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2. Introducción.
4. Intervención educativa.
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Coll, C.; Palacios, J. y Marchesi, A. (2006). Desarrollo psicológico y educación.
Madrid: Alianza.
Galve, J.L. (2014). Evaluación psicopedagógica de las dificultades de
aprendizaje. Madrid: CEPE.
García-Sánchez, J.N. (2014). Prevención de las dificultades del desarrollo y del
aprendizaje. Madrid: Pirámide.
Garrido, J. (2014). Programación de actividades para la educación especial.
Madrid: CEPE.
Sebastián, E. (2013). Formación del profesorado para la atención a la
diversidad. Madrid: Universidad de Alcalá de Henares.
REFERENCIAS LEGISLATIVAS
PÁGINAS WEB
www.carm.es
www.educarm.es
2. Introducción.
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tiempo. Este concepto está compuesto a su vez de dos: el crecimiento y la
maduración. En concreto:
Crecimiento: Son los cambios cuantitativos que se producen en el sujeto,
durante su proceso de evolución
Maduración: Son los cambios cualitativos que se dan en el alumno.
Cuando se estudian los retrasos en el desarrollo la literatura científica se
centra más en los elementos madurativos. El retraso en el desarrollo se
entiende como la incapacidad para un desarrollo adaptado del organismo y del
medio, lo que implica un ritmo lento en el desarrollo. En términos pedagógicos,
se trata de cualquier dificultad notable que el alumno encuentra para seguir el
ritmo de aprendizaje de sus compañeros de igual edad cronológica (Coll,
Palacios y Marchesi, 2006). A diferencia de un alumno con necesidades
educativas especiales asociadas una discapacidad intelectual, el alumno lento
en aprender tiene un CI normal.
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Un aprendizaje demasiado precoz puede encontrar una evolución aún
insuficiente de las funciones psicológicas dando lugar a confusiones.
Entre los problemas que estas teorías señalan nos encontramos con:
4. Intervención educativa.
El alumno:
o Datos médicos, neurológicos, pediátricos,…
o El nivel de independencia del alumno, tanto en su dinámica social
como en su movilidad dentro de su entorno habitual.
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o Autoestima.
o Capacidad intelectual, comunicativa, lingüística y socioafectiva.
o Atención temprana recibida.
o Pruebas psicopedagógicas más adecuadas adaptadas a sus
necesidades.
o Estudio de la personalidad.
o Espacial atención a las funciones ejecutivas, las cuáles suelen estar
afectadas.
La familia y el entorno social:
o Grado de aceptación de las dificultades de su hijo.
o Las posibilidades de apoyo en su proceso educativo.
o Adaptaciones realizadas en casa.
o Atención extraescolar que recibe el alumno.
o Recursos de la zona.
Centro educativo:
o Revisión de los elementos de acceso.
o Adaptaciones existentes en el centro.
o Revisión del Plan de Atención a la Diversidad (PAD), regulado en el
Decreto 359/2009 y en la Orden de 4 de junio de 2010.
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2. Tomar decisiones en los niveles superiores como el proyecto educativo
de centro y programaciones de aula para que sean menos drásticas
las tomadas en niveles inferiores (ACI).
3. Los aprendizajes que se propongan deben ser significativos,
funcionales y adaptarse a sus intereses.
4. Contemplar los aspectos metodológicos y organizativos antes de
otros más drásticos y profundos.
5. Coordinar a todos los agentes implicados: tutores, especialistas,
familia, orientador, profesor técnico de servicios a la comunidad, equipo
directivo, departamentos didácticos, asociaciones, PT, AL, entre otros.
6. Adaptar el proceso de evaluación a las necesidades del alumno para
evitar que salga perjudicado por el mero hecho de no poder mostrar
una competencia concreta aunque la tenga adquirida.
7. Primar el desarrollo de la vertiente social.
8. Hacer un análisis exhaustivo y revisión del Plan de Atención a la
Diversidad.
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Los criterios para adaptar el currículo son:
1°. Partir siempre de una amplia evaluación del alumno y del contexto
en el que se Ilevará a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje.
2º. El punto de partida para dar una respuesta educativa eficaz es el
currículo ordinario. Es decir, tratar de conseguir que estos alumnos alcancen
los objetivos de la etapa educativa, ajustando y completando el currículo para
favorecer su desarrollo, sean cuales sean sus características.
3°. Contemplar las necesidades educativas especiales de los alumnos
con discapacidad intelectual en el Proyecto Educativo y en las
Programaciones de Aula, facilitando así un mayor grado de integración y
participación de los alumnos en la vida de centro y responsabilizando a todo el
equipo docente en la respuesta educativa.
4°. La organización de recursos personales ha de realizarse de
manera coherente y ajustada a las necesidades de los acnee. Definir bien las
funciones de cada actor, determinar los criterios de acceso a cada modalidad
de apoyo (dentro o fuera del aula, número de sesiones, individual o en pequeño
grupo), establecer coordinaciones entre todos, evaluar conjuntamente,…
5°. Combinar los criterios de realidad y éxito. Consistirá en llevar a
cabo adaptaciones que resulten adecuadas a las posibilidades y condiciones
de enseñanza-aprendizaje y que aseguren a la vez, una ratificación y un cierto
nivel de éxito.
6°. Reflejar las decisiones por escrito. Esto garantiza un compromiso.
7º. Llevar a cabo un seguimiento donde se recojan aspectos como: la
evolución educativa del acnee, modificaciones sobre las decisiones curriculares
adoptadas en un principio, cambios en la modalidad de apoyo, la colaboración
que se vaya estableciendo con la familia y posibles decisiones sobre su
promoción.
8°. Finalmente, debemos hacer hincapié en que las adaptaciones sean
lo menos significativas posible, aplicando primero las no significativas y
luego las significativas en su caso. La aplicación de adaptaciones curriculares
no significativas implica la puesta en marcha potencial de numerosas acciones
de acuerdo con la Resolución de 17 de diciembre de 2012:
Introducir las actividades de más fáciles a más difíciles.
Priorizar objetivos dentro de un mismo ciclo.
Sobre todo en Educación Infantil, favorecer la autoestima
exponiéndolo a actividades que sea capaz de realizar con éxito,
para ir aumentando el nivel de dificultad de forma progresiva.
Adaptarse al ritmo del alumno.
Consensuar estrategias y procedimientos para incidir sobre los
problemas de conducta del alumnado.
Concederle más tiempo para realizar la tarea.
Prestar atención al lugar donde se sienta, lejos de ruidos,
distracciones, cerca del profesor,…
Comprobar que el alumno ha comprendido la consigna.
Usar las TICS.
Incidir en los aspectos lúdicos.
Uso del refuerzo positivo y de la extinción.
Uso de una hora de registro para comunicarse con la familia.
También vale la agenda.
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Presentar la información de formas variadas: visual, auditiva,
táctil, olfativa…
Darles instrucciones cortas y secuencialmente, no paralelamente.
Solicitar la colaboración de la familia siempre que sea posible:
excursiones, talleres,…
Supervisarle el tiempo para estructurárselo.
Otorgarle responsabilidades.
Llevar un contacto continuo entre la familia y el colegio.
Dotarle de un apoyo que inicialmente sea continuo, para ir
retirándolo progresivamente, favoreciendo así su autonomía e
independencia en el aprendizaje.