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Introducción

La presente investigación trata acerca de las batallas de marzo las cuales consolidaron
la Independencia dominicana.

Batalla del 19 de marzo o Batalla de Azua, estuvo dirigida por el General Pedro
Santana y el grueso de las fuerzas haitianas encabezadas por el Presidente Charles
Hérard, la cual se realizó a la entrada de la población de Azua, por el camino de San
Juan.

Batalla del 30 de marzo. Fue la segunda batalla posterior a la Guerra de la


Independencia Dominicana y se libró el 30 de marzo de 1844, en Santiago. Una fuerza
de algunas tropas dominicanas, una parte del ejército del norte, encabezada por el
general José María Imbert, derrotó a un ejército superior en número de tropas del
ejército haitiano encabezado por el general Jean-Louis Pierrot.

Estas batallas son dignas de recordar, ya que es increíble el valor, amor a la Patria y
valentía que tenían aquellos hombres.
Batalla del 19 de marzo de 1844

La Batalla del 19 de marzo. Es la 1ra gran batalla a favor de la Independencia


Dominicana. Aquella batalla librada en Azua de Compostela, dirigida por El General
Pedro Santana y acompañado por el también General Antonio Duvergé. Esta batalla
significó el inicio del afianzamiento de las ideas de independencia que se pusieron de
manifiesto la noche del 27 de febrero de 1844.

Se realizó a la entrada de la población de Azua, por el camino de San Juan. En esta


zona Santana formó su línea de batalla defendida por dos frentes de artillería: una a
cargo de Francisco Soñé, y la otra a cargo del Teniente José del Carmen García.

Que al darse cuenta del Movimiento Independentista de 1844 preparó su ejercitó con
fin de combatir a los dominicanos, saliendo de Puerto Príncipe con 30,000 hombres
divididos entre 10,000.

Una al mando del General Pierret quien tomó las ciudades de Puerto Plata y Santiago,
y la otra comandada por Hérard, que se dirigía hacia Azua, y finalmente la de Neyba, al
mando del General Souffront.

Las tropas dominicanas estaban posicionadas en puntos estratégicos en la ciudad de


Azua, conformadas por 2,500 soldados, entre los que se encontraban hateros y
monteros, que formaban el ejército de Pedro Santana. Entre los soldados se
encontraban jóvenes azuanos que habían sido entrenados por Duvergé y Francisco
Soñé. Para combatir el ejército haitiano Santana formó dos líneas compuestas por dos
cañones, uno a cargo de Francisco Soñé, y la otra por el Teniente José del Carmen
García.

En la acción que duró tres horas, los haitianos se retiraron dejando en el campo de
batalla una gran cantidad de muertos entre los cuales se cuentan dos generales, tres
coroneles y un gran número de oficiales de todos los grados.

Batalla del 30 de marzo de 1844

La batalla del 30 de marzo o batalla de Santiago fue la segunda batalla posterior a la


Independencia Dominicana, estuvo bajo la responsabilidad de los generales Matías
Mella y Francisco Salcedo y José María Imbert, los que lograron derrotar al general
haitiano Jean-Louis Pierrot y a sus miles de soldados.

La victoria dominicana, lograda en la Batalla del 30 de Marzo del 1844 y escenificada


en Santiago, afianzó la determinación de mantener la independencia nacional,
proclamada la noche del 27 de febrero del mismo año.
La derrota de los adversarios haitianos fue recibida con alegría, luego de que las
huestes criollas, comandadas por el general José María Imbert, resistieran cinco
ataques, por dos flancos, en los que los invasores tuvieron unas 600 bajas y una mayor
cantidad de heridos. No obstante, los nativos no contaron pérdidas.

Al mediodía del 30 de marzo se iniciaron los combates por el lado izquierdo


dominicano, que defendía el Fuerte Libertad.

Después de cinco horas de lucha, los haitianos solicitaron una tregua para recoger sus
muertos y heridos.

La importancia de esta batalla radica en que fue el primer acontecimiento bélico


desarrollado en esta ciudad durante el período republicano.

Este hecho trajo consigo la elevación de la moral de los dominicanos por la victoria
lograda frente al invasor haitiano de ese momento; se logró detener el avance de las
tropas haitianas hacia la capital.

Relató además: “Los triunfos tan espléndidos reanimaron el espíritu público” e “hicieron
renacer la confianza en el buen éxito de la causa nacional, reviviendo en las masas el
entusiasmo que se había debilitado con la injustificada retirada del ejército del Sur a
Baní, pues a la vista de los últimos sucesos ya no le quedó sino a muy pocos la duda
de que los dominicanos pudieran sostener la independencia que habían proclamado y
la integridad de su territorio”.

Conclusión
Concluyo esta investigación. El presidente haitiano tuvo que regresar a Haití, por el
rumor de que le habían dado un golpe de Estado en Puerto Príncipe. Fuentes
históricas narran que los de la idea del rumor fueron los astutos independentistas
dominicanos.

Acerca de la contienda del 30 de marzo de 1844 José Gabriel García, historiador


nacional, escribió: “...pero como a más de las tropas santiagueses que pudieron
reunirse, el general Imbert había acudido en auxilio de la plaza con fuerzas de Moca, y
el coronel Toribio Ramírez con quinientos hombres de La Vega, aunque los haitianos
atacaron con vigor por diferentes puntos, tuvieron al fin que retirarse con grandes
pérdidas, distinguiéndose en la acción por su heroísmo, a más el general Imbert, los
coroneles Toribio Ramírez y José María Garrido”.

Relató, además: “Los triunfos tan espléndidos reanimaron el espíritu público” e


“hicieron renacer la confianza en el buen éxito de la causa nacional, reviviendo en las
masas el entusiasmo que se había debilitado con la injustificada retirada del ejército del
Sur a Baní, pues a la vista de los últimos sucesos ya no le quedó sino a muy pocos la
duda de que los dominicanos pudieran sostener la independencia que habían
proclamado y la integridad de su territorio”.

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