Broken Wings C39

39
Julia se quedó petrificada en el rellano de la puerta al

escuchar la voz.
La que no se quedó petrificada sino que “procesó” la

información a millones de tetragigabytes por nanosegundo fue la
jueza. En términos “sandemetrioanos”, su mente hizo la siguiente
operación: letrada+voz_de_Maca+cogida_in_fraganti= exilio en
Tangakistán= ¡me muero!= ¡inventa-Esther–inventa!
– Ah, señora Navarro, no escuché su llamado en la puerta.

Pase por favor, venga y disfrute de este vídeo que me ha enviado
mi hija por correo. Creo que conoce a las personas que salen en él.
– ¿Maca? ¿Pedro? – medio aturdida por la sorpresa.
– Y Sam y creo que el copiloto.
– ¿Todos en un vídeo? – caminaba hacia el escritorio de la

jueza – ¿Lo está mirando en YouTube?
– ¡No! Me lo enviaron por correo, a la cuenta personal que uso

para comunicarme con mi familia. No se preocupe.
BROKEN WINGS- Novela por entregas de Sam Baires © - 2021

– Vale. – se dejaba caer sentada en la poltrona, todavía un
poco confusa.
– Le giro la pantalla y lo puede ver.
Eso hacía Esther, reiniciando el vídeo y la cara de

preocupación de la letrada daba paso a una amplia sonrisa.
– No me dijeron que le habían comprado ese andador al enano.
– Ah, ¿no?
– ¡Mire cómo corre con ese aparato! – Julia enternecida.
– Sí, un diablillo tan simpático.
– De diablo nada eh, es tranquilo, tierno, ¡tan simpático y

cariñoso!
– Ya veo que la tiene loquita. – cerraba el portátil cuando el

vídeo finalizaba.
– ¿Su hija se lo mandó?
– Mi hija por pedido de su abuela, que adora a ese niño como

si fuera su nieto. Sam se lo envió y ¡qué quiere que le diga! Se ha
apegado mucho a la esposa de la comandante. – sonreía.
– Lo sé. Espero que Maca no haya vuelto a hacer de las suyas.
– ¡Para nada! Es más, creo que es mi madre quien la atosiga,

por Sam, ha quedado muy tocada por la enfermedad de la esposa
de la comandante y además, un secreto, es muy metomentodo.

– Sam no hace otra cosa que hablar maravillas de su familia,
señoría. Especialmente de su hija y su amiguita.
– Esas dos sí que son diablillas, aunque en el buen sentido.
– No la demoro más, que supongo estaría por retirarse. Me

dejé el portafolios, tengo la cabeza en otro lado. – lo cogía del suelo
y se disponía a levantarse.
– Si me permite, ya que se ha dado esta casualidad de volver a

encontrarnos, le querría comentar algo.
– ¡Claro! – se quedaba en su asiento.
– Después de conversar con usted sobre el cambio de

representación legal de la señorita Gómez, me quedé pensando.
Julia la miraba con sumo interés, en silencio. Esther, en una

pose típica muy suya, se reclinaba en el respaldo y ponía las dos
manos delante de su mentón, como en un rezo, con los codos
apoyados en el apoya brazos.
– Ha dado la casualidad que usted estuviera presente en las

declaraciones de los testigos y de la imputada, por ser una
representación laboral contratada por la empresa. – Julia asentía –
Sin embargo, rige el secreto de sumario. Si cada una de esas
personas hubieran tenido un abogado distinto, no sabrían nada de
lo declarado por los otros.
– Así es.
–Tiene que recordar eso cuando hable con el nuevo abogado

de la señorita Gómez. Por un lado, no puede informar al abogado

sobre la declaración de los otros tripulantes, eso exige el secreto de
sumario. Por otro, usted posee información privilegiada por haber
estado en todos los interrogatorios.
Julia no le respondía.
– Información privilegiada que podría ser beneficiosa para la

imputada, que además es la persona con quien usted vive en la
misma casa. Supongo que usted querrá seguir representando a la
comandante, ¿no?
– Totalmente.
– Entonces tiene una situación muy delicada. Usted y su

bufete. Recuerde que el bufete no puede representar a ambos
clientes con conflicto de intereses. Tendrá que decidir a quién
representa.
– ¡Claro! No lo había tenido en cuenta. – cerraba los ojos

agobiada.
– ¿Tiene idea cuál será la opinión del bufete?
– Me la imagino.
– ¿La opinión de la empresa?
Julia asentía con la cabeza y se quedaba mirándola muy seria

unos segundos.
– No sé cómo podrá resolver esto. Lo único que puedo

sugerirle, si es que desea seguir representando a la comandante, es
que no se olvide de hacerle firmar a la señorita Gómez y a los otros

tripulantes que cesa en su defensa y que la autorizan a seguir
defendiendo a la señora Fernández.
El agradecimiento de Julia fue todo lo sincero que su voz dejó

entrever.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
– ¿Qué gusto escucharla a esta hora! ¿Qué le pareció el vídeo,

lo pudo ver?
– Luego le cuento, tenemos un problema, su amiga se olvidó el

portafolios, volvió a buscarlo y me cogió con las manos en la masa.
– ¡¡Noo!!
– Sí, pero creo que se tragó mi explicación.
Rápido relato de la jueza.
– ¡Uy dio! ¡Qué imaginación! ¡Usted es mucho mejor que yo!
– ¿Mintiendo?
– Una mentirilla blanca.
– De blanca no tiene nada. Bueno, ¿habla con Sam? Yo ahora

hablo con mi madre para que esté enterada, su amiga puede
intentar llamarla para corroborar lo que dije.
– Vale. Yo me encargo de mi parte. ¿Hablamos a la noche?
–¡Claro!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

De mantero a mantero.
– Habla la mujer que…
– Le reconocí la voz, sensual, aterciopelada! Me va a tener que

dar clases.
– Cuando quiera. – sonreía.
– Tomo su palabra, apenas pase el follón. ¿Necesita algo?
– Ayuda informática. Necesito enviar un correo pero que salga

y figure con una hora anterior a la que lo estoy enviando.
– Tendremos que toquetear varias cosas. ¿Es muy privado?
– No, un vídeo.
– ¿Hot hot?
– Todo lo hot que puede ser mi hijo en andador y nosotros

babeando felices.
– Vale. Envíelo ahora y luego páseme el mail. Nos encargamos

con el Pito y la Lupe de editarle la hora de envío, son los mejores en
eso.
– Le debo una más.
– Clases de seducción y estamos a mano.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Julia volvía al bufete. Su mente estaba concentrada en lo

último conversado con la jueza. Se había olvidado por completo del

vídeo de Maca y su hijo. Después de dejar sus cosas en el despacho
fue a hablar con el socio fundador del estudio jurídico. Le planteó a
grandes rasgos el problema.
– ¿Quieres seguir con la representación de la Comandante?
– Sí – no le mencionó las sugerencias de la jueza – Sabes que

es mi amiga y además estuve presente en su declaración
espontánea.
– No creo que Volare esté de acuerdo, está imputada por un

cargo grave y está suspendida sin goce de salario, no creo que
vuelva a pilotar un avión de la empresa.
– Si no la represento por cuenta y orden del bufete, lo haré en

forma privada y personal Andrés.
– Nos pones en una situación incómoda, tendrías que haber

planteado esto antes.
– Quizás.
– No Julia. Que la comandante se busque otro abogado, el

bufete no la va a representar.
Julia lo miró muy seria.
– Vale. Mañana a primera hora tendrás mi renuncia en el

escritorio. Prepararé un escrito de traspaso de expedientes y los
datos para el abogado que lleve el caso.

– ¡Venga Julia! Le podemos conseguir un buen abogado a tu
amiga, no es una cuestión personal con ella. Debemos complacer a
quien nos contrata y es Volare.
– Pero sí es personal para mí.
– Julia, piénsalo mejor. Lo que sugiero es en beneficio de

nuestro estudio y tuyo también.
Julia no le contestaba y se iba cerrando la puerta tras de sí.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
– Así que aquí me tenéis, otra en el paro.
Guastavino tenía su mano cogida y la apretaba con cariño.

Sam la miraba compungida, Maca le había traducido el relato para
que no se perdiera nada. Pedro seguía chupeteando su galleta
sentado en su sillita, ajeno al drama.
– Bueno, no hay mal que por bien no venga. Ahora te

dedicarás por completo a mi empresa. – intentaba quitarle hierro a
toda la situación – Tú manejas mis cuentas, así que establece tus
honorarios y me das el cheque para firmar.
– ¡Maca!
– ¿Qué? Si hace rato que estabas incómoda en ese bufete y

tenías diferencias con varios casos que llevaban. Además estabas
como autónoma, asesorando al bufete, no eras socia.
– Ya, pero tenía contactos, me iba metiendo en la elite de la

profesión y haciendo un nombre.

– ¡Pamplinas! Ahora tendrás tu propio despacho y con la
gallega Pilar vais a llevaros el mundo por delante.
– Tú dime lo que tengo que firmar para que la representes a

Maca y lo hago ya mismo. No creo que tengas problemas con Mario
y Merche.
– ¡Qué dulce!
Sam sonreía ante el beso y miraba a Maca, que hacía gestos

un tanto “obscenos” muy divertida. Sonaba el mail de la letrada.
– Pilar. Le dejé un mensaje, a ver qué dice. Hola. – se

levantaba e iba hacia su estudio para atenderlo a solas – [.....] Sí
estuve en el juzgado hoy pero no me lo dieron, hay que hacer un
escrito pidiéndolo y explicando las razones. [.....] Mira, así son los
trámites judiciales Pili, te lo piden, lo cumples.
Llegaba a su estudio e iba hacia su poltrona, se sentaba, había

dejado la puerta abierta y Maca, cotilla intrigada, se había acercado
para escuchar la conversación.
– A ver. [.....] ¡Déjame hablar, mujer! [.....] No te llamaba por

eso, he dejado el bufete y te asignarán otro abogado. [.....] Por
cuestiones personales que no son de tu incumbencia. [.....] La
compañía ha contratado al bufete y no a mí personalmente, se
comunicarán contigo mañana probablemente, cuando entregue los
expedientes. [......] Mira, de todos modos seguiré defendiendo a
Maca por relación personal, así que le estoy pidiendo a todos los de
la tripulación que se notifiquen de que ceso en vuestras defensas y

continúo solo con Maca, un mero trámite formal, pero me lo piden
en el bufete.[.....] ¡¡¿Qué?!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Se la llevaban todos los diablos cuando salió de su estudio. Se

topó con Maca, que la esperaba afuera.
– Has estado escuchando. – se cruzaba de brazos, muy seria.
Maca asentía.
– Te ha dicho que no.
– ¡Peor! Me ha dicho que me firma cuando le entregue su

pasaporte.
– ¡¡Cree que la estás boicoteando!! ¡¡Está loca!!
– No Maca, está metida hasta el cuello en este ilícito y está

desesperada por desaparecer.
– ¿Tú crees que...?
– Totalmente. Baja de la parra y mira la realidad, tu ex ligue

estaba traficando cocaína.
– No entiendo. Tenía un buen trabajo, no necesitaba esa

mierda.
– Sí, pero también le facilitaba hacer dinero fácil.
Maca bajaba la cabeza.
– Si me hubiera dado cuenta antes.

– Maca, no te sientas culpable. – tomaba su brazo y trataba
de confortarla – Salías con ella, se aprovechó de ti. ¿Te duele que te
haya usado?
– No. Me duele haber salido con alguien y no haber prestado

atención a su forma de vida, no darme cuenta que andaba en eso. –
se apoyaba contra la pared y la miraba – ¿Qué vas a hacer?
– Me lo voy a pensar bien, aunque casi seguro deje constancia

en el acta que entregue al colega que se haga cargo del caso. ¿No
quiere que te represente? Pues te voy a representar igual, aunque
no figure como tu abogada.
– ¿La gallega?
Julia asentía.
– Estoy tranquila, García Uriburu es legal y Pilar es muy de su

estilo.
– ¿Y cuál es su estilo?
– Venga, ya lo conoces, ¿o me equivoco?
– ¡¡¿Yoo?!! – artistaza.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
– ¿Le comentó algo más del vídeo?
– No, tenía la cabeza en otra cosa.
– Me imagino en qué.

– Pero de eso no debemos hablar, ya se enterará, mañana o el
lunes.
– Su amiga me encanta.
– Tiene novio. – la vacilaba.
– No en ese aspecto. Como profesional.
– ¿Me la quiere robar?
– Si pudiera, sí. Se necesita gente así en mi trabajo, con ese

sentido ético y responsabilidad.
– En este punto vamos a tener un conflicto. La necesito para

mi empresa.
– Y nuestra comunidad la necesita más.
– ¿Quiere tocar mi sentido de solidaridad ciudadana? Le aviso

que no me va a ablandar.
– Espere a escuchar mis argumentos cuando todo esto pase y

le aseguro que me va a dar la razón.
– Visto lo visto, creo que usted me convence hasta de ir a vivir

a la luna.
– ¿Tanto? – feliz por el comentario.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Viernes tranquilo en el juzgado. Ninguna novedad en el “caso

Volare”, salvo el aviso de que el policía de narcotráfico que era
enlace del occiso en Palma de Mallorca llegaría a Madrid el lunes

para ampliar su declaración. Sandemetrio seguía recabando
información vía sus “amigos” pero no tenía aún los resultados.
Nadia estaba siguiendo una pista fiable sobre el paradero de la
secretaria del tal Brando, se había llevado el coche de Esther. La
jueza se dedicaba a otros expedientes que llevaba su juzgado con la
ayuda de Adela.
Cada tanto recibía algún sms que pintaba sonrisas en su

cuerpo.
“Hoy el día es casi primaveral, esas rarezas del clima

madrileño. Tenía ganas de enviarle flores para que me recordara al
mirarlas, pero como no debo hacerlo, me decidí a enviárselas en
foto. ¿Le gustan?”
A continuación la foto de un ramo de jazmines.
“Es una flor muy apreciada en la India y es símbolo de amor.

En China, el jazmín es emblema de la belleza, y en el cristianismo,
de felicidad. Para mí, usted es todo eso.”
Los mensajes pasaban del romanticismo al materialismo

crudo.
“Anda de aquí para allá y no quiere que lo saquemos del

andador, llora como un marrano. Tiene una torta marrón en los
pañales y no podemos cambiarlo. Imagine el aroma en toda la
casa.”
O a la impaciencia por la cita del jueves.

“No tengo idea qué me voy a inventar para que mi amiga no
sospeche, por ahora va a trabajar en el estudio en casa. Usted tiene
más imaginación. ¿Qué me sugiere?”
Lo que hizo recordar a Esther que ella se había comprometido

a buscar el lugar de encuentro.
– Se lo tendría que haber dejado a ella, es mejor para estas

cosas. – mientras abría el “escritorio virtual” que Sandemetrio le
había creado y desde ahí “navegaba” las páginas de hoteles con
restaurante
Finalmente se decidió por el Gran Hotel Colón, cerca de El

Retiro, alguna vez había ido a algún Congreso ahí y el restaurante
era ideal para una comida “de colegas”. Cuando iba a hacer la
reserva vía internet se dio cuenta que no podía hacerlo a su
nombre.
– ¿Cómo hago? No le puedo pedir a Nadia que la reserve.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
– ¿Almuerzas aquí? ¡¡Qué bien!! – estaba en el lavadero,

doblando la ropa limpia de Pedro que había sacado del secador y la
ponía en el canasto para el planchado
Julia la saludaba con un beso cariñoso en la mejilla.
– Sí. Ya entregué todo, terminé con mi trabajo en el bufete. Me

traje mis archivos y escucha esto. ¡Cinco clientes se vienen
conmigo!
– ¡¡Noo!! – feliz.

– Igual cotizaré parte de los honorarios, como venía haciendo,
para los gastos del bufete.
– ¡Venga, Julia! Ya no tienes obligación, no seas tonta.
– No, Maca, es lo que corresponde. – ayudaba a Maca a doblar

la ropita del nene – Conseguí esos clientes por contactos del bufete.
– Y se quedaron contigo, no siguieron con ellos.
– Mira, no me voy a volver más pobre sin ese dinero y es lo

que corresponde hacer.
– Ya, pero no se han portado bien contigo.
– Han priorizado los negocios, Volare es parte sustancial de la

facturación del bufete, yo en su lugar hubiera hecho lo mismo.
– Lo dudo. Da igual, el hecho es que tus clientes te reconocen

el trabajo y eso es lo que importa. – dejaba la ropa y le pasaba el
brazo por el hombro a Julia
– La verdad, sí. – emocionada – Realmente no me lo esperaba.

Algo más. Adivina a quién han querido recuperar para rellenar el
agujero.
– ¿Pilar?
– Exacto.
– Uy, ¿aceptó?
– Nena, Pilar es de las mías, ¿por qué crees que le di todo el

trabajo de tu empresa? – le guiñaba un ojo – Hoy, realmente, cartón

lleno, he tenido uno de esos momentos donde dices vale la pena
ser así, aunque a veces sea medio estúpida.
– Ven aquí tontita, quiero abrazarte. ¿Has visto? A veces no

hay mal que por bien no venga. – la atrapaba entre sus brazos
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Esa noche, metidas entre las sábanas.
– ¡¡¿Ernestina?!!
– ¿Quién?
– Su madre.
– Pues sí, ella y Carmen se las ingeniaron para hacer la

reserva por internet. Cada día estoy más sorprendida con estas
pueblerinas, como las llamaba mi ex.
– Pueblerinas, a mucha honra.
– ¡Claro! Pero lo que me asombra es lo moderna que es mi

madre.
– Es mi ídola, yo quiero ser así de grande.
– Estuve pensando excusas para usted, pero no se me ocurre

nada.
– Ya la tengo, el jueves voy a ver oficinas para mi empresa y

el estudio de mi amiga.
– O sea que al final su amiga se fue de donde estaba.

– Para bien, se lo aseguro.
– ¿Cuándo se va a la sierra?
– Mañana temprano salimos todos para allí.
– Otra vez lejos.
– No tanto, tengo que ocuparme de la kinesiología de mi

amigo, voy a estar viniendo a Madrid mañana por medio.
– ¿Sí?
– Así es. Mi amiga va a estar ocupada con sus clientes y

nuevos proyectos, así que lo haré yo.
– ¿Sam y el nene vienen con usted?
– No, nuestra Piú se queda con ellos, se viene a la sierra de

lunes a viernes a echarnos un cable. ¿Quiere que le avise cuando
ande vagando sola por las calles de Madrid?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Fin de semana tranquilo para ambas. Una, disfrutando de

paseos al aire libre y los juegos con su hijo. La otra, paseos con la
familia y su amiga. El sábado Mara y Candela tuvieron su primera
sesión de entrenamiento en la escuelita de fútbol.
“¡Qué racimo de bellezas! ¿No hay foto de la otra mami?”
“Me la tiene que pasar mi amiga, la sacó con el móvil.”
“¿Me la va a mandar?”

“Apenas la tenga.”
“¿Y qué tal mis niñas, ¿chutan bien?”
“¡Bien y fuerte! Hicieron goles.”
“Ay se mojó todo aquí.”
“¿Se le volcó un vaso?”
“No, sus babas. ”
“¡Mala!”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Lunes. Juzgado. Saludos. Adela.
– ¡Qué buen semblante!
– Fin de semana al aire libre, la pasamos bien con las nenas.

¿Alguna novedad?
– Sandemetrio. Se disculpa.
– Ya, Mafalda.
– No. Gimnasio, para complementar la dieta. Para mí se nos

ha enamorado Esther y se está poniendo en línea para alguna
chica.
– ¡Qué bien!, ¿no?
– Un abogado nuevo, García Soto. – leía el nombre del escrito

que tenía en la carpeta.

Esther se detenía con la mano en el pomo de la puerta de su
despacho.
– ¿A quién representa?
– A todos los tripulantes de Volare, parece que la Navarro

renunció. ¡Qué pena!
– ¿A todos?
– A ver. – releía el papel – No, a la comandante no.
– Vale.
– Quiere saber si lo puedes recibir.
– ¿Para qué?
– Dijo algo de una urgencia, un pasaporte.
– Vale, dile que me aguarde y lo atiendo.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
“Estoy en el Paseo de la Castellana, llegando a la Plaza de

Navarro. Voy a ver un estudio por ahí. ¿Tiene tiempo para un café?”
Se mordía el labio de bronca. ¡Qué ganas de verla! ¡Estaba a

metros de su despacho!
“Lo siento, tengo audiencias.”
“Otro día entonces. Queda menos para el jueves.“

Adela abría la puerta para que pasara el nuevo abogado del
caso Volare. Cerraba su “mantero” y lo metía en el bolsillo de su
pantalón.
– Buenos días, señoría.
– Buenos días, tome asiento por favor. Usted dirá.
– Soy el nuevo representante legal del personal de Volare.
– He leído el escrito que se incorporó a autos. De todos con

excepción de la señora Fernández.
– Así es. La señora tiene otro abogado, no de nuestro bufete.
– Vale. Con respecto al escrito, falta la firma del Sr.

Guastavino aceptando su representación.
– El Sr. Guastavino está con licencia médica, no lo hemos

podido ubicar.
– Vale. Hasta tanto no acepte expresamente, sigue estando

representado por la abogada Navarro.
El abogado la miró un poco fastidiado.
– La letrada Navarro me ha entregado lo actuado pero ha sido

muy escueta. Quisiera saber si ha cambiado la carátula de mis
defendidos.
– Supongo que eso debe figurar en los expedientes que la

abogada Navarro le entregó.

– Por lo que he visto siguen siendo testigos, por lo que no
entiendo por qué la reticencia a devolver los pasaportes de mis
defendidos.
– ¿Los pasaportes? Que yo sepa la letrada, mientras aún los

representaba, solicitó la devolución de uno solo, el de la azafata
Gómez.
– No he hablado con los otros, pero supongo que también los

necesitan.
– Señor abogado, antes de hablar por ellos, pregúnteles. – se

incorporaba en su poltrona y apoyaba los brazos sobre el escritorio
– En cuanto a la señorita Gómez, le dije a la abogada que
presentara un escrito solicitándolo y explicando las razones.
– No veo la necesidad de tanto trámite, la señorita Gómez es

una testigo.
Decididamente, ese letrado no le caía muy bien.
– Señor – fingía mirar su nombre en la carpeta que tenía a un

costado – García Soto. Sigo solicitando ese escrito, en todo caso,
tendrá oportunidad de elevar su queja cuando corresponda y a
quien corresponda, mientras tanto, ¿debo recordarle que estamos
en la etapa de instrucción del caso?, ¿que soy yo la que dice qué se
hace y cómo se hace?
El tipo no le contestaba y la miraba serio.
– Cuando se incorpore el escrito a autos, consideraré el

pedido y le haré saber mi resolución. Buenos días.

Se giraba a coger una carpeta de su escritorio, dando por
terminada la reunión. El abogado, de mala gana, se ponía de pie y
se iba.
Esperó un par de minutos después que se cerró la puerta.

Cogió su “mantero”.
“¿Por dónde anda ahora? ¿Sigue en pie la invitación?”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Finalmente, el café quedó en la nada. Para cuando Maca le

contestó dónde encontrarse había llegado el policía de Palma para
ampliar su declaración. También Sandemetrio, con un pote de
yogur, su “colación de media mañana, por la dieta ”, “¡¿pero has
desayunado?!”, “dos tostadas, café con leche descremada y un
trozo de queso magro de 10x10x2”, “¿y eso?”, “50 gramos, a los
cinco minutos de cinta mis tripas lloraban de hambre ”.
La indagatoria no agregó mucho más a lo que sabían. El

policía se iba a encontrar con el occiso a su vuelta a Palma, ahí le
iba a dar más precisiones sobre contactos y personas, se habían
visto un par de veces, no había hablado con nadie de sus
encuentros con este colombiano, sabía que el asesinato de este
hombre lo ponía en el ojo de la tormenta, vivía de su salario y
llevaba una vida austera, alquilaba, tenía un coche modelo año
2000 y ofrecía sus cuentas bancarias y dos móviles que usaba para
que lo investigaran. En suma, no parecía ser la “fuente de
filtraciones”.

– ¿Tu impresión? – le preguntó a su secretario apenas se hubo
retirado el policía
– No parece mentir.
– Eso parece. ¿Qué tal si corroboramos todo esto? – señalando

la carpeta con informes que había dejado.
– En eso mismo estaba pensando.
Esther le entregaba la carpeta.
– A ver si la policía colombiana sabe algo más. – marcaba el

número de teléfono de Valdez – Sandemetrio, en el bolsillo de mi
abrigo hay una barrita de cereal, cógela, tienes cara de muerto de
hambre.
– ¡Gracias! ¡Ay, qué feo es pasar hambre! – iba hasta el

perchero a coger la barrita del bolsillo del abrigo de la jueza – Ah,
con manzana y pasas de uva, mi preferida!
– Valdez, buenos días, Esther García Uriburu [....] Hombre, no

sabía que me reconocías la voz [....] Vale, la próxima vez ni me
anuncio [....] Terminamos hace un rato, nada nuevo. [.....] En
principio sí, pero vamos a corroborar algunos datos. [.....] No es
necesario, lo hacemos desde aquí. Te llamaba para saber si hay
algo nuevo desde Colombia. [....] ¿Cuándo? [.....] Vale, ¿me
mantienes al tanto entonces? [.....] No, de eso no sé nada. [.....]
Pero tú no lo llevas. [.....] Ah, el juez habló contigo. [.....] ¿A última
hora? [.....] Vale, te espero.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

“Menú 10 de tapas, esta noche lo va a probar, la Piú se lo
acaba de enviar a Ernestina.”
“¿A quién?”
“Su madre.”
“Ah. ¿Ya se vuelve a la sierra?”
“Salimos a las cuatro. ¡Qué pena no habernos podido

encontrar!”
“Pienso lo mismo. Estoy tapada de trabajo. ¿Qué tal las

oficinas?”
“Muy pequeñas y el alquiler exorbitante. Un cliente de mi

amiga le iba a averiguar por otras de un cliente de él.”
“El cliente del cliente.”
“Y lo mejor, también quedan cerca de su curro. ¿Estaría

bueno no?”
“Me podría ir a tomar un café en cualquier momento.”
“Voy a poner un sofá enoorme.”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
– No, está Valdez conmigo. [.....] ¡La has encontrado! ¡Bravo!

[.....] Sí, claro, no sabía nada, nunca saben. [....]
Valdez le hacía señas con una mano queriendo enterarse de

quién hablaban.

– Aguarda, Nadia. La secretaria de Brando, la ubicó en la casa
de su tía.
– ¡Que la arreste ya mismo!
– ¿Crees que Nadia no sabe lo que tiene que hacer? Ya estoy

contigo, Nadia. [....] Ya lo conoces, si no mangonea no es feliz. [.....]
Sí, cómplice. [.....] Sí, le cabrían más o menos esos años de cárcel
que le has dicho. [.....] Ah, eso es bueno. [......] Defensor de oficio,
vale. [......] ¡Vaya, menos mal que no sabía nada! [.....] ¿Testigo
protegido? Bueno, eso dependerá de lo que tenga para declarar.
[....] Vale, le digo a Sandemetrio que .... [.....] Ah, muy bien, ¡claro!,
tú hablas con él. [.....] Hasta ahora.
– De lo que escuché deduzco que la convenció de declarar a

cambio de inmunidad.
– Algo así. Dice que tiene copia de los libros contables y las
agendas de su jefe.
– ¿Los tiene encima?
– No, un archivo virtual no sé dónde. Fotos y escaneados.
– ¡Joo! ¡Cómo cambian las cosas! Antes eso se guardaba en

cajas fuertes, agujeros en la pared, tablas en el piso, cajas de
seguridad en bancos, ahora ¡en internet!
– Viene para acá, supongo que te quedarás para el

interrogatorio.
– ¿Tú qué crees? ¿Montoro no sirve cafecito hoy?

– No, hoy está con mucho trabajo. Si quieres, te lo sirves tú.
– ¿En la sala de siempre? – se ponía de pie.
– Sí. – antes que saliera – Montoro te separó los bollitos que

más te gustan, están en una caja con tu nombre arriba.
– ¡Esa es mi Montoro!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
“Llego tarde a casa, un imprevisto en el trabajo.”
“Pero no vuelve sola, ¿no?”
“No, muy acompañada.”
“Mire a ambos lados, inclusive en la cochera. Cuídese.”
– ¿Tu madre? – entraba al despacho después de pasar por el

lavabo
– Sí, que me cuide. – guardaba el “mantero” en su bolsillo ¿La

mujer sigue hablando con la abogada?
– Ajá. Y Valdez discutiendo de fútbol con Sandemetrio.
– Por lo menos no lo tenemos aquí dando órdenes. Venga,

siéntate que aprovechamos para comer algo. Sandemetrio nos hizo
preparar unos bocatas especiales. – sacaba un paquete de uno de
sus cajones
– ¿Sandemetrio? – ¡sonrisa Profident al aire!
– ¿Has cerrado bien la puerta? Así cotilleamos un rato.

– Sí, venga, cuenta. ¡Uy, qué rico se ve eso! ¡Cuántas
verduras y vegetales!
– Tu chico no sólo está haciendo dieta, ¡¡va a un gimnasio!! –

desplegaba unas servilletas de papel y le entregaba a Nadia su
bocata
– ¡¡Noo!!
– Se ha conseguido un negocio a dos calles que le prepara

viandas con lo que puede comer, estos bocatas los hizo preparar
ahí.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
El interrogatorio duró horas y horas. Maca estaba intranquila

viendo el tiempo correr sin tener noticias de “su señoría”. Había
estado mirando la tele con el nene en el regazo mientras se dormía.
Lo acostó y se excusó con los demás para irse a su habitación. No
sabía si enviarle un sms o no, no quería importunarla.
Ring-ring. El “mantero”.
– Ah, ya estaba preocupada. ¿Todo bien?
– Soy Ernestina, mi hija todavía está trabajando.
– ¡Ernestina! ¡Qué gusto escucharla!
– Para mí también, ya no nos vemos ni hablamos.
– Lo siento. Me da...
– ¿Respeto porque sales con mi hija?

– Un poco.
– Mientras logres que mi hija sonría como ahora, tenga esa

felicidad que la pone más guapa, no tienes problema. Ahora, el día
que le hagas una trastada, prepárate, vas muerta.
– Ninguna trastada, estoy coladita por su hija y esto va en

serio, Ernestina. Muy en serio.
– Eso espero. A ver cuándo nos encontramos para charlar un

poco.
– ¿El jueves?
– No, me encuentro con la nena para darle las llaves.
– Tarjeta, ahora le dan una tarjeta como las del cajero.
– ¡¡¿No dan llaves?!!
– No, todo electrónico.
– Ah, se ha perdido el romanticismo.
– No se crea, tiene su puntito.
– ¿Sí? Bueno, no me lo expliques. ¿Sam y Pedro bien?
– ¡Muy bien!
– He visto el vídeo. ¡Qué bicho mi niño! ¡Cómo corre!
Ese “mi niño” hizo pucherear a Maca de emoción, se le notó

en la voz.
– Sí.

– Vale. A lo que te iba a decir, la nena está trabajando y va a
llegar muy tarde. Me pidió que te avisara.
– ¿Su amiga está con ella?
– Sí.
– Me quedo más tranquila.
– Un beso Maca, para ti, para Sam, para Pedro. ¡Cuídate!
– Sí, un beso para ti Ernestina. – moqueando emocionada.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
– ¡Qué tarde!
– Pero ha valido la pena, mañana vamos a detener a unos

cuantos pájaros. – paraba el coche frente a la puerta del garaje,
Esther accionaba el mando a distancia para abrirla
– Nadia, hasta que la chica no esté ubicada y a salvo, no

hacemos nada.
– Lo sé, es una forma de decir, mañana, pasado. Se

desentrañó la madeja. ¿Vas a citar a la Gómez? – Esther asentía –
Bueno, no hablemos más de trabajo, ya tuvimos demasiado. – ponía
primera y se disponía a ingresar mientras Esther saludaba con la
mano a los polis de la custodia.
– ¡Qué raro! ¡No se encendieron todas las luces!
– No funcionará el mecanismo automático. – ingresaba en el

garaje.

Sonaba su “mantero”, metía la mano y lo sacaba.
– ¿Tu madre?
– No. Sandemetrio. – mirando el visor.
Nadia empezaba las maniobras de estacionamiento en el lugar

que le correspondía a Esther
– Sandemetrio, dime. [.....] ¡¡¿Quéee?!!
– ¿Qué le pasa? – estiraba su mano para apagar el encendido.
– ¡¡No lo apagues!!
– ¿Qué?
– ¡Arranca! ¡Dice Sandemetrio que hay dos personas

sospechosas pegadas al ascensor! ¡¡Salgamos yaa!!
–.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Maca no podía parar de reír.
– No se ría, esto es serio.
– ¡Pobres tipos!
– Cuando se vieron con los polis y mi amiga apuntándoles y

gritándoles, soltaron las cajas, que se cayeron y se abrieron,
volaban los destornilladores y las pinzas.
– Bueno, pero el mantero tenía razón, eran sospechosos en la

oscuridad.

– ¡Claro! ¡A quién se le ocurre enviar a los electricistas a las
once de la noche!
– ¿A su vecina, la administradora?
– Todo para que la nena tuviera luz en el garaje para cuando

volviera de su botellón.
– ¡¡Noo!!
– ¡Qué follón! ¡Y qué susto!
– Ya pasó. Ha trabajado mucho hoy, vaya a descansar.
– Sí, ahora mismo, pero quería, no sé, necesitaba hablar con

usted.
– ¡Yo también! Me falta algo si no lo hago.
– Me pasa lo mismo.
– Venga, métase entre mis brazos y vamos a dormir juntas.
– Eso me gusta. – cerraba los ojos – ¿Se queda conmigo

mientras me duermo?
– Acomódese más hacia aquí, así la abrazo mejor.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Martes, a dos días del “segundo encuentro”.
TVE:

El vulcanólogo español N.P. del Instituto Tecnológico y de
Energías Renovables – ITER de Canarias ha alertado de una posible
erupción volcánica en el centro de Madrid en los próximos días.
– Así como lo escucháis.
– ¿En Madrid? Vengaa.
– Pues veamos la entrevista para sacarnos las dudas.
'Nuestro cometido es medir la emisión difusa de dióxido de

carbono, que es la que no se produce de forma visible a través de
fumarolas o penachos, sino de forma difusa, dispersa y silenciosa',
explicó a TVE el experto.
Por ejemplo, hemos detectado emisión difusa de CO2 en el

centro de Madrid y eso anticiparía una próxima erupción en los
próximos dos días.’
– Yo le preguntaría ahora... ¿qué ha desayunado hoy señor?
– ¡En Madrid, un volcán! – Encarna estallaba en risas.
– Abu, ¿y si es verdad? – asustada.
– Es una broma Mara, ¿no ves que se ríen todos? Anda, come
tu tostada que se nos va a hacer tarde.
– ¿Por qué no nos llevan mami y Esther?
– Esta Ana Pastor es la leche. – seguía riéndose de la noticia.
– Porque han llegado muy tarde de trabajar anoche. Anda,

toma tu leche Candela. – Carmen.

– Buenos días. – su rostro demostraba su gran cansancio.
– ¡Nena! ¿Por qué no te has quedado durmiendo un rato más?

¡Nosotras llevamos a las nenas al cole!
Esther pasaba al lado de las nenas y les daba un beso a cada

una.
– No os preocupéis, las llevamos nosotras. – ¡otra con una jeta

que pa qué!
– ¿No vais a desayunar?
– Un poco de café mientras las nenas van a buscar sus cosas.
– ¡Eso no es desayuno!
– Pedimos algo en el juzgado, hoy tenemos follón. – Nadia

besaba a Mara luego de haber hecho lo mismo con su hija – Venga,
apurarse niñas, que se nos hace tarde.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
TVE:
El vulcanólogo español N.P. del Instituto Tecnológico y de

Energías Renovables – ITER de Canarias ha alertado de una posible
erupción volcánica en el centro de Madrid en los próximos días.
– Así como lo escucháis.
– ¿En Madrid? Vengaa.
– Pues veamos la entrevista para sacarnos las dudas.

'Nuestro cometido es medir la emisión difusa de dióxido de
carbono, que es la que no se produce de forma visible a través de
fumarolas o penachos, sino de forma difusa, dispersa y silenciosa',
explicó a TVE el experto.
Por ejemplo, hemos detectado emisión difusa de CO2 en el

centro de Madrid y eso anticiparía una próxima erupción en los
próximos dos días’
– ¡En Madrid, un volcán! – Maca estallaba en risas.
– Parece que el programa está divertido. – Julia llegaba a la

cocina donde Maca y Magda desayunaban.
– No para de reírse, está tentada.
– ¿De qué hablan?
– De la erupción de un volcán en el centro mismo de Madrid,

cerca de El Retiro.
– ¡Noo! – cogía una tostada y la comenzaba a untar con

mantequilla
– Te traigo café caliente. ¿Leche?
– Por favor.
– Esta Ana Pastor es la leche. – Maca seguía riéndose de la

noticia.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Saludos aquí y allí al salir del ascensor. Adela iba al encuentro
de ambas.
– Buenos días. ¡Qué jaleo anoche! Se os nota el cansancio.
– Buenos días. ¡¡¿Ya te has enterado?!!
– Sandemetrio me ha contado.
– ¿Ya llegó?
– No. Llamó para avisar que lo sentía, se demoraba.
– ¡¡¿Le pasó algo a Mafalda?!! – Nadia preocupada.
– No, iba a las telefónicas y a los bancos a exigir los informes

oficiales. Dijo algo de encadenarse a las patas de los escritorios
hasta que se los entregaran, pero supongo que me estaba
vacilando.
Llegaban a la puerta del despacho de la jueza y Esther y

Nadia se miraban. No tenían dudas. ¡Lo haría!
– Mejor le pego un toque, ¿no?
Esther asentía .
– Adela, ¿te puedo pedir un favor?
– ¡Claro!
– ¿Ordenarías al barcito dos cafés con leche y unos bollitos

para nosotras? Hoy no nos dio tiempo a desayunar.
– ¡¡Ya mismo me encargo!!

– Muchas gracias.
– ¡Faltaba más! – salía impelida como por un cohete a cumplir

con el encargo.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
“Hola, mi Dulcinea. Alertan que en dos días va a haber una

erupción volcánica en la zona de El Retiro. ¿Será verdad?”
Se le instalaba la sonrisa estúpida. La comandante tenía esa

virtud, hacerla sentir tan bien.
“Mi madre se reía hoy de esa noticia, pero creo que puede ser
verdad.”
Esperaba impaciente la respuesta, le gustaba ese juego de

seducción smsístico.
“Si de mi dependiera, delo por seguro.”
“Ibidem.”
“Espero que hoy tenga un día más relajado.”
Iba a contestarle cuando sonaba el teléfono de su despacho.
– Hola.
– Esther, ha venido otra abogada nueva. Ha presentado un

escrito diciendo que representa a la comandante Fernández.
– ¿Otra abogada? ¿No la Navarro?

– Otra, espera. Pilar López. Me parece que es gallega, por el
acento, pelo castaño, delgada, bonita sonrisa, una yogurina y como
dicen los gallegos, guapiña.
– Hazla pasar a mi despacho, tráeme el escrito incorporado a

autos, por favor.
– Vale.
Unos minutos después, la nueva abogada de “su chica”

entraba a su despacho.
– Buenos días, señoría.
– Buenos días, por favor siéntese.
– Te dejo el expediente. – Adela se apresuraba a dejarle la

voluminosa carpeta sobre el escritorio de Esther
– Gracias, Adela.
Mientras leía el escrito presentado sentía los ojos de la joven

fijos en ella. Al fin levantaba la vista del papel, después de
reconocer la firma de la comandante y la carta de la letrada
Navarro de renuncia al patrocinio.
– Señora López, la hice venir porque quería corroborar que

estuviera todo en orden antes que se fuera, ayer me presentaron
un escrito sin la firma de los representados. No es que dudara de
usted, pero para que no sucediera lo mismo y tuviera que volver
por el escrito.
– Ah. Muchas gracias. – sonrisa tímida.

– Creía que la abogada Navarro iba a representar a la
comandante Fernández, eso me había dicho. – se apoyaba en el
respaldo de su poltrona y apoyaba los brazos al costado, esa pose
siempre le daba resultado para observar más atentamente a las
personas frente a ella
– Hubo problemas con sus anteriores representados, no lo

aceptaron.
– ¿Todos, uno?
– Eso tendría que preguntárselo a la abogada Navarro.
¡Bien! Seria, reservada, el estilo de la Navarro. Se la notaba

algo nerviosa, “sus primeros escarceos, yogurina, pero tiene pasta,
no quiere quedar bien conmigo.”
– No le quito más su tiempo. Ha sido un gusto conocerla.
– Para mí también, muchas gracias señoría.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
“Guapa su representante.”
“Ah, ya se presentó. ¿Le parece bien?”
“Muy al estilo de su amiga.”
“Entonces.”
“Ya sabe lo que opino de su amiga.”
“¿Cómo lleva el día hoy?”

“Muy atareada, algo cansada, pero falta poco para el jueves,
eso me anima.”
“¿Usted también cuenta las horas? Creí que era sólo yo.“
“Yo cuento los segundos.“
Sam se acercaba con Pedro en brazos al verla sonreír pícara.
– Mara’s mum?
– Lee. – le daba el móvil – Dame a Pedro, yo lo tengo. Venga

con da-da, mi niño.
El niño iba encantado a los brazos de su “da-da”.
– ¿Pudo leo otro?
– Lee todos. ¡Muak! ¡Churriiii! ¡Muak!
Pedro se reía de las cosquillas que su madre le hacía con sus

besos. Mientras, Sam leía y sonreía.
– ¡Sí! ¡Mamá Mara hot, mucho hot!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Sandemetrio había regresado al juzgado poco antes de las

dos. Había logrado su objetivo, tenía en su poder todos los informes
oficiales sobre comunicaciones, identificación de llamadas y
cuentas de banco de Pilar Gómez y el tal Brando.
– ¡¡¿Cómo lo lograste?!! – admirada mientras ojeaba hojas y

hojas.

– Les mostraba esto y les advertía. – sacaba de su portafolios
una gruesa y larga cadena, con dos gruesos candados
– ¡¡Noo!!
– Lo usé dos veces en Cádiz, en mi antiguo puesto. Y me dio

resultado entonces. – le guiñaba un ojo a Esther.
– Voy a decirle a Nadia que se presente en el domicilio de la

Gómez y la traiga.
– A declarar. Hay que avisarle al abogado.
– Cuando esté aquí lo llamamos, lo espero para interrogarla. –

asentía mientras cogía su móvil y se disponía a llamar a la policía.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Cuatro de la tarde y apenas un bocata “Sandemetrio style”

para engañar al estómago. Adela y Sandemetrio iban y venían con
los escritos disponiendo la detención de los involucrados en la
banda, tanto en Madrid como en Palma de Mallorca. Valdez le había
avisado que la “testigo protegido” estaba a buen resguardo, que le
enviara las órdenes de registro y detención, él se encargaría de
coordinar el operativo en ambas ciudades.
Como el “factor sorpresa” era esencial, la información se

había tabicado, sólo la compartían ella y sus dos fieles
espadachines, también el trabajo, que era arduo.
Cada tanto recibía algún sms que le aliviaba el cansancio y el

espíritu.

“Sam dice que la mamá de Mara es hot. Yo pienso que es very,
very hot.”
“Encandiló a mi representante. En algún momento me voy a

sentar con esta yogurina a ponerle límites a su encandilamiento.”
“Ya salió menú 11. Espero que esta noche lo pueda probar.
Hay unos pinchos que Sam los bautizó en su honor, adivine cómo .”
Sonreía pícara sin notar que Adela la observaba muy

interesada. Sonaba su otro móvil y cogía el llamado. “ ¿Dos
móviles?” se preguntaba la mujer.
– Nadia, dime. [.....] ¡¡Cómo que no está!!

Broken Wings C39

Cargado por

Información del documento

Título original

Derechos de autor

Compartir este documento

Compartir o incrustar documentos

Opciones para compartir

¿Le pareció útil este documento?

¿Este contenido es inapropiado?

Copyright:

Broken Wings C39

Cargado por

Copyright:

39

Julia se quedó petrificada en el rellano de la puerta al

La que no se quedó petrificada sino que “procesó” la

– Ah, señora Navarro, no escuché su llamado en la puerta.

– ¿Maca? ¿Pedro? – medio aturdida por la sorpresa.

– Y Sam y creo que el copiloto.

– ¿Todos en un vídeo? – caminaba hacia el escritorio de la

– ¡No! Me lo enviaron por correo, a la cuenta personal que uso

BROKEN WINGS- Novela por entregas de Sam Baires © - 2021

– Le giro la pantalla y lo puede ver.

Eso hacía Esther, reiniciando el vídeo y la cara de

– No me dijeron que le habían comprado ese andador al enano.

– ¡Mire cómo corre con ese aparato! – Julia enternecida.

– Sí, un diablillo tan simpático.

– De diablo nada eh, es tranquilo, tierno, ¡tan simpático y

– Ya veo que la tiene loquita. – cerraba el portátil cuando el

– ¿Su hija se lo mandó?

– Mi hija por pedido de su abuela, que adora a ese niño como

– Lo sé. Espero que Maca no haya vuelto a hacer de las suyas.

– ¡Para nada! Es más, creo que es mi madre quien la atosiga,

BROKEN WINGS- Novela por entregas de Sam Baires © - 2021

– Esas dos sí que son diablillas, aunque en el buen sentido.

– No la demoro más, que supongo estaría por retirarse. Me

– Si me permite, ya que se ha dado esta casualidad de volver a

– ¡Claro! – se quedaba en su asiento.

– Después de conversar con usted sobre el cambio de

Julia la miraba con sumo interés, en silencio. Esther, en una

– Ha dado la casualidad que usted estuviera presente en las

–Tiene que recordar eso cuando hable con el nuevo abogado

BROKEN WINGS- Novela por entregas de Sam Baires © - 2021

– Información privilegiada que podría ser beneficiosa para la

– Entonces tiene una situación muy delicada. Usted y su

– ¡Claro! No lo había tenido en cuenta. – cerraba los ojos

– ¿Tiene idea cuál será la opinión del bufete?

– ¿La opinión de la empresa?

Julia asentía con la cabeza y se quedaba mirándola muy seria

– No sé cómo podrá resolver esto. Lo único que puedo

BROKEN WINGS- Novela por entregas de Sam Baires © - 2021

El agradecimiento de Julia fue todo lo sincero que su voz dejó

– ¿Qué gusto escucharla a esta hora! ¿Qué le pareció el vídeo,

– Luego le cuento, tenemos un problema, su amiga se olvidó el

– Sí, pero creo que se tragó mi explicación.

Rápido relato de la jueza.

– ¡Uy dio! ¡Qué imaginación! ¡Usted es mucho mejor que yo!

– Una mentirilla blanca.

– De blanca no tiene nada. Bueno, ¿habla con Sam? Yo ahora

– Vale. Yo me encargo de mi parte. ¿Hablamos a la noche?

BROKEN WINGS- Novela por entregas de Sam Baires © - 2021

– Habla la mujer que…

– Le reconocí la voz, sensual, aterciopelada! Me va a tener que

– Cuando quiera. – sonreía.

– Tomo su palabra, apenas pase el follón. ¿Necesita algo?

– Ayuda informática. Necesito enviar un correo pero que salga

– Tendremos que toquetear varias cosas. ¿Es muy privado?

– Todo lo hot que puede ser mi hijo en andador y nosotros

– Vale. Envíelo ahora y luego páseme el mail. Nos encargamos

– Le debo una más.

– Clases de seducción y estamos a mano.

Julia volvía al bufete. Su mente estaba concentrada en lo

BROKEN WINGS- Novela por entregas de Sam Baires © - 2021

– ¿Quieres seguir con la representación de la Comandante?

– Sí – no le mencionó las sugerencias de la jueza – Sabes que

– No creo que Volare esté de acuerdo, está imputada por un

– Si no la represento por cuenta y orden del bufete, lo haré en

– Nos pones en una situación incómoda, tendrías que haber

– No Julia. Que la comandante se busque otro abogado, el