Está en la página 1de 3

ALTAR DEL SACRIFCIO

Ahora bien, todos sabemos que el verdadero amor a Dios implica


entrega absoluta. El Señor nos enseñó que para amarle hay que
hacerlo con todo el corazón, con toda el alma y con toda la
mente (Mt 22:37). Así pues, la adoración genuina implica la
entrega de todo lo que somos como una ofrenda de amor. Podemos
encontrar una buena ilustración de esto en el sacrificio de los
holocaustos que se realizaban en el Antiguo Testamento. La
particularidad que tenía este tipo de ofrenda era que el animal se
ofrecía completamente al Señor en olor grato, a diferencia de los
otros sacrificios en los que se reservaban diferentes partes para los
sacerdotes o el oferente (Lv 3:1-9). Así que, podríamos decir que la
adoración es una "ofrenda del todo quemada", donde el adorador
no se queda nada para sí mismo, sino que se entrega sin reservas a
Dios, consagrándole su vida entera a él. Parece que el apóstol Pablo
tenía este tipo de sacrificio en mente cuando exhortaba a los
cristianos en Roma:

(Ro 12:1) "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de


Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional."

Y si meditamos un poco más en esto, rápidamente nos daremos


cuenta de que la expresión plena de este tipo de devoción la
encontramos en Cristo cuando entregó su vida al Padre en la Cruz:

(Ef 5:2) "Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros,


ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante."
(OFRENDAREMOS A DIOS UNAS ALABANZAS MUSICALES A CARGO DEL TRIO HARMONY)

LA L EY DE DIOS

(Ap 4:8-11)
Apuntes sobre vida cristiana 

17 marzo, 2017

La Adoración Como Estilo De


Vida
Posted By: web

Por: Estefanía Jimeno. 


La Biblia nos revela que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. El propósito al dar
al ser humano tal gloria ha sido con el fin de  que éste pudiera mantener una comunión personal y
genuina con Él. Ante la grandeza de este don, la mejor  respuesta que podemos ofrecer es nuestra
adoración, pues cuando le adoramos reconocemos  Su soberanía y nuestra dependencia de Él. No
hay nada que dignifique más al ser humano que adorar a su Creador.

El  estar desde mi niñez  involucrada en el ministerio de la alabanza,  me ha servido para


interesarme  y observar la adoración en las iglesias. Esto hizo  que desde hace algún tiempo surgiera 
en mi interior  algunas preguntas como: ¿Adorar es únicamente cantar? ¿Está la adoración limitada a
un lugar y tiempo? ¿Qué relación tiene la santidad, el servicio y la oración con la  adoración? ¿Cómo
puedo adorar en Espíritu y verdad?

Con el fin de dar una respuesta a estos interrogantes,  decidí investigar y estudiar que dice las
Escrituras sobre la adoración. En la medida que he ido profundizando, he observado que hay un
elevado nivel de ignorancia al respecto de lo que es la adoración bíblica. Un patrón muy común  es
relacionar la adoración con la música, y es un grave error pensar que la adoración solo está limitada
a eso. La Biblia nos enseña  que adorar implica mucho más, incluye entre otras, el servicio, la
oración y la santidad. En otras palabras, la adoración debe ser nuestro estilo de vida.

Nuestra adoración  al Rey de Reyes y Señor de Señores debe ser única, genuina y completa. Como
definición propia  podemos decir:

La adoración es la entrega completa de todo nuestro ser, un anhelo de sumergirnos en su presencia


cada día, un total sometimiento a todo lo que Dios nos ha revelado por medio de su Palabra, de tal
manera, que todo esto produzca en nosotros un estilo de vida.
Cuando hablamos de adoración hemos de tener en cuenta lo siguiente:

1. Servicio y adoración
¿Se puede adorar a Dios por medio de nuestras acciones?  La respuesta es SI. El mayor ejemplo lo
encontramos  en la persona de Jesús, quien al ministrar, orar, sanar y preocuparse por las
necesidades de las personas, hizo que mucha gente glorificase a Dios a través de Él. La Palabra nos
dice en Mateo 5:16 «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos». Nuestras buenas acciones hechas con un
corazón sincero y  una buena actitud, será motivo para que los hombres  glorifiquen a Dios.

2. Música y adoración
La música es una de las herramientas más preciosas que Dios nos ha entregado para poder adorarle.
Por medio de ella y sin necesidad de estar en un lugar específico, podemos tener un tiempo de
intimidad con Él.

En cierta ocasión leí en un libro escrito por la autora y popular salmista Darlene Zschech “Adoración
sin reservas”, que para el verdadero adorador los momentos más gloriosos no debían de ser  en la
plataforma sino  fuera de ella, es decir, cuando nos encontramos solos ante Dios, en la intimidad[1].
Con esto no le quiero quitar el  valor y la importancia de  la música, sino que entendamos que
únicamente es una herramienta más que podemos usar. Cuando nos presentemos delante de Dios, es
necesario desnudar  nuestro interior completamente.
3. Oración y adoración
La oración es una parte importante  de la adoración,  a través de ella nos entregamos al Señor y le
presentamos nuestro diario vivir. La oración es el pilar y combustible que nos mantiene vivos en la
intimidad con Dios. En 1Ts 5:17 nos anima a orar sin cesar, para tener una comunión constante con
Dios.

4. Santidad y adoración
La adoración verdadera requiere de  santidad, ya que sin ella nadie verá al Señor (Heb.12:14). Dios
es santo y nosotros como hijos suyos, pasamos por un proceso de santificación con el propósito de
que todos lleguemos «a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Ef. 4:13).
Para concluir, no podemos dejar de mencionar  las palabras reveladoras de nuestro Señor Jesucristo:
«Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en
verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren»  (Jn.4:23).  Es en la persona
de Jesús que entramos en una nueva era de adoración. Es en Él que tenemos la verdadera revelación
del Padre, y a través de Él que como hijos podemos ofrecer nuestra adoración en espíritu y verdad.

También podría gustarte