Está en la página 1de 8

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

SALA CONSTITUCIONAL
 
Magistrado-Ponente: JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
 
El 26 de agosto de 2002, con  oficio No. 1266  del 7-08-02, emanado de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Cojedes,
se recibió en esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, copia certificada
del expediente contentivo de la acción de amparo constitucional interpuesta por el
abogado HÉCTOR PINTO HURTADO, Defensor Público Primero de la Unidad de
Defensoría Pública Penal del Circuito Judicial Penal del Estado Cojedes, en su carácter de
defensor del ciudadano ASDRÚBAL MACHADO FUENMAYOR, venezolano, mayor
de edad, titular de la cédula de identidad número 15.628.277, contra la omisión del Juzgado
Segundo de Juicio del señalado Circuito Judicial Penal, por ser la misma, a criterio de la
defensa, violatoria de las garantías constitucionales de la tutela judicial efectiva y del
debido proceso, consagradas en los artículos 26 y 49 de la Constitución.
 
La remisión del expediente en mención, obedece a la consulta de ley a la que se
encuentra sometida la decisión dictada el 27 de junio de 2002, por la referida Corte de
Apelaciones, que declaró con lugar la acción de amparo interpuesta.
 
El 27 de agosto de 2002, se dio cuenta en Sala y se designó como ponente al
Magistrado que, con tal carácter, suscribe la presente decisión.
 
Realizado el estudio del expediente, se pasa a dictar sentencia, previas las siguientes
consideraciones:
 
DE LA ACCIÓN DE AMPARO
 
            En su escrito libelar, la defensa del accionante esgrime:
 
            “En fecha 06 de julio del 2001, fue aprehendido mediante orden de captura librada
por el Juez de Juicio Nro. 2 el ciudadano anteriormente identificado. Ahora bien,
ciudadano Juez, por cuanto en fecha 25 de marzo y 25 de agosto del año Dos Mil,
se acordó el procedimiento abreviado y medida cautelar de presentación periódica
y medida de seguridad (en el segundo caso), habiéndose remitido las actuaciones
al Tribunal de Juicio para la fijación del mismo. De conformidad con lo
establecido en el artículo 374 del Código Reformado, ambos se refieren a que una
vez remitidas las actuaciones al tribunal Unipersonal, éste convocará directamente
al Juicio Oral y Público para que se celebre dentro de los diez a quince días. Como
se puede apreciar una vez pasada ambas causas a Juicio signadas con los números
1U-329-00 y 1U-312-00, en ninguno de los dos casos se cumplió con la disposición
antes transcrita, tampoco después de haberse acumulado las causas, habiendo
transcurrido desde la fecha de la aprehensión del imputado ocho (8) meses sin que
haya podido realizarse el juicio por motivos no atribuibles a la Defensa y su
defendido, siendo la última oportunidad fijada para el juicio el día 18 de febrero
del 2002, y el juicio no se inició porque el imputado no fue trasladado a la Sala de
Juicio”.
 
            En consecuencia, denuncia:
 
La violación del debido proceso consagrado en el artículo 49 de la Constitución, en
concordancia con el artículo 26 referido a la Dilación Indebida producida en perjuicio del
imputado y el artículo primero del Código Orgánico Procesal Penal.
 
DEL FALLO CONSULTADO
 
            La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del Estado Cojedes, en decisión del 27 de junio de 2002, declaró con lugar la acción de
amparo interpuesta, con fundamento en:
 
 “Para decidir esta Corte de Apelaciones observa: Que el artículo 2 de la
Constitución consagra a la República Bolivariana de Venezuela
como un Estado de Derecho y de Justicia, lo que implica que ‘la
función del Estado no será sólo la realización del Derecho
entendiendo a éste como la legalidad, como la realización de la ley
positiva, sino que va mas allá, incorporando una instancia axiológica
a la misión del Estado, cual es la consecución de la Justicia’ tal y
como acertadamente lo ha sostenido el Dr. JORGE L. ROSELL
SENHENN en su Ponencia  ‘El Estado Social de Derecho y los nuevos
límites del Derecho Penal’ Que según las disposiciones previstas en el
artículo 8º numeral 11 y 2º literal h de la Convención Americana sobre
Derechos y Humanos, suscrita y ratificada por la república
Bolivariana de Venezuela ‘toda persona tiene derecho a ser oída, con
las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un Juez o
tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acción penal
formulada contra ella; y derecho de recurrir del fallo ante un Juez o
tribunal Superior’. Que del escrito presentado por el accionante, así
como de las argumentaciones esgrimidas por la parte presuntamente
agraviante, se infiere con meridiana claridad que, en efecto, en el caso
bajo examen se han vulnerado derechos y garantías del ciudadano
ASDRÚBAL MACHADO FUENMAYOR. Así las cosas, esta Alzada
considera que lo procedente es ratificar en todas y cada de sus partes
lo declarado en la dispositiva del fallo, en fecha dieciocho (18) de
junio de 2002. Así se decide”. 
 
 
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
 
Corresponde a esta Sala pronunciarse sobre su competencia para conocer de la
presente consulta de ley establecida en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales y, en tal sentido, reiterando el criterio asentado en
sentencia del 20 de enero de 2000 (Casos: Emery Mata y Domingo Ramírez Monja), al
determinar la distribución de competencia en la acción de amparo, a la luz de los principios
y preceptos consagrados en la Constitución, esta Sala es competente para conocer de la
misma, y así se declara.
Determinada la competencia, pasa la Sala a pronunciarse sobre el fondo del asunto
sometido a su conocimiento, y a tal efecto observa:

A juicio de la defensa, la pretendida violación constitucional surge del hecho de que


una vez pasadas a juicio las causas seguidas contra su defendido, en ninguna de las dos se
ha cumplido, aún después de acumuladas, la celebración del juicio oral y público dentro de
los diez a quince días siguientes al recibo de las mismas. En consecuencia, éste permanece
aprehendido por más de ocho meses sin juicio, por motivos que no le son atribuibles ni a él
ni a su defensa.

Por su parte, a criterio de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Estado Cojedes, la pretensión constitucional es ha lugar, en razón de que del escrito
presentado por el accionante, así como de la argumentación esgrimida por la parte
presuntamente agraviante, se infiere con meridiana claridad la violación de los derechos y
garantías constitucionales denunciadas.

Ahora bien, entiende la Sala, que el juzgador de la segunda instancia estimó que el
juez de juicio había incurrido en dilaciones indebidas al no haber celebrado el juicio oral y
público, en el proceso seguido al accionante dentro del lapso establecido por la ley.
 
Respecto del derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, estima preciso la Sala
acotar, que éste es un derecho de configuración legal. En consecuencia, el derecho contiene
un mandato al legislador para que ordene “el proceso de forma que se alcance el difícil
equilibrio entre su rápida tramitación y las garantías de la defensa de las partes”,
proporcionando los medios legales para que el Juez pueda evitar las maniobras dilatorias.
 
El derecho a un proceso sin  dilaciones indebidas plantea como principal problema
el determinar qué debe entenderse por “dilación indebida”. Al respecto, el Tribunal
Constitucional Español, en sentencia No. 36/1984, estableció: “El concepto de dilaciones
indebidas es manifiestamente un concepto indeterminado o abierto que ha de ser dotado de
contenido concreto en cada caso atendiendo a criterios objetivos congruentes con su
enunciado genérico”.
 
Estima la Sala, que la dilación indebida no hace referencia exclusiva y de manera
inmediata a los plazos procesales legalmente establecidos, sino al límite que no debe ser
traspasado en el cumplimiento de los mismos. Los plazos deben constituirse en
orientadores del juicio de valor que ha de precisar si se ha producido o no una dilación
indebida. Pues el derecho a un proceso sin dilaciones indebidas no es “el derecho a que los
plazos se cumplan”. Los plazos deben cumplirse, pero el cumplimiento de los mismos no
puede entenderse dentro de la categoría de derecho fundamental.
 
En tal sentido, no es posible entonces, decidir en abstracto qué son dilaciones
indebidas ni cuando estamos en presencia de la infracción de tal derecho, dejando en todo
caso establecido ciertos criterios objetivos a ser tomados en cuenta por el juzgador, al
momento de decidir sobre la supuesta violación denunciada.
 
De allí, que en todo caso debe apreciarse, entre otros criterios, la complejidad del
asunto, la conducta personal del justiciable, el riesgo del demandante en el proceso y la
conducta de los órganos judiciales.
 
A criterio de la Sala, este último, es obviamente el criterio determinante, siendo la
evaluación del mismo independiente del requerimiento de responsabilidad disciplinaria del
órgano judicial y de las carencias que afectan las estructuras de la administración de
justicia.
 

En el presente caso, observa la Sala, que si bien es cierto que en el proceso seguido
al accionante, el juicio oral y público no ha podido celebrarse en las oportunidades en las
que ha sido fijado, no es menos cierto que tal circunstancia per se no constituye infracción
del derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, y por ende no genera amparo.

En efecto, ciertamente el artículo 373 del Código Orgánico Procesal Penal,


establece que una vez decretada la aplicación del procedimiento abreviado y remitidas las
actuaciones al tribunal unipersonal, éste convocará directamente al juicio oral y público
para que se celebre dentro de los diez a quince días siguientes. Sin embargo, existen casos
como el de autos, donde dicha celebración no se sucede en el lapso establecido, y ello no
implica necesariamente que se esté ante una dilación indebida, por cuanto será el límite
razonable del referido plazo y la conducta del órgano jurisdiccional la que determine si
efectivamente se ha producido la violación constitucional.

En el caso de autos, ante la no celebración del juicio oral por causas no imputables a
ninguna de las partes en el proceso, ni al órgano judicial, la defensa del accionante no hizo
uso de la vía ordinaria idónea, diferente a la acción de amparo para obtener el fin buscado
-la libertad de su defendido-, por cuanto le era posible solicitar la libertad o una medida
cautelar sustitutiva de ésta, mas no la fijación de una audiencia para la imposición de una
medida, como lo pretendió.

Por ello, a juicio de la Sala, la acción de amparo interpuesta es inadmisible, de


conformidad con lo establecido en el artículo 6.5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, y no con lugar como la declaró el a quo, motivo
por el cual pasa a revocar la sentencia consultada, y así se declara.

No obstante la anterior declaratoria, observa igualmente la Sala, que los efectos de


esta decisión revocaría la medida cautelar sustitutiva  de  libertad  decretada por la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Cojedes.
Por ello, y considerando que la libertad es uno de los valores sobre los cuales se
fundamenta el estado social de derecho y de justicia que protege nuestra Constitución, y
que el amparo es el tutor por excelencia de tal derecho constitucional, esta Sala considera
procedente mantener la medida cautelar sustitutiva  de detención domiciliaria con
apostamiento policial concedida al ciudadano Asdrúbal Machado Fuenmayor. En el caso de
que la causa penal seguida al precitado ciudadano, para la fecha de la presente decisión se
encuentre ya resuelta y ejecutada, independientemente del fallo emitido, la medida cautelar
que se acuerda mantener en la presente decisión queda sin efecto, y así se decide.     

 
Por último, no escapa a la Sala la situación que emana de los autos, en cuanto a
parte del dispositivo del fallo proferido por la tantas veces señalada Corte de Apelaciones
del Circuito Judicial Penal del Estado Cojedes, al declarar con lugar el amparo interpuesto
y en consecuencia acordar la imposición de una medida cautelar sustitutiva de libertad; sin
embargo, en el presente caso, tratándose de una acción de amparo constitucional incoada
para impugnar la conducta omisiva de un órgano jurisdiccional, el restablecimiento de la
situación jurídica infringida conlleva exclusivamente el ordenar al agraviante realice el acto
o conducta omitida.
 
En consecuencia, se insta a la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del Estado Cojedes, a que en lo sucesivo no incurra nuevamente en
situaciones como las anteriormente señaladas, so pena de las sanciones disciplinarias a las
que haya lugar.
 
DECISIÓN
 
Por las razones expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
Ley, REVOCA la decisión del 27 de junio de 2002, dictada por la Corte de Apelaciones
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Cojedes, y en su lugar
declara INADMISIBLE la acción de amparo constitucional interpuesta por el
abogado HÉCTOR PINTO HURTADO, Defensor Público Primero de la Unidad de
Defensoría Pública Penal del Circuito Judicial Penal del Estado Cojedes, en su carácter de
defensor del ciudadano ASDRÚBAL MACHADO FUENMAYOR.
 
Publíquese y regístrese. Devuélvase el expediente. Cúmplase lo ordenado.
 
Dada,  firmada  y  sellada,  en el Salón de Audiencias de la Sala
Constitucional  del  Tribunal  Supremo  de  Justicia,  en  Caracas,  a  los  11  días  del  mes  
de julio de  2003. Años: 193º de la Independencia y 144º de la Federación.
 
El Presidente de la Sala,
 
 
Iván Rincón Urdaneta
      El Vicepresidente-Ponente,
 
Jesús Eduardo Cabrera Romero
 
Los Magistrados,
 
 
José Manuel Delgado Ocando
 
                                                                       Antonio José García García
 
 
Pedro Rafael Rondón Haaz
El Secretario,
 
José Leonardo Requena Cabello
 
EXP. No: 02-2063
JECR.

También podría gustarte