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INTRODUCCIÓN
1 El texto íntegro de la Carta Europea del Litoral puede encontrarse en la recopilación de textos inter-
nacionales Calidad de vida, Medio Imbiente y Ordenación del Territorio, CEOTMA-CIFCA, Madrid 1982
(O ir. Fernando FUENTES BODELON), volumen 1°, pp. 210 Y ss. Cfr. también, PEREZ CONEJO, L.: Las
costas marítimas: régimen jurídico y competencias administrativas, Comares, Granada 1999, pp. 50-58.
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Motivos de la vigente Ley de Costas de 1988 (en adelante, LC) describe la situación
existente:
"Nuestra costa está afectada, como ocurre en otros países del mundo, por un fuerte
incremento de la población y la consiguiente intensificación dc usos turístico, agrí-
cola, industrial, de transporte, pesquero y otros. En efecto, en la orla litoral de una
anchura de unos cinco kilómetros, que significa el 7 por 100 de nuestro territorio, la
población española, que era a principios del presente siglo del orden del 12 por 100
de la población total, es actualmente alrededor del 35 por 100 de ésta, con una den-
sidad cuatro veces superior a la media nacional. Esta proporción llega a su vez a tri-
plicarse estacionalmente en ciertas zonas por la población turística, ya que el 82 por
] 00 de ésta se concentra en la costa.
En resumen, puede decirse que se está produciendo un acelerado proceso de traslado
de población desde las zonas interiores hacia el litoral, de forma que alrededor de un
40 por lOO de la costa española ya está urbanizada o tiene la calificación de urbani-
zable, un 7 por 100 de ella está dedicada a instalaciones portuarias, un 3 por 100 a
instalaciones industriales, y un 8 por 100 a usos agrícolas, no teniendo aún el 42 por
100 usos claramente definidos o irreversibles."
El creciente atractivo demográfico que la costa ha tenido en las últimas décadas
y la confluencia de diferentes actividades económicas ~a veces enfrentadas- como la
industria, el turismo, la agricultura, etc. han dado lugar a un imparable proceso de urba-
nización y, por ende, la degradación ambiental de los espacios costeros. No obstante,
este fenómeno presenta diferente intensidad en el litoral mediterráneo y aún el suraltlán-
tieo ~donde es más aeentuado- a diferencia del litoral atlántico y cantábrico con menor
impacto ambiental.
5 Cfr. las refcrencias a los antcs;cdentes históricos de la rcgulación y protección dc nuestras costas en
la monografía dc CALERO RODRIGUEZ, J.R.: Régimen jurídico de las CosWs españolas, Aranzadi,
Pamplona 1995, pp. 69 Y ss.
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se a regular en exclusiva los bienes de dominio público marítimo, sin contar con una
normati va sancionadora que atajara los desmanes que se estaban produciendo. Su
Reglamento de desarrollo -aprobado por Real Decreto 108811980, de 23 de mayo- y el
aparato sancionador aportado, posteriormente, por la Ley 711980, de 10 de marzo, de
Protección de las Costas Españolas fueron incapaces de frenar el proceso de degrada-
ción existente.
Por otra parte, la legislación ordenadora de diferentes actividades concurrentes
sobre el litoral (urbanismo, espacios naturales, turismo, etc.) se caracterizó por una
perspectiva excesivamente sectorializada, carente de una visión integral de los procesos
costeros.
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8 Ibidem, p. 199.
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El balance de todo lo anterior es que un 40% de la franja costera española -en par-
ticular, la del mediterráneo- está fuertemente degradada y es escasamente recuperable').
9 lbidcm, p. ¡99.
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10 El artículo 45,2 de la CE impone a los poderes públicos el deber de velar "por la utilización racio-
nal de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restau-
rar el medio ambiente, apoyündose en la indispensable solidaridad colectiva".
II BETANCOURT, A.: "Los problemas de calificación jurídica de la autorización de vertido regulada
en la Ley de Costas. Esbozos para la reconstrucción dogmática de la institución del demanio natural como
técnica de protección aJllbiental", Reyista de Derecho Urhanístico y Medio Amhiente, 158 (1997), pp. ; en
el mismo sentido: LOPEZ RAMON, F: "Dominio público y protección del medio ambiente". en
Ordenacirin del Territorio y Medio Amhiente, Instituto Vasco de Administración Pública, Oñati, 1988.
12 MONTORO CHINER, M.J: "Costas e medio ambiente", en As Costas e a s¿fa prohiemática,
Fundación Alfredo Brañas, 8 (1996), pp. 116 Y 117.
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"Este doble fenómeno de destrucción y privatización del litoral, que amenaza exten-
derse a toda su longitud, exige de modo apremiante una solución clara e inequívoca,
acorde con la naturaleza de estos bienes, y que, con una perspectiva de futuro, tenga
como objetivos la defensa de su equilibrio y su progreso físico, la protección y con-
servación de sus valores y virtualidades naturales y culturales, el aprovechamiento
racional de sus recursos, la garantía de su uso y disfrute abierto a todos, con excep-
ciones plenamente justificadas por el interés colectivo y estrictamente limitadas en el
tiempo y en el espacio, y con la adopción de las adecuadas medidas de restauración."
y más adelante, señala:
"En esta Ley, referida básicamente a la gestión y conservación de este patrimonio
natural, se desarrollan asimismo los principios establecidos en el artículo 45 del texto
constitucional ..."
Asimismo, las finalidades que se propone la LC no sólo refieren a su determina-
ción sino a los objetivos propios de toda política ambiental, en este caso respecto de los
bienes de dominio público marítimo-terrestre:
"... asegurar su integridad y adecuada conservación, adoptando, en su caso, las
medidas de protección y restauración necesarias" (art. 2,a)
"regular la utilización racional de estos bienes en términos acordes con su natu-
raleza, sus fines y con el respeto al paisaje, al medio ambiente... " (ar1. 2,c)
"conseguir y mantener un adecuado nivel de calidad de las aguas y de la ribera
del mar" (ar1. 2,d).
15 Sobre las limit,!ciones a la propiedad privada derivadas de la Lcy dc Costas dc 1988: cfr. las mono-
grafías de BLASCO DIAZ, J.L: Régimen de las propiedades particulares en el litoral, Tirant Lo Blanch,
Valencia 1999; NOGUERA DE LA MUELA, B.: Las servidumbres de la Lev de Costas de 1988, Marcial
Pons, Madrid 1995; y MIRALLES GONZÁLEZ, 1.: Dominio público y ]Jro]Ji~dad privada en la nueva Ley
de Costas, Civitas, Madrid 1992.
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16 Sobre las repercusiones de la Ley de Costas sobre el urbanismo cfr. los trabajos de: GONZÁLEZ-
BERENGUER URRUTIA: Urhanismo sectorial: Las carreteras. el litoral. los cursos de aRua, el patrimo-
nio histárico, Montecorvo, Madrid 1999; BORRAJO INIE5TA, l.: "La incidencia de la Ley de Costas en el
derecho urbanístico", Revista de Administración Pública, 130 (1993), pp. 131-152.
17 Sobre la protección jurídica del "paisaje litoral" efr. el trabajo de MARTÍNEZ NIETO, A.: "La pro-
tección del paisaje en el Derecho español", Actualidad Administrativa XXXVII (1993). pp. 413-430.
También, CANCER, L.A.: La degradacüin y la protección del paisaje, Cátedra, Madrid 1999.
, 18 Sobre los títulos habilitan tes para la utilización del litoral dI'. la excelente monografía de GARCÍA
PEREZ, M.: Utilizacián del dominio público marítimo-terrestre: estudio especial de la concesián demanial.
Marcial Pons, Madrid 1995.
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19 En el periodo comprendido entre 1983 y 1995 se intervino en las playas en una longitud de 363,7 Kms.
20 Durante el mismo periodo (1983 a 1995) se ha actuado en paseos marítimos, tanto para su cons-
trucción como mejora, a lo largo de 258,6 Kms. Cfr. MULERO MEDlGORRI, op. eil. pp. 208-211.
21 En esta materia deben distinguirse los vertidos procedentes de buques y aeronaves y los que proce-
den de tierra. Sobre esta segunda categoría deben destacarse el Convenio OSPAR de 1992 -que refunde los
de Oslo (1972) y Paris (1974)- sobre "Protección contra la contaminación del Atlántico Nororicntal"; tam-
bién, el "Convenio de Barcelona para la protección del Mar Mediterráneo", reformado en 1995 y sus cinco
protocolos. Sobre esta normativa cfr. la monografía de JUSTE Rurz: Derecho Internacional del Medio
Ambiente, McGraw-Hill, Madrid 1999, pp. 131 Y ss.
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25 Según los datos del Ministerio de Sanidad y Consumo del año 1996, el grado de cumplimicnto dc
la calidad de las aguas dc baño en España superaba el 75%.
26 En particular, la conocida como "Ley Cambó" dc 1918, que regulaba las ayudas para la dcsecación
y saneamiento de las marismas, lagunas y terrenos pantanosos y que se aplicaba, tanto a las aguas marítimas
corno continentales. También, la Ley de Pucrtos de 1928.
27 Sobre este tema cfr. la monografía de CALVO CHARRO, M.: El régimen jurídico de los humeda·
les. Instituto Pascual Madoz-Univcrsidad Carlos rrr de Madrid. BOE. Madrid 1995.
28 Según el "Plan Estratégico Español para la Conservación y cl Uso Racional de los Humedales", exis-
ten en nuestro país Iü4 humedales costeros que suponen el 86,4% del total de estos espacios, con una superfi-
cie total de 104.116 has. Por su gran extensión destacan entre ellos los siguientes: las Marismas del Guadalquivir,
la Bahía de Cádiz, el Delta del Ebro, el Mar Menor, la Albufera de Valencia y los Aiguamolls de I'Empordil.
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29 En la actualidad existen en España varios espacios naturales marinos como el de Tabarca y varias
reservas de pesca.
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30 En el momento actual cxisten en España 169 cspacios catalogados como Zonas de Especial
Protección para las Aves (ZEPAs), que abarcan una superficic de 3.335.951 hcctlÍreas. En este lÍmbito, la
Dirección Gcneral de Conservación de la Naturaleza del Ministcrio de Medio Ambiente, se encuentra tra-
bajando, en estos momentos, en la definición de zonas especiales de conservación de espeeies (ZECs), en el
marco de la Red eeológica comunitaria NATURA 2000, a la que ya se ha hecho referencia. De esta manc-
ra, pretende aplicar en toda su extensión la vigente legislación comunitaria (Directivas Húbitats y Directiva
ZEPAs) y naeional (Reales Decretos sobre Medidas para Garantizar la Biodiversidad), relativa a la
Biodivcrsidad.
31 El proceso de elaboración de la lista ZECs aún no ha finalizado, pero ya ha sido remitida a Bruselas
una lista de Lugares de Interés Comunitario (LICs), que forma el cmbrión de lo que en un futuro próximo
constituirlÍ la mencionada Red (de la que formarlÍn parte directamente las zonas declaradas como ZEPAs).
La lista nacional de LiCs se ha elaborado sobre la base de las listas que han suministrado, a su vez, las
Comunidades Autónomas.
32 Publicada en la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo. COM( 199~) 42
final (Bruselas, 04.02.1998).
33 La interacción aguas continentales-aguas marítimas aparece, sin embargo, con claridad en la LAg
al definir las "cuencas hidrogrMicas" como: "el territorio en que las aguas fluyen al mar a través de una red
de cauces secundarios que convergen en un cauce principal único" (art. 14).
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Se integran dentro del dominio público hidráulico del Estado "las aguas proce-
dentes de la desalación de agua de mar una vez que, fuera de la planta de pro-
ducción, se incorporen a cualquiera de los elementos señalados en los apartados
anteriores" (aguas superficiales, subterráneas, etc) (art. 2,e) LAg).
En las riberas o fajas laterales de los cauces públicos se podrá ampliar la anchu-
ra de las servidumbres y limitaciones previstas en la Ley cuando se trate de
"zonas próximas a la desembocadura del mar" con el objeto de proteger la segu-
ridad de personas y bienes (art. 6 LAg).
Se prevé la actividad de desalación del agua del mar, por parte de cualquier per-
sona física o jurídica, en las condiciones, requisitos de calidad y previa la conce-
sión de títulos habilitantes oportunos (de la Administración hidráulica -autoriza-
ción de vertidos, por ejemplo- o de la Administración costera) (art. 12 bis LAg).
En cuanto a los aprovechamientos de áridos, su uso para la regeneración de lito-
ral se considera prioritario sobre cualquier uso privativo, dejando a la considera-
ción de los órganos competentes del dominio público marítimo-terrestre la
opción que haya de tomarse (art. 69,2 LAg).
Muy importante es la disposición contenida en el arto 91 para la protección de las
aguas subterráneas frente a intrusiones de aguas salinas de origen continental o
marítimo, en virtud del cual, "se realizará, entre otras acciones, mediante la limi-
tación de la explotación de los acuíferos afectados y, en su caso, la redistribución
espacial de las captaciones existentes". Acciones y medidas que deberán estar
previstas por los Planes Hidrológicos de cuenca y que corresponderá adoptar a
los respectivos Organismos de cuenca.
Indudablemente, las medidas de protección de la calidad de las aguas y el régi-
men de los vertidos -regulada en el Título V de la LAg (arts. 84 y ss.) ofrecen un marco
jurídico imprescindible para limitar la transferencia de contaminación a las aguas mari-
nas donde las Cuencas Hidrográficas desembocan.
En virtud de la LAg y su Reglamento de 1986, las Confederaciones
Hidrográficas tienen en sus manos importantes competencias para abordar algunos de
los problemas más urgentes derivados de la sobreexplotación y salinización de los acuí-
feros subterráneos como la "declaración provisional de acuíferos sobreexplotados" o el
"plan de ordenación de las extracciones", cuyas determinaciones deberán incorporarse
al Plan Hidrológico de Cuenca 14 •
El difícil equilibrio entre la satisfacción de las demandas hidrológicas y la pro-
tección de la calidad de las aguas debe hacerse valer a través de la planificación hidroló-
gica, instrumento fundamental en que se apoya todo el sistema de la LAg. La futura
aprobación del Plan Hidrológico Nacional, no obstante los intentos frustrados, consti-
tuirá una medida esencial para orientar el desarrollo sostenible de los recursos hídricos
en nuestro país y será una buena oportunidad para profundizar en la completa integra-
ción del ciclo hidrológico continental y marítim0 15 .
La propuesta de Directiva Marco sobre las Aguas 1(' asume plenamente esta posi-
ción del carácter integrado de las aguas al destacar como objetivo general:
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Con el objeto de abordar muchos de los problemas que se plantean en las zonas
costeras, diferentes organismos nacionales e internacionales han desarrollado específi-
cos modelos de gestión 4'. En la mayor parte de los casos se trata de iniciativas promo-
vidas con carácter experimental, pero en algunos países la perspectiva de gestión inte-
grada del litoral ha calado en los propios textos legales relativos a la protección de la
costa o en planes de ordenación territorial 4'.
Desde una perspectiva general -dejando de lado, por ahora, varios importantes
convenios internacionales que tienen por objeto la protección del mar en general
(Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar) y de ciertos mares regiona-
les en particular (Mar Báltico, Mar Mediterráneo, etc)44 - merecen destacarse varias
declaraciones y documentos emanados de organismos internacionales dirigidos a ofre-
cer diferentes alternativas para la gestión integrada de las zonas costeras. Por orden cro-
nológico, podemos señalar las siguientes:
Resolución (73)29 del Consejo de Europa sobre protección del litoral.
Recomendación del Consejo de la OCDE sobre principios para la ordenación
costera, C(76) 161, adoptada en 12 de octubre de 1976.
Carta Europea del Litoral, aprobada en 1981 por la Asamblea plenaria de la
Conferencia ele Regiones Periféricas y Marítimas de la Comunidad Europea.
Resolución de los Ministros de Planificación sobre las áreas de costa, dictada por
el Consejo de Europa en 1983.
Recomendación del Consejo de la OCDE de 1992, sobre gestión integrada de las
zonas costeras.
Programa 21 de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y
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Desarrollo (Capítulo 17 sección 17.3 y 17.5). Los estados ribereños se com-
,
42 Por parte de la OC DE puede consultarse el libro: Cestión de las Zonas Costeras. Politims integra-
das, Mundiprensa, Madrid 1995.
43 Desde esta perspectiva es particularmente interesante la Ley Federal de los Estados Unidos sobre
"Gestión de las Zonas Costeras" de 1972. También cabe destacar la Ley francesa 211986, de 3 de enero.
"relativa a la ordenación, protección y revalorización del litoral" (la llamada "Lpi Litoral"). Sobre las expe-
riencias extranjeras sobre gestión integrada del litoral cfr.: MQRENO CANOVES, A.: Régimenjuridico del
litoral, Tecnos, Madrid 1990, pp. 83 a 104; CALERO RODRIGUEZ. op. eil. pp. 59-63. En concreto, sobre
la experiencia francesa: GHEZALI, M.: Cestion Intégrée des Zones Cotieres. L'approche Statutaire de la
Zone Cote-D'Opale, Université du Litoral, 2000.
,44 Sobre la protección internacional de! medio marino en los ámbitos mundial y regi0!1al, cfr. JUSTE
RUIZ, J.: Derecho Internacional del Medio Ambiente, cil. pp. 131-257. Cfr. también: URENA ALVAREZ,
M.R.: La protección del medio marino en España, Universidad de Valladolid, Valladolid 1986
45 Europe\' Enviroment. The Dobris Assessment, 1996. Cfr. El trabajo de MARTÍN MATEO, R.:
"Planificación ambiental oceánica", en Revista de Cestúin Ambiental, enero de 1999, pp. 3-9.
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satisfactorio y comúnmente aceptado para definir y clasificar las zonas costeras sino
una diversidad de métodos en función de la gran variedad de condiciones y problemas
de las zonas costeras. Las prácticas de gestión integrada son muy variadas, lo cual obli-
ga a elegir y diseñar un modelo para cada lugar que depende del contexto histórico, cul-
tural y tradicional y de las condiciones naturales y los problemas físicos de la zona.
En todo caso, los elementos básicos de todo proceso de gestión de las zonas cos-
teras deben centrarse en:
1°._ el desarrollo del concepto de zona costera como sistema formado por com-
ponentes y procesos interrelacionados.
2°._ la utilización de ese concepto para crear un plan que optimice el uso de las
zonas costeras.
3°._ la validación y puesta en práctica del plan.
54 Entre otros muchos de los trabajos del Prof. BARRAGÁN MUÑOZ en esta matcria cabe destacar
la monografía: Ordenacián. planificacidn y gestián del espacio litoral, Oikos-tau, Barcelona 1994.
55 Scgún el PraL BARRAGÁN c[litoral aparece como "espacio disputado" cn el quc convergen diver-
sos usos y actividades en competencia mutua, dando lugar a conflictos singularcs. Por otra partc. cl litoral
ofrece una "polifuncionalidad económica dc un espacio productivo" en la que confluyen actividades extrac-
tivas, acuícolas y agropecuarias, industriales, turísticas, recreativas, etc. (op. cil. pp. 41 Y ss.)
56 Cfr. los estudios: Ordenacián de los espacios litorales. Criterios merodolágicos y norm.ativos. Serie
normativa n° 7, Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Madrid 1982; y, Los espacios litorales en el
derecho comparado, Serie normativa n° 5, Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Madrid 1982.
57 Cfr. el trabajo publicado por este organismo: Análisis de/litoral espaiiol. Diseño de políticus terri-
toriales, Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Madrid 1987.
58 En la cxposición de motivos de la LC se alude a la "orla litoral", atribuyéndole una anchura apro-
ximada de cinco kilómetros (apartado 1, párrafo 3°). La STC 14911991 enticnde por litoral el espacio quc
abarca al menos la ribera del mar y sus zonas de protección e influencia; deficnde, por tanto, un concepto
suprademanial de litoral.
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59 Cfr. BARRAGÁN MUÑOZ, op. cil. pp. 23 a 31 y Anáhsis del htoral espa¡)ol .. , cit. pp. 23 Y ss.
60 Anáhsis del litoral esparlol... , cil. p. 42.
61 Ibidcm. Al final de estc valioso estudio se exponían una scric dc propucstas para el futuro desarro-
llo de las políticas tcrritoriales sobre cllitoral; unas dc carácter gcneral, suscitando una nueva conccpción de
desarrollo económico y de producción dcl cspacio, oricntado por criterios de pogramación/planificación, dc
calidad, dc equilibrio entrc los usos y las actividades, de visión a largo plazo y primacía del intcrés púhlico
cn todos los casos; y otras propuestas de carácter sectorial dirigidas a las políticas urbana, turística, indus-
trial, dc espacios naturalcs, y pesquera. En todo caso, la planificación del litoral ha de desarrollarse bajo el
critcrio de ordenación cn profundidad, es decir, "una ordenación racional hacia cl interior del tcrritorio en
contraposición al asentamicnto de actividades y localización de usos efectuados, tradicionalmcntc, cn pri-
mera franja adyacente al mar". Finalmente, otra directriz fundamental para la implementación de csta nueva
política radica en la coordinación administrativa y metodológica para la claboración de los planes de orde-
nación litoral. (op. cil. pp. 201-228).
62 Se dice: "En esta Ley, referida básicamente a la gestión y conscrvación de este patrimonio natural,
se desarrollan asimismo los principios establecidos en el artículo 45 del texto constitucional y se rccogen los
critcrios contenidos en la Rccomendación 29/1973 del Consejo de Europa, sobre protccción de zonas coste-
ras, en la,~arta del Litoral de 1981 dc la Comunidad Económica Europea y en otros planes y programas de
la mIsma.
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63 Op.cil. p. 235.
64 Op.cil. p. 239.
65 Sobre esta cuestión dr. la monografía de PÉREZ CONEJO, L.: Los costos nWrltimas: rc;gill1eJ7 jurí-
dico y competencias odministrntivns, cil.
66 La citada STC matiza en diversos artículos de la Ley la competencia estatal de informe vinculante
necesario para la aprobación de planes o normas de ordenación territorial, de tal forma, que sólo tendrá dicbo
carácter en cuanto el plan afecte a aspcctos de su competencia, ya sea sobre costas (ocupación o utilización
del demanio o preservación de servidumbres de acceso o tránsito ...) o las que deriven de otras compctencias
sectoriales (defensa, iluminación de costas, puertos de interés general. ..), pero ha de rechazarse, en cuanto a
su carácter vinculante, en el resto de los casos en que la Administración estatal sólo podrá objetarlas ante los
Tribunales competcntcs. También, la STC 149/1991, dcclara inconstitucional la posibilidad dc dictar por cl
Estado normas gencrales o espccíficas sobre protección y utilización dcl dominio público marítimo-tcrrcs-
tre para tramos de costa determinados por incidir dicha previsión en competencias de ordenación del litoral
que corrcsponden a las Comunidades Autónomas costcras.
67 Cfr. la extensa rclación dc las competencias del Estado sobrc la costas cn los arts. JI O a 113 dc la Le.
68 Cfr. la Ley 10/1977, de 4 dc cnero, sobre el Mar Tcrritorial y la Lcy 15/1978, de 20 de fcbrero, sobre
la Zona Económica Exclusiva.
69 La mayor parte de las Comunidades Autónomas costeras han asumido en sus Estatutos de Autonomía
esta competencia -declarada exclusiva- en materia de "ordenación del territorio y del litoral". Qué ha de
entenderse por "ordenación del litoral" plantea considerables dificultadcs ante la propia indctcrminación jurí-
dica del concepto de litoral. No obstante del marco normativo de la LC, cabe deducir que por "ordenación del
litoral" ha de entenderse la ordenación del territorio que ha de respetar el régimen estatal del dominio públi-
co marítimo-terrestre, protector de su integridad y de su libre utilización pública, así como la incidencia de la
Administración del Estado sobre los terrenos contiguos al mismo. De aquí, la competencia del Estado para
emitir informe, preceptivo y vinculante, sobre los planes de ordenación territorial o urbanística (arl. 112, a)
LC). En todo caso, según la STC 14911991, dicha competencia autonómica no se extiende al mar, salvo la
autorización de vertidos -no sólo los industriales y contaminantes, como pretendía el arl. 110, h de la LC,
declarado inconstitucional- desde tierra al mar que sí es competencia de las Comunidadcs Autónomas.
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Asimismo, los Municipios cuentan, en virtud de la LC (art. 115) con algunas compe-
tencias residuales (como la explotación de servicios y mantenimiento de las playas) y
otras de gran incidencia sobre el litoral como es el urbanismo.
Para la ordenación de esta concurrencia competencial una pieza básica de la LC
es el Capítulo relativo a las "relaciones interadministrativas" (arts. 116 a 118)"'.
Vista la complejidad de la distribución de competencias en esta materia, a la hora
de plantearse si el modelo descrito permite satisfacer o no las demandas de gestión inte-
gral del litoral formulada por la Comisión Europea, MENENDEZ REXACH concluye:
"No parece, pues, que en España pueda avanzarse mucho por la vía de la gestión inte-
gral mediante propuestas de simplificación administrativa consistentes en la concen-
tración de las competencias en algunos de los tres niveles territoriales. Este objetivo
puede alcanzarse más bien mediante la correcta articulación del ejercicio de las com-
petencias que respectivamente corresponden a cada una de esas esferas territoriales,
para lo que deberán utilizarse las técnicas previstas en la normativa vigente (conve-
nios, procedimientos conjuntos, órganos comunes, etc.), que son más que suficientes
si se tiene voluntad de utilizarlas.
La gestión integral de la costa no implica una opción organizativa específica, sino
que debe ser cada vez más el resultado de la cooperación y coordinación entre las
instituciones interesadas y obligadas a intervenir en el ejercicio de sus competencias
respectivas"?'.
La necesidad de una acción coordinada entre las Administraciones competentes
sobre el litoral y el influjo de los modelos de gestión integrada promovidos por la Unión
Europea y otros organismos internacionales ha acabado calando, al menos, en el ánimo
del Ministerio de Medio Ambienten. Desde mediados de los años noventa la
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