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ANÁLISIS DEL DOCUMENTO VOCES DE LA SOCIEDAD CIVIL ANTE

LA DESIGNACIÓN DE AUTORIDADES ELECTORALES

La designación de las autoridades electorales por parte de una Asamblea


Nacional (2020) cuya elección ha sido cuestionada tanto nacional como
internacionalmente es el punto de partida de un comunicado plagado de
incoherencias desde su planteamiento inicial, intentando justificar la
postulación de candidatos a rectores del Consejo Nacional Electoral
(CNE) por parte de una serie de organizaciones que, en criterio personal
de quien escribe, gozan de cierta credibilidad dentro de la oposición
venezolana.
Una de las primeras incoherencias es mencionar el cuestionamiento de
la elección de este parlamento; ello trae como consecuencia tener que
observar con detalle a los integrantes recientemente designados y sobre
los que recae la responsabilidad de nombrar a candidatos principales y
suplentes a rectores del CNE (Comité de Postulaciones Electoral, CPE),
según lo establecido en el artículo 295 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (CRBV, 2000) y los artículos 19, 20, 21, 22 y
23 de la Ley Orgánica del Poder Electoral (LOPE, 2002).
Se puede notar la parcialización política hacia el partido de gobierno de
la mayoría de sus miembros, siendo la más emblemática que los
diputados que conforman este CPE son electos por el Gran Polo
Patriótico (8 de 11), está incluida la Primera Dama del país quien
también funge como diputada de la AN y de los miembros de la
“Sociedad Civil” hay dos ex constituyentistas, y cinco tienen nexos
notables con el partido de gobierno, sin contar que los tres restantes
han militado en partidos de izquierda. Esto se contradice con cualquier
señal asociada a la voluntad política de lograr acuerdos que generen
confianza en los organismos electorales.
Lo cual conlleva a esbozar una segunda incoherencia notable: con
escenarios como el anteriormente planteado es casi utópico pensar que
pueda haber una oportunidad de obtener un árbitro imparcial con el que
se genere la credulidad para la participación masiva del ciudadano. El
diputado de la cuestionada AN 2020 y segundo vicepresidente del CPE,
Jose Gregorio Correa, en cada una de sus alocuciones públicas insiste en
la “recuperación de la confianza en el voto por parte de los
venezolanos”; asunto que se percibe lejano con elementos como la poca
transparencia en cuanto al Reglamento Interno de funcionamiento del
CPE, que según el artículo 24 de la LOPE (2002) debe ser publicado seis
(6) días después de la juramentación de dicho CPE y donde debe quedar
establecida la metodología para seleccionar a los candidatos a rectores
del CNE. Entonces vale la pena preguntar, ¿cómo se puede gestar
certidumbre en el ciudadano con estos hechos?
Sin duda alguna para quien escribe hay una tercera incoherencia, debido
a que se coloca como argumento lo propuesto por algunos sectores de
la oposición venezolana, quienes desean “incorporar de nuevo la vía
electoral a los instrumentos de lucha en pro de la democracia”.
Ciertamente, la oposición venezolana no ha participado en los últimos
procesos electorales porque no existen garantías que permitan
confianza. Durante años, se han estado exigiendo dichas garantías como
depuración del Registro Electoral (RE), Observación Internacional,
Legalización de Partidos Políticos, entre otras pero principalmente la
Imparcialidad de los Organismos Electorales, desde el la Rectoría del
CNE hasta las Mesas en los Centros de Votación. Parece ilógico pensar
que se ha querido construir una política de abstencionismo, cuando la
esencia democrática del venezolano que reposa en su Constitución es
justamente el voto como mecanismo de expresión para dirimir sus
conflictos de índole político y tomar decisiones al respecto.
Es total y absurdamente contradictorio que organizaciones como las
firmantes en el comunicado, que han acompañado a los ciudadanos en
los mal llamados procesos electorales de estos últimos 5 años y han sido
testigos de tantos delitos lectorales dantescos, argumenten su loable y
sincera voluntad de colaborar con el proceso de selección de los
miembros del CNE, basados en este argumento tan poco lógico: si la
oposición venezolana ha decido no participar, no es porque no crea en la
vía electoral, es porque no existen señales para que le voto del
ciudadano venezolano elija.
Para finalizar, vaya un reconocimiento a la voluntad de estas
organizaciones de tender puentes de entendimiento, basados en la
propuesta de concurrir al llamado para conformar tanto el CPE como la
estructura de un Nuevo CNE; pero surge la interrogante ¿valdrá la
pena?... Sabemos que Venezuela siempre lo vale, pero el trabajo es
seguir exigiendo que las libertades y derechos sean restituidos en un
país que solo espera salir de la crisis. ¡Necesario construir Democracia!

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