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Algunas noticias sobre el Hospital d e

San Antón en Segovia


Por el Marqués de Lozoya

Hay en mi Biblioteca a donde ha llegado por donación d é


una persona amiga, que sabe mi interés por cuanto a Slgovia 'se '
refiere, un legajo de papeles impresos y manuscritos que traía n
de asuntos del antiguo Hospital de San ' Antón, extramuros d é
Segovia . Creo de interés el éxtractar estos documentos que da n
noticias de fas costdmbres y privilegios, por demás curiosos, d e
una de tantas fundaciones benéficas, como acumuló en nuestr a
ciudad la magnificencia y la caridad de sus vecinos .
La Orden hospitalaria de San Antón nació, como tantas otras ,
para alivio de las epidemias que arrasaban las ciudades medie -
vales . Su origen está en Viena del Delfinado, donde un caballer o
llamado Gastón, hizo voto al santo eremita de fundar un hospita l
adosado a su iglesia, en la cual se veneraban sus reliquias traída s
de Constantinopla, si sanaba a su hijo Guerin de la 'enfermeda d
llamada «Fuego Sacro o Fuego de San Antón», que por entonces =
hacía en Francia grandes estragos . Como su hijo sanase en efecto ,
eI gentilhombre cumplió escrupulosamente su promesa . En e l
hospital de Viena del Delfinado se congregaron algunos varones '
caritativos consagrados a cuidar de los enfermos y a allega r
limosnas para su sostenimiento, y de esta manera, se fundó un a
congregación religiosa en el año de 1095, con tan sólidas bases de ` :._
piedad y eficacia, que fué autorizada por Honorio III en 1228 .
Los : religiosos vestían el hábito negro de San Agustín, cuy a
regLa d<e' canónigos regulares les dió Bonifacio VIII, con la llama-
MARQUES DE LOZOY A

da «Cruz de San Antón» o «Cruz Egipcia», en forma de tau ,


recortada en paño rojo sobre la cogulla y sobre la capa . Com o
sucedía con otras órdenes de «Caridad militante», como las d e
San Juan de Jerusalén y la Merced ; la organización de la Orde n
de San Antón se acomodó a la de las órdenes militares, y así e l
superior del Delfinado se llamó tMaestre», los establecimiento s
«encomiendas» y «comendadores» sus rectores y los religioso s
«freyres», que en España anteponían a sus nombres las palabra s
«Don Frey», como los caballeros de Santiago o de Calatrava . En
sus hospitales se atendía principalmente a los enfermos d e
«Fuego sagrado», enfermedad que producía llagas a manera de
quemaduras con las cuales los miembros afectados quedaban se-
cos, de manera que se llamaban «quemados» a los dolientes .
El Diccionario de la Academia, en su edición de 7 de Marz o
de 1791, lo define como un «humor cutáneo» corrosivo que morti -
fica alguna parte del cuerpo y se va extendiendo . Se le domina-
ba también «Fuego de San Marcos» . El Doctor don Nicasi o
Mariscal, Decano de la Real Academia de Medicina, especializad o
en cuestiones históricas referentes a su especialidad, supone, ba-
sándose en descripciones que han llegado hasta nosotros de est a
afección contagiosa que era una forma de ergotismo gangrenos o
debido al uso frecuente como alimento de cereales mezclados co n
el cornezuelo del centeno . Su síntoma principal eran manifes-
taciones erisipelatosas que acababan en gangrena, principalmen-
te en las extremidades . Parece indudable que tenía algun a
relación etiológica y sintomática con la enfermedad que hoy lla-
mamos «pelagra» .
La Orden de San Antón se extiende por España a partir de l
siglo XII, acaso por influencia de la piadosa Reina Leonor Plan-
tagenet, esposa de don Alfonso VIII y cuyos dominios familiare s
se extendían por el Sur de Francia . Alfonso VIII fundó un con-
vento en Castrojeriz, que fué cabeza en España de la Congrega-

EL HOSPITAL DE SAN ANTON EN SEGOVI A

ción, y de aquí el que a sus individuos se les llamase «Freires d e


Castrojeriz» como «Freires de Uclés» a los de Santiago . S u
importancia debió de acrecerse mucho en tiempos de Alfon -
_so XI y de su hijo Enrique de Trastamara : «E sabed (dice Enrique I I
en el privilegio fechado en Valladolid en 1368) que Nos avemo s
muy grande devoción en la dicha Orden de San Antón, e ess o
mismo hoyo el Rey don Alonso, nuestro Padre (que Dios perdone )
e fizo mucho bien y mucha merced en su vida a la dicha orden» .
El Rey de las Mercedes se consideraba juntamente con s u
padre «el del Salado», fundador de la Orden, sin dud a
porque a ambos debía sus principales privilegios y así escri-
bía en el fechado en Sevilla en 1366 : «Otrosí por quanto l a
dicha Orden es hechura del Rey don Alonso, nuestro Padre e
nuestra» . Llegó a tener en Castilla dieciocho encomiendas depen-
dientes de Castrojeriz y doce en Navarra y Aragón dependientes
de la casa principal establecida en Olite. Las casas de Portuga l
dependían también de Castrojeriz . La decadencia de la Orden ,
no contenida por la reforma parcial de 1616 se acentúa en e l
siglo XVIII . La vieja Cofradía medieval, fundada para los enfer-
mos del «Fuego Sacro», era algo anacrónico y discordante co n
el espíritu de la época . En 1774 la Congregación se une a la po-
derosa Orden hospitalaria de San Juan o de Malta . En 1787 Pío _
VI la suprime en España, y en 1790 desaparece totalmente e n
todos los reinos cristianos . __
No he encontrado ningún documento referente a la fundació n
de la Orden de San Antón de Segovia y nada dice de ella Col-
menares, puntualísimo historiador de cada uno de Ios instituto s
piadosos o benéficos establecidos en la Ciudad Había desde e l
siglo XII en las laderas del norte, cerca de la puerta de Sa n
Cebrián, una iglesia consagrada al santo ermitaño y que fu é
arruinada e incluída en la huerta del convento de Capuchinos e n
el mismo año de 1648 en que el cura de San Juan redactaba el
MARQUES DE LOZOYA

índice de su famosa Historia . Es muy posible que los devotos d e


San Antón en Segovia levantasen por entonces una nueva igle-
sia en la calle que hoy lleva su nombre en la parroquia de Sant a
Eulalia y la entregasen a los canónigos regulares de San Agus-
tín, llamados «Freires de Castrojeriz » , para que estableciesen e n
ella una encomienda .
Al ser suprimida la Orden, el templo se convirtió en iglesi a
castrense y conservó este carácter hasta los últimos años de l
siglo XIX en que fué derribada . Es posible que el actual pica-
dero de la Academia de Artillería, que ocupa su solar (1886), esté
edificado utilizando alguna parte de sus muros .. La imagen de l
Santo titular y otros Objetos fueron trasladados a la parroquia
de Santa Eulalia, donde se celebran los cultos yla romería tra-
dicional del 17 de Enero. La efigie del titular del Hospital est á
hoy colocada sobre una repisa en el muro del lado de la Epístol a
de la parroquia. Es de pequeño tamaño, de las llamadas «d e
vestir», y la parte de talla reducida a la cabeza y manos ; tien e
escaso mérito y no parece remontarse más allá del siglo XVIII .
Una imagen de la Dolorosa, llamada «de los Sastres» que en l a
Capilla recibía culto, está ahora en la Parroquia del Salvador .
El legajo de que me valgo para este trabajo contiene diverso s
privilegios reales concedidos a la orden de San Antón . Los pri-
vilegios de carácter general, que en virtud de las diligencias d e
don Frey Alejandro Cabeza y Manrique, «comendador» de l a
Real Casa Hospital de nuestro Padre San Antón Abad, extramu-
ros de Segovia, en la segunda mitad del siglo XVIII se aplicaro n
en nuestra Ciudad, van encuadernados en el mismo legajo e n
copias manuscritas e impresas y son sumamente interesante s
para dar noticia de una vieja y desconocida institución sego-
viana, que lleva el espíritu medieval hasta los mismos años de l
despotismo ilustrado del señor don Carlos III .
Es una de las peculiaridades más curiosas de estos documen -
EL HOSPITAL DE SAN ANTON EN SEGOVI A

tos el que muchos tengan relación con el ganado porcino, cuy o


aprovechamiento era uno de los principales ingresos de lo s
hospitales . La conexión del Santo fundador con el cerdo, es u n
testimonio pintoresco de la trascendencia de la iconografía ma l
interpretada . Nada hay en la bellísima tradición hagiográfíca de l
anacoreta egipcio que de cerca o de lejos tenga que ver co n
semejantes paquidermos, muy útiles, ciertamente, pero los me -
nos indicados para acompañar en las alturas a varón de tan ele-
vada espiritualidad . Cuando en los siglos medievales se formó l a
iconografía del Santo, los imagineros pusieron a sus pies un cer;
do como símbolo de las apetencias de la carne, vencidas por e l
austerísimoeremita . El anímal, olvidada su significación nefanda ,
vino a ser ya su constante y sumiso compañero, y su presenci a
motivó el que San Antón sea tenido por patrón de toda suert e
de animales domésticos, que es costumbre bendecir en el día d e
su fiesta .
El más antiguo de los privilegios es del Rey don Enrique II ,
fechado en Sevilla el 14 de Junio de la era de 1404 (1366 d e
Jesucristo), y en él, después de la enumeración del título Real ,
se dice lo siguiente : <Por razón que la Orden de San Antón de
Castro-Xeriz e los otros órdenes que este bienaventurado Seño r
ha en los nuestros Reynos especialmente en San Antón de la no-
ble ciudad de Sevilla, son lugares devotos y santos de Nuestr o
Señor Jesu-Christo e con ruego del dicho San Antón fizo e fac e
muchos bienes e muchas mercedes e muchos milagros, e la dich a
Orden e hospital, donde se habitan e cogen muchos enfermo s
plagados del fuego infernal, e donde en la dicha casa de Señor "
San Antón, el muy noble Rey don Alonso, 'nuestro Padre (que
Dios perdone), tuvo en ella muy grande devoción, e les fiz o
muchas ayudas e muchas mercedes . E por que Nos auemos muy
gran voluntad de lo llevar esso adelante, e por que la dicha Orde n
sea uien proveida de lo . que fuese menester para los dichos
MARQUES DE LOZOY A

Freyres, y Enfermos y Lacerados, e Quemados, que a la dich a


Orden se allegaren, tenemos por uien de los mandar dar est a
nuestra Carta : Por la qual recibimos a la dicha Orden, e a todo s
1 sus uienes, e a los Comendadores, e Freyres e Criados e Men-
sajeros de la dicha Orden en nuestra guarda, y en nuestr a
encomienda, e en nuestro dependimiento» .
Siguen las amplísimas concesiones y exenciones : que lo s
miembros de la Orden puedan andar y anden «Con Bacines e
sin Bacines» (bandejas para pedir limosna) por todos los reinos d e
Castilla sin que nadie se lo impida ni les exija tercio, cuarto, n i
quinto por razón alguna, antes bien, sean bien recibidos «e les
sean dadas las buenas pesadas seguros e desembargados d e
otros pasadores» . «Otrosí, por quanto la dicha Orden fué y e s
fechura del Rey Don Alonso, nuestro Padre e Nuestra ; tenemo s
por bien que la dicha Orden e sus Bacinadores (postulan -
tes), Mayordomos y Criados, sean «exentos y quitos d e
todo pecho y pedido, e soldados, e menores, e servicio, de cual-
quier manera se haya de dar e pagar en todos los nuestros reinos» .
Sigue la enumeración detallada de estas exenciones y las conmi-
naciones contra los que de alguna manera fuesen contra ellas ,
los cuales «ayan la ira de Dios e del Bienaventurado San Antón ,
e la nuestra» .
-- Sin duda esta carta no fué obedecida, y don Frey Ponce d e
Vestio, Comendador de Castrojeriz y Jefe de la Orden de España ,
hubo de quejarse a su regio protector contra agravios que la s
autoridades y particulares causaban en los miembros de la Orde n
que recorrían los caminos de Castilla pidiendo para sus enfermos :
«E otrosi que no les consienten traer puercos, campanillas ni n
Bacines e Atabaques por las calles, Ciudades, e Villas e Luga-
res, según que siempre se usó» . Enrique II expidió otra carta e n
Valladolid, a 27 de Octubre de la era de 1406 (1368 de Jesucristo) ,
en la cual confirma con mayor amplitud los privilegios de la Orden
EL HOSPITAL DE SAN ANTON EN SEGOVIA

y especialmente el que permitía a los Freyres postular acompa-


ñados de cerdos, según su extraña costumbre : «Otrosí, consenti-
des traer puercos, e campaniIIas, e bacines, e atabaques, e tod o
lo que cumpliese a la dicha Orden de San Antón, e uviesen me-
nester para la dicha demanda, en los dichos nuestros Lugares e
Jurisdicciones, según que siempre se usó, e non consintades qu e
alguno, nin algunos maten, nin prendan, nin tomen los dicho s
puercos, nin las otras cosas cualesquiera que a la dicha Orde n
pertenezcan en cualquier manera» . Otras cláusulas tienden a
robustecer la autoridad del Comendador de Castrojeriz sobr e
todas las casas de la Orden, permitiéndole prender y castiga r
con ayuda de las autoridades a los miembros rebeldes . La refe-
rida carta fué confirmada a instancia del Comendador mayo r
don Frey Antonio Rechan, en Burgos a 8 de Agosto de 1379;
por Enrique III, a instancia de Frey Pedro, Lugarteniente d e
Comendador Mayor, en las Cortes de Madrid a 20 de Enero d e
1391 ; por los Reyes Católicos, a petición del Comendado r
Mayor, Frey Manuel de Testis, en Madrid a 22 de Marzo d e
1495 : por la Reina doña Juana, a petición del Comendado r
Mayor Frey Aynardo de Villanova, en Valladolid a 25 de
Octubre de 1513 ; por Felipe II, a petición del Doctor Gerónim o
Gallo, Jefe supremo de la Orden en las Españas, en Toledo a
5 de Diciembre de 1560 ; por Felipe III, a petición del Comenda-
dor Mayor don Frey Lópex Gallo de AvelIaneda, en Madrid a
30 de Mayo de 1600 ; por Felipe IV, a petición del Comendador
Mayor don Frey Francisco de la Presa y de la Mota, en Madri d
a 2 de Febrero de 1622 ; por Carlos II en 7 de Diciembre de
1672 ; por Felipe V, a petición del Comendador Mayor, Docto r
don Damián García de 011oqui, en 19 de Abril de 1703, y por =
Luis 1, a 14 de Agosto de 1724.
Los cerdos de la Cofradía de San Antón al amparo de tan c o
pioso aparato de pragmáticas podían deambular libremente y de
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Real Orden» por todas las calles y plazas de las Ciudades de l a


Monarquía, aun de las más populosas . Todavía don Luis 1, en s u
breve reinado, amplió este privilegio por Real Provisión de 3 d e
Julio de 1724 . Constituía entonces la principal renta de la Orden de
San Antón, el producto de los cerdos o «cebones» que circulaba n
libremente por las calles y :eran mantenidos de limosna por lo s
vecinos por devoción. a San Antón, cuyos animalitos llevaban po r
señal las orejas y la cola cortadas . Pero sucedió que en la ciuda d
de Murcia y en otras poblaciones de este reino, eran tantos, los
cerdos de particulares que deambulaban libremente por las calles ,
que no quedaba ningún provecho para los del Hospital de Sa n
Antón, que había llegado a suma pobreza, por lo cual el Rey ,
previo acuerdo del Consejo, ordenaba a las Autoridades del Rei-
no de Murcia y de toda la Monarquía, que hiciesen «recoger lo s
cebones que de particulares anduviesen por las calles de esa s
dichas ciudades, villas e lugares, sin permitirles estén en ellas ,
baxo de las penas correspondientes, para que los de la referid a
religión y encomienda se mantengan y puedan cumplir con e l
estatuto de ellos» .
Esta situación de privilegio continuó durante la primera mi-
tad del siglo XVIII . En las postrimerías del reinado de Felipe V ,
en el año de 1744, como el Administrador y la Comunidad . del
Real Hospital de San Antón, de Madrid, se quejasen de .que la
Congregación sacramental de San Luís había rifado un cerdo ,
contraviniendo la exclusiva que para las rifas que llevasen tan su-
culento premio mantenía la Orden de San Antón, se dictó, e n
nombre del Rey, una Real Cédula (Aranjuez 19 de Mayo), par a
que «todas qualesquiera personas a quien tocare e pudiere toca r
su cumplimiento y execución, y demás que tengan licencia par a
rifar cerdos, no lo hagan ni consientan hacer en manera alguna ,
sin que primero preceda para ello licencia, permiso o conveni o
del Comendador mayor de dicha Religión .» Fernando VI ampli ó

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EL HOSPITAL DE SAN A\TON EN SEGOVI A

los privilegios de la Congregación en virtud de Real Provisió n


dada en el Buen Retiro a 30 de Agosto de 1746 . Naturalmente ,
esta supervivencia medieval vino a enfrentarse con los enciclo-
pedistas que gobernaron la España de Carlos III . Especialmente
el privilegio de que los cebones, marcados con la señal concedi-
da, circulasen libremente por las calles de las ciudades, villas y
aldeas del Reino, era incompatible con la tendencia urbanístic a
de la época . A nadie podría extrañar la presencia de los cerdos d e
San Antón en las tortuosas callejas de las ciudades medievales ,
ni aun en las sucísimas calles del Madrid de los Austrias, per o
sería intolerable ante la Puerta de Alcalá, el Museo del Prado o
cualquiera otro de los edificios neoclásicos del Madrid carolino .
Era preciso elegir entre los cerdos libres y ambulantes y Sabatini ;
en la cotienda venció, naturalmente, Sabatini . Cuando a la muer-
te del bondadoso Fernando, el Procurador General de la Orde n
se presentó al nuevo Monarca pidiendo la acostumbrada aproba-
ción de sus antiquísimas mercedes, el Rey acordó la confirma-
ción de los referidos privilegios, a excepción del de los cerdos ,
«por varios inconvenientes, y señaladamente porque la multitu d
de este ganado por las calles de los pueblos y en especial por la s
de Madrid, era contra su policía y aseo) ; pero como los religioso s
alegasen que falta de este recurso, la Congregación «se verí a
frecuentemente constituida en la mayor escasez de medios ,
careciendo del decente sustento para sus religiosos y con e l
mayor dolor de no poder concurrir con la asistencia y curació n
debida de los enfermos llagados del «Fuego Sacro» que acudían a
sus hospitales buscando su alivio y remedio», pues sólo en Madri d
los ingresos obtenidos por los cerdos ambulantes se calculaba n
en más de 47 .000 reales cada año, y no siendo practicable e l
recurso de llevar Ios animales al campo «porque sería llevarle s
a perecer, en vista de los ningunos pastos que circundan a l a
Corte», el Rey dispuso que se buscase una compensación sufi -

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ciente . Oído el dictamen del Consejo : Su Majestad fué de parece r


(Real cédula de Aranjuez, 11 de Junio de 1765) que en quant o
a los pueblos del Reino en general, conviniesen, como hasta allí ,
el privilegio de la Religión de San Antón Abad, para trahe r
cerdos dentro de los mismos pueblos y que con los que no qui-
siesen convenirse a ello, se practicase el medio de la composi-
ción con la circunstancia que proponía el Procurador Genera l
desta Religión» . En cuanto a Madrid, se concedió a la Sant a
Casa el arbitrio de cuatro maravedises por persona en la entrad a
en las comedias, con lo cual se calculó se podría compensar e l
déficit producido por la extinción del ganado porcino .
Algunos de los documentos contenidos en el legajo que veni-
mos extractando, llevan al pie las prescripciones de las autorida-
des eclesiásticas o seglares para que se cumpliesen en Segovia .
Otros documentos se refieren exclusivamente a Segovia . Hay
entre ellos una Previsión del licenciado don Tomás Ximénez d e
Ocón, dignidad de Tesorero y Prebendado en la Santa Iglesi a
Catedral de Segovia, Juez Apostólico, fechada en Segovia e n
7 de Noviembre de 1765, en la cual sancionaba, con gravísima s
penas, el incumplimiento de los privilegios y exenciones de l a
Orden. Hay también una extensa y prolija Provisión de l a
Audiencia y Cancillería de Valladolid (22 de Febrero de 1776) ,
para que los citados privilegios se cumpliesen en Segovia y
Avila . Y por último, se consignan las certificaciones en cumpli-
miento de las referidas disposiciones en Segovia, por el Corre-
gidor don Francisco Azcué (9 de Noviembre de 1765) ; en Fuen-
tidueña, por el Corregidor de la Villa y su Tierra, Licenciado do n
José Daza y Retta, Abrigado de los Reales Consejos (14 de Di-
ciembre de 1765) ; en la misma villa, por el Corregidor don Fer-
nando Vázquez Clavel (14 de Julio de 1776) ; en Coca, por el Co-
rregidor de la Villa y su Tierra, don Manuel de Peralta (28 d e
Enero de 1766), y en Carbonero el Mayor, por don Francisc o
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Azcué, Intendente general de la provincia y Corregidor de la Ca-


pital (5 deMayo de 1768) . Como promotor de tan copiosa activida d
ejecutiva aparece siempre don Frey Alejandro Caveza y Manri-
que, «Comendador de la Casa y Real Hospital de Nuestro Padr e
San Antón Abad, extramuros de la Ciudad de Segovia», en Io s
postreros años de la Orden, en vísperas de que la autorida d
pontificia la suprimiese en España y, poco después, en toda l a
cristiandad .

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