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Haití: Surrealismo en medio de la opresión

El caso del pueblo de Haití es, según las cifras, el más afectado en todo el continente
americano. Su condición de opresión se remonta en una primera étapa a la llegada de
Cristóbal Colón en 1492, según lo cual, las islas pasarían a ser parte del imperio español.
Ya en 1697 España cede a Francia el régimen y hacia mediados del siglo XVIII el cruel
sistema esclavista, bajo el cual se encontraba Haití, se reflejaba en una poblacion de
300.000 esclavos y apenas 12.000 personas libres. Según The World Factbook,
actualmente el 80% de su población vive bajo el umbral de pobreza y dos tercios de ella
es dependiente de un sector de la agricultura y pesca, tradicionalmente organizado en
pequeñas explotaciones de subsistencia, fragilizadas por la carencia y empobrecimiento
del suelo disponible, y de la ayuda exterior. La sobreexplotación y la erosión del terreno
son consecuencia de una intensiva y descontrolada deforestación que ha llevado la
superficie arbolada de Haití del 60% en 1923 a menos del 2% en 2006.

Se dice que cuando ciertas personas se ven en una situación de necesidad con respecto
a sus semejantes, estos tienden a ser mas creativos, debido a que con los pocos recursos
que poseen, consiguen ambos grupos de personas las mismas metas. Incluso este
ambiente de necesidad y opresión crean una atmósfera de creación y una estética propia
en lo artístico y cultural. Es el caso de los artistas Haitianos y la sociedad Haitiana. Así
mismo vemos que este modelo se repite en muchas comunidades afroamericanas
repartidas por el continente. André Bretón, poeta francés, autor del manifiesto surrealista,
diría de Hector Hyppolite (uno de los artistas mas importantes del páis y quien también se
desempeñaba como sacerdote vudú. (hougan)): “Si Hyppolite fuese conocido por los
jóvenes de Francia, él solo podría cambiar todo el curso de la pintura”. También grandes
personajes que se interesaron en la idiosincrasia y el arte del país como el pintor cubano
Wilfredo Lam, el antropólogo y etnólogo suizo Alfred Metraux, así como varios pintores
surrealistas e intelectuales de toda clase, demuestran la capacidad de riqueza cultural e
intelectual que sobrevive en un país donde las condiciones infrahumanas y la opresión no
han logrado apagar el fuego de la cultura propia durante el curso de la historia.

La sociedad Haitiana, a diferencia de sus opresores, reconocen al otro y cuestionan su


papel en el universo desde la conclusión de sus observaciones, filtradas a través de su
idiosincracia. Empezando en lo cósmico y espiritual, hasta llegar a lo cotidiano, la religión
y cultura Haitiana son un resultado de sincretismo cultural y religioso. Más del 80% de la
población es católica, sin embargo se dice que la inmensa mayoría (más del 90%), e
independientemente de la religión a la que pertenezca, practica el vudú. En el arte pasa
algo parecido en la actualidad, (aunque es caso aparte el arte denominado “naif”
(ingenuo), que se desliga de todo juicio crítico y exalta el automatismo y el aprendizaje
autodidacta); sucede que ciertos artistas utilizan un sincretismo de estéticas y posturas
artísticas de concepción occidental, con una temática puramente haitiana y mas
específicamente, con raíces y alusiones al vudú y el folklore haitianos. Entre estos
artistas tal vez el mas conocido sea Basquiat, que fue gran amigo de Warhol, que mezcla
lo urbano y lo naif con temas de la idiosincracia de su país.

La música en el país se pude dividir en dos: música de culto vudú, con rasgos puramente
Africanos: muy tribal, percutiva y repetitiva, ya que busca infundir en un estado de trance a
los practicantes del rito; y una música desligada del aspecto ritual que es una mezcla de
influencias de música europeas, principalmente española y francesa, con ritmos africanos.

En el caso del arte “naif”, del cual entre sus mayores exponentes se encuentran Philome
Obin y Hector Hyppolite, podemos destacar sus rasgos primitivos e irracionales. La total
ausencia de conceptos tradicionales en la pintura y la escultura como profundidad,
cromatismo, perspectiva lineal, así como el uso de temas populares, cotidianos, mágicos y
sacados de la tradición del vudú son recurrentes en esta estética artística. Incluso algunos
artistas al ejercer también como hougans, dan un aspecto místico que es implícito a la
obra y a su propia concepción, usando las pinturas como objetos de rito. Así mismo llama
la atención el uso de color muy llamativo e imaginativo, influencia y generalidad de la
idiosincracia del pueblo afro.

http://www.youtube.com/watch?v=PquomgKt1f4

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