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Foucault sitúa la aparición del racismo en sentido propio en el momento en que se

produce esta reconversión del discurso de la lucha de razas en un discurso biológico


de lucha por la vida. La sociedad, antes dividida internamente por cuestiones de raza,
lo está ahora por la amenaza de elementos heterogéneos, los desviados que produce
accidentalmente la sociedad. Así, el Estado cobra un nuevo papel: el de protector de la
integridad social, el de gestor de la pureza de una raza en singular, verdadera,
patrimonio precioso que las técnicas médico-normalizadoras deben conservar. Esta
nueva función higiénica de la ciencia comienza a manifestarse a finales del siglo XIX,
y sus efectos perduran hasta hoy [ CITATION Día06 \l 9226 ]

La estrategia de la biopolítica decide lo que debe vivir y lo que debe morir: el racismo es lo
que permite fragmentar esta masa que domina el biopoder, dividirla entre lo normal de la
especie y lo degenerado; así se justifica la muerte del otro, en la medida en que amenaza a
la raza (no ya al individuo). Se puede matar lo que es peligroso para la población. La raza,
el racismo, son -en una sociedad de normalización- la condición de aceptabilidad de matar.
Y «matar» no se refiere solamente al asesinato directo, sino, también a todo lo que puede
ser muerte indirecta, es decir, al hecho de exponer a la muerte o de multiplicar para algunos
el riesgo de muerte, o más simplemente la muerte política, la expulsión. El Estado funciona
teniendo como base el biopoder; a partir de este hecho, la función homicida del Estado
queda asegurada por el racismo (Foucault, 1991:19). [ CITATION Día06 \l 9226 ]

Foucault distingue dos modelos de poder: el modelo de la peste que funciona por
exclusión y el modelo de la lepra basado en el control (Foucault, 2001:55- 59). Son
modelos que idearon los siglos pasados y configuran lo que hoy son las sociedades
modernas. El modelo de la peste es el modelo ideal de las sociedades disciplinarias, del
dispositivo de poder disciplinario, donde el espacio está recortado, cerrado,
continuamente vigilado y controlado. Los lugares son asignados funcionalmente. En
este espacio los individuos son puestos en lugares fijos donde se vigilan los menores
movimientos. Este modelo se basa en el orden, en el ordenamiento que prescribe a
cada uno su lugar, el lugar de la mujer, del loco, del estudiante, del enfermo mental,
etc. Donde se prescribe a cada cual su lugar, su bien, cual le corresponde a cada uno, y
cual es el camino para conseguirlo. Este modelo de la peste, característico de la
sociedad disciplinaria se opone en principio al modelo de la lepra. [ CITATION Día06 \l
9226 ]
En la ciudad que funciona el modelo de la peste, toda la cuidad está atravesada de jerarquía,
de vigilancia y de registro, es el sueño de una sociedad disciplinada, la utopía de la ciudad
perfectamente gobernada donde todo es visible, controlable, transparente y expuesto a la
mirada. Bajo el biopoder, inclusooo para cuidarlo. [ CITATION Día06 \l 9226 ]

el hombre como ser vivo y sobre la vida, hace que la vida se convierta en objeto del poder y
que se estatalice lo biológico.

En la ciudad que funciona el modelo de la peste, toda la cuidad está atravesada de jerarquía,
de vigilancia y de registro, es el sueño de una sociedad disciplinada, la utopía de la ciudad
perfectamente gobernada donde todo es visible, controlable, transparente y expuesto a la
mirada. Bajo el biopoder, inclusooo para cuidarlo. [ CITATION Día06 \l 9226 ]

el hombre como ser vivo y sobre la vida, hace que la vida se convierta en objeto del poder y
que se estatalice lo biológico.

Ésta es la idea que los grupos liberales clásicos recogen y desarrollan: el principio de
subsidiariedad como postulado de la no injerencia del Estado en los asuntos de la sociedad,
puesto que, para ellos, el bien común se realizará sólo si los individuos logran alcanzar sus
propios intereses personales, es decir, se percibe al bien común como el resultado de la
suma de los bienes individuales. Para que ello sea posible, el Estado debe abstenerse de
intervenir en los asuntos de los individuos y, por ende, de la sociedad civil. Por lo anterior,
el Estado no puede tener más pretensión que garantizar que los particulares alcancen sus
propios fines[17], sin interferir en el logro de ese objetivo individual de alcanzar el propio
bien que, a la larga, portará al logro del bien común. [ CITATION Mar09 \l 9226 ]

Neofascismo

El autor ha señalado que la ideología fascista tiene dos componentes: el «populismo


ultranacionalista» y el «mito palingenésico»4. A partir de ellos, Griffin construye un puente
comparativo entre el fascismo clásico y sus réplicas contemporáneas, como son el
neofascismo y los movimientos de extrema derecha. [CITATION Ola18 \l 9226 ]

Un fascismo del futuro […] no necesita asemejarse en su totalidad al fascismo clásico en


sus signos y símbolos exteriores. Algún movimiento futuro que renuncie a las instituciones
libres para movilizar a las masas con el fin de reunificar, purificar y regenerar un
determinado grupo, inspirado en una nueva simbología, representaría sin lugar a dudas algo
más»
«un movimiento político nacionalista y revolucionario, antiliberal y antimarxista, con una
base social principalmente dentro de la clase media, organizado como un partido militar,
con una visión totalitaria de la política y del Estado, basado ideológicamente en el mito, la
virilidad y el antihedonismo, sacralizado como una religión política que afirma la primacía
de la nación entendida como una comunidad orgánica étnicamente homogénea y
jerárquicamente organizada en un Estado corporativo, con una vocación belicista a favor de
una política de grandeza, de poder y de conquista encaminada a la creación de un nuevo
orden y una nueva civilización supranacional» [CITATION Ola18 \l 9226 ]

sentido de crisis y declive nacional, una fascinación con un pasado glorioso, un proceso de
revisionismo histórico […], una crítica a los procesos parlamen tarios […], la necesidad de
un Estado fuerte, un sistema estricto del Estado de derecho, una creencia respecto a la
superioridad europea junto con el casi completo rechazo hacia los “otros” […], un
nacionalismo que combina […] la defensa de los valores tradicionales, la justificación de la
violencia […] y posiblemente un líder carismático»

nacimiento de la derecha radical populista. Estos partidos son definidos por Cas Mudde a
través de tres elementos ideológicos: el nativismo, el autoritarismo y el populismo. El
concepto clave radica en el nativismo, cuya ideología sostiene que el Estado debe ser
habitado exclusivamente por los miembros del grupo nativo (la nación) y que los elementos
no nativos (personas e ideas) representan una amenaza para la homogeneidad del Estado-
nación (Mudde, 2007: 19). [CITATION Ola18 \l 9226 ]

el fascismo puede ser evaluado en cuatro niveles: en escuelas de pensamiento, movimientos


sociales, partidos políticos y como parte de un régimen político. [CITATION Ola18 \l 9226 ]

Respecto a su avance como fenómeno político, recurro a la propuesta de Robert Paxton.


Este autor ha elaborado un ciclo fascista: 1) la creación del movimiento, 2) el
establecimiento en el sistema político, 3) el ascenso al poder, 4) el ejercicio del poder
político y 5) la estabilización (etapa en la cual el fascismo opta por su radicalización o su
entropía). Utilizo este ciclo porque el fascismo no fue un fenómeno estático; por el
contrario, evolucionó según su entorno hasta convertirse en régimen político [CITATION
Ola18 \l 9226 ]

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