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Hematología
Hematopoyesis
Presentado por:
Karem Manuela Marmolejos 2017-2299
Presentado a:
María Altagracia Santana
10mo Semestre
30 de Octubre del 2020
Introducción
Los signos y síntomas dependen de la velocidad de aparición de la anemia. Una pérdida aguda
del 30 % de la volemia conduce al shock, y si no se trata con rapidez, puede llevar a la muerte.
Sin embargo, en aquellas de lento surgimiento, un paciente puede tolerar, casi sin síntomas, la
pérdida de hasta el 50 % de disminución de la masa eritrocitaria, por lo que se hacen evidentes la
palidez de la piel y las mucosas hasta que las cifras de hemoglobina estén por debajo de 8 g/dL.
Clasificación
Hay numerosas formas de clasificar las anemias, y no hay una forma mejor que otra, aunque las
más empleadas se refieren a la etiopatogenia y a los índices eritrocitarios. Estos criterios de
clasificación, son útiles, pero no son absolutos, ya que pueden combinarse en determinados casos
y originar síntomas y signos mixtos. En la clasificación patogénica, las anemias se dividen en
dos grandes grupos: regenerativas y arregenerativas. En las regenerativas o periféricas la médula
ósea conserva o aumenta su capacidad de producción y en las arregenerativas o centrales se
distinguen porque la médula ósea no puede mantener la producción eritrocitaria de forma
adecuada. Los conceptos de regenerativas y arregenerativas son importantes porque se pueden
mensurar y sirven para orientar el diagnóstico.
La clasificación de las anemias según los índices eritrocitarios son: macrocíticas, microcíticas o
normocíticas y se basan en el volumen corpuscular medio.
Anemia ferropénica.
Síndromes talasémicos.
Algunos casos de anemia sideroblástica.
Intoxicación por plomo.
Ocasionalmente en enfermedades crónicas.
Anemias megaloblásticas.
Alcoholismo.
Insuficiencia hepática.
Hipotiroidismo.
Invasión medular.
Cuadro clínico
Palidez, astenia progresiva, irritabilidad, los cambios de humor, la falta de concentración y en
casos de anemia grave puede haber datos de insuficiencia cardiaca y soplos funcionales.
Se debe vigilar la polineuropatía distal y simétrica, marcha atáxica e hiporreflexia que orientan a
deficiencia de vitamina B12 (anemia perniciosa), así como petequias con fiebre e infecciones
oportunistas, pues sugieren aplasia medular. Una lengua roja y despapilada indica carencia de
hierro, vitamina B12 o ácido fólico.
La ictericia flavínica (amarillo limón por combinación de anemia con ictericia) se manifiesta en
las anemias hemolíticas que pueden acompañarse de esplenomegalia. También síntomas y signos
de enfermedad de base.
Diagnóstico
Como resulta obvio, el estudio inicial del enfermo incluye una biometría hemática, también
conocida como citometría o citología hemática. La biometría indica la cantidad de hemoglobina,
eritrocitos y hematócrito, así como los índices de eritrocitos, la cifra de leucocitos y el recuento
de plaquetas.
Los reticulocitos son glóbulos rojos jóvenes que se caracterizan por una red o malla formada por
filamentos de RNA, restos de las fases nucleadas, lo que indica su producción reciente por la
médula ósea. No se observan en un estudio sistemático como la biometría, ya que se necesita una
tinción especial con azul de cresilo brillante para que sean evidentes. La cifra normal se expresa
como porcentaje y se halla entre 0.5 y 1.5%. El incremento de los reticulocitos indica un
aumento de la producción de eritrocitos por la médula ósea. El aumento más importante se
produce en el caso de las anemias hemolíticas, ya que la destrucción de los eritrocitos y la
hipoxia hística por la anemia estimulan una serie de factores, como eritropoyetina, interleucinas,
etc., que obligan a la médula ósea normal a aumentar su producción de manera notable. Con esto,
debe quedar claro que, al medir el porcentaje de reticulocitos, es posible calcular de manera
aproximada cuánta es la producción diaria de eritrocitos, y ésta indica o complementa la idea del
origen de la anemia. En el caso de daño a la médula ósea, por ejemplo, en la anemia aplásica, la
cifra de reticulocitos se encuentra disminuida; por el contrario, en un paciente con deficiencia de
hierro y reticulocitos bajos al inicio o al momento del diagnóstico, la aplicación de hierro oral o
parenteral debe relacionarse con aumento de la cifra de reticulocitos (alrededor de una semana
después), lo que confirma que el diagnóstico fue correcto.
Tratamiento
Puesto que la anemia puede ser producto de muchas y diversas enfermedades, es imprescindible
llegar previamente a un diagnóstico antes de realizar ningún tratamiento.
Únicamente en aquellos casos en que una anemia brusca pueda suponer un riesgo para la vida del
enfermo será necesario un reemplazo urgente mediante transfusiones de concentrados de
hematíes provenientes de donaciones.
En el resto de los casos, que son la mayoría, no debe instaurarse tratamiento hasta no conocerse
la causa de la enfermedad. Las anemias por déficit de hierro, vitamina B12 o ácido fólico se
tratan mediante el aporte de estos principios. Las anemias secundarias a enfermedades
inflamatorias crónicas mejoran con el tratamiento eficaz de la enfermedad causante.
El tipo más común es la anemia por deficiencia de hierro. A veces se desarrolla debido a una
dieta que carece de nutrientes, la enfermedad de Crohn o el uso de ciertos medicamentos.
Sin embargo, para algunas personas con anemia, los cambios en la dieta pueden resolver el
problema.