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El fantasma que se enamoró de la estatua de mármol

En algún lugar existe un pueblo llamado La Vid, un pueblo pequeño pero con habitantes
muy cálidos, un pueblo con paisajes hermosos y con un sitio representativo y muy
llamativo; la Plaza Grande. Esta plaza está ubicada en el centro del pueblo y allí concurren
muchas persona todos los días a hacer ejercicios, charlar, pasar ratos libres y leer; pero lo
que es más notorio en la plaza es una estatua de una mujer con figura esbelta que
representa la belleza del pueblo.

Muchas personas comentan que en las noches observan un destello de luz que se acerca a
la estatua y desaparece al caer el alba y muchos se asustan por el brillo de la luz; pues ese
brillo es el fantasma de un hombre que habitó ese pueblo hace muchísimos años, el
fantasma llega todas las noches a cantarle versos y canciones bellas a la figura inmóvil con
la idea de que ella algún día le corresponda a sus declaraciones de amor e incluso le habla
enmarándola. Cierto día, al no tener ninguna respuesta de la estatua le preguntó
mirándola fijamente y muy triste el por qué no le respondía sus declaraciones de amor o
no le decía nada a sus versos y canciones; pero no obtuvo respuesta alguna por parte de la
figura de mármol.

Un día cualquiera y después de muchísimo tiempo de visitar la figura noche a noche algo
lo hizo caer en cuenta y supo que ella no era como él; o sea, no se movería, no hablaría,
no escucharía y mucho menos se enamoraría; de esta manera supo que su amor jamás iba
a ser correspondido por la hermosa estatua de mármol y después de tanto tiempo el
fantasma nunca más volvió a aparecer no sin antes hacerle saber que aunque ya no
regresaría a la plaza, ella sería su gran amor.

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