Está en la página 1de 2

Venezuela: Colisión entre pasado, presente y futuro

Venezuela tiene como capital Caracas. Venezuela tiene, también, como a uno de sus
máximos héroes o figuras importantes al mismísimo Simón Bolívar en el proceso de
liberación de una monarquía. Como sabemos, la Monarquía es un régimen autoritario en
el que se centra en el monarca o los monarcas el poder. Además, la monarquía sigue un
patrón de tener muchos años al gobierno del Estado o imperio al rey. Si se muere, tiene
un príncipe que le seguirá y se convertirá en Rey. Eso es, una monarquía.

Eso pasó en latinoamérica por siglos de siglos. Sucedió hasta que la liberación se hizo
presente. Desde la periferia de la Monarquía española, se enfrentaron los ahora
venezolanos por el inicio de la libertad. Una década más tarde, los últimos países ya
habían declarado su independencia. La libertad había pasado de ser un sueño a ser algo
inminente. En este proceso, Venezuela jugó, digámoslo directamente, un rol precursor.
Luego de más de doscientos años, los Estados liberados sufrieron diferentes dictaduras,
violaciones a la democracia y Derechos humanos, pero recuperó su perfil estable
políticamente hablando en algún momento. Todos los países pasamos por gobiernos de
extremas, pero no duró mucho (bueno, algo ya "demasiado") la condena, porque el
sueño de libertad se volvió, de nuevo, en una realidad inevitable. La vida es sueño.
Luego de doscientos años, ¿es la vida pesadilla? ¿O es solo un mal sueño del que
despertaremos cuanto antes? Venezuela es un tema totalmente del que no se puede dejar
de hablar. Venezuela ha cambiado. Venezuela ya no es la misma.

Simón Bolívar inició una revolución que condenaba un poder externo sobre un país que
debía ser gobernado por él mismo. Un país gobernado por sí mismo implica una
decisión interna, una decisión de estabilidad y de paz que les dé a los pobladores lo
mejor que puedan tener por su justa y precisa deliberación racional. El modelo
monárquico español le daba el poder a una CÚPULA que el pueblo ya no quería
aunque, siempre hubiera simpatizantes. Con un monarca, también, se llevaba, a veces, el
pueblo mejor que con el otro. El modelo monárquico español era represivo y cedía solo
cuando veía en juego su situación soberana. O sea cuando estaba en crisis. Hace más de
doscientos años, Bolívar, en Venezuela, era consciente.
Hoy Venezuela está presidida por alguien que no representa a todo el pueblo, que
estuvo ligado con el mandato anterior, que tiene menos simpatía que su predecesor, que
no parece establecer ninguna paz ni estabilidad, que reprime y que cede solamente
cuando ve que la reacción de la voluntad popular es demasiado fuerte. Nicolás Maduro
parece un monarca, el principio de Nicolás Maduro se hace presente. Esto ha traído
consecuencias bastante graves. Por ejemplo, un déficit fiscal altísimo, una cantidad de
personas que han salido del país cuanto antes han podido. Una hiperinflación de
porcentaje alarmante, una crisis social, gente muerta por varias razones. La situación es
de temer mucho. Es tan inestable que arrestan y liberan a personas en menos de lo que
canta un gallo. Es tan inestable que aparecen cada vez más venezolanos en el extranjero
para tratar de conseguir el sueño Latinoamericano de desarrollo personal o familiar. La
Revolución Bolivariana parece no estar cien por ciento de acuerdo con los valores
bolivarianos. Más bien, parece que la revolución se ha degenerado. La historia se ha
desarrollado dinámicamente. Una de las características principales del desarrollo de la
misma es una serie de hechos que se superponen a otros, muchas veces en tanto los
segundos se contradicen a los primeros.

Una revolución terminó con un problema, pero trajo otros. Todo traerá problemas, no
podemos evitarlo. Pero siempre puede haber menos problemas en tanto miremos al
pasado (o tal vez no). Una revolución que evolucionó de una manera que la convirtió en
un presente: un presente que necesita otra revolución. Porque aquella ilusión prometida
no cumplió lo que debía cumplir: verdadera liberación. Debía haber una liberación con
la que cualquier tipo de revolución próxima solo implicara una o varias mejoras, mas no
un borrar el pasado e instituir un nuevo presente. Lo que necesita Venezuela ahoritita:
necesita un borrón y cuenta nueva, parece que la última revolución no les ha servido
sino solo para crear las condiciones de posibilidad de una crisis que traiga una
revolución necesaria e inevitable para la verdadera Liberación que, hasta que no pase,
no sabremos cómo se dará.

También podría gustarte