Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En 1799, siendo autorizado por el rey, Caracciolo regresó a Nápoles para controlar
sus propios asuntos. En la capital, los ideales revolucionarios traídos por los
franceses se habían difundido incluso entre los aristócratas y el mismo almirante
empezó a simpatizar con las ideas de la República Napolitana. Por eso aceptó,
después de algunas dudas iniciales, asumir el mando de la marina republicana,
luchando contra la flota anglo-siciliana que intentaba regresar a Nápoles para
restaurar el trono de Fernando. Al mando de pocas barcazas adaptadas a cañoneras,
luchó contra las naves inglesas y sicilianas en Procida y apoyó desde el mar la
resistencia del fuerte de Vigliena, en la costa oriental de Nápoles, contra la
columna calabresa del cardenal Fabrizio Ruffo. Durante una batalla logró golpear la
nave Minerva del almirante inglés Thurn.
Iglesia de Santa Maria della Catena en Nápoles, donde se encuentra la tumba del
almirante Francesco Caracciolo.
Después de la derrota de los republicanos, Caracciolo huyó a Calvizzano, antiguo
feudo de familia; sin embargo, fue descubierto por los hombres de Scipione la
Marra, emisario de la reina, debido a la traición de un sirviente. El 29 de junio
de 1799, fue capturado y llevado al navío de Nelson, el Foudroyant, para que fuera
juzgado en un procedimiento sumario. Al principio fue condenado a la cadena
perpetua, pero ésta fue cambiada por la pena de muerte por voluntad de Nelson,
aunque los pactos firmados por el cardenal Ruffo y los representantes de las
potencias extranjeras preveían su seguridad. Caracciolo fue ejecutado por
ahorcamiento el 30 de junio: su cuerpo quedó colgado del brazo del mástil y luego
fue arrojado al mar. Después de algunos días, el cadáver emergió del agua aunque le
pusieron peso en las piernas; así algunos pescadores recuperaron el cuerpo y se
pudo celebrar el funeral en la Iglesia de Santa Maria della Catena, en el Borgo
Santa Lucia, donde fue sepultado. Aún hoy un epitafio, puesto por el ayuntamiento
de Nápoles en 1881, recuerda al almirante y su muerte, causada «dall'astio
d'ingeneroso nemico» («por el rencor de injusto enemigo»)