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Zuluaga, Alcance Art. 1 Inc. 4 MJP. Selección y Priorización
Zuluaga, Alcance Art. 1 Inc. 4 MJP. Selección y Priorización
1. Introducción
1
Disponible en http://www.secretariasenado.gov.co/index.php?option=com_
content&view=article&Itemid= 175&id=255:acto-legislativo-1-del-2012 (visto por
última vez el 18.03.2014).
156 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
14
Véase Exposición de motivos en Gaceta del Congreso 287 (2012), Bogotá,
30.05.2012, págs. 1-2.
160 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
19
Christopher Greenwood, “Scope of application of humanitarian law”, en
Felck (ed.), The handbook of international humanitarian law, 2ª ed., Oxford, Oxford
University Press, 2008, págs. 46 (núm. 202), 49 (núm. 203); Knut Ipsen, “Bewaffneter
Konflikt und Neutralität”, en Ipsen (ed.), Völkerrecht, 5ª ed., München, Beck, 2004, § 66
nm. 5 y ss., § 68 nm.1; Karl Doehring, Völkerrecht: ein Lehrbuch, 2ª ed., Heidelberg,
Müller, 2004, § 11 nm. 585 y s.
20
La primera mitad de la frase reza: “la aplicación de los Convenios y del presente
Protocolo cesará, en el territorio de las Partes en conflicto, al término general de las
operaciones militares y, en el caso de territorios ocupados, al término de la ocupación;
[...]” (énfasis del autor).
21
La segunda mitad de la frase y segunda frase rezan: “[...] excepto, en ambas
circunstancias, para las personas cuya liberación definitiva, [...] tenga lugar posterior-
mente. Tales personas continuarán beneficiándose de las disposiciones pertinentes de
los Convenios y del presente Protocolo hasta su liberación definitiva [...]”.
22
Detalladamente Ipsen (supra nota 19) § 68 nm. 4 y ss. (4); Doehring (supra nota
19) § 11 nm. 646 y ss.; David (supra nota 18) pág. 232 y ss. Ver también Prosecutor
v. Delic, Judgement, 15. 9. 2008 (IT-04-83-T), parg. 40.
23
Véase J. Kreutz, “How and when armed conflicts end: Introducing the UCDP
Conflict Termination dataset”, en Journal of Peace Research 2010, pág. 243, quien llega
a la misma conclusión a partir de una investigación cuantitativa sobre la resolución
de conflictos armados entre 1946 y 2005.
24
Así Greenwood (supra nota 19) págs. 72 y ss.; H. Friman, en R. Cryer, et
al., An Introduction to International Criminal Law and Procedure, 2ª ed., Cambridge,
CUP, 2010, pág. 280; T. Stein /C. von Buttlar, Völkerrecht, 12ª ed., Köln, Heymanns,
162 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
2009, nm. 1222; David (supra nota 18) para. 1233; K. Ipsen, (supra nota 19) § 68 II
para. 5. Véase también P. Wallensteen/M. Sollenberg, “Armed Conflicts, Conflict
Termination and Peace Agreements, 1989-96”, en Journal of Peace Research 1997,
pág. 342 que identifica tres formas de terminación (acuerdo formal de paz; victoria de
una de las partes o rendimiento de la otra parte; otras formas de terminación de facto,
que incluye el camino de un alto al fuego).
25
Ambos, Nociones (supra nota 18) págs. 66 y s. con más referencias.
26
Ibid., pág. 67 con más referencias. Véase también Guénaël Mettraux, In-
ternational crimes and the Ad Hoc Tribunals, Oxford, OUP, 2005, pág. 36. Un resumen
de los diferentes criterios para determinar un conflicto no internacional extraídos de las
diferentes enmiendas del art. 3º común puede verse en http://www.icrc.org/spa/resources/
documents/misc/5tdmmu.htm (visto por última vez el 18.03.2014).
27
Véase J. Kreutz (supra nota 23), pág. 244, para quien un conflicto armado se
traduce en por lo menos 25 muertes relacionadas con los combates en un año calendario.
28
Véase Gaceta del Congreso 371 (2012) (supra nota 12) pág. 1.
ALCANCE DEL ARTÍCULO 1º INCISO 4º DEL ACTO LEGISLATIVO 1 DE 2012 163
and human rights. How can the national police of Colombia overcome the uncertainty
of which branch of international law to apply?, Berlin, Springer, 2010, pág. 26; también
Mariel Pérez Santiago, “Las BACRIM de Colombia. Comunes o actores del conflicto
armado”, en InSightCrime 23.07.2012, disponible en http://es.insightcrime.org/analisis/
las-bacrim-de-colombia-comunes-o-actores-del-conflicto-armado (visto por última vez
el 18.03.2014).
Para una critica fundamental del “derecho a matar” en el conflicto armado veáse
Albin Eser, “Rechtmäßige Tötung im Krieg: zur Fragwürdigkeit eines Tabus”, en Döl
ling/Götting/Meier/Verrel (eds.), Verbrechen - Strafe - Resozialisierung : Festschrift
für Heinz Schöch zum 70. Geburtstag am 20. August 2010, Berlin, de Gruyter, 2010,
págs. 461 y ss.
33
Este ha sido un punto de permanente observación por parte de la Fiscalía de
la CPI. En el Reporte sobre las actividades de la Fiscalia en relación con los exámenes
preliminares de 2013, la Fiscalía afirma que en el caso de los Urabeños “hay bases
razonables para afirmar que está lo suficientemente organizada como para llegar a ser
parte en un conflicto armado de carácter no internacional”. Véase The Office of the
Prosecuter, Report on Preliminary Examination Activities 2013, Noviembre de 2013,
párrafos 128-129, disponible en http://www.icc-cpi.int/en_menus/icc/press%20and%
20media/press%20releases/Documents/OTP%20Preliminary%20Examinations/
OTP%20-%20Report%20%20Preliminary%20Examination%20Activities%202013.
PDF (visto por última vez el 18.03.2014).
34
Sobre la violencia en Colombia como recurso permanente de los desmovilizados
de GAOML véase John Zuluaga/Manfredo Koessl, “Sobre la fase administrativa del
procedimiento de la ley 975 de 2005 o de «Justicia y Paz» (LJP)”, en Derecho penal
contemporáneo, Bogotá, Legis S. A., octubre-noviembre 2011, págs. 5-64; también John
Zuluaga, “Sobre la disfuncionalidad de la llamada «fase administrativa» del proce-
so de justicia y paz en Colombia”, en Boletín Semestral GLIPGö, núm. 1, Göttingen,
mayo de 2011, págs. 3-9.
ALCANCE DEL ARTÍCULO 1º INCISO 4º DEL ACTO LEGISLATIVO 1 DE 2012 165
42
Un desarrollo de esta crítica puede verse en Kai Ambos/John Zuluaga, “Sobre
el marco jurídico para el logro de la paz” (supra nota 3) Lo nuevo de la reforma.
43
Un panorama de la estructura procedimental puede verse en Ambos (supra nota
36) párr. 36-40; sobre el procedimiento de la LJP in extenso véase GTZ-Proyecto Profis
(supra nota 36) págs. 221-398; GTZ-Proyecto Profis/Embajada de la RFA en Colombia/
Fiscalía General de la Nación, Guía de procedimientos de la unidad nacional de fiscalías
para justicia y paz. Ley 975 de 2005, Bogotá, GIZ-Profis/Embajada RFA en Colombia/
FGN, 2009, C3 ss., E3 ss., F3 ss., G3 ss., H3 ss.
44
Sobre los criterios para el desarrollo de una Comisión de Verdad en Colombia
véase Kai Ambos, El marco jurídico de la justicia transicional: especial referencia al
caso colombiano, Bogotá, Edit. Temis, 2008, págs. 66-70 con más referencias.
45
Acerca de las diferencias con una Comisión de Verdad y Reparación Efectiva
véase Ambos (supra nota 36) párr. 313 y ss.
46
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, auto 8 de junio 2007, Rad.
27484, M. P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón, Consideraciones.
168 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
51
Véase Gaceta del Congreso 287 (2012) (supra nota 14) pág. 16; Eduardo
Montealegre Lynett, “Presentación”, en FGN, Priorización. Memorias de los talleres
para la construcción de los criterios del nuevo sistema de investigación penal, Bogotá,
FGN, 2013, págs. 20 y s.; Ambos (supra nota 36) párr. 415; Selis (supra nota 36) págs.
1 y ss.; Diego López Medina, “Recomendaciones para la elaboración de estrategias de
priorización de casos en el marco de la Ley de justicia y paz”, en International Law 17,
Revista Colombiana de Derecho Internacional (2010), págs. 63-86.
52
Gaceta del Congreso 287 (2012) (supra nota 14) pág. 14.
53
Alejandro Ramelli Arteaga, “Fundamentos teóricos e importancia de la prio-
rización”, en FGN (supra nota 51) pág. 24.
54
Alejandro Aponte Cardona, “La priorización como estrategia de reducción de
la complejidad: un ensayo de interpretación”, en FGN (supra nota 51) pág. 29.
55
Ibid., pág. 30; también Gaceta del Congreso 287 (2012) (supra nota 14) pág. 14.
56
Gaceta del Congreso 287 (2012) (supra nota 14) pág. 14.
57
Human Rights Watch. ¿Rompiendo el control? Obstáculos de la justicia en
las investigaciones de la mafia paramilitar en Colombia, Nueva York, 2008, págs. 72
y ss., 95 y ss.
170 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
64
Directiva 1 de 2012 (supra nota 63), II. Conceptos y Fines, pág. 2.
65
Ibid., pág. 2.
66
Idem, ibidem.
ALCANCE DEL ARTÍCULO 1º INCISO 4º DEL ACTO LEGISLATIVO 1 DE 2012 173
67
Ibid., pág. 2.
68
Véase in extenso Morten Bergsmo, Criteria for priorizating and selecting Corte
internacional criminal cases, Oslo, FICHL Publication Series núm. 4, 2010, págs. 9 y ss.;
Morten Bergsmo/María Paula Saffon, “Enfrentando una fila de atrocidades pasadas:
¿cómo seleccionar y priorizar casos de crímenes internacionales nucleares?”, en Ambos
(Coord.) (supra nota 47) págs. 23 y ss.; Ignaz Stegmiller, The Pre-Investigation Stage
of the ICC. Criteria for Situation Selection, Berlin, Duncker & Humblot, 2011, págs.
239 y ss.; también Kai Ambos/Ignaz Stegmiller, “Investigando crímenes internacionales
ante la Corte Penal Internacional: ¿existe una estrategia de enjuiciamiento coherente
y comprehensiva?”, en Revista Penal 32 (2013), Valencia, Tirant lo Blanch, págs. 41-
59; Fabricio Guariglia, “The selection of cases by the Office of the Prosecutor of the
International Criminla Court”, en Carsten Stahn/Göran Sluiter (eds.), The Emerging
Practice of the International Criminal Court, Leiden, Nijhoff, 2009, págs. 209 y ss.;
López Medina (supra nota 51) págs. 67 y ss.
69
Directiva 1 de 2012 (supra nota 63), V. Explicación del contenido y el alcance,
pág. 28.
70
Véase Andreas Forer/Claudia López Díaz, “Selección y priorización de casos
como estrategia de investigación y persecución penal en la justicia transicional en Co-
lombia”, en Kai Ambos (Coord.) (supra nota 47) pág. 240.
174 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
71
Directiva 1 de 2012 (supra nota 63), V. Explicación del contenido y el alcance,
pág. 30.
72
Ibid., pág. 30.
73
Ibid., pág. 30.
ALCANCE DEL ARTÍCULO 1º INCISO 4º DEL ACTO LEGISLATIVO 1 DE 2012 175
74
Ibid., pág. 31.
75
Ibid., pág. 16.
76
Ibid., II. Conceptos y fines, pág. 2.
176 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
casos, este plan se orienta a dos propósitos generales: por un lado, dar
celeridad a los trámites de judicialización de postulados al proceso de
justicia transicional que se rige por la LJP. Por otro, intenta optimizar el
esclarecimiento de patrones de macro-criminalidad y macro-victimización
acogiendo estudios relacionados con el análisis criminal de los GAOML.
A esos fines, el proyecto de trabajo planteado por la FGN contempla una
estrategia de investigación constreñida en dos aspectos: primero, una de-
limitación “subjetiva” que estableció la investigación de 17 postulados
(14 exparamilitares y tres exguerrilleros) miembros representantes de los
GAOML. Segundo, una concreción “material” dirigida a la investigación
de los postulados por delitos de desaparición forzada, desplazamiento
forzado, secuestro, reclutamiento ilícito, violencia basada en género y
aquellos hechos que en las regiones ocasionaron mayor impacto.
Esta metodología se diferencia de la forma de investigación fraccio-
nada que venían desarrollando los fiscales en el trámite de la LJP, según
la cual cada fiscal investigaba un bloque de manera aislada y sin ningún
tipo de articulación con otros fiscales. Ahora se prevé que los fiscales
que investigan estructuras de un mismo Bloque trabajen en conjunto y,
de esa manera, se intentará compilar la mayor cantidad de información
sobre los delitos cometidos por cada Bloque paramilitar y frente gue-
rrillero. Este modelo de trabajo responde a múltiples recomendaciones
que ya formulamos en otro lugar respecto al procedimiento de la Ley
de justicia y paz, que indicaban la urgencia de mejorar la coordinación
intra-institucional81. Ciertamente representa un avance importante a los
fines de superar el modelo de investigación fraccionado; sin embargo,
se ha señalado que resulta necesario mejorar en materia de coordinación
inter-institucional, especialmente entre tribunales de justicia y paz, des-
pachos de la UNJP y la Defensoría del Pueblo82. Un intercambio fluido
de información relacionada con la realización de las audiencias judiciales,
los temas que ellas deben tratar y los sujetos que intervendrán, favorece-
ría notablemente la dinámica procesal. Adicionalmente, consideramos
necesario discutir algunos puntos sustanciales.
b) Definición de “mayor impacto” y criterios
de macro-criminalidad
El plan de acción incorpora como propósito la investigación de
“aquellos hechos que en las regiones ocasionaron mayor conmoción por
81
Véase Ambos et al. (supra nota 36) párr. 425.
82
Véase Kai Ambos/John Zuluaga (supra nota 77), pág. 17.
178 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
83
Fiscalía General de la Nación, Instructivo (supra nota 78) párr. 2.2.
84
Véase en detalle nuestras críticas sobre este punto en Kai Ambos/John Zuluaga
(supra nota 77).
85
Directiva 1 de 2012 (supra nota 63), II. Conceptos y fines, pág. 3.
86
Kai Ambos/John Zuluaga (supra nota 77) pág. 17.
ALCANCE DEL ARTÍCULO 1º INCISO 4º DEL ACTO LEGISLATIVO 1 DE 2012 179
87
Corte Constitucional (supra nota 6) párr. 8.2.2.
88
Diego López Medina, “Estándares internacionales para la investigación y
acusación de delitos complejos en el marco de la justicia transicional: su aplicación
al caso colombiano”, en International Law 16, Revista Colombiana de Derecho
Internacional (2010), págs. 50 y ss.
180 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
Podría ser aceptable que el nivel de realidad que suponen las exi-
gencias de exhaustividad no puede concretarse. Sin embargo, no es
convincente derivar la exigencia de exhaustividad y la consiguiente
complejidad del trámite de la Ley 975 a partir de una interpretación del
artículo 18 de la LJP y la jurisprudencia de la Corte Suprema. López Me-
dina resalta que el discurso acerca de la formulación de imputación es uno
de los supuestos desde el cual se asume la necesidad de investigaciones
integrales y, por lo tanto, un factor que hace complejo el desarrollo del
proceso92. Si bien compartimos el escepticismo frente a la práctica de
la imputación, especialmente de la noción de imputación fáctica93, esto
no puede conducir a desvalorar que el carácter fáctico y jurídico de la
imputación son elementos que hacen previsible para el imputado el de-
sarrollo del proceso y, de esta manera, una forma de garantizar un mejor
ejercicio del derecho de defensa.
Un intento por desentrañar la complejidad del proceso de la LJP
y desligar los rendimientos de la investigación de la versión libre y la
formulación de imputación, debería considerar otros aspectos. Primero,
siempre hemos sostenido que se debe reconsiderar el nivel de participa-
ción de las víctimas, de tal manera que estimule un papel más activo de
ellas. Un mejor nivel de participación es un elemento importante para
determinar una mejor comprensión del objeto del proceso y del juicio. La
inferencia razonable de la comisión del delito puede soportarse mejor con
una más amplia narrativa de las víctimas. Segundo, no debe descuidar-
se la evaluación de los avances logísticos que limitan los rendimientos de
la investigación94. Las deficiencias de las prácticas de investigación no
pueden concluirse únicamente de la complejidad de los mandatos norma-
tivos, sino que se debe evaluar también la gestión del órgano instructor
para su ejecución (gerencia instructora). En el proceso de la Ley 975 es
evidente la deficiencia de medios personales y materiales en la actividad
instructora para el esclarecimiento de los hechos; sin embargo, el repro-
che no debe concentrarse en la complejidad del mandato normativo,
sino, mejor aún, en la planificación institucional para su ejecución.
Adicional a todo lo anterior, la narrativa consecuencialista no debería
descuidar en sus “cálculos utilitaristas” la importancia de la ética del prin-
cipio de legalidad. En otras palabras, hay interrelaciones entre estos dos
92
López Medina (supra nota 88) págs. 53 (55).
93
Véase Ambos (supra nota 36) párr. 224.
94
Ibid., párrs. 222 y 224.
182 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
97
Véase Kai Ambos/John Zuluaga (supra nota 59).
98
Directiva 1 de 2012 (supra nota 63), III. Fundamentos de derecho internacional,
pág. 4.
99
Para un análisis en detalle de la Jurisprudencia de la Corte IDH véase in extenso en
Kai Ambos/Ezequiel Malarino/Gisela Elsner (eds.), Sistema interamericano de protec-
ción de los derechos humanos y derecho penal internacional, ts. i y ii, Montevideo, KAS,
2010/2011; también Kai Ambos/Ezequiel Malarino/Christian Steiner (eds.), Sistema
interamericano de protección de los derechos humanos y derecho penal internacional,
t. iii, Bogotá, KAS/Georg-August-Universität de Göttingen, 2013.
184 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
C) Selección y priorización
a) Formas de selección y priorización
La Corte Constitucional alude a un tema fundamental en las discu-
siones sobre selección y priorización. Acerca de la forma de seleccionar
y priorizar casos, por un lado, afirma que la misma “puede afectar sus-
tancialmente la forma en que los procesos judiciales son recibidos por las
víctimas”. Por otro lado, dice que “puede influenciar la legitimidad que
da a los procesos la comunidad internacional”100. Con ello hace alusión al
impacto que pueden tener las metodologías de selección y priorización en
dos actores esenciales de la justicia transicional: intervinientes (víctimas)
y observadores (comunidad internacional). Esta preocupación amerita
una primera reflexión sobre el significado de la legitimidad del proceso
penal. En las comprensiones liberales más estrictas, a las que se ajusta
nuestra Constitución, se ha entendido que la legitimidad de los actos
judiciales depende de la verdad (como correspondencia aproximativa)
de las aserciones en materia de hecho y de derecho en que se expresa la ac-
tividad tendencialmente cognoscitiva de la función judicial (principio de
estricta jurisdiccionalidad)101. La concreción del principio de estricta
jurisdiccionalidad, que otorga una justificación específica a la legitimidad
de la función judicial y a la validez de sus pronunciamientos, depende en
gran medida de un ejercicio cognoscitivo garante de verificabilidad pro-
cesal. En este sentido, una pérdida de legitimidad significaría una re-
ducción de dicha actividad cognoscitiva, es decir, un relajamiento del
desenvolvimiento racional e imparcial de búsqueda de la verdad procesal.
La cuestionabilidad de la legitimación del proceso penal es asunto
inherente a la naturaleza sui generis de la justicia transicional. Por un
lado, son escenarios donde se flexibiliza el carácter racional de la persecu-
ción penal, es decir, del desarrollo de un debido proceso penal. Por otro
lado, relativiza los estándares ordinarios y mínimos de reprochabilidad
100
Corte Constitucional (supra nota 6) párr. 8.2.2. (énfasis propio).
Véase Luigi Ferrajoli, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, 6ª ed.,
101
Madrid, Trotta, 2004, págs. 67-69 y 542-549; Íd., “Justicia penal y democracia”, en
Jueces para la democracia. Información y debate, Madrid, núm. 4, págs. 3 y ss.; Íd., “El
derecho como sistema de garantías” en ibidem, núm. 16/17, págs. 61 y ss.; “Jurisdicción
y democracia”, en ibídem, núm. 29, págs. 3 y ss.
ALCANCE DEL ARTÍCULO 1º INCISO 4º DEL ACTO LEGISLATIVO 1 DE 2012 185
102
Sobre el interés de justicia y su fundamento jurídico véase Ambos (supra nota
44) págs. 28-117.
103
Así Ambos (supra nota 36) párr. 7.
104
Sobre la CPI como parte de los proyectos de justicia de transición Ambos (supra
nota 44) págs. 119-215.
105
Corte Constitucional (supra nota 6) párr. 8.2.2. (énfasis propio).
106
Véase sobre las tensiones axiológicas del sistema acusatorio colombiano John
Zuluaga, “Reflexiones sobre la protección judicial frente a medidas restrictivas de dere-
chos fundamentales durante la investigación penal en Colombia”, en Boletín Semestral
GLIPGö, núm. 5, Göttingen, enero-junio 2013, págs. 23-35; Íd., “Comentarios a la función
de control de garantías. A propósito de la ley 906 de 2004 o «sistema procesal penal
acusatorio»”, en Co-Herencia, vol 4, núm. 6, Revista de Humanidades - Universidad
EAFIT, Medellín, enero-junio de 2007, págs. 133-165.
186 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
de guerra, sino que debe abarcar los hechos tipificados en los artículos
6, 7 y 8 del ECPI107.
b) Distinción entre selección y priorización
Según la Corte Constitucional, “la práctica de priorización no re-
quiere per se que no se seleccionen otros casos, de ahí que se distinga
entre selección y priorización”108. Esta afirmación viene a complementar
(correctivamente) lo que ya había sido dicho en la exposición de motivos
del AL 1 sobre la distinción entre selección y priorización. El legisla-
dor argumentó que “priorización —sin selección (es decir sin aplicar la
cesación de la acción penal)— no es suficiente para garantizar de mane-
ra efectiva los derechos de las víctimas”109. En ese sentido, el legisla-
dor consideró necesaria la priorización junto con la selección, es decir,
no consideró posible priorizar sin selección de casos. Afirmó, incluso, que
“si no hay cesación de la acción penal, los fiscales no pueden legalmente
concentrarse en los más responsables, porque están obligados a avanzar
todos los procesos a la vez, lo cual impide el esclarecimiento de patro-
nes y contextos y por lo tanto es contrario al fin de satisfacer el derecho
de las víctimas y de la sociedad a la verdad”110. La consideración de la
Corte Constitucional puede interpretarse, al contrario de lo dicho en
la exposición de motivos del AL 1, en el sentido de que se puede priorizar
sin seleccionar, es decir, la selección no es connatural (per se) a la prácti-
ca de priorización. Esta consideración supera la distinción que sugería
la necesidad de selección como fundamento de las prácticas de priori-
zación.
La distinción que presenta la exposición de motivos entre “selección
y priorización” plantea paradójicamente un dilema frente a la expectativa
constitucional de eficiencia procesal. Por un lado, enfatiza el trabajo
judicial a los fines de “acelerar” los resultados de la judicialización de
los GAOML. Sin embargo, por otro lado, plantea una limitación de los
principios y la dinámica procesal penal que orienta la investigación y
judicialización de los casos no seleccionados. En la Directiva 1 de 2012
y el plan de acción antes aludidos (supra 3.B. y 3.C.), tampoco queda
claro cómo llegarán a tramitarse los casos que no sean seleccionados. La
107
Ambos (supra nota 36) parr. 4.
108
Corte Constitucional (supra nota 6) párr. 8.2.2. (énfasis original).
109
Gaceta del Congreso 287 (2012) (supra nota 14) pág. 15.
110
Ibid., pág. 15.
ALCANCE DEL ARTÍCULO 1º INCISO 4º DEL ACTO LEGISLATIVO 1 DE 2012 187
Conclusión
La Corte Constitucional omite discutir acerca de cómo y cuándo
se puede considerar terminado el conflicto armado colombiano. De las
consideraciones de la sentencia C-579 de 2013, así como de la exposi-
ción de motivos se deduce la prevalencia de una interpretación basada
en un criterio formal (acuerdo de paz) para entender la terminación del
conflicto. En punto a las discusiones sobre consolidación de la paz
como consecuencia de la terminación del conflicto, la Corte Constitucio-
nal descuida que el criterio determinante para definir la terminación de un
conflicto no internacional es el cese real de hostilidades. Independiente
de un acuerdo de paz, el DIH sigue siendo aplicable si las condiciones de
la violencia llegan al umbral del conflicto armado. Por ello, no se con-
cibe ninguna coherencia en la dependencia que se plantea en el artículo
1º inciso 1º entre terminación del conflicto y acuerdo de paz. La com-
114
Así Klaus Günther, “Die symbolisch expressive Bedeutung der Strafe“, en
Festschrift für Klaus Lüderssen zum 70. Geburtstag, Baden-Baden, Nomos.Günther,
2002, pág. 219; también Cornelius Prittwitz, “Opferlose Straftheorien?”, en Bernd
Schünemann/Markus Dubber (eds), Die Stellung des Opfers im Strafrechtssystem. Neue
Entwicklungen in Deutschland und in den USA, Köln, Carl Heymanns Verlag, 2000,
pág. 73, para quien el elemento decisivo de la reacción pública no es la pena sino la
determinación autoritaria y la imputación. A favor de una desaprobación con necesaria
privación de la libertad Tajana Hörnle, “Die Rolle des Opfers in der Straftheorie und im
materiellen Strafrecht“, en JZ 19 (2006), pág. 996, según la cual la aplicación de la pena
es necesaria pues “la afirmación verbal necesita ser respaldada por gestos materiales”;
También Katrin Gierhake, Begründung des Völkerstrafrechts auf Grundlage der kan-
tischen Rechtslehre, Berlin, Duncker-Humblot, 2005, pág. 138, quien con fundamentos
hegelianos afirma que “en aras de la insistencia en la generalidad del derecho, es necesa-
rio que la reacción de la comunidad no se agote en el reproche verbal” (trad. del autor).
190 JUSTICIA DE TRANSICIÓN Y CONSTITUCIÓN
Recomendaciones
1. La interpretación sobre la terminación del conflicto armado colom-
biano debería orientarse por un criterio material. Dicha terminación debe
suponer un cese de hostilidades, es decir, una inversión de las condicio-
nes nocivas provocadas por el conflicto. Debe superarse la idea según la cual
el acuerdo de paz (criterio formal) supone la terminación del conflicto.
2. La creación de una comisión de la verdad (art. 1º inc. 3º) debe
asegurar su independencia y facultades de investigación suficientes. Es
esencial en la integración del mandato de dicha Comisión que se incluya
la investigación de los crímenes internacionales más relevantes, codifica-
dos en el Estatuto de la CPI (genocidio, crímenes contra la humanidad y
crímenes de guerra). La misma debe superar las deficiencias del actual
Centro de Memoria Histórica para actuar como una Comisión de Verdad
y Reparación Efectiva (CVR efectiva).
3. Para entender la complejidad del proceso de la LJP y desligar los
rendimientos de la investigación de la versión libre y la formulación de
imputación, debería considerar otros aspectos. Primero, se debe reconsi-
derar el nivel de participación de las víctimas, de tal manera que estimu-
le que estas tengan un papel más activo. Segundo, no debe descuidarse
la evaluación de los avances logísticos que limitan los rendimientos de la
investigación.
4. Cualquier discusión sobre temas como “expectativas de la pobla-
ción”, en materia de selección y priorización, debería, por lo menos, ser
planteada en un contexto global, donde se entienda que en ese tipo de
asuntos es definitiva la intervención de ciertas partes de sectores políticos,
económicos, de la fuerza pública e incluso de la población civil.
5. La justificación de la importancia de resaltar la neutralidad política
de la investigación penal, como desarrollo de una estrategia de prioriza-
ción, debe introducir un análisis más amplio de la base estatutaria o legal
que regula la discrecionalidad en el ejercicio de la investigación penal.
BIBLIOGRAFÍA
Jurisprudencia
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