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Inteligencia Emocional
Inteligencia Emocional
Inteligencia Emocional
Competencias Emocionales
Manifestaciones emocionales y control emocional
Cerebro emocional
Goleman (1995) define la inteligencia emocional como la habilidad que tiene el ser
humano para ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones; controlar el
impulso y demorar la gratificación, regular el humor y evitar que los trastornos
disminuyan la capacidad de pensar; mostrar empatía y abrigar esperanzas. (pag 54)
Como antecesores del estudio sobre la IE, tenemos al psicólogo Edward Thorndike
(1918) citado por Mestre, Carrera y Guil (2003), precursor en el concepto de IE, quien
la definió como la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres,
muchachos y muchachas, a actuar sabiamente en las relaciones humanas.
b.- Competencia social. Determinan el modo en que nos relacionamos con los
demás
c.- Habilidades sociales: capacidad para inducir respuestas deseables en los demás.
Ante todo debemos entender que la emoción es un fenómeno multifuncional que incluye
elementos subjetivos, fisiológicos, funcionales y sociales. La emoción tiene funciones
prioritariamente motivacionales, de allí su importancia para alcanzar las metas que la
persona se propone.
Para lograr una adecuada manifestación y control de las emociones un primer paso será
aprender a identificar y etiquetar las propias emociones, desarrollar un
vocabulario emocional, evaluar su intensidad y manejar sus reacciones
emocionales identificando maneras adecuadas para expresarlas.
Desde una edad temprana toda persona tiene que aprender que existen diversos tipos de
situaciones y que cada una le exigirá distintas respuestas. Tiene que identificar
distintas alternativas de solución a los problemas. Esto garantizará que el individuo
aprenda a tomar decisiones más convenientes y resuelva de la mejor manera problemas
cotidianos.
El sistema límbico, también llamado cerebro medio, es la porción del cerebro situada
inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y que comprende centros importantes
como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo, la amígdala cerebral (no debemos
confundirlas con las de la garganta).
Estos centros ya funcionan en los mamíferos, siendo el asiento de movimientos
emocionales como el temor o la agresión.
En el ser humano, estos son los centros de la afectividad, es aquí donde se procesan las
distintas emociones y el hombre experimenta penas, angustias y alegrías intensas.
El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones es hoy
incuestionable. Pacientes con la amígdala lesionada ya no son capaces de reconocer la
expresión de un rostro o si una persona está contenta o triste.
Cuando nos hacemos cargo de las preocupaciones amorosas de nuestra mejor amiga,
tenemos sentimientos de culpa a causa del montón de actas que hemos dejado de lado
o fingimos calma en una conferencia, siempre está trabajando también el neocórtex.