Está en la página 1de 18
UNA PARROQUIA DE ERECCION DIFICIL (LA DE SANTIAGO DE FIGUERAS) POR, JOSE FERNANDEZ-ARIAS CAMPOAMOR Todavia hoy en Asturias, en los pueblos rurales, el vinculo parroquial liga mds que el municipio, Facilmente se pueden cam- biar los limites de un concejo, pero es gra ve problema alterar los de una parroquia. («La Caserta asturianax, Ramén Prieto Bances en Rev. critica de Derecho Inmo- biliario. 1941-2), El episodio mas dramatico de la historia de Figueras, pue- blo que pertenece al municipio de Castropol, es, sin duda, su lucha para tener parroquia independiente. Asombra conside- rar que un niicleo de vecinos, hasta cierto punto numeroso, tuviera, durante siglos, dificultades tantas para sus prdcticas religiosas en un pats como Espafia tradicionalmente catélico, Seria, no obstante, inexacto, afirmar, que no existid en Fi- gueras servicio religioso alguno hasta que tuvo parroquia. Lo 62 JOSE FERNANDEZ-ARIAS CAMPOAMOR hubo, si, aunque deficiente, con interrupciones, sin normali- dad. Miguel Garcia Teijeiro (1), cuenta que en Ia antigua capi- Ila de San Roman se realizaron ocasionalmente algunos actos religiosos hasta el afio 1787, en que se construye el hospital o malateria, que después fue convertido en iglesia. La poblacién vivia disgustada con este régimen. En el afio 1808 se tramité en el Obispado, regido a la sazén por el Obispo Hermida y Camba, un expediente de reclamacién, en el que se acordé que el pérroco de San Esteban de Barres nombrase un pres- se los bitero confesor que, residiendo en Figueras, administr Santos Sacramentos en Ja iglesia de Santiago y celebrase mi- sa los domingos. Los bautismos y matrimonios tendrian lugar en Barres, asi como los entierros; pues Figueras carecia de cementerio. Esto no debié de tener verdadera efectividad, por lo menos en todas sus partes, ya que, en 1844, el Gremio de Mareantes solicité la reposicién de la Vicarfa que hacia tiem- po se suprimicra. También el Gremio si dirigié al Ayunta. miento con idéntica peticién. Tardé el asunto en resolverse siete afios. En 1851 el Obispo Diaz Caneja faculté al Vicario para cantar misa, celebrar novenas y predicar sermones sin previa licencia del parroco de Barres. Pareceria légico que acordado Io anterior Figueras y Ba- rres, cada uno con sus derechos y obligaciones claramente delimitados, marcharan arménicamente. Lejos de ello, fue cre- ciendo entre ambos pueblos una enemistad que se revelaba en cualquiera circunstancia capaz de promover una friccién. En 1858 Figueras pidié permiso para colocar en la iglesia una pila bautismal, celebrar matrimonios, construir un ce- menterio dentro de los limites de la Vicaria y hacer funerales usando Jos ternos y ropas mas necesarias de la iglesia de San (2) “Algo para la historia de Figueras de Asturias”, por MK.G.X.1.Z (Miguel Garcia Teijeiro). Luarea, 1895, UNA PARROQUIA DE ERECCION DIFICIL 63 Esteban, mientras la Vicaria los pudiera ir adquiriendo. Pero todo Io iba logrando Figueras con forcejeos, con trabas, que surgian diariamente. El cura de Barres se negaba, incluso, a entregar al Vicario de Figueras la llave de la capilla de San Roman y Figueras tuvo que acudir al Prelado para que orde- nase su entrega. Para remediar una subordinacién asi de penosa no cabia otra salida que esperar Ia creacién de parroquia independien- te. Hacia esta meta se encaminaron los figuerenses y aunque en 1861 el Obispo Jes dié una respuesta negativa, al fin obtu- vieron la parroquia, 0 mejor dicho, la empezaron a obtener, como después veremos, gracias a la decisién, en 1887, del Obispo Fray Ramén Martinez Vigil. La realidad es que Ja parroquia de Figueras, como entidad auténoma y desenvolvimiento normal, es cosa de ayer, Du- rante muchos afios los figuerenses tuvieron que ir a Barres para oir misa, bautizar a sus hijos, casarse y llevar sus muer- tos, a través de una distancia de dos kilémetros, por malos caminos en los que no faltaban desniveles de terrenos y abun- daban el barro y los charcos. Atin asi aceptaron resignados esta situacién hasta que, con motivo de una visita pastoral del Obispo citado Fray Ramén, obtuvieron de éste la promesa de parroquia independiente. La promesa tenia una condicién: que el pueblo de Figueras, con su propio esfuerzo econémico, deberia ensanchar la capilla que ya existfa para darle ampli- tud suficiente, comprar ornamentos y construir un cemente- vio. Habfa que demostrar también que existia un niicleo de vecinos suficiente que justificase la ereccién. Asi se hizo todo. La extensién del vecindario era evidente y lo que hubo que adquirir se compré répidamente por suscripeién, en Ia que entraron ricos y pobres. 64 JOSE FERNANDEZ-ARTAS CAMPOAMOR El Obispo cumplié su palabra y en II de abril de 1888 dic- 46 auto (2) creando la parroquia de Santiago de Figueras con su ayuda de San Esteban de Barres, y esta ereccion fue con- firmada posteriormente por R. D. de 16 de agosto de 1891. La gratitud del vecindario se hizo expresar en una lapida que se puso en la iglesia. En ella esta. Nadie la ha removido desde entonces. Fue colocada el dos de junio de. 1894. En ese dia se canté en la iglesia un Te Deum y Ia lapida dice «Figueras al Excelentisime ¢ Ilustrisimo sefior Fray Ramon Martinez Vi- gil, Obispo de Oviedo, que erigié esta parroquia en 1894». El edificio, que es hoy templo parroquial, fue comenzado a construir el afio 1787 a costa del Gremio de Mareantes, como asi consta en inscripcién de su fachada. A este Gremio se de- ben algunas otras cosas importantes de Figueras, entre ellas la en el 1812, que reedificd en el 1870 torre y capilla de la Atal: (3); también construy6 las escaleras primitivas que suben del muelle, aunque posteriormente las arreglé, mejorandolas, el Ayuntamiento, El Gremio de Mareantes de Figueras, andlogamente a los de Lastres, Candas, Ribadesella, Cudillero, Llanes, Gijon y Ta- zones, tuvo mucha importancia y utilidad en los siglos XVI y XVII. Lo formaban todos los que se ocupaban en las faenas de la mar. Celebraban sus juntas generales cn dias determinados del afio, clegian sus diputados para regir y gobernar la socie: dad y formaba sus estatutos. Nombraba su contador de ri- bera, su examinador de cuentas, como también un encargado de revisar las redes y cuando por enfermedad u otras causas (2) Por el arreglo parroquial de la Didcesis, aprobado por 8. M. en 16 de agosto de 1891 y Real Cédula auxiliatoria de 6 de septiembre del mismo afio, se creé, de la antigua parroquia de Barres y su filial Figue- ras, otra nueva con el titulo de Santiago de Figueras, a cuya villa y templo se trasladaba la parroquialidad, quedando como filial de Ia mis- ma San Esteban de Barres, (3) Cf. J. L. Perez pe Castro: La atalaya y el ermitorio de San Romén. En ¢l Boletin del I, D. B. A. Nim. XXV. Oviedo, 1895, UNA PARROQUIA DE ERECCION DIFICIL. 65 alguno no asistia al trabajo se Je abonaba su soldada. A la mujer, madre o huérfanos del que hubiera muerto en la mar © en el servicio de las armas les daba un atixilio econdémico. Contribuia también a fundaciones piadosas y sostuvo el largo pleito con Ia casa de Pardo para la redencién del Sefiorio. La disminucién de la pesca en la costa préxima, la desaparicion de la ballena sobre todo, inicié la decadencia del Gremio, aungue realmente éste como todos los Gremios, fue arrastrado por la corriente de liberalismo politico. Ahora bien, como no es lo mismo predicar que dar trigo, tampoco es cosa facil que un convenio entre pastor y ovejas Hegue a ser realidad cuando se interfiere entre los convenidos so que Haman «intereses creados». En este caso «los intere- 2s creados «lo constituian el parroco de Barres que veia dis- minuidos sus ingresos al cortarle el filén figuerense. En dicha parroquia, titulada de San Esteban de Barres, tenia derecho de presentacién la casa sefiorial de Pardo Donlebiin y siendo por este motivo el protector natural del parroco presentado, es de creer le ayudase en sus forcejeos para volver a la situacién anterior. Yo no tuve ante mi vista ningtin documento defini- dor de la actuacion de la casa Pardo; pero sé por tradicién oral, que Figueras la acusé de parcialidad a favor de Barres. Que hubo dificultades y grandes para que la nueva parro- quia echase a andar lo demuestra que, en julio de 1890, se solicita del Obispo que conceda a Figueras servicio religioso con independencia; de lo que se patentiza que no la tenia. Se pide también que se rebaje el precio de los nichos, pues los habian puesto mas altos que en Barres y Castropol. Esta solicitud se repite en 1892 y en la que se manifiesta que corre el rumor de que Figueras seguira dependiendo de la aldea ve- cina. Por consecuencia de esta reclamacién, el Obispo dicté nue- vo auto para que se iniciase expediente demostrativo de la necesidad de independencia de Ia parroquia, expediente que 66 JOSE PERNANDEZ-ARIAS CAMPOAMOR tampoco tuvo un curso tranquilo. Did lugar a quejas, porque el vecindario figurense, no sé si con raz6n o sin ella, acusé al arcipreste encargado de la tramitacién de aquél, de mani- fiesta parcialidad a favor de la tesis que venia manteniendo el cura de Barres. Mezclada la pasién en el asunto, habia par- tidarios de uno u otro bando como en las futuras luchas poli- ticas. Comienza en el 1894 una corta era de paz, que no es sélida, sino sélo aparente. Los enemigos trabajan en la sombra y Ila- mo sombra la que proyectan los rollos judiciales puestos en marcha por el enemigo. Pero el Obispo, justo en sus actos, dié término al expediente de divisién y erigié, no ya formal- mente, sino en realidad, la parroquia independiente de Figue- ras (4). Fue nombrado ecénomo un sacerdote llamado don Ve (4) Ereecién de la parroquia en 1894. “Don Manuel Sudrez Garcia, presbitero, doctor en Sagrada Teologia y Secretario de Camara y Go- bierno del Obispado de Oviedo. Certifico: que en el expediente instrui- do en este tribunal eclesidstico por el procurador don Ramén Martinez, en nombre de los vecinos de Figueras de Castropol, sobre ereecién de parroquia, ha recaido el auto que, a la letra dice —Auto— En la ciudad de Oviedo, a primero de marzo de 1894. Vistas por Nos las precedentes diligencias practicadas por nuestro Provisor y Vicario General y resul- tando de las mismas plenamente justificada la necesidad de desmembrar el curato de San Esteban de Barres y Figueras, que venia siendo ane- jo de Barres, puesto que del expediente instruido al efecto, resulta jus- tificado, en forma bastante, que el anejo de Figueras consta de 310 vecinos y unas 1095 almas y de conformidad con lo expuesto por el Fiscal eclesidstico, quien reconoce y halla arreglada a Derecho la ere cién del curato de que se trata. Nos, usando las facultades ordinarias y de las extraordinarias que nos competen especialmente por el Santo Concilio de Trento y con arreglo a las disposiciones vigentes, venimos en separar y destnembrar y separamos y desmembramos la iglesia y feligresia de Santiago de Figueras de su matriz la de San Esteban de Barres, para erigir y establecer como por el presente erigimos y esta- blecemos aquella en curato propio de entrada, bajo la advocacién de Santiago de Figueras y dotacién de 1100 ptas. para el Parroco y 250 ptas, para el culto, la que constaré de todo el terreno comprendido en jinea recta partiendo desde el molino de las Acefias a Ia casa del Pozo, que UNA PARROQUIA DE ERECCION DIFICL 67 nancio Méndez Soto, A este sacerdote le traté algo, cuando ya no era vicario de Figueras sino capellan de la Virgen de la Paloma en los alrededores de Tapia. Mi madre me Ilevaba consigo a verle. Entonces era yo un nifio, Era don Venancio un hombre grueso, de baja estatura, cara sonrosada y hablar pausado, sin elocuencia retérica; pero de lana expresividad. Probablemente era del tipo circunspecto que habia aprendido mas en la vida que en los libros. Mi madre le consultaba y él le daba discretas orientaciones. Nos convidaba a chocolate. queda para Figueras, y continuando desde esta también en linea recta hasta Ia orilla Oeste de la laguna de Villadtin, siguiendo por la misma linea hasta el nacimiento del arroyo de Salgueiro, el cual seré la diviso- tia hasta el mar, quedando constituida la de San Esteban de Barres con el terreno que comprende actualmente menos la sefialada para la de Santiago de Figueras. Esta parroquia es de patronato de la Corona, debiendo proveerse en concurso y terna como las demés del Obispado, con derecho a percibir el que la obtenga el sueldo asignado, las obten- ciones de estola y pié de altar y demas derechos que hasta ahora ha pereibido el Pérroco de Barres. En su consecuencia, declaramos libre y exento del cargo de este pueblo de Santiago de Figueras al Parroco de Barres. ¥ para que este auto y cuanto en él se ordena y dispone tenga toda la fuerza y valor que en derecho corresponde, prohibimos que se altere, invogue ni contravenga en manera alguna, sin que intervenga Real resolucién, a la cual deber& preceder siempre informe o instan- cia con las demas formalidades de Derecho. ¥, ultimamente, mandamos se remita de oficio al Ministerio de Gracia y Justicia, participando la ereaclén y ereccién de esta parroquia de Santiago de Figueras cuya ereacién no altera el presupuesto de la Diécesis y se pasan copias a las iglesias y oficinas donde corresponda para su cumplimiento. Asi lo acordé, mandé y firma S. E. 1. que yo, el infrascrito Seeretario cer- tifico. Fray Ramén, Obispo de Oviedo. Ante mi, Dr. Manuel Suérez Garcia, presbitero Secretario. Con fecha nueve del actual, S. M. la Reina Regente (Q. D. G.) y en nombre de su Augusto Hijo, han tenido a bien aprobar el auto trascrito, segiin consta en la oportuna R. O. que obra en esta Secretaria de Camara. Para que conste, expido el presente que firmo en Oviedo a 28 de marzo de 1894”. Por el ms. original, en el archivo de J. L. Pérez de Castro, donde se conservan muchos documentos mds, relacionados con este tema, 68 JOSE FERNANDEZ-ARIAS CAMPOAMOR Recuerdo con agrado aquellas visitas y eso que entonces des. conocia yo el buen comportamiento de este clérigo con mi pueblo natal, al que sirvid con lealtad y entereza, sin salirse de los limites de la disciplina eclesidstica. Cuatro afios duré la paz aparente. En el aiio 1898 se perdid en Cuba la escuadra espafiola y Figueras estuvo a punto, en dicho afio, de perder aquella parroquia tan inseguramente , si bien con un futuro cimentada. Dos desastres inmerecido: diferente: la nacion espafiola, mohina y resignada, acepté el yugo del Tratado de Paris que puso término a nuestro poderio colonial; y Figueras, en cambio, no acepté la adversa suerte y se irguid, iracunda, en defensa de su derecho, que era también. ja deseada expansion de su alma. El 26 de diciembre de 1898 se Je notificé a don Venancio una sentencia del Tribunal de la Rota por la que debia entregar al cura de Bar los efectos parroquiales de la iglesia de Figueras. Comienza entonces el periodo netamente revolucionario. Se recrudecieron las ver- daderas batallas campales, a base de palos y pedradas entre los mozos de las dos parroquias en litigio. Un dia venian los de Barres a provocar a los de Figueras y otro iban estos a armar camorra a los de Barres. Se constituyé en Figueras una co- misién benemér ‘a de vecinos, a los que sus sucesores debemos rendir el homenaje fervoroso de nuestro recuerdo, La com- ponian Fernando Villamil, José Antonio Castro, Francisco Cas- tro, Laureano Lépez-Acevedo, José Ferndndez-Arias, Ramén Reigada y Leandro Garcia. Mas que comisién apacible y buro- cratica fue un verdadero comité revolucionario y lo curioso del caso es que algunos de ellos visitaban poco o nada la iglesia. Apercibidos para la lucha era necesario saber cual era Ja tactica a seguir. ;Por las buenas o por las malas?. ¢Por el ca- mino de los tribunales o por resistencia pasiva a los manda- tos de Ja autoridad y por el apartamiento de las practicas re- ligiosas? UNA PARROQUIA DE BRECCION DIFICIL 69 Una resistencia pasiva, muy Ilena de razones, fue la ofreci- da por el cura ecénomo, Ante la decisién de la Rota manifestd que no tenia otro remedio que cumplirla. No podia desatender la orden de la autoridad eclesidstica de la que dependia; pero hacia constar en el acto de la entrega que el archivo, los orna- mentos y demas elementos pertenecian al pueblo que los ha- bia adquirido de su propio peculio (5). Hasta donde pudo re- sistir resistio y sus feligreses se lo agradecieron con simpatia. La comisién de vecinos fue a visitar al Obispo Fray Ra- mén, y éste, al parecer, recibié a los componentes de aquella de modo frio, sin cordialidad, desalentandolos para toda ulte- rior gestién. Les comunicé que la cosa no tenia remedio y que no cabia ir contra la sentencia del tribunal superior. Habia, pues, que resignarse. Los comisionados volvieron tristes y ce- jijuntos. Y esta visita sin éxito trajo cola, como después ve- remos. Ademés de visitar al Obispo, los comisionados encargaron al abogado de Oviedo, oriundo de Vegadeo, Pedro Rodriguez Arango, buen abogado segin fama publica, la elaboracién de un dictamen sobre lo que debian hacer para que fuese revoca- da la sentencia injusta, Este abogado estudio el asunto y, al analizar el procedimiento seguido en el pleito ante el tribunal (8) En el archivo de documentos que conservan Jos sucesores de don Laureano L. Acevedo —que me sirvieron de base para la redac- cién de estos apuntes, ademas ae los que me facilitd José Luis Pérez de Castro—, hay una relacién de las cantidades que aporté el vecindario del pueblo para la iglesia y cemenierio. Se sabe especialmente que Ja pila bautismal fue donada por don Bernardo Villamil, que dofia Con- cepeién Valdés de Castro, regalé Ja artistica concha para el bautismo, y el palio su marido don José Antonio Castro, Para la recomposicién de Ja iglesia y arreglo del camino que va al cementerio se formé una comisién integrada por don Placido L. Acevedo, don José A, Castro y don Bernardo Villamil. La citada dofia Concepeién Valdés, aunque era de Luarca, si bien estaba casada con don José A. Castro, natural de Figueras fue el alma de todos los largos y penosos manejos que este pueblo realizé para aleanzar la parroquialidad, 70 JOSE FERNANDEZ-ARIAS CAMPOAMOR metropolitano y en la Rota, sacé en consecuencia que el pro- ceso se habia tramitado con vicio de procedimiento, por lo que era aconsejable un recurso de revisién, El dictamen no convencio al vecindario figuerense. Con mu- cho sentido practico 0, mejor, con escamoneria, opiné que si el recurso iban a resolverlo las mismas personas que habian tramitado mal el pleito, seria perder tiempo y dinero, por- que dirian que lo hecho estaba tan bien que no cabia enmien- da. Y se decidieron por ruta insospechada y sorprendente: alejarse de la Iglesia por no tener iglesia. Henos ya en plena sedicion. Hoy diriamos que lo que hi- i no supiéramos que, de este mo- cieron fue pura insensatez, s do, consiguieron el triunfo. 13 de enero de 1899 se entierra el cadaver de un vecino de Lois. En el acompafiamiento no figura otra persona que el «Condin» (apodo del cura de Barres), el cual es objeto de la rechifla de un grupo de mujeres de Figueras. La iglesia se abre para sacar las insignias. Los dias 15, 22 y 29 de enero (todo ocurre en el 1899), que son domingos, la iglesia perma- nece cerrada. El | de febrero fallece don José Yaiiez, capitan de la Marina Mercante, a las seis y media de la tarde. Se le en- tierra sin sacerdote ni insignias. El pueblo en masa forma im- ponente cortejo. La inhumacién se verifico por orden del al- calde de Castropol. El dia 5 de febrero es domingo y la iglesia continua cerrada. El 7 de febrero se entierra a Maria Méndez sin sacerdote ni insignias. Acompafiamiento numeroso. In- terviene un delegado del Ayuntamiento, El 12 de febrero es domingo de carnaval. La iglesia continta cerrada. El cura de Barres pretende que el presbitero don Francisco Gonzélez, nativo de Figueras, diga misa, con negativo resultado, pues se disculpa y se marcha a Vegadeo. Otro dia intentan presionarle para lo mismo y se niega. El 23 de marzo el ecénomo don Ve- nancio marcha a Santiago, seguramente a intrigar algo en de- fensa de Figueras. El 24 de marzo el cadaver de un fallecido UNA PARROQUIA DE ERECCION DIFICIL, 71 es conducido a la sala de auptosia donde queda depositado. A las doce del dia se presenta un alguacil del Ayuntamiento y, con su intervencion, es sepultado el cadaver. Mientras tanto la tensién ha Ilegado a su maximo. Gestio- nes por aqui, gestiones por alla. El clero del contorno esta consternado. El obispo preocupadisimo. Las personas verda- deramente piadosas con tremendos problemas de conciencia. Figueras vive entonces en plena excitacién negando acatamien- to al parroco de Barres. Es Era necesario encontrarle solucién y esta debié inspirarla el suave y dulce San Francisco de Asis, porque gracias a una instancia dirigida al Papa Leén XIII, que entonces regia la Iglesia, por la cofradia de la Venerable Orden Tercera de Fi- gueras, terminé felizmente el asunto. Esta cofradia habia sido creada el i” de junio de 1889. En la exposicién relata todo lo que esta pasando en el pueblo: recuerda los antecedentes a Ja constitucién de la parroquia, a la cual después de actuar cuatro afios con independencia, se le priva ahora de ésta, vol. viendo a su antigua subordinacién a Barres gracias a pleitos y litigios promovidos y sostenidos por el parroco de dicho lu- gar. Por tal causa, dice, han surgido en Figueras corrientes la imagen de un pequefio cisma. funestisimas, pues no se celebra misa popular, no se ejercita en la iglesia ningim acto religioso, no se oye el sonido de las campanas, no se celebran entierros con sacerdotes e insignias ni funciones de ninguna clase. Hoy esta villa, antes tan piado- sa y amante de las practicas cristianas, se halla escéptica e indiferente. Se propala ya la idea de que pronto se sustituira el culto catdlico por el protestante, que hay quienes, al parecer, gestionan la instalacién en Figueras de una capilla evangélica y que debera tenerse en cuenta que la poblacién marinera no esté compuesta de gentes ignorantes sino de personas que viajan mucho y que conocen, por tanto, como se desarrolla normalmente el culto en otras veligiones. Finalmente, pide se devuelva a Figueras lo que se le ha quitado. 72 JOSE FERNANDEZ-ARIAS. CAMPOAMOR Esta instancia, cuyos principales aspectos recojo, estaba muy bien escrita, con afortunada expresion. Seria interesante saber qué mano habil la redacté. No he podido averiguarlo con los elementos que tuve a mi disposicion. Es seguro que por su elocuencia impresioné el 4nimo de aquel Pontifice, el mas sabio y comprensivo de los tiltimos cien afios, porque, tras los tramites de rigor, por impulso venido de Roma, se did satisfaccién cumplida a los figueren- ses (6). Puso mano a la obra inmediatamente Fray Ramén Marti- nez Vigil. En carta que envia a Fernando Villamil, presidente de la comisién gestora, le asegura que Figueras tendra parro- quia y que, en tanto, designaré un coadjutor. Pero el pueblo no estaba dispuesto a admitir soluciones interinas, de las que estaba ya cansado, porque temia que perdurasen. El coadju- tor designado por el Obispo fue el cura de Pesoz. Sospechando éste que se le recibiria con hostilidad, se hace acompafiar para la toma de posesion, del alcalde de Castropol, don Valentin Cancio, y de los alguaciles. En Figueras se produce clima de 02 Y pelea, de ataque. Nada de palmas ni vivas. E] cura de Pe sus acompafiantes Ilegan, en bote, a la rambla. Sobre lo que pasé entonces hay varias versiones. Los miembros mas tem- plados de Ja comisién pro-parroquia manifestaron que, de los que venian de Castropol, sdlo desembarcé el alcalde, al que se (6) Da la noticia el periédico de Ribadeo “Las Riberas del Eo” en su nimero 935 de 29 de octubre de 1898. El auto resolutorio del Obispo recomendado de Roma fue leido en la iglesia y tomado taquigra- ficamente por un redactor de aquel periddico, sin garantizar exactitud en la trascripeién. Por este motivo no lo reproduzco, si bien se trata de un auto por el que se yuelve a organizar las parroquias de Barres y Figueras fundiéndolas como en el 1891 con sede en Figueras y auxilio de la de San Esteban de Barres. Pero éste no fue el arreglo que hoy per- dura, que es, efectivamente, el de 1894, con separacién de ambas pa- rroquias y delimitacién territorial mediante una linea que va de! molino de las Acefias al arroyuelo de Arrogo. UNA PARROQUIA DE ERECCION DEFICTL 73 le expusieron las razones que existian para que el coadjutor no pusiera pié en el muelle, y que el alcalde, convencido de lo poderosas que eran aquellas razones, dié orden de regreso a la capital del partido. Sin embargo, es poco probable que, dadas las circunstancias, hubieran transcurrido las cosas de modo tan ecudnime. Es mas cierto lo que se nos ha transmi- tido por tradicién oral; que hubo palabras y palabrotas y hasta amenazas de Iegar a la violencia. Incluso se dijo que un miembro muy significado de la comisién, D, José Antonio Castro, bisabuelo del historiador asturiano D. José Luis Pérez de Castro, dijo con voz rotunda que sin Ia anuencia del pue- blo «en la iglesia no entraria nadie». Que hubo frases de gran grosor y actos presuntamente de- lictivos lo demuestra que los individuos de la comisién fueron procesados como jefes de motin y, si pronto se sobreseyé Ia causa, que instruyé el juez don Fermin Lavandera, fue gracias a que el Obispo se interesé ‘a favor de los procesados. Al fin terminé este drama, que no Ilegé a tragedia —pero que tampoco tuvo contrapunto bufo o de sainete—, con la de- signacién del primer parroco, un parroco con todas las de la Ley y de una pieza, en la persona del sacerdote don Manuel Miranda de Ja Campa, creo que oriundo de Santander, sin po- der afirmarlo con seguridad. ‘Tomé posesién el 19 de julio de 1899. Aunque estuvo en el cargo muy poco tiempo, dejé el recuerdo de un hombre extraordinario, humilde y santo, que repartia cuanto excedia a sus estrictas necesidades corporales y de una bondad sin limites. Tras él, vino don Inocencio Cotarelo. Lo traté bastante y por coincidir mi infancia y juventud con su gestién, temo que la fascinacién que esta época ejerce sobre mi memoria, adulte- re la objetividad de mi juicio. Bon Inocencio era hombre cul- to, elocuente, afable, cortés y posefa notoria habilidad para sortear las dificultades del trato de gentes en pueblo peque- fio, donde no siempre los humores andan acordes. Puesto a 74 JOSE FERNANDEZ-ARIAS CAMPOAMOR encontrarle algiin defecto, diré que de él] decfan que era «muy sefior» prefiriendo el trato de los selectos al de los vulgares. A mi me parecié amable con todo el mundo. Le gustaba, si, el libro, la musica, la conversacién. En conducta moral, irre- prochable. Su sucesor, don Lucio Lanza Pérez, sobrino de don Anto- nio Tol y Cancio, el que fue muchos afios pdrroco de Tapia v director del antiguo Instituto de aquella villa, personaje im- portante de la regién, en nada se parecia a su predecesor. Dotado de una buena inteligencia natural, es muy probable que haya estudiado su carrera con aprovechamiento, pero se- guramente fue a ella empujado por su tio, sin especial voca- cién. Sabfa lo que tenfa que saber, pero carecfa de ambicién de alcanzar mayores adelantamientos. Era servicial, desintere- sado y muy apto para todo lo manual. De cardcter brusco, ganaba simpatia al tratarle por su fondo bondadoso y recto. Como coadjutores 0, mejor dicho, capellanes de la cape- Hania fundada por la benefactora figuerense dofta Rita Ca- rrera, vivieron en el pueblo, durante este siglo, varios sacer- dotes: uno de ellos el gue, andando el tiempo, fue parroco de Serantes, don Marcelino Prieto, persona de gran mérito inte- lectual y moral; un don Emilio, cuyos destinos posteriores desconozco; un don Pedro, persona que vino a Figueras ya de edad avanzada, procedente de Soto de Luifia, decfase por cul- pa o causa de una postergacin profesional; den Inocencio Villamil, capellan en tiempos de don Inocencio Cotarelo, apo- dado don Inocencio «el pequeno» para distinguirlo del parroco que era don Inocencio «el grande». El «pequeno» nativo de La Berruga (Pifteira) era de caracter muy Iano y simpéatico; y, en fin, otros capellanes, cuyos apellidos, como los de don Emilio, se me han ido de la memoria, Hamados don José (de la Caridad) y don Manuel (de Castropol), aunque si recuerdo que eran bondadosos y humildes, UNA PARROQUIA DE ERECCION DIFICIL 75 Sin que hayan ejercido su ministerio en Figueras, nacieron en el pueblo algunos sacerdotes, de los que quisiéramos de- cir algo. Recordamos a don Antonio Meléndez y Meléndez (Antén da Triya), que se fue de joven a una de las naciones de la América hispana y de allf no volvid; a don Francisco Gonzalez Castro (Paco de Rufina), que es el presbitero que se resistié a decir misa cuando se lo ordend el parroco de Barres para asi hacerse solidario en la actitud de sus convecinos y del cual tengo entendido que presté servicios en parroquias asturianas, no del Occidente, en donde tavo cierta fama de buen predicador; otro nativo es don Victor Pérez Andina, el cual, cuando redacto estas Iineas, vive jubilado en Figueras con 97 afios de edad, fue pdrroco de varias parroquias astu- rianas, pertenecié al servicio de capellanes de establecimien- tos penales y es persona instrufda, de feliz memoria y amena conversacién; de Figueras también fue mi amigo don José Rodriguez, Fernandez (Pepe de San Roman), sacerdote y es- critor, a quien en otra ocasién dedicaré un recuerdo més de- obispo de Guatemala, Imo. Sr. tallado; de Figueras es el ar padre Mario Casariego, que por sus grandes méritos, su amor al pueblo y su historia excepcional mereceré que algtin dia se dé su biograffa completa; y finalmente son de Figueras los actuales parrocos de Valdepares y La Roda, don José Marfa Bedia y don Germdn Vicente Pérez, cuya actuacién esta co- menzando, dada su juventud. Rige hoy la parroquia de Figueras, don Adriano Ferreria, natural de Presno. Llegé al pueblo el 9 de febrero del 1952 y celebr6 en Figueras su primera misa el 16 de dicho mes Quedaria incompleta esta sinopsis de Ia historia de la pa- rroquia de Santiago de Figueras si no mencionase un curioso apéndice de ella. Me refiero a lo que se Hamé «corrida» del Obispo de Oviedo, Fray Ramén Martinez Vigil, cuando algiin tiempo después, en el 1903, visit la parroquia. Los dnimos no se habfan templado del todo y no faltaba quien Ie acusaba 76 JOSE FERNANDEZ-ARIAS CAMPOAMOR de actitud vacilante, confusa, en relacién con las aspiraciones de los figuerenses. Sobre todo, no se le perdonaba la poca cordialidad con que recibié a la comisién que fue a verle cuan- do se tuviera noticia de la resolucién desfavorable del Tribu- nal de la Rota. Los feligreses, en general, se dispusieron a rendirle su- misién y respeto. Se compraron cohetes, se levantaron arcos triunfales, la banda de mtisica afindé sus instrumentos; pero entre el elemento directivo de los que hicieran las gestiones parroquiales —ya consumadas— oyéronse voces discrepantes que decian que, mas que aplausos, correspondian pitidos y mas que arcos triunfales, era necesario poner troncos de ar- boles en las calles para dificultar el paso del Obispo y de su cortejo. Los «sefiores» del pucblo se dividicron en dos ban- dos: los que frecuentaban Ia igh sia y los que no pontan los pies en ella. La «corrida al Obispo la Ievaron a cabo los wlti- mos. El pretexto inmediato fue aquella desabrida visita, pero el mediato llevar a cabo un acto de puro anticlericalismo. Fray Ramon recoge en sus «Memorias» —que estan en po- der de Fosé Luis Pérez de Castro—, este incidente, con ele- gante frialdad, como una manifestacién de rivalidad de pue- blos vecinos. Sus palabras fueron «Hice la visita pas- toral desde Luarca a San Tirso de Abres con excelente resulta- do y sumo regocijo de los pueblos. En aguas de Figueras hubo una manifestacién de desagrado por parte de cinco atolondra- dos y por rencillas de pueblos. La cosa carecié de importancia y fue ahogada por el entusiasmo de Ios ficles. No eran impfos sino descontentos. No he sido digno de padecer persecucién por Nuestro Sefior». No creo que la interpretacién dei acto de protesta esté del todo completa en las Memorias de Fray Ramén. Aunque haya sido originado en gran parte en la rivalidad de los dos pueblos, Figueras y Barres, a juzgar por las personas intervinientes, sil- bando el paso de la comitiva por las calles, silbando y siguiendo UNA PARROQUIA DE ERECCION DIPICLL de a la embarcacién que llevé al Obispo a Castropol, fue apro- vechado el asunto para expresar desafeceién a un jerarca de Ja Iglesia que tenia, ademas de fama de intelectual, una clara significacién politica discutida. Recuerdo entre los alborotado- res 0, como hoy dirfamos contestatarios, a Ramon de Reiga- da, Francisco L. Acevedo, Alejandro «de Ruperta» y Julio Vi- lamil —el tinico que atin vive—. No todo fueron silbidos y protestas. Esto fue obra de unos poces. La gran masa del pueblo supo mostrarse agradecida al Obispo benefactor. Algunos distinguidos figuerenses dieron muestras especiales de gratitud para los que habian contri- buido a la ereccién de la deseada parroquia. Desde Buenos Aires remitié don José Cartavio para Fray Ramén una pluma de oro y brillantes de exquisito gusto y para don Juan Rodri- guez Arango, rector que fue de la universidad de Oviedo y que se mantuvo siempre alerta y protector de Figueras en este largo proceso, los sefiores don Esteban Cartavio, don José Castro Valdés, don José Cartavio y don Laureano Acevedo Je remitieron de América un precioso bastén y el pueblo de Fi- gueras le entreg6 una escribania de plata. Para hacer entrega de estos obsequios se comisionéd a don José Antonio Castro, quien visité al Obispo en Avilés y éste le prometié hacer vi- sita pastoral a Figueras, promesa que cumplié en 1895.

También podría gustarte