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Universidad Central del Este

Hematología

Hematopoyesis

Presentado por:
Karem Manuela Marmolejos 2017-2299

Presentado a:
María Altagracia Santana

10mo Semestre
30 de Octubre del 2020
Introducción

La anemia como la disminución de la masa de hemoglobina circulante. En la actualidad no es


correcto el diagnóstico según el recuento de hematíes, debido a las variaciones de tamaño que
experimentan estos. Debemos tener siempre presente que la anemia es un hecho clínico (signo) y
no una entidad diagnóstica (enfermedad), por lo que siempre debemos buscar y tratar el hecho
causal. La investigación realizada a continuación tiene como objetivo destacar con brevedad y
claridad las alteraciones de la Hb y los diferentes tipos de anemias.
Anemias
La anemia se define como la disminución de la concentración de la hemoglobina (Hb) por debajo
de los valores normales para la edad y el sexo. Así, en adultos, sería una concentración de Hb, en
mujeres, menor que 12 g/dL y, en hombres, menor que 14 g/dL. La Hb es el componente más
abundante de los hematíes y su función principal es fijar reversiblemente el oxígeno ANEMIA
Lilia González Cárdenas, Jesús Serrano Mirabal y Alina Segredo Pérez molecular y trasportarlo
desde los pulmones a todos los tejidos del organismo. La eritropoyesis o producción de hematíes
se realiza en la médula ósea a partir de un precursor eritroide derivado de la célula madre. La
maduración se inicia con el proeritoblasto que sufre divisiones simétricas con pérdidas
progresivas del tamaño nuclear y de la basofilia citoplasmática. Finalmente, el núcleo es
expulsado dando lugar al reticulocito que pasa a la circulación sanguínea donde termina su
maduración a hematíes. Los eritrocitos maduros permanecen 120 días, siendo depués destruidos
por los macrófagos esplénicos liberando hierro, aminoácidos y bilirrubina. La principal citocina
que regula la eritropoyesis es la eritropoyetina que estimula la proliferación celular de los
precursores eritroides inmaduros, rescatándolos de la apoptosis inducida por Bc12, factor de
necrosis tumoral. Por eso, para la correcta síntesis de Hb es necesario el aporte de hierro desde el
sistema mononuclear fagocítico y la presencia de los factores madurativos necesarios para la
síntesis de ADN. Por tanto, múltiples mecanismos pueden actuar a todos los niveles de hematíes
o provocar un aumento de la destrucción o pérdidas normales para condicionar finalmente la
presencia de anemia.

Los signos y síntomas dependen de la velocidad de aparición de la anemia. Una pérdida aguda
del 30 % de la volemia conduce al shock, y si no se trata con rapidez, puede llevar a la muerte.
Sin embargo, en aquellas de lento surgimiento, un paciente puede tolerar, casi sin síntomas, la
pérdida de hasta el 50 % de disminución de la masa eritrocitaria, por lo que se hacen evidentes la
palidez de la piel y las mucosas hasta que las cifras de hemoglobina estén por debajo de 8 g/dL.

Clasificación
Hay numerosas formas de clasificar las anemias, y no hay una forma mejor que otra, aunque las
más empleadas se refieren a la etiopatogenia y a los índices eritrocitarios. Estos criterios de
clasificación, son útiles, pero no son absolutos, ya que pueden combinarse en determinados casos
y originar síntomas y signos mixtos. En la clasificación patogénica, las anemias se dividen en
dos grandes grupos: regenerativas y arregenerativas. En las regenerativas o periféricas la médula
ósea conserva o aumenta su capacidad de producción y en las arregenerativas o centrales se
distinguen porque la médula ósea no puede mantener la producción eritrocitaria de forma
adecuada. Los conceptos de regenerativas y arregenerativas son importantes porque se pueden
mensurar y sirven para orientar el diagnóstico.

La clasificación de las anemias según los índices eritrocitarios son: macrocíticas, microcíticas o
normocíticas y se basan en el volumen corpuscular medio.

Esta clasificación resulta más útil para su comprensión:

1. Clasificación según los índices eritrocitarios:

a) Microcítica hipocrómica (VGM, HCM y CMHG bajos). Pertenecen a este grupo la anemia


por deficiencia de hierro (anemia ferropénica), la talasemia y el saturnismo o intoxicación por
plomo.

 Anemia ferropénica.
 Síndromes talasémicos.
 Algunos casos de anemia sideroblástica.
 Intoxicación por plomo.
 Ocasionalmente en enfermedades crónicas.

b) Macrocíticas normocrómicas (VGM alto y HCM o CMHG normal). El mejor ejemplo de


este grupo corresponde a la anemia megaloblástica. En ocasiones, la mielodisplasia, la hemólisis
crónica y la anemia aplásica presentan este tipo de índices eritrocitarios.

 Anemias megaloblásticas.
 Alcoholismo.
 Insuficiencia hepática.
 Hipotiroidismo.

c) Normocítica normocrómica (VGM y HCM normales). En este grupo se incluyen la anemia


por hemorragia aguda, las anemias hemolíticas y la anemia por alteración de la médula ósea.
 Enfermedades crónicas.
 Hemolíticas.
 Anemia aplásica.
 Síndrome mielodisplásico.
 Pérdidas agudas.

 Invasión medular.

Cuadro clínico
Palidez, astenia progresiva, irritabilidad, los cambios de humor, la falta de concentración y en
casos de anemia grave puede haber datos de insuficiencia cardiaca y soplos funcionales.

Se debe vigilar la polineuropatía distal y simétrica, marcha atáxica e hiporreflexia que orientan a
deficiencia de vitamina B12 (anemia perniciosa), así como petequias con fiebre e infecciones
oportunistas, pues sugieren aplasia medular. Una lengua roja y despapilada indica carencia de
hierro, vitamina B12 o ácido fólico.

La ictericia flavínica (amarillo limón por combinación de anemia con ictericia) se manifiesta en
las anemias hemolíticas que pueden acompañarse de esplenomegalia. También síntomas y signos
de enfermedad de base.

Diagnóstico

Como resulta obvio, el estudio inicial del enfermo incluye una biometría hemática, también
conocida como citometría o citología hemática. La biometría indica la cantidad de hemoglobina,
eritrocitos y hematócrito, así como los índices de eritrocitos, la cifra de leucocitos y el recuento
de plaquetas.

El estudio de la morfología de la sangre periférica (frotis o extensión de sangre periférica)


permite conocer el recuento diferencial de leucocitos y observar la forma de eritrocitos,
leucocitos y plaquetas.
En algunos casos, la biometría es suficiente para establecer el diagnóstico o bien aproximarse a
él con gran certeza. Por ejemplo, la presencia de anemia microcítica e hipocrómica, leucocitos
normales y plaquetas poco altas en un paciente con hemorragia crónica por hemorroides
confirma prácticamente que se trata de una anemia por deficiencia de hierro. Por otra parte, en un
paciente grave con fiebre, ictericia y alteraciones neurológicas, la presencia de anemia,
eritrocitos destruidos (esquistocitos, cascocitos) y trombocitopenia notable indican con gran
probabilidad el diagnóstico de púrpura trombocitopénica trombótica. Como es posible advertir,
la biometría hemática es el estudio más importante para iniciar la búsqueda de la causa de una
anemia.

Los reticulocitos son glóbulos rojos jóvenes que se caracterizan por una red o malla formada por
filamentos de RNA, restos de las fases nucleadas, lo que indica su producción reciente por la
médula ósea. No se observan en un estudio sistemático como la biometría, ya que se necesita una
tinción especial con azul de cresilo brillante para que sean evidentes. La cifra normal se expresa
como porcentaje y se halla entre 0.5 y 1.5%. El incremento de los reticulocitos indica un
aumento de la producción de eritrocitos por la médula ósea. El aumento más importante se
produce en el caso de las anemias hemolíticas, ya que la destrucción de los eritrocitos y la
hipoxia hística por la anemia estimulan una serie de factores, como eritropoyetina, interleucinas,
etc., que obligan a la médula ósea normal a aumentar su producción de manera notable. Con esto,
debe quedar claro que, al medir el porcentaje de reticulocitos, es posible calcular de manera
aproximada cuánta es la producción diaria de eritrocitos, y ésta indica o complementa la idea del
origen de la anemia. En el caso de daño a la médula ósea, por ejemplo, en la anemia aplásica, la
cifra de reticulocitos se encuentra disminuida; por el contrario, en un paciente con deficiencia de
hierro y reticulocitos bajos al inicio o al momento del diagnóstico, la aplicación de hierro oral o
parenteral debe relacionarse con aumento de la cifra de reticulocitos (alrededor de una semana
después), lo que confirma que el diagnóstico fue correcto.
Tratamiento
Puesto que la anemia puede ser producto de muchas y diversas enfermedades, es imprescindible
llegar previamente a un diagnóstico antes de realizar ningún tratamiento.

Únicamente en aquellos casos en que una anemia brusca pueda suponer un riesgo para la vida del
enfermo será necesario un reemplazo urgente mediante transfusiones de concentrados de
hematíes provenientes de donaciones.

En el resto de los casos, que son la mayoría, no debe instaurarse tratamiento hasta no conocerse
la causa de la enfermedad. Las anemias por déficit de hierro, vitamina B12 o ácido fólico se
tratan mediante el aporte de estos principios. Las anemias secundarias a enfermedades
inflamatorias crónicas mejoran con el tratamiento eficaz de la enfermedad causante.

En los últimos años, la utilización de factores de crecimiento como la eritropoyetina permite


tratar con gran eficacia muchas formas de anemia.
Conclusión
En conclusión la anemia ocurre cuando una cantidad baja de glóbulos rojos circula en el cuerpo.
Esto reduce los niveles de oxígeno de la persona y puede provocar síntomas como fatiga, piel
pálida, dolor de pecho y dificultad para respirar. Hay más de 400 tipos de anemia. Las causas
comunes son la pérdida de sangre, la producción reducida o alterada de glóbulos rojos y la
destrucción de glóbulos rojos.

El tipo más común es la anemia por deficiencia de hierro. A veces se desarrolla debido a una
dieta que carece de nutrientes, la enfermedad de Crohn o el uso de ciertos medicamentos.

Sin embargo, para algunas personas con anemia, los cambios en la dieta pueden resolver el
problema.

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