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Siempre mantuve una teoría sobre la ingrata costumbre de los chismorreos y ello me ha traído

desde mi juventud bastantes problemas de incomprensión ante los seres más queridos . Al día
de hoy sé que no me arrepiento de callar por no dañar a otros y de no admitir críticas severas
y menos aún de comentarios sobre personas pues en la gran parte de los casos son bulos mal
intencionados ! Hoy más que nunca cuido mis palabras pues al ser religiosa de la palabra de
Ifa me siento en la obligación de no contaminar mis frases, mis decretos, opiniones pues sería
contradictorio que algo tan sagrado como transmitir con la grandeza de la palabra de Dios-Olodumare a
través de Ifa lo ensuciara con lo vulgar de la otra parte!!!
En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrar al
gran filósofo, y le dijo:
- sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
- un momento - respondió Sócrates - antes de que me lo cuente, me gustaría hacerte un test, el de los tres
tamices.
- los tres tamices?
- pero sí, - continuó Sócrates - antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo
de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres tamices. El primer tamiz es la verdad. Has
comprobado si lo que me dices es verdad?
- No... Solo tengo lo que he oído hablar...
- Muy bien. Así que no sabes si es la verdad. Continuamos con el segundo tamiz, el de la bondad. Lo que
quieres decirme sobre mi amigo, es algo bueno?
- Ah no! Por el contrario.
- Entonces - continuó Sócrates - quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de
que son verdaderas. Tal vez aún puedes pasar la prueba, sigue siendo el tercer tamiz, el de la utilidad. Es
útil que yo sepa qué me habría hecho este amigo?
- No, en serio.
- Entonces - concluye Sócrates - lo que querías contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿Porqué
querías decírmelo?
Odaro!!

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