas diferentes. Se determina mediante la presentación de 50 palabras monosilábicas,
fonéticamente equilibradas a una intensidad de 35 a 40 dB por encima del URH del paciente. La lista
de palabras contiene fonemas de la misma frecuencia relativa del lenguaje usual utilizado en la
conversación. La puntuación representa el porcentaje de palabras repetidas correctamente por el
paciente y refleja la capacidad de éste de comprender el lenguaje hablado en condiciones óptimas de
escucha. Una puntuación normal oscila entre 90 y 100%. La puntuación de reconocimiento de
palabras es normal en las hipoacusias de conducción, aunque a un mayor nivel de intensidad, pero
puede reducirse a todos los niveles de intensidad en la hipoacusia neurosensorial. La discriminación
es aún más pobre en la hipoacusia neuronal que en la sensorial. La prueba de las palabras
entendidas dentro de frases completas es otro tipo de prueba de reconocimiento que a menudo se
utiliza para evaluar la candidatura para dispositivos implantables (cuando el beneficio de los
audífonos es insuficiente).
La timpanometría mide la impedancia del oído medio para la energía acústica y no requiere la
participación del paciente. Suele utilizarse para detectar derrames en el oído medio en los niños. Se
coloca en el conducto auditivo una sonda que contiene una fuente de sonido, un micrófono, y un
regulador de presión de aire y se ajusta mediante un sello hermético. El micrófono de la sonda
registra el sonido reflejado desde la membrana timpánica mientras varía la presión en el conducto.
Normalmente, la distensibilidad máxima del oído medio se produce cuando la presión en el conducto
auditivo externo es igual a la atmosférica. Patrones de distensibilidad anormales sugieren
alteraciones anatómicas específicas. En la obstrucción de la trompa de Eustaquio y el derrame del
oído medio, la distensibilidad máxima se produce con una presión negativa en el conducto auditivo.
Cuando se interrumpe la continuidad de la cadena de huesecillos, como sucede en la necrosis o en la
luxación de la apófisis larga del yunque, el oído medio muestra una distensibilidad excesiva. Cuando
la cadena de huesecillos está fija, como en la anquilosis del estapedio (estribo) en la otosclerosis, la
distensibilidad puede ser normal o estar reducida.
El reflejo acústico es la contracción del músculo estapedio en respuesta a los sonidos fuertes, que
cambia la distensibilidad de la membrana timpánica y protege al oído medio del traumatismo
acústico. El reflejo se determina presentando un tono y midiendo la intensidad que provoca un
cambio en la impedancia del oído medio indicado por el movimiento de la membrana timpánica. Un
reflejo ausente podría indicar enfermedad del oído medio o un tumor del nervio auditivo. Cualquier
pérdida de audición de conducción suprime el reflejo acústico. Además, la parálisis facial suprime el
reflejo debido a que el nervio facial inerva el músculo del estribo.
Audiograma del oído derecho en un paciente con audición normal

Las líneas verticales representan las frecuencias evaluadas desde 125 a 8.000 Hz. Las líneas
horizontales registran el umbral al cual el paciente afirma que escucha el sonido.

Los umbrales normales son 0 dB +/- 10 dB. Se considera que los pacientes con un umbral auditivo
por debajo de20 dB tienen audición promedio o superior al promedio. Cuanto mayor es el número
de dB, más alto es el sonido y peor es la audición.

"O" es el símbolo estándar para la conducción del aire de el oído derecho; "X" es el símbolo estándar
para la conducción del aire para el oído izquierdo. "<" es el símbolo estándar para la conducción ósea
no enmascarada para el oído derecho; ">" es el símbolo estándar para la conducción ósea no
enmascarada en el oído izquierdo.

La razón de por la que se necesitan las mediciones enmascaradas y no enmascaradas es asegurarse


de que un oído no oye el sonido presentado a la otra oreja (un oído está "enmascarado" por lo que
no oye el sonido presentado a la otra oreja, dando un valor falso).

A veces es necesario realizar estudios complementarios avanzados. Puede ser preciso realizar una
RM con gadolinio de la cabeza para detectar lesiones del ángulo pontocerebeloso en pacientes con
un examen neurológico anormal o aquellos en quienes los estudios audiológicos muestran mal
reconocimiento de las palabras, hipoacusia neurosensorial asimétrica, o una combinación de signos
cuando la etiología no es clara.
La TC se realiza ante la sospecha de tumores óseos o erosión ósea. La angiografía por resonancia
magnética se realiza si se presumen anomalías vasculares, como glomus.

La respuesta auditiva el tronco encefálico utiliza electrodos de superficie para monitorizar la


respuesta de las ondas cerebrales frente a la estimulación acústica en personas que no pueden
responder de otro modo.
La electroencefalografía mide la actividad de la cóclea y del nervio auditivo con un electrodo
colocado sobre el tímpano o a través de éste. Puede utilizarse para evaluar y controlar a pacientes
con mareos, en aquellos que están despiertos, y es útil en el control intraoperatorio.
La prueba de emisiones otoacústicas mide los sonidos producidos por las células pilosas externas
de la cóclea en respuesta a un estímulo sonoro colocado en el conducto auditivo. Estas emisiones son
esencialmente ecos de baja intensidad que se producen con la activación de las células ciliadas
externas cocleares. Las emisiones se usan como prueba de cribado para detectar la hipoacusia en
recién nacidos y lactantes y para controlar la audición de pacientes que reciben fármacos
ototóxicos (p. ej., gentamicina, cisplatino).
La evaluación auditiva central mide la discriminación del lenguaje degradado o distorsionado, la
discriminación en presencia de un mensaje que compite en el oído opuesto, la capacidad de fusionar
en un mensaje comprensible mensajes parciales o incompletos, enviados a cada oído, y la capacidad
para localizar el sonido en el espacio cuando se envían en forma simultánea estímulos acústicos a
ambos oídos. Esta prueba debe efectuarse en algunos pacientes, como los niños con problemas de
lectura u otro problema de aprendizaje y los ancianos que parecen oír pero no comprender.
En los niños con pérdida de audición, pruebas adicionales deberían incluir un examen oftalmológico
porque muchas causas genéticas de la sordera también provocan alteraciones oculares. Los niños
con pérdida auditiva inexplicable también deben someterse a un ECG para buscar síndrome de QT
largo y posiblemente también pruebas genéticas.

Tratamiento
Hay que determinar y tratar la causa de una hipoacusia. Debe suspenderse o reducirse la dosis de
los fármacos ototóxicos, a menos que la gravedad de la enfermedad por tratar (en general, un cáncer
o una infección grave) requiera que se acepte el riesgo de una hipoacusia ototóxica adicional. La
atención a las concentraciones máximas y mínimas de los fármacos puede ayudar a minimizar el
riesgo. Hay algunas anomalías genéticas que involucran la mitocondria que aumentan la sensibilidad
a antibióticos aminoglucósidos, y estos pueden ser identificados con el cribado genético.
El líquido proveniente del derrame del oído medio puede drenarse mediante miringotomía y puede
prevenirse su reacumulación mediante la colocación de un tubo de timpanostomía. Pueden
extirparse los tumores benignos (p. ej., adenoides, pólipos nasales) y los malignos (p. ej., cáncer
nasofaríngeo, cáncer de los senos) que bloquean el conducto auditivo externo o la trompa de
Eustaquio. La hipoacusia causada por trastornos autoinmunitarios puede responder a los corticoides.

El daño de la membrana timpánica o de los huesecillos o la otoesclerosis pueden requerir cirugía


reparadora. En algunos casos, los tumores encefálicos que causan hipoacusia pueden ser extirpados
o irradiados y conservar así la audición.

Muchas causas de hipoacusia no tienen curación y el tratamiento implica compensar el trastorno


con audífonos y, en los casos de pérdida auditiva intensa a profunda, puede realizarse el implante
coclear. Además, pueden ser de ayuda varios mecanismos para hacer frente al problema.

Audífonos
La amplificación del sonido con un audífono ayuda a muchas personas. Aunque estos dispositivos no
restablecen la audición normal, pueden mejorar significativamente la comunicación. Los avances en
los circuitos de amplificación proporcionan una calidad tonal más natural al sonido amplificado y
ofrecen una amplificación "inteligente" que tiene en cuenta el entorno de audición (p. ej., en
ambientes con ruido o frente a múltiples voces). Los médicos deberían alentar el uso de audífonos y
ayudar a los pacientes a superar un estigma social que sigue obstaculizando su uso, quizás haciendo
la analogía de que los audífonos son a la audición como las gafas a la visión. Otros factores que
limitan el uso más generalizado de audífonos incluyen el costo y la comodidad.

Todos los audífonos tienen un micrófono, un amplificador, un altavoz, un auricular y control de


volumen, aunque difieren en la ubicación de estos componentes. El audiólogo debería participar en la
elección y la adaptación del audífono.

Los mejores modelos son los que se ajustan al patrón particular de hipoacusia de una persona. Por
ejemplo, las personas que sufren principalmente hipoacusia a la alta frecuencia podrían no
beneficiarse por la amplificación simple, que sólo hace que el discurso indescifrable que ellas
escuchan se convierta en un sonido más fuerte; en general necesitan un audífono que de manera
selectiva amplifique las frecuencias altas. Algunos audífonos contienen orificios en el molde auricular
que facilitan el paso de las ondas de sonido de alta frecuencia. Algunos incorporan procesadores
digitales del sonido con múltiples canales de frecuencia para que la amplificación coincida más
precisamente con la hipoacusia medida en el audiograma.

El uso del teléfono puede ser difícil para las personas con audífonos. Los audífonos típicos producen
chirridos cuando se acerca el oído cerca del auricular del teléfono. Algunos audífonos disponen de
una bobina telefónica con un interruptor que desconecta el micrófono y conecta la bobina telefónica
en forma electromagnética con el imán del altavoz del teléfono.
En los casos de hipoacusia de moderada a grave puede usarse un audífono retroauricular (a la altura
del oído), que se coloca detrás del pabellón auricular y se acopla al molde auricular a través de un
tubo flexible. En los casos de hipoacusia leve a moderada es útil usar un audífono intraauricular
colocado totalmente dentro del molde auricular y encaje de modo más discreto en la concha y el
conducto auditivo. Algunas personas con hipoacusia leve limitada a frecuencias altas se sienten más
cómodas con los audífonos retroauriculares y conductos auditivos completamente abiertos. Los
audífonos intracanaliculares están totalmente dentro del conducto auditivo externo y son
estéticamente aceptables para aquellos que, de lo contrario, rechazarían su uso, pero son difíciles de
manipular para algunas personas (en especial los ancianos).

En ocasiones, en casos de hipoacusia unilateral grave, se utiliza el audífono CROS (contralateral


routing of signals); se coloca un micrófono del audífono en el oído afectado y el sonido se desvía
hacia el oído funcional a través de un cable transmisor o radiotransmisor. Este dispositivo permite al
usuario escuchar sonidos desde el lado afectado, lo que otorga cierta capacidad limitada de localizar
el sonido. Si el oído en mejor estado tiene también cierto grado de hipoacusia, el sonido de ambos
lados puede ser amplificado con el audífono CROS binaural (BiCROS).
El tipo de auífono Body Aid es apropiado para la pérdida auditiva profunda. Se lleva en un bolsillo de
la camisa o un arnés corporal y se conectado por un cable al auricular (el receptor), que está acoplado
al canal auditivo por un inserto de plástico (molde auricular).

Cuando no puede utilizarse un tubo o un molde auricular, como en la atresia del conducto auditivo o
en la otorrea persistente, se puede recurrir a un audífono de conducción ósea. Se aplica un
oscilador sobre la cabeza, en general sobre la apófisis mastoidea, con una banda elástica y el sonido
se conduce a través del cráneo a la cóclea. Los audífonos de conducción ósea requieren más
potencia, introducen más distorsión y son más incómodos de usar que los de conducción aérea.
Algunos audífonos de conducción ósea (fijados al hueso) se implantan quirúrgicamente en la apófisis
mastoidea, lo cual evita las molestias y la prominencia de la banda elástica.

Implantes cocleares
Los pacientes con pérdida avanzada de la audición, que incluye a aquellos con algo de audición pero
que aun con un audífono no pueden comprender más de la mitad de las palabras de un discurso
hablado, pueden beneficiarse con el implante coclear.

Este dispositivo proporciona señales eléctricas


Implantes cocleares
directamente en el nervio auditivo por medio de varios
electrodos implantados en la cóclea. Un micrófono y un
procesador externos convierten las ondas sonoras en JACOPIN/BSIP/SCIENCE PHOTO LIBRARY
impulsos eléctricos, que son transmitidos a través de la
piel en forma electromagnética desde una bobina de inducción externa a una bobina interna
implantada en el cráneo sobre el oído y detrás de éste. La bobina interna se conecta con los
electrodos insertados en la rampa timpánica.
Los implantes cocleares ayudan a la lectura de los labios
Implantes cocleares
al proporcionar información sobre la entonación de las
palabras y el ritmo del discurso. Muchos, si no la
mayoría de los adultos con implantes cocleares, pueden
discriminar palabras sin pistas visuales, lo que les
permite hablar por teléfono. Los implantes cocleares les
permite oír a las personas sordas y distinguir los
sonidos ambientales y las señales de advertencia.
También les ayuda a modular su voz y hacer que su
VIDEO
lenguaje hablado sea más inteligible.

Los resultados con implantes cocleares varían, dependiendo de un número de factores, incluyendo la

• Período entre el inicio de la pérdida de audición y la colocación del implante (la duración más corta
conduce a mejores resultados)

• Causa de la pérdida auditiva subyacente

• Posición del implante dentro de la cóclea

Implantes en el tronco encefálico


Los pacientes con ambos nervios acústicos destruidos (p. ej., por fracturas bilaterales del hueso
temporal o neurofibromatosis) o que nacen sin nervios cocleares pueden tener cierto
restablecimiento de la audición por medio de implantes del tronco encefálico que tienen electrodos
conectados a dispositivos para la detección y el procesamiento del sonido similares a los utilizados
para los implantes cocleares.

Estrategias y tecnologías de apoyo


Los sistemas de alerta que usan luz les permiten a las personas saber cuándo suena el timbre, un
detector de humo o un bebé está llorando. Sistemas de sonido especiales que transmiten señales
infrarrojas o en radiofrecuencia modulada ayudan a las personas a escuchar en teatros, iglesias u
otros lugares donde hay demasiado ruido. Muchos programas de televisión llevan subtítulos.
También existen dispositivos de comunicación telefónica.

La lectura de los labios es de particular importancia para las personas que pueden oír pero tienen
problemas para discriminar los sonidos. La mayoría de la gente obtiene información útil de la lectura
de los labios incluso sin entrenamiento formal. Aun aquellos con audición normal pueden entender
mejor el discurso en un lugar ruidoso si pueden ver a la persona que habla. Para utilizar esta
información, el oyente debe ser capaz de leer la boca del orador. El personal sanitario debe ser
conocedor de esto y siempre debe ubicarse de manera adecuada al hablar con personas que tienen
deterioro de la audición. Cuando los pacientes con hipoacusia de alta frecuencia observan la posición
y el movimiento de los labios del que habla pueden reconocer las consonantes que se pronuncian y,
por consiguiente, mejoran la comprensión del lenguaje hablado. La lectura de labios puede
aprenderse en sesiones de rehabilitación auditiva en el que un grupo pareado por edad se reúne de
manera regular para la instrucción y la práctica supervisada a fin de optimizar la comunicación.
Las personas pueden obtener un control sobre su entorno auditivo, modificando o evitando
situaciones difíciles. Por ejemplo, pueden ir a un restaurante fuera de las horas de máxima
concurrencia, cuando es más silencioso. Pueden pedir un reservado, que bloquea algunos de los
ruidos extraños. En conversaciones directas, pueden pedirle al interlocutor que se ubique enfrente. Al
iniciar una conversación telefónica, pueden identificarse como personas con problemas de audición.
En una conferencia, se le puede pedir al orador que utilice un sistema de ayuda para la audición,
basado en una bobina de inducción, rayos infrarrojos o tecnología de frecuencia modulada que envía
el sonido a través del micrófono al audífono del paciente.

Las personas con hipoacusia grave a menudo se comunican usando el leguaje de signos. La versión
más empleada en los Estados Unidos es el American Sign Language (ASL). Otras formas de
comunicación lingüística que utilizan estímulos visuales son Signed English, Signing Exact English y
Cued Speech. En todo el mundo, se ha estimado que hay más de 300 lenguajes de signos únicos, con
formas únicas de lenguajes de signos en diferentes países, culturas y pueblos.

Sordera unilateral
Los pacientes con sordera unilateral (SUL) representan un desafío especial. En situaciones uno a uno,
la comprensión de la audición y el habla está relativamente indemne. Sin embargo, los pacientes con
SNS sometidos a fondos ruidosos o entornos acústicos complejos (p. ej., aulas, fiestas, reuniones), no
son capaces de escuchar y comunicarse de manera efectiva. Además, los pacientes que oyen de un
solo oído no son capaces de localizar el origen de los sonidos. El efecto de "sombra de la cabeza" es la
capacidad del cráneo para bloquear el sonido que viene del lado sordo para que no llegue al oído que
escucha. Esto puede resultar en una pérdida de hasta 30 dB de energía en el sonido que llega al oído
que escucha (en comparación, un tapón para el oído comprado en una tienda disminuye entre 22 y
32 dB la audición, cifras que resultan más o menos equivalentes). Para muchos pacientes, la SNS
puede alterar la vida y conducir a una discapacidad significativa en el trabajo y la vida social.

El tratamiento para la SNS incluye audífonos CROS (con enrutamiento contralateral de la señal) o
implantes auditivos fijados al hueso que captan el sonido desde el lado sordo y lo transfieren al oído
que oye sin pérdida de la energía sonora. Aunque estas tecnologías mejoran la audición en
ambientes ruidosos, no permiten la localización del sonido. Los implantes cocleares se utilizan cada
vez con mayor frecuencia con éxito en pacientes con SNS, sobre todo si el oído sordo también tiene
acúfenos graves; se demostró que los implantes también permiten la localización del sonido.

Tratamiento de la hipoacusia en niños


Además del tratamiento de la causa y la provisión de audífonos, los niños con hipoacusia requieren
apoyo para el desarrollo del lenguaje con terapia apropiada. Como deben escuchar el lenguaje para
aprenderlo espontáneamente, casi todos los niños sordos desarrollan el lenguaje sólo con
entrenamiento especial, que idealmente debe comenzar tan pronto como se identifique la hipoacusia
(una excepción sería un niño sordo que crece con padres sordos que utilizan y dominan el lenguaje
de los signos). A los lactantes sordos se les debe proporcionar siempre una forma de estímulo para el
lenguaje. Por ejemplo, un lenguaje de signos visuales puede brindar una base para el desarrollo
posterior del lenguaje si no se cuenta con un implante coclear. Sin embargo, para los niños, no hay
sustituto para el acceso a los sonidos del habla (fonemas) que les permita integrar entradas acústicas
y desarrollar una comprensión más refinada y llena de matices del habla y el lenguaje.
Si los lactantes de apenas 1 mes tienen hipoacusia bilateral profunda y no pueden beneficiarse con
los audífonos, pueden ser candidatos al implante coclear. Si bien los implantes cocleares permiten la
comunicación auditiva en muchos niños con sordera congénita o adquirida, en general son más
eficaces en los que ya han desarrollado el lenguaje. Los niños que tienen sordera posmeningítica en
definitiva desarrollan una osificación del oído interno que impide la colocación de un implante; ellos
deben recibir implantes cocleares lo antes posible para permitir su colocación correcta y maximizar la
eficacia. Los niños en quienes un tumor destruyó el nervio acústico pueden beneficiarse con el
implante de electrodos de estimulación auditiva en el tronco encefálico. Los niños con implantes
cocleares pueden tener un riesgo algo mayor de meningitis que aquellos sin implantes o los adultos
con implantes cocleares.

A los niños con sordera unilateral se les debe permitir usar un sistema especial en el aula, como un
entrenador auditivo de frecuencia modulada. Con estos sistemas, el maestro habla a un micrófono
que envía señales a un audífono ubicado en el oído no afectado del niño, que mejora de manera
considerable su capacidad para escuchar el discurso con un ruido de fondo.

Prevención
La prevención de la hipoacusia se basa sobre todo en limitar la duración y la intensidad de exposición
a los ruidos. Las personas que tienen que estar expuestas a ruidos muy fuertes deben usar
protectores acústicos (p. ej., tapones de silicona en los conductos auditivos o protectores con espuma
en las orejas). La Occupational Safety and Health Administration (OSHA) del Departamento de Trabajo
de los Estados Unidos y otros organismos similares de muchos otros países tienen normas que
regulan el tiempo que una persona puede estar expuesta a un ruido (véase OSHA's occupational
noise exposure standards). Cuanto más fuerte es el ruido, menor es el tiempo permitido de
exposición.

Conceptos esenciales en geriatría


Es característico que los ancianos experimenten una disminución progresiva de la audición
(presbiacusia). En los Estados Unidos, el 40% de las personas con problemas de audición son de edad
avanzada. La discapacidad auditiva es frecuente en más de un tercio de las personas mayores de 65
años y más de la mitad de las personas mayores de 75 años, lo que determina que sea el trastorno
sensorial más frecuente en esta población. No obstante, la hipoacusia en los ancianos debe ser
evaluada y no atribuida simplemente al envejecimiento; los pacientes de estas edades pueden tener
un tumor, un trastorno autoinmunitario o neurológico o una hipoacusia de conducción que puede
corregirse fácilmente. Además, una investigación reciente sugiere con intensidad que la hipoacusia en
las adultos mayores puede facilitar el desarrollo de demencia (que puede ser mitigada mediante la
corrección adecuada de la hipoacusia).

Presbiacusia
La presbiacusia es la hipoacusia neurosensorial que resulta tal vez de una combinación de deterioros
relacionados con la edad y la muerte celular en varios componentes del sistema auditivo, y los efectos
de la exposición crónica al ruido.

Al principio, la hipoacusia suele afectar las frecuencias más altas (18 a 20 kHz) y gradualmente las
frecuencias más bajas; suele tornarse clínicamente significativa cuando afecta el rango crítico de 2 a 4
kHz a la edad de 55 a 65 años (a veces antes). La pérdida de la audición de alta frecuencia afecta
mucho la comprensión del discurso. Aunque la sonoridad del discurso parece normal, ciertos sonidos
de consonantes (p. ej., C, D, K, P, S, T) se vuelven más difíciles de escuchar. Los sonidos de las
consonantes son los más importantes para el reconocimiento del lenguaje. Muchas personas con
presbiacusia pueden escuchar el sonido de las vocales pero tienen dificultad para reconocer qué
palabra se está diciendo porque no pueden distinguir las consonantes. Esta incapacidad de distinguir
las consonantes determina que las personas afectadas a menudo piensen que el locutor habla entre
dientes. Un orador que intenta hablar más fuerte normalmente acentúa los sonidos vocálicos (que
son de baja frecuencia), lo que influye poco para mejorar el reconocimiento de la voz. La
comprensión del discurso es particularmente difícil cuando hay ruido de fondo.

Cribado
En los ancianos suele ser útil usar algún modo de cribado de problemas de audición dado que
muchos no se quejan por la pérdida. Un método es el cuestionario de discapacidad auditiva para los
ancianos-versión cribado (Hearing Handicap Inventory for the Elderly–Screening Version), en el que se
pregunta

• ¿Tiene algún problema para oír que le haga sentirse incómodo cuando está con otras personas?

• ¿Tiene algún problema para oír que le haga sentirse frustrado cuando habla con algún familiar?

• ¿Tiene dificultad para escuchar cuando alguien habla en voz baja?

• ¿Se siente discapacitado por un problema de audición?

• ¿Tiene algún problema para oír que le dificulte cuando visita amigos, parientes o vecinos?

• ¿Tiene algún problema para oír que determine que asista con menor frecuencia a los oficios
religiosos de lo que a usted le gustaría?

• ¿Tiene algún problema para oír que le haga discutir con sus familiares?

• ¿Tiene algún problema para oír que le dificulte escuchar la televisión o la radio?

• ¿Siente que tiene algún problema para oír que le dificulta su vida personal o social?

• ¿Tiene algún problema para oír que le cause cierta dificultad cuando está en un restaurante con
parientes o amigos?

La puntuación es “no” = 0 puntos, “algunas veces” = 2 puntos y “sí” = 4 puntos. Las puntuaciones > 10
sugieren deterioro importante de la audición y la necesidad de un seguimiento.

Qué es la Hipoacusia?
La hipoacusia, también conocido como sordera parcial, es la disminución de la
sensibilidad auditiva. Esto afecta a uno y ambos oídos y se puede presentar en
diferentes tipos y grados.

En cuanto a los tipos, pueden ser 3:

•Hipoacusia neurosensorial: el problema reside en los órganos del oído


interno, vinculados directamente al sistema nervioso.

•Hipoacusia conductiva: la lesión se encuentra en el oído externo o en el


oído medio, lo que impide detectar sonidos que provienen del exterior.

•Hipoacusia mixta: el problema se encuentra tanto en los órganos


conductivos como en el sistema neurosensorial.
En la escala de los grados se encuentran los siguientes:

•Hipoacusia leve cuando al paciente le cuesta entender el habla en espacios


ruidosos.

•Hipoacusia moderada cuando es difícil entender el habla sin una prótesis


auditiva.
•Hipoacusia severa o profunda cuando el paciente necesitará prótesis
auditivas o un implante

Síntomas de la hipoacusia
La hipoacusia puede presentarse en diferentes edades, por lo que los síntomas
pueden variar. Entre los síntomas más comunes, pueden incluir algunas de las
siguientes condiciones:

•Percibir sonidos demasiado fuertes sin que en realidad lo sean.

•Dificultad para seguir conversaciones cuando dos o más personas están


hablando.

•Dificultad para diferenciar sonidos agudos entre sí.

•Mayor entendimiento de las voces masculinas.


•Sensación de estar sin equilibrio o mareado.

•Sensación de presión en el oído.


Otros síntomas pueden ser:

•Sensación de pérdida de equilibrio o mareos.

•Sensación de presión en el oído.

•Zumbidos constantes.

¿Cuáles son las causas de la hipoacusia?


Las causas pueden ser por diferentes motivos. Algunos de ellos son los siguientes:

•Edad. Las personas mayores de 65 años pueden sufrir pérdidas auditivas.

•Ruido. La exposición prolongada puede generar pérdida de audición.

•Los factores hereditarios pueden suponer problemas hipoacusia por causa


del gen conexina-26.

•Infecciones. Virus y bacterias pueden dañar el oído, además de la otitis


infantil no tratada.

•Otosclerosis. Afecta a la movilidad de los huesos del oído medio,


reduciendo la eficiencia en la trasmisión de las vibraciones.

•Agentes “ortotóxicos”. Ciertos fármacos, alcohol y tabaco pueden


perjudicar al oído.
¿Se puede prevenir?
La prevención se basa en evitar en la medida de lo posible, los factores de riesgo.
Esto también depende de la causa que lo origina, es decir, si la hipoacusia es
genética, la prevención no es posible.

Es importante evitar volúmenes elevados, especialmente para promover una


higiene auditiva saludable.

¿En qué consiste el tratamiento?


El tratamiento varía dependiendo del grado de la patología. En los casos donde es
leve o moderado, el tratamiento convencional es la colocación de un audífono.

Para casos de hipoacusia profunda, se puede realizar un implante de conducción


ósea que transmite el sonido a través del hueso del cráneo hasta el oído dañado. Es
importante seguir las indicaciones de un otorrinolaringólogo. 

¿Qué es la hipoacusia?
Es la pérdida mayor o menor de la audición. La pérdida total de la audición se denomina anacusia.

La pérdida de la audición habitualmente es un síntoma de enfermedad en el oído.

¿Cuántos grados de hipoacusia existen?


La hipoacusia en general puede ser transitoria por obstrucción o permanente y progresiva.

La causa más benigna es la simple impactación de cerumen (cerilla) que se soluciona cuando el especialista
realiza la limpieza, aunque no frecuente en la actualidad podría haber introducción de cuerpos extraños en el
conducto auditivo externo.

Sin embargo cuando el problema es por trastornos del oído medio e interno o incluso problemas que afectan
directamente el octavo par craneal (auditivo) la hipoacusia será permanente e incluso progresiva.
¿Cuántos tipos de hipoacusia existen?
Los tres tipos básicos de pérdida de la audición son:

•Conductiva
•Neurosensorial.
•Mixta.
¿A qué se le llama hipoacusia conductiva?
En estos casos la lesión se asienta en el aparato de transmisión del oído externo, oído medio y ventanas
laberínticas.

¿Cuál es la hipoacusia neurosensorial?


La sordera neurosensorial tiene su origen en una lesión del oído interno, en las vías nerviosas retrolaberínticas.

¿Cuándo se denomina hipoacusia mixta?


En el caso de la sordera mixta se encuentra alteración de ambas vías.

¿Cuáles son los síntomas de la hipoacusia?


En la hipoacusia conductiva, el paciente habitualmente solo refiere oir menos sobre todo en ambientes
ruidosos.

En la hipoacusia neurosensosrial, el paciente, puede además presentar acúfenos, mareos e incluso vértigo
verdadero. Habitualmente tiene problemas para entender el lenguaje hablado ("oyen pero no entienden"). Esto
se hace más aparente cuando hablan por teléfono, en ambientes ruidosos o cuando conversan con mujeres o
niños cuyas voces tiende a ser débiles o de tono alto.

¿Cuáles son las causas?


Las causas de sordera pueden ser múltiples:

1.Las secuelas de una otitis, que pueden dar origen a una sordera de transmisión.
2.Las distrofías de la cápsula ótica, la más característica es la otoesclerosis
3.La laberintosis, que se deben a la suma de una predisposición hereditaria, con ciertos agentes externos,
como el ruido o medicamentos tóxicos como gentamicina, kanamicina, estreptomicina, etc.
4.Las laberintitis.
5.La presbiacusia o disminución de la audición por la edad sin otro factor agregado.
¿Cuáles son los síntomas?
El síntoma principal es la falta mayor o menor de audición, en ocasiones acompañada de molestia o dolor
cuando existen tapones de cerumen, o de vértigo y acúfenos en casos de daño neurosensorial.

Es importante valorar si es uno o los dos oídos los que están afectados.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?


Con frecuencia las molestias que refiere el paciente indican la causa, sin embargo el especialista buscará otros
síntomas y signos.

Es importante enfatizar además:


1.¿Cuándo se inició la pérdida de la audición?
2.¿Ha mejorado, empeorado o permanece sin cambios?
3.¿Permanece constante o fluctúa la falta de audición?
4.¿Qué tanto incapacita al paciente?
La revisión e interrogatorio deben incluir:

1.¿Existe acúfeno y/o dolor?


2.¿Existe sensación de oídos tapados o sensación de presión?
3.¿Se observa supuración o escurrimiento?
4.¿Tiene el paciente antecedente de traumatismo en la cabeza?
5.¿Existe antecedente de exposición a ruidos intensos?
6.¿El paciente refiere exposición a medicamentos ototóxicos?
7.¿Existen antecedente familiares de sordera.
¿Qué estudios son de laboratorio útiles para determinar el tipo de sordera?
 En general los estudios de laboratorio que pueden ser útiles se refieren a los que reflejan estadios infecciosos
como biometría hemática, velocidad de sedimentación globular y cultivo de exudado faringeo. Los estudios
generales serán de utilidad para saber si el paciente es diabético,dislipidémico (con elevación de colesterol) o
con alguna otra enfermedad sistémica que pueda comprometer el oído medio.

¿Cuáles estudios de gabinete son útiles?


El estudio de elección es el audiograma o audiometría que medirá objetivamente si existe pérdida de la
audición, el tipo y grado de la misma.

La hipoacusia o discapacidad auditiva representa una condición prevalente en la población, afecta


alrededor de 360 millones de personas en todo el mundo, determinando distintos niveles de
discapacidad que van desde el aspecto físico hasta lo social y psicológico. El origen de la hipoacusia
puede ser diverso, conocer sus causas y sus factores de riesgo asociados es primordial para el
diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno. Se espera que la incidencia y prevalencia de la
hipoacusia aumente en forma importante en los próximos años debido al fenómeno de transición
demográfica que se experimenta a nivel mundial. Es importante que el tratamiento y el enfoque de
estos pacientes no solo se centre en la rehabilitación auditiva, si no también en la consejería y
educación para la adherencia y los buenos resultados.

Palabras clave:

Hipoacusia

deficiencia auditiva

discapacidad auditiva

diagnóstico hipoacusia

audífonos

implante coclear

SUMMARY

Hearing loss or hearing disabilities represents a prevalent condition in the population, affecting about
360 million people worldwide, determining different levels of disabilities ranging from physical
disability to the social and psychological disability. The origin of the hearing loss may be different,
know its causes and associated risk factors is essential for early diagnosis and early treatment. It is
expected that the incidence and prevalence of hearing loss increase significantly in the coming years
due to the phenomenon of demographic transition experienced worldwide. It is important that treatment
and approach of these patients not only focus on hearing rehabilitation, it is also necessary counseling
and education for adhesion and good results.

Keywords:

Hearing loss

hearing impairment

hearing disorders
diagnosis hearing loss

treatment outcome

TEXTO COMPLETO

INTRODUCCIÓN

La hipoacusia o pérdida de la capacidad auditiva, es una discapacidad crónica que afecta alrededor del
5% de la población mundial. La hipoacusia o pérdida de la capacidad auditiva es una condición
prevalente 1–3. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipoacusia ocupa el
tercer lugar entre las patologías que involucran años de vida con discapacidad (Years lived with
disability, YLDs) luego de la depresión y lesiones no intencionadas 4,5. Esto implica un desafío tanto
en las acciones que se deben realizar para prevenir la hipoacusia, como en la implementación de
tratamientos efectivos y que mejoren la calidad de vida de las personas que la padecen.

INCIDENCIA, PREVALENCIA Y CAUSAS

Cifras de la misma OMS estiman que 360 millones de personas en el mundo viven con hipoacusia que
les genera algún tipo de discapacidad (hipoacusia en rango moderado), siendo el 91% de estos casos en
adultos y 56% en hombres. Esto representa el 5.3% de la población mundial 5. Sin embargo, se estima
que hasta el 15% de la población adulta del mundo tiene hipoacusia en cualquier rango, lo que se eleva
a un tercio de la población mayor de 65 años 6. El porcentaje de crecimiento en el número de personas
de 65 años o más será de entre 18% a 50% en el período 2010-2020 en todas las regiones del mundo.
Por este motivo, el número de personas con pérdida de audición, en consecuencia, crecerá en
proporciones similares, en paralelo con estos cambios demográficos 5,7,8. En adultos mayores, según
la Organización Panamericana de Salud, la prevalencia de hipoacusia fluctúa entre un 30% en mayores
de 65 años hasta un 60% en mayores de 85 años 7. En adultos mayores chilenos, la prevalencia se
estima en 52.4% en personas de 65 años o más de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2009-
2010 9, que se eleva a 91.1% en mayores de 80 años de acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de
Salud 2003 10, cifra que no es posible desprender de la Encuesta 2009-2010 debido a que no informan
ese grupo etáreo, aunque estas estimaciones no se realizaron con métodos objetivos de evaluación
auditiva. Actualmente, un 80% de la población con discapacidad auditiva pertenece a países en
desarrollo, de bajos y medianos ingresos. Sin duda alguna la hipoacusia representa un verdadero
desafío para la salud pública, ubicándola como el déficit sensorial más frecuente en poblaciones
humanas 11–13.
Se aprecia que con el transcurso de los años el número de personas estimadas con discapacidad auditiva
ha ido en aumento, esta creciente incidencia se explica por el envejecimiento de la población y a su vez
por la mejora en el diagnóstico precoz con la implementación del tamizaje auditivo neonatal, una mejor
detección de casos y la pérdida de audición inducida por ruido 5,7.
Se considera hipoacusia cuando el promedio tonal puro auditivo excede los 20 decibeles (dB) para cada
oído para las frecuencias 0.5-1-2-4KiloHertz (KHz) 5,11. La Organización Mundial de la Salud (OMS)
define la pérdida de audición en distintos niveles de severidad. Estos niveles comprenden leve entre 26-
40dB, moderada 41-60dB, severa 61-80dB y profunda 81dB o mayor 6. La nueva clasificación creada
por Globalburden (www.globalburden.org) en la que la OMS está involucrada, define pérdida de
audición leve, tanto en niños como en adultos, como 20-34.9dB HL. También define seis niveles de
severidad de la pérdida de audición, cada una definida por un rango de 15dB en el nivel de audición en
el mejor oído. El uso de esta nueva clasificación daría lugar a un aumento sustancial en el número de
personas en todo el mundo que se considera que tienen discapacidad auditiva. El nuevo cálculo, con el
uso de estos nuevos puntos de corte, aumenta la prevalencia global de la hipoacusia moderada y severa.
Se debe enfatizar que la nueva clasificación aún no ha sido aceptada oficialmente por la OMS 5.
Por pérdida de audición discapacitante se entiende una pérdida de audición superior a 40dB en el oído
con mejor audición en los adultos y superior a 30dB para los niños. El rango de frecuencia crítica de la
conversación es audible entre las frecuencias 0.5 a 4KHz11, y se estima que después de los 60 años de
edad, la audición disminuye en promedio 1dB por año, con una mayor pérdida observada en hombres
que en mujeres 14. La hipoacusia puede tener diferentes orígenes, reconocer su causa se vuelve
fundamental para el abordaje y tratamiento del paciente.

Causas Hipoacusia
• •
Congénita
• •
Hereditaria
• •
Sindrómica
• •
Infecciosa
• •
Ototóxicos
• •
Ruido
• •
Presbiacusia
Dependiendo de la gravedad, las frecuencias afectadas y la etapa de vida en que se manifieste, la
hipoacusia puede causar un daño profundo al desarrollo del habla, el lenguaje y las habilidades
cognitivas, especialmente si comienza en niños en etapa prelocutiva 15. Diversos estudios en líneas
generales concuerdan en que 1-2 de cada 1000 recién nacidos tienen una discapacidad auditiva severa a
profunda. Actualmente los equipos de encargados de tamizaje auditivo neonatal se han concentrado en
la detección de tales deficiencias auditivas lo más temprano posible 4. El déficit auditivo afecta el
progreso del niño en la escuela y, más tarde, su capacidad para obtener, mantener y llevar a cabo una
ocupación. Para todas las edades y para ambos sexos, la pérdida de la audición provoca dificultades en
la comunicación interpersonal y conduce a problemas sociales individuales significativos,
especialmente el aislamiento y la estigmatización 15–17. Los recientes avances tecnológicos, así como
las decisiones políticas han hecho que los recién nacidos sean sometidos a programas de tamizaje
auditivo dando lugar a una nueva era en el diagnóstico y la intervención en la deficiencia auditiva
congénita temprana, pudiendo identificar los defectos de audición durante los primeros días después del
nacimiento 18. Esto puede tener un impacto muy significativo en el desarrollo del lenguaje, la vida
social de los niños, así como en el desarrollo profesional, emocional, cognitivo y el progreso académico
afectando significativamente la calidad de vida del niño 19.
A pesar de que existen programas de esas características desde hace algunos años en todo el mundo,
existen problemas con respecto a los protocolos específicos involucrados e inconvenientes comunes,
tales como altas tasas de derivación, gran número de falsos positivos, o el aumento de las tasas de los
bebés que se pierden durante el seguimiento. Hoy en día, es axiomático que la discapacidad auditiva
debe ser detectada tempranamente, antes de los 3 meses de edad, con la intervención tan pronto sea
posible 2,4,18. En el pasado, la edad media de identificación era, aproximadamente, a los 19-36 meses.
Ahora, en la era del tamizaje auditivo universal, la mayoría de los estudios muestran que la edad
promedio de diagnóstico ya se ha reducido de manera significativa: entre el tercer y el sexto mes de
edad. Niños post era tamizaje auditivo comienza tratamiento unos 24 meses antes que los niños con
deficiencia auditiva que los niños que no tuvieron tamizaje al nacer 2,4,5.
Es importante reconocer los factores de riesgo que están relacionados con la aparición de hipoacusia a
modo de realizar un diagnóstico y tratamiento precoz (Tabla 1).
Tabla 1.
FACTORES DE RIESGO ASOCIADO A HIPOACUSIA
Antecedentes familiares de déficit auditivo. 
Estadía >5 días en unidad de cuidados intensivos que incluya necesidad de VM, respiración asistida,
uso fármacos ototóxicos o diuréticos de asa. 
Hiperbilirrubinemia que requiere transfusión. 
Infecciones intrauterinas: TORCH. 
Anomalías craneofaciales incluyendo malformaciones pabellón auricular y CAE. 
Síndromes que involucran alteración de la audición como la neurofibromatosis, la osteopetrosis y el
síndrome de Usher; otros complejos asociados con trastornos de la audición son Waardenburg, Alport,
Pendred y los síndromes de Jervell Lange-Nielsen. 
Meningitis bacterial o viral. 
Fractura de la base del cráneo o petrosa que requieren tratamiento hospitalario. 
Quimioterapia. 
Otitis media recurrente que persiste>3 meses. 
Preocupación de los padres en relación a la audición o desarrollo lenguaje del hijo. 

Factores de riesgo para el desarrollo Hipoacúsico (4).

TRASCENDENCIA

Un comité de expertos de América recomienda que los niños con factores de riesgo para desarrollar
hipoacusia debieran ser controlados y examinados periódicamente durante 3 años 20.
Por otra parte, otra causa de déficit auditivo que adquiere cada vez más relevancia es la originada por
ruido, que afecta tanto a jóvenes como adultos y su aparición se ve en forma frecuente a edades mas
tempranas. El Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) informa que
aproximadamente 30 millones de estadounidenses están expuestos a niveles de ruido diarios que
probablemente dará lugar a la pérdida de audición. Los adultos sordos se presentan cada vez en edades
más tempranas que en el pasado, 1 de cada 8 niños y adolescentes entre las edades de 6 a 19 años ya
tienen algún nivel de pérdida de audición. Mientras que la persona promedio nace con
aproximadamente 16000 células ciliadas, hasta 30-50% puede ser dañado o destruido antes de que
cualquier nivel apreciable de pérdida de audición sea detectado 21. Hay, por desgracia, una capacidad
limitada para detectar las primeras etapas de la pérdida de la audición inducida por ruido. La pérdida de
audición relacionada con la destrucción de las células ciliadas del oído interno no es reversible y no
puede normalmente ser restituida por el uso de un audífono. Reglamentos industriales exigen a los
empleadores a tomar medidas cada vez que sus trabajadores están expuestos a ruido de más de 85dB
durante 8 horas al día 11,21.
Acercándonos hacia el otro extremo de la vida, la alteración sensorial más comúnmente observada en la
población de adultos mayores es la pérdida de la audición relacionada al envejecimiento,
o “presbiacusia”22–30.
La presbiacusia puede ser definida como el conjunto de cambios de las estructuras auditivas centrales y
periféricas relacionados al proceso de envejecimiento 24,25,31–35. Dentro de las causas de hipoacusia
en adultos mayores se encuentra la presbiacusia, así como otras causas, como otitis media crónica,
otoesclerosis, hipoacusia por exposición a ruidos e hipoacusias genéticas, entre otras 18. Se considera
que la presbiacusia es un fenómeno biológico del que ninguna persona puede escapar, comenzando
alrededor de los 20 a 30 años de edad y dando sus primeras manifestaciones a los 50 a 60 años de
edad 34–36. Por este motivo, podría ser considerada como una condición natural que aumenta su
prevalencia con la edad. En este contexto, generaría alteración de la comunicación oral, que se refiere a
la dificultad de una persona de participar activa y efectivamente en una conversación en distintos
medios de escucha. Además, se ha asociado la hipoacusia con deterioro cognitivo, como demencia, y
trastornos de la salud mental, como ansiedad y depresión 9,15,34–46, e incluso con mayor riesgo de
mortalidad 36–41. A menudo, es subestimada por ser un problema de lenta progresión o debido a la
creencia de que la pérdida de audición es una parte normal de envejecimiento. La hipoacusia afecta la
calidad de vida de quienes la padecen, en particular el funcionamiento psicológico, social y
emocional 36. En términos sociales puede traer varias consecuencias en las relaciones interpersonales y
en las actividades grupales 33. Las variables psicológicas que se han asociado con hipoacusia son
múltiples: depresión, soledad, ansiedad, somatización y funcionamiento social pobre 32, siendo la
depresión la enfermedad psiquiátrica más frecuentemente relacionada con hipoacusia en adultos 34.
Esta asociación no es causal, pero se podría plantear que la hipoacusia sin tratamiento tendría un
impacto en la salud mental de quienes la padecen. Además, está descrito que la presencia de hipoacusia
genera un impacto socioeconómico en los adultos que la padecen, observándose menor salario (Odds
Ratio 1.58), e incluso más posibilidades de estar desempleado (OR 1.98) 43,46. Debido a la
importancia de la comunicación oral y las dificultades observadas en ella en los adultos mayores,
el Committee on Hearing, Bioacoustics and Biomechanics propuso en 1988 un modelo acerca de los
aspectos que afectan adversamente la comunicación oral en los adultos mayores 36. De acuerdo a este
modelo, los cambios relacionados al envejecimiento de las estructuras auditivas periféricas y centrales,
así como la disminución de las funciones cognitivas, tales como memoria y atención, aisladas o en
combinación entre ellas, llevan consigo dificultades en la comunicación oral.
Se ha reportado que la hipoacusia está subdiagnosticada y subtratada 9,18. Esto podría deberse al ser un
problema de lenta evolución o a la creencia general que la pérdida auditiva es parte normal del
envejecimiento en primer lugar, y a la poca disponibilidad de opciones terapéuticas o a la resistencia al
uso de ayuda auditivas en segundo lugar 18. Una intervención efectiva en pacientes con hipoacusia
puede mejorar la función social y emocional, la comunicación, funcionamiento cognitivo y
depresión 37.

TRATAMIENTO Y CALIDAD DE VIDA

El tratamiento de la hipoacusia se puede dividir en programas de rehabilitación auditiva, programas


de consejería y educación y en dispositivos de ayuda auditiva, dentro de los que se incluyen los
audífonos, dispositivos de asistencia auditiva y los implantes cocleares 47,48. La gran mayoría de los
adultos mayores que reciben tratamiento son intervenidos mediante la implementación con audífonos,
con una limitada participación en programas de rehabilitación 49. Con el fin de abordar eficazmente el
enorme desafío de la pérdida de la audición en una escala masiva, hay una necesidad de desarrollar un
enfoque de salud pública para el problema. El enfoque tiene que ser colocado en problemas de audición
que tienen una alta prevalencia en la población y en la búsqueda de un medio eficaz para su prevención
o control. Existe, sin embargo, una escasez general de intervenciones apropiadas y efectivas en este
ámbito, no sólo a nivel científico básico, sino también en cuanto a la ejecución de programas. La
situación con respecto a la provisión de audífonos es un ejemplo de este último. La OMS estima que 30
millones de nuevos audífonos se requieren anualmente en los países en vías de desarrollo, pero el
suministro real representa solo el 3% de esta necesidad. Incluso en países desarrollados, sólo un tercio
del número de audífonos que podría ser utilizado está disponible. Habría, por lo tanto, una gran
oportunidad para los fabricantes de audífonos para ampliar su mercado y la oferta 50–54. Las
principales partes interesadas, incluida la OMS como observador, están tratando de permitir la
prestación de los audífonos y los servicios de forma masiva en los países en desarrollo, a través del
trabajo de una nueva asociación denominada WWHearing - La audición de todo el mundo para países
en desarrollo 5.
Se estima que sólo alrededor de un 20% de los adultos mayores con hipoacusia moderada a profunda se
perciben a sí mismos con una discapacidad 18, sólo un 25% de los pacientes potencialmente elegibles
obtiene un audífono y un porcentaje importante de quienes lo tienen no lo usa 47,48. La Organización
Mundial de la Salud ha establecido que sólo 1 de cada 5 personas que potencialmente se podrían
beneficiar del uso del audífono, tienen acceso a uno 41. Basado en datos de la Encuesta Nacional de
Salud y Nutrición (NHANES), en Estados Unidos, se menciona que 1 de cada 7 personas de 50 años o
más de edad con hipoacusia usa un audífono 42,55,56. Algunos autores mencionan que sólo 1 de cada 8
adultos con indicación de audífonos acepta su uso y que sólo el 85% de los pacientes usaría
correctamente éste 43,44,57. Se ha mencionado que la edad promedio de implementación con
audífonos en personas con hipoacusia es 74 años, aún cuando muchos de los sujetos del estudio
presentaban síntomas desde 10 años antes de la implementación auditiva 45. Hay que considerar que la
entrega de audífonos va aumentando exponencialmente, estimándose que en Estados Unidos ha
experimentado un incremento de 300% en el período 1996-2006 46,58.
El uso del audífono ha mostrado mejorar aspectos relacionados con la calidad de vida, específicamente
la comunicación en las relaciones interpersonales y familiares, estabilidad emocional, sensación de
control sobre los eventos vitales, percepción de funcionamiento mental y salud física, así como también
se ha asociado a menor prevalencia de trastorno depresivo mayor 0,51,5259–53. Se ha propuesto que
en países donde existe acceso a dispositivos auditivos, como Chile, es imperioso determinar por qué la
gente no usa el audífono, de manera tal de intervenir en estos factores 53.
Por otra parte, el implante coclear es un dispositivo electrónico de gran ayuda a millones de personas
con pérdida auditiva neurosensorial severa a profunda. Los implantes cocleares sirven como un puente
para las células dañadas en el oído interno y estimulan directamente el nervio auditivo para enviar
información al cerebro 64,65. Sin embargo, la cirugía está más allá del alcance de muchos casos en
países de bajos y medianos ingresos como la India. La razón principal de la baja penetración de la
cirugía de implante coclear es el alto costo asociado con la cirugía. Sin ir más lejos, aproximadamente
uno de cada 1000 recién nacidos en la India es profundamente sordo (≥90dB en el mejor oído). Por lo
tanto, teniendo en cuenta los casi 40000 nacimientos en el país por día, el número de niños totalmente
sordos sería increíblemente alto. El único tratamiento disponible para estos niños y otras personas con
discapacidad auditiva profunda es prótesis auditiva y cirugía de implante coclear, recurso que en la
mayoría de las ocasiones no esta disponible 56. Por otro, lado en lugares como en África donde la salud
es precaria, la evidencia sugiere que la prevalencia de la discapacidad auditiva es alta y que gran parte
de ella es evitable o tratable, pero no se conocen cifras pues existen diferencias en los puntos de corte
para hablar de hipoacusia en un mismo territorio 57,58.
Al analizar la calidad de vida de las personas con discapacidad auditiva, es importante entender a qué
hace referencia este punto. El término “calidad de vida” hace mención a aspectos generales del
bienestar de los individuos. En su evaluación convergen aspectos multidimensionales: calidad de vida
física, material, social y emocional, entre otras 66–69. En hipoacusia, el vínculo con la calidad de vida
se da a nivel de reacciones emocionales (soledad, aislamiento, frustración, depresión, ansiedad, y
vergüenza, entre otros), reacciones de comportamiento (abandono de actividades, mayor dependencia),
y reacciones cognitivas (confusión, dificultad en la concentración, distractibilidad y baja
autoestima) 54,55,68,69.
El impacto de la hipoacusia puede ser significativo, con eventuales consecuencias para el bienestar
social, funcional y psicológico de la persona afectada. Esto está dado debido a que no se comprende
bien el proceso de la enfermedad, ni se tienen herramientas para detener su progresión. En este sentido,
se deberían considerar las consecuencias de la hipoacusia en la calidad de vida de los afectados, así
como evaluar su estado y evolución 56. Esto se suma a la mayor presencia de ciertas condiciones en
personas con hipoacusia que por sí mismas afectan su calidad de vida, como depresión, trastornos
ansiosos y aislamiento social 70–79. Esto se sustenta en que las dificultades en la comunicación afectan
la interacción con otras personas y este fundamental aspecto de las actividades de la vida diaria puede
generar un impacto negativo en la calidad de vida 55. Sólo un 39% de las personas que padecen
hipoacusia refieren tener una excelente calidad de vida global, comparado con el 68% de la población
sin hipoacusia. Además, las personas con hipoacusia están menos satisfechas con su vida como “un
todo” que las personas sin hipoacusia 72,73,80–84.
Respecto a la calidad de vida después de la implementación con audífonos o implante coclear, se ha
sugerido que nuevos usuarios experimentan menos ansiedad y depresión luego del uso de estos 57,86–
102. También se ha demostrado menor nivel de depresión en usuarios de audífonos al compararlos con
la población geriátrica general 37. Por otro lado, se ha mostrado mejoría en ciertos dominios de la
calidad de vida en usuarios de audífonos. Mc Ardle demostró que la implementación con audífonos
mejoraba los niveles globales y más aún niveles específicos audiológicos de calidad de vida en
personas con hipoacusia 59,103–113. También, se ha reportado disminución en las consecuencias
psicológicas, sociales y emocionales de la hipoacusia luego de la implementación con
audífonos 59,114–122.
a pérdida de audición es uno de los problemas de salud crónicos más comunes, que afecta a personas
de todas las edades, en todos los segmentos de la población y de todos los niveles socioeconómicos.1
Esta puede ser hereditaria o puede ser el resultado de una enfermedad, traumatismo, exposición a largo
plazo al ruido o medicamentos. La pérdida de audición puede variar desde una leve, pero importante
disminución de la sensibilidad auditiva, a una pérdida total.

Índice

• 1Epidemiología
• 2Tipos según el déficit funcional
• 2.1Sordera
• 2.2Hipoacusia
• 2.3Variables del entorno (en edades tempranas)
• 3Clasificación según las características
• 3.1Clasificación cuantitativa
• 3.2Clasificación topográfica[5]
• 4Síntomas
• 5Impacto en un niño
• 6Diagnóstico
• 6.1Acumetría
• 6.2Tests
• 6.2.1Rinne
• 6.2.2Weber
• 6.2.3Schwabach
• 6.2.4Gellé
• 6.3Audiometría tonal supraliminar
• 7Tratamiento
• 8Véase también
• 9Fuentes
Epidemiología[editar]
La prevalencia en Estados Unidos según el Estudio de cohorte denominado Beaver Dam,2 realizado el
2011, concluyó que la pérdida de audición es un problema crónico muy común, y mucho más en personas
adultas, ya que aumentaba según la edad del paciente:
•3 % entre los 21 y 34 años
•7 % entre los 35 y 44 años
•11 % entre los 44 y 54 años
•25 % entre los 55 y 64 años
•43 % entre los 65 y 84 años
Además que la Organización Mundial de la Salud estima que la pérdida auditiva afecta alrededor de 466
millones de personas en todo el mundo.34

Límites de exposición al ruido.

Tipos según el déficit funcional[editar]


Se denomina pérdida de audición o hipoacusia al déficit funcional que ocurre cuando un sujeto pierde
capacidad auditiva, en mayor o menor grado. Llamamos umbral auditivo al estímulo sonoro más débil (de
menor intensidad) que es capaz de percibir un determinado oído. Frecuentemente encontramos el manejo
de los términos sordera e hipoacusia como sinónimos aun cuando no lo son.

Sordera[editar]

Artículo principal: Sordera

La sordera es la pérdida de la audición que altera la capacidad para la recepción, discriminación,


asociación y comprensión de los sonidos tanto del medio ambiente como de la lengua oral. La pérdida
auditiva es mayor de 70 decibelios, lo que les permite oír sólo algunos ruidos fuertes del ambiente como
los provocados por una motocicleta, una aspiradora, una sierra eléctrica o un avión.
Hipoacusia[editar]

La hipoacusia es la pérdida parcial de la capacidad auditiva. Esta pérdida puede ser desde leve o
superficial hasta moderada, y se puede dar de manera unilateral o bilateral dependiendo de que sea en
uno o ambos oídos; esta pérdida puede ser de más de 40 decibelios en adelante. Las personas con
hipoacusia habitualmente utilizan el canal auditivo y el lenguaje oral para comunicarse. Se benefician del
uso de auxiliares auditivos para recuperar hasta en un 20 a 30 % de la audición.

Variables del entorno (en edades tempranas) [editar]

Ambiente familiar:
•Nivel socioeconómico.
•Capacidad de favorecer una comunicación intensa, condicionada por la aceptación de la sordera del niño
y por la capacidad de adaptarse comunicativamente con él.
Ambiente escolar:
•Importancia de la articulación y atención temprana.
•La escolarización en un centro integrado o especial.
•Se suele agrupar en centros de integración preferente a fin de favorecer la comunicación y evitar el
aislamiento.

Clasificación según las características[editar]


Para estudiar la pérdida de audición es necesario caracterizarla, así podemos clasificar las hipoacusias de
formas tales como:
•Clasificación cuantitativa: según la cantidad de pérdida de audición.
•Clasificación topográfica: con respecto al lugar donde asienta la lesión que produce el déficit.
•Clasificación etiológica: de acuerdo con la etiología de la hipoacusia.
•Clasificación locutiva: en relación con el lenguaje. Aunque esta no es correcta, ya que la capacidad del
habla puede ser desarrollada, la capacidad locutiva (capacidad del habla) depende de dos cosas: la
estimulación de aprendizaje y el nivel de desarrollo de las cuerdas vocales (una persona con pérdida
profunda de oído, no significa que no se desarrollen físicamente las cuerdas vocales).

Clasificación cuantitativa[editar]

Existen pues muchas clasificaciones, la más didáctica a efectos prácticos sea quizás la clasificación
cuantitativa, que establece los siguientes niveles:
•Normoaudición: el umbral de audición tonal no sobrepasa los 20 dB HL en la gama de frecuencias
conversacionales.
•Hipoacusia leve: Pérdida no superior a 40 dB para las frecuencias centrales.
•Hipoacusia moderada: Pérdida comprendida entre 50 dB y 70 dB.
•Hipoacusia grave: Pérdida comprendida entre 70 dB y 90 dB.
•Hipoacusia profunda: Pérdida superior a 90 dB.

Clasificación topográfica5[editar]

•Hipoacusia conductiva: Esta ocurre cuando algo impide que las ondas sonoras pasen al oído interno.
Puede suceder por una variedad de problemas, incluidos los cuerpos extraños, las infecciones o por
problemas de la membrana timpánica.
•Hipoacusia neurosensorial: Esta ocurre cuando el nervio auditivo o las células ciliadas del oído interno
(cóclea) son dañados por la edad, el ruido, enfermedades, lesiones, infecciones, por un traumatismo
encéfalocraneano, medicamentos tóxicos, o por una condición hereditaria.
•Hipoacusia mixta: Es aquella que abarca tanto una hipoacusia conductiva como neurosensorial.

Síntomas[editar]
Las personas con pérdida de audición pueden experimentar alguno de los siguientes problemas o todos:
•Dificultad para escuchar conversaciones, especialmente cuando hay ruido de fondo.
•Siseo, ronquido o zumbido en los oídos (tinnitus o acúfenos).
•Dificultad para oír la televisión o la radio a un volumen normal.
•Fatiga e irritación causada por el esfuerzo para oír.
•Mareo o problemas de equilibrio.

Impacto en un niño[editar]
La adquisición del lenguaje va a ser el principal problema de los niños sordos. A menudo la disminución
auditiva lleva a presentar en los niños/as conductas anormales, esto hace que el diagnóstico se dificulte,
se confunda con un niño distraído, falto de comprensión, autista e incluso discapacitado intelectual, sin
embargo estos niños/as pueden ser tan inteligentes como cualquier oyente.
La problemática auditiva no afecta de la misma forma a todos los niños, ya que esto depende de la edad
en que aparezca la pérdida y la gravedad de esta y de acuerdo a esto serán las consecuencias que tenga
el niño. La edad crítica para la aparición de problemas auditivos graves es a los tres años de edad. Se
considera un problema grave a partir de una pérdida severa o mayor, porque con pérdidas menores a 70
decibeles, aun cuando sean desde el nacimiento, los niños pueden adquirir, por un lado el conocimiento
sobre la funcionalidad del lenguaje y por otro lado la gran mayoría de sus elementos fonológicos,
sintácticos, pragmáticos y semánticos.
Los niños y niñas sordos no desarrollan el lenguaje de forma espontánea; así los niños y niñas sordos de
padres y madres oyentes aprenden el lenguaje oral que se utiliza en su entorno familiar. Es muy
importante estimular a los bebés sordos a realizar sus emisiones orales con significado diferenciado,
incluso en las situaciones de una defectuosa reproducción fonológica. También tienen mayores dificultades
para adquirir los conocimientos. Como la lectura de textos escritos.
La pérdida de audición no es sólo la pérdida del sonido, sino toda la serie de consecuencias que esto
conlleva en la adquisición del lenguaje oral y en el desarrollo integral del niño. Los niños y niñas con
problemas auditivos no tienen por qué presentar problemas en su capacidad intelectual, aunque en su
evolución si se llegan a enfrentar con problemas para adquirir el lenguaje. La sordera afecta a la
generación y desarrollo de las representaciones mentales, basadas en sonidos y/o grupos fonológicos del
habla.

Diagnóstico[editar]
Existen diversos métodos para el diagnóstico de la hipoacusia:

Acumetría[editar]

La acumetría se realiza con diapasones de distintas frecuencias (128 Hz, 256 Hz, 512 Hz, 1024 Hz,


2048 Hz), es lo que se conoce como Set de Hartman.
Es un método diagnóstico cualitativo. Su principal misión es distinguir entre la hipoacusia de transmisión y
la hipoacusia neurosensorial.
Tests[editar]

Se realizan distintos tests, para realizar el diagnóstico: Rinne, Weber, Schwabach y Gelle.

Rinne[editar]

Artículo principal: Prueba de Rinne

El test de Rinne compara la calidad de la percepción de sonidos entre la transmisión mediante la vía aérea
y la transmisión por vía ósea (a través del mastoides) en un solo oído, es monoaural.
Se coloca el diapasón vibrando sobre el mastoides, a continuación, se acerca a la oreja, entonces se le
pregunta al paciente, cuando ha escuchado el sonido con mayor intensidad.
Es positivo cuando la transmisión por vía aérea es mayor que la transmisión por vía ósea. Esto indica una
audición normal o una hipoacusia de percepción.
Es negativo cuando la intensidad por vía ósea es mayor que la de la vía aérea. Esto es indicativo de la
hipoacusia de transmisión.
Pueden aparecer falsos negativos en pacientes con cofosis.

Weber[editar]

El Weber, evalúa ambos oídos a la vez, es binaural. Se coloca el diapasón en la línea media, y según
que oído perciba mejor el sonido, se dará un diagnóstico:
•Hipoacusia de percepción: el sonido se lateraliza hacia el lado sano.
•Normal: el sonido no se lateraliza, se escucha igual por ambos oídos.
•Hipoacusia de transmisión: el sonido se lateraliza hacia el lado enfermo.

Schwabach[editar]

El Schwabach compara la vía ósea del oyente y el examinador.


•Si el oyente percibe el sonido durante más tiempo que el examinador, significa que su vía ósea está más
desarrollada, por lo que sufre de hipoacusia de transmisión.
•Si el oyente percibe el sonido durante el mismo tiempo que el examinador, el paciente no sufre de
hipoacusia.
•Si el oyente percibe el sonido durante menos tiempo que el examinador, el paciente sufre de hipoacusia
de percepción.

Gellé[editar]

Su principal función es la detección de la otosclerosis, que da un Gellé negativo. Para ello se utilizan el
diapasón y pera de politzer.
•Se insufla aire por el conducto auditivo externo y a continuación se pone el diapasón en la cabeza. Como
le hemos causado daños al conducto auditivo, no oirá el sonido emitido por el diapasón.
•Gellé - : el sonido se oye (otosclerosis)
•Gellé + : el sonido no se oye (no hay otosclerosis)

Audiometría tonal supraliminar[editar]

Sirve para valorar la capacidad de reclutamiento, la fatiga auditiva y la adaptación en la hipoacusia


neurosensorial. El estímulo auditivo que se utiliza supera el umbral del sujeto.
Tratamiento[editar]
A menudo la pérdida de audición conductiva puede corregirse con audífonos o tratamiento
quirúrgico (Implante coclear).6

Qué es la hipoacusia?
Como hemos visto, la capacidad de oír depende del correcto funcionamiento de la estructura
del oído, del nervio auditivo y del área del cerebro encargada de recibir e interpretar los
sonidos.

Cuando existe algún tipo de dificultad o incapacidad total o parcial para escuchar los sonidos
en uno o los dos oídos, debido a problemas en alguno de los anteriores elementos, se habla de
hipoacusia o sordera, que puede ser de diversos tipos y gravedad, como veremos.
En general, podemos decir que alguien sufre de hipoacusia cuando no le es posible oír de la
misma manera que una persona con un sentido del oído normal, y cuando su umbral de
audición, que es la intensidad mínima que ha de tener un sonido para ser percibido, es igual o
mayor de 25 decibelios. Si es un niño quien sufre pérdida de audición, estos problemas de
audición pueden implicar dificultades en el aprendizaje del lenguaje y del habla. Esto puede
derivar, a su vez, en problemas de comunicación y de desarrollo cognitivo, así como afectar a
su integración académica, laboral y social.

Cuáles son las causas de la hipoacusia?

La pérdida de audición puede existir ya en el momento del nacimiento (causas congénitas)


como producirse a cualquier edad ((causas adquiridas).
Entre las causas congénitas, se hallan:
•Factores hereditarios o no hereditarios

•Complicaciones en el embarazo o en el parto. Por ejemplo, falta de oxígeno en el momento de


nacer, ictericia grave durante el período neonatal, bajo peso en el nacimiento…

•Infecciones que haya sufrido la madre durante la gestación como la rubeola o la sífilis.

•El uso incorrecto de determinados fármacos durante el embarazo (por ejemplo,


aminoglucósidos, medicamentos citotóxicos, antipalúdicos y diuréticos).

Entre las causas adquiridas, destacan las siguientes:


•El envejecimiento.
•Padecer infecciones crónicas del oído. En los niños, la otitis media crónica -presencia de líquido en
el oído- es una causa frecuente.

•Sufrir enfermedades infecciosas como la meningitis, el sarampión y la parotiditis.

•La obstrucción del conducto auditivo por cerumen o cuerpos extraños.

•Padecer traumatismos craneoencefálicos o de los oídos

•Usar algunos medicamentos como los que se prescriben en el tratamiento de infecciones


neonatales, el paludismo, algunos tipos de tuberculosis y algunos tipos de cáncer.

•Exponerse a un ruido excesivo (la OMS recomienda un límite de 65 decibelios). Esta circunstancia


puede producirse en el puesto de trabajo, si está relacionado con maquinaria ruidosa o
explosiones, o durante actividades y eventos recreativos en bares, discotecas o conciertos, donde
se alcanzan a veces los 110 decibelios. También puede ser perjudicial usar los auriculares para
escuchar música a un volumen excesivamente alto.

¿Cuáles son sus síntomas?

En la etapa anterior al desarrollo del lenguaje, puede no haber síntomas, pero sí algunas
señales de alarma:
•Falta de reacción del niño ante ruidos fuertes.
•El bebé no balbucea o deja de hacerlo.

En otras etapas de la vida, la pérdida de audición se puede manifestar con síntomas como:
•Problemas para seguir una conversación que se produce entre dos o más personas.
•Dificultad para oír en ambientes con mucho ruido.
•Problemas para diferenciar sonidos agudos.
Además, a veces puede producirse sensación de falta de equilibrio o mareo, sensación de
presión en el oído o escucharse un zumbido.

¿Cómo se trata la hipoacusia?

Hay que resaltar que  la detección e intervención tempranas son fundamentales para
amortiguar las consecuencias de la pérdida de audición en edades infantiles.

En cualquier caso, y en función del tipo de hipoacusia, su grado y el momento de aparición,


existen varios tipos de tratamiento. Este puede consistir en:
•La utilización de audífonos: amplifican el sonido hasta volverlo audible para la persona.
•La logoterapia y la reeducación auditiva.
•Otras herramientas que pueden favorecer la comunicación a estas personas son las de leer los
labios, los textos escritos o el lenguaje de signos.
Por la vía quirúrgica, la Clínica Universidad de Navarra (CUN) propone los siguientes
tratamientos:
•La cirugía de reparación del oído medio: puede consistir en la colocación de una prótesis que
reemplaza el estribo, en la reparación de perforaciones del tímpano, etc.
•Implante coclear: es un tratamiento muy común en caso de sordera grave. Se trata de un
dispositivo electrónico que sustituye al oído externo, medio e interno, capaz de recoger los
sonidos, transformarlos en estímulos eléctricos para transmitirlos al nervio auditivo y restablecer
el flujo de información auditiva que llega al cerebro.
•Implante de tronco cerebral: es una técnica similar a la anterior, pero los electrodos que se
implantan estimulan directamente los núcleos cocleares en el tronco cerebral.
•Implante de conducción ósea: se coloca bajo la piel un dispositivo que transmite al hueso del
cráneo vibraciones, que el oído interno percibirá como sonido.

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