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Coordinadores:
Mirta Verónica Arellano Vega, María Luisa González Aguilera
y Fernando Zarco Hernández
México 2018
Título original:
Nuevas abstracciones en el Análisis del Arte y la Cultura Popular
Coordinadores: Mirta Verónica Arellano Vega, María Luisa González Aguilera y Fernando
Zarco Hernández
Ilustración: Mirta Verónica Arellano Vega
Edición: Manuel Coca Izaguirre
ISBN: 978-607-571-040-2
Edición: Impre-jal
Editado en México
Edited in Mexico
Contenido
Presentación.07
Prólogo:
El malestar en la cultura popular, José Miguel Marinas Herreras..15
Capítulo I.
Construcción de la intimidad
Intimidad y montaje, Xóchitl Romo Morales.23
La intimidad en performance:
el Hombre de Tejate de César Martínez Silva y La Artista está presente de
Marina Abramovic, María Luisa González Aguilera.30
Capítulo II.
Elementos simbólicos, rituales y de religiosidad
El arte del agradecimiento, exvotos de San Juan de los Lagos,
María del Pilar Herrera y Carlos W. Haro.67
Capítulo III.
Antropología del arte en lo simbólico, ritual y material
Semiótica del arte popular, Brahiman Saganogo.109
Capítulo IV:
Análisis de identidades y popularidades en la música, lírica y cantes
Las músicas (Los cantes) de ida y vuelta,
José Miguel Marinas Herreras.165
Capítulo V:
Abstracciones sobre la espacialidad edificada
Sìmbolos y salvar el patrimonio: el problema de la no identificación
con los templos católicos modernos, Angela Lucrecia Peralta Orozco,.215
Capítulo VI:
Lo popular en ficciones, intertextos y cultura visual
La literatura popular: entre el best-seller y la novela de culto,
Rodrigo Pardo Fernández.243
Capítulo VII.
Abstracciones sobre identidad de género y performatividades
Performatividad de género en el baile de la música
norteña mexicana, Fernando Zarco Hernández.297
Hasta ese momento, estuve muy impactado, pero al mismo tiempo me sentí
divergente, en especial por la mención de “la muerte de las tradiciones” o la
“muerte de las identidades regionales sustentadas por la tradición”.
Todas las aportaciones del presente volúmen conforman una red de estudio-
sos de el arte y la cultura, de la cual participan El Doctorado Interinstitucional en
Arte y Cultura representado por la Universidad de Guanajuato Campus León,
la Escuela de Letras de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
la Universidad Autónoma de Aguascalientes y el Centro Universitario de Arte,
Arquitectura y Diseño junto al Centro Universitario de Ciencias Sociales y Hu-
manidades de la Universidad de Guadalajara. La red de estudiosos del arte y la
cultura del DIAC se nutre con la participación de distinguidos investigadores
invitados, provenientes de la Universidad ITESO de Guadalajara, la Universidad
Iberoamericana, la Universidad Laval de Quebec, la Universidad Complutense
de Madrid y la Universidad de Guantánamo. A todos los participantes en este
volumen, mi más profundo agradecimiento y reconocimiento por su contribu-
ciones, las que sin duda generan conocimiento sobre el estado actual de el arte y
la cultura popular.
Esta es la mirada que llamamos dialéctica: lo que surge, las pautas, no brotan
del puro diseño o prefiguración. Son el resultado de la lucha, del combate entre
formas opuestas. La que queda lleva la huella de las que no están, que fueron
reprimidas (y vuelven como lo reprimido) Por eso hablar de cultura popular no
es sólo hablar de otra cultura o contracultura, sino de conflicto.
La cultura popular
La cultura popular sería aquella cuyo protagonista ( el que sabe / el que explica
/ el que se hace a sí mismo) es el pueblo (los pueblos) y no tanto las elites, los
especialistas, los expertos según el mercado y sus jerarquías
Y me apresuro a formular dos preguntas que van con ello: ¿hay un afuera del
mercado? ¿hay un afuera de las jerarquías sociales?
Pueblo es un término intuitivamente inmediato y moralmente confortante.
Como dice un mirabrás flamenco:
A mí que me importa
Que un rey me juzgue
Si el pueblo es grande y me abona
Voz del pueblo, voz del cielo y andar
Y añade, para sorpresa (apuntando a un sujeto libre aunque popular):
Que no hay más ley / que son las obras / que con el mirabrás
Pero los pueblos cultivan sus modos a veces de forma extraña, los dejan caer,
los olvidan. El ejemplo de las modas populares del consumo es relevante: qué está
de vigente, por cuánto tiempo es moda, cuándo y por qué decae…son enigmas
continuos casi insolubles. Como la moda es ante todo una organización del tiem-
po (un presente que disciplina, diríamos remedando la expresión de Simmel),
la cultura popular parece haberse situado en ese presente continuo sin origen
y propiamente sin historicidad. Parece un presente eterno, quieto, el único que
le planta cara al presente continuamente renovado (que va detrás de la historia)
en la sociedad de consumo. Ese estar entreverado y enfrentado al modo omnia-
barcante del consumismo es un rasgo que prepara la expresión de su malestar:
quiere permanecer en su tiempo propio, en su ser, en su tradición, pero el tiempo
del consumo (que es presente pero efímero) lo persigue, lo cerca y se apodera de
él desvirtuándolo, esto es, quitándole vigor.
Los rituales de control social hacen que prácticas populares perduren más allá
de su sentido originario o incluso de su sentido. El culto del Niño Pan de Xochi-
milco está fuertemente pautado (el sistema de mayordomos anuales que se hacen
cargo de la imagen, los modos de cesión temporal del Niño, las túnicas y ropones
a centenares, las meriendas con oración con las que concluye el día son muy elo-
cuentes), en tanto que no lo parece el del niño de Atocha también en su contexto
propio (apenas conocido en su santuario original: la Virgen de Atocha de Madrid,
triunfa en América donde parece hacerse instalado por su cuenta) . Las narraciones
que los acompañan dicen de su imaginario y de su actualidad. La consagración de
la cantante argentina Gilda, fallecida en un accidente de tráfico, con un templo
erigido en su nombre parece ser lo último de lo popular que asume la miscelánea
Cuando se habla de la cultura desde esta óptica, sucede algo llamativo: los
fenómenos culturales (ritos, música, folklore, formas de crianza) no sólo son ins-
trumentos, veredas o modos para hacer las cosas, sino algo que nos marca. Como
una herramienta que moldea nuestras manos.
Freud es más radical, dice que la cultura es como una prótesis (el ser humano
es un dios con prótesis, es su expresión más rotunda), es un simulacro, un apaño
que nos posibilita, a la vez que nos limita.
El contexto que ahora nos toca es el del malestar en la cultura del consumo.
No podemos pensar la cultura popular como si el mercado global no existiera
(porque existe, al menos desde el siglo XVI, en la ruta del llamado Galeón de Ma-
nila). Y lo hace con tres grandes operaciones: (a) masificación, (b) individualismo
y (c) falta de límites.
Donde la cultura no enseña sus límites y los del sujeto sino el tiempo de la
aceleración y mutación permanente, sin límite.
Resulta que esos tres modos ha construido los mejores frutos de la cul-
tura de los pueblos. Pero no se dejan asir en el presente:
(a) Lo peculiar sucumbe ante los discursos poderosos (como dijo Barthes, en el
Discurso enamorado) que tienen a uniformar, a confundir el sujeto lleno de determi-
naciones biográficas y políticas con el individuo abstracto de las encuestas positivistas.
Lo peculiar es lo que está amenazado en esta época (desde los años 30 del siglo pasado,
cuando Benjamin escribe su trabajo El narrador ) : lo peculiar son los discursos de
experiencia, que quedan tapados por la absorción mediática (en la que se consumen
biografías, pero sin fruto moral).
Colofón
Por eso las tareas que de aquí se desprenden tienen que ver con afinar nues-
tros conceptos, definir las contradicciones:
Intimidad y montaje
La intimidad no es una experiencia que este dada por si misma sino que se
construye ¿Dónde y cómo se construye la intimidad sobre todo en esta actua-
lidad en la que estamos excedidos de cámaras y desgranados en las redes so-
ciales?, ¿dónde y cómo se construye nuestra intimidad? Evocando mi práctica
psicoanalítica propongo tres tiempos de construcción de la intimidad (tiempos
no cronológicos).
Los niños tienen una necesidad grande de ir creando lugares íntimos, espacios
privados o propios. Nietzsche en “la gaya ciencia” habla de una niña que estando
en el baño, su madre le dice “Dios lo ve todo, dios te está viendo” a lo que la niña
responde “Pero eso es indecente, ¿con qué derecho me ve en el baño?” (Boulad,
2000). Es una gran lección la de esta niña pues si no pudiésemos escapar un po-
quito de la mirada constante estaríamos perdidos. La mirada incluso si es la de
dios debe ser “decente” y conceder que algo no está a su alcance. En este mismo
sentido el analista argentino José Zuberman se pregunta:
Este es el punto de partida: el origen que queda como enigma en cada uno
por muy diversa que sea la procedencia, la cultura y la época. Dice Borges en su
famoso texto del secreto:
“Sin un libro sagrado que los congregue como la Escritura de Israel, sin una
memoria común, sin esa otra memoria que es un idioma, desparramados por la
faz de la tierra, diversos de color y de rasgos, una sola cosa -el Secreto- los une y
los unirá hasta el fin de los días.” (Borges, 2016).
Ese secreto de la secta del Fénix es, según lo que pudo revelar Borges a un
periodista, “lo que el marido sabe, gracias al acto de engendrar” (Garcia, 2012).
Pero la respuesta de lo que sabe el marido es simplemente un impulso nuevo para
el secreto pues sólo lo sabe el marido, cada vez.
Freud es el creador de un espacio para que cada uno arme su historia desde
lo más escondido de su deseo y los analistas pasamos días siendo testigos del
tejido de historias, recuerdos, estilos y pulsiones que organizan con menos su-
frimiento la posición en el mundo de cada uno. Freud -esto lo dice Kristeva y yo
lo suscribo- “restituye la continuidad heterogénea entre cuerpo-alma-espíritu y
la experiencia de dicha continuidad es lo íntimo […]” (Kristeva, 2001).
Hasta aquí, se trata entonces de poder esconderse del Otro y al tiempo poder
volver para que el alma cuente pero este paso requiere un montaje. Es indispen-
sable una narración puntuada por un estilo donde la edición crea continuidad
Vemos imágenes de una familia feliz en cámara super 8 y se escucha la voz del
padre de Sarah Polley que es un buen actor, diciendo:
Por otro lado, en la historia del cine la cámara tiene función creativa y muy
temprano reinventa con el primer plano2 la relación con el espectador (Pinel,
2004). En el caso de este documental se hacen acercamientos a los detalles de
la presencia de la madre, mientras que en el aire están escenas creadas por la di-
rectora, así como diversos testimonios de quién fue esa mujer y qué fue lo que
amó. Para nosotros es un modo de pensar el recorrido por lo íntimo del Otro
sin unificarlo.
Es así, con los otros, en lo público pero diferenciándonos del cotilleo, desde el
escondrijo del diván, la cámara y el montaje como armamos la intimidad indis-
pensable nuestra de cada día. Contamos al contar un relato particular y verdade-
ro con el que nos situamos, sin someternos, en el mundo del Otro.
Referencias
BOULADB, Henri 2000. El hombre y el misterio del tiempo, Ed, sal terrae. España
P 140.
BORGES, Jorge Luis 2016. Cuentos completos, Penguin Random House,
México.
FREUD, Sigmund 2000 Tres ensayos de teoría sexual, OC, VII, Amorrortu, Bue-
nos Aires.
KRISTEVA, Julia, 2001. La revuelta intima, literatura y psicoanálisis, Capitulo
1, ed, Eudeba, Buenos Aires.
PINEL, Vincent 2004. El montaje: El espacio y el tiempo del film. Paidos, Barce-
lona, p 18
ZUBERMAN, José 1997. La intimidad”, Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis
Salvador,
Bahia, Br. http://www.efbaires.com.ar/files/texts/TextoOnline_1128.pdf
Filmografía
PASOLINI, Pier Paolo 1965. Comizi d`amore Italia,
POLLEY, Sarah 2013. Stories we tell, Canadá
De la intimidad
Los autores citados coinciden en puntualizar que desde finales del siglo XX
el interés por la intimidad va en aumento, adquiriendo un estatuto filosófico y
10
Kristea, Julia. 2000 El porvenir de una revuelta. Seix Barral.
11
Fernández, Olga. 2009 La (im)posible intimidad. Reductos en el arte actual. Contrapuntos estéticos. Antonio
Notario Ruiz. Editor. Aquilafuente. Versión elecrónica.
12
Lluís Ylla, y cols. Presentan un amplio recorrido por lo que se ha entendido por interioridad que permite
deducir que interioridad e intimidad son cercanos conceptualmente, aunque diferentes en sentido. Al respecto
comenta: “La primera vez que oí esta palabra fue a Marcel Légaut. En Interioridad y compromiso (1977) habla-
ba de la importancia que el compromiso, para que fuese fecundo, naciera de la interioridad. Siguiendo el hilo
la encontré en diversos autores franceses (Teilhard, Mounier, Levinas, Merleau Ponty) y también algunos cen-
troeuropeos (Kierkegaard, Husserl, E. Stein), hasta llegar a Hegel, quien la usa en relación con la arquitectura”
En ¿De qué hablamos cuando hablamos de interioridad? Cuadernos EIDES. PDF.
La intimidad en el arte.
¿A qué conflictos se refieren tanto Ricoeur como Cohen? Pueden ser tanto
heridas y conflictos singulares y subjetivos, pero también heridas históricas. En
la Historia del Arte, en la radical década de l960 nos encontramos propuestas es-
téticas que trabajan alrededor de las heridas y el conflicto subjetivo generado por
el paso a la modernidad tardía, también llamada posmodernidad (J. F. Lyotard
1987)17. Muy diversos artistas, entre los que destaca Gina Pane (Francia 1939-
1990), reaccionaron a la guerra de Vietnam considerándola como una enorme
herida histórica. Al respecto esta artista declara: “La herida es la memoria del
cuerpo; memoriza la fragilidad, el dolor, es decir, su existencia real. Es una de-
fensa en contra del objeto y de las prótesis mentales.”18
Según Amelia Jones (2010)22 con el empleo de sus propios cuerpos, y con
el trabajo de éste como tema, los artistas de la posvanguardia han venido pro-
curando representar y elaborar en propuestas artísticas los profundos cambios
socioculturales que han venido configurándose a partir de la descomposición de
la modernidad y que hoy definimos como indicativos de una episteme posmo-
derna. La posmodernidad se ha caracterizado por una nueva subjetividad deter-
minada por el paso del capitalismo global hacia el neoliberalismo y por una nueva
sensibilidad. Esta nueva subjetividad es fundamentalmente narcisista y toma al
cuerpo como el lugar propio para la expresión.23 Qué hacer con la subjetividad
emergente, cómo responder a ella artísticamente, es lo que los artistas se plan-
tean.
La intimidad relacional.
El punto en común entre todos los objetos que agrupamos bajo el nombre de “obra de arte”
radica en su facultad de producir el sentido de la existencia humana, de indicar trayectorias
posibles, en el seno del caos de esta realidad. Nicolás Bourreau 24
Según este paradigma estético, los artistas trabajan e intervienen en las ex-
periencias y fenómenos producidos por la generalización de la experiencia de la
proximidad dada en nuestra actual vida social, y laboran interviniendo el estado
de encuentro que se les impone a los hombres. Estas obras, parten de la valora-
ción de la intersubjetividad y tienen como tema central el estar-junto y la elabo-
ración colectiva del sentido (Bourriaud 2006:7).
Aunque hay un interés por la forma, el arte relacional considera que sólo hay
forma en el encuentro. Así, la esencia de la práctica artística residiría en la in-
vención de relaciones entre sujetos: cada obra sería la propuesta para habitar un
mundo en común y el trabajo del artista un haz de relaciones con el mundo, que
generaría otras relaciones.
23
A juicio de D. R. Dufour (2007), los indicadores observables de tal trasformación, son: la fractura del sujeto
moderno (el crítico kantiano; el neurótico freudiano); la correlación entre esta fractura y la mutación en el ca-
pitalismo hacia el neoliberalismo; una mutación antropológica y la producción de un nuevo sujeto en sentido
filosófico.
24
Bourriaud, N. 2006 La estética relacional. Adriana Hidalgo. Versión electrónica:
25
Bourriaud, N. Ibid
Para abordar la forma en que estos artistas trabajan con la intimidad, comen-
cemos por precisar lo siguiente: el artista, para crear, trabaja con su intimidad. La
intimidad como experiencia es necesaria para el trabajo del arte, el cual implica
“efectuar una inmersión interior, pero no para apuntalar el universo propio, sino
para redimirlo abriendo espacio para el cultivo de la metáfora”.27
Para César Martínez Silva (CDMX, 1962) artista relacional y artivista desde
los años noventa, el arte no es sino compartido y coproducido con el público par-
ticipante: el sentido de la obra emerge en ese encuentro. Las perforMANcenas,
obras relacionales y efímeras en las que el artista elabora una escultura humana
comestible de chocolate o gelatina, para que sea consumida por el público parti-
cipante, son sus creaciones originales28. Estas obras, a pesar de ser efímeras, se in-
tegran a la dinámica de la vida, generando una experiencia estética transformativa
que genera conocimiento y posición política con respecto a los actos de consu-
mo generalizado y de territorialización de los cuerpos y de las relaciones huma-
nas. Martínez, a diferencia de Marina Abramovic que hace sus performances en
museos, considera que es en los espacios íntimos como patios, azoteas, galerías
independientes, en los que puede generarse un contacto auténtico y producirse
cambios subjetivos por ser más posible conmover la intimidad profunda de los
participantes, es decir, busca incidir en los ambientes de lo cotidiano, en relación
con otros, y en la creación de nuevas formas de relación con el mundo.
¿Con qué intimidad trabaja y qué intimidad toca César Martínez en las Per-
forMANcenas? Según lo que anotamos en las definiciones de intimidad en lo
que antecede, es aquella referida el espacio de la elaboración y del recuerdo, tanto
de lo grato como de lo que duele; de la reflexión y la sensibilidad; de la confron-
tación con lo que nos abruma o interroga; de la reunificación en el quebranto; el
lugar de la experiencia de lo inconsciente.
Fig. 1, Fotografías
tomadas por la
autora. 25 Enero
2017. Patio de la
Universidad del
Cláustro de Sor
Juana. Cd.Mx.
“Mi función era estar 100% presentes para ellos. ¿cómo se logra? El patrón de
la respiración es importante. Si respiras rápido, te concentras menos. Pero si res-
piras con ritmo, Puedes alcanzar un estado mental del momento, que te conecta
con la persona que tienes frente a ti. Sentí a la gente delante de mí. Algunos con
energía muy negativa, y otros con energía muy buena.Vi a muchas personas con
un dolor tremendo, que se proyectaban en mí y yo sentía su dolor. Yo sólo era el
espejo. Lo importante de esta obra fue que el ser humano jamás se sentará en su
casa sin hacer nada. Pero gracias a este museo creé una plataforma, un escenario,
y la gente tenía que esperar, y esperar era parte del proceso. En el momento que
te sientas frente a mí, otros te miran, te filman y yo te miro. No tienes donde es-
capar, ningún lugar, sólo adentro de ti mismo, y cuando sucede esa conexión, hay
un clic interno y estás contigo mismo, algo que evitamos toda la vida. Creo que
esta pieza tuvo éxito porque no era verbal, no se trataba de explicar las emociones
sino de sentirlas en directo.”
Estar consigo mismo, experiencia que suena simple, y sin embargo difícil de
conseguir en ruidosa y rápida vida cotidiana. Abramovic con su propuesta per-
formática, ilustra tanto como hace experimentar lo propio en lo ajeno, logro caro
para los artistas de performance.
Abramovic relata que “después de estar sentada tanto tiempo, 736 horas en el
MOMA, los científicos estadounidenses se interesaron en mí” (Innsaei 2016).
La reacción del público había sido tan intensa, que interesó dar una explicación
científica de lo ocurrido. Científicos de neurociencias, tanto estadounidenses
como rusos, concluyeron, tras replicar el performance y habiendo registrado las
reacciones cerebrales de la artista y los participantes, que, dada la actividad ce-
rebral intensa de Abramovic al momento del experimento, el participante re-
accionaba a nivel subconsciente, en la misma sintonía que la artista. Nosotros
preferimos interpretar dicho resultado, en el sentido de que la experiencia de la
intimidad casi desconocida por eludida, en una experiencia de comunicación no
verbal intensa, se activa y provoca que el participante se conmueva y contacte
consigo mismo.
Conclusión
Uno de los aspectos del relato de estas canciones suele quedar en un segundo
plano: descripciones de las relaciones entre los varones, entre hombres, aunque
sea la historia con una mujer, (generalmente la que se fue, la que fue buena, casi
una diosa y ahora es ingrata) las que las tiñe y enmarque.
La llegada al pueblo…
Dice nuestro protagonista en “el camino de la noche”. Pero este camino som-
brío, tristón, desemboca en la feria y en la cantina. Allí puede que beba solo,
para aliviar sus penas, pero, a su vez, estos tragos se constituyen en el preámbulo
para brindar con otros, irse de parranda con otros también, unidos quizá eufó-
ricamente en el cortejo y en la serenata. El tiempo suspendido de la fiesta, y esta
embriaguez no solitaria sino entre “otros cuates”, quizá también borrachos, crea
un cierto lazo social, unas relaciones.
“Amigo de mis amigos, me sé jugar lo que gano, si acaso tengo enemigos, me sé pelear
mano a mano, pa’ mí no hay hombre más hombre, yo también soy mexicano. El cielo sigue
nublado, la luna sigue escondida, y yo sigo apasionado tomando mucho tequila, queriendo
echar un volado aunque me cueste la vida. “ (Camino de Aguascalientes).
Y en el estribillo:
Cuando estaba en las cantinas no sentía ningún dolor…“El Borrego”
Y ahí te voy a quebrar mi destino, y en una cantina cambié mis canicas por
copas de vino. Qué coraje me daba conmigo, no tenía bigote ni traía pistola, ni
andaba a caballo. Qué coraje me daba conmigo, andaba descalzo y a ti te gustaban
las botas de charro.
Si los de la parranda pueden ser unos desconocidos “otra vez a brindar con
extraños…” ¿Qué hay de los amigos?
Parece que la amistad, la relación entre iguales en sí misma, lleva para el sujeto
enamorado de este cancionero se asocia al riesgo de la rivalidad y del engaño.
Maldiciendo el amor y mi suerte voy sin rumbo queriendo olvidar al amor
que perdí para siempre por un buen amigo, que hoy es mi rival. “Como un cri-
minal” Para la libre expresión de la rivalidad y de los celos, el cancionero de JAJ
suele utilizar las canciones en tercera persona de las que ya hemos hablado, don-
de sentimientos más difíciles de asumir como propios se proyectan en figuras de
ficción para lograr establecer un cierto distanciamiento emocional. Y se pueden
manifestar en primer plano los sentimientos de hostilidad.
Así sucede en el corrido de “El Coyote”. La relación entre los amigos, en este
caso de la infancia, casi hermanos, que estudiaron juntos, cambia y la agresividad,
las pistolas y la muerte llegan a la escena:
Y una moraleja
Coyote, Coyote altivo que no respetaste amores, pudiendo ser buen amigo te mataron tus
traiciones.
NUEVAS ABSTRACCIONES EN EL ANÁLISIS DEL ARTE Y LA CULTURA / 49
Analicemos la letra: Los dos personajes quieren engañar al otro, y muestran
que ser rival es en sí mismo algo relacionado con la mentira y la doblez. Hay un
objeto que ambos codician: “mi María Elena”, que denota que el relator es el
que ha conseguido mayor derecho sobre ella, el importante “mi” que denota la
posesividad que se ratifica con la mención al matrimonio.
Coyote, Coyote altivo que no respetaste amores, pudiendo se buen amigo te mataron
tus traiciones.
Pasemos a otra canción donde la figura del amigo tiene una característica más
parental. Es el “cantinero que todo lo sabe, que todo lo puede” Pero al mismo tiempo hay
una relación a la de igualdad, “te doy o me das un consejo” dice la letra.
Cantinero que todo lo sabes, he venido a pedirte un consejo, pero quiero que
tú no me engañes, no me digas que no eres parejo. Ya tomé mil botellas contigo y
me has dicho las cosas más crueles, no me digas que no soy tu amigo, y confiesa
también que la quieres.
Yo no voy a matarme por nadie, te la dejo, por Dios, te la dejo, pero choca tu
copa conmigo y me das o te doy un consejo. “El cantinero”
Otra vez el engaño: pero quiero que tú no me engañes, no me digas que no eres parejo.
Pasemos analizar alguna de sus frases: La rivalidad amorosa y los celos quedan
en esta canción fuera de la escena y entra el alcohol en una competencia entre
bebedores, paga el que caiga al suelo, doble las corvas … Otra rivalidad, ahora con
la pareja tóxica. El borracho dice las mismas palabras que nuestro protagonista en
“Camino de Guanajuato”, aunque ahora sea gritando, “la vida no vale nada”. Ante
ellas, la amenaza de las “balas” corresponde al cantinero.
El borracho, ante esta agresión verbal responde con la acción de matar para la
que necesita, como en el caso del corrido de El Coyote, la justificación de la defensa
propia. Esta vez sin engaño los dos sacan la pistola. Como colofón, nada mejor que
volver a escuchar, en su propia voz, estas canciones de José Alfredo.
52 / NUEVAS ABSTRACCIONES EN EL ANÁLISIS DEL ARTE Y LA CULTURA
¿Quieres que te cante un cuento?35
35 Cuajimalpa, marzo 2017 versión actualizada. La primera versión de este ensayo fue publicado en Identida-
des de la tradición oral en México, Gloria Vergara, Isabel Contreras y Herón Pérez Martínez Coordinadores.
México: Ave Editorial, 2012
¡Canta, oh, musa! Sí, cantemos. El canto alimenta el alma, alegra, reconforta,
es solidario, acompaña. Cantar y contar se vuelven sinónimos, son como herma-
nos gemelos que eligieron caminos semejantes por vías distintas. Cantar es parte
de la tradición oral y es en la oralidad en donde encontramos la génesis de las
Desde siempre, las canciones populares han recogido la sabiduría de los pue-
blos; dentro de la literatura española, fueron llamadas romances, se definen como
pequeños poemas épicolíricos que se cantan acompañados de un instrumento.
En sus investigaciones, Ramón Menéndez Pidal afirma que los romances más
viejos que se conocen datan del siglo XV. Sin embargo, sabemos que las cancio-
nes han sido parte fundamental de los pueblos porque en ellas se han recopilado
la historia, los acontecimientos cotidianos y las simples anécdotas que surgían en
el entorno diario de una comunidad, de una ciudad, de un país. Las canciones
son, como dice Vicente T. Mendoza, un acervo que “[…] constituye un modelo
de verdadera literatura al servicio del pueblo en labios de trovadores, copleros y
repentistas que, dan color y animación en las fiestas locales, haciendo desaparecer
la monotonía de la vida.” (Vicente T. Mendoza, Glosas y decimas de México 8)
La tradición oral es un modelo maravilloso que ha permitido preservar la cultura
empírica, transmitida de padres a hijos, para conservar la memoria, es decir, los
usos y costumbres de un lugar: su cultura.
Desde niña he pensado que casi todas las canciones son cuentos cantados,
principalmente porque no podemos deslindarlas del relato, de la narración. De
alguna manera, casi toda canción nos está contando algo, y ese algo es, por lo
general, una anécdota.
Partiré, entonces, de la premisa que afirma que toda canción es, en esencia,
lírica; es decir, es un canto acompañado por la lira y al mismo tiempo, las cancio-
nes pueden ser épico-narrativas: romances o corridos que siempre relatarán algo.
El primer rasgo del que habla Pisanty afirma que todo cuento popular pres-
cinde de las descripciones exhaustivas. Los cuentos populares se mueven dentro
de mundos planos en donde los objetos sólo son mencionados buscando apela-
tivos puros y simples; a través de un lenguaje sencillo compuesto por unidades
semánticas fáciles de captar.
Así “Chava” Flores presenta directamente tanto el tema como el hecho, pero
agregando algunos datos que arrojan un lenguaje típico y perfectamente localiza-
ble en los barrios de la Ciudad de México de los años cincuenta.
Parece, parece que no sabe, no sabe con quién trata, igualado bigotón.
soy la reina, la reina por bonita
y un jicote aguamielero no cuadra con mi amor.
A José Alfredo, en cambio, en “Tierra sin nombre”, le basta con decir una
mujer que murió y dos hombres, quienes, como su tierra, también carecen de
nombre. La sola mención de los sustantivos “hombre” o “mujer” evoca la carga
simbólica que representa la humanidad.
Gran parte del repertorio de canciones del maestro Francisco Gabilondo So-
ler, quizá porque estaban dirigidas a los niños, tuvieron como personajes pro-
tagónicos a los animales. “El Jicote aguamielero” no es la excepción y, aunque
sabemos que los animales no hablan, al escuchar la canción no tenemos duda
de que en ella lo hacen; tenemos total fe en el narrador omnisciente; creemos,
en verdad, que el Jicote así le contestó a la reina: Leí que éramos iguales/asegún
la Constitución/La sociedad sin clases la creí/pero ya veo que no. Por otra parte,
también, podemos observar el punto de vista del narrador en el momento en que
el rechazado jicote regresa a su maguey y opina: Sin rubores en la frente/ porque
ultimadamente/ a la sombra de las pencas/ es el rey.
Por último, con relación a esta característica, la “Tierra sin nombre” de Ji-
ménez, aunque arranca con un “voy” —primera persona del singular—, que es
Con estos últimos versos termino de explorar las características del cuento
popular que me han permitido realizar el proceso hermenéutico que homologa
las canciones con el cuento popular. No obstante, me parece, también, que las
canciones tienen propiedades tan maravillosas como la de la plasticidad; ese, su
modo de ser dóciles, les permite adaptarse a los grandes cambios por los que la
literatura ha tenido que pasar durante los últimos cien años. Creo que las letras
de las canciones se acercan mucho a lo que hoy conocemos como minificción,
principalmente por sus características de brevedad, diversidad y fugacidad, que
son algunas de las cualidades que definen, según Lauro Zavala, a los minirelatos.
¿Por qué, te pregunto lector si quieres que te cante un cuento? Supongo que
después de haber leído esta aproximación hermenéutica queda muy clara la tesis
que propongo para sustentar que las canciones aquí presentadas, acervo inago-
table de la creatividad de nuestros compositores mexicanos, son cuentos; que,
al menos, comparten, como hemos visto, todas las características del cuento po-
pular. Narrar, contar o cantar son acciones intrínsecas del ser humano, equiva-
len a pensar, o pensar y narrar son la misma cosa. Cuando pensamos estamos
narrándonos internamente algo; tanto es así que “[…] somos narratividad, […]
nos encontramos entramados al ser de la narración de un relato, de un entre-
cruzamiento de diversos relatos, pasados y presentes”. (Ricoeur, Sujeto y relato,
2009, págs. 339-340) Considero que para cualquier ser humano esto es muy fácil
de entender porque somos ante todo acción, constante acción, pues, incluso, el
acto de dormir es quehacer y, mientras dormimos, soñamos y, entonces, nuestras
narraciones se tornan oníricas. La tendencia innata del hombre es relatar aquello
que hace, que dice, que piensa… Paul Ricoeur afirma que: “El relato es la dimen-
sión lingüística que proporcionamos a la dimensión temporal de la vida. Aunque
es complicado hablar directamente de la historia de una vida, podemos hablar
de ella indirectamente gracias a la poética del relato. La historia de una vida se
convierte en una historia contada.” (Ricoeur, Sujeto y relato, 2009, pág. 342), y,
agrega que, el tiempo puede ser percibido sólo como tiempo humano siempre y
cuando éste pueda ser narrado y, que será este relato, el que dará significado a la
experiencia temporal (Ricoeur, Temps et récit 1, 1983, pág. 17)
Hasta aquí, el largo debate sobre el término cultura parece finalizado, estas
etapas anteriores pueden ser catalogadas como fase concreta y fase abstracta. Sin
embargo, este debate se detona más en los años setenta con la obra The Inter-
pretation of Cultures, del antropólogo norteamericano Clifford Geertz (1973).
Aquí la atención ya no es las costumbres o los modos de comportarse, más bien
se centra en lo simbólico dando especial atención a la telaraña de signos que pre-
valecen en cada sociedad. Esta fase llamada simbólica, nos parece importante para
la formulación de este trabajo.
Menciona Geertz (2003), que la cultura hay que entenderla como un sistema
de símbolos y significados que permite observar las actividades sociales como
prácticas culturales, consiste en una interpretación de interpretaciones. Por esto,
se entiende como un conjunto de estrategias de acción que tienen los individuos
y que son las que regulan su accionar en cada sociedad. También para Marshall
Sahlins (1997), es un intercambio de significados establecidos en un entorno
social y la práctica de los individuos.
Por ello John B. Thompson (1998), menciona que el análisis cultural debe
ser el estudio de la constitución significativa y de la contextualización social de
las formas simbólicas. Hay que abordar las pautas de significado que se transfie-
ren históricamente encarnados en formas simbólicas, ya que es a través de ellos
que las personas se comunican entre sí, comparten sus creencias y concepciones
(Thompson, 1998).
La religión es una de las maneras en que las personas establecen una relación
con las divinidades. Esto lo hacen de manera directa al orar, o a través de la Iglesia
y sus sacerdotes, pero en cada sociedad se establecen maneras propias de pedir esa
intercesión divina, esto lo determina la identidad específica de cada grupo social
de acuerdo a su territorio, costumbres y sobre todo, sus prácticas simbólicas don-
de el expresarse por medio de exvotos pictóricos tiene gran significado.
Una vez terminado el exvoto, se coloca en un lugar visible para que los demás
fieles que asisten a ese lugar constaten o conozcan el milagro. Es decir, se trata de
hacer público un hecho privado que tiene que ver con la realización de un hecho
milagroso en un individuo o en un grupo, es una socialización del milagro. Por
tanto, el exvoto funge como constancia visual de un hecho de intercesión divina,
se relaciona directamente la persona que pide o recibe el favor con la acción que
lo motiva, en la pintura se presenta la conexión entre donante y milagro. En la
El acervo de la Catedral de San Juan de los Lagos cuenta con miles de exvotos
pictóricos, algunos son de siglos pasados por lo que están deteriorados por el
paso del tiempo. De acuerdo con Marianne Bélard y Philippe Verrier (1997), el
resguardo de este valioso patrimonio cultural se realiza en la Iglesia del Pocito, un
espacio construido cerca de Catedral donde se almacenan los exvotos. La temáti-
ca que Bélard y Verrier (1997) identifican en estas ofrendas es la siguiente: en pri-
mer lugar, la mayoría de los trabajos se refieren a sucesos en el campo donde los
habitantes dan gracias. Luego, el tema de las enfermedades y las curaciones tiene
el segundo sitio, en estos se agradece por recobrar la salud el enfermo o herido.
ue llevancuento.
los personajes, casas, árboles o animales en la pintura, llevan sombra para denotar una
También la profundidad se representa en estas obras por medio del claroscuro, la sombra
idimensionalidad en el objeto. De esta manera se aprecia el volumen y se diferencian de otras
que llevan los personajes, casas, árboles o animales en la pintura, llevan sombra para denotar una
inturas completamente planas
tridimensionalidad en queDe solo
el objeto. ponen
esta manera personajes
se aprecia rellenos
el volumen con colores.
y se diferencian de otras Aquí el
que solo ponen personajes rellenos con colores. Aquí el sombreado de las figuras
ombreadopinturas
de las figuras da la sensación
completamente
da la sensaciónplanas que de
de realidad realidad
solo ponen
porque porque algunas
personajes
algunas rellenos
proyectan proyectan
con en
sombra sombra
colores. Aquí en
el piso. el el piso.
La figuras
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da la sensación enrealidad
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de estos exvotos
algunas para representar
proyectan sombra en elelpiso.
espa-
Imagen 5. La perspectiva en al- Imagen 6. Vistas aéreas para representar el espacio. Fo-
gunos exvotos. Fotografía de Pilar tografía de Pilar Herrera Guevara de la Colección de la
Herrera Guevara de la Colección Catedral de San Juan de los Lagos.
de la Catedral
Imagen de San
5. La Juan de
perspectiva en los Imagen 6. Vistas aéreas para representar
algunosLagos.
exvotos. Fotografía de Pilar el espacio. Fotografía de Pilar Herrera Guevara de
Herrera Guevara de la Colección de la la Colección de la Catedral de San Juan de los
Catedral de San Juan de los Lagos. Lagos.
Imagencio5.de forma ilusoria. en
La perspectiva Las líneas que convergen
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punto de fuga
aéreas parademuestran
representar
algunos exvotos.la ilusión de
Fotografía una dehabitación
Pilar o deeluna cama
espacio. que en su
Fotografía parte
de frontal
Pilar es
Herrera
La perspectiva se realiza en muchos de estos exvotos para representar el espacio más grande,
Guevara dede
Herrera Guevaraperode alamedida
Colecciónque de la se vuelve
se aleja la Colección de la esa
más pequeña, Catedral de San Juan
es la perspectiva quedehace
los
forma
Catedral ilusoria.
de San Juan Las
de loslíneas que convergen enLagos.
Lagos. un punto de fuga demuestran la ilusión de una
que los objetos se hagan más grandes o chicos. También interviene el escorzo
habitación que
o de es
unala cama que en aplicada
perspectiva su parte frontal es más
al cuerpo grande,Desde
humano. pero a las
medida que se
pinturas delaleja se
Renaci-
La perspectiva se realiza en muchos de estos exvotos para representar
miento donde Leonardo Da Vinci (2005), establece perspectivas en las figuras de el espacio de
orma ilusoria. Laspersonas
líneas yque animales, aunque también en paisajes e interiores de habitaciones, la
convergen en un punto de fuga demuestran la ilusión de una
tradición de representar el volumen en la pintura artística se asocia a la idea de
abitación o de unatratar
cama de que
captarenla su
realidad
parteyfrontal
la naturaleza
es másmisma.
grande, pero a medida que se aleja se
Por su parte, Mario Praz (1955), describe los paralelismos estéticos entre la literatura
y las artes visuales. Hay una simbiosis que nutre una a otra, por ejemplo, la retórica li-
teraria también se aplica en lo visual. Metáforas, alegorías y metonimias por mencionar
algunas formas de retórica, se presentan en la lectura del simbolismo de los exvotos. Aquí
conviven dos códigos distintos: la palabra escrita y la imagen, literatura y artes visuales
interaccionan en estas obras para dotarlas de una mayor contundencia. Por una parte, el
discurso pictórico y por otra, el relato escrito que narra sucesos, experiencias y dolores.
Con reminiscencias de los emblemas medievales, y al igual que el comic: la oralidad del
cuento que se combina con la escena visual son componentes de los exvotos.
Se puede decir que los exvotos son una expresión estética de la cultura popu-
lar que representa rasgos de gran valor para el arte, la antropología y la historia. El
agradecimiento que las personas hacen desde su representación de sus imagina-
rios individuales y colectivos sobre los seres celestiales, son prácticas simbólicas
que muestran el tejido social y dan sentido a la cultura. La sociedad sobre todo en
la religión, de las que se apropia históricamente.
Los exvotos diversos en los diferentes santuarios en nuestro país, uno de ellos
la Catedral de San Juan de los Lagos, con una nutrida colección de ellos, cons-
tituye una muestra de la hibridación de niveles artísticos, desde la estética: los
mismos pueden circular en ámbitos diferentes, populares como la iglesia o cul-
tos como museos y galerías, de forma que son al mismo tiempo arte del pueblo,
popular y elitista. Desde la antropología: La importancia del ritual llega hasta
nuestros días con valor simbólico, el fenómeno votivo no puede ni debe parti-
cularizarse en una religión o cultura en especial. Hoy en día numerosas ofrendas
llegan a los diversos santuarios con la convicción de que se cumplan las peticio-
nes y favores, además de agradecer.
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arte, Madrid: Editorial Akal.
Sahlins, M. (1997), Islas de historia, La muerte del capitán Cook. Metáfora, an-
tropología e historia, Barcelona: Editorial Gedisa.
A modo de introducción
Por esta región, teniendo en cuenta la cercanía, llegaron desde Haití muchos
colonos franceses huyendo de la guerra que se gestaba en ese país durante la Re-
volución. Estos fomentaron cafetales y algodonales, fundamentalmente, en las
zonas montañosas. Guantánamo también recibió inmigrados puertorriqueños,
chinos, jamaicanos y otros. Según estudios, en la provincia aún quedan vestigios
de los asentamientos indígenas en la zona de La Caridad de los Indios, en el mu-
nicipio Manuel Tames, aspecto de gran interés étnico cultural. También se tienen
referencias que existieron asentamientos en Baracoa, Maisí y Yateras.
37
Las tumbas francesas eran los espacios donde se divertían, en sus inicios, inmigrantes y descendientes franco-haitianos, para
luego abrirse a otras esferas sociales de la población cubana. Estos momentos “informales” se organizaron en sociedades, con el fin
del recreo y la ayuda mutua, y se establecieron con una disposición jerárquica que simbolizan las cortes europeas y africanas. Sus
fiestas ganan virtuosismo cuando se integran en la representación músico-danzaría: cantos, toques y bailes, donde se conjugan las
danzas de salón, con los toques frenéticos de los tambores de origen africanos, como resultado de la simbiosis de dos culturas: la del
colonizador y el colonizado. Entre los aspectos que particularizan a este grupo se encuentran la elegante forma de vestir, lo garbo-
so en el tratamiento entre las personas, así como la interpretación de historias, saberes e impresiones de lo que acontece a través de
sus cantos. Las fiestas de tumba francesa constituyen una verdadera muestra de lo maravilloso de los gestos y ademanes europeos,
mezclado con la sorprendente intrepidez y sonoridad de los bailadores e instrumentos de origen africanos. (Coca, 2015, p. 125)
La emigración franco-haitiana hacia Cuba durante los siglos XVIII y XIX tuvo
una importante huella en la cultura del país. En Haití, mientras los amos france-
ses reproducían las elegantes danzas de la corte de Versalles, sus esclavos las imi-
taban, combinándolas con los toques de sus tambores de origen africanos. Esta
fue la forma que encontraron para poder desarrollar sus fiestas, usando como
camuflaje la cultura del amo.
Las danzas, que comenzaron por ser una imitación de las cortes de Versalles,
pasaron a formar parte de grupos de “resistencia pacífica” para la conservación y
transmisión de sus tradiciones más genuinas. Estos conocimientos fueron trans-
mitidos a las nuevas generaciones, quienes asumieron los bailes como suyos,
conformando una nueva representación de la cultura del país a través de sus
danzas y toques. Los esclavos crearon espacios donde haitianos y africanos po-
dían compartir sus vivencias y acontecimientos del cafetal mientras disfrutaban
Elisa Tamames (1955) plantea que las tumbas francesas se constituyen como
sociedades después de la Guerra de los Diez Años. Durante la gesta independen-
tista, los inmigrantes formaban grupos para bailar y tocar en su tiempo libre, lugar
donde manifestaban sus impresiones de la gesta revolucionaria y preparaban los
nuevos enfrentamientos. Al respecto, Pablo Valier, quien fuera composé (creador
e intérprete de los cantos) de las tumbas francesas en Guantánamo, cuenta que:
“…en los tiempos de la guerra, el Gobierno español autorizaba a La Tumba Fran-
cesa a celebrar su fiesta, pues creía inocente esta reunión. No sospechaban que
después de concluir, a altas horas de la noche, se trasportaban a pie, en el fondo
de los tambores, las armas solicitadas por el Ejército Libertador que operaba en
los montes vecinos” (citado en Fernández, 1984, p. 47).
La que nos ocupa, y que ha llegado hasta nuestros días, apareció en 1886, con
el nombre de La Pompadour, en la calle Río entre Cárcel e Infante, hoy Agra-
monte entre Padro y Aguilera (zona periférica de la ciudad). Este nombre fue
cambiado por el de Santa Catalina Reformada por acuerdo entre sus integrantes y
la política del país de poner el nombre de la santa patrona de la ciudad39. En 1901
el Gobierno Provincial en Santiago de Cuba reconoce a la Pompadour Santa
Catalina de Ricci como Sociedad de socorros mutuos, instrucción y recreo, y en
1902 sus integrantes comenzaron las gestiones para obtener la propiedad del local
donde desarrollaban sus encuentros, ubicado en la calle Serafín Sánchez entre
Jesús del Sol y Narciso López, en la comunidad Loma del Chivo.
38
En estos momentos se labora en las zonas rurales y urbanas de Guantánamo para establecer la Ruta de las sociedades de tumba
francesa en el territorio.
En los años 50, los investigadores Tamames y Ortiz le daban máxime medio
siglo de existencia a la tumba francesa Pompadour Santa Catalina de Ricci. Estos
se apoyaban en lo que estaba sucediendo desde la génesis de estos grupos en el si-
glo XIX, la cumbre alcanzada a finales de esa misma centuria y ulterior descenso
en la primera mitad del XX. No obstante, con el triunfo de la Revolución Cuba-
na, las tumbas francesas continuaron sus actividades y se dieron a conocer ante
la sociedad. En los años noventa, por causa del Período Especial40, volvió a tener
un momento de decadencia en cuanto a interés y desánimo de sus miembros,
lo que motivó a unos pocos para que el espacio de la Sociedad se convirtiera en
escuela-taller para los jóvenes de la comunidad, descendientes o no, interesados
en pertenecer a este grupo. Igualmente, se impartieron cursos de créole, bailes y
toques.
La muestra visual del espacio que hoy ocupa la Sociedad Pompadour Santa
Catalina de Ricci no ha variado mucho con respecto a otros años. En la actualidad
se preservan imágenes de José Maceo, de Fidel Castro, el escudo y la bandera
nacional cubana. Estos se encuentran en el lugar donde se ubica el trono que,
desde el punto de vista simbólico-interpretativo, a nuestro juicio, representa la
importancia que le atribuyen a la historia de Cuba de la que fueron partícipes:
guerra independentista durante el colonialismo español y la lucha revolucionaria
contra el imperialismo yanqui. Igualmente, se resalta la imagen de la virgen Santa
Catalina de Ricci, protectora de los guantanameros, donde se persignan sus se-
guidores y agradecen las cosas buenas que les acontecen.
En el lado izquierdo del trono, frente a la entrada, hay una bandera france-
sa donada por un visitante de ese país, y retratos de reinas, bailadores, composés
y músicos de prestigio en la Sociedad. Estas imágenes no tienen un orden de
preferencia. Lo más importante es mostrar algunos momentos significativos de
la Sociedad: encuentro entre las Tumbas, cambio de reinado, presentación en el
parque central de la ciudad e imágenes de tumberos reconocidos. En la misma
pared, contiguo a la puerta que comunica el salón principal con el de vestuario,
hay algunos reconocimientos obtenidos en espacios de la Cultura, Patrimonio y
la Música a nivel provincial y nacional.
Las fiestas comienzan con el saludo del composé, en créole, dirigido a miem-
bros de la Sociedad y al público. A continuación, introduce un canto que puede
aparecer en créole, español o estar ligados ambos idiomas. Estos, al ser trans-
misión oral, cumplen con ser reservorio de los momentos más importantes de
la historia del grupo y su contexto: el acontecer cultural y social de una época,
tanto de la comunidad donde se desarrolla, como de un ámbito más abarcador,
que haya incidido de manera directa o indirecta en la agrupación; se presentan,
además, temas relacionados con los festejos, los sucesos de la comunidad y del
país y los momentos de tristeza por la pérdida de algún integrante de la Sociedad
o personalidad política o de la cultura.
Entre los instrumentos que forman parte de las fiestas de tumba francesa se
encuentran:
41
Las características morfológicas de los tambores de tumba francesa, como el sistema de tensión y la forma cilíndrica de su cuerpo,
se observan elementos propios de membranófonos de la zona central y noroccidental de África Subsahariana, coincidiendo con el
área de población conga o bantú y dahomeyana o arará (Ramos, 1997, p. 260).
la figura geométrica, como rombos, triángulos, óvalos, listones, así como estrellas, banderas, el escudo cubano y hojas de plantas.
Sin embargo, a partir de las indagaciones y consenso con los tumberos, se pueden
ados de los mismos:
86
“La Caridad” guarda relación con la Virgen protectora de los cu
/ NUEVAS ABSTRACCIONES EN EL ANÁLISIS DEL ARTE Y LA CULTURA
La fiesta se inicia con el masón. Este recuerda las danzas de cuadrillas de los
salones parisinos, como el minuet. En el mismo interviene toda la orquesta y
se ejecuta de forma pausada. En el momento en que comienza el toque de los
tambores, las parejas van saliendo una tras otra en dirección al trono, lugar donde
hacen una reverencia a la figura simbólica de poder, la Reina. Esta es la manera
de mostrar respeto a la persona de “más edad” y que es la representante alegórica
de la herencia de los ancestros africanos y franceses.
Durante toda la muestra se utiliza un solo paso, tanto para la dama como para
el caballero. Este se coloca a la izquierda de la compañera y le ofrece su mano
derecha extendida al frente, un poco al lado, en actitud galante. La mano izquier-
da la lleva en la espalda, apoyada en la cintura. La dama, erguida y con elegancia,
coloca su mano izquierda sobre la derecha del varón sin apoyar el codo que debe
quedar libre. A su derecha alza la falda con gracia y coquetería, y empuñando el
chachá, lo suena durante toda la presentación.
En este último baile no hay creación de nuevos cantos, solo se repite el coro
propuesto por el composé desde el baile yubá. Lo más importante es presenciar el
enfrentamiento entre ambos tumberos y el toque enérgico de los tambores. El
bailador es convocado a rivalizar con el premier a modo de controversia. El tambor
es acostado sobre el piso y el tocador se coloca sobre este. Su cuerpo se inclina
hacia el frente del instrumento para poder ejecutar con más fuerza la membrana.
También coloca, en ocasiones, las piernas hacia delante, pues con uno de los za-
patos presiona la membrana para obtener un sonido más seco y opaco.
En momentos, el tocador queda de pie, con las piernas flexionadas, para gol-
pear con mayor fuerza su tumba. De esta manera, el premier establece un diálogo
música-danza con el bailador con un carácter de reto, de controversia, a través
de toques y pasos improvisados. Este ritmo tiende a volverse más enérgico y au-
menta la frecuencia de toques del tumbero, lo que hace que se aceleren los pasos
del bailador. Este enfrentamiento termina con el saludo entre ambos, si fueron
capaces de llevar el ritmo que impuso su contrincante.
Otro de los aspectos característicos de estas danzas es el buen vestir. Las mu-
jeres se engalanan con largas batas que se estrechan en el talle y llevan pañuelos
en la cabeza. Estas lucen largos collares, aretes y pulsas, todos con colores llama-
tivos. Se percibió que algunas de las mujeres que hoy bailan en la tumba francesa,
llevan collares de santos; lo que indica variedad de religiones en el grupo52. Los
hombres, por su parte, visten pantalón y camisa o guayabera, y grandes pañuelos
que se colocan en los hombros y es sujetado a la altura del pecho con ademán
europeo. Con el tiempo el vestuario ha cambiado; no obstante, constituye una
premisa mantener como esencia estética los largos vestidos de corte de princesa,
con un chal o manta y pañuelos en la cabeza en las mujeres, y el saco o camisa y
pantalón corte recto en los hombres.
Los componentes que conforman las fiestas de tumba francesa solo ganan
virtuosismo cuando se integran en la representación músico-danzaria. Este todo
integrado, representando un baile francés a partir de los toques de tambores afri-
52
Las prácticas religiosas son asumidas desde las individualidades de los miembros del grupo, y no forman parte de las prácticas
cotidianas de la tumba francesa. Entre las religiones que prevalecen se encuentran la católica y la santería. No se conoce que
alguno de los tumberos practique el vodú, lo que demuestra, una vez más, el poco vínculo de estos con la cultura haitiana.
En este sentido, la mayor influencia que recibieron estos descendientes proviene de sus ancestros africanos y algunos elementos
transculturados de la cultura europea.
Conclusiones
La danza tradicional mexicana ha sido hasta los últimos años objeto de estu-
dio por parte de especialistas en esta materia. El género de la danza tradicional
en nuestro país es una expresión que ha sido ejecutada en espacios sagrados y
celebraciones populares en donde tradicionalmente por años y en ocasiones por
siglos, pasando de generación en generación, se ha mantenido como parte de la
cultura del pueblo al que pertenece, consumida por los habitantes de cada región
se ha convertido en parte de su continuom. A pesar de ello, es lastimosamente
notable como en las últimas décadas estas expresiones populares han visto poco
a poco disminuir su relevancia y ha dejado paulatinamente de manifestarse en
muchas poblaciones tradicionales, provocando con ello un gran riesgo y amenaza
de perder este importantísimo patrimonio cultural de nuestro país. El estado de
Michoacán no escapa a este proceso, ya que en la actualidad se observan detri-
mentos acelerados en su amplio repertorio de expresiones culturales populares,
de manera muy particular y evidente en la danza, el baile y la música tradicional.
Mucho se ha dicho que cuando un pueblo deshecha o cambia algo de su forma
de vida es válido, pero cuando las pérdidas se dan de manera inconsciente es gra-
ve, al no percibir y tomar conciencia de lo que es la cultura propia y lo que ella
representa como elemento de identidad.
Las sociedades urbanas y/o mestizas mucho han tenido que ver en esto, ya que
consideran estas expresiones como devaluadas o propias de grupos étnicos atra-
sados, lo que lleva a esa gente a menospreciarlas y desdeñarlas, por considerarlas
retardatarias o rezagadas respecto a expresiones urbanas en boga, lo que las lleva a
ser visualizadas solamente como divertimentos o folklorismos de esparcimiento
propios de festejos nacionalistas de “ocasión”; ello favorece a la pérdida de valores
culturales inherentes a nuestro ser nacional, abandonando nuestras expresiones
[…] él ve en los aistheta verdaderos conocimientos, pero «sensitivos», en los que se in-
cluirían imágenes de arte por su carácter concreto y sensible; y una «ciencia filosófica» sobre
ellos es posible desde el momento en que la filosofía reflexiona sobre el arte (Soto Bruna, s/a).
(ingl. Aesthetics; franc. esthétique;alem. Aesthetik; ital. Estética) con este término se de-
signa a la ciencia (filosófica) del arte de lo bello. El nombre fue introducido por Baungarten
hacia 1750 en un libro (Aesthética) en el cual sostenía la tesis de que el objeto del arte son las
representaciones confusas, pero claras, o sea sensibles, pero “perfectas”, en tanto que el objeto
de del conocimiento racional son las representaciones distintas (los conceptos). El nombre
significa precisamente “doctrina del conocimiento sensible” y cuando Kant, que también ha-
bla (en la Crítica del juicio) de un juicio estético que es el juicio acerca del arte y de lo bello,
denomina ”E. Trascendental” (en la crítica de la razón pura) a la doctrina de las formas a
priori del conocimiento sensible. Ya para Kant, el término E., referido al arte y a lo bello, deja
de tener relación con la doctrina de Baumgarten y hoy el nombre designa cualquier análisis,
investigación o especulación que tenga por objeto el arte y lo bello, prescindiendo de toda doc-
trina o dirección específica (Abagnano, 1996:452).
Estético, ca. Del lat. mod. aestheticus, y este del gr. αἰσθητικός aisthēti-
kós ‘que se percibe por los sentidos’; la forma f., del lat. mod. aesthetica, y este
del gr. [ἐπιστήμη] αἰσθητική [epistḗmē] aisthētikḗ ‘[conocimiento] que se adquiere
por los sentidos’ (http://www.rae.es).
Podemos decir que el cuerpo “habla” en la medida en que las personas nos informan sobre
la identidad y la personalidad de las personas: sobre el sexo, la edad, el origen étnico, o social,
la salud, etc., y, más particularmente, en lo que nos concierne, sobre el carácter (Guiraud,
2013:13).
Las cualidades que ha de poseer la forma artística son materia de discusión y aná-
lisis en estética y teoría del arte. Fundamentalmente se le considera una forma signifi-
cativa que posee, en este caso, las diversas capacidades del signo: de representar, por lo
que hay que tener en cuenta los elementos miméticos o factores representativos de la
realidad; de expresar o comunicar los sentimientos, o bien se le juzga bajo el criterio
de la unidad. La forma así entendida es propiamente la variedad en la unidad, con lo
que se alude a la diversidad de elementos formales que han de organizarse de manera
unitaria para la constitución del objeto bello.
La ontología es el estudio del ente, es decir, del ser en particular, del ser concreto, del ser
tangible, del ser cognoscible […] El hombre dentro de un contexto específico posee un hori-
zonte de expectativas intrínsecamente relacionado con él, a partir del mismo es que concep-
tualiza, define, interpreta y transforma su visión de lo que es el mundo y la danza le permite
mediante su lenguaje particular hacer dicha construcción mediante procesos de abstracción
(Vázquez y Esperón, 1981).
Por otro lado, las artes y particularmente la danza posibilita comunicarse con
el mundo y los otros con un lenguaje corporal etéreo, pero sublime y espiritual;
el hombre desde que nace se relaciona con un ambiente estético determinado:
en la familia recibe las primeras nociones sobre moral, ideología, folclore, tradi-
ciones. También el ambiente estético del individuo se amplía a través de las re-
laciones sociales, las propias del medio circundante, el trabajo, las transmisiones
de los medios de difusión masiva, la influencia de las organizaciones políticas y
de masas, y las actividades culturales y recreativas que conforman su tiempo libre
(Sánchez Ortega, s/f).Por su parte, Alberto Dallal(1973) señala que
A través del cuerpo nos hacemos ser dicotómico que tiende a expresarse por sí mismo. El
cuerpo es un lenguaje, no una estructura. Sobre la superficie de la piel la vida se delata. En
cada movimiento más profundo que proviene del ser interior de la zona donde se confunden
aquellos sistemas fisiológicos parciales dentro de los cuales la ciencia aun no detecta los pun-
tos en que sobrevienen los cambios de cantidad en cualidad, las zonas en que se realiza la
maravillosa transformación de cuerpo en espíritu, entendido esto último como algo superior
(Dallal, 1973).
Valéry es escritor y por tanto lo que la danza puede haberle motivado a escribir es la coin-
cidencia de ésta con un poema, al que por fin deja paso, esta vez no para crearlo, sino para
hacer la más exacta semejanza con el tema en que en este momento le ocupa, la danza, lo cual
expresa diciendo que empezar a decir versos es entrar en una danza verbal (Pérez, 1990).
53
Vázquez y Esperón, en temas claves de Filosofía, se refieren a la Abstracción como el proceso por medio del cual el ser humano
logra la separación mental de aquello que resulta inseparable de la experiencia….la abstracción el más extraordinario de los
recursos humanos ya que de este proceso depende la conceptualización , la generalización y la capacidad de elaborar símbolos,
esto último, en opinión de Cassirer, es el rasgo eminentemente humano: “el ser humano el único ser capaz de interpretar los
símbolos”. Sin la abstracción no existiría el lenguaje, la ciencia, la filosofía, toda vez que la realidad se interpreta con conceptos
y se organiza y manipula[…].
Una vez que el pino llega a la comunidad con todas las peripecias logísticas
que ello implica, se ubica cerca de la casa del carguero y se monta sobre trozos de
madera para que se vaya secando con el tiempo, porque habrá de utilizarse pos-
teriormente para fijarlo en el piso y colocar la estrella que señala precisamente el
lugar en el que el Niño Dios ha permanecido durante un año.
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Ediciones Nicolaítas
Brahiman Saganogo
Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
Doctorado Interinstitucional en Arte y Cultura
Universidad de Guadalajara
“Semiótica del arte popular” es una contribución que propone una valoración
del concepto de “arte popular” como signo y como producto de la imaginación y
aun, como semiosis, desde la perspectiva de la semiótica.
Arte
[…] en la obra de arte todo es forma […] todo es contenido […] del mismo modo que se
diferencian el significado y el signo: como un relleno espiritual, como un sentido espiritual o
una información espiritual, que se halla en la obra dada, y como encarnación material de esa
información (Kagan, 1984: 401).
Arte popular
El arte tildado de “popular” es ése que está relacionado con la actividad prácti-
ca de la sociedad y particularmente, con la vida de los pueblos. Tal arte surgiría de
la actividad laboral y suscita las necesidades artísticas como patrimonio espiritual.
Otro factor que justificaría la particularización del arte, se explicaría por las
posibles contradicciones sociales en la vida de los pueblos, en las cuales resulta
notorio por una parte, el vacío espiritual o cultural entre la mayoría de los indivi-
duos y por otra, el monopolio del talento artístico en la minoría, lo que termina
provocando no sólo una crisis histórica sino una diferenciación dentro del arte
para dar por un lado, el arte popular o folclórico y el arte profesional. De modo
que la naturaleza del arte popular se asimile perfectamente, a la de la verdad de la
vida y la conciencia de los pueblos.
[…] la mayoría de las veces, las poblaciones rurales son las que llevan el peso
en la creación del folclor. El folclor –escribió M. Arnold Van Gennep_ “se ocupa
en modo especial de los campesinos y de la vida rural” […] Nicolae Iorga obser-
vó en que “casi todo arte popular es un arte campesino”. Y Tudor Vianu observó
en su Estética que las sociedades rurales son las verdaderas portadoras del arte
popular tradicional (Smeu, 1984: 49).
De allí que al lado del arte popular están también los conceptos de folclor,
cultura de masa, arte popular como tal y de popularización del arte. Tocante al
folclor, ése sería la suma de las creaciones y manifestaciones artísticas propias a
la cultura espiritual del pueblo y sus manifestaciones artísticas son la literatura,
la música, la danza, el teatro populares. Si el folclor abarca particularmente, la
épica, el teatro y la lírica popular, la creación musical, la coreografía y algunas cos-
tumbres, el arte popular –para hacer una diferenciación-, sólo abarcaría las artes
plásticas de carácter decorativo-aplicado y a veces, el folclor. En suma, la noción
de arte popular resulta polidimensional.
Tocante a la relación dual entre arte popular y arte culto, ésta resulta ser un
simple juego de palabras dado que “culto vs inculto” no tiene una trascendencia
en el arte, si se tomase en cuenta la esencia del arte. En cuanto a la relación “arte
popular” y “popularización del arte”, conviene señalar que el arte popularizado es
una región del arte popular y la popularización del arte alude a aspectos artísticos
fuera del arte popular. Si el concepto de arte popular se refiere a la esfera de la
creación, el de popularización del arte, a ciertas intervenciones en la compren-
sión de la creación artística culta y sobre todo, en el ámbito de la circulación de
ésta entre la mayoría social. Aquí conviene señalar que muchas veces, el concepto
de arte popular conlleva también el de arte de masa sólo para designar al arte he-
cho por el pueblo.
La idea de una semiótica del arte popular pretende ser una argumentación
en torno a una semiótica como teoría del arte popular, ésta en tanto que acto de
interpretación necesaria a la comprensión del arte popular.
Desde otro ángulo, la idea de una semiótica del arte popular es una vez más, la
consideración de una semiótica de la obra de arte popular que estrictamente, ver-
saría sobre las artes plásticas de origen popular y aun, primitivo. En efecto, desde
una visión semiótica, en todas las artes plásticas populares, todos los elementos
plásticos (líneas, curvas, figuras geométricas), los elementos cromáticos (la masa
de colores), el canto, los vestidos, los movimientos y los gestos, las acciones de-
ben ser vistos más allá de sus empleos cotidiano dado que sugieren lo virtud,
tienen un funcionamiento simbólico en el tiempo y en el espacio.
En el arte popular, todos los signos representativos son de tipo icónico que rela-
cionan cada ícono con un contenido correspondiente. En su manifestación concreta
es decir, en la obra de arte popular en tanto que unidad sígnica, los signos pueden
ser visuales, verbales y auditivos y vienen arreglados armoniosamente, y constituyen
discursos bastante complejos. Al respecto Iuri Lotman, afirma:
En resumidas cuentas, todas las categorías del arte popular como conjuntos signi-
ficantes están vinculadas con la semiótica puesto que suscitan como objeto estético,
la percepción estética y la consagración de la verdad por medio del análisis semiótico.
Jandová, J. y E. Volěk (2000). Signo, función y valor. Estética y semiótica del arte
de Jan Mukařosky. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia / Universi-
dad de loa Andes / Plaza y Janés.
Para iniciar debo partir del panorama general de abstracciones que permiten
entender los componentes que integran la cultura expresiva wixárika del Norte
54
Las categorías en huichol que se emplean en el presente estudio se basan en las recomendaciones sobre la correcta escritura que
proponen José Luis Iturrioz, Xitakame Julio Ramírez de la Cruz e Iritemai Gabriel Pacheco Salvador (2001) en Función:
Gramática Didáctica del Huichol. Guadalajara: Universidad de Guadalajara/ SEP , pp. 99-109. En tèrminos generales se
incluyen los grafemas “x”, “k”, “w”, “h” , “x” para designar una variedad de categorías nativas, por ejemplo la representación
“x” como equivalente al sonido “rr” que se aplica a las categorías maxa o wixárika; la representación “k” substituye a la repre-
sentación “c”, aunque para el caso de las categorías en náhuatl clásico es más común la representación “c”, como en la voz calli; el
fonema consonántico /w/ equivalente a “u” del castellano; la representación “h” para ciertos sonidos aspirados y ciertos fricativos
como el de “j” que se emplea para escribir la categoría híkuri; por último la representación “y” que es ampliamente empleada en
la escritura huichola, opuesta a “ll” que se emplea en náhuatl clásico para escribir callihuey.
Además de los sitios sagrados como las cuevas de Teakata en Santa Catarina,
a los que se ha referido ampliamente Ramón Mata Torres (1982) y que son es-
pacios reservados para los propios huicholes, habría que destacar la importancia
de los espacios sociales cotidianos y los recintos ceremoniales, que ofrecen una
cierta apertura al mundo de los teiwarixi. Fernando Benítez (1994: 472) ha des-
crito que en relación al espacio sagrado, la vida de los huicholes transcurre en dos
tipos de espacios, el desacralizado o carente de significación y el sacralizado con-
siderado como el “espacio absoluto”, pero además que en la vida de los huicholes
-takwa patio, espacio abierto junto a la casa (Iturrioz: 1995: 195), solar,
espacio público en cuyo derredor hay construcciones de diversos tipos. Este En la distrib
concepto se puede aplicar también al espacio de la plaza pública.
gobierno y el callihue
-ukiyari kiya, casa del jefe o gobernador (Palafox, 1978:84) espacio de las
autoridades de gobierno.
en donde hay divers
-túki y callihuey recintos ceremoniales (según Neurah,2003:103-104),
cercacomo
callihuey55 es la “casa grande”, aunque también podría interpretarse de una barranca
“casa principal”, Tukipa, el rancho o conjunto arquitectónico en donde se
encuentra el túki. Particularmente el túki, siempre orientado hacia el orien-
te.
55
En el trabajo de Yólotl González Torres (1991) Diccionario de mitología y religión de Mesoamérica. México: Ediciones La-
rousse, p.34, la voz calli se asocia al tercer signo del ciclo de veinte días del tonalpohualli o calendario de 260 días , signo que se
representa iconográficamente en forma de casa o templo. En el mundo mesoamericano existen otras categorías como mixcoacalli
(la casa de los instrumentos sagrados), telpochcalli (la casa de los jóvenes), cuicacalli (la casa del canto). La voz huey, tiene va-
rias acepciones en el náhuatl clásico. Alonso de Molina (1966) en el Vocabulario náhuatl-castellano[1571]. México: Ediciones
Colofón, p.608 transcribe la voz uey como “grande”. Angel María Garibay (1970) en Llave del Náhuatl. México. Editorial
Porrúa, p.344, especifica huey como adjetivo de grandeza en lo físico y en lo ideal. Por último Yólotl González, Op.Cit., p.83
ofrece el término hueyteocalli, cuya traducción es templo mayor.la escritura huichola, opuesta a “ll” que se emplea en náhuatl
clásico para escribir callihuey.
uey , takua y xiriki en Tuxpan de Bolaños, norte de Jalisco. Del lado derecho esquina de
Quizá al que se puede entender como el locus communis es sin duda la plaza
pública, a donde concurren todas las actividades más importantes del centro de
cada pueblo y en donde la gente circula por diversas razones, sean de comercio,
visita familiar o en tiempos de celebración con una fin performativo y ritual.
A pesar de que no hay muros que delimiten a cada pueblo, hay una idea del
centro del pueblo y el resto constituye un derredor como producto secundario de
lo que se hace en el centro. A diferencia del ágora griega, donde no hay templos ni
altares, ni los recintos de gobierno, el locus communis de los wixáritari denominado
takwa es el espacio central en cuyo derredor inmediato están los recintos ceremo-
niales y los de gobierno, así como los de los jicareros y kawiteros. Pero al igual que
en el ágora, en el espacio del takwa, está presente el logos 56. Fernández Christlieb
18
Entiendo logos nativo para la ordenación de la vida wixárika como sinónimo de ley o costumbre local, sustancia o causa del
56
mundo, principio activo o principio formador del mundo desde la perspectiva nativa.
Sonia Iglesias y Cabrera, Leticia Salazar y Julio César Martínez (2002:38, 39)
refieren que es precisamente la Semana Santa uno de los momentos religiosos
más importantes del mundo cristiano y que tiene mayor peso en la cultura popu-
lar mexicana. Sonia Iglesias agrega que la Semana Santa como práctica litúrgica
nos recuerda la Pasión y Muerte de Jesús de Nazaret, la cual concluye con la Pas-
cua de Resurrección. Este último momento es calendarizado en el equinoccio de
primavera desde el año 325 d.C según las fuentes históricas de la investigadora,
quien agrega que este evento debe entenderse como un paso climatológico y
como un evento astronómico.57 Yólotl González Torres (1991:158) refiere que en
el mundo mesoamericano este evento astronómico coincidía con el mes de tla-
caxipehualiztli (fiesta del desollamiento de los hombres o fiesta del segundo mes)
y también cuando se festejaba a Xipe Totec y Huitzilopochtli ocasión para exaltar
el valor de los guerreros y durante el cual tenía lugar el sacrificio gladiatorio o
“rayamiento”, conocido como tlauauaniliztli.
57
De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española. Madrid: Real Academia Española (1956) / ESPASA-CALPE, p.
552, se define como fenómeno astronómico al equinoccio (del latin aequinociium, aequus-igual; nox-noche) es la época en que
los días y las noches son iguales, por encontrarse el Sol sobre el Ecuador entre el 20 y 21 de marzo.
De acuerdo con Sonia Iglesias y Cabrera (2002: 108) las procesiones de Se-
mana Santa fueron establecidas por instancia de los frailes carmelitas en la Nueva
España en el año de 1585, desde entonces se ha representado a La Pasión de
Cristo, con diversas formas simbólicas. En Tuxpan de Bolaños, particularmente
el Viernes Santo, los actos fundamentales que se observan son la carrera a plena
luz del día, por el camino del vía crucis, la procesión, el baño comunal y la carrera
previamentedeestablecida,
competenciahaciendo algunas
distributiva paradas,
de la comida para dejar
realizada por losuna ofrenda,
topiles. en cuatro puntos
Se comienza
el Viernes Santo
cardinales, reconocidos cadaa uno
medio
pordía,
un la carrera lade
montículo inician los y
piedras niños
una por las Posteriormente
cruz. calles del a la
pueblo, a través de una ruta previamente establecida, haciendo algunas paradas,
carrera de los
paraniños, sigue
dejar una la carrera
ofrenda, de los
en cuatro adolescentes
puntos cardinales, yreconocidos
después un recorrido
cada colectivo, es
uno por un
decir, de todomontículo
un grupodedepiedras y una
personas cruz.kawuiteros,
entre Posteriormente a la carrera
cantadores, de los niños,
autoridades desigue la
gobierno, topiles
carrera de los adolescentes y después un recorrido colectivo, es decir, de todo un
y pueblo en general.
grupo de personas entre kawuiteros, cantadores, autoridades de gobierno, topiles
y pueblo en general.
Después de esto, las mujeres se ubican frente al callihuey, para iniciar la distri-
bución de la comida que se había preparado para la ceremonia (tortillas de maíz
obscuro, pescado, frijoles y atole espeso). La distribución de la comida también se
realiza mediante carreras de los topiles, quienes en jícaras distribuyen alimentos
a los asistentes, en un performance competitivo de velocidad, emitiendo gritos y
exclamaciones. Cada asistente debe aceptar la comida, para degustarla en ese mo-
mento o para llevársela en algún recipient o bolsa de plástico, pero debe hacerlo
rápidamente para permitir al topil, vaciar su jícara y así continuar la distribución.
58
Mircea Elíade (1984) en A History of Religious Ideas: from Gautama Buddha to the Triumph of Christianity. Chicago: The
University of Chicago Press, p. 152, sostiene que el simbolismo cosmológico y escatológico, ha sido particularmente poderoso,
complejo y representó la persistencia del poder de los antiguos germanos, celtas y romanos.
“Se conforman cinco altares dentro del templo, justo frente al centro
del sacrificio. Los oficiantes en cada grupo ofrecen un tipo de bendición
con hierbas, agua sobre la cabeza de cada persona, quien a su vez absorbe
un poco del agua escurriendo del pequeño manojo de hierbas del oficiante
y después cada persona deposita algunas monedas en las jícaras de cada
altar. Al momento de ir recorriendo el interior del templo para recibir la
bendición, observé que sobre una piedra yacía el cadáver de un becerrito
nonato (no nacido naturalmente sino extraído del claustro materno), el
cual se encontró en el vientre de alguna de las vacas sacrificadas. De acuer-
do al costumbre local, esto implicó un buen augurio para la comunidad
de Santa Catarina, pero también una profunda tristeza expresada en llano
ritual. En este momento se escuchaba todavía el llanto en honor al nonato,
cuya presencia se consideraba como un gesto divino. Se dice este ritual “la-
varse la muerte” porque después de tanto sacrificio de animales, la muerte
anda rondando por toda la comunidad y especialmente en el templo, por
ello el ritual de lavarse es un acto de purificación. Después de recibir una
palmita que cada persona debe portar en una mano, al momento de salir
del templo, un jicarero ubicado en la puerta aplica además a cada persona
un poco de ceniza en el pie, en el abdómen y en el rostro, lo que consti-
tuye el último paso del ritual. Se cree que sin este paso final, las personas
pueden enfermarse o serían atrapadas por la muerte que ha quedado cir-
cundante. “
[Notas de campo del autor, sábado 19 de abril del 2003, Santa Catarina
Cuexcomatitlán]
De espalda al fuego pero frente a los dioses se ubicaron los nuevos xukuri
ikame. El primer sacrificado fue un toro, su cadáver yacía a un costado del
callihuey frente a los tuki donde se guardan las jícaras. Frente al callihuey,
es decir en el takwa principal se desarrollaban todos los eventos rituales,
de sacrificio de animales, música de xaweri y kanari, cantos y oraciones. El
xawereru y kanareru se sentaron pegados al muro externo del callihuey. En
el lugar de los dioses, y en donde se ubicó a la imagen de la Virgen María
estaban las mujeres sentadas, aquí se repartía la sangre de los animales sa-
crificados, principalmente de gallos. En el lado opuesto pero también en
el takwa frente al callihuey estaban los hombres cantadores, una que otra
mujer y los encargados de sostener las imágenes de San José, la Virgen Ma-
ría y un cruficijo de tamaño regular que representaba a un Cristo de piel
obscura en la Cruz. Los encargados de custodiar las imágenes probable-
mente eran los kawiteros, aunque en este grupo estaban también algunos
jicareros salientes, como Don Filiberto. La sangre se repartía y se untaba
en el maíz, sobre las imágenes religiosas, sobre los dioses o ídololos (de
piedra ¿). En un momento de este ritual, los dioses solicitaron una iguana
para sacrificio, por lo que un grupo de topiles fueron en busca de la iguana
y regresaron como en 15 minutos con el animal. Inmediatamente se puso
sobre la piedra del sacrificio en donde estaban las esposas de los jicareros.”
[Notas de campo del autor, Tuxpan de Bolaños, norte de Jalisco, domingo
27 de marzo 2005]
Rappaport (2001:93) agrega que los rituales no son actos solitarios, sino que
son una forma de comunicación, el ritual es autocomunicativo y la comunicación
no consiste únicamente en lenguaje hablado sino que también incluye actos. Para
Rappaport son dos los mensajes transmitidos en el ritual:
Una constante entre el uso de los espacios ceremoniales y los procesos rituales
es la reafirmación del logos nativo en un deseo de permanencia, de petición cons-
tante al panteon nativo para recibir la justicia divina, mediante procedimientos
continuos de purificación con agua bendita, el muwieri, la ceniza y el rezo, la
ofrenda de sangre, la abstinencia, el ayuno y la penitencia, lo que le da al forma-
lismo del ritual su sentido místico. Por último, después de la purificación y la
limpieza ritual, se busca algo que permita hacer más grata la existencia humana,
como es el acto de compartir los alimentos y la bebida, para afrontar los retos
cotidianos posteriores al tiempo ceremonial, es decir, encarar la subsistencia y la
sobrevivencia, retos y duras experiencias de una región marginada.
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Vanessa Freitag
Doctorado Inerinstitucional en Arte y Cultura
Universidad de Guanajuato, Campus León
Préambulo
De los conceptos
Así siendo, las artesanías se caracterizan por ser dinámicas y flexibles y han
logrado sobrevivir en nuestra actualidad, pese las dificultades por las cuales si-
guen viviendo sus productores. Una de las formas que ha tomado el oficio es
su capacidad de reinventarse y conquistar nuevos mercados y compradores, es
decir, me refiero a un tipo de trabajo que se dedica a producir artesanías de autor
o artísticas. Este tipo de artesanía está pensada para estar en espacios exclusivos y
legitimadores por excelencia, tales como, los museos de arte o de arte popular, las
galerías, y las tiendas de exhibición y venta de objetos artísticos. De igual manera,
esas artesanías son creadas para una clientela exclusiva y generalmente abastada,
interesada en adquirir las “excentricidades” ingeniosas de los artesanos.
“Las artesanías, como las obras de arte, tienen una trayectoria sociocultural
particular, y su mercantilización depende no sólo de cuestiones económi-
cas sino también de la valoración cultural de las mismas, apreciación de-
terminante para la continuidad de un objeto en el mercado.” (Moctezuma,
2002: 224).
La artesanía está, en primera instancia, revestida por las manos. Manos que a
su vez, están cubiertas de callos y piel gruesa, forjadas por la constante fricción
con la materia-prima que caracteriza el objeto artesanal. Se puede llevar años,
décadas, una o más generaciones para lograr tener una mano artesanal, dado que
son estas manos las que enseñan la trayectoria y constancia del artesano en su
oficio. Dice Sennett (2009:185) que “las manos son las partes de las extremidades
humanas que realizan los movimientos más variados y controlables a voluntad”.
El científico Charles Bell creía que los diferentes miembros u órganos senso-
riales tenían canales neurales separados del cerebro, pudiendo aislarse unos de los
otros sentidos. La neurología contemporánea ha mostrado que esta creencia es
falsa, dado que existe una compleja red neuronal que se relaciona con el ojo-cere-
bro-mano, lo que a su vez, hace posible el funcionamiento coordinado del tacto,
la prensión y la vista (Sennett, 2009:190). Entonces, ¿qué lugar ocupa el ojo y la
cabeza para este oficio? ¿Por qué seguimos creyendo que la artesanía es un arte
menor dado que es un tipo de trabajo estrechamente vinculado con el pensar, el
razonar, el imaginar?
Tanto para el artesano como para el artista ofrecer una visión distinta de las
cosas y ubicarlas en su contexto es esencial en su trabajo, el cual dio como resul-
tado que unieran sus experiencias, en beneficio de crear un objeto que reflejara
la creatividad, la sensibilidad, el talento y el conocimiento en el manejo de cada
uno de sus oficios; surgiendo un ejercicio de retroalimentación en el que se deja
al descubierto el sentido artístico del artesano y el lado artesanal de los artistas
(Cepeda de León, 2010:11).
Con la finalidad de entender cómo los artesanos conciben su trabajo, qué les
motiva a crear sus piezas y a innovar sus diseños, se buscó conocer a profundidad
el proceso creativo de artesanos guanajuatenses y tonaltecas. Se trata pues, de una
investigación en curso, cuyos propósitos se presentan en el siguiente apartado.
¿Cuándo las artesanías pueden ser consideradas arte o artísticas? ¿Dónde real-
mente reside las diferencias: en el proceso creativo, en el producto final expuesto,
en los espacios de exposición o en los modos de ver a su trabajo? Y especialmente,
¿Para quién es importante la diferenciación entre artesanos y artesanos-artistas?
Las referidas interrogantes dan base a una propuesta de investigación que está
en marcha y que busca conocer el proceso creativo de artesanos y artesanas (es-
pecialmente del contexto urbano) ubicados en el estado de Guanajuato. Se toma
como punto de partida, los espacios de circulación de las artesanías, tales como:
museos, galerías y ferias artesanales; y las prácticas llevadas a cabo por estos arte-
sanos para difundir su trabajo, a mencionar: impartición de talleres a interesados
en aprender el oficio y el uso de las nuevas tecnologías (como la computadora)
para divulgar sus trabajos y a la vez, mantener contacto con compradores e inter-
mediarios.
Yo creo que aquí sería algo combinado: “son ambas cosas” en la medida
que tú te esfuerces en hacer mejor el producto. La gente te califica como
un artista o te califica como un, como un artesano común y corriente (Ar-
tesano de Coroneo, 2014).
Pos yo bien sincerote no me considero nada de eso (risos). Por lo que he visto hay
gente que es muy, muy este, profesional en su trabajo, y pues nosotros no salimos
del mismo, lo mismito, lo mismito que digo yo sí lo puedo hacer, puedo hacer cosas
más de más lujo pero como te vuelvo a lo mismo: no las puede uno vender y para
regalarlas como que no, mejor, mejor hago lo básico (Artesano 2 de Coroneo, 2014).
Por otro lado, los testimonios anteriores nos ayudan a pensar sobre la posible
definición de “artista” por parte de los artesanos. Al respecto, Bourdieu se pre-
guntó alguna vez sobre ¿quién era el artista?: “aquel de quien los artistas dicen
que es un artista. O bien: el artista es aquel cuya existencia en cuanto artista está
en ese juego que llamo campo artístico” (Bourdieu, 2010: 25). En otras palabras,
el mundo del arte es un juego donde la cuestión es saber quién tiene el derecho
de denominarse artista y sobre todo, tener el poder de legitimar a otros artistas.
Nos provoca un poco más Bourdieu, al decir que el arte es una creencia y quienes
ingresan en la escuela donde van a formarse “sacerdotes del arte”, ya son de por sí
creyentes y nada más buscan reforzar la adquisición de competencias específicas
que a su vez, legitimarán su relación con las obras de arte. Si el arte es una creen-
cia, los museos son una iglesia, es decir:
Del mismo modo el caso del tercer testimonio, cuando afirma no ser ni arte-
sano ni artista. Según este artesano, para ser identificado como tal o como artista
es importante que el trabajo se vea profesional, es decir, que tenga calidad y di-
versidad. Cuando menciona que “no salimos del mismo, lo mismito” se entiende
que para ser artesano-artista es importante innovar y ser creativo en la propo-
sición de piezas, no solo reproducir modelos existentes y de fácil resolución o
realizarlo de forma mecánica (Rotman, 2002).
Buscando innovar y más que eso, abarcar un amplio mercado para sus piezas,
algunos artesanos se caracterizan por tener varias líneas artesanales, es decir, una
línea más comercial (objetos utilitarios, decorativos, de pequeño y mediano ta-
maño, con terminado más “burdo” y por lo tanto, accesible a todos los bolsillos);
y una línea más artística (piezas exclusivas y únicas, elaboradas con un gran refi-
namiento estético y estilístico). Al respecto, este artesano hace referencia sobre
los tipos de artesanías que produce:
Pues son comerciales pero es una línea así como más de ornamento, son
piezas únicas, son este, ahora sí que muy, muy para clientes más especiales
pues. Hasta ahorita namás este, en las expos de aquí de Dolores Hidalgo, en los
concursos es donde me doy a conocer poquito porque de otra manera ¡ahorita
no, no sé cómo! alguna gente por ahí me sigue, me ve en el face, les gusta mi
trabajo y es namás (sic) eso sí. (Artesano de Dolores Hidalgo,2014).
Pues te voy a ser bien sincerote, que sí solía pero en algunos que hacen aquí
en Coroneo nos avisan hasta unas dos semanas antes, y pos la verdad, la verdad
no, no, no, no dan ganas de participar aquí, y participaba. Una vez participé en
Guanajuato y saqué que fue un segundo lugar, ¿hace qué? ¡Tres años! Pero pos te
digo que no, no nos invitan y siempre ganan los mismitos, o sea, que no quedan
ganas de esmerarte a hacer una prenda mejor porque sabes que van a ganar con lo
mismo. Mejor que se queda uno así; o concursa con lo que tiene, con cualquier
cosilla, eso es lo que hacen aquí (Artesano de Coroneo, 2015).
Con los concursos artesanales se buscan, por un lado, “preservar los diseños
y los productos, la visión tradicional de los productos artesanales de las diferen-
tes etnias del país, y por el otro, estimular la producción de nuevos diseños que
permitan abordar la artesanía desde otro punto de vista diferente al del tradi-
cionalismo a ultranza” (Herrera, 2013, p.63). De cierta forma, los certámenes
estimulan al artesano y lo tornan reconocido; permite la capitalización de los
artesanos ganadores; genera prestigio e intercambio de conocimientos; motiva la
creación de nuevas piezas y es una vía para contactarse con otros tipos de clientes.
Por otro lado, de acuerdo con uno de los artesanos entrevistados, menciona
cómo ha sido su experiencia en estos eventos:
Muy bonita ¿eh? porque son bastantes artesanos a nivel nacional, he ido
a eventos a, por ejemplo, a México. Hay muchos artesanos que hacen cosas
tan hermosísimas y no dejando esto, porque esto también, esto es bonito.
Lo que pasa es que nosotros no sabemos apreciar lo que es la lana, pero sí
son, hay cosas chulísimas en todo México. Y eso es una cosa muy bonita
de un artesano (...) me gusta que lo hagan, porque yo he visto, yo he ido
aquí en Guanajuato he llevado un telarcito, yo lo trabajo, yo les hago cosas
para que la gente vea como se trabaja esto, ¿no? El proceso, ¿no? porque
el proceso de lana es muy tardado. (...) Ahorita le estoy enseñando a un
chamaquito también que se quiere enseñar, ¡pos orales!… ¡échale ganas!
(Artesano de Coroneo,2015).
A pesar de los inconvenientes que pueden generar los concursos, los artesanos
en cuestión han podido evaluar positivamente su participación en los mismos
puesto que les han servido de “puente” para conectarse con futuros compradores,
conocer el trabajo de sus compañeros, socializar y a la vez, apreciar el trabajo que
se realiza en los diferentes oficios artesanales existentes en México.
Consideraciones finales
Entre las estrategias utilizadas por los artesanos de Guanajuato para llevar a
cabo la difusión y promoción de sus trabajos en la actualidad, destaqué su par-
ticipación en los concursos artesanales y el surgimiento del artesano-artista. De
manera particular, quise entender un poco más el caso de artesanos que empie-
Sobre lo expuesto en este texto, concluo que una de las ventajas del artesa-
no-artista es que logra insertarse en espacios que antes eran exclusivos del artista,
es decir, el de exponer su trabajo en museos y galerías. Estos espacios son con-
quistados, en gran medida, por la visibilidad conquistada por el artesano cuando
participa en los concursos artesanales. Tales participaciones han sido importantes
de alguna manera, dado que estimulan la creatividad del artesano y fomentan la
creación de piezas “originales y únicas”, sin mencionar que fungen como espa-
cios para entablar relaciones con nuevos clientes.
Becker, H. (1982) Los Mundos del arte. Sociología del trabajo artístico. Argenti-
na: Universidad Nacional de Quilmes Editorial.
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Sales Heredia, F. (2013) Las artesanías en México. Situación actual y retos. Mé-
xico: Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública.
Este verso de Antonio Machado, el hijo del gran folklorista Demófilo sirve
para entrar en materia. No olvidemos que Folk-lore no es contar curiosidades so-
bre la vida de los pueblos. Folk Lore es el saber que tienen los pueblos. Para vivir
sufrir, gozar y morir. Podemos acompañarlo también de las palabras de Simone
de Beauvoir en “La mujer rota”: sólo quien ha sufrido experimenta la necesidad
de narrarse, de contar y cantar sus pasos. El hombre feliz, parodiemos el cuento,
no tenía boleros.
Pero más razón damos a Nietzsche cuando cita un dicho popular alemán que
acoge y alberga todo lo que viene “Böse Menchen haben keine Lieder”: los mal-
vados no tienen canciones. Así que ya podemos empezar, esta breve reflexión
tiene como objetivo mostrar unos pocos ejemplos del ir y venir de las canciones.
“La Virgen se está peinando entre cortina y cortina / los cabellos son de
oro / los peines de plata fina / pasó por allí San Juan le dijo de esta manera
¡cómo no canta la blanca / cómo no canta la bella / cómo quieres que yo
cante si estoy en tierras ajenas / si para un hijo que tengo como sino lo
tuviera...”
Siempre cantamos en tierra ajena, desde que salimos del seno materno. Y en
el folklore hay huellas de estas pérdidas, recuperaciones e inventos de nuevas tie-
rras. Ida y vuelta puede acontecer de muy cerca con efectos revolucionarios (que
pájaro será aquel / que canta en la verde oliva o rama) los gitanos sujetos de la
transculturación llevan y traen en España mucho del rico folklore o en tiempos y
tierras no distantes: las conexiones que folkloristas como María Luisa de la Garza
(CESMECA, San Cristóbal de las Casas) establecen entre los modernos corridos
del norte y las mixturas vanguardistas que se dan en San Cristóbal. Chano Pozo
o Machito entrando en el jazz de Manhattan y obrando la multiplicación de los
panes y los peces. Hablo de los modos, las rutas y los ejemplos.
Las historias de los altos de Simpson, donde el danzón está dejando la librea
para sugerir piel y cuerpo a compás. Cachao y los Valdés padre e hijo lo ilustran
todo hasta el bello botón de muestra de María Novaro: la película Danzón (¿hay
algo más importante que ser pareja de baile?).
En la corriente canaria, hay una fuerte herencia andaluza (una copla llamada
malagueña, junto con la isa) y la centroeuropea con la superpopular Polka ma-
jorera (esto es campesina). En una de sus estrofas más populares dice su propia
fórmula:
Así como el bolero viene a engullirlo todo, otro tanto y en menor escala ocu-
rre con la ida de la ranchera y la vuelta española de la rumba flamenca. El ejem-
plazo: “que no somos iguales dice la gente”: dos versiones, la de José Alfredo (la
ranchera del creador) y la de María Jiménez (la adaptación por rumba flamenca
de la cantaora española. Ejemplos todos ellos hallables en internet).
El hilo que va y viene como lanzadera de tantos viajes se afirmando una tela,
así dijo la hija de Angel Garma, bilbaíno que fundó el Psicoanálisis en Buenos
Aires, el Psicoanálisis tal vez sea una de las primeras músicas actuales de ida y
vuelta: Freud que estuvo a punto de instalarse en España o - reparen ustedes el
fenómeno - en Buenos Aires. Así le aconsejaba un profesor al joven Sigmund.
Ida y vuelta: de Este a Oeste, las guajiras o las milongas como tantos ejemplos
doble Argentina / España: la vidalita de Marchena, cantada por Enrique Morente
y acompañada a la guitarra por el gran Sabicas es prueba central.
Ida y vuelta: Norte-sur: trovos, decimas, payadas (en Puerto Rico he visto
concurso de trovos o décimas donde la ida y vuelta va de Tierra de Fuego a Ti-
juana). En la isla Borinquen he visto que Vicente Espinel, el autor de la décima o
espinela es el inspirador barroco que sigue vivo. Él también pudo cantar su cantar
del exilio (si estoy en tierras ajenas).
Ejemplos
Y mi propio episodio de ida y vuelta con Chavela Vargas. Anécdota del año
1992. Conversábamos sobre el sentido mítico del personaje de la llorona. Chave-
la indicaba con mucha gracia que no se trata de lágrimas de una mujer despecha-
da porque el marido se le va, sino que es un mito lunar. Yo le dije que conocía una
canción con esta estrofa “La luna es una mujer / y por eso el sol de España / anda que
bebe los vientos/ porque la luna le engaña”, Chavela se entusiasmó, me hizo copiársela
en un papel y…como un año después la incorporó a su versión de La llorona.
Fui a felicitarla y ella lo hizo conmigo llamándome “ese poeta divino”. Apenas
pude superar el bochorno diciéndole que era una canción “más antigua que us-
ted y que yo”. En vano. Para ella este poema era mío y durante un tiempo pase
por “divino poeta”. Esa es la gracia del ida y vuelta. Una canción española que
viene a anidar, por azar, en una canción popular mexicana, en las últimas y – estas
Introducción
Los años veinte presentaron novedades: el cabello y las faldas cortas, la ropa
suelta, frente a los largos caireles o trenzas, los corsés que ajustaban la figura
y los enormes sombreros: la moda cedía el paso a la comodidad. Las amas de
casa mantenían el hogar limpio y permanecían al cuidado de los hijos de tiempo
completo, mientras las intelectuales de izquierda participaban en la inquieta vida
del arte y la política: muralistas, pintoras, escritores y escritoras, críticos y críticas
cuestionaban los convencionalismos con la pluma, el pincel o el discurso. Muje-
res mexicanas como Antonieta Rivas Mercado, Frida Kahlo o Guadalupe Marín
significaban una renovación y una expectativa de la vida que, no obstante, era
ajena a la mayoría de la población.
El camino para las compositoras mexicanas que también cantan a los senti-
mientos, a los sufrimientos, a las exaltaciones, a los desengaños en una ostenta-
ción del lenguaje amoroso, fue abierto por la gran:
En 1942 dio a conocer su primer bolero: Tuya soy, compuso también: Perdí el
corazón, Si fuera una cualquiera, Fue Mentira, pero de sus mayores éxitos fueron
Mucho Corazón y Compréndeme…
Si bien son los y las compositoras muy valiosos para la historia bolerística la-
tinoamericana, en realidad son los y las intérpretes lo primordial, lo fundamental
Elvira Ríos (1913-1987) Originaria de México D.F. Ella fue la primera cantante
mexicana en adquirir categoría internacional, al ser una de las más importantes artistas
de la XEW, donde debutó en 1935, estación de radio que estrenara y difundiera a toda
Latinoamérica cientos de canciones y diera a conocer a la mayoría de los cantantes y que
permitiera en su programación el estreno casi semanal de canciones y boleros de los
compositores que así fueron conocidos. Por su voz grave y opaca, creó un estilo muy
diferente al de otras cancionistas con el cual se impuso aún a las más severas críticas.
María Luisa Landín (1922 - 2014) Veracruzana que de 1936 a 1940 hiciera
dueto con Avelina Landín suspendido por el matrimonio de esta última. Son
memorables sus interpretaciones. Canción del Alma fue su primer éxito aunque
se hizo famosa con Verdad Amarga de Consuelo Velázquez en: Hay que saber
perder, Amor perdido, Sé muy bien que vendrás, Será por eso, Sentencia… Tony
Évora consigna que “…la época de su apogeo artístico coincidió con el surgi-
miento de un considerable número de compositores de primera categoría que le
ofrecieron la primicia de sus obras….contó además con el respaldo de magníficas
orquestas en sus grabaciones, incluyendo la de Rafael de Paz y la del propio Ra-
fael Hernández” (Evora, 2001).
Marina Herrera “Marilú”. De San Luis potosí. “La muñequita que canta” una
de las voces más dulces del bolero en América. Intérprete de Gonzalo Curiel (a
quien le estrenó su canción Amargura) de Vicente Garrido, de Alberto Domín-
guez y de Gabriel Ruiz, sobre todo.
Amparo Montes. (1925 – 2002) Nombre real: Amparo Meza Cruz, de Chia-
pas. En 1941 es contratada en la entonces XEQ como cantante. Popularizó el
bolero “Nadie” de Agustín Lara. Otros de sus éxitos fueron: Llegaste tarde, Amor
sin pasado, Mil Besos, Sin lágrimas….Pero el reconocimiento general se lo ganó
por su labor de difusión del bolero, en la llamada “Cueva de Amparo Montes”
donde se escuchó bolero por muchos años y muchas noches románticas.
Paquita “la del Barrio” (1947) Alto Lucero, México. Cancionera de trova y
bolero. Inició muy joven, después con el tiempo después de divorciarse abrió su
propio Centro Nocturno con su propia orquesta .Éxitos: Respeta mi dolor, Libro
abierto, Cheque en blanco, etc,
“…estos intérpretes (Elvira Ríos, María Luisa Landín, Ana maría González,
Amparo Montes, Chelo Silva, Avelina Landín…) entusiasman al principio por
razones muy distintas a las de hoy, en que se les revalúa a partir del culto a la cul-
tura popular y de la persistencia del gusto, ya no por razones del sentimentalismo
sino de la nostalgia crítica: las generaciones anteriores con frecuencia, y sabién-
dolo o no, le hacían caso a una música en verdad ‘excepcional” (Ídem)
Referencias bibliográficas
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Peralta Quintero, Carlos (2004). Bolero, clave del corazón. México, D.F: Lí-
nea Continua S.A. de C.V.
61
Alexandre Felipe Fiuza, “La censura musical en las décadas de 1960 y 1970 durante la dictadura franquista: un examen
de la documentación del MIT”, en Alejandra Ibarra Aguirregabiria (coord.) No es país para jóvenes, Asociación Histórica
Contemporánea. Actas Encuentro Jóvenes Investigadores, 2012, Recuperado: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codi-
go=4716460
62
Ana María Iglesias Botrán, “La canción francesa como transmisora de ideologías: análisis lingüístico de la canción La bête de
Zebda”, en Synergies Espagne, nº 4, 2011, p. 78.
63
L-J., Calvet, Chanson et société, Paris, Payot, 1981, pp. 118-119.
64
Alexandre Felipe Fiuza, “La censura musical en las décadas de 1960 y 1970 durante la dictadura franquista: un examen
de la documentación del MIT”, en Alejandra Ibarra Aguirregabiria (coord.) No es país para jóvenes, Asociación Histórica
Contemporánea. Actas Encuentro Jóvenes Investigadores, 2012. Recuperado: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codi-
go=4716460
65
Carlos Aragüez Rubio, “La Nova Cançó catalana: génesis, desarrollo y trascendencia de un fenómeno cultural en el segundo
Franquismo”, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, nº 5, 2006, pp. 81-97.
Caminito de la obra nos ofrece un retrato del albañil, término de origen árabe,
conocido en España como “paleta”, que es también el nombre usado para deno-
minar el utensilio metálico de forma triangular y mango de madera (en México
llamado cuchara), que se usa para recoger y extender la mezcla o mortero.
Antes de analizar algunos rasgos de esta letra, vamos a hablar un poco del con-
texto social que precede a su producción y funciona como implícito en la misma.
Francisco Andrés Burbano ha estudiado las llamadas migraciones internas du-
rante el franquismo. El investigador señala:
71
“Aproximación histórica al xarnego y su nombre”, en Historia, Club de Caza Amigos del Xarnego Valenciano. Recuperado:
http://clubxarnegovalenciano.com/articulos/lahistoria.pdf
72
Raúl Oscar Sacarpetta, “La cuestión del xarnego en la literatura de Juan Marsé: identidad cultural y conflicto social”, en
Siglos XX y XXI. Memoria del I Congreso Internacional de Literatura y Cultura Españolas Contemporáneas, La Plata,
Universidad Nacional de la Plata, 2008, p. 1/9.
73
José R. Gómez Molina, “Transferencia y cambio de código en una comunidad bilingüe área metropolitana de Valencia”, en
Contextos, nº33-36, vol. XVII-XVIII, pp. 309-360.
74
El término es un galicismo y está aquí utilizado como lo entiende Albert Dauzat, quien lo caracteriza como un lenguaje
especial y familiar, subsistema o parcela léxica que altera de diversas formas la norma estandarizada del uso de una lengua, y
que usan entre sí los individuos de cierta profesión u oficio, lícito o ilícito. Albert Dauzat, Les argots. Caractères-Évolution-In-
fluence, Paris, Librairie de la Grave, 1946, p. 6.
75
“Ustedes me van a perdonar este idioma un poco extraño que aparece en esta canción, en ‘Caminito de la obra’. Yo soy char-
nego, ¿saben? Los charnegos son los hijos de inmigrados a Cataluña con no inmigrados, o sea de catalanes con no catalanes,
para entendernos. Pero a mí me tocó, aparte de ser charnego, me tocó vivir en un hermoso barrio en el que los inmigrados son
la mayoría. Casi toda gente del sur, andaluces, murcianos, que vinieron a enriquecernos porque la verdad es que a pesar de las
muchas dificultades que el inmigrado tiene, la cantidad de riquezas que aporta es tan grande que merece la pena haber vivido
entre ellos. Y conocerlos bien como los he podido conocer yo. Por eso, perdónenme el idioma, pero este es el idioma, sí, en el que
intervienen palabras que son catalanismos, pero que tampoco lo son exactamente.
Es el idioma así un poco extraño que hablan los inmigrados en mi barrio, en el que utilizan palabras como plegar para decir
terminar, chala para decir alcantarilla, trabanqueta para decir zancadilla y así unas cuantas más.
Pero el sentido de la canción lo entenderán fácilmente. Es la sencilla historia de un albañil que se levanta para ir a su trabajo, lo
que le puede ocurrir y tal como lo devuelven a su casa cada noche...” Juan Manuel Serrat, Recuperado: http://www.coveralia.
com/letras/caminito-de-la-obra--comentada--serrat.php
76
De acuerdo con lo señalado por Txarly Brown: “La forma flamenca primigenia de la rumba catalana es el tanguillo.” Txarly
Brown, Achilibook. Biografía Gráfica de la Rumba en España 1961-1995, Lleida, Milenio, 2013, p. 9.
78
De acuerdo con lo señalado por María Teresa Linares y Faustino Núñez, lo que caracteriza la rumba catalana son dos as-
pectos: una forma peculiar de tocar la guitarra, que combina el rasgueo con la percusión de la mano sobre la caja de la guitarra,
resultando en un refuerzo de la base rítmica (lo que llama “ventilador”); y una dominante en temas alegres, en contraste con la
expresión del dolor de los cantes flamencos. Además, como en el son cubano, en la rumba catalana abundan las letras con doble
sentido, y son habituales las versiones arrumbadas de otras piezas, con predominio de obras cubanas o caribeñas (nueva versión
de los cantes de ida y vuelta). Consultar: María Teresa Linares y Faustino Núñez, La música entre Cuba y España, Madrid,
Fundación Autor-Sociedad General de Autores y Editores, 1998.
79
Ricardo Varela Villalba, Turismo musical en Barcelona: el caso de los locales con programación permanente de flamenco y
rumba catalana en directo, Barcelona, Tesis, Màster Oficial en Gestió Cultural, Universitat de Barcelona, 2012, p. 41.
80
Que se ocupa no sólo de describir y analizar los fenómenos textuales, las relaciones y estructuras de los signos de un texto u
obra, sino también de establecer los vínculos entre tales elementos y los fenómenos del contexto social de producción del texto, tal
como lo acepta la Asociación Internacional de Sociosemiótica (AISS), por lo que está diferenciada de la semiótica social, que se
centra en la aplicación del método semiótico al estudio de la sociedad y los fenómenos sociales. Aunque algunos autores emplean
de manera indistinta los términos.
81
En 1976, el académico Fernando Lázaro Carreter dedicó a la expresión idiomática “vale”, uno de sus conocidos “Dardos”,
escrito en el que la consideraba vulgar, empobrecedora del lenguaje castellano, tonta, abusiva, y buscó relacionarla con las
prácticas capitalistas y con el OK de las películas norteamericanas. La Real Academia de la Lengua la incluye con el siguiente
significado: “1. Interjección usada alguna vez para despedirse en estilo cortesano y familiar. 2. Adiós o despedida que se da a
un muerto, o lo que se dice al final o remate de algo”. Significado que tiene la expresión en la más célebre obra de Cervantes.
Sin embargo, el mismo Fernando Lázaro Carreter la define como: “Voz que expresa asentimiento o conformidad”, que es el
sentido más utilizado en el habla conversacional en España y de cuyo uso generalizado se han desarrollado diversas hipótesis
explicativas. Consultar: Fernando Lázaro Carreter, “Vale”, en El dardo en la palabra, Galaxia Gutemberg, s. f., pp. 63-65.
82
En algunas interpretaciones realizadas por el autor utilizó fierro, en lugar de hierro.
83
Consultar: Szigetvári Mónika, Catalanismos en el español actual, Budapest, Eötvös Loránd Tudományegyetem, 1994.
84
Carsten Sinner, El castellano de Cataluña. Estudio empírico de aspectos léxicos, morfosintácticos, pragmáticos y metalingüís-
ticos, Berlín, Max Niemeyer Verlag, 2004, p. 91.
Luego, la voz introduce dos figuras poéticas sucesivas, al señalar: “Vale, que
lloran sus ojos lágrimas de cemento/viendo escaparse los sueños como los vien-
tos”. Ahora, el personaje queda caracterizado como un ser humanizado que llora
y cosificado porque sus lágrimas son de cemento.
En algunas ocasiones el autor ofreció una variante de este verso: “su corazón zozobra/caminito de la obra”.
85
A estos versos sigue la estrofa del estribillo y que manifiesta cambios impor-
tantes, no sólo por el uso de versos de arte menor, también porque lo expresado
involucra una modificación en la perspectiva de la voz narrativa, ya no sólo fo-
calizada en el personaje, sino interiorizada en él, al señalar: “Crecen de noche/y
87
Respecto al crecimiento poblacional y urbano se debe señalar que: “Después del estancamiento poblacional durante la década de
1930, la inmediata postguerra representa en Barcelona el retorno al crecimiento migratorio intenso. El flujo inmigratorio no sólo
compensó el emigratorio, sino que fue el responsable de la mayor parte del crecimiento de 200.000 personas que se experimentó
en la ciudad entre 1940 y 1950. La centralidad de Barcelona respecto a la dinámica catalana continuaba siendo indiscutible en
los primeros momentos de esta segunda etapa migratoria del siglo XX.
De este periodo destacan diversos elementos que lo diferencian de anteriores etapas inmigratorias:
[…] El saldo natural positivo acompañó al crecimiento migratorio en el crecimiento total del volumen de población. Fue sobre
todo a partir de la década de 1950 cuando el aumento de la fecundidad y la existencia de una estructura por edades favorable,
principalmente, potenciaron el incremento de los nacimientos registrados. El resultado fue un saldo natural positivo, en aumento,
que a finales de la década de 1960 y comienzos de la del 1970 alcanzó los valores más elevados.” Antonio López Gay, “175
años de series demográficas en la ciudad de Barcelona. la migración como componente explicativo de la evolución de la pobla-
ción”, en Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, nº 1098, vol. XIX, 15 de noviembre de 201. Recuperado:
http://www.ub.edu/geocrit/b3w-1098.htm.
Joan Eugeni Sánchez ha observado que a partir de 1950 Barcelona deja la industria tradicional y se orienta a una industria con
mayores componentes tecnológicos. Consultar: “Efectos de los cambios en el sistema productivo sobre la expansión metropolitana
de Barcelona”, en Barcelona-Montréal. Desarrollo urbano comparado, Barcelona, Universitat de Barcelona, 1998, p. 39.
Mercedes Tatjer, Josep M. Vilanova y David Iglesias Xifra han estudiado los aspectos referentes a la vivienda y urbanización
en la época.
La canción fue interpretada por Serrat con una leve variante, pues en lugar de
cantar: “en tanto llegue/el día de los elegidos/cuando el eco los devuelva/del ol-
vido”, cantaría en algunas ocasiones (“en tanto espera/el día de los elegidos”). La
construcción sintáctica, en ambos casos, volvía a contribuir a una doble lectura,
que facultaba la siguiente doble interpretación posible: cuando el eco devuelva
los sueños del olvido y cuando el eco devuelva a los albañiles del olvido. Los
versos finales de la estrofa también caracterizan al sujeto como un personaje que
cree y espera el día del Juicio Final, es decir, como profesante de una religión.
En la literalidad del verso en que esto se expresa se hace manifiesta también
una problemática de la secularización, pues el compositor omite hacer referencia
explícita a la voz de Dios o al juicio divino, que es reemplazado por el término
“eco”: “cuando el eco los devuelva…”.
88
En determinados contextos el vocablo “permanganato” puede llegar a aludir a una droga, pues para procesar la cocaína se
requiere como precursor el permanganato de potasio, para suprimir los alcaloides no esenciales. Sin embargo, no es éste el caso.
El autor introduce una sentencia final sobre el destino del personaje, que pa-
recería determinista: “y que mañana su historia no habrá cambiado nada”; sin
embargo, el uso del tiempo antefuturo del indicativo, que no sólo sirve para ex-
presar que una acción venidera es anterior a otra acción también futura, sino que
sirve también para expresar duda o sorpresa ante una acción pasada, involucra
aquí la percepción de un hecho futuro como algo ya cumplido y como algo que
es casi seguro que ocurra no sólo porque todo parece indicarlo, también porque
89
Apoyarse en un declive, subir una pendiente (uso en Andalucía). En México se usa para indicar un descanso y para referirse
a la acción de apoya el pecho. En algunos lugares se emplea como sinónimo de repechar (mejorar la condición de salud. Diversas
fuentes).
90
Bajarle los pantalones y escupirle los genitales, humillación sexual.
91
Hipérbole que equivale a decir ni Dios lo salva o lo orienta, frase que introduce de nuevo un registro del discurso de la religión.
92
Número de aciertos de la quiniela de futbol que permiten obtener un premio de primera categoría (el 16% de la recaudación).
93
En el uso se emplea para referir oxidar.
94
“Tener agujetas” es tener dolor muscular, son varias las causas identificadas para este padecimiento y sólo señalamos la que
fuera considerada más común. Además, la familia Agujetas es una de las más célebres familias de cantaores flamencos, por lo que
el enunciado vuelve a permitir una doble lectura: tiene dolor muscular en el alma y tiene lo “flamenco” en el alma.
En el retrato del emigrante albañil que nos ofrece esta obra lírica, si bien no
es el propio personaje quien se presenta, se han recuperado diversos elementos
léxicos de la cultura del trabajador retratado, se nos habla de él, por momen-
tos desde su “interioridad”, con palabras que el personaje utilizaría, al mismo
tiempo que la instancia enunciativa emplea elementos verbales propios de una
tradición vinculada con la poesía culta (la métrica y abundantes tropos) junto a
otros elementos vinculados a la tradición popular (la omisión de sílabas en ciertas
expresiones “arrepecha’o”, “pa’ arrancarle”, el léxico y su semántica, la métrica de
arte menor). Los tropos, debemos destacarlo no son privativos de la poesía culta
y la desestabilización de signos que permiten una doble lectura, aunque también
pueden localizarse en ciertos poemas cultos (sobre todo en la poesía barroca),
son muy frecuentes en las prácticas del habla popular, en algunos lugares con
un sentido erótico, en otras humorístico, e incluso filosófico. En esta letra, esa
“doble lectura” se añade a una serie de construcciones enunciativas en las que
la identificación explícita de los sujetos y situaciones es omitida. La condición
misma del personaje sólo se capta en su justa dimensión mediante el análisis de
las figuras poéticas. Lo cual nos faculta para hablar de un encriptamiento parcial,
manifiesto también en el nivel del léxico, por tratarse de un argot específico del
que sólo pueden tener conocimiento cierto tipo de receptores, lo cual permite
identificar las características del destinatario “ideal” al que va dirigida la canción.
El tema del trabajador de la construcción había sido tratado antes por Chi-
co Buarque, considerado uno de los compositores brasileños de música popular
más importantes de su país, además de ser un destacado escritor y poeta, y quien
se dio a conocer en la escena musical en el año 1966, cuando la canción “A banda”
(“La banda”) ganó el Festival de Música Brasileña. Es hijo del historiador y perio-
dista Sérgio Buarque de Hollanda.95 A lo largo de la carrera de este compositor,
uno de los elementos distintivos ha sido el compromiso con los problemas socia-
les y la denuncia de la situación política en su país, aspecto que ha sido estudiado
por Adélia Bezerra de Menezes en su obra Desenho mágico: poesia e política
em Chico Buarque96. Sus obras han sido objeto de abundantes estudios y desde
En este caso no estamos ante un retrato de un tipo social, sino ante un poema
narrativo y por ello centrado en la descripción en las acciones que realiza el pro-
tagonista. Se trata de una secuencia de hechos de la que un narrador omnisciente
ofrece distintos relatos (3 relatos), pese a que utiliza casi las mismas palabras, pero
altera el lugar en que aparecen las palabras esdrújulas finales de cada verso. No
hay un alocutor implícito en el texto.
Mírian Sumica Carneiro Reis, “Velho Francisco, Leite Derramado, o Brasil de Chico Buarque–Memórias da decadência
95
em verso e prosa”,
96
Otras figuras de repetición se hacen presentes, pues los dos versos siguien-
tes se hace uso de la anáfora (repetición de la misma palabra inicial en distintos
versos): “y a cada hijo suyo cual si fuese el único/y atravesó la calle con su paso
tímido”99. A lo que se suma, en el tercer verso, la continuación en el uso de la
estructura bimembre, el símil y el paralelismo, para introducir una mayor varia-
ción en el cuarto verso, utilizando rima asonante (sólo de vocales), con palabras
esdrújulas al final de todos los versos.
En los dos versos finales, de esta primera parte, se ubica el lugar de la agonía
del protagonista y la consecuencia de su muerte: “agonizó en el medio del paseo
público/murió a contramano entorpeciendo el tránsito.109 Muere a contramano,
es decir, muere cuando debería vivir, sólo dificultando el movimiento de quienes
se desplazan. Detalle que subraya la despersonalización y desvaloración de la vida
104
La comparación involucra el estado de angustia y sed de un náufrago, en riesgo de muerte y sometido a la deshidratación.
105
La palabra utilizada “gargalhou”, expresa carcajearse, reír fuerte, celebrar haciendo ruido.
106
“Sentou pra descansar como se fosse sábado/Comeu feijão com arroz como se fosse um príncipe/Bebeu e soluçou como se fosse
um náufrago/Dançou e gargalhou como se ouvisse música”.
107
En la versión en castellano, hecha por el cantautor uruguayo Daniel Viglietti, se ha sustituido “frijol y arroz”, por “pan con
queso” para conservar el sentido que el platillo tiene en el contexto de Brasil, buscando su equivalente en el contexto de su país.
En México hubiéramos tenido que decir que se comió unos taquitos de frijol.
108
“E tropeçou no céu como se fosse um bêbado/E flutuou no ar como se fosse um pássaro/E se acabou no chão feito um pacote
flácido”.
Se pueden observar también otros leves cambios (el paso de lo singular al plu-
ral y del femenino al masculino) en algunos versos, cambios que pierden impor-
tancia ante la demanda de atención de los cambios semánticos que la alteración
del orden de las palabras implica y que no son poco importantes, ni tampoco sig-
nifican simplemente que todo se compara con todo, como se ha llegado a señalar.
Pues este protagonista ama como si él fuese el último, no como si fuera la última
vez que ama; besa a su mujer como si ella fuera única y a sus hijos como si fueran
“Agonizou no meio do passeio público./ Morreu na contramão atrapalhando o tráfego”.
109
En los siete últimos versos, con una aceleración mayor en el ritmo, se ofrece
una tercera historia condensada, al comporarla con las que la preceden, utilizan-
do el mismo recurso de alterar el orden de las palabras esdrújulas finales, y ahora
el personaje ama como si fuese máquina, lo que deshumaniza la acción de amar;
besa a su mujer como si fuera lógico besarla, lo que implica que no lo es, conno-
tando una falta de afectos, no tiene hijos (pues no se hace referencia a éstos), yer-
Por lo anterior, no es posible decir que se narra la misma historia tres veces, lo
que encontramos son tres historias distintas, en estricto sentido, en las que se de-
sarrolla una secuencia de acciones, realizadas en situaciones y formas diferentes,
y cada vez más alejadas de la primera historia y de la caracterización que se ofrece
del primer protagonista. El suceder de las distintas historias es acompañado por
el arreglo musical realizado por Rogério Duprat, quien formalmente le otorga a
cada una de las secuencias una identidad diferente.
113
Algunas de las relaciones entre la poética de las vanguardias históricas y la letra de la canción han sido enunciadas por diversos
estudiosos, como Eduardo Subirats, Néstor García Canclini, Demian Paredes, Elga Pérez Laborde, Cristian Galarde y Lucía
Di Salvo, entre otros. Sin embargo, el tema merecería un estudio aparte, dado que aunque Chico Buarque emplea recursos
afines o diversos recursos utilizados por poetas y músicos adscritos a diferentes vanguardias históricas, les confiere a tales recursos
funciones semánticas y expresivas específicas, que merecen ser precisadas en un estudio detallado.
114
Adélia Bezerra de Meneses, Desenho mágico: poesía e política em Chico Buarque, Sao Paolo, Ateliê Editorial, 2001.
115
Carolina Gomes Paulse, “Cantando a resistência, construindo identidade: análise das canções de Chico Buarque”, en III
Semana de Pesquisa em Artes- Arte e Conceitos, 10 a 13 de novembro de 2009, pp. 200-216.
116
Ivan Aparecido Ruiz y Pedro Faraco Neto, “Análise da música Construção: forte crítica à alienação humana e à (ideológica)
teoria do mínimo existencial”, en Daniela Mesquita Leutchuk de Cademartori, Luciana Costa Poli, Regina Vera Villas Boas
(coords.), XXIV Encontro Nacional do CONPEDI – UFSPP, 2015, pp. 60-79. Recuperado: www.conpedi.org.br em
publicações
117
João Mateus Kogawa, “O discurso-arte de Chico Buarque: poder sobre o sujeito brasileiro”, en Revista Urutágua. Revista
Acadêmica multidisciplinar quadrimestral, nº 7, agosto-noviembre de 2004, Centro de Estudios sobre Intolerância- Univer-
sidade estadual de Maringá, 11 pp.
118
Egeslaine de Nez1 y Ralf Hermes Siebige, “Apontamentos sobre vieses alienantes nos versos da música popular brasileira”,
en Acta Scientiarum. Education, Maringá, nº 1, vol. 33, 2011, p. 1-9.
119
Sabine Möller-Zeidler, “Literatura y totalitarismo. El lenguaje censurado en la poesía”, en Letras comunicantes. Estudios de
literatura comparada, México, UNAM, 1996, pp. 86 y ss. Trad. Viviana Gelado.
120
Adriano Senkevics, “Texto com adaptações: Chico Buarque.Construção”, en Letras Despidas. 19/05/2013. Recuperado:
http://www.cmisp.com.br/sistemalocal/central_aluno/material/2013/redacao/1/poemamusical.pdf
Así, este tipo de aprendizaje tiene una base constructivista en el que la en-
señanza gira en torno a los estudiantes y los problemas son resueltos por ellos
mismos en un proceso de co-construcción (Allsup, 2003; Green, 2008; Jaffurs,
2004). Pedagógicamente hablando, representa una de las mejores maneras de dis-
frutar la música, desarrollar la creatividad y consolidar el conocimiento musical
de una manera práctica y vivencial (Green, 2008). Por lo anterior, en los últimos
tiempos se ha convertido en un área de estudio y muchos pedagogos e investi-
gadores han impulsado la inclusión de espacios de aprendizaje informal en sus
clases (Abramo y Austin, 2014) llegando a ser aceptada en escuelas y universi-
dades alrededor del mundo (Allsup, 2011). Como afirma Virkkula (2016): “Las
escuelas de música y las instituciones deben reconocer el potencial del aprendi-
zaje informal y los maestros deben desarrollar ambientes de aprendizaje que se
Más aún, existen todavía menos maestros que estén capacitados para hacerlo.
Así, aun cuando haya maestros que están abiertos a este enfoque pedagógico, no
saben cómo llevarlo a cabo. En un estudio llevado a cabo por Springer (2015)
para conocer la percepción y la preparación de los maestros de música de nivel
básico, en lo referente a la enseñanza de música popular, éstos reportaron carecer
de entrenamiento en pedagogía de la música popular y afirmaron sentirse mal
prepararos para hacerlo. En ese mismo sentido, los participantes en el estudio
afirmaron dar más importancia a las experiencias de aprendizaje informal que a
las experiencias obtenidas en el aprendizaje formal.
Para aquellos que están acostumbrados a diseñar su programa y plan de trabajo diario
de acuerdo con los “Dominios de Aprendizaje de Bloom” (1999), improvisar y componer
involucra a los estudiantes en el proceso cognoscitivo de aprender, recordar, entender, explorar,
experimentar, aplicar el conocimiento adquirido, analizar, evaluar sintetizar y crear (p. 7).
En conclusión, si estos conceptos del jazz fueran incluidos, los estudiantes, aún los prin-
cipiantes, aprenderían las habilidades del oficio de manera funcional. Ellos se sentirían in-
volucrados en la música que tocan, y la improvisación y la composición serían menos inti-
midantes. Como músicos, y amantes de la música, necesitamos el elemento creativo para
mantenernos vivos y creciendo (p. 41).
En México, el músico profesional, en casi todos los casos, es también instructor musical, ya
sea en instituciones o de manera particular […] es por ello que las instituciones que ofertan la
carrera de música deberían ofrecer al alumno, a la par de su preparación musical, herramien-
tas que le permitan un desempeño óptimo y eficiente de acuerdo a la época en que vive para
lograr una satisfacción, no solamente en el aspecto económico, sino también en el académico,
social y humano. (2013, p. 6).
En ese mismo sentido Danyew (2015) asevera: “el panorama musical del siglo
XXI es multifacético y en cambio constante, requiriendo que los músicos sean
flexibles, bien preparados en estilos musicales y equipados con destrezas musi-
cales diversas” (p. 4).
Conclusiones
1. Nuestra música (puede ser música clásica, música para banda, música para
banda de show, música coral, o música para las grandes bandas, pero rara vez mú-
sica improvisada o compuesta, la cual es difícil de controlar) es la única música
verdadera.
Green, L. (2008). Music, Informal Learning and The School: A New Classroom
Pedagogy. Aldershot: Ashgate Press.
Pero ¿qué pasa si esos simbolismos no son claros? ¿Qué pasa si no presentan
las características conocidas con anterioridad? Al hablar de simbolismos, no sólo
nos referimos a elementos gráficos o icónicos, sino a simbolismos espaciales.
Cuando el objeto cultural es arquitectónico, el símbolo es tridimensional.
Existe familiaridad, aprecio, y diría yo, afecto, hacia los símbolos religiosos
usados hasta antes del Concilio125. El feligrés busca su cúpula, sus campanarios,
la cruz atrial, y en su convivencia con el edificio intenta ubicarlos, pero no los
encuentra. Una de las personas entrevistadas, una señora, decía al preguntarle
por su apreciación estética del edificio:
121
Esta hipótesis no es gratuita, sino producto de las entrevistas recogidas con usuarios del Templo de El Calvario, en Guadala-
jara, Jalisco. Se buscó entrevistar a usuarios representativos, a través de una herramienta donde se les preguntó, entre otras cosas,
su apreciación estética del templo, y los usos y costumbres que ahí llevan a cabo. Este testimonio arrojó datos importantes acerca
del gusto de los usuarios y su interacción con el edificio.
122
Signorelli, A. (1987). Cultura popular y cultura de masas. Notas para un debate. Estudios sobre las culturas contemporá-
neas 1(2). p.111
123
El Templo de El Calvario se encuentra en la Calle Sol 2615, en Jardines del Bosque, en Guadalajara, Jalisco. Es un pro-
yecto de Luis Barragán, con algunas intervenciones de Enrique Nafarrate.
124
Geertz, Clifford (1973). La interpretación de las culturas. En “la religión como sistema cultural” pag.89. Nueva York.:
Gedisa Editorial.
125
Concilio Vaticano II se llevó a cabo de 1962 a 1965, y es el XXI concilio ecuménico convocado por el Papa Juan XXIII
en 1962 y clausurado por el Papa Paulo VI en 1965. Recuperado el 2 de abril del 2016 de: http://es.catholic.net/op/articu-
los/25245/concilio-vaticano-ii-aos-1962-1965.html
126
Entrevista realizada el 27 de enero del 2016 en el Templo de El Calvario.
¿Cómo vive la feligresía ambos tipos de espacios? ¿Por qué sienten diferencias
entre uno y otro, que incluso los llevan a preferir un lenguaje de otro? El lenguaje
que se manifiesta a través de ciertos símbolos católicos, es parte preponderante en
esta comunicación o no comunicación.132
127
“El efecto estimulante de las súbitas sorpresas”. Cfr. Rudolf A. (1978). La forma visual de la arquitectura. Barcelona:
Gustavo Gilli. pp 86
128
Cfr. Adolf Loos, en Ornamento y delito, P.45
129
Se refiere al Eclecticismo, muy de moda en ese momento.
130
Op. Cit., Ornamento y delito, P. 47
131
Lefebvre, H. (1974). La producción del espacio. Madrid: Gracel Asociados. P.17
A.P: muy bien. Voy a pasar con otra más, gracias. ¿Quisieran colaborar ahora
si? ¿Cuál es su apreciación? ¿Cómo lo ves?
F: es un templo padre, es un templo les comentaba que yo me acabo de en-
terar que es de Barragán, arquitectura de Barragán y no se me hace que sea
comparado como con otras estructuras, otros diseños que ha tenido.
A.P: ¿de él mismo?
F: de él mismo, así es.
A.P: ¿Por qué? ¿No te parece parecido a los otros?
F: no sé, se me hace el techo extremadamente alto por dentro, se me hace que
el mural de la derecha esta padre pero el de la izquierda no hay absolutamente
nada, el tipo de… no sé cómo se le llamen a las piezas que están en el techo
son como de oficina, no sé, se me hace como que esta chile, mole, y pozole
un poquito.
A.P: ¿cómo lenguaje te gusta? ¿O no? El lenguaje de este templo
F: pues no tiene un lenguaje tan de templo ¿no? A lo mejor porque es arqui-
tectura diferente por el arquitecto que lo hizo y demás pero no sé, son cubos
solamente…
A.P: ¿Cuál templo para ti sí parece templo? Que te guste como templo
F: pues la mayoría de los templos aquí en Guadalajara, la mayoría de los tem-
plos antiguos, de toda la zona centro hay templos, a lo mejor porque estamos
acostumbrados a ver ese tipo de templo, no tan modernos, como esto tan
visionario, los del centro son los que te abocan a un templo común, esto es un
templo moderno pero no sé, se me hace como raro.
Otro miembro de esa familia, al preguntarle sobre un templo que a él le gus-
tara más, mencionó el Expiatorio.
F: el Expiatorio, es que el expiatorio evoca… no sé todo lo que te idealizan en
un templo católico, en una iglesia
A.P: ¿y es importante el lenguaje para vivir el edificio? El lenguaje del edificio
F: pues inconscientemente se respira diferente ¿no? Desde que entras es
132
En la herramienta que se utilizó para conocer el gusto estético de los usuarios, se les mostraban 4 fotos (entre otras preguntas)
de templos de Guadalajara: el Expiatorio, el Calvario, el Santuario de Guadalupe y Santa Rita de Casia. Se les cuestionaba
sobre cuál les gustaba más en el exterior, y los usuarios eligieron, en un 80%, el Expiatorio. El lenguaje del Expiatorio es neo-
gótico (casi idéntico al gótico, salvo por algunos detalles constructivos y ciertos cambios compositivos).
133
Entrevista realizada el 27 de enero del 2016 en el Templo de El Calvario.
134
Sacerdote. Doctor en Ciencias Eclesiásticas Orientales por el Pontificio Instituto Oriental de la Pontificia Universidad Gre-
goriana de Roma, 1994. Arquitecto en la Universidad Nacional de Buenos Aires (1974). Profesor de Iconografía e Iconología
en la Facultad de Historia y Bienes Cultuales de la Iglesia, en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma; Adjunto de
Secretaría del Sínodo de los Obispos (Ciudad del Vaticano). El artículo es parte de un proyecto de investigación sobre la aplica-
ción del Concilio Ecuménico Vaticano II según la hermenéutica de la reforma en la continuidad propuesta por Benedicto XVI.
135
Cuestiones Teológicas (enero – junio 2014). Apuntes sobre arquitectura sacra contemporánea. Recuperado de http://www.
scielo.org.co/pdf/cteo/v41n95/v41n95a04.pdf el 6 de febrero del 2016.
Según Lefebvre (1974) nos volvemos espectadores de las propuestas del po-
der137. En este caso esta propuesta no llegó al corazón del público. El grupo de
niños abordados, se refieren al edificio como “triste”, que le falta “color”. En
este purismo de formas y materiales que Luis Barragán usó en el templo, no
cupo el colorido. Cierto es que Barragán tiene espacios brillantísimos, como
la Casa Gilardi138, o la cuadra de caballos de San Cristóbal. Pero al templo
del Calvario algo le faltó para llegar al gusto del público. Cierto porcentaje
de feligreses se expresan con emotividad al referirse al templo; les gusta y lo
aceptan. Pero al mostrarles las fotos para que elijan su preferido, se inclinan
por el lenguaje del templo Expiatorio.
139
Entrevista realizada el 2 de febrero en el Templo de El Calvario.137Op.cit. Levebvre. La producción del espacio. P.24
140
San Carlos Borromeo (1538-1584), fue descendiente de una ilustre familia del milanesadboo. Fue doctor en leyes y llegó
a ser arzobispo de Milán, con la bendición de su tío el papa Pio IV. Fue secretario personal de su tío, y administró varias ra-
mas del gobierno espiritual pontificio. Participó en la última parte del Concilio de Trento (1562-1563), donde con gran celo
reformista, dispuso las Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiástico, como una defensa contra las reformas separatistas de
Lutero y Calvino.
141
Borromeo, C. (2010). Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiástico. México: UNAM, Instituto de investigaciones
estéticas. Traducción de Instructiones fabricae et supellectilis ecclesiasticae
142
Ibidem, p. 4 a 13
Referencias
Borromeo, C. (2010). Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiástico. México:
UNAM, Instituto de investigaciones estéticas.
Desde esta perspectiva habitar la ciudad significaría, entre otras cosas, dar cuenta
de la manera en que se está en el ámbito de lo visible, desde los trayectos recorridos y
puntos de referencia conformados a través del tiempo en la memoria personal y social
(Aguilar Díaz, 2006: 134).
Por otro lado, tampoco podemos ignorar la existencia del balcón inútil en
tanto que no se le encuentre, en primera instancia, una razón fundamentada de
ser, pues ningún elemento recurrente existe sin causa real ni interdependencia
con otros elementos, aun cuando ambas circunstancias no sean fácilmente expli-
cables, de hecho
Una escapatoria fácil a esta realidad del diseño arquitectónico como estructura de
interdependencia es la irracionalidad. Es decir: lo que no es ni simbólico ni racional
es irracional, con lo que se connota todo el proceso de crecimiento epistemológico con la
causa de “irracionalidad”. Aristóteles ya combatió encarnizadamente las opiniones de
que las cosas “pasan por casualidad” en el mundo social o en el mundo de la creación
(Muntañola Thornberg, 1998: 178)
Tal constatación, a priori, nos sitúa ante una posible reflexión en relación con
el factor socio-económico, puesto que el dotar al balcón de las utilidades prag-
máticas para las que ha sido concebido parece tener menos relevancia en un con-
texto urbano subdesarrollado y es que para asomarse al exterior, contemplar el
panorama o tomar un espacio de recreo hay que tener tiempo, hay que concebir
estas acciones como necesarias o posibles, y obviamente ninguna de ellas resulta
prioritaria en un medio social donde prima la supervivencia por encima de cual-
quier otra necesidad, y donde, con frecuencia, no queda lugar para el ocio, o éste
se concibe como la realización de otras prácticas distintas de la contemplación del
paisaje o la lectura en el balcón, etc., propias de un estatus económico e ideológi-
co burgués y ajenas, mayoritariamente, a los grupos humanos que conforman las
clases socialmente dominadas.
Si partiéramos de la idea que propone María Ana Portal de que “Cada grupo
social recurre a distintas estrategias para producir y recrear sus referentes identi-
tarios” (Portal, 2006: 69) lo que sucede en el caso de los balcones inútiles contras-
taría y hasta disentiría de esta afirmación. Al decir que la función decorativa del
balcón inútil es sólo supuesta, me refiero a que la inclusión de este elemento en la
fachada es producto del inconsciente ideológico y simbólica, en tanto que repro-
duce simbólicamente, valga la redundancia, un estatus de poder que no ostenta la
clase social receptora, a través de un elemento que ha sido extrapolado desde una
clase social burguesa, a una clase social dominada. No podemos perder de vista
a este respecto que como afirman Patricia Safa Barraza y Jorge Aceves Lozano:
Dentro de todo el sustrato de la ideología burguesa clásica, a partir del siglo XVIII
surge una noción muy importante para la configuración final de esta ideología que se
conoce con el nombre de sensualismo.
Referencias
Benjamin, W. (2003-2008). Experiencia y pobreza (fragmento). Archivo Chi-
le. Historia Político Social-Movimiento Popular. Chile: CEME. Centro
de Estudios “Miguel Enríquez”. Recuperado de http://www.archivochile.
com/Ideas_Autores/benjaminw/esc_frank_benjam0005.pdf
Introducción
Bajo ese tenor, el presente ensayo esté divida en dos partes: primeramen-
te se disertan algunas notas sobre la conceptualización del maridaje identidad y
espacio confluyentes de la cultura y en la segunda parte se vierte una reflexión
hacia el fortalecimiento de los valores identitarios de las comunidades indígenas,
específicamente de los wixaritari del Gran Nayar, que afortunadamente para este
pueblo indígena su depredación ha sido benévola aún con el paso del tiempo y
la modernidad, conservándose así en franca autenticidad, referencia que aporta
a este capítulo de abstracciones sobre la espacialidad, su alta cualidad de resilien-
cia y resistencia ante sus depredadores, colocando sus valores como un símbolo
identitario de arte y cultura para la entidad de Jalisco y el país.
IMAGEN 01. Mujer wixárika. San Andrés Cohamiata. Zona Norte de Jalisco. Foto: MVAV.
Es así que, las nociones de identidad y espacio son dos conceptos inseparable-
mente relacionados que se interconectan definiendo contextos históricos especí-
ficos ya que ambos se encargan socioculturalmente de dar sentido y cargar de sig-
Es así que,
nificación las nociones
la existencia de identidad
humana y espacio
bajo un referente son dos
territorial, conceptos
como inseparablemente
bien señalan
las ideas
relacionados que platónicas, referidasdefiniendo
se interconectan por Castoriadis, <<resulta
contextos necesario
históricos que todoyaelque ambos se
específicos
ser se encuentre en alguna parte, en algún lugar y ocupando cierto espacio>>146.
encargan socioculturalmente de dar sentido y cargar de significación la existencia humana bajo
un referenteY es que la identidad
territorial, como sebien
nutre de todoslaslosideas
señalan elementos que se inscriben
platónicas, referidasenpor
el Castoriadis,
espacio, es ahí donde se fabrica de forma incesante la matriz cultural o socio-sim-
<<resulta necesario
bólica que todo
de lo vivido el ser se encuentre
y representado, en teje
es decir se alguna parte,
un lazo en en
dosalgún lugar y ocupando
vertientes,
según Gilbert Duran un “espacio perceptivo” y un “espacio representativo”,147
cierto espacio>>146.
el primero se interpreta como el de los principios civilizatorios, en un sentido
propio,
Y es queel que demarca, se
la identidad el de la extensión,
nutre el que
de todos los genera pertenencia
elementos a partir en
que se inscriben de el espacio, es
las organizaciones territoriales o bien de la agrupación por intereses comunes y
ahí donde se fabrica
el segundo de forma
aparece con la incesante la matrizencultural
función simbólica, o socio-simbólica
una primacía de lo vivido y
ontológica, en la
imagen,
representado, es endecir
un sentido
se tejeimaginario,
un lazo en en eldos
quevertientes,
Castoriadis según
(2002), Gilbert
en su texto
DuranFi- un “espacio
143
Murillo Chaverri, C. (2004). De culturas, identidades y otros menesteres. en M. D. Araya Jiménez, & M. Bolaños Ar-
147
perceptivo” y un
quín, retos “espacio
y perspectivas representativo”,
de la antropología el enprimero
social y la arqueología se interpreta
costa rica a principios como
del siglo xxi (págs. el de
61-80). costa los principios
rica: universidad de costa rica. p. 63
144
Bachelard, G. (2000). La poética del espacio. 4ta ed. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. p. 30
145
146 Ibídem p.31
Ideas platónicas referidas por Castoriadis en, Castoriadis, C., (2002). Figuras de lo pensable. 2 da. ed.
México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. pp. 296-297
147
Conclusión que Durand en acuerdo con Piaget hace sobre el espacio y que toma de Piaget e Inhelder,
234 / NUEVAS ABSTRACCIONES EN EL ANÁLISIS DEL ARTE Y LA CULTURA
Représentation, pp. 532-535. Durand, G. (2004). Las estructuras Antropológicas del Imaginario. México D.F: Fondo
de Cultural Económica. p. 414
guras de lo Impensable, mediante la lógica tradicional, particularmente a través
de la topología construye un modelo metafórico sobre el espacio y el número. El
número es el individuo (una unidad con dos brazos y dos piernas) en un espacio
continuo e infinito y en el que Durand llamara el espacio fantástico donde existe
“un espacio iconográfico puro, al que ninguna deformación física y por lo tanto
temporal, alcanza, y donde los objetos se desplazan libremente sin padecer la
apremiante perspectiva 148”, y que así mismo Bachelard en un espacio intangible,
etéreo, en el espacio poético que denominara el espacio feliz, en el que el espa-
cio, por él nombrado topofilia, aunque no se refiere al lugar sino a las múltiples
dimensiones que cobijan su profundo significado y expresa:
Nuestras encuestas […] Aspiran a determinar el valor humano de los espacios de pose-
sión, de los espacios defendidos contra fuerzas adversas, de los espacios amados. Por razones
frecuentemente muy diversas y con las diferencias que comprenden los matices poéticos, son
espacios ensalzados.149
Ideas platónicas referidas por Castoriadis en, Castoriadis, C., (2002). Figuras de lo pensable. 2 da. ed. México, D.F.: Fondo
146
Simplificando la idea, como signo cardinal de identidad está el uso del espacio
que no puede negar el sentido de arraigo y pertenencia, puesto que este se or-
ganizó y conformó acorde a cualidades físicas-geográficas-territoriales-políticas,
etc., pero como signo vital es ineludible distinguir que los espacios construidos
aparecen de la superposición de muchas imágenes individuales concentradas en
imágenes colectivas, que posteriormente le simbolizan y donde el límite es la
imaginación. No obstante, hay que agregar que para ello o bien para que se ma-
nifiesten no existe un orden de tiempo e incluso pueden actuar en total sincronía.
150
Tamayo, S. (2005). Identidades Urbanas. México: Universidad Autónoma Metropolitana. p. 18
151
Durand, G. (2004). op.cit. p. 414
152
Castells, M. (1999). La era de la información. El poder de la identidad, (Vol. II). México: Siglo XXI. pp. 418-419
Para ello se señala que a nivel latinoamericano, el tema indígena en todas sus
dimensiones ha adquirido una significativa importancia, diversas instituciones
(Gubernamentales, ONG`s y académicas) identifican y cuantifican los grupos
étnicos y pueblos indígenas en sociedades híbridas y en el argumento de un plu-
ralismo cultural, concentrando datos sobre sus condiciones de vida, caracterís-
ticas educativas, económicas y socio-demográficas. De este modo bajo el marco
del indigenismo sea como corriente, actitud y/o postura se entretejen los hilos
que orientan o contradicen lo que históricamente se ha sostenido a través de
evaluaciones, diagnósticos e investigaciones específicas, pues el indigenismo, de
acuerdo al diccionario “es una tendencia política, cultural que valoriza el pasado
de los pueblos indígenas americanos precolombinos”,153 entendidos los pueblos
indios como aquellos cuyas condiciones sociales, culturales y económicas los dis-
tinguen de otros sectores de las colectividades nacionales y que están regidos total
o parcialmente por sus propias costumbres o tradiciones.154 De tal modo que
el indigenismo abanderado recientemente por la antropología en sinergia con
otras corrientes culturales, sociales y humanas, a más de lo antes mencionado
revaloriza el estudio por los mecanismos de vida, desarrollo, permanencia y prin-
cipalmente integración de la población en el contexto tanto de su espacio como
en la integración de una sociedad contemporánea, respetando sus peculiaridades
culturales y valores propios. Se trata de un análisis antiguo que ha ido trasmu-
tando al paso del tiempo, cuyo origen se remonta a la conquista y colonización
de México, que inicia describiendo por parte de los conquistadores y las órdenes
mendincantes lo sucedido en el nuevo mundo, continua con las acciones protec-
toras al indio, el proceso de aculturación y posteriormente llegado el siglo XIX el
indigenismo como tal se asume como un movimiento ideológico de expresión
literaria, artística, política y social que considera al indio en el contexto de una
problemática nacional,155pero conjuntamente el proceso de construir una identi-
dad a partir del “proyecto nacionalista” le otorga al indio el privilegio de ser la raíz
153
Larousse. (2007). Diccionario Enciclopédico (12ª ed.). México, D.F.: Ediciones Larousse.
154
Alonso, J. (1998). Las contradicciones en torno a los acuerdos de San Andrés. En C. G. García, & S. I. Eréndira (Coord.),
Autonomía y derechos de los pueblos indios (pp. 25-83). México, D.F.: H. Cámara de Diputados. p. 27
155
Favre, H. (1988). El indigenismo. México: Fondo de Cultura Económica. p. 8
IMAGEN 02. Casa wixárika. San Andrés Cohamiata. Zona Norte de Jalisco. Foto: MVAV.
IMAGEN 02. Casa wixárika. San Andrés Cohamiata. Zona Norte de Jalisco. Foto: MVAV.
Es en este sentido que la nueva política indigenista es formulada como un
signo de realidad en la identidad nacional que trastoca diversas esferas, lo cual,
mediante una amplia literatura descriptiva y teórica se han indicado conceptos
específicos que despiertan diversos intereses hacía su valoración y respeto, pero
evidentemente es un tema discrepante tanto en ámbitos culturales como políti-
cos enmarcado casi siempre por acciones paternalistas y asistencialistas incapaces
de generar cambios importantes en sus condiciones de vida, cuya vulnerabilidad
está constantemente suspendida en lo que señala en el libro Comunidades Be-
nedict Anderson158, en ser comunidades imaginadas, presas de discursos intelec-
tuales enclavadas en un imaginario colectivo, lo cual compleja la convivencia y
las soluciones a sus problemas, no obstante concientiza el reflexionar sobre los
pueblos indígenas, la importancia simbólica en la identidad de la población na-
cional y buscando diversas plataformas para su incorporación a la sociedad aún
con sus diferencias.
Referencias
Bachelard, G. (2000). La poética del espacio. Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica.
Solemos asociar a las novelas de culto con la literatura popular por un proce-
so de exclusión; suelen ser textos marginales si tomamos en cuenta los cánones
académicos, o que se tornan de culto al margen de las valoraciones de la crítica.
El culto implica que sólo los iniciados, quienes comparten la fe, pueden leer
en su justa medida la novela en cuestión; ello se relaciona de manera muy íntima
con circunstancias que, si bien pueden ser incentivadas/perpetuadas por el mer-
cado, también se corresponden con un momento sociohistórico, económico y
político, el cual posibilita (es decir, desata) un interés de un grupo por un tema,
un autor o un texto que se valora en términos hiperbólicos, y como decía antes,
herméticos.
Por qué. Porque la literatura comienza a ser leída por más personas, se
vulgariza; los alfabetas comienzan a aproximarse a los textos ficcionales
por distintas razones: tienen una mayor educación formal, disponen de
más tiempo libre, optan por la lectura como solaz, satisfacen con la lectura
ciertas exigencias de prestigio social, responden a modas o tendencias de la
sociedad de consumo
Por qué no. Las elites dejan de lado una literatura popular, o popula-
rizada; la academia la desprecia o la estudia en tanto fenómeno cultural,
presuntamente inferior, predecible, esquemática.
Novela de Culto
Partimos de dos presupuestos: que existen textos que reconocemos como no-
velas; y que hay ciertos textos que, ya sea por el canon académico, la supra-va-
loración de objetos literarios por el mercado, o la validación por parte de una
comunidad particular, fan o que comparte rasgos identitarios.
Hay novelas del mainstream consideradas de culto, y otras más que podría-
mos situar en la literatura popular (muchas veces, de género o subgénero): Pedro
Páramo, El Quijote, Moby Dick, Shakespeare en su conjunto…
Toda novela de culto se construye como una rareza, una excepción, un mode-
lo (no importa si tiene sucesivas ediciones, traducciones, versiones, transcodifi-
caciones). Es única, y por tanto incuestionable, rodeada por un halo de misterio,
como si se tratara de algo sacro (y la más de las veces, ni siquiera se ha leído).
Suele suceder que se conoce y reconoce (incluso, se lee) pero sólo de manera
superficial, esquemática; se valora en tanto lo que se presupone, sin cuestiona-
miento o análisis ninguno, que podría considerarse sacrílego. De esta manera, la
novela de culto se transforma en símbolo de sí misma, y en cierto modo se vacía
de significado.
Lo popular conlleva la idea de que es algo dado, y que hay un algo que no lo
es. Implica la idea de un pueblo (o pueblos) y un conjunto de sujetos (elegidos,
distintos u distantes) que no pertenecen a él.
La novela de culto es un objeto (en tanto parece algo terminado, cerrado, que
permite una única interpretación posible) que crea (o puede crear) una tradición
en tanto modelo a seguir. Y la validación es doble: la de la novela de culto por
parte de un grupo dado, y la del propio grupo por aquello que comparte y lo hace
capaz de apreciar la mirabilia de la novela en cuestión.
El mejor ejercicio para que algunas de las ideas esbozadas en esta propuesta
pongan los pies en la tierra consiste en complementar la reflexión con ejemplos.
La literatura criminal (en la que comprenderíamos la literatura de misterio,
policiaca, hard-boiled o negra) tiene menos de dos siglos en circulación, casual-
mente un tiempo similar al que podemos ubicar la literatura popular (y que tene-
mos de definirla como práctica diferenciada, gracias a Madame de Staël). La no-
vela por entregas, o de folletín, en sus facetas de difusión noticiosa y promotora
de ficciones, se vuelve por su carácter popular (de lo inmediato, de bajo costo, de
lenguaje coloquial, de usar y tirar) en el espacio por excelencia para este género
literario. Un fenómenos similar se presenta en los Estados Unidos, en la cultura
que orbita en torno a la segunda guerra mundial, cuando se da una literatura más
o menos masiva en las revistas pulp (llamadas así por su impresión en papel reci-
clado, a partir de la década de los 20).
De esta manera, desde su origen el género criminal surge como algo para un
público más amplio del que se considera habitual para el consumo de literatura.
Asimismo, de manera más evidente, se define estructuralmente como un texto
artificial, esto es, en el cual destaca su carácter ficcional que asume que es una
fácula, lo que podría resultar paradójico si consideramos que la narrativa criminal
parecería realista, validada por un amplio abanico de referencias e identidades
con lo que convenimos en llamar mundo objetivo.
Esta novela se ha vuelto referencia para teóricos del tema, libro de texto en
cursos de escritura creativa, obra de culto para escritores policiacos de distintas
latitudes (y, por tanto, para lectores en diferentes lenguas). Pero su habilitación
como novela de culto poco incide, en estricta numeralia, en su masificación. El
público interesado en su lectura sigue siendo muy particular, especializado, re-
ducido a lectores conocedores del género (en un nivel ciertamente de elites) y a
especialistas o interesados en el tema desde la práctica académica.
Esta “pinche” obra (referida así por la cantidad de ocasiones en que es usa-
da esta palabra por Filiberto García, el protagonista) es referente de culto para
lectores y crítica, pero tampoco sus reiteradas ediciones son signo de peso para
concebirla como popular en la cultura mexicana.
Y también, por qué no decirlo, creo que se debe develar las modas impuestas
por el mercado, los medios y los grupos de validación de distinta índole, y pensar
la literatura sin apellidos, apreciar las cualidades de las obras como entreteni-
miento, pero también como síntoma (conjunto de signos), sin ánimos sacramen-
tales ni ilusiones populistas.
Literature was born not the day when a boy crying wolf, wolf came running out of the
Neanderthal valley with a big gray wolf at his heels: literature was born on the day when
a boy came crying wolf, wolf and there was no wolf behind him. That the poor little fellow
because he lied too often was finally eaten up by a real beast is quite incidental. But here is
what is important. Between the wolf in the tall grass and the wolf in the tall story there is
a shimmering go-between. That go-between, that prism, is the art of literature. (Nabokov,
1980, p. 5)
Si pensamos en cómo les cayó en gracia a los habitantes del poblado, es claro
que desde sus orígenes la literatura ha sido siempre bastante impopular.
Referencias
Aristóteles (1974). Poética. Madrid: Gredos.
En relación con los estudios visuales sobre museos Stephen Bann piensa que
hay una primera fase relativa a la “prehistoria” que se caracteriza por no dar res-
puestas claras a los principios de género, escuela y periodo; y una segunda fase se
refiere a que durante los dos últimos siglos los museos han desarrollado y per-
feccionado sus propios principios de ordenamiento con relación a la distribución
espacial de los conceptos (Rose 2012, 237). La colección nacional de estampas,
por contraste, es comparable con la fase prehistórica al no haber sido formada,
con base en una o más teorías sobre la materia. Es necesario, por tanto, pensar
teóricamente para dar sentido a los fondos del Museo Nacional de la Estampa
junto con otros acervos que contribuyen con la comprensión de la colección na-
cional. Utópicamente pensamos, en esos años, que es posible plantear un marco
teórico propio para acotar la formación de la colección; que el Museo puede, de
Pensamos, por otra parte, –como Gillian Rose en Visual Methodologies (Rose
2012)– que los museos, no solo sus colecciones, pueden ser interpretados a partir
de la visualidad. Vemos imágenes de las obras investigadas y las expuestas; pero
también vemos fotografías de las exposiciones de referencia en las instalaciones
del Museo, en las publicaciones asociadas a las exposiciones –cuyos principales
diseñadores fueron Pablo Leveley y Giovanni Troconi– y finalmente, vemos imá-
genes de todo ello publicadas en la prensa nacional.
Mirando una gran obra de Velázquez –afirma Ernst Gombrich– [una persona]
intentó observar lo que ocurría cuando las pinceladas y las manchas de pigmento
El primer grupo tiene una poderosa capacidad para llevar a pensar la cuestión
feminista a diferencia del segundo que, por contraste, lleva principalmente a per-
cibir visualmente la imagen independientemente del tema. Todos los conjuntos
de la exposición, por extraño que pueda parecer, conservan el contrapunto de
imágenes gráfica y pictórica e imágenes visuales y la teorización sobre el fenóme-
no artístico que les acompaña.
Case Study: Mining the museum, por Elisabeth Ginsberg. s.f. Beautiful
Trouble. Último acceso: 27 de Mayo de 2016. http://beautifultrouble.org/
case/mining-the-museum/.
Brown, Kathan. 2000. Visual Art: To Sober adn Quiet the Mind. San Francis-
co: Crown Point Press.
Elkins, James. 2003. What is Visual Studies? Nueva York, Londres: Routle-
dge.
Focault, Michel. 2002. Vigilar y castigar. Buenos Aires, México: Siglo vein-
tiuno editores.
Introducción
162
Morales Campos, Arturo, Seminario Metodológico 2013, Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, Guada-
lajara, Jal.
Julia Kristeva analiza que el espacio textual posee tres dimensiones, el sujeto
de la escritura, el destinatario y los textos exteriores. En el texto sobre la noción
de itertextualidad en Kristeva y Barthes se explica cómo sucede este proceso de
intertextualidad cuya teoría se refiere a la idea general en la comunicación como
el campo de un texto que es un campo ya-escrito, es decir, un campo estructu-
rado, donde la lectura no es un acto ingenuo, explica Barthes, todo texto es una
cámara de ecos, como una caja de resonancia de diversos discursos.
Información preliminar
Las medidas que tomaron los gobiernos fueron en torno a controlar la natali-
dad, era necesario en el entendido de que ya había quedado reducido el espacio
para la supervivencia del hombre y al ver aumentadas las carencias que trajo la
inundación, reflejándose en diversos ámbitos de la vida humana, se debían tomar
medidas adecuadas al nuevo contexto. La ciencia pudo avanzar a pasos agigan-
tados, se crearon robots que no necesitaban alimento para funcionar y sólo se
invertía en ellos muy pocos recursos que iban destinados a su fabricación.
Cada vez fueron mejores los resultados, se logró que los robots pudieran sen-
tir dolor, y en busca de una perfección mayor que llevara a los mecas a sentir
amor, se diseñaron niños-robots con tal capacidad. Mónica y Henry, (un matri-
monio que tenía a su hijo desde hace cinco años en coma) fueron elegidos para
la prueba de un niño-robot llamado David, sin embargo, el hijo del matrimonio
David vive varias aventuras con su amigo Teddy, un oso de peluche con carac-
terísticas tecnológicas similares a David.
Desarrollo
David al ser un niño-robot con apariencia humana lo vuelve el primer índice
de una relación intratextual con el cuento infantil de Pinocho, este intertexto
adquiere mayor fuerza cuando, David es abandonado y parte en busca de ese fac-
tor mágico que lo pueda convertir en un niño verdadero y así poseer el amor de
Mónica, la cual adquirió para David el rol de madre, ella al programarlo adquirió
inmediatamente el rol de madre en la “vida” de David.
En este punto se marca una de las funciones de los cuentos fantásticos, existe
un alejamiento por parte del héroe, es decir, Mónica a través de engaños lo lleva
a Mecatronics pero en el camino se arrepiente y decide no hacerlo, en vez de eso
lo abandona en el bosque, le advierte de lo que debe cuidarse, a dónde no debe ir
y por qué, le proporciona dinero y lo deja. David desesperado se aferra a ella pero
el abandono resulta inevitable.
Es liberado, pero ahora ya no va únicamente con Teddy, sino con otro meca:
Joe, este otro personaje permanece con David en la búsqueda del objeto mágico
que lo haría real, ambos fueron liberados por uno de los organizadores del evento
quien fue informado por su hija de que había un niño de verdad en la jaula, él
advierte la delicada y casi real fabricación de David, quien aparentemente lucía
como un niño de verdad, el sujeto le dice: eres alguien único. Este personaje
funciona como donante, mismo que le proporciona los medios a David para huir.
Se advierte en este punto que David es buscado, no por su familia sino por
el profesor que lo creó. Al igual que en el relato de Pinocho se advierte la inte-
racción, no con animales parlantes quien lo ayudan o le ponen trabas para lograr
su objetivo sino con otros mecas, algunos en calidad de fugitivos y otros como
ayudantes en un momento específico de la narración, en ocasiones en el que
David es ayudado por una máquina que posee todos los conocimientos habidos
hasta entonces, la cual es interferida y le indica a David cómo llegar a su creador,
la máquina manipulada le dije que debe ir al lugar de las aguas desbordadas, en el
fin del mundo donde los leones lloran, a Man-hattan.
El pasaje anterior coincide con Pinocho en el momento que le son dadas por
su primer agresor cuatro monedas de oro, las cuales servirían para aliviar la po-
breza en que vivían Pinocho y su padre, pero dos personajes le interrumpen su
regreso a casa ofreciéndole multiplicar las monedas si son enterradas en un lugar
alejado, en el filme las monedas adquieren la denotación de billetes, los cuales le
ayudarán para obtener información de quién lo creo y así encontrar su Hada de
Cabello Azul.
Se vuelve a dar una partida del héroe en busca del objeto deseado como otra
función del relato fantástico donde David parte con Teddy a las profundidades, se
le impone nuevamente esta tarea de ver a su Hada de Cabellos Azules y pedirle que
lo haga humano, sin embargo, David queda atrapado en lo profundo del mar sin
percatarse a conciencia de tal hecho.
Estos seres hablan con David y le reparan el daño, si bien no pueden conver-
tirlo en un niño real, razón que le explica uno de estos seres, sí pueden traerle el
objeto de su deseo. El hecho se da por medio de otras funciones concebidas por
Vladimir Propp El héroe recibe un objeto mágico fruto de una trasgresión, recibe
la ayuda de Teddy quien conservó el mechón de cabello de Mónica que David
cortó, este auxilio se convierte en el objeto mágico que permitirá le sea reparada
la carencia del objeto ansiado.
Los seres le explican a David que sólo podrán traer a Mónica por un día, su
tecnología no ha permitido aún que se pueda durar más tiempo tal efecto, la ob-
tención de lo que deseaba suprime su carencia y encuentra el amor que deseaba,
se pone de manifiesto otra función: la vuelta, en la cual el héroe regresa a casa,
aunque ya no es del todo real puede situarse en el mismo espacio con su madre,
a la cual tendrá solamente para él.
A lo largo del día le muestra por medio de dibujos las diversas aventuras que
tuvo, el recorrido tan largo para llegar a ella. Al final de día David lleva a dormir
a su madre, y se queda con ella, la cual al transcurrir la noche comienza a quedar
más que dormida, pero David se encuentra a su lado, feliz por haber logrado ese
nuevo reencuentro donde finalmente recibió por medio de Mónica su recom-
pensa.
La luna que atrapa a los mecas, para llevarlos a una segura destrucción; Joe, ser
fugitivo capaz de cambiar su aspecto según sea el encuentro sexual que lo espere,
ya que su programación es meramente como amante, donde se nota ya un aspec-
to más humano pero con una apariencia de muñeco de plástico.
Cuando han pasado muchos años y David vuelve a la “vida” advierte la pre-
sencia de unos nuevos seres para quienes él resulta ser el único vestigio de la
vida humana, mismos que le proporcionan un hogar virtual. El “niño” acepta
el engaño del cual es presa porque a pesar de que advierte en el Hada Azul una
falsedad, ya que él mismo vio hacerse añicos a la que por años contempló. Acepta
el engaño y le pide que lo convierta en un niño real,
Como era de esperarse, tal cosa no era posible, pero le sugiere una solución
para que pueda finalmente tener lo que por tanto tiempo había estado buscando,
a través de un mechón de cabello de Mónica la traen nuevamente a la “vida”,
efecto que solamente duraría un día. David acepta ser engañado nuevamente con
tal de poseer por última vez el cariño de su madre, a su vez, cuando aparece Mó-
nica es David quien la engaña no diciéndole dónde se encontraba, ni las razones
que le habían hecho volver.
David vive el engaño como si fuera real alegre de haber conseguido lo que
tanto anhelaba, al final del día de vida de Mónica, la lleva a la cama, la arropa y
se recuesta con ella, por fin tiene a su lado la madre que es únicamente para él.
Se escucha una voz en off que dice: Y por primera vez en su vida fue a ese lugar
donde nacen los sueños.
Conclusiones
Referencias
Introducción
Si bien, las características de los personajes y sus acciones han sido objeto
de estudios y escritos teóricos desde diferentes enfoques, sus rasgos corporales
sólo suelen ser considerados de modo muy secundario, pese a involucrar una se-
mántica que puede llegar a tener notable importancia, ya que los tipos somáticos
de los personajes han expresado diversas concepciones estéticas a lo largo de la
historia y dentro de los estudios iconográficos fueron indicadores del estilo artís-
tico, en relación con las proporciones (Panofsky, 1983: 77-130). Los personajes
taratológicos, los híbridos (que participan de lo vegetal, animal, telúrico, acuáti-
co, del objeto o de atributos fantásticos), han servido para hacer manifiestas pro-
163
A las que se han dedicado diversos artículos de difusión y algunos trabajos de tesis de licenciatura y posgrado.
Los personajes han sido analizados desde diversos enfoques en el cine. José Pa-
tricio Pérez, al ofrecer una visión crítica del análisis actancial del personaje, señala:
“Históricamente, el estudio del personaje ha venido ligado a su concepción dual,
en cuanto a representación verosímil de la persona […], o en cuanto a acción o
función dentro de un relato según lo interpreta Aristóteles y más adelante Propp,
Soriau, Greimas o Barthes (Pérez Rufí, 2008). Los teóricos enumerados por Pérez
Rufí enfatizan las acciones de los personajes, y no todos desdeñan en sus estudios
el análisis de los rasgos, aunque de manera secundaria. Sin embargo, las conside-
raciones de Pérez Rufi, como las Jesús G. Maestro, resultan muy útiles al estudiar
las representaciones de personajes creados para cine de animación, porque lejos de
excluir el análisis de los signos somáticos, vestimentarios y fisonómicos específicos
de los personajes, les devuelven su importancia significante, y al no concebirlos
como meros simulacros de personas, ni excluir el estudio de elementos míticos,
alegóricos y simbólicos vinculados a ellos, así como la función ficcional que incluso
las figuras históricas adquieren en trabajos de creación artística, facultan un análi-
sis más profundo e interdisciplinario, alejado de enfoque meramente psicológico,
permitiendo una lectura ideológico-cultural de estas representaciones y su estudio
comparado.
Se verá a la anciana que vuelve, tose, se toca el pecho y se sienta, así como
diversos planos detalle que muestran una sesta de estambre, en la que ella coloca
la bufanda que teje, el hilo y su bola de estambre. Estas acciones están acompa-
ñadas por los acordes de una guitarra. Veremos a Jacinta ponerse al cuello la larga
bufanda, quitársela, colocarla sobre su cama, sacar una maleta de debajo de la
cama, y extraer diversos tejidos, que suponemos ha hecho. Luego, el personaje
abrirá la puerta de su habitación, siguiendo una secuencia en la que participan
otros ancianos (dos hombres y una mujer) y un gato, observados por la anciana
desde la puerta.
Omitimos aquí la descripción de varias secuencias breves, entre ellas una es-
cena retrospectiva-introspectiva de uno de los ancianos que interactúan en el
patio.
Las acciones comunes a los dos filmes tienen significados distintos, tanto por
la forma en que ocurren, como por los hechos precedentes y consecuentes. En
el corto mexicano, la obsesión por el tejido no constituye una forma equivocada
de relacionarse con los bienes materiales, ni con un deseo de presumir y alterar
Agulló Tomás identifica que uno de los estereotipos más comunes de la mujer
“mayor” en el cine es el de artesana o cocinera (Agulló Tomás, 2001: 245-276),
y en el cortometraje la figura femenina de Jacinta se presenta desde el inicio, a
partir del estereotipo, como sujeto subordinado, encerrado, aislado, vulnerable
en su condición de vejez su tipo somático, salud, economía, auto-marginada del
contacto con otros (pues no se atreve a salir de su habitación), y se nos ofrece de
ella una imagen de auto-cosificación, al transformase a sí misma en una manta.
El estereotipo precisa sus modalidades cuando consideramos que García Herrero
observa que: “Durante siglos hilar fue un trabajo típicamente femenino, quizás la
tarea femenina por antonomasia. En ella se ocupaban las mujeres medievales año
tras año […], más allá de su grupo social, de su fortuna o de su oficio” (2008: 23).
La misma autora destaca algunos de los simbolismos relacionados con esa activi-
dad: castidad, feminidad, dedicación, capacidad como buena esposa. La relación
entre figuras femeninas y actividades de tejido, forman también parte importan-
Como en otros lugares del mundo, las actividades relacionadas con el tejido
y el hilado formaron parte del patrimonio cultural mexicano, estrechamente vin-
culadas a las actividades femeninas, al rol asignado a la mujer en configuraciones
estructurales en las que la mujer tiene, llega a asumir y mantener, por determi-
nantes contextuales (modelos de conducta, valores inculcados, situación econó-
mica, familiar, estrategias de poder, presiones sociales, etc.) un lugar subordinado
y no pocas veces marginal, pese a sus contribuciones a la familia y la sociedad. De
manera que las acciones de Jacinta guardan una relación directa con una serie de
prácticas sociales propias de un contexto sociocultural con características especí-
ficas, al mismo tiempo que constituyen una reinterpretación de ciertos conteni-
dos simbólico-míticos antiguos.
Las distorsiones faciales, en parte ocasionadas por las líneas de las arrugas y
la desproporción de ciertos elementos faciales (barbilla, nariz, cachetes), los fe-
nómenos de distorsión somática (por ser extremadamente delgados, o muy ro-
bustos, o encorvados), que afectan a los personajes de los ancianos, e incluso
a las figuras de los reyes del juego de mesa y al gato que aparecen en el filme,
crean figuras que parecen guiadas por una estética neo-expresionista, que llega
a afectar la morfología de algunos objetos: la cabecera de la cama, el tablero del
juego de mesa (que constituye una distorsión de un tablero de ajedrez en el que
sólo participan dos reyes, para ofrecernos una versión tautológica, sin alternati-
vas de variación, alterando las normas que regulan el movimiento de las piezas
Lo antes señalado se ve reforzado por la similitud que los ojos de los perso-
najes del corto guardan con los que tiene una de las representaciones cerámicas
de la cultura mexica, brasero de barro que se encuentra en el Museo del Templo
Mayor (Sala 5), ubicado en la Ciudad de México, y que ha sido identificado como
el dios Tláloc (Dios de la lluvia) (Figura 7). En este caso, dado que sólo contamos
un elemento en común (la configuración morfológica de los párpados) no con-
sideramos que se trate de un fenómeno de intertextualidad, pero la similitud no
deja de ser significativa en tanto que se trata de una obra destacada en el panteón
azteca que goza de exhibición en el museo.
Aunque surge en contextos artísticos vanguardistas, a finales del siglo XX ya es identificable incluso en series televisivas
165
animadas, como en The Simpsons (Matt Groening. Estados Unidos: Fox Broadcasting Company, 1989- ), Rugrats (Klas-
166
Bestiarios medievales, tradiciones sobre el nahual protector, figuras de superhéroes de la historieta, cine, dibujos animados y
fábulas en las que los personajes animales son humanizados, etc.ky-Csupó. Estados Unidos: Nickelodeon, 1991-2004), etc.
Entre las razones culturales que en México deberían posibilitar el tratamiento del
tema de la vejez en las obras artísticas se encuentra la importancia que las culturas pre-
hispánicas concedieron a la misma: “Para entender la importancia de los ancianos en
la época prehispánica, es bueno recordar que los dioses creadores del mundo y de la
humanidad, según los mayas, eran los ancianos” (Bamboa y Quiñones, 2013: 17). En
las comunidades prehispánicas los y las ancianas mantenían las costumbres, y “en casi
Conclusiones
Si bien los signos con que se caracteriza a los personajes de los ancianos en el
cortometraje contribuyen a una búsqueda de verosimilitud, también correspon-
den a estereotipos de la representación de la vejez, implicando ciertas modalida-
des de alteridad, que tienen semánticas específicas, no del todo negativas, pero
que se refuerzan al sumarse a los elementos ampliamente difundidos en el cine,
al representar la vejez asociada a la muerte y la enfermedad, las manías, la defor-
midad. Lo cual hace patente la perspectiva de un sujeto que se define tácitamente
como diferente al de los ancianos y a los que se observa desde cierta distancia que,
sin embargo, no excluye empatía. Estos contenidos se vehiculan principalmente
en las caracterizaciones somáticas de los ancianos y en sus acciones.
AUMONT, J. et alt. (1985). Estética del cine: espacio fílmico, montaje, narración,
lenguaje, Barcelona: Paidós.
BARTHES, R. (1982). El placer del texto seguido por Lección inaugural, México,
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PEDROSA, José Manuel (2013). “Collige, virgo, rosas... y otras flores cor-
tadas”, en Creneida, nº 1, pp. 179-213.
PÉREZ RUFI, J. Patricio (2008). “El análisis actancial del personaje: una
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ucm.es/info/especulo/numero38/modactan.html/ [Acceso: 12/2/201].
VERNANT, Jean Pierre (1985). La muerte en los ojos. Figuras del otro en la
antigua Grecia, Barcelona: Gedisa.
VERNANT, Jean Pierre (1985). La muerte en los ojos. Figuras del otro en la antigua Grecia,
Barcelona: Gedisa.
Figura 1. Figura 2.
Figura 1. Figura 2.
Figura
Figura3.3. Figura 4.
Figura 4.
Figura
Figura5.5. Figura 6.
Figura 6.
Figura 7. Figura 8.
Figura 9.
CAPÍTULO VII
abstracciones sobre identidad de género
y performatividades
Los espacios donde ocurren los bailes son regulados por los papeles que la
comunidad asigna a cada sexo. En el medio rural, representan una de las escasas
ocasiones en que los jóvenes tienen para verse y conversar acercándose física-
mente. Son casi la única manera de conocer gente (Chew, 2008).
¿Bailamos?
Cada vez que comienza una nueva canción, los hombres compiten por sacar-
las a bailar. Algunos de ellos obtienen un no por respuesta y se van resignados, a
seguir intentándolo. Uno de ellos comenta ‘si no bailan, ¿a qué vienen?’. Tienen
más éxito los hombres que visten de acorde a la tendencia vaquera y las mujeres
que responden a los cánones de belleza son las más solicitadas por los ‘competi-
dores’. Como si ninguno de ellos quisiera repetir el dicho popular que dice ‘me
tocó bailar con la más fea’.
La banda de música los anima a tomar, brindando después de cada canción. Tam-
bién incita al baile, pidiendo a las personas solteras que levanten la mano, así es más fácil
identificar quienes están disponibles para bailar. Por la configuración del espacio y la
interacción entre hombres y mujeres, pareciera que la dinámica del baile toma la forma
de un ‘ritual de apareamiento’ en un marco heteronormativo. Al respecto, una mujer
mayor de una localidad cercana a este baile, nos comenta que ‘en el rancho, la gente si
no se hace novia en un baile pus ¿a dónde?’, considerando que allá no hay cine, ni plaza,
ni otros lugares públicos que pudiesen ocupar el lugar del baile en la comunidad.
Las mujeres, tanto en el área rural como urbana, tienen un rol que asemeja a una
‘moneda de cambio’, al ser los ‘trofeos’ en la competencia para los hombres rurales por
encontrar pareja y de ‘objetos de exhibición’ en los hombres urbanos que ocupan el
espacio público con su música y sus parejas mujeres. Podemos encontrar esta dinámi-
ca el extracto siguiente del diario de campo, registrado el sábado 14 de noviembre de
2015 a la 1 am, en un restaurant-bar-cantina de la colonia Juárez de la ciudad de Mo-
relia, donde se presenta cada fin de semana una banda de música norteña y grupera:
Llegué a la barra y pedí un mezcal, mientras me lo tomaba dos mujeres me invitaron a sen-
tarme con ellas en su mesa. Accedí y una me dijo que sacara a bailar a la otra. Yo, tanteando la
situación, le dije que cuando me terminara el mezcal. La misma mujer me dijo que le invitara una
cerveza y me negué, mientras pensaba que la dinámica consiste en que ellas bailan conmigo y yo
les invito cervezas. Decidí confirmar mi sospecha y le pregunté a la otra mujer, con quien me había
quedado solo en la mesa:
Acto seguido, señaló la cerveza. Este intercambio está marcado por el género, pues
el objetivo es acceder al cuerpo de la mujer para bailar con ella. Por supuesto que hay
excepciones. Mujeres en el medio rural que sacan a bailar a los hombres, usualmente
de su familia o grupo de amigos, y grupos de amigas en el medio urbano que disfrutan
juntas de la fiesta pública. Sin embargo, tales excepciones no escapan del todo a las
normas hegemónicas del género que nos interesa indagar. De hecho, transgredir estas
normas implica una sanción social, como el caso de Rosita. Tal vez, la tarea entonces
sea ir más allá de la simple enunciación de tales normas, y conocer de qué manera las
personas las incorporamos para ser comprensibles en un marco de pertenencia a una
comunidad, a una sociedad, ‘al mundo’ en el que vivimos.
Junto a la pista de baile había un grupo de muchachas y una mujer mayor que ellas.
Pensé que sería buena idea sacar alguna a bailar. Dos chicas salieron a bailar con un par de
muchachos que las invitaron, yo saqué a otra que quedó libre, pero no quiso. Entonces saqué
a la señora y dijo que no porque era casada, pero que la muchacha sí era soltera. Le dije que
la estaba invitando a bailar, no a casarnos (Diario de campo, 8 de agosto de 2015).
Afuera había un grupo de cinco muchachos, dos estaban bailando entre ellos. Más tarde,
cuando dejaron de bailar, fui a sacar a bailar a uno de ellos. Dijo que no y le pregunté que por
qué con el otro sí, respondió que era su novio y, como para demostrarlo, volvieron a bailar. No
era un baile ‘de relajo’, sino con una manera muy afectiva de abrazarse. Sus acompañantes
dijeron que ellos dos eran unos guerreros (op. cit).
En este caso cabe señalar varios puntos. En primer lugar, la fiesta es privada
pues se trata de una reunión familiar con motivo de los XV años de dos festeja-
das. Aun así, la división público/privado no está aquí tan marcado, porque en las
fiestas rurales mucha gente de las localidades vecinas llegan al baile sin necesidad
Invité a un amigo al Salón Arena, a quien expliqué el objetivo de este trabajo, y fuimos
a bailar el sábado 10 de octubre. Cuando llegamos al salón, ya estaba tocando la primera
banda, de las dos que estaban anunciadas. Entramos y cruzamos el largo pasillo que conduce
a la barra, ahí compramos una cerveza y seguimos hacia el interior. Es un salón muy amplio,
con un escenario, una pista para bailar en el centro con mesas a los costados, en uno de ellos
hay un segundo piso con algunas mesas, decidimos subir ahí para ver el baile desde arriba y
evitar que nos fueran a molestar si bailábamos los dos. Mi amigo me siguió y nos sentamos
en la primera mesa, todas las demás estaban ocupadas. La gente bailaba en la pista y algunas
estaban sentadas observando, incluida una familia con niños. Las parejas bailando eran
compuestas por un hombre y una mujer. Muy pocas compuestas por dos mujeres, sobre todo
cuando no se trataba de música que se baila abrazándose.
El espectáculo es todo un ‘show’, con escenario, reflectores, la banda uniformada con trajes
brillosos, fans en primera fila tomando fotos, sobre todo a la segunda banda, porque normal-
mente la última banda en un baile tiene más renombre. Ambas bandas, compuestas solo por
hombres jóvenes, animaban a la gente a bailar, tomar y divertirse. Entre canción y canción,
uno de los integrantes de la primera banda hace un striptease bailando, se quita la camisa
y se baja el pantalón. Una de las canciones que tocan es ‘La ruca no era ruca’ y otro de los
integrantes se pone una peluca rubia y ‘jotea’, es decir, baila con movimientos afeminados.
Mi amigo y yo hablamos del baile, de las normas de género que hemos apren-
dido y las cuestionamos en carne propia. Así que bailamos con naturalidad. Nos
hemos desinhibido, además hemos platicado sobre prevenir posibles riesgos.
Él notó algo que yo no me percaté, cuando fuimos al baño, nos siguieron los guardias de
seguridad y uno se paró detrás de nosotros. Ningún problema. Volvimos a nuestra mesa, pero
Pero nunca falta un pleito en un baile. Los de la mesa del rincón de la tarima donde está-
bamos nosotros parecían cumplir esa norma. Lo supe porque de pronto todos los guardias de
seguridad, entre ellos una mujer, subieron en fila y pasaron a nuestro lado. Vi que se fueron a
la mesa del fondo y supuse que estaban separando a quienes peleaban. Es la típica coreografía
de pleito, aunque esta vez no hubo brote de violencia, todo ocurrió de forma tranquila, ni
siquiera estoy seguro que fuera un pleito, pero volvieron a pasar los de seguridad con dos chicos
que, supongo, llevaron afuera.
Los guardias de seguridad no nos dijeron nada, al contrario, nos protegieron, como al
resto de enfiestados, de los peleoneros. Se lo hice saber a mi amigo. También le compartí al-
gunos consejos que he aprendido en mi experiencia como ‘joto’ y como ‘joterólogo’. No mires
directamente a la gente, actúa seriamente, porque los demás reaccionan de acuerdo a nues-
tra reacción. Si nos cohibimos, se reirán. Si nos comportamos con seriedad, lo tomarán así
también. Por su parte, me hizo una observación que no había considerado. Las mujeres que
estaban a la expectativa de que las sacaran a bailar, nos ignoraban. Supongo que no éramos
sujetos seducibles.
Todo ocurrió sin contratiempos. Solo había un tipo que, en un momento, nos hacía señas
obscenas, estaba frente a nosotros, pero en la pista, en la planta baja. Mi amigo lo notó y me
lo hizo saber. No lo consideramos un problema en ese momento, pero sí podría serlo más ade-
lante. Así estuvimos atentos, pero el tipo se calmó enseguida, o lo calmaron, y siguió bailando.
En los bailes de música norteña y grupera, los hombres bailan entre ellos como
una forma de bromear entre camaradas, generalmente por unos segundos, en un
ambiente festivo y bajo los efectos del alcohol. Droga que, como dijo uno de los
asistentes a estos bailes, ‘le alegra a uno el corazón’. El hecho de que dos hombres
bailen juntos toda la noche, no es usual. A menos que se trate de un baile del mo-
vimiento de vaqueros gays, que va en aumento en el sur de Estados Unidos y en
el norte y centro de México. Faltaría conocer cuál es la interpretación que tienen
los asistentes frente a este hecho. Quizá algunos podrán verlo como resultado del
alcohol o algunas otras drogas. Otros, tal vez muchos, estén familiarizados con la
homosexualidad debido a los debates que se han generado actualmente derivados
de la lucha por los derechos civiles de las minorías sexuales.
Consideraciones finales
Al contrario de lo que sugiere Paz (1950), ni las mujeres son del todo pasivas,
ni los hombres del todo activos. Esta clasificación es cuestionada por su simplis-
mo. La performatividad de género produce muchas más subjetividades corpori-
zadas que dos simples polos opuestos. Desde aquellas que gozan del privilegio
de la hegemonía, hasta aquellas que son excluidas, abyectas y deslegitimadas para
mantener la normalización de las primeras (Butler, 2002). En obras más recien-
tes, la autora de la teoría de la performatividad ha conducido sus ideas hacia las
nociones de precariedad y vulnerabilidad, es decir, la condición en la que se en-
cuentran aquellas vidas que están consideradas fuera de la normalidad y que son
Chew, M.a (2008) Los corridos en la memoria del migrante. México: Eón.
Masera, M. (2007) “Bailando bajo los árboles: el baile como eros y peli-
gro”, en: Actas XVI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. Cen-
tro Virtual Cervantes.
Respecto al concepto heteronormatividad retomo la propuesta de Monique Wittig quien lo define como un mecanismo político
170
de control del cuerpo y la subjetividad asentado en el discurso dominante en el que el varón y la mujer figuran como la base de
Que las niñas también en las familias de sus padres despriendan los oficios mugeriles
dados a ellas, y adoptados, y necesarios al pro, y bien suyo, y de la república del Hospital,
como son obras de lana, y lino, y seda, y algodón, y para todo lo necesario accesorio, y útil al
oficio de los telares (p. 10).
Las citas anteriores pueden darnos una idea de cómo la cultura purhépecha
se fue asentando sobre una propuesta de civilidad de la que hoy queda mucho
en el sentido de que gran parte de la cultura purhépecha gira alrededor de sabe-
res, haceres, deberes establecidos históricamente como los ya citados. Echar un
vistazo a la historia nos proporciona información de utilidad para comprender
que mucho de lo que hoy consideramos propio a la cultura purhépecha es en
sí un proceso sociocultural en constitución que además de organizar las institu-
ciones, los saberes y los deberes, evidentemente influyó en la experiencia de la
subjetividad y la intimidad en tanto que el cuerpo y la sexualidad fueron norma-
dos según las interpretaciones judeo de vivir en adecuada policía cristiana. De
éste mismo hoy pervive un abanico de expresiones artísticas y culturales, entre
objetos hechos de barro como las ollas de Santa Fé de la Laguna, Patamban,
Huancito, Cocucho, y San José. Muebles de madera de Pichátaro, Capacuaro,
Opopeo, Cuanajo, entre otros. Textiles y bordados de San Felipe de los herreros,
Zacán, Cherán, Angahuan y muchas poblaciones más, realizadas por mujeres y
varones que generacionalmente han aprendido la elaboración de los mismos por
disposiciones de género históricas. En este punto me interesa resaltar que por
expresiones artísticas hago referencia a objetos o expresiones cuya elaboración
o preparación implican cierta carga de género. Es decir, las mujeres trabajan los
textiles mientras los varones lo hacen con herramientas y materias más pesadas,
muy posiblemente por el legado histórico dejado por los evangelizadores en su
reorganización de los antiguos asentamientos tarascos y según interpretación del
cuerpo, la destreza, el espacio, etcétera, en la que unos no se involucran con las
A modo de colofón
Preservar e innovar
Por su parte, Marta Turok (1988) ofreció diversas clasificaciones para estudiar
las artesanías; en la organización que realiza con base en el proceso de elabora-
ción, distinguió: 1) Producción familiar y pequeño taller capitalista; 2) Taller del
maestro artesano independiente y 3) La manufactura.
Las artesanías antes presentadas están más próximas al arte popular que al
suvenir y se realiza primordialmente en el rubro de la producción familiar y el
pequeño taller capitalista. La antropóloga propone que para abordar estas orga-
nizaciones, debemos tomar en cuenta factores como: la relación con la tierra
(poseen tierra, cómo las cultivan), la actividad artesanal (quiénes la realizan, qué
realiza cada quién, cuál es el proceso), las condiciones de trabajo (cómo es el
espacio productivo, los horarios de trabajo, el clima), el sistema de comercializa-
ción (dónde venden su producción y si trabajan con intermediarios) y, finalmen-
te, el tipo de objeto (para quién está destinado.
Para Néstor García Canclini, hablar de artesanías requiere más que descrip-
ciones del diseño y la técnica de producción, se deben poner en relación “con los
textos que la pre-dicen y las pro-mueven (mitos y decretos, folletos turísticos y
bases para concursos), en conexión con las prácticas sociales de quienes las pro-
ducen y las venden, las miran o las compran (en una aldea, un mercado campe-
sino o urbano, una boutique o un museo), respecto del lugar que ocupan junto
a otros objetos en la organización social del espacio (verduras o antigüedades,
sobre el suelo de tierra o bajo la astucia seductora de las vidrieras)” (1989: 74).
Las mujeres, en especial de las que hablaremos más adelante, han adaptado
su producción y, con ello, modificado sus entornos, para ser cada día más vistas,
mejor remuneradas y llevar beneficios a la gente que está a su alrededor.
Aunque ya es medio día, en Ahuirán hace frío, los charcos indican que hace
poco terminó de llover. Los cerros se ven entre el humo que se escapa de las
chimeneas; en las banquetas reposan los montones de leña que calienta los ho-
gares, el olor de la comida se escapa por las puertas de las casas que se mantienen
abiertas.
Las dudas se disipan cuando llega la maestra de 76 años de edad, uno de los
aparatos se llama volantín, está hecho de madera, con una rueda en lo alto que
gira para poder acomodar el hilo antes de comenzar a tejer. El urdidor, la tejedora,
la patakua, cada elemento tiene su nombre.
De la pared se sostiene una vara que se une a otra que descansa en el suelo
unidos por cientos de hilos, “ese color es de la cáscara de encino”, explica doña
Cecilia, quien llegó unos minutos antes. Como parte de su labor también se en-
carga de teñir los hilos con los que trabaja, otra particularidad de su obra.
Elige la silla pequeña para sentarse, “yo me siento aquí cuando trabajo”, el
petate lo usa su hija; porque el bastón que cae al piso es con el que trabajan, al
apoyarlo con ayuda de un tipo de correa que se colocan en la cintura, de ahí que
se le conozca como telar de cintura.
Cada persona que pasa frente al lugar saluda a la artesana en purépecha, len-
gua que se mantiene en la localidad que pertenece al municipio de Paracho.
“Mis hijas hacen (rebozos) igual, casi, porque como las manos son diferen-
tes”, explica y dirige su mirada a las manos extendidas, esas que durante más
de 60 años le han dado grandes satisfacciones, desde el logro de una niña que
termina una pieza, hasta la posibilidad de ganar dinero para su familia, enseñarle
a las mujeres de su familia una forma de valerse por sí mismas, además del reco-
nocimiento nacional por su maestría en una de las artes populares más antiguas
del país.
“Yo rescaté ese rebozo que se llama de cuadro, tiene cuatro rayas y lleva fleco
en los lados, ya no existía; ese rebozo es purépecha -se usaba en las ceremonias-
los colores eran rojo, naranja y buganvilia, pero ahora las jóvenes prefieren rojo,
beige y naranja, me dicen ‘doña Ceci, a mí me va a hacer así y así para el Corpus,
y cómo se visten tan bonitas”.
Doña Cecilia sabe que hay competencia, “pero a mí nadie me rebasa, porque yo
pinto” y no sólo eso, la experiencia, el conocimiento, la herencia en las técnicas, los
innovadores desarrollos que ha realizado y la creatividad para crear sus piezas desde el
momento de comenzar a teñir el hilo, son sin duda, inigualables, como la tranquilidad
de su querido Ahuirán, donde tiene su casa y taller, rodeado de cielos azules que puede
disfrutar desde su puerta, los anuncios en los altavoces para que todos se enteren y las
mascotas que cuidan a quienes los acarician y alimentan, un perro que se llama blanco
y un gato que maúlla para anunciar la llegada y la partida de los extraños, que siempre
se quedan con ganas de regresar a platicar con la recia pero amable mujer.
Bordando historias
Hilos de colores, agujas y pedazos de manta son las herramientas con las que
Bertha Servín crea sus historias; ella retrata el confeti que cae sobre los novios el día
de la boda, las redes de los pescadores que recorren el lago de Pátzcuaro y las flores
que adornan los panteones el Día de Muertos, conmemoración por la que cientos
de artesanos mostraron sus creaciones en la plaza Vasco de Quiroga, de Pátzcuaro,
para admiración de los paseantes durante los primeros días de noviembre.
Sin embargo, el trabajo de los artesanos michoacanos es una labor de todos los
días. Teñir las telas, diseñar, bordar y terminar cada pieza que puede ser un rectán-
gulo de tela listo para enmarcarse y ser colocado en la sala de una casa, o incluso un
vestido, un rebozo, una bolsa, unos zapatos o una muñeca, para después llevarlo
a la tienda ubicada en la planta alta de la Casa de los Once Patios, en Pátzcuaro.
Tan sólo bordar una camisa puede llevar más de tres meses, ahí se recogen
diversas escenas religiosas como un nacimiento o un árbol de la vida, pero tam-
bién los paisajes que y la vida en la comunidad, como las fiestas, la fauna de las
islas del lago de Pátzcuaro, los hombres que siembran maíz y las montañas, esos
acontecimientos de todos los días que la maestra Bertha Servín veía cuando a los
ocho años acompañaba a su padre a trabajar en los alrededores de la comunidad
de Santa Cruz.
Copiaba en la tierra los paisajes del lago y los cerros, pero luego llevó sus di-
bujos a la tela. De su madre aprendió a bordar en punto de cruz, pronto buscó la
manera de moldear en aquellos lienzos las imágenes que llenaban su memoria.
A finales de los ochentas dieron el giro, las mujeres de Santa Cruz bordaban
principalmente piezas en punto de cruz con motivos arqueológicos que se ven-
dían en Tzintzuntzan, pero “nos dijeron en Morelia que querían arreglos navi-
deños, motivos nuevos, y yo hice un cuadro, está feíto, pero allí empezamos a
dibujar, empezamos hacer un grupo y juntarnos”, recuerda la artesana que forma
parte del libro Tesoros vivos de Michoacán (Secum, 2015), que reúne a 50 artistas
michoacanos destacados en disciplinas artísticas.
vidad
Si bien la situación comienza a cambiar, aún hay retos que enfrentar, ya que
estas trabajadoras independientes carecen de los beneficios de la seguridad social
y, en ocasiones, enfrentan la construcción de una nueva masculinidad en sus co-
munidades, al ser ellas quienes tomen decisiones.
Referencias
García Canclini, N. (1989). Las culturas populares en el capitalismo. Mé-
xico: Nueva imagen.
Qué estúpida canción, cómo es posible que esto le guste a la gente, apaguen eso por favor.
Sin dudas, salir de un ensayo general de un concierto de Aranjuez y subirse a un taxi y escu-
char a todo volumen: “Zúmbale mambo pa´ que mi gata prenda los motores” seguramente
puede ser espantoso.172
Eso sucedió hace poco más de diez años y yo ya no vivía en Cuba. Salí de allá
en marzo del 2001, en aquella época Cuba sonaba a timba en cualquier esquina,
pero cuando regresé a mi país después de cinco años algo había cambiado. Cuba
sonaba distinto. Sonaba a reguetón.
Materia que establece cómo está constituida la obra y cuáles son cada uno de los elementos que la componen.la sociedad.
171
El énfasis y la cursiva son mías. El lenguaje usado en la introducción es coloquial porque este texto se escribió para ser con-
172
versado.
Han pasado varios años desde que comencé a preocuparme por el fenómeno.
Al paso del tiempo se han ido aclarando algunas cosas y otras siguen siendo moti-
vo de inspiración para investigar. En una revisión bibliográfica previa sobre estu-
dios referentes a: reguetón, violencia de género, identidades genéricas, música y
baile, he establecido que el reguetón ha sido desde sus inicios un género musical
de carácter machista y de expresión violenta y que su estudio desde la perspectiva
de género, no ha sido tratado con profundidad en Cuba.
173
Género tradicional de la música de Jamaica originado a finales de los años 1970
Desde que llegó a Cuba a principios de siglo XXI este género musical ha
mantenido los rasgos que le constituyen: una música minimalista en recursos y
en creatividad. Las primeras canciones de este género musical en Cuba tomaban
como punto de referencia los reguetones que se escuchaban a nivel internacional,
construidos sobre bases rítmicas de sintetizadores o equipos electrónicos dan-
do por resultado una música repetitiva, construida sobre patrones rítmicos muy
sencillos y sincopados. Ejemplo de esto fue la producción que realizó la empresa
musical: Ahí na má con “Cubatón, reguetón a lo cubano” en el año 2004. Este
CD lanzaba entre otros artistas a Candyman, Cubanito 20-02 y el Médico, Klan
Destino feat, y otros. Un ejemplo:
El reguetón en Cuba
174
Fragmento de la canción: La mordidita, del cantante cubano Candyman.
La opinión del destacado musicólogo, nos lleva a pensar, una vez más, en el
efecto multiplicador que tiene en la configuración simbólica de los individuos el
consumo de esta música, a la vez que destaca la vinculación indisoluble del géne-
ro con el medio y el grupo social que lo consume. El reguetón se puede estudiar
entonces como un espejo cultural, un producto de la cultura que anuncia formas
de hablar, manifestarse y pensar de personas que encuentran en él una manera de
interactuar dialógicamente con su cotidianidad, de ahí nuestro interés en prestar
atención a los mensajes de sus canciones.
175
Fragmento del estribillo de la canción: “Guerreando solo” de Osmani García, encontrada en la producción Discográfica:
Demasiado Fuerte. Año 2015.
176
Fragmento de la canción Barra abierta, de Osmani García. 2015.
177
Fragmento del estribillo de la conocida canción de Miguel Matamoros: La mujer de Antonio.
Lo más irritante de la frase podría ser la singular analogía que se hace entre la
región glútea de una mujer y la de un animal resultante del apareamiento entre un
caballo y una burra, es decir, el mulo o la mula, especies que a su vez no procrean.
Sin embargo, hay más. El cuerpo es nombrado, consiguientemente fragmentado:
mujer-dura-quiere dinero-culo de mula. La fragmentación de la mujer ocurre en
el texto, como en el video clip, mujer pelo-boca-pechos-cintura-caderas-nalgas,
mientras tanto el hombre actúa, mira, se toca, señala, asumiendo siempre acti-
vidad frente a la pasividad de la mujer que se somete y es objeto de expectación.
La fragmentación del cuerpo femenino que se observa en algunas letras de
García se da junto a la selección ambigua del lenguaje, recurso presente en las
canciones de García, por ejemplo:
En el primer caso fosforera, palabra que significa: encendedor, está usada para
hacer referencia a una mujer insaciable sexualmente, mientras para el segundo
ejemplo, la espuela de un gallo es comparada al miembro sexual masculino eroti-
zado. Lo mismo ocurre con la canción Barra abierta, ejemplo que mencionamos
anteriormente, y que emplea un término que remite a un esquema de consumo
ilimitado de bebidas o incluso de comida para expresar que hay sexo ilimitado
para la mujer que quiera.
178
Fragmento de la canción: Se me va la musa de Osmani García.
Uno de los recursos más usados por García ha sido el uso de textos de mar-
cada tendencia pornográfica. Su oda al sexo oral “el chupi chupi” se convirtió en
polémica para la cultura cubana luego de estar nominada a cinco de los premios
Lucas del 2011, incluyendo el premio del público. Las autoridades arremetieron
contra el artista y su producción musical argumentando que sus canciones eran
altamente vulgares y no beneficiaban a nadie.
179
Fragmento de inicio de la canción: No quiero dormir de Osmani García.
180
Fragmento de canción y estribillo de la canción: No quiero dormir de Osmani García.
181
Fragmento de la canción: El chupi Chupi de Osmani García.
182
Fragmento del estribillo de la conocida canción: María Cristina me quiere gobernar de Ñico Saquito.
183
Fragmento de la canción: Se me va la musa, también conocida como El condón, de Osmani García.
Marshall, W., Pacini Hernandez, D., & Rivera, R. Z. (2010). Los circuitos
socio-sónicos del reggaetón. Trans. Revista transcultural de Música, 14, 1-9.
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