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eo 1 MEXICO (PERSPECTIVAS DISCIPLINARIAS Y ACTORES POLITICOS) Esteban Krotz coordinador PENSAR & CULTURA la presente publicacién a partir de Ia discusion en el colo- quio. Para offecer un panorama mas completo de la pro- blemitica, se solicit6 posteriormente a F. E. Sinchez R, L. Pare, E Veldzques yA. Sevilla los textos que también se incluyen en este volumen. Los trabajos se agrupan en dos partes. Después de un, ‘estudio introductono 2 la problemitica, se ofrecen tres revisiones de igual nimero de disciplinas (sociologia, an- tropologia y psicologia social) en cuanto a sus contribu clones recientes al Conocimiento del tema. La segunda parte esta constitulda por ocho trabajos que abordan el ‘estudio de la cultura politica mexicana centrindose cada ‘uno en un actor politico especifico: los partidos y los par Tamentarios, lox medios electronicos de difusion masiva, Jos indigenas rarimuri, campesinos veracruzanos, obreros industrales sindicalizados, habitantes de las zonas subur- banas de Guadalajara y mujeres lideres de onganizaciones populares urbanas de la capital del pais. Et coordinador del coloquio y del volumen desca ex: presar su agradecimiento a Marta Tello, Elba Gigante, Vio- leta Hernandez, Beatriz Contés, Carolina Garcia y José Luis ‘Viaquez del Seminario de Estudios de la Cultura del Cot sejo Nacional para la Cultura y las Artes su colaboracién, para la realizacion del evento y Ia publicacion y a Teresa Rojas Rabicla, directora gencral del Centro de Investiga- clones y Estudios Superiores en Antropologia Social su apoyo para lograr la presenic cocdicion en la coleccin, “Pensa la cultura” ideada ¢ iniciada hace ya varios afios por el fundador del Seminario de Estudios de Ja Cultura, Guillermo Hontil Esteban Krotz 10 Aproximaciones a la cultura politica mexicana como fenémeno y como tema de estudio Esteban rote Pero surgen también concepctones {que presentan un nucvo carte, por (que corresponden a los intereses ile {as clases oprimidas. Som percepcto- es no solo mas realistas sino tam: bien mas ricas en polencialidades transjormadoras Darcy Ribelro 1 llema de Amer Latina Desde que han sido creados como conceptos y como for. mas de organizacion social, “democracia", “partido”, “clecciones generales" y “soberania popular” han tenido significados muy diferentes en distintos tiempos y luga- res. Esta diversidad no solo se debe a que las circunstan- clas cambiantes hayan producido modificaciones semanti- ‘eas y politicas en un mismo pais (como, por ejemplo, Fespecto a “derecha”, “izquierda” y “socialdemocracia’), ‘También las tradicionies culturales predominantes en los diferentes paises son causa de que palabras como las mencionadas tengan valor y contenido a veces bastante distintos, por mas que una terminologia sociocientifica, irreflexivamente cientificista, con{luya con la demagogia para hacer desaparecer en el plano conceptual estas dife- rencias en la realidad empirica. Naturalmente, en la medi- da en que términos clave en la vida politica no solo perte- rnecen al dominio de los especialistas, sino que tienen un amplio uso en cl lenguaje comin ~e cl caso de las pala- bras “cultura” y “cultura politica”, se dificulta la tarea de dar cuenta de sus diferentes acepciones tedricas y pricti- ‘as y de su imbricacion en las conceptualizaciones y cos- ‘movisiones mas amplias de las que forman parte. En cl primer apartado de este ensayo se presentan ca- racterstcas significativas del reciente surgimiento en Mé- xico de la polemica sobre la cultura politica. A continua- ion, se muestra la presencia de esta temitica en el deba- te politico mexicano ¢ incluso en muchos estudios socia- les empiricos, a pesar de la ausencia de una conceptua- lizacion precisa. Finalmente sc formulan varias interrogan- tes para el examen de los estudios que se aproximan al anilisis de la Vida politica desde una perspectiva explicita ‘de“cultura politica’. “Cultura politica”: un tema reciente en México Actualmente, el vocablo “cultura politica” es de uso fre- Ccuente no solo entre los cientificos sociales del pais, sino también entre politicos y militantes de partidos, periodis- las y comentaristas de todo tipo. Esto, empero, no siem pre ha sido asi. Sirva una breve mirada retrospectiva para Feconocer el origen de esta situacion relativamente nueva ‘en dos procesos diferentes, pero estrechamente vincula- dos uno con el otro." "nus sume en cate apa, x encvenes expat con mayor dete cen dv ean ren Rts 199559 1930). oa Desaparici6n y recuperacién del tema “cultura” Desde fines de los afios sesenta, el concepto “cultura” habia pricticamente desiparecido de las cieneias sociales en ME xxico, y con él, Ia atencién a todo un campo de fenémenos. En el marco cntonces predominante de un marxismo fuer: temente esqjuematico y economicista, las cuestiones deno- ‘minadas “superestructurales” habian perdido su razon de set como temas de estudio aut6nomos: eran consideradas simples funciones de otras esferas de la realidad social y, por tanto, explicables directamente a partir del examen de aquéllas. Ademis, hay que recordar que para muchos practi- ‘cantes de la antropologia y la politologia, la palabra “cultw- ma" identificaba habitualmente determinadas coricntes teéricas de origen norteamericano y que tal procedencia [provocaba, en la época caracterizada profundamente por la fuerza de las teorias de la dependencia, su rechazo casi au tomitico en buena parte de lt investigacion social EI “regreso” del tema de la cultura y una renovada aten- ‘clon a los universos simbolicos se dio, ante todo, bajo la influencia de la eoria gramsciana sobre el debate cient: fico-social ¢ intelectual en el pais. Desde fines de la déca da de los aiios setenta, los escritos del marxista italiano y de diversos estudiosos inspirados en su obra, contribuye- ron decisivamente a debilitar el taba que habia frenado ‘durante mucho tiempo la pesquisa empirica de lo que ca- ‘si siempre sin mayor explicitacion era adscrto a la “supe- estructura” 0 también llamado “rellejo ideologico" ‘Conviene sefialar aqui que este viraje, del que result6 ‘en un breve tiempo la omnipresencia del tema de la “cul tura popular” en las ciencias sociales mexicanas, debe verse en conexidn con el interés pauktinamente crecien- te por combinar el analisis empirico de los sistemas con. 1 anilisis de los actores* y, por ende, interesarse por el 2 vn ann Cones 18 1 For pa, Ma Fae 92 23) anoe al renpcto que “a eaparcion del wo et commntacion de ue onariceiin sacl gues hombres hacen, evan" con el, ‘erga nu accnnesy dese” or “lado subjetivo" de la vida social, 0 sea, por el punto de vista de los sujetos sociales. Por io demis, es sabido que el marco general del anilisis gramsciano, identificable con las palabras clave “bloque historico” y “hegemonia”, diri- fe ln atencidn hacia la esfera de la politica y hacia ia ac- ftaciin y la conciencia de los protagonistas en ésta, Reformas politicas y actores politicos La segunda causa de la presencia masiva del tema de la “cultura politica” son los procesos politicos que se han desarrollado en el pais desde fines de los setenta y duran: te toda la década de los ochenta. Aqui hay que mencio- nar, ante todo, las sucesivas reformas potiticas, que especialmente a partir del estallido de la Hamada “crisis™ de la deuda externa han tratado de encaurar el desconten: to de amplios sectores poblacionales mediante su mayor pparticipacion cn la designacion de las cupulas de la admi- nistracion gubemnamental (en sus niveles local, estatal y federal) y su representacién mis plural en las estructuras parlamentarias correspondicntes. Aunque diversas movill- zaciones populares, principalmente del ambito urbano, han constituido alicientes adicionales, las clecciones pre- sidenciales de 1988 se convirticron en impulso decisive para que uno de los ejes centrales del debate cientifico-so- ial e intelectual del pais de los tiltimos aiios fuera la “cul tura politica’. Desde entonces, en innumerables reunio- nes académicas y debates politicos, comentarios periodis- ticos y articulos de opinion se han formulado las mismas preguntas que han tratado de aclarar los cientificos socia- les imeresados en fendmenos politicos: 2por qué pas6 Io que pas6? y aqué cs lo que puede razonablemente espe rurse que suceda en el futuro cercano y en el largo plazo” 3 ven Gone Casanova 1988 “anes de et ha ado sempre, deve ego, pregunta sobre To quer slmente ps pena epi taco de cada de bm cheeses euatlerY v7 Una y otra vez la respuesta se ha referide de manera mis ‘© menos difuusa a la “cultura politica” de tl o cual sector del electorado 0 de la llamada "sociedad civil" en general Las elecciones fedcrales de agosto de 1994, cuyos resulta- dos oficiales han sorprendido por razones diversas mu ‘chos ciudadanos y analistas profesionales en el pais yen ‘el extranjcro, han intensificado la busqueda de respuestas a interrogantes como las mencionadas.* “Muchos de los enunciados sobre la cultura politica me- xicana no parecen tener otra base que la introspecci6n 0 la proyeccibn interesada de sus autores: iin asi presentan, ua feto a las ciencias sociales, y si fuera solamente por- ‘que mis que como enunciados cientificos sobre la reall: dad, pucden ser analizidos como parte de la cultura politica de determinado sector grupo poblacional. Sin ‘embargo, con el tiempo, un numero creciente de invest- gadoras € investigadores han hecho aportes al estudio sis temiatico de la cultura politica mexicana, En vista de lt importancia crucial de los procesos electorales en el pais, tradicionalmente “un espacio de negociacion mas que un terreno de lucha por el poder politico con reglas bien de- finidas”,* se entiende que el anilisis del comportamicnto comicial, del probable “sentido del voto” de determina- dos sectores de votantes y las diferentes propuestas de: rnadas a reformar la legislacion electoral hayan acaparado Ia atencin principal de la mayoria de los estudiosos. In- cluso se formé un grupo de trabajo especial en el seno del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales sobre el tema {ederiessuienicsy motivo pore cua et ands de as ees electors pro ‘enjntcs dhs vers wens ha sys exando ene cear de atone "x parted 1088, en Mexico se produp um ncrmanable date sobre ‘oto aver de Cardenas anuncaba in enomeno dade ea so See lio momentinco; a ert ante tao por rena 9 na feacen contre PRES Indica una profrenca por in ngria aclonalas, de onenteion sot. © simplemente tn oto pt el cambio sur fimalaiente,n epresetaha ‘ote por Cunhtemoc Cidenato por memoria de mu vencralo pale, Fe Ime um anal recente de la vida poles btioamencan ee discon (ast ‘Regs 1998 14°) Que eats perpldad no ex psn de csc. demectan (chategsemcfnes sobre etnies eReteal crave Pao y Wagar ate Penty elvous mayortano conto alos sandiastas en Nicaragua iment Wes 6 de las elecciones y la misma Secretaria de Gobemacion ha Tlevado 2 cabo un amplio programa de Investigacion so- bre cultura politica que incluye entre sus corresponsables 2 alts funcionarios universitarios de todo cl pais; ademas, diverss empresas nacionales y extranjeras dedicadas a son: ‘deos de opinion han producido informacién para el debate. Parece importante consignar que este debate, en cuyo transcurso se han borrado a menudo las fronteras discip| narias acostumbradas,” no s6lo no ha legado atin a con- ‘sensos firmes sobre la situaciOn y sus causas, sino que tampoco ha logrado una conceptualizacion clara. Es mas, ‘en no pocos estudios académicos que tratan de “la cultu- ‘2 politica” € incluso llevan el término en su titulo, se ‘prescinde del esfuerzo definitorio; al parecer, se esta re- pproduciendo una situacion semejante a la que caracteri- 26, hace unos aos, el uso del término “idcologia.* Para el Sebate polit omentario periodistico vale la misma ‘observacién. Ademis, en estos ultimos dos casos, muchas veces se mezcla el uso descriptivo de la palabra con un contenido normativo supuestamente sobreentendido (por lo que se exigen, por ejemplo, en nombre de “la cul tun democritica” ciertas decisiones 0 conductas, sin que sas e justfiquen de algiin modo). “Cultura politica”: presencias variadas de una temética ‘Mientras que el uso generalizado del término “cultura po- ltica* es relatvamente reciente, la femdtica a la que el Ke pane dade cl prt de vista del artropotogia Kroes 1990. * Yenc al rapecto el comentario sobre Ia “enorme confusion semdotiea™ somata pore Giméne (1980 3). Con eein a esto de a uur po ites Latoandnica sad hace y algunos aos N- Lechner (1987: 9 que “texte un igalicado claro y preciso. Elfenbmeno ha sido tatado enel ama ode lngranespadigmas, mars yfunconalismo, ) mas recientemenie, tacos aor proteins del lingistiea. Pero ninguna coriente ht ‘rotocanounabjto de invenigacon laramenie 1coad0 = término se refiere ha sido discutida desde hace mucho tiempo en el pais. Conviene recordar aqui algunas de las presencias de esta tematica bajo otros nombres. Su relec- {ura y reanilisis pueden constituir una contribucion im- portante al examen pendiente de la actualidad, tanto para revisar determinadas situaciones empiricamente constata- das como para matizar la terminologia en construccién, destinada a la comprensiGn de estas situaciones. Natural ‘mente, la posibilidad y el grado de aprovechamiento de ‘estos estudios dependeri mucho de la definicién que se adjudique al térming “cultura politics” y de ts clase de teoria de la que formari parte, Temas Uno de los nombres mis antiguos asignados a la “cultura politica” es el de fdlentidad nactonal ~topico que, de ma: ‘era semejante a ciertos estudios sobre la cultura politica, hha combinado el intento de descripeién y andlisis de lo re- almente existente con el propésito de formular orienta- ciones normativas. Frecuentemente, esta idea ha sido asociada con estercotipos acerca del “caricter nacional”, considerando, como ¢s habitual en estos casos, a Ia na- ‘cin como una especie de “individuo colectivo". Las dis- ‘cusiones llevadas a cabo desde los aos veinte y durante ‘asi tres décadas sobre la mexicanidad y el nacionalismo ‘miexicano® contienen, al igual que polémicas muy recien- tes sobre el destino cultural del pais frente a los procesos llamados de “globalizacién” y la aprobacién del Tratado Norteamericano de Libre Comercio, materiales importan- tes para el estudio de la cultura politica mexicana actual y sus perspectivas futuras, Hay mas nombres bajo los cuales se ha discutido en México la “cultura politica”. Otro ¢s, sin duda, el de legitt- Foster 1991: 253 12 ease Viegas 199891 ygs y Bare 1987 17 1s mcr costutony ei orn aes rniper eormeree ia ges comers omen Sven 7k anon ’ eer eee Secon rescence pe ayer lompenleremoper en Fr cpa eee seca se ge eee ese oe Ver 1969 53, iW clase de itermediaris poticos ya stempre renovada-y S'eces hasta cumplign y por tanto de agin modo recor. dada-expectatia ante fas promesas de funclonanos.go- bomanicty candidator a puesios de ececlin popular, Peo tamben elementos como bers del asta Cental Y is qucfs sobre la actanlon dels “arias ude Sree miles clement par lands y fs comprensin de calturs politica peepondcrame enc pat Finalmente, un tem de aparicion tay reciente en el dehate pablico mexicano abre una interesante perspect va parael estudio dela cultura politica Se tata de todo to Felicionada con los mas dnersos esfucraos de araigar ¥ cer fi cnc ps es de derecho human Lo cual pone de relieve puntos nodales de la cultura pol conto son el estabiccimlento el funeionamiento de las diferentes insttuciones gubertamentales y onganiza Clones noubernamentiles que tribajin al respect los iultples intentos de responsabilizar dicctamente 2 ine fancis yfuncionarios estatales del respeto ls grants Individvates las polemicns sobre la relacin ene sia limas'y los derechos de cardcter social y Giagndstico de las carsctersueas de la tradicion pol imperante que consityen impeinentos paral igen plcna de los derechos humanws fundamentals on el pas. Sectores sociales embargo, los términos enunciados y los campos se ‘minticos correspondientes no son los tinicos lugares don: de se pueden encontrar materiales einogrificos y conside raciones de tipo teorico relevantes para el examen de la ‘én pita et pis y de cite piven des sectors plac onaes mas ‘esprotepien canatyen tv mise y cas digas mete prea Shcomandante Macon duran cue nse a bleach pate sechiapae ‘BNE pasta chimo Staventagen 1992 19 cultura politica en México, Como es sabido, muchos ey, dios cientticosociales se centran no tanto en un tema menos en un {érmino, sino ante todo, en un segmento 9 fnipo poblacional. En muchos fendmenos considerados pcos” o documentados como particularmente llama vos relacionados con dichos segmentos © grupos se hace presente, aunque bajo nombres como los arriba mencio hados, lt eultura politica." {0 acaso no es cierto que los rnumcrosos trabajos sobre caciquismo y vida cotidiana en «campo, los no menos abundantes estusdios sobre cic tclsmo en los sindicatos y sobre movilizaciones de los pobres urbanos, ls publicaciones sobre mujeres que se frclven conscientes tle sus derechos y sobre comunida des cristianas que descubren su responsabilidad politica para con los mas necesitados, estan llenos de elementos escriptivos ¢ incluso explicativos de lo que respecto a poder “proporciona significado a la experiencia humana, Seleecionandolos y organizindola"?* Lo mismo vale, sa lugar a dudas, para gran eantidad de monograias sobre ‘comunidades pucblos indigenas. Estado y cultura politica Finalmente, hay que scalar que la equivocada, pero tan arraigada como inconsciente identificacion de “lo polit Tt imponate cn cite context some entudlo compare ee ao prt nrc om 985) en verso portios de Morelos sre ee ‘Si crue ecu enectony prado de parcipaion pols yet an de SR cp acreade wlan dcenonladore de aa ea ‘Sat denn es dH Kosaka 1991: 39) "aa mencmar ono pcos eel de trabajos de et po Hace os ets un nimer de Reise Maicama de sacl XIX. IRB ‘steno nos de demcraca emergent’. Un resin reese de toons pot co cncwrtnce ec Non 98 ‘eu dacs pols con respects as meres es rata Por (ban yA tasin 19D) Enel volumes copa por roy ‘w

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