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3lik@
Maria97Lour
Anamiletg
Mary Rhysand
Arifue
Mew
Cristi 1982 Pili
Dahiry
ValeCog
Gise
Wan_TT18
Mais YoshiB
Manati5b
Mew Rincone
Créditos
Capítulo 16: ¿Qué bicho Capítulo 32: No quise
Sinopsis le ha picado? asustarte
Capítulo 3: Lucha contra Capítulo 19: Perfecto, Capítulo 35: Una obra de
el fuego con fuego todos rompamos cuellos arte
Las únicas chicas buenas que Nero conoce, saltan a su cama cuando él les
dice que lo hagan.
Made Men #1
Traducido por Mais
Elle estaba en clase de español, mirando fijamente el reloj. Juró que la clase
estaba a cien grados.
Con tres minutos para la hora de almuerzo, realmente extrañaba las vacaciones
de Navidad. Ni una sola vez durante todas las vacaciones había obtenido esa sensación
enfermiza. Sin importar cuántas veces la sensación había tomado su cuerpo, nunca
podría acostumbrarse a esta. Era como una sensación de muerte inminente.
Elle odiaba la escuela. No, Elle la despreciaba con todo su ser. La única razón por
la que estaba sobreviviendo a la Secundaria Legacy Prep era por su única amiga en el
mundo, Chloe Masters.
Chloe la necesitaba. Sí, Elle era intimidada, pero Chloe ahora era torturada. Elle
haría lo que sea para mantenerla a salvo. Se merecía un protector, especialmente
después de lo que había sucedido.
Dos minutos para la hora de almuerzo. Pensé que cuando miras fijamente a un
reloj, se supone que el tiempo pasa más lento.
Elle estaba soñando con el almuerzo. Los estudiantes no habían sido capaces de
agarrársela contra ella y Chloe desde el último día antes de las vacaciones, lo que
significaba que todos iban a dejar soltar su agresión reprimida contra ellas. Dios las
ayude.
Con un minuto para la hora de almuerzo, Elle volteó su cabeza para ver a Chloe
desde que el reloj ya no estaba sirviendo de ningún propósito. Su corazón se rompió
un poquito. La cabeza de Chloe estaba, por supuesto, colgada hacia abajo, y estaba
retorciendo sus manos en su regazo. Eso era típico de ella cuando estaba nerviosa.
Elle se estremeció ante el recuerdo de verse por primera vez desde las nuevas
marcas y luego saltó cuando sonó la campana del almuerzo. Cogió su cartera y se puso
de pie.
Puedes hacer esto. Sin embargo, la sensación enfermiza era porque realmente no
creía que podía hacerlo.
Fue hacia la puerta y sintió a Chloe a su espalda. Aquí es donde siempre podías
encontrar a Chloe, justo detrás de Elle, por los últimos tres y medio de años.
Lentamente, Chloe había empezado a acercarse un centímetro cada día hasta caminar
justo a un paso directamente detrás de Elle. Rápidamente habían aprendido que
caminar lado a lado significaba un blanco más grande.
Sin embargo, este era el único momento en que los pasillos eran seguros para
ellas. La cafetería esperaba con mucho más peligros para ella y Chloe.
Elle alcanzó la cafetería y miró sus opciones. Aquí había dos filas. La línea uno
era diferente cada día, ya sea pizza, pavo o pastel de carne; era lo que sea que se había
sido decidido para el menú al inicio de cada mes. La fila dos siempre era la misma;
hamburguesa de pollo o hamburguesa y patatas fritas cada día. Sin embargo, Elle y
Chloe no tenían dos opciones; tenían una—cual sea la línea que tuviera menos
personas aterradoras. También significaba que usualmente se atoraban en la línea que
no sabía mejor.
Elle caminó hacia la parte trasera de la fila más corta, todos los otros estudiantes
habiendo pensado que la otra opción era mejor. Elle miró la comida, llegando a la
misma conclusión.
Elle vio dos figuras colarse más arriba en la fila. Aunque Elle y Chloe no hicieron
ni un movimiento para acusarlos. Era mejor no atraer atención.
Nero Caruso. Era la definición de un guapo alto y oscuro. Era más músculo que
casi todos los otros chicos de último año pero aún delgado. Corto es como Elle
describía ese tipo de cuerpo. Podía decir que él se había recortado el cabello durante
las vacaciones. Pensaba que era raro porque siempre lo tenía más largo y hacia atrás
por tanto tiempo como podía recordar. Ahora que estaba más corto, su cabello tenía
movimiento. Le gustaba más de esta forma.
—¿Eso significa que estás muy ocupado para mí esta noche? —Elle podía ver los
senos de Cassandra alzarse más arriba.
Cassandra volteó de golpe su cabeza y los atrapó mirándose, dándole a Elle una
mirada amenazadora. Con eso, Elle fue capaz de romper el contacto. Se sintió
avergonzada al ser atrapada mirándolos boquiabierta. Se había entrenado a sí misma
a nunca mirar a ninguno de los estudiantes a los ojos, especialmente durante
demostración pública de afecto.
Diablos, ¿qué anda mal conmigo hoy? Todo lo que Elle necesitaba era enojar a
Cassandra. Esta última lo tenía en contra de ella desde el primer año de secundaria
cuando un chico al que Casandra le debía de gustar le había hecho un cumplido a Elle
sobre su cabello. Cassandra se aseguró de que Elle fuera el blanco de la escuela, y el
chico tuvo nada que ver con ella desde ese momento.
Sacando un agua fuera del enfriador, llegó a la señora del almuerzo, dándole su
número.
—1089.
—Puedes cargar solo la primera semana, Elle, luego necesitas o colocar dinero
en tu cuenta o traer dinero contigo todos los días. —La señora del almuerzo habló más
fuerte de lo que Elle creía necesario—. No vamos a pasar por esto de nuevo este año.
—Lo haré.
—1072. —Elle sabía que podría haberse, de hecho, puesto más enferma ante la
mirada en el rostro aterrado de Chloe, sabiendo que tenían que ir hacia su mesa ahora.
Elle empezó a caminar hacia su lugar usual. Había varias mesas en la cafetería.
Los estudiantes estudiosos usaban las mesas más cercanas a las filas; no eran
escogidas, solo realmente ignoradas. Las mesas en la parte trasera de la cafetería eran
usadas por la multitud popular. Elle y Chloe, por lo tanto, siempre habían comido en la
misma mesa por los últimos tres años y medio—la más cercana a la puerta. Esta mesa
estaba entre los dos lados pero más cerca al lado de los estudiosos. Solo una mesa
llena de tontos separaba a Chloe y Elle de los chicos populares. Los robots.
—No te preocupes Chloe. Este será nuestro último semestre de la escuela. Luego,
no tendremos que ver los rostros de los robots de nuevo. Además, tal vez cuarenta y
cinco minutos se irán más rápido de lo que recordemos —dijo Elle, intentando dar luz
a la situación.
—Nos hemos ido tres semanas, Elle, no tres años —replicó Chloe, ligeramente.
—Oye, un montón puede suceder en tres semanas. Los robots podrían haber
pedido un corazón durante las vacaciones. —Ambas se rieron ante eso.
—Si fuese ese el caso, entonces toda la carrera de la secundaria ha sido una larga
pesadilla y me despertaré justo… —Chloe cerró sus ojos y los abrió un segundo
después—. Ahora. Bueno, parece que nadie ha pedido ayuda a Glenda la Buena Bruja1.
Elle se rio fuerte y Chloe no pudo evitar unirse. Elle se ponía contenta cuando
Chloe se relajaba.
Su mesa más odiada era la de los modistas, que solo comprobaban marcas de
diseño y en su mayoría eran porristas. Cassandra era, por supuesto, la cabeza de esa
mesa. La mesa junto a la de Cassandra consistía en los asquerosamente ricos, y quiero
decir, ASQUEROSAMENTE. Todos eran chicos, y a la cabeza estaba Sebastián, el
hermano gemelo de Cassandra. Elle tembló de miedo ante no solo la vista de él sino
también el sonido de su nombre.
1
Es un personaje ficticio en el Mago de Oz.
Esto te llevaba a la mesa final, la cual Elle realmente no podía describir. Tres
chicos siempre se habían sentado ahí; uno era Nero, quién básicamente era el rey de
Legacy Prep, y los otros dos eran su gente, como a la escuela les gustaba llamarlos. El
grande era Amo y el pequeño era Vincent; ambos eran de último año, también. Sin
embargo, Elle notó a un nuevo chico sentado con ellos.
Debe ser uno de primer año. Elle se preguntó quién era. Todo lo que podía ver
esa su cabello castaño por atrás.
Toda la cafetería se quedó en silencio ante sus palabras. Esa palabra mesera hizo
que tenga piel de gallina y aun así, también podía ser su nombre de nacimiento porque
siempre la llamaban así.
Elle pensó sobre las dos opciones que tenía. Opción uno: descaradamente
ignórala o pretende que no la escuchaste; y opción dos: responde con una respuesta
ingeniosa o unas pocas palabras. Escogió la primera y luego miró fijamente a Chloe,
deseando no haberlo hecho por su expresión de pánico.
Anormal era la única otra palabra que le ponía la piel de gallina más que mesera.
—Vamos Chloe. Vámonos. —Le ofreció su mano. Sabía que Chloe nunca la
tomaría, pero obtendría el mensaje de salir de ahí.
—Lo siento, te olvidaste de una parte. —Cassandra estaba por lanzar el plato
sobre la cabeza de Chloe y como resultado, Elle hizo la única cosa en la que podía
pensar. Empujó el plato más hacia la dirección opuesta, todo sobre Cassandra.
—¡Tú, maldita perra! —La voz de Cassandra se elevó a un chillido que nadie
pensó imaginable—. Estás terminada.
Elle cogió la parte de atrás de la blusa de Chloe. Ella estaba conmocionada, pero
no lo suficiente para impedir que obtenga el infierno por haberse escapado. Elle corrió
directo a la puerta; esa era la completa razón por la que estaban sentadas a la mesa
más cercana a la puerta.
Sin embargo, justo cuando estaban por pasar a través de estas, notó al Sr. Evans
de pie en la puerta. El Sr. Evans era su profesor del primer periodo de inglés, y el único
profesor de inglés en Legacy Prep que creía que podías ser creativo; no por mencionar
que era lindo de ver—todas las chicas tenían un enamoramiento con él desde que
había empezado a enseñar aquí al inicio del año.
Mierda, estaba atrapada. Elle se quedó ahí, sabiendo que estaba desahuciada. No
había manera de que alguien le hiciera eso a Cassandra y se saliera con la suya.
—Elle, Chloe, regresen a clase —habló calmadamente el Sr. Evans, tal vez
demasiado tranquilo, pero Elle no estaba por perder otro segundo de este ticket de
oro. Acababa de ganar la maldita lotería.
Elle y Chloe se escaparon de la cafetería. En su camino hacia afuera, Elle escuchó
al Sr. Evans hablar calmadamente:
—Srta. Ross, limpie el desastre que acaba de hacer. No puedo tener a otros
estudiantes pensando que pueden salirse con esto, ¿verdad? Oh, y cuando termine,
encuéntreme en la oficina del Vice Direc… —su voz se apagó.
—Lo siento mucho Chloe. Solo fue una reacción. No quería que te lo lance a ti.
—Lo sé, ¿pero qué vamos a hacer? Va a matarnos. Ya sabes eso. —Elle no podía
decir si Chloe estaba falta de aliento por la corrida o asustada por su vida.
En la siguiente clase, ella y Chloe serían separadas. Elle tenía clase de arte; Chloe
la había llevado en su primer año, por lo tanto, no podía llevarla con ella. Así que Chloe
tenía clase de salud y por supuesto, Elle había tomado esa clase durante su primer
año. Era una vergüenza que sus vidas completas hubiesen cambiado después de haber
hecho sus horarios para el primer año.
Elle sabía que tenía que dejar a Chloe primero en su clase de salud.
Desafortunadamente, significaba el doble de tiempo en los pasillos por sí sola. Genial.
Elle con pesar entró al pasillo con Chloe a su espalda. Aceleró el paso sin atraer
demasiada atención para sí misma y Chloe. Por suerte, la clase de Chloe no estaba muy
lejos de su clase de español de todos modos. Elle estaba agradecida de llegar a la clase
indemne.
Esa sincera y dulce voz hizo que sea difícil para Elle darle la espalda a su mejor
amiga y dirigirse hacia la clase. Aunque, ahora tenía que preocuparse sobre llegar a
salvo a la clase desde que sabía que Cassandra estaría esperándola.
Aceleró el paso y se apresuró tanto como pudo.
Elle tomó asiento. Usualmente se sentaba en la parte de atrás del salón, pero
necesitaba estar cerca de la puerta. Estaba agradecida, si era separada de Chloe, de
que fuera clase de arte. Este era un curso fácil y no requería compañeros. Recordaba
que Chloe había dicho que su propia clase había sido pequeña y nunca habían sido
emparejados. “Compañeros” era la peor cosa que una chica al final de la cadena
alimenticia podía escuchar.
Cuando tomaron sus asientos al otro lado de la clase miraron fijamente a Elle.
Estoy completamente jodida.
Se susurraron algo entre ellas y una de ellas agarró sus celulares para enviar un
mensaje de texto. Nop, ahora estoy completamente jodida.
Justo antes que empiece las clases, Nero entró y tomó asiento en la mesa
popular, que consistía en las cabezas huecas de Cassandra y unos pocos atletas. Cada
una solo se preocupaba de una sola cosa, estatus. Estatus significaba toda su vida para
ellos. Elle pensó que si tenía un dólar por cada vez que había escuchado la palabra
estatus sería capaz de pagar por su matrícula diez veces más.
Elle miró alrededor del salón. Era la única persona sentada por sí sola en una
mesa, completamente al tanto de en dónde se encontraba en Legacy Prep. Incluso los
tontos sabían que no podían hablarle a Elle. Ni siquiera se atrevían a mirarla. Elle
nunca los culpaba tampoco. Es un mundo de destructiva competencia aquí.
Ella era rubia-fresa, su cabello alcanzando lo alto de sus senos, y tenía grandes
ojos azules. Tenía un ligero bronceado en su piel, que se contrastaba con su cabello y
color de ojos. Le gustaba eso, ser diferente y tener carácter; a diferencia de los otros
chicos de su edad que se esforzaban por verse igual. Creía que se veía más joven que
las otras chicas de su edad, aunque tal vez era la falta de maquillaje y ropa de lujo. No
podía decirlo con certeza. A pesar de ello, su forma de vestir no definía quien era.
Después de varios intentos, se volvió difícil para Elle concentrarse. Las cabezas
huecas estaban riéndose jodidamente tan alto que iban a ponerse rojas en cualquier
segundo. Los atletas más calientes, por no mencionar el rey de Legacy Prep, las
rodeaban.
Elle miró el reloj. No faltaba mucho para que la escuela terminara. Se distrajo,
teniendo un montón de cosas en su mente.
—Espero que logres ver a la anormal a tiempo. Sería una lástima si algo sucede.
—Esa era la cabeza hueca Número Uno, la más cercana a Cassandra.
Luego, lo siguiente que supo, todo lo que Elle podía escuchar era el chorreo de
pintura por encima de ella. ¡No, no mi grande y cómoda chaqueta blanca!
La clase entera no pudo evitar reírse ante su tortura. Eso fue honestamente lo
que le dolió más a Elle; ni una sola persona jamás la rescataría, todo lo que harían
ellos sería reír.
—Puedes agradecerme después, mesera. Sé que necesitabas una razón para
visitar Goodwill2.
Elle había lidiado con suficiente por el día, y Chloe no estaba ahí para ser dañada
por sus repercusiones. Si iba a morir hoy, al menos lo iba a hacer luchando.
Fue entonces cuando cayó en ella. «Espero que logres ver a la anormal a
tiempo». Finalmente lo entendió, la única manera de hacerle daño a ella era
haciéndole daño a Chloe.
¡Oh, mierda! Estoy yendo, Chloe. Elle corrió rápido por el pasillo; no trotó o
caminó rápido, CORRIÓ. En ese punto, no importaba si atraía atención.
Cuando Elle corrió hacia la clase de Chloe, se detuvo de golpe. No podía creer lo
que veían sus ojos. Su corazón de hecho saltó un latido.
2
Tienda por departamento de ropa barata.
Traducido por Mais
Elle entró y vio al Sr. Evans hablando con Chloe, sus codos en su escritorio y sus
manos encubriendo su rostro.
—Sí, estoy bien, El… —Sus ojos se ampliaron—. ¿Estás bien? ¿Qué sucedió?
—Solo estaba pasando por ahí y vi a Chloe aquí por sí sola, así que me estaba
asegurando de que todo estuviera bien. Usualmente, los chicos están prácticamente
con un pie fuera de la puerta antes de que la última campana suene.
—Sí, sé a qué se refiere. Ella me lleva a casa y solo le dije que nos
encontraríamos aquí.
—Supongo que no pensamos en ello. —Elle empezó a salir del salón—. Lo veré
en la mañana, Sr. Evans. Vamos, Chloe; necesito alistarme para el trabajo.
—Así que, ¿quién derramó la pintura? Y, maldita sea, sobre todo tu atuendo. Ese
era mi favorito en ti.
Elle bajó la mirada hacia su cuerpo. Maldita sea, incluso obtuvo mi par de
vaqueros favoritos.
—¿Cuál? ¿Ella? —Asintió hacia Nero, quién estaba al lado de su Cadillac con la
Cabeza Hueca Número Dos.
—Nero, ¿te importaría darme una aventón a casa? Vine con Cassandra esta
mañana. —Se inclinó contra su auto, dándole una sonrisa dulce.
—No hay problema, nena. —Los ojos de Nero viajaron de sus ojos hacia su
pecho—. ¡Leo, vámonos!
Elle había visto a un jovencito correr hacia su auto. Honestamente era la versión
miniatura de Nero, especialmente antes de que se cortara el cabello. La única
diferencia entre ellos era que el niño tenía cabello rubio-oscuro. Elle se dio cuenta que
él era el nuevo que se había sentado en la mesa de Nero.
—En el asiento de atrás, Leo. —Elle pensó que Leo puso el rostro más lindo ante
su comentario antes que todos subieran a su auto, cerrando de golpe las puertas y
trayendo de vuelta a Elle.
—Estoy bien Chloe. Supongo que solo estoy cansándome de toda esta mierda
todos los días.
—Escucha, Elle, no tienes que quedarte. Eres libre de irte. Si tus padres
descubren cómo eres tratada aquí, no te dejarían venir de vue…
—Bueno, hemos sobrevivido todo este tiempo al no meternos con ellos. No soy
como tú, Elle. —Chloe bajó la mirada hacia su volante.
Elle asintió y le sonrió a Chloe. No, yo solía pensar eso. Hoy, sin embargo, la
revelación había venido a Elle. Tenías que pelear contra el fuego con fuego.
—Oh, hola Mamá. Sí, todo está genial; solo cansada, eso es todo. —Elle observó la
sala de estar—. ¿Papá está en la cocina?
—No, cariño, se acaba de recostar para una siesta. —La mamá de Elle le dio una
sonrisa. Incluso ella no se compraba sus propias palabras.
Elle caminó a través de su casa, pero cuando pasó la habitación de sus padres, se
detuvo y se preguntó si debería entrar a ver a su padre. Tal vez después. Ya estoy
deprimida.
¿A quién amo más? Pensó en su ensayo. La clase inglés de Evans era por lejos su
favorita; quería ser una escritora algún día. Honestamente sabía la respuesta. Aun así,
se sintió un poco traicionada durante el momento por su padre—la persona que
amaba más. A pesar de lo poco que su padre hablaba, siempre le deseaba un buen
primer día de escuela, y esta sería la última vez. Decidió hacer a un lado sus
sentimientos por el bien de sus notas. Logró tener la mitad listo antes de mirar el reloj
y darse cuenta que necesitaba alistarse para el trabajo.
—Hola Josh. ¿Cómo estuvo el primer día? —Elle no podía evitar olvidarse de
todos sus problemas cuando vio el rostro de su hermano de ocho años.
—Bien, supongo. —Josh se encogió de hombros—. ¿Y cómo estuvo el tuyo, Elle-
bell?
Elle miró con dureza a Josh. Más que su cabello rubio, sintió como si hubiese
estado mirando a un espejo por su expresión.
—Bien, supongo. —Decidió que tendría que hablarle pronto; descubrir cómo
realmente estaba yendo la escuela—. Eso huele bien Mamá. ¿Me guardas para más
tarde?
—Por supuesto, cariño. Oh, tu padre está en la sala de estar. —La mamá de Elle
le dio una sonrisa real esta vez.
Elle entró a la sala de estar donde esperó a que su padre dijera algo, pero nunca
lo hizo.
Apartando sus sentimientos dañados, Elle salió. El aire helado contra su piel la
hizo feliz. El olor siempre era fresco y limpio. Solo había algo sobre el sonido de
escuchar sus botas crujiendo contra la nieve que alzaba su espíritu instantáneamente.
Elle caminó hacia la parada del bus y desde ahí, éste la llevaría al centro. Cuando
subió al bus, tomó un asiento que daba a la ventana, mirando el escenario que pasaba.
Realmente amaba la Ciudad de Kansas, Missouri. Era su casa; sin embargo, los últimos
pocos años le habían hecho sentir como si ya no perteneciera ahí.
Llegó su parada y salió del bus, dirigiéndose por las pocas cuadras que tomaba
llegar al restaurante desde ahí. Mientras caminaba, a Elle no le importó la bulla y la
acción; le gustaba observar los transeúntes saliendo por la noche.
Sin embargo, no pasó mucho antes de que la atención de Elle fuera atraída por
dos hombres de pie, fuera del Casino Hotel de la Ciudad de Kansas, que estaba justo al
lado derecho del restaurante. Uno tenía bolsas debajo de sus ojos; Elle pensó que
debió haber estado en algo. Seguía mirando sobre su hombro, como si alguien pudiera
venir por él en cualquier segundo. El otro estaba severamente hablando con él. Ella no
podía escuchar lo que estaba diciendo, pero Elle sabía que estaba intentando ponerlo
bajo control.
Cuando Elle pasó en frente de ellos, escuchó que el chico frío dijo:
—El gran jefe te dio un trabajo. No tienes una maldita elección. —El grueso
acento Italiano hacía difícil escuchar con la bulla de la ciudad.
Una vez que se registró, Elle empezó a esperar que se llenen las mesas. Lunes
siempre era una lenta noche porque todos, en su mayoría, estaban muy cansados del
fin de semana. Esto hacía que el trabajo pase lento para ella, forzándola a escuchar sus
propios pensamientos. Aun así, después de hoy, no quería pensar.
Era una de las dos empleadas en el horario que tenía que cerrar esta noche;
consecuentemente, esperaba que pasara rápido, de lo contrario, se volvería loca.
Aunque mientras el tiempo pasaba, Elle nunca fue liberada de sus pensamientos.
El restaurante solo tuvo pocas personas entrando y saliendo durante toda la noche.
Treinta minutos antes de cerrar, empezó a limpiar para alistarse para la mañana. En
poco tiempo, estuvo lista y solo le faltaba sacar la basura. Por lo tanto, fue a colocarse
su chaqueta y agarrar su cartera.
—Te veré mañana Steve. Que tengas buenas noches. —Steve era el cocinero.
—Nos vemos Elle. —Se quedó limpiando su estufa.
Elle fue hacia la parte trasera para botar la basura, planeando irse por el callejón
entre el restaurante y el Casino Hotel. Echó seguro a la parte trasera y lanzó la basura
en el contenedor de basura. Elle había volteado para empezar su caminata hacia la
parada del bus cuando escuchó voces entrando al callejón.
Elle corrió para esconderse detrás del contenedor de basura. Sabía que no quería
enfrentarse cara a cara con esa voz.
Mientras todos entraban al área detrás del restaurante, Elle no pudo evitar mirar
desde detrás del contenedor de basura. Estaba completamente negro desde donde
estaba, aun así, fue capaz de ver a cuatro hombres gracias a la luz que venía del
restaurante. Uno estaba vestido con un traje costoso, su cabello oscuro peinado hacia
atrás. Era un hombre mayor. Bajo circunstancias normales, creía que sería muy
sensual y guapo, pero ahora mismo, le asustaba muchísimo. Definitivamente era el que
estaba a cargo.
Notó que el hombre que estaba siendo sostenido con su boca cerrada era el chico
loco de más temprano, quién había estado de pie, fuera del casino hotel. Un hombre
más joven lo estaba sosteniendo, viéndose casi tan aterrador como el que estaba a
cargo. Creía que tenía veinte años, aunque posiblemente podía ser más aterrador que
el jefe.
—Anda a conseguir el auto, Sal, y sé rápido. —Elle no podía sentir algo más que
escalofríos cuando escuchó su voz. Maldita sea, ese hombre es aterrador.
—Claro, jefe. —El tercer hombre no era tan aterrador como los otros. Sin
embargo, podría haberlo sido si es que los dos Hannibal Lecters no estuvieran ahí.
Antes de que pudiera soltar un grito para pedir ayuda para escapar, el llamado
Jefe sacó una pistola desde la parte interior de su chaqueta de traje. Con eso, Elle ya no
pudo ver más. Sabía lo que venía ahora.
BANG.
Un auto patinó y escuchó abrirse las puertas y cuerpos siendo insertados. Antes
de que las puertas siquiera se cerraran, el auto patinó hacia atrás.
Cuando se asomó desde atrás del contenedor de basura una vez más, nadie
estaba a la vista. En este punto, Elle no podía permitirse pensar; necesitaba que su
cuerpo tome acción. Saltó fuera del contenedor de basura e hizo la única cosa que
podía hacer—correr como el infierno.
Sal detuvo el auto fuera de la casa de su jefe. Gracias maldito Dios que estoy en
casa. El olor a orina del cuerpo muerto estaba llegando a él.
—Sal, regresa al Casino y desásete de las cintas y asegúrate que su orina sea
limpiada de mi auto.
No había sido la cosa más inteligente matar a ese jodido tonto en el callejón,
justo donde él trabajaba, sabiendo que la gente escucharía el disparo y no tenían
tiempo de limpiar la sangre, pero se dijo a sí mismo que no tenía una opción.
—Lucca, desásete de ese pedazo de mierda y no vuelvas a casa con esa sangre en
tu maldita camisa. Cual sea la perra que tienes en casa esta noche, no necesita ser
excitada por esa mierda. ¿Capiche? —Estaba enojado con su hijo. No debió haber
dejado que su maldita mano sea apostada. Había arriesgado todo lo que el jefe había
trabajado durante toda su vida.
Una hora pasó y sus pensamientos se volvieron menos horribles. Llevaba una
vida difícil corriendo por la familia y esta ciudad; sin embargo, no lo tendría de otra
forma. Él pertenecía a lo alto y todos los demás lo sabían también.
—Entra.
Sal fue hacia el sitio del alcohol donde rápidamente llenó el vaso hasta la mitad.
Después de un segundo, decidió decir al diablo y llenó el vaso hasta el borde.
—Mierda, Sal, tráeme el maldito vaso y cuéntame las malas noticias ya. —El jefe
entendía, lo que sea que fuera, que no era algo que quisiera escuchar en su vida.
—Buenas noticias para ti, obtienes un maldito asiento en primera fila, jefe. —
Abrió la laptop y presionó un botón en el teclado.
Los primeros pocos segundos no mostraron nada. Era casi como si Sal no
hubiese presionado reproducir aún. Luego una jovencita salió de la parte trasera del
restaurante con un basurero, caminando y luego lanzándolo en el contenedor de
basura. Un segundo después, la vio correr detrás del contenedor y hacia la oscuridad.
Ya no podía verla.
—Mierda.
—Oh, espera jefe, se pone mejor. —Al jefe no le gustaba su maldito tono.
Vio todo el asesinato. Nada cambió de su mente; sabía qué mierda había
sucedido. Bajó el vaso de trago. Sabía exactamente lo que estaba por venir una vez que
la limosina salió a velocidad, y maldita sea si la chica no salió corriendo detrás del
contenedor de basura exactamente cómo lo había visto en su mente. Luego se había
ido.
—¿Quién es ella? —Sabía que era mejor que Sal tuviera malditas respuestas.
—Mierda, Sal, ¿cómo puede empeorar esta mierda? —Ya había terminado con
ello. Sabía que la chica moriría, ¿así que, cuál era el maldito problema?
—Es una estudiante de último año de la Secundaria Legacy Prep, jefe. Sigue
teniendo diecisiete hasta el siguiente mes. Sé que está en contra de chicos grandes,
pero ella es prácticamente una adul…
—Lo siento jefe, no debí haber dicho eso. Solo quería proteger la familia. —Sal
empezó a ponerse nervioso; nunca le faltas el respeto al jefe.
Sal dejó la habitación ante eso. Su jefe había dicho que lidiaría con ello, y él sabía
que lo haría.
Sacó su celular, y en dos timbradas, escuchó el chillido de una chica llegar hasta
la línea.
—¿Sí?
—Dile a la chica que se largue. Tengo un trabajo para ti hijo. —Con eso, terminó
la llamada.
Sus manos temblaban tanto que apenas logró abrir la puerta. Le tomó varios
intentos antes que la llave encajara en la ranura. Sacudió la puerta, cerrándola de
golpe y echándole llave. Después, se puso de pie, mirando por la mirilla durante cinco
minutos. Podía sentir en sus huesos que alguien iba a venir por ella.
—¿Por qué estás mirando a la puerta? ¿Estaban siguiéndote? —Elle podía sentir
a su padre que comenzaba a preocuparse.
—No, claro que no. Me pareció ver... un perro grande o algo así. —Elle miraba a
través de la mirilla de nuevo. Bien, esta es la última vez.
—Está bien, papá. ¿Quieres que te lleve allá? —Elle sonrió tan grande como
pudo. Cuando su padre asintió, agarró las manillas de su silla de ruedas y le dio la
vuelta a través de la sala hacia la cocina donde lo dejó en la mesa—. Aquí, te traeré un
plato.
Elle fue a la nevera y sacó los restos de comida, haciéndole un plato de pollo frito
y puré de papas. Lo calentó en el microondas y luego lo colocó frente a él con un
tenedor.
—Siento lo de hoy, Elle. Anoche fue miserable para mí. No podía aguantar más,
así que me tomé algunas de mis pastillas para el dolor. He estado fuera todo el día. —
Se sentó, tomando su comida.
—Está bien, papá. Sé que todo esto ha sido muy duro para ti en estos últimos
años. —Elle realmente entendía. La pérdida de la capacidad de caminar es algo que
ella nunca habría sido capaz de tratar.
—No es excusa para drogarme. Prometo que intentaré ser mejor. —Él la miró a
los ojos. Necesitaba que le creyera en ese momento.
—Sé que lo harás, papá. —Elle le tocó la mano. Realmente quería creerle.
—No tengo mucha hambre. Creo que me estoy convirtiendo en una vegetariana.
—Elle se levantó de la mesa; tenía que salir de allí—. Buenas noches, papá.
Si Elle no estaba a punto de vomitar por lo que había visto esa noche, habría sido
feliz. Amaba a su padre más que a nadie y odiaba cuando él decidió convertirse en otra
persona, aunque fuera sólo un día. Solía ser en meses.
¿Llamar a la policía? Ella sabía que ninguna cantidad de policías podría salvarla
de ese hombre. Ella tendría que entrar en la Protección de Testigos, y aún así él
probablemente la encontraría.
Nop. ¿Decirles a mis padres? Sabía que eso sólo haría que sus padres llamaran a
la policía o abandonara la ciudad.
Tenía que averiguar quién era, al menos así lo vería venir. Elle decidió repetir lo
que había sucedido esa noche. Fue difícil para ella hacerlo ya que lo único que podía
recordar era el sonido de la pistola.
Cerró los ojos con fuerza, obligándose a imaginarse al jefe. Vio a un hombre
mayor, de cabello oscuro, guapo con un traje.
Elle sintió que todo el mundo la miraba. Estaba segura de que esto sólo
aumentaría su intimidación.
—¿Mi ensayo? No, lo siento. —Elle observó al Sr. Evans caminar al siguiente
estudiante.
Cuando el Sr. Evans se acercó a la parte delantera de la clase, se dio cuenta del
asiento vacío donde Cassandra se había sentado ayer. Miró alrededor del salón,
preguntándose si había decidido moverse.
Hmm, ¿sin Cassandra?
Lo tomó como una bendición ya que ella nunca había perdido un día escolar.
Jamás. Si una chica como ella se perdía un día, sería como si hubiera perdido un año de
su vida. Cassandra tenía que estar en el asunto de todos, perdiendo un día así
significaba la falta de algo potencialmente bueno.
Aun así, Elle sentía como si algunas personas la observaban. Miró alrededor del
salón de nuevo; sin embargo, no pudo encontrar a nadie. No era como si ella fuera un
punto particular de interés, sobre todo cuando el Sr. Evans había presentado una
estricta política de no-intimidación en su salón de clases.
—¿Sí?
—Creo que cogí un virus estomacal anoche. De hecho, hice la primera mitad de
la asignación antes del trabajo, y para el momento en que llegué a casa, estaba
demasiada enferma como para terminar. Me disculpo. —Elle esperaba que le creyera.
Eso era verdad, menos los detalles sangrientos.
—Está bien. No estaba realmente calificándoles. Mi intención era ver donde cada
estudiante en realidad se estancaba en inglés. Voy a considerar que tengas por lo
menos la mitad, ya que esperas escribir como profesión. —Por su declaración, Elle
podía decir que él creía que estaba diciendo la verdad. Era demasiado bueno para
tamizar a través de la verdad y la mentira.
Pues bien, el noventa y nueve por ciento de los adolescentes miente acerca del
por qué no hicieron sus deberes.
—Gracias, Sr. Evans. Lo aprecio. —Elle pensaba que realmente era un buen tipo.
Ningún maestro había hecho lo que había hecho por ella y por Chloe.
Ante el pensamiento de Chloe, Elle miró atrás para ver si ella estaba allí. No lo
estaba. Joder, ¿por qué haría eso?
—No dejes que pase de nuevo, Elle. —A ella no le importaron sus palabras de
despedida. Salió por la puerta y se fue directo a Pre-Cálculo.
Corriendo tan rápido, sintió que alguien se le acercaba. Había estado tan
preocupada por Chloe, que se había olvidado de comprobar quien se encontraba en el
salón para arruinar su día.
Cuando Elle sintió unos brazos alrededor de su cintura, sosteniéndola, tuvo que
alzar la mirada para ver a quién estaba a punto de echarle la culpa por golpearla. Nero.
Genial, de todas las personas.
Ella levantó su mirada hacia él, miedo de que pudiera hacerle daño al principio,
pero su rostro no mostraba malicia. Se limitaba a mirarle realmente curioso.
Realmente no sabía qué decir; en parte debido a que no sabía por qué se había
disculpado, y la otra parte era descartar su rostro hermoso y profunda voz.
—Yo-yo no sé por qué dije que lo sentía. Fue el instinto, supongo —le habló a su
pecho.; no podía mirarlo tan cerca y hablarle directamente.
Ella sintió cuando él dejó caer sus brazos después de unos segundos y juró que,
antes de que él la dejara ir, sus manos hicieron una más grande y más profunda
impresión. Alzó la mirada hacia él de nuevo. Tenía los ojos muy verdes. Nunca había
visto unos ojos verdes naturales antes.
—No lo siento.
Ella no se había dado cuenta de que la campana había dejado de sonar y que no
había nadie por los pasillos. Para el momento en que lo hizo, empezó a sentirse
incómoda. No le gustaba la forma en que Nero la hacía sentir.
—Será mejor que vaya a clases. —Elle necesitaba asegurarse de que Chloe había
llegado bien.
—Mira por dónde caminas la próxima vez. Ella no tuvo que darse la vuelta para
ver que él estaba sonriendo.
Elle decidió esperar hasta el almuerzo para decirle a Chloe lo que había ocurrido
en los pasillos, ya que nadie podía escucharlas en el salón de clases. Además, tendrían
algo de qué hablar en el almuerzo.
Elle descubrió que sin Cassandra nadie les prestaba atención. Como si fueran
invisibles. Algunos podrían pensar que nada podía ser peor que ser invisible, pero a
Elle y Chloe ciertamente les gustaba no ser vistas. Era como si estuvieran de
vacaciones. Demonios, Elle daría lo que sea para ser Casper, el amistoso fantasma, y
cambiar sus días siendo intimidada. Cualquiera que nunca haya sido intimidado nunca
podría entender lo que ella y Chloe pasaban cinco días a la semana.
Antes de que Elle supiera, eran cinco minutos para el almuerzo. No había
pensado sobre el asesinato desde el descanso de pasillo cuando Nero chocó contra
ella. Se preguntó qué significaba eso, pero entonces lo empujó fuera de su mente.
Debería de estar en un manicomio, aun así nunca he sido tan feliz. Le agradeció a
Dios por cual fuera la razón por que la que Cassandra no estaba ahí.
—¡Este es el mejor día de mi vida! —Por primera vez en años, Elle vio a Chloe
sonreír en la escuela, sin mencionar en el pasillo.
Lo sé. El mejor jodido día de todos. Me pregunto por qué Cassandra no está aquí.
—¿A quién le importa? Nunca pensé que una persona era la única razón para
que la secundaria fuera una pesadilla para nosotras. —Elle amaba ver a Chloe así.
—Si, yo tampoco. —Caminaron a la cafetería y vieron sus opciones. Aun así
escogieron la fila menos intimidante, sin querer empujar su suerte. Día de
hamburguesa de pollo será.
—Tengo que contarte lo que sucedió cuando me dejaste esta mañana. Por cierto,
¿Qué demonios? ¿Por qué hiciste eso?
—Porque el Sr. Evans dijo que necesitaba hablar contigo, no conmigo. Sabía que
era sobre ti no entregando tu ensayo. Él no iba a hablar sobre ello en frente de mí, lo
sabes. —Chloe levantó una patata frita y la metió en su boca—. Oh, ¿y por qué no
entregaste tu ensayo? Era la primera asignación del semestre.
—Estaba enferma. Escucha, tengo que decirte algo. No vas a creer quien habló
conmigo y no quería que…
—¿Estabas enferma? En serio, ¿esa es la excusa que me estás dando? Espero que
no hayas usado eso en él.
—Uh, si, estaba enferma. Esa es la verdad y el me creyó. ¿Por qué tu no?
Elle miró fijamente a Chloe. Ella tenía razón; siempre se estaba enfermando. Su
amiga no tomaría la carta de enferma. Sin embargo, Elle no podía decirle que había
visto a un hombre siendo golpeado anoche. No podía decirle a nadie que había visto lo
que sucedía. Elle había visto las películas—mientras menos sepas, mejor. No podían
herirte por información que no sabías.
—Bueno, este era otro tipo de enfermedad. —Elle esperó que Chloe lo aceptara.
Quería cambiar a algo que si podía decirle.
—Hola nena, ¿me puedo sentar aquí? —Elle volteó su cabeza y vio a Nero parado
allí, sosteniendo una bandeja.
¿Realmente acaba de preguntar eso?, ¿y en serio me llamo “nena”?
—Sí, ¿te estaba hablando directamente a ti, no? —Nero definitivamente era un
listillo.
Elle miró a Chloe, cuya boca colgaba abierta. Elle supo de inmediato que no
quería a nadie alrededor; a Chloe no le gustaba la gente nueva.
Podía decir que Nero estaba sorprendido por su respuesta. Debe de pensar que
puede llamar a una chica “nena” y tener todo lo que quiere.
—Está bien nena. Eventualmente me sentaré justo ahí. Puedo esperar. —Con
eso, Nero se alejó. Elle ni tuvo tiempo para pensar en una respuesta.
¿Acaba de decir qué? Mientras Elle lo vio ir a su mesa de siempre, notó que casi
todos la estaban mirando, las chicas en su mayoría.
Elle devolvió la mirada a Chloe, cuya boca todavía colgaba abierta. Una vez que
finalmente fue capaz de tragar la comida de su boca, dejó que las preguntas
empezaran.
—Jesús, Chloe, intenté decírtelo dos veces, pero seguías interrumpiéndome. Dije
que no ibas a creer quién me habló.
—Bueno, ¡dímelo de una vez! —Pensó que Chloe la iba a sacudir si no lo escupía.
Ella lo miró. Era perfecto, al menos por afuera. Sin embargo, nunca le había
hablado en un día de su vida. Estaba segura de que había dormido con la mitad de las
chicas en la escuela; por lo tanto, no le hacía falta compañía, lo que solo dejaba dos
opciones. O quería dormir con ella o hacerle algo horriblemente cruel.
—Quiere algo pero no voy a averiguar qué es. Sé exactamente lo que Nero
Caruso es, y “agradable” es la última palabra que utilizaría para describirlo.
—Sí, pero ¿no estás un poquito curiosa? —Chloe levantó su ceja derecha. Faltaba
una mecha de pelo de su cicatriz. Elle notó que su cabello negro estaba detrás de su
oreja—. Sé que yo lo estoy. —Elle no la había visto tan feliz en un largo tiempo. Odiaba
el hecho que Cassandra volvería mañana para arruinarlo. Chloe merecía ser feliz.
¿Quién diablos se cree que es? Oh cierto, el Rey de la Secundaria Legacy Prep. A
Elle no le importaba si era el rey del mundo, podía sentir un motivo oculto.
Es decir, ¿por qué ahora? ¿Por qué quiere hablar conmigo ahora?
Antes de que Elle supiera, era tiempo para la última clase del día. Acompañó a
Chloe a su clase, siguiendo para mantener su velocidad en los pasillos, pero aun así se
preocupó mucho menos hoy.
Mientras Elle sintió a alguien sentarse a su lado, volteó y vio a Nero sentado en la
mesa con ella.
Nero sonrió.
—Me estoy sentando. He decidido que no voy a ser amable y pedir por tu
permiso.
Elle miró alrededor del salón, notando a las cabezas huecas de Cassandra
viéndose furiosas. La cara de los demás se veía completamente confundida.
—No creo que esa sea una buena idea. Tu estatus está cayendo cada segundo
que te sientas aquí. —Elle se aseguró que tenía puesto su mejor tono sarcástico.
Nero se rio.
Elle lo miró; quiero decir, en serio lo miró. Él era mucho más alto que ella, pero
cuando estaban sentados, ella no tenía que alzar su mirada para ver su cara. Tenía piel
oscura y estaba rasurado limpiamente, pero podía decir que él podría crecer una
barba como cualquier hombre mayor. Algo sobre sus ojos la intrigaba; era como si
fueran esmeraldas.
Tan pronto como Elle fue a la parte de atrás de la clase para tomar un cartel,
Nero fue justo detrás de ella. Él encontró el suyo primero y se dirigió de vuelta a la
mesa. Elle agarró su cartel en blanco y se dirigió de vuelta también. Tendió su cartel
en la mesa y tomó su asiento.
—Porque no he decidido qué poner. —Elle de hecho no había decidido qué hacer
con la maldita cosa.
—Tú si sabes que se supone que pongas mierda que te guste, ¿cierto?
—Sí, sé eso. —Elle miró fijamente su cartel y se mordió el labio. ¿Quién soy?
Elle vio a Nero. Podía decir que estaba confundido a por qué ella no sabía que
poner en su poster. Juró que se veía casi preocupado.
¿Qué me hace feliz? Nunca había pensado en eso de esa manera. Muchas cosas en
su vida la molestaban; sin embargo, sabía que cosa la hacía siempre feliz; era la forma
en que se mantenía cuerda.
—Gracias.
Y entonces lo arruina.
—No me llames así. Deberías volver. —Elle asintió hacia la mesa en la que se
había sentado ayer. Las dos chicas habían puesto dagas en su piel todo el tiempo—.
Creo que te extrañan llamándolas “nena” de todas maneras.
—No s…
Ella solo podía asentir, su boca empezando a secarse. No estaba asustada de él.
Pero probablemente debería.
—Bien. Ahora, aquí es donde me sentaré así tengas un problema con ello o no.
Entiendo si no me quieres sentado contigo en el almuerzo, por ahora, pero no me
digas de nuevo que me mueva.
—Bien. —Elle intentó hacer que pareciera como si le permitía sentarse allí, pero
sabía que no había ganado por la forma en la que él estaba sonriendo. Idiota
arrogante.
Cada aquí y allá, podía sentir a Nero mirándola. Pensó que era un sentimiento
extraño tener a un chico mirándola de la manera en que él lo hacía. No podía describir
la sensación porque nunca la había tenido antes. Ningún chico la había mirado o
prestado ninguna atención en la secundaria. Ahora, en el plazo de un día, Nero le
hablaba y había escogido sentarse a su lado. Ella no sabía cómo sentirse sobre ello.
Sus emociones habían estado por todo el lugar el último par de días. Como
resultado, Elle seguía haciendo lo que estaba haciendo—escribiendo.
—Sí, claro. —Ella le dio el bolígrafo y lo vio esbozar algo en su cartel, aunque ella
no podía descubrir qué era.
Elle podía ver que Nero estaría un rato con su bolígrafo, así que se levantó y se
dirigió al armario en la parte trasera de la clase, que tenía varios estantes; Elle no
tenía idea donde estarían los bolígrafos.
—Aquí.
Elle sintió el cuerpo de Nero ligeramente a su espalda mientras se estiraba sobre
ella y agarraba algo de uno de los contenedores superiores, bajando el bolígrafo y
dándoselo. Elle le dio una medio sonrisa y empezó a caminar fuera del armario, pero
algo la había estado molestando; necesitaba saber algo de él, porque, justo ahí, no
tenía ningún sentido por el cual estaba hablando con ella.
—¿Por qué ahora? Ni una vez me has hablado, y ahora estás actuando como si
nos acabáramos de conocer o algo.
—Está bien. —Cerró la puerta del armario y dio un paso hacia ella.
—¿Q-qué estás h-haciendo? —Con cada palabra que hablaba, daba un paso atrás.
Nero dio un paso más hacia ella hasta que su espalda golpeó la puerta y estaba
atrapada.
Mientras Nero se inclinó hacia abajo, Elle pensó por un segundo que iba a
besarla; en su lugar, su boca llegó cerca de su oreja.
¿Sabe mi nombre?
Movió su mano al lado de su cintura y volteó la manija, retrocediendo para darle
espacio para que se moviera adelante así la puerta se pudiera abrir. Elle se escabulló,
su cuerpo ya no calentado por el suyo. Sin embargo, ella no entendía por qué
inmediatamente se arrepentía de alejarse.
Cuando él abrió toda la puerta así podía salir del armario, Elle se avergonzó con
todas las miradas que estaba recibiendo. Estaba segura que las secuaces de Cassandra
estaban pensando cientos de maneras de morir por la mirada en sus caras.
Elle recogió su bolso y se dirigió a la puerta, yendo tan rápido que nunca vio la
mirada en la cara de Nero. Él estaba completamente estupefacto.
Elle corrió por los pasillos sin ser consiente de si estaba corriendo hacia Chloe o
lejos de Nero.
Definitivamente hacia Chloe. Elle lo pensó por otro segundo. ¡Sip, Chloe!
—¿Estas lista?
—Uh, si, ¿por qué no lo estaría? ¡Ok, vámonos! —Elle casi tomó la mano de
Chloe, deteniéndose antes de hacer contacto. Chloe llevó su mano hacia su pecho y
miró hacia el suelo.
—Está bien. Vámonos. —Chloe pasó a Elle y se dirigió hacia las puertas.
De vez en cuanto, Elle se olvidaba del pasado de Chloe y sus problemas justo
antes de que estuviera un centímetro de tocarla; ahí los recuerdos volvían. Elle sabía
que no solo lo recordaba ella, sino Chloe también.
Alcanzaron el estacionamiento y Elle pensó que tenía un déjá vu. Dos veces,
aparentemente.
Las dos cabezas huecas estaban inclinadas sobre el auto de Nero. Una sensación
enfermiza creció en el estómago de Elle mientras caminaba tan rápido como podía al
auto de Chloe, pasando a Chloe y llegando primero. Descansó su mano en la manilla de
la puerta, desesperada por entrar.
Alzó la mirada, solo para ver la espalda de Nero mientras hablaba con las chicas.
Sin embargo, podía ver sus caras, y realmente deseó no poder hacerlo.
Cuando Chloe desbloqueó las puertas, Elle se lanzó, manteniendo su rostro hacia
adelante. No había manera de que volteara su cabeza. La sensación enfermiza de Elle
empezó a moverse ligeramente hacia arriba desde su estómago.
Tomó la jarra del café hacia una de sus mesas para llenar las tazas de los dos
hombres de ahí. Elle los había visto varias veces antes en el restaurante.
Esta de hecho, no era la primera vez que le preguntaban; era como la quinceava
vez. Aparentemente, era una cosa para ti el ir a un lugar donde un posible homicidio
hubiera tenido lugar. Todo el mundo quería saber qué había sucedido. Le recordó a
Elle de la secundaria. No creo que alguna vez pueda alejarme de eso.
Elle mantuvo la misma historia que les había contado a todos, incluidos los
policías. Ellos, por supuesto, le habían hecho algunas preguntas dado que ella había
cerrado el restaurante la noche anterior.
—Espero que no hayas estado aquí cuando sucedió. —Su rostro demostraba que
estaba haciendo una pregunta, no que estuviera preocupado. Elle empezó a tener
escalofríos en los brazos, pero se aseguró de mantener la calma.
Los dos hombres se miraron por medio segundo, confirmando lo que Elle había
temido. Ellos trabajan para el jefe.
Él sonrió.
—Eres una chica con suerte. Hubiera sido horrible ver algo como eso a tu edad.
—Sí, estoy bastante segura que me hubiera vuelto loca si hubiera visto algo
como eso. ¿Necesitan algo más?
La única razón por la que Elle pudo mantener la calma fue porque ellos no tenían
ni idea que había sido testigo de todo. Evidentemente, ellos no tienen problemas con
matar. De otra manera, ya estuviera muerta.
Elle sonrió y asintió, luego los observó yendo hacia la salida; finalmente pudo
respirar de nuevo. Gracias a Dios.
Elle creía que estaba fuera de peligro. Por ahora, de todos modos.
—Sí, Sal llamó hace una hora. Ella jugó al tonto con la policía. Tú eres mi
consejero Vinny; ¿Qué piensas? —Tomó un cigarro de su caja y luego cerró la tapa de
golpe.
—Te estoy aconsejando que resuelvas esta mierda por tu cuenta. Será bueno
para ti. Solo mantenme informado.
Con eso, terminó la llamada y encendió su cigarro. Su consejero tenía razón; ella
era jodidamente inteligente. Sabía que no abriría su boca en un futuro cercano. La
única cosa que no sabía era si ella lo había visto a él y a su gente hacerlo, o solo había
escuchado lo que había ocurrido. Eso, tenía que averiguarlo. Probablemente no diría
ni mierda ahora, pero nunca sabes si una persona cambiará de rumbo. Además, si sus
enemigos descubrían que había dejado un testigo vivo, podría hacer caer toda la
operación, todo lo que había hecho para estar a cargo.
Empujó los malos recuerdos. No podía sentir pena por esa chica. Su hijo había
estado ahí, así como Sal; tenía que protegerlos a ambos. Se había hecho un juramento
hace mucho tiempo para proteger a la familia.
Se echó hacia atrás en su costosa silla de cuero, dándole una calada a su cigarro.
Exhalando, observó el humo llenar la habitación.
Jugar con Ella había construido una tensión dentro de él. Necesitaba sacarla, y
cuando Stephanie y Stacy lo habían estado esperando en su auto, había sabido
exactamente cómo. Había escogido a Stacy porque ella había sido exactamente lo que
necesitaba; nada estaba fuera de los límites con ella. Por lo menos, eso había sido lo
que pensó que necesitaba, pero su pene todavía estaba dura. Por primera vez en años,
Nero estaba sexualmente frustrado. Joder, ¿se iba a dar prisa?
—¿sí?
Nero salió de la cama y abrió la puerta que daba al balcón. Saliendo, cerró las
puertas.
—Así que, asumo que esto era una prueba. ¿Cómo lo hice…jefe? —Nero se
aseguró que su padre recibiera el significado.
—Sí, hable con ella. Aunque le tomará tiempo confiar en mí. Ella no tiene
exactamente razones para confiar en alguien en la escuela. Como puedes ver, no es la
típica chica de secundaria.
—Sí, puedo ver eso, especialmente después de años de ver a las chicas que tu
hermano y tú traen a casa. ¿Por qué no pueden traer una chica como esa a casa?
—Probablemente porque tenemos que trabajar muy duro para llegar a sus
pantaletas.
—Bueno, tienes un mes para llegar a ellas y descubrir qué fue lo que vio. Oh, y no
quiero ver otra chica caminar por mi puerta a menos que sea Elle. Ya cometiste el
error número uno. Un pedazo de consejo, de padre a hijo, ella no es del tipo que la
engañan. Has terminado de joder por ahí. Considérate casado hasta que el trabajo este
hecho. —Todo lo que Nero pudo escuchar después de eso fue el tono diciéndole que
su padre había dicho su parte.
Nero apretó el teléfono. Terminado de joder por ahí. Eso era una broma.
Nero escuchó abrirse la puerta del baño. Stacy salió, bañada y vestida. Se dirigió
hacia la puerta.
No, no había terminado con ella esta noche; solo se había puesto más duro ante
el pensamiento de Elle. Nero estaba seguro que cogería a Stacy hasta que el
pensamiento de Elle desapareciera. Sin embargo, poco sabía Nero que el sueño
vendría primero.
Elle descansaba en la cama, exhausta. El trabajo había sido mentalmente
agotador, preocupada por el próximo que entraría por la puerta. Luego había tenido
que llegar a casa y hacer la tarea por encima de eso.
Para colmo, la idea de Nero yendo a casa con otra chica realmente estaba
dañando su cerebro. ¿Por qué siquiera me importaba?
Ella no entendía a los chicos que se sentían atraídos hacia las chicas como
Cassandra. Oh si, cierto.
Elle sabía que no era nada como ellas. No tenía dinero, no compraba ropa
costosa, y no se les aventaba a los chicos. Solo soy una mesera.
Honestamente, Elle nunca se había visto con nadie. Nunca nadie le había gustado
lo suficiente. Elle era definitivamente virgen—diablos, incluso nunca había sido
besada antes. Definitivamente yo no soy su tipo, y él no es el mío.
Elle había decidido hace tiempo, que no importaba lo que cambiara, no estaría
con nadie en la Secundaria Legacy Prep porque nadie daba una mierda por ella. Todas
las veces que había sido intimidada, todas las risas y miradas—los culpaba tanto como
los causantes del dolor real. Elle pasó la noche rogando porque el sueño llegara y la
rescatara de sus pensamientos, pero ni siquiera el sueño le dio un respiro de Nero.
Traducido por Pili
—Buenos días, Elle. —Elle pudo escuchar lo sorprendida que estaba Chloe al
escuchar su nombre saliendo por su boca.
Tomó asiento, y por supuesto, todo lo que podía ver frente a ella era Nero. Había
pasado toda la noche tratando de olvidarlo, y ahora él la había honrado con una vista
directa de sí mismo.
Volteó su cabeza para mirar a Chloe, incapaz de mirarlo más; incluso su nuca era
hermosa. Ni siquiera quería comenzar por los músculos de la espalda que vio bajo su
abotonada camisa blanca.
Chloe tenía una gran sonrisa en su cara así que no pasó mucho tiempo para que
Elle tampoco pueda mirarla a ella.
Tratando de ignorarlos a ambos, todo lo que Elle podía oler era el perfume de
Nero; era el olor de un auténtico hombre. Su perfume la llevó de vuelta hasta ayer en
el armario de arte. Tuvo escalofríos ante el recuerdo de los dedos de él bajando por su
piel. ¡ALTO!
Elle juró que esta era la clase más larga de su vida. Necesitaba alejarse de él.
Saltó de su asiento cuando la campana sonó y cogió su maleta. Esperaría por
Chloe en el pasillo. El problema era que Nero estaba preparado para su huida hoy. Él
agarró su brazo.
—¿Hacer el qué? —Ella le devolvió la misma sonrisa que él le había dado antes.
—Huir de mí.
—No hu…
Elle le miró a los ojos. Maldita sea, realmente no deben gustarle los mentirosos.
—Nop, lo siento. —Ella jaló fuerte su brazo de su agarre y corrió fuera de allí.
Una vez acomodada, Elle no pudo evitar sentir los ojos de Chloe posados en ella.
Miró a su mejor amiga para ver que estaba sonriendo de oreja a oreja.
—¡Déjalo! Juro que si no dejas de mirarme de ese modo, voy a buscarme una
nueva mejor amiga. —Elle cubrió su rostro con las manos. Era difícil no sonreír con
Chloe.
—Hmm, ¿cómo Nero? —Chloe estaba demasiado feliz para el gusto de Elle.
—Uh, no.
—No me gusta porque no le importo una mierda, todas las veces fui empujada y
apaleada. O todas esas veces en las que fui llamada camarera, todo el abuso mental
que he soportado, no, que nosotras soportamos. Luego, solo dos días atrás, él te llamó
anormal en inglés…sé que fue él. —Ese había sido nuestro primer día después de las
vacaciones de Navidad en clase de inglés. El Sr. Evans había pedido que nos
presentáramos, y cuando Chloe había finalizado, un susurro de “anormal”, había hecho
eco en salón, viniendo de la dirección donde estaba Nero—. ¿Ahora, por alguna
extraña razón, quiere que seamos amigos? No, al diablo con eso. —Elle había
terminado de pensar acerca de él; no quería malgastar más pensamientos en él.
—Escucha, Elle; todo lo que puedo decirte es que cuando lo veo mirarte, sé que
le gustas. Tal vez deberías darle una oportunidad. Creo que estás luchando con tus
sentimientos por mí.
—Importa. Quiero que seas feliz, Elle. No lo hagas debido a mis miedos. No creo
que Nero hiciese nada para hacerte daño a ti, o a mí. Yo podría acostumbrarme a Nero,
por ti, por supuesto. —Chloe bajó la mirada hasta sus manos.
Elle sonrió. Amaba a su mejor amiga. Chloe lo era todo para ella. Sin embargo,
tomaría tiempo para que Chloe confíe en Nero.
El día pasó y Elle se dio cuenta de que Cassandra no estaba todavía de vuelta en
la escuela. Ella Y Chloe fueron capaces de tener un día más de paz, y disfrutar de cada
segundo de este. Lo único malo es que ellas estaban seguras, de que cuando ella
volviese mañana, sería un Infierno.
Elle podía sentirlo ponerse furioso con cada segundo que pasaba. Aunque, no iba
a mirarlo. Honestamente la asustaba muchísimo. Sebastian golpeó sus manos sobre la
mesa.
Mientras toda la cafetería quedó en silencio ante su estallido, Elle pudo ver que
Chloe estaba absolutamente aterrada; había casi saltado diez pies. Cuando Elle
finalmente lo miró, pensó que parecía un completo psicópata.
Elle no dijo nada, sólo miró su rostro enloquecido. No había tenido sentido
haberle dicho una palabra a Sebastian; sólo empeoró las cosas. Y sí, ha sido peor que
esto.
—¿LO SABES? —Eso fue todo; gritó. Elle pudo verlo saltar hacia ella. Él quería
poner sus manos en ella y hacerla hablar. Elle cerró sus ojos, esperando a que llegara.
—Mejor que nunca pongas tus jodidas manos en Elle. No quiero verte hablando
con ella o incluso mirando en su dirección, y eso va por Chloe también. Joder, porque
si lo me aseguraré que todos en esta escuela te llamen a ti anormal. ¿Me entiendes?
Elle ya no estaba más asustada de Sebastian con un solo vistazo a Nero. Su voz
sonaba demasiado tranquila, su rostro muy compuesto, pero sus ojos verdes decían
que sus palabras eran verdaderas.
—Sus nombres son Elle y Chloe, y ustedes las llamarán por sus nombres.
Elle no había esperado eso y por la expresión en la cara de Chloe, ella no lo había
esperado tampoco. No podía creer que no solo le había dicho a Sebastian que se
largara sino a toda la maldita escuela también. Todos estos años, ella no había andado
con ninguna sola persona que la defendiera, y aquí Nero la había defendido ante toda
la escuela.
─ ¿Estás bien?
Ella esperaba que su cara no pareciera tan tonta como se imaginaba. Lo hace. Sé
que lo hace.
—Umm, sí, estoy bien. —Ella miró a Chloe para asegurarse de que ella estaba
bien. Ya no parecía atemorizada; parecía un poco aturdida. Elle estaba segura de que
ella se veía igual.
Nero sonrió.
Elle sabía que merecía algún consuelo por lo que había hecho. Aun así, sentía que
esto no iba a cambiar nada. No se creía que sus intenciones eran buenas y sabía que a
un chico como Nero nunca le gustaría ella. Sin embargo, resolvió que podría permitirle
sentarse con ella. No es como que seguirá sentado aquí, de todos modos.
Miró a Chloe para asegurarse de que estaba de acuerdo con eso. Sabía que no
estaba emocionada, pero podría manejarlo.
Nero miró a lo largo de la cafetería e hizo señas de “vengan aquí”. Elle vio al
grupo de Nero de su mesa y venir hacia ellas. Oh, mierda.
—No, te dije que podías sentarte aquí. No dije que ellos podían.
—Ba-Elle, escucha; dejarlos sentarse aquí asegurará que nunca nadie diga nada
o les haga algo a ti y a Chloe. Ellos no te lastimarán, te lo prometo. —Me lo aseguró sin
apartando su mirada de la mía, dejándome ver que estaba diciendo la verdad—. No
tocarán a Chloe tampoco. Te doy mi palabra.
Elle miró hacia Chloe. Sabía que se estaba quedando sin espacio para proteger a
su amiga en este Infierno. Este semestre había comenzado terriblemente, y era sólo la
primera semana. Elle sabía que necesitaba ayuda, y si alguien de esta escuela podía
proteger a Chloe, era Nero y su grupo. Lo siento, Chloe.
Elle sabía que él la había oído; él asintió con la cabeza, no sólo para ella sino
también para que su equipo se acerque.
Elle pudo ver la señal que Nero le dio a un joven rubio de sentarse al lado de
Chloe. Eso le sacudió el corazón un poco. Fue una buena elección porque era
prácticamente un niño y nunca había tomado parte en su acoso.
Nero tomó asiento al otro lado de Elle y colocó su brazo sobre la parte trasera de
la silla de Elle mientras Amo y Vincent se sentaron en los otros dos asientos restantes
frente a ellos.
Ella observó a los cuatro chicos mirar fijamente hacia ella y hacia Chloe. La
situación ya era extraña y eso solo hizo complicarla más.
Leo se rio de su propia broma, todos los chicos se unieron a él, y Elle no pudo
evitar reírse con ellos. Incluso Chloe se rio entre dientes. Automáticamente a Elle le
gustó Leo. Era algo que no podía evitar; era totalmente adorable con su cabello
castaño largo y oscuros ojos azules. Él sabía cómo manejarse incluso a una edad joven,
y Elle sabía que lo había aprendido de su hermano mayor.
Sorprendentemente, Elle pensó que el almuerzo iba bien. Nero, Amo y Vincent
hablaban mayormente consigo mismos todo el tiempo mientras que Elle le
preguntaba cuestiones a Leo de cómo le iba en la secundaria. Era fácil de hablar con
Leo, Chloe había entrado en la conversación también. Fue un almuerzo agradable.
Nunca habían tenido ninguna compañía salvo ellas mismas. A ellas, por supuesto,
nunca les importó, pero era un cambio agradable. Fue hora de regresar a clase antes
de lo que se imaginaron.
Elle y Chloe se levantaron primero para tirar sus bandejas a la basura, pero Nero
detuvo a Elle. Agarró su bandeja y la tiró por ella mientras que Amo se acercó y agarró
la de Chloe. Chloe, sin embargo, no la soltó; mantuvo sus manos sobre la bandeja,
sujetándola fuerte. Amo la sostuvo más firmemente y lentamente tiró de ella hacia él,
liberándola de sus manos.
—Yo-yo puedo tirar mi basura. —Chloe no apartó sus ojos del suelo, de ninguna
manera miraría a un tipo grande como Amo a la cara.
Elle se esforzó para no reírse de Chloe luchando por su bandeja contra Amo.
—Nos vemos luego, chicas. —Elle y Chloe sonrieron hacia Leo mientras se
marchaba a su clase. Él es demasiado lindo.
Amo empezó a caminar delante y Nero tomó el brazo de Elle para empezar a
caminar. Chloe caminaba detrás de Elle como siempre hacia. Nero se detuvo, y se dio
la vuelta.
—Um, ¿caminando?
—Es como camino siempre. —La cara de Chloe estaba confundida en cuanto al
por qué a él le importaba.
Trató de no notar las miradas que estaba recibiendo por los pasillos; no es que
pudiera culparlos. Habían comenzado el día como invisibles, y ahora caminaban con el
rey y su corte.
—¿Qué hay contigo huyendo de mí? —El tiró de ella para acercarla hacia él,
aferrando su cintura.
—Detenlo. La gente nos está mirando. —La atención constante de todo el mundo
le estaba haciendo sonrojarse.
—Bueno, no vas a recibir uno ahora. —Él todavía no se movía ni la dejaba ir, ni
un poco.
Nero sonrió.
—No quieres desafiarme, Elle. Recuerda, me debes un gracias. —Él la dejo ir.
Elle quedó estupefacta cuando irrumpió en su salón de clases. ¿Quién se cree que
es?
Pensaba que él era increíble. De ninguna manera su boca estaría en contacto con
la suya. Hace falta un beso, como agradecimiento. ¡Ja! ¡Sí, cómo no!
De repente Elle se dio cuenta que había hecho un pacto con el diablo.
Traducido por ValeCog
Elle había perdido toda la concentración en la escuela con todo lo que estaba
pasado. Su vida ahora se sentía como la zona desconocida. Además, aún no tenía ni
idea de cómo manejar toda la cosa del asesinato. Necesitada averiguar sobre este jefe
y ver si podía aclarar las cosas.
«Bueno, ha sido suspendida. ¿Sabes por qué?» Elle sabía por qué. Fue todo por
ella en la cafetería. Cassandra iba a cobrársela y no sería lindo. Olvídate del jefe
matándola, Cassandra iba a asegurarse de que estuviera seis pies bajo tierra en el
momento en que sus pies pisen de nuevo la escuela.
―Oímos lo que pasó con tu padre. Lo bueno es que pagó por tu matrícula antes
de que comience el año escolar.
―Bueno, ¿cómo diablos se supone que haga el dinero suficiente en una silla de
ruedas? Sé que perdió su trabajo. Es una pena que tu primer año sea tu último en
Secundaria Legacy Prep.
Sus risas sádicas corrieron a través de sus oídos. Sin embargo, no iba a
escucharla hablar sobre su padre de esa manera.
―¡Ayúdenme a sostenerla!
Vio una chica aparecer desde detrás de un conjunto de casilleros a través del
velo de sangre que escurría por su frente y hacia sus ojos. Recordaba verla el primer
día de escuela y pensar que era hermoso con su cabello negro que tenía unas ondas
ligeras en las puntas y sus ojos inusuales. Nunca había pensado que era posible que
alguien tuviera ojos grises. Sobresalía entre las otras chicas de su clase porque era
muy pequeña de tamaño y ya tenía figura femenina para su edad. Elle se dio cuenta de
que la chica estaba incómoda, que no había accedido a lo que estaba sucediendo.
―Chloe, dámelas.
―Ahora, perra, piénsalo bien la próxima vez que me des la espalda. ―Cassandra
agarró la cola de caballo de Elle y comenzó a cortarla. Elle sólo pudo llorar con cada
tijeretazo. No había nadie cerca para ayudarla, y estaba indefensa con tres chicas
sosteniéndola.
―De todas maneras, una chica como tú no necesita cabella largo y bonito como
este.
Elle miró hacia arriba y vio a la chica linda allí parada; sus ojos estaban brillosos
como si estuviera al borde de las lágrimas.
―Lo lamento ―susurró ella antes de salir corriendo del vestidor detrás de
Cassandra.
Elle aprendió una valiosa lección ese día mientras lloraba, ensangrentada y sola
en el vestidor. Aprendió a nunca bajar la guardia.
―¿Qué te dije?
―Me dijiste, pero decidí no escuchar. ―Cuando Elle le dio una sonrisa burlona y
dio un paso hacia la próxima clase de Chloe, Nero agarró su mano y entrelazó sus
dedos con los de ella.
―Sí, tú sabrás sobre Cassandra y Stephanie; son todos tan cercanos. Oh, aguarda,
me olvidé de que con Stacy también.
Él diciendo sus nombres había traído recuerdos de él estando con las tres en los
últimos días.
―Esa es una conversación aparte de la que podemos hablar más tarde. Ahora
mismo, te estoy preguntando, ¿quieres conseguir lastimar a Chloe? Porque sabes que
tengo razón.
Elle sabía que tenía razón, sin embargo eso no significaba que le gustara la
verdad.
Miró a Chloe.
―Ahora vamos a hacer las cosas a mi modo. Amo está en clase de salud con
Chloe, así que el la llevará a clases y la traerá de vuelta a Arte. ¿Está claro?
―Bien. Ahora, Amo te llevará y traerá de clases por ahora. ―Nero miró a la cara
enfurecida de Elle―. Sólo por la última clase del día, y se sentará a tu lado en clases.
¿Eso te parece bien?
Nero le dio un pequeño apretón a las manos de Elle. Se había olvidado de que le
estaba sosteniendo la mano; sin embargo, no lo podía ni ver ahora mismo y no quería
que la tocara. Trató de sacar su mano, pero él la sostuvo más cerca. Oyó a Vincent
reírse y dejó de intentar liberar su mano.
―Vamos, Chloe.
Amo comenzó a caminar y Chloe lo siguió. Se veía asustada, pero Elle no sabía si
era porque estaba asustada de mirar a Elle a la cara, o por tener que ir al lado del chico
más grande de toda la escuela. Elle vio su estatura en frente del pequeño cuerpo de
Chloe. Probablemente ambas.
Nero sonrió.
―Vamos; andando.
Elle trató de no sonreír. No quería que Nero supiera que apreciaba que la dejara
seguir a Chloe para asegurarse de que estuviera a salvo. Aún no me gusta.
Elle observó a Amo abrir la puerta de la clase. Chloe se paró allí, esperando que
él entrara primero. Lo vio modular la palabra “ve” cuando ella claramente no iba a
entrar primero. Chloe entró pisoteando y Amo entró después de ella, sacudiendo la
cabeza mientras cerraba la puerta.
Está a salvo. Elle no quería admitir que probablemente estaba más segura con
Amo de lo que alguna vez lo estaría con ella.
―Gracias por dejarme mirarla ir a clases. ―No quería decir gracias, pero tenía
que hacerlo por eso.
―Oh, ahora me agradeces. Así que ahora sé que tengo que hacer cosas buenas
por Chloe, no por ti. ¿Siempre han sido inseparables?
―¿De verdad? ¿Qué las hizo tan cercanas tan rápido? Porque las recuerdo a
ambas en primer año, y en ese entonces, siempre estabas parada en frente de Chloe.
Podía sentir los ojos de Nero mirándola y supo que estaba intentando conseguir
algo de su rostro; como resultado, se aseguró de revelar nada.
Estaban a medio camino de clases cuando Elle se dio cuenta de lo que estaba
sucediendo. Se volvió surrealista para ella el hecho de que estaba caminando a lo largo
del pasillo, con su mano entrelazada en la de Nero mientras todos los estudiantes
podían solamente mirar. Los oyó susurrando, y la mayoría de las chicas le estaban
lanzando miradas sucias. Elle decidió no darle importancia. No era como si pudieran
torturarla más de lo que ya había sido torturada. Pensó que debería al menos disfrutar
del momento de un chico sosteniendo su mano por primera vez.
―¿Los tres han sido siempre inseparables? ―preguntó Elle mientras tomaban
sus asientos.
Nero rió.
―Sí, algo así. Nuestros padres son amigos, así que básicamente fuimos forzados a
agradarnos cuando éramos pequeños. Ahora somos una gran familia.
―Shh… No, no lo es, Elle. ―Él estaba mirando alrededor del aula por si alguien
hubiera escuchado.
―Eso es tan adorable, sus padres son amigos… ―Mientras Nero trataba de cubrir
su boca para conseguir que se callara, se mantuvo riendo y movió su rostro, agarrando
sus manos para poder terminar―. Y también lo son todos sus hijos. Es lindo, como una
película de Disney. ―Se rió histéricamente de esa última parte, trayendo lágrimas a
sus ojos.
―Lo has conseguido. ―Se paró y tomó su mano, haciéndola ponerse de pie y
caminar con él al fondo del aula hacia el armario de suministros de arte.
―Lo-lo siento. Ya no bromearé sobre lo lindo que es. ―Pensó que Nero la miraba
como un lobo y ella era la presa. Agarró una pieza de su cabello y lo giró alrededor de
su dedo―. Quiero decir, definitivamente no es lindo. Nop, es masculino que todos los
padres e hijos sean mejores amigos. ―Elle estaba más y más nerviosa con cada palabra
que decía. Sabía que no estaba mejorando la situación.
―No te estás ayudando aquí, Elle. ―Colocó su mano debajo de su oreja, sus dedos
agarrando su cabello con la palma descansando en el lado de su cuello, posicionándola
para la toma.
Elle no sabía qué hacer. Dejó escapar algo que esperaba la salvara:
Nero la miró un segundo y vio que no estaba mintiendo. Frotó el pulgar hacia
adelante y atrás a través de la línea de su mandíbula.
―Está bien. Bueno, sólo por primera vez, tomaré un beso pequeño.
―¿Aquí?
Su estómago se llenó de mariposas. Elle solamente pudo cerrar los ojos cuando
sus labios tocaron los de ella. No lo forzó; lo había dicho perfectamente, sólo un beso
pequeño. Fue sólo un breve segundo de sus labios cerrándose sobre su labio inferior, y
luego se había ido.
Cuando Elle abrió los ojos, el aleteo en su estómago no se detuvo. Él se veía más
hambriento que antes, pero se alejó. Elle sabía que le convenía irse antes de que el
lobo cambie de idea sobre un beso pequeño. Sin una palabra o sonido, ella se deslizó
por la puerta, manteniendo la cabeza gacha. Elle estaba muy avergonzada de mirar a
alguien que pueda haberlos notado entrando en el armario. Tomó su asiento, mirando
a la mesa, con su mente hecha un revoltijo.
Vio su cartel aparecer en la mesa frente a ella, y luego Nero tomó su asiento a su
lado. Definitivamente no podía mirarlo luego de eso, así que rápidamente sacó algo de
papel y comenzó a escribir, gastando la mayoría de su tiempo en aquella tarea. Era
difícil concentrarse luego de lo que había pasado, sin embargo, estaba demasiado
avergonzada como para siquiera mirarlo.
Espiaría por la esquina del ojo de vez en cuando y sabía que él no le estaba
prestando ninguna atención. La próxima vez, cuando sus ojos echaron un vistazo, notó
sus nudillos. Había sentido los rasguños pero no se había dado cuenta de lo
inflamados que estaban. Estaban todos rojos brillosos. Antes de poder pensarlo bien,
la campana sonó. El instinto salió a flote, y se paró para recuperar a Chloe.
Elle vio a los estudiantes marcharse antes que ella, sintiéndose extraña; siempre
era la primera en salir.
―Ella, mírame. ―Elle bajó la mirada hacia Nero luego de darse cuenta de que no
la iba a dejar ir si no lo hacía―. ¿Confías en mí?
Elle miró a Nero fijamente. Por alguna razón, sabía, que cuando él hacia una
promesa, la cumplía. Simplemente era ese tipo de chico. No podía explicarlo.
―Sí ―dijo Elle en voz baja.
―De acuerdo, bueno, entonces siéntate. ―Elle no quería sentarse; quería esperar
afuera de la puerta por Chloe.
En el momento en que Elle vio a Amo en la distancia, saltó del regazo de Nero.
Esperó al lado de la puerta en donde Vincent había llegado hace un minuto para que
Amo los alcance. Cuando Amo se detuvo frente a ella, Chloe surgió detrás de él.
―Oh, ahora puedes hablar porque Elle está aquí. ―Elle sólo rió más fuerte―. ¡Te
culpo a ti! ―Apuntó a Elle.
Elle dio un paso adelante, yendo cabeza a cabeza con Amo. Sí, es grande. Y sí, es
aterrador, pero no sabe nada.
―No, no le enseñé una mierda. Aprendió a caminar detrás de mí cuando todos
comenzaron a intimidarnos.
―No, pero seguro como el infierno que no lo detuvieron. Ven, Chloe; nos vamos.
―Sí, como si tuviera mucho lugar para caminar junto a la bestia. ―Elle sacó la
lengua.
Amo estaba a punto de decir algo, pero Nero sostuvo su mano en alto. En su
lugar, Amo comenzó a caminar hacia las puertas delanteras de la escuela. Nero tiró de
Elle para que caminara a su lado y Chloe los siguió con Vincent siguiéndolos a todos.
―Chloe, al lado.
Chloe salió detrás de Elle con la cabeza gacha mientras Amo sacudió su cabeza
frente a ellos. Realmente me está frustrando demasiado.
Cuando Chloe finalmente miró hacia arriba, le dio una sonrisa compasiva, pero
Elle pensó que era agradable finalmente caminar de nuevo al lado de su amiga.
Mientras alcanzaban las puertas, el aire frío azotó su rostro y Nero la atrajo más
cerca. Amaba el frío, pero también le gustaba el calor de Nero.
Elle notó a Sebastian mirándolos antes de entrar a su auto. También notó su ojo
negro, que fue cuando se dio cuenta. Nero no golpea paredes, sólo rostros.
Llegaron al BMW de Chloe y Amo fue el primero en notar que algo no andaba
bien.
Nero corrió la mano por su cabello, empujando hacia atrás de su cara los
mechones oscuros.
―Está bien. He tenido los neumáticos rajados antes. Puedo conducir con ellos
por algunas millas hasta la concesionaria.
―Oh, Dios, ¿está hablando en serio? ―Elle estaba pasmada de que haya venido
de Vincent.
―Chloe, no vas a manejar con los neumáticos rajados, y menos con Elle. Las
llevaré a casa. Tu papá puede encargarse del auto, ¿cierto?
―Yo-yo puedo conducir. Ese era el punto de comprar los neumáticos. ―Lo sentía
por Chloe. Definitivamente no le iba a contar a su papá. De todas maneras, no era
como si a él le importara un carajo.
―Jesucristo, tengo que salir de aquí. Llevaré a Leo a casa por ti. Buena suerte con
estas locas. ―Amo se fue y le gritó a Leo para que lo siga.
Vincent le dio a Chloe una sonrisa malvada. Aunque era el más bajo de los tres,
Amo y Nero eran monstruosamente altos. Adicionalmente, Vincent era el niño bonito
del grupo; era perfectamente alto y tenía el tipo de cuerpo perfecto. Bueno, si estabas
dentro de toda la cosa perfecta.
Su cabello rubio claro y ojos azul bebé, junto con su rostro bonito, tenían a todas
las chicas compitiendo por su atención.
―Eso es lo que pensé. Nos vemos, hombre. ―Fueron por caminos separados, con
Elle y Chloe yendo con Nero y Vincent dirigiéndose hacia su propio auto.
Nero sostuvo la mano de Elle mientras abría la puerta trasera para que entre
Chloe. Ella se deslizó dentro y cerró la puerta, y luego él abrió la puerta del pasajero
para que entre Elle. Elle subió al Cadillac de Nero, pensando en cómo prácticamente
todas las otras chicas de la escuela habían subido también a ese asiento. Odiaba
pensar en ello; la hacía sentir enferma. Sin embargo, sabía que sin importar que, no
iba a ser como una de esas chicas.
Chloe salió del auto y cerró la puerta, luego giró y despidió a su amiga con la
mano. Elle devolvió el saludo y articuló “buena suerte” antes de que Nero se marchara.
Maravilloso.
Traducido por AnamiletG
Su cabello negro estaba un poco en su rostro. Se dio cuenta de que aún se estaba
acostumbrando a su cabello más corto por la forma en que se lo presionaba hacia
atrás para alisarlo. Le gustaba cuando lo hacía porque sólo lo hacía cuando sentía algo.
Debido a que actúa como si no tuviera emociones.
Elle movió sus ojos a la carretera. Le daba vergüenza que le hubiera cogido
mirándolo embobada.
—Estaba pensando acerca de lo que has dicho antes. Sobre cómo nunca hicimos
nada para evitar que te hicieran daño.
Elle mantuvo sus ojos en la carretera, sin decir nada. La cuestión era que no
había nada que decir.
—No sé por qué no lo hicimos. Yo creía que sólo las chicas lo estaban haciendo,
para ser honesto. No sabía que era Sebastián también. —Elle vio su mano apretando el
volante, sus nudillos poniéndose blancos de la presión.
Volvió la cabeza para mirar por la ventana del pasajero. No quería que su cara
mostrara nada.
Nero quitó su mano derecha lesionada del volante y tomó la mano de Elle.
Elle bajó la mirada hacia su mano entre las suyas y observó sus nudillos. Le tocó
la raspadura en su nudillo medio y le pasó la punta de los dedos a lo largo de cada
zona roja e hinchada, tejiendo dentro y fuera de los cuatro nudillos.
—No vas a decirme lo que hizo, ¿verdad? —Sacó sus ojos de la carretera durante
un segundo para mirarla.
—No, no lo haré.
Elle pensó en esas dos palabras. «¿Por qué no?» Después de estos últimos años,
nunca le había contado a nadie acerca de lo que le pasó en la escuela, y nunca había
revelado a nadie lo que le había sucedido a Chloe. Entonces, sólo dos noches atrás,
había visto a alguien asesinado y al instante había estado segura de que no le iba a
decir a nadie en su vida. ¿Entonces por qué no? Elle sentía como que tal vez estaba
formada de esa manera—para guardar secretos, para mantener la boca cerrada.
Siempre fue así. Estaba en su ADN. Imaginó al jefe en su mente y esto la llevó a
exactamente por qué ella nunca lo diría.
Mientras Nero la miraba en esa última palabra, ella le devolvió la mirada y sintió
que estaba casi sonriendo en el interior; sus ojos, al menos, parecían que lo estaban.
El viaje en auto fue agradable. Estaba muy cómoda allí, sosteniendo su mano. No
tenían que forzar la conversación; a ambos les gustaba el silencio a veces.
Nero rió.
—Dame tu teléfono.
—¿Por qué?
Cuando Nero le dio una mirada que decía que no lo interrogara, alcanzó en su
bolso y luego le entregó su teléfono. Era el momento perfecto porque él se había
detenido en una señal de pare.
—Muy graciosa. Escríbeme con tu horario de tarde para que pueda decidir
cuándo podemos salir.
—Debido a que has salido con todas las chicas de la escuela desde que este
semestre comenzó. —Por supuesto, podría haber estado exagerando, pero sólo un
poco. Prácticamente había salido con todas las chicas en la escuela, y tres en la última
semana. Las tres que hacían de su vida un infierno todos los días.
—No, yo he pedido que salgamos en una cita. Algo que no he pedido a ninguna
chica antes.
Elle volvió la cabeza hacia él. Sabía que no estaba mintiendo. Nero no era del tipo
que lleva a una chica en una cita; él era el del tipo que las lleva a su cama. Todavía no
iba a responderle, sin embargo.
—Ya he terminado con esas chicas. Sé que no me crees, y eso está bien, pero te lo
digo de todos modos.
Él se estacionó en la curva y saltó fuera del auto antes de que ella pueda poner la
mano en el pomo de la puerta. Abrió la puerta y se puso de pie frente al auto mientras
la bloqueaba con su cuerpo, su mano sosteniendo la puerta para que no pueda
moverse.
Le puso las manos sobre el pecho en protesta, pero antes de que pudiera decir
algo, plantó sus labios sobre los de ella.
Este beso fue diferente al anterior. Esta vez, era codicioso y trató de tomar más,
pero Elle no abría la boca. Le agarró la parte posterior de la cabeza para posicionar
mejor su cara, con la esperanza de que la abriera un poco. Ella no lo hizo. Su lengua le
rozó el labio inferior antes de que él se apartara.
Ella notó que sus manos seguían descansando sobre su pecho cuando volvió a la
realidad. No estaba muy segura de si incluso le había devuelto el beso. En realidad,
estaba bastante segura de que él había hecho todo el trabajo. Las mariposas la habían
devuelto al momento en que sus labios habían estado en los de ella, y que todavía
estaban allí.
Sí, no lo harían.
—Sí. ¿Y?
—¿Te das cuenta de lo peligroso que es para una chica de diecisiete años de
edad?
—Jesús, Elle, te llevaré a trabajar. —Los ojos de Nero comenzaron con la mirada
de miedo otra vez.
—¡No, no lo harás!
Cuando ella empujó a su pecho para conseguir que se moviera, ni siquiera lo hizo
un poco. En su lugar, Nero empujó su cuerpo más cerca de ella, sujetando su cuerpo al
de él. La tomó de la barbilla con la mano para asegurarse de que viera su rostro. Su
mirada se convirtió en hambre de nuevo, como si se hubiera vuelto el lobo.
—Esa mierda tiene el efecto opuesto en mí, Elle, así que ten cuidado la próxima
vez que pierdas los estribos. —Nero respiró profundamente dentro y fuera—. Ve a
trabajar en tu autobús. Pero disfrútalo porque no va a durar mucho más tiempo.
Elle trató de abrir la boca para hablar, pero no dejó que saliera una palabra.
—Voy a estar aquí mañana por la mañana para llevarte a la escuela. Si tu culo
sube al autobús, habrá repercusiones. Te reto a viajar en el autobús mañana, ya que,
de cualquier manera, voy a ganar. —Su sonrisa era casi mortal.
—¿Crees que por el hecho de que pienses que eres el lobo malo, debería hacer lo
que dices? Bueno, no funciona de esa manera conmigo.
Nero sonrió.
—Sip.
—¿Lo prometes?
Cuando Nero asintió, Elle se levantó de puntillas. Puso su boca cerca de la de él.
Justo cuando él se acercó, ella movió ligeramente su cara y le dio un beso en la mejilla.
Elle volvió a sus talones, riendo.
—Eso no cuenta.
—Sí lo hace. Dijiste que podía salir si te beso. Es tu culpa que no hayas dicho
dónde. Lo prometiste. —Ella sabía que lo tenía. Él lo había prometido.
—Tienes razón. Mantengo mis promesas, Elle. Sólo recuerda eso. —Nero quitó la
mano de la puerta del auto para dejarla pasar—. No te olvides de enviarme un texto
con tu horario. En realidad, vamos a hacer una foto de tu calendario —dijo, sonriendo.
Elle realmente había tenido suficiente. Pasó junto a él, sosteniendo su mano y
apuntándolo con la otra.
Cuando Elle finalmente fue capaz de cerrar la puerta, dejando a Nero fuera, soltó
el aliento.
—Él no es mi novio.
—Tu madre tiene razón; tráelo a cenar. Me gustaría conocerlo. —Su padre salió
de la cocina.
Este día se ponía cada vez mejor y mejor. Detrás de su madre, vio aparecer a
Josh, quién también estaba mirando por la ventana.
—No. No tiene sentido. Le dije a Lana y dijo que su esposo se hará a cargo de él
por mí.
Lana era su ama de llaves y lo había sido durante años. Ella era prácticamente el
único padre de Chloe. Chloe podría decirle cualquier cosa que necesitaba y Lana la
ayudaría.
—Eso es bueno.
—Lana me llevará hasta que consiga mi auto, así que... —Chloe no quería decirlo.
—Está bien. Nero dijo que me daría un aventón mañana por la mañana, y
siempre tengo el autobús.
—¿Oh en serio? Dime cómo fue el viaje en auto de regreso a casa. —La voz de
Chloe insinuó a una sonrisa.
—Bien.
—¿Sólo bien?
—Sí, sí, sí. Escucha, Chloe, si llegas a la escuela antes que yo, no puedo ayudarte.
—Lo sé. Puedo solucionarlo, supongo. Voy a estar ahí en el momento exacto
donde siempre estamos.
Elle odiaba que Chloe regrese a su voz no feliz de costumbre, pero tenía que
decirle.
—Todo bien. Voy a tratar de estar ahí al mismo tiempo, pero sabemos que Nero
llega tarde prácticamente todas las mañanas.
—Lo sé.
Elle se sentía muy mal. Iba a tener que encontrar algo mejor.
—Adiós.
En su cabeza, comenzaron a girar las ruedas acerca de cómo podría resolver este
problema. Decidió pensar mientras se vestía para el trabajo.
Mientras que estaba pensando, algo que Nero le había dicho anteriormente pasó
por su cabeza. «¿Te das cuenta de lo peligroso que es para una chica de diecisiete años
de edad?” Se preguntó cómo demonios sabía que tenía diecisiete años. En realidad, la
mayoría de los estudiantes de último año ya eran mayores de dieciocho años, a parte
de ella y Chloe. Entonces, ¿cómo iba a saber?
Nero empezó a sentirse encerrado en casa, sobre todo en su habitación. El
trabajo que su padre le había dado había empezado a rondar en su mente. Este era su
primer trabajo, el que iba a darle paso a unirse a la familia. Sí, su sangre biológica
podría ser parte de la familia, pero su sangre no sangraba con la familia. Al menos, no
hasta que hiciera el trabajo.
Siempre había sido consciente, desde que había sido joven, que iba a seguir los
pasos de su padre y hermanos. Iba a sangrar y morir al lado de la familia. Sin importar
lo que cueste.
Se preguntó por qué Elle había estado detrás del cubo de la basura esa noche.
Para cualquier otra chica habría sido más fácil romperse—infiernos, el trabajo ya se
habría hecho si ella fuera como todas las otras chicas con las que había estado. Pero no
Elle. Ni siquiera podía conseguir su puta boca abierta para meterle su lengua hasta la
garganta, y mucho menos decirle sus secretos. Se había sentado en su auto e incluso
protegido a un pedazo de mierda como Sebastian, por lo tanto, conseguir que le dijera
lo que había ocurrido no sería fácil.
Tenía que llegar donde Sebastian y poner sus manos sobre él. Como resultado, él
y su equipo se habían asegurado de conseguirlo a solas. Trabajaron en un plan para
ofrecerle algo de hierba, una vez que las chicas se quedaron en clase de español.
Dieron a Sebastian una oferta de paz de mierda para que él dijera que lo sentía, que se
había dejado llevar por el calor del momento. El calor del momento había llegado en
forma correcta.
Nero sonrió. Elle no había visto las buenas contusiones que estaba seguro que
Sebastian tenía bajo su ropa.
Una vez más, con el pensamiento de Elle, se puso duro. Su cuerpo estaba fuera de
control. Por lo general, una chica estaría en su cama para remediar su situación, pero
después de que su padre le prohibiera chicas que no fueran Elle, no podía correr el
riesgo. Sus besos lo habían hecho ponerse duro. Hasta el pequeño beso que tuvieron
en el armario lo había hecho encenderse.
Por lo general, eso habría sido una broma de beso, pero algo al respecto lo había
hecho querer más. Posteriormente, cuando había llegado a su casa, la había besado de
nuevo, con más fuerza. Ella ni siquiera le había devuelto el beso, lo que lo hizo mucho
peor. Ninguna chica jamás no le había devuelto el beso. Sabía que era un buen
besador—solía estar muy seguro de ello.
Cuando ella lo había empujado, había hecho todo lo que estaba a su alcance para
no tirar su culo en su asiento trasero y hacer lo que quisiera, seguro que podría hacer
que se cumpla.
Sonrió a lo que ella le había llamado antes, “el lobo feroz”. Elle tenía razón; él era
el lobo feroz. Sabía que funcionaba perfectamente para describirlo porque, cada vez
que miraba a Elle, veía a un animal lindo, indefenso.
Le gustaba el tamaño de Elle; era un buen partido para él. No era alta, pero
tampoco era pequeña. Su culo y senos eran los mismos en proporción, solo un poco
más de un puñado, y eso le gustaba. Sin embargo, el cabello y sus ojos eran sus cosas
favoritas sobre ella.
Su cabello rubio oscuro, tenía un toque de color rosa en él, y tenía una onda
agradable a lo largo sin ser rizado. Sus ojos eran enormes y azul como el océano. Fue
por eso que le parecía un lindo animal, porque cada vez que miraba en sus grandes
ojos azules, el lobo feroz quería su sabor. Más que una probada.
Cuando Nero se dio cuenta de que estaba a punto de volverse loco, hizo una
llamada telefónica.
—Elle no está aquí en este momento. Comienza su turno en una hora. ¿Quieres
dejar un mensaje?
Nero estacionó su auto un poco más atrás de la casa. Apagó el motor, luego las
luces, oscuridad completa rodeándolo. Solo tuvo que esperar como cinco minutos
hasta que la puerta principal se abrió y su objetivo salió. Justo a tiempo.
Mientras estaba caminando por la acera, notó lo que ella llevaba puesto. Su saco
gris oscuro cubría un vestido naranja oscuro. Nunca antes la había visto en un vestido.
Notó sus piernas largas y delgadas y se preguntó por qué ella siempre usaba vaqueros.
Sabía que el vestido era un uniforme, pero funcionaba totalmente para él. Hizo una
nota mental para verla de cerca antes que el trabajo fuera terminado.
Nero observó al hombre muy de cerca hasta que el bus llegó y ellos entraron. En
el camino hacia el centro de la ciudad, se quedó detrás del parachoques del bus todo el
tiempo. Podía ver a través del bus en los semáforos. El chico se había sentado
directamente detrás de Elle. Nero no le gustaba esto ni un poco. Están a veinte
malditos asientos de distancia.
Cada segundo que la veía en el bus, más se sentía como aparcar y lanzarla en su
auto. Él era un chico y sabía exactamente lo que el hombre mayor detrás de ella estaba
pensando—infiernos, quería detener el bus solo para matar al chico.
Cuando llegó la siguiente parada, vio a Elle levantarse y voltearse para
despedirse del hombre. ¡Qué mierda! Está pidiendo que la maten.
Nero se preguntó en dónde pensó Elle que vivía. La ciudad es controlada por la
maldita mafia. No solo sabía eso, sino también que ella había visto a alguien ser
asesinado en esas calles hace solo días atrás. Tampoco tiene idea que el gran jefe de la
familia Caruso era el que lo había hecho.
Fue ahí cuando Nero supo que Elle tenía un deseo de muerte. Se lanzaba en
frente de Chloe cada vez en la escuela; trabajaba en el restaurante en las noches en el
centro de la ciudad, e iba en el bus para llegar ahí.
Cuando salió del bus y las puertas se cerraron con el chico aún dentro, él empezó
a tranquilizarse para entrar en sanidad de nuevo. Se quedó detrás de ella por unas
cuantas cuadras que ella tenía que caminar para llegar al restaurante. Cuando logró
entrar, estacionó su auto de nuevo. Nero corrió sus manos a través de su cabello y
cerró sus ojos. Estaba ganando un dolor de cabeza después de observar a Elle ser
descuidada por su seguridad.
La observó por un rato a través de las ventanas del gran restaurante, sirviendo
café y tomando órdenes. El restaurante estaba lleno, mayormente hombres, la
mayoría de ellos viniendo del Casino Hotel. Él lo sabía porque los había observado
caminar de una puerta hacia la del restaurante. Después que había pasado un rato, se
enfermó de observar los rostros de los hombres mientras ella se acercaba a las mesas.
Ya no puedo observar más esto.
Nero apagó su auto y salió, poniéndole seguro a las puertas. Si observaba a Elle
otro segundo más, iba a tener que entrar ahí y observarla servirse café por el resto de
la noche. En lugar de entrar al restaurante como quería, fue hacia las puertas del
Casino hotel. Necesitaba salir de su miseria y terminar con este trabajo.
Cuando abrió las puertas y entró, el olor a humo lo envolvió y los diferentes
tonos de máquinas de juego saludaron sus oídos. Por alguna razón, Nero amaba el olor
y los sonidos altos. Veía paz en ellos. Era su segunda casa.
Caminó a través del casino, subiendo las escaleras donde dio la vuelta, mirando
la vista. La gente estaba riendo y pasando un buen rato, las luces diferentes, y la
emisión de humo que llenaba el aire lo hizo sonreír. Podía ver su futuro mientras las
escaleras lo elevaban, y eso hizo que Nero sea excepcionalmente feliz.
Salió de las escaleras, llegando a una revisión de seguridad para ir hacia las
habitaciones del hotel. El guardia lo saludó, dejando que Nero pase a la gente
esperando sus llaves de las habitaciones.
—Él dice que puedes entrar. —El hombre grande abrió la puerta y salió del
camino.
Nero caminó al otro lado de la habitación, llegando a una silla al lado de otra
puerta. Tomó asiento, sabiendo por experiencia que podía tomar un rato.
Nero sacó su celular. Tenía unos cuantos mensajes, pero no el que quería. Buscó
entre sus contactos, deteniéndose en el nombre de Elle. Apretó la opción de enviar
mensaje de texto, empezando una nueva conversación, escribiendo las palabras: ¿Aún
estás en el trabajo?
Cuatro minutos pasaron y obtuvo una respuesta que lo hizo sonreír. Tal vez.
«Hagamos una foto de tu horario». Ella no sabía si darle su horario era una
buena idea. Si lo hacía, bueno, entonces no podía mentirle, usando su trabajo como
excusa para dejar de hacer algo con él.
Elle se quedó mirando fijamente el papel un poco más de tiempo, llegando a una
conclusión y una solución.
Sacó su celular de su delantal y tomó una foto de su horario. Yendo hacia sus
textos recientes, supo exactamente qué decir.
Nero sintió su celular vibrar en su mano. Dándole la vuelta, leyó las palabras:
¿Qué te parece un trato?
A Nero le gustaba que Elle se preocupe tanto por su amiga. Le mostraba que era
leal. Sin embargo, su lealtad no cambiaba el hecho de que a él no le gustaba la idea.
Nero nunca había sido una persona mañanera. Ya iba a tener que levantarse temprano
para recoger a Elle para la escuela. No había manera que se fuera a despertar así de
temprano. Decidió contraatacar.
Elle sintió su celular vibrar en su delantal mientras servía café en una de las
mesas. Iba a hacer buena propina esta noche; el restaurante había estado lleno
prácticamente toda la noche. Fue hacia la encimera y sacó su celular, sin entender por
qué todo tenía que ser tan difícil cuando se trataba de Nero, mientras leía su mensaje.
Le diré a Amo que esté ahí temprano. Él puede cuidarla.
Elle no sabía por qué esta era una discusión. Ella era la que tenía un horario. No
hay horario entonces. Presionó la tecla enviar.
Elle había re-llenado las tazas de café hasta el borde cuando su siguiente
mensaje llegó. Entonces no hay nadie que cuide de Chloe.
Elle decidió enviarle un mensaje a Chloe primero. Amo estará en la escuela antes
que tú llegues. Quédate con él hasta que yo llegue, ¿de acuerdo?
Elle tomó una orden de uno de sus clientes usuales. Siempre le gustaba cuando él
venía. Él le contaba chistes graciosos y se aseguraba de que recibiera una buena
propina.
Cuando tomó su orden, leyó el mensaje de Chloe. Por favor no Elle. Estaré bien.
Elle pensó realísticamente por un segundo. No, ella no iba a estar bien.
Envió a Chloe otro mensaje. Cassandra podría volver mañana. Amo te encontrará
en tu lugar de estacionamiento, ¿de acuerdo? Ya sabes que es lo mejor.
Después que Elle dejó una orden en una mesa, regresó atrás de nuevo, riendo
ante la respuesta de Chloe. ¡UGHH BIEN!
Elle decidió volver a la cocina y tomar otra foto de su horario. Dejaría que Nero
gane la batalla, de nuevo. Pero desde ahora, decidió que las cosas iban a cambiar. Iba a
ganar esta maldita guerra.
Nero pensó que iba a dormirse en la silla enorme de cuero antes que Elle le
responda. Sabía que la tenía cuando le había respondido que no habría nadie quién
cuide de Chloe; entonces, no entendía por qué le tomaba tanto tiempo responder. Ella
ya había perdido.
Cuando su celular finalmente vibró, miró su respuesta. Así que, ¿Amo estará ahí?
Nero supo que había ganado de nuevo. Sip, muy temprano. Tienes mi palabra.
Un momento después, el texto fue seguido por un mensaje con una foto. Lo abrió
para poder agrandar la foto. La foto terminó ser mejor de lo que había pensado; podía
usar esto para su ventaja.
Nero pensó sobre lo que había pasado en esa noche. Se dio cuenta que si no
terminaba con este trabajo, iba a convertirse en viejo a una edad temprana.
Nero decidió apretar enviar al mensaje que acaba de escribir antes que la puerta
se hubiese abierto. Trato.
—Ha estado ahí afuera esperando un rato, jefe. —La reunión ya estaba casi por
terminar.
—La vi. Ella no es la usual. Es la clase de la que te casas y luego follas. —Miró
fijamente a su hijo, de pie en la esquina mientras colocaba un cigarro en sus labios y lo
prendía con su encendedor de metal.
El encendedor de hecho había sido un regalo del jefe el día en que su hijo se
había vuelto el segundo al comando. Él pensaba que todo hombre no solo debería
tener cualquier encendedor de noventa y nueve centavos que podías obtener en una
estación de gas mientras pagabas. No, este encendedor había sido entregado a través
de generaciones. Él había usado ese encendedor durante años. La única cosa era que
deseaba que su hijo encienda cigarrillos no cigarros3. Hay un montón de cosas que
desearía que haga de manera diferente.
El olor hizo que el jefe quiera buscar uno de sus cigarrillos pero no le gustaba
mezclar esa mierda con sus buenas cosas.
3
Los dos contienen tabaco pero en el cigarrillo, el tabaco está envuelto en hoja de tabaco u otro material que contenga
tabaco mientras que los cigarros contienen tabaco envuelto en papel u otro material que no contenga tabaco. Los
cigarrillos usualmente son más grandes y gruesos que los cigarros y duran más al ser fumados.
—Así que, ¿exactamente qué estabas haciendo?
—Tenía que asegurarme que las cosas estuvieran yendo en la dirección correcta.
—¿Lo están?
Su hijo tenía razón; no solo era un poco sospechoso sobre si Nero podía lograr
completar el trabajo, sino también de si su hermano lo podía lograr también.
—Sal, tráelo.
Observó a Sal abrir la puerta y dirigirse para hacerse cargo de algunas cosas.
Nero entró y cerró la puerta tras de él. A diferencia de su hermano mayor, tomó
asiento en una de las sillas.
—¿Cómo estuvo la escuela hoy, hijo? —Por la vista en el rostro de Nero, sabía
que él entendía a qué se refería.
—¿En serio? ¿Cómo sucedió eso? —Estudió a su hijo. Se aseguraría que todo lo
que saliera de su boca fuera toda la maldita verdad.
—Sip, me dio su horario de trabajo. Le dije que necesitaba ver cuándo podíamos
salir. —Nero le entregó su celular con la foto ya en su pantalla. El Jefe Caruso la miró.
Escuchó el sonido de un encendedor siendo abierto, luego prenderlo, su hijo
mayor continuando con otro cigarro. Lo observó cerrar el encendedor. Su hijo había
aprendido cada truco Zippo4 que había. Va a romper pronto la jodida cosa. La única
razón por la que no se lo quitó era porque sabía que su hijo lo arreglaría si lo
necesitaba.
—No creo que jamás lo diga. Ella mantiene un montón de mierda escondida. Ha
sido golpeada muy fuerte varias veces, pero nunca dirá quién fue. Le pregunté si una
persona en específico le hizo algo y ella lo protegió. Realmente es un pedazo de
mierda también, así que no hay razón para que no lo diga. Le pregunté por qué y me
dijo que no era una rata.
—¿Ella dijo que no era una rata específicamente? —Cuando observó a su hijo
asentir, flexionó su mandíbula. Continuaría con esto por ahora—. ¿Quién es su amiga?
4
Varias formas fáciles y rápidas de prender un encendedor.
—Esperemos que aprenda cómo amar voluntariamente a un Caruso en un mes.
Ya sabes, por su bien. —Inhaló su cigarro, dejando que el final del mismo se ponga
rojo brillante.
—Sip, Lucca, esperemos que ese termine siendo yo. Ya sabes, por su bien.
—Ella es.
—Mierda, todos nos estamos llevando tan bien. —La relación que tenían con el
padre de Chloe era crucial para su negocio. Había tomado un tiempo meterlo en su
nómina de sueldos y no había sido fácil.
Supo el segundo en que vio ese horario de una semana que Elle estaba a un paso
más allá de Nero. Él era dueño del Casino Hotel; por lo tanto, sabía que los horarios
típicamente se establecían con más de una semana de antelación.
—Planeo eso, jefe. —Lucca dejó la habitación sin hacer sonido. El jefe Caruso no
estaba ni siquiera seguro que la puerta se había cerrado.
Pensó en lo que Nero había dicho mientras llevaba el cigarrillo a su boca. «Ella
me dijo que no era una rata”. Su instinto había tenido razón; ella había hecho más que
solo escuchar lo que había sucedido en ese callejón e iba a hacer lo que sea que se
necesitara para descubrir exactamente lo que había visto. Exhaló en un intento de
deshacerse del horrible olor a cigarro llenando la habitación. He visto un montón de
hombres convertirse en ratas.
Nero salió de la habitación, rabeando por dentro. Solo esperaba no haberse
delatado. Cuando llegó al elevador, decidió enviarle un mensaje a Elle de nuevo.
Cuando salió del elevador, empezó su camino de regreso a su auto, pasando a los
guardias de seguridad, bajando por las escaleras y saliendo del casino. Había entrado
al casino más temprano con una sensación diferente de la que tuvo cuando se fue.
De nada hermano.
Sabía que su hermano no tocaría a Elle de esa manera, pero aun así no le
gustaban las palabras que él había espetado de su boca sobre ella.
Odiaba el hecho que ellos estuvieran yendo tras su espalda. Una vez que le das a
alguien el trabajo, entonces era solo su trabajo. No había mierda. Este era el primer
trabajo de Nero y no quería ninguna ayuda.
Puedo hacer esto por mi cuenta.
Nero observó a Elle a través de las ventanas del restaurante. La vio reír mientras
llenaba las tazas en la mesa llena de hombres. Agarró el volante, habiendo tenido
demasiado. Iba a entrar ahí.
Salió de su auto y vio a Elle entrar al bar. Ella bajó la mirada y empezó a sonreír.
Había dejado de caminar inmediatamente. La sonrisa lo detuvo a mitad de camino. La
sonrisa que tenía en su rostro era una que él no había visto antes. Sintió su celular
vibrar.
Muérdeme, leyó.
Ella regresó al bar y dio esa misma sonrisa que hacía que su pecho se sienta un
poco débil. No estaba seguro de qué era.
Estoy segura que lo harás, lobo. Puedo llegar a casa de mi abuela por mi cuenta.
No tengo una. Me gustan varias. ¿A ti? Leyó él cuando su celular vibró de nuevo.
No era de los que se enviaba mensajes con chicas. Realmente nunca daba una
mierda de lo que estas tenían que decir. Las chicas de la secundaria solo querían
chismosear y él solo quería follarlas. Elle era diferente; solo respondía sus preguntas y
hacía sus propias preguntas hacia él. Se dijo a sí mismo que esto era una buena cosa
para el trabajo; tenía que conocerlo al completo para confiar en él.
La observó hasta que terminó su trabajo y se puso su saco. Estaba aliviado que
finalmente saliera de ahí. Ella caminó las pocas cuadras hacia la parada del bus y se
subió mientras Nero la seguía justo detrás todo el tiempo. Ella salió del bus y él apagó
sus luces, siguiéndola hasta que entró a su casa.
Cuando entró, Nero se frotó sus ojos. La noche había sido dura. No creía que
podría verla ir y regresar del trabajo de nuevo. La ciudad era peligrosa y Nero
realmente sabía exactamente lo peligroso que podría ser. No tenía idea cómo ella
seguía en una sola pieza, o sana para la cuestión, por el tiempo que había estado
trabajando ahí. Él iba a tener que salir con algo. Y al ver su horario, necesitaba hacerlo
pronto; de otra manera, su sanidad iba a ser la perdida, por su bien.
Recogió su celular, mirando sus contactos antes de hacer la llamada. Sonó tres
veces antes de que respondieran.
Nero se rio.
—No dejaste que las dos pequeñas niñas lleguen a ti, ¿verdad?
—Nop, ella va a una escuela pública. Prefiero no tener todos tus sentimentales
segundos.
—¿Ella viene con amigas? —Nero sabía que se volvería loco si no encontraba a
alguien para deshacerse de sus bolas azules.
—Bueno, de hecho ese es el motivo por el que llamé. Amo, tengo un trabajo para
ti.
Traducido por Mais
Estaba feliz con su atuendo. Nunca había creído que la etiqueta de precio
determinaba qué tan bien se podía ver un atuendo. Sin embargo, sin lujosas marcas
cosidas en su ropa, todos en la escuela tenían libre reinado de hacerle cosas a ella.
Continuó para peinarse, la masa ondulada fue suavizada por las cerdas y las hizo
brillar. Se colocó su maquillaje ligero; polvo, máscara y su pomada rosada para los
labios. Satisfecha con la forma en que se veía, agarró su cartera y salió de su
habitación.
Caminó a través de su casa y revisó la hora. Se supone que Nero iba a estar ahí en
cinco minutos. No estaba segura si aún iría con él; se haría la idea cuando saliera por
la puerta principal.
—Bueno, deja saber a tu padre qué día estás libre esta semana y te cocinará la
cena así puedes invitarlo a casa. —Elle miró a su padre. No se veía muy satisfecho por
la manera en que estaba moviendo los alimentos.
—Hazlo.
Elle asintió y tomó otro mordisco de su galleta antes de dejarla. Josh estaba listo,
llevando su mochila. Elle revisó la hora, siete y treinta.
Ella y Josh salieron de la casa y sostuvo la mano de Josh mientras caminaban por
la acera. Nero no estaba ahí, así que lo tomó como una señal para tomar el bus. Dejaría
a Josh en la parada del bus primero desde que estaba en el camino. Empezaron a
caminar por la calle.
—¿Qué hiciste?
—Nada.
—Eso es lo que yo hago y ellos no se han detenido. —El corazón de Elle empezó
a romperse. No quería que su hermano pase por lo mismo que ella.
—Aún lo escuché.
Cuando Elle y Josh llegaron donde Nero ella sintió sus ojos mirarla de arriba
abajo. Notó que su rostro no se veía tan enojado.
—Hola hombrecito. —Nero mostró su puño. Elle lo notó verse peor que el día
anterior.
—Sí, le dije a Josh que lo dejaría en la parada del bus. —Elle bajó su voz—: Creo
que un chico de quinto grado le está dando problemas.
—Jesús, Elle, eso solo lo hará peor. Ven, vamos. —Nero asintió con su cabeza
hacia la parada del bus y Elle y Josh empezaron a caminar de nuevo con Nero al lado
de Elle por el resto del camino hacia la parada.
—Adiós Elle-bell.
Cuando llegaron, Elle podía decir exactamente quiénes eran los chicos que
habían estado molestando a Josh. Ya estaban molestando a otro pobre y pequeño niño.
Sin embargo, tan pronto como notaron a Nero y a Josh, cada niño se quedó mirando
fijamente. Elle sabía por qué también; Elle, por sí misma, había estado un poco
aterrada cuando vio a Nero por primera vez y eso había sido hace años atrás.
Cuando el bus de la escuela se estacionó, Josh y Nero golpearon sus puños y Josh
entró al bus. Nero caminó hacia los otros matones. El pequeño niño fue capaz de
liberarse cuando Nero los alcanzó. Ella sabía que Nero les estaba hablando pero no era
capaz de escuchar lo que estaba diciendo. Por las miradas de los niños, supo que no
eran cosas que probablemente deberías de decirle a un niño. Bajo circunstancias
diferentes, Elle podría haberse preocupado por la forma en que corrían como si sus
vidas dependieran de ello una vez que terminó, pero ella se estaba poniendo enferma
de todo el acoso. Adicional a ello, sin duda no iba a tolerarlo cuando se tratara de su
pequeño hermano.
—No, ese fue solo un adicional. —Jaló su cuerpo más cerca—. Pensaré en algo.
Elle se rio.
—¿Qué? Creo que es lindo como una película de Disney o una mierda como esa.
—No había terminado de ser sarcástico. Aunque ella pensaba que se merecía eso.
Ella y Nero caminaron al auto pacíficamente. Ella casi no quería que se termine.
Le gustaba caminar su calle en el frío a su lado.
Nero sostuvo su mano y fue hacia la puerta del copiloto. Elle estaba esperando
que él la abra para ella, pero en lugar de eso, la empujó contra el auto.
—¿Qué te he dicho sobre mentirme Elle? —Su rostro estaba solo a centímetros
del de ella. Ella se imaginó que él estaba muy irritable; sin embargo, no sabía por qué
lo estaba descargando contra ella.
—No tienes que ser tan malhumorado por la mañana. Anda a dormir más
temprano si estás tan jodidamente cansado.
Elle vio algo romperse en los ojos de Nero. Lo que acaba de decirle claramente lo
había enviado al borde. Se dio cuenta que probablemente no debió de haberlo dicho
cuando sus labios golpearon contra los de ella. Esta vez, la sensación de mariposas
regresó con más fuerza. No podía creer que fuese posible, pero Nero estaba más
hambriento que la última vez que la había besado.
Nero agarró su cintura con su mano libre, acercándola aún más a su cuerpo. Elle
podía sentir su bulto crecer en la parte baja de su estómago, haciéndola darse cuenta
lo que estaba sucediendo. Intentó apartar su pecho y Nero mordió su labio. Auch.
Luego lo succionó en su boca para quitar el dolor haciéndole a Elle olvidarse lo
excitado que Nero se estaba poniendo. Había empezado a hacer cosas con ella con la
forma en que ella estaba lamiendo sus labios, intentando entrar. Jaló su cabello un
poco más fuerte sin ningún éxito.
Elle lo escuchó decir la palabra “abre” en sus labios. No le gustó cuando él se
apartó para hablar, su propio deseo haciendo que su mente se desmorone. Ella abrió
su boca.
La sensación de su lengua entrando a su boca fue una que Elle no creía que le
gustaba, pero cuando sus lenguas se encontraron, Elle se preguntó por qué había
luchado tanto contra ello. Su lengua logró llegar a la de ella para soltarla de su boca,
dándole la oportunidad a Nero de lo que había estado esperando. Él chupó su lengua
en su boca, haciendo que Elle se encienda hasta la punta de sus dedos del pie y
enterrara sus uñas en su pecho. Involuntariamente dejó que se escapara un gemido de
sus labios.
El gemido hizo que Nero haga lo opuesto a lo que Elle había pensado que haría.
Apartó sus labios de los de ella, haciéndola regresar a sus pies. Luego recostó su frente
en la de ella mientras respiraban pesadamente. Elle aún podía sentir su bulto antes
que él apartara sus caderas ligeramente, pero todavía estaba al tanto que se había
agrandado.
—¡Me mordiste! —Tocó su labio para ver si había sangre. No la había, pero su
labio se sentía un poco hinchado.
Nero se rio.
—Estaba siendo sarcástica. —Elle lamió su labio para ver si sabía a sangre,
sintiendo que empezaba a palpitar.
Nero obtuvo la mirada hambrienta en sus ojos de nuevo. Ella pensó que él iba a
dale otro beso rudo pero esta vez, él tiernamente besó su labio inferior, dejando que
su lengua pase por encima de la parte que se sentía como si estuviera quemando.
Él alzó su cabeza.
—¿Mejor?
Elle no creía que un chico como Nero pudiera ser tan dulce, aun así, la forma en
que lo había hecho había causado que su corazón se hunda hasta su estómago,
juntándose con las mariposas que aún lo llenaban.
Nero sonrió.
—Bien. —Finalmente soltó su cuerpo del de ella, dándole espacio para moverse
así él podía abrirle la puerta—. Vamos a llegar tarde.
Nero soltó una buena risa ante eso. Ella nunca antes lo había escuchado reír así.
Su estado de ánimo había mejorado mucho. Sí, claro, porque al final había conseguido
meter su lengua en mi garganta.
Nero la miró, y cuanto estuvo satisfecho con su respuesta encendió el auto. Una
vez que se puso en marcha, Elle decidió hacer la pregunta que la había estado
molestando toda la noche.
—¿Cómo sabías que tenía diecisiete? —Mantuvo sus ojos sobre Nero.
—Todos los mayores o tienen diecisiete o dieciocho. Solo aposté por el que
apareció primero en mi cabeza. Suerte, supongo. —Miró a Nero mientras este no
apartaba la vista de la carretera. Sabía que Nero solo había tenido dos opciones. Fue
un disparo de cincuenta-cincuenta.
—A parte del hecho de poder comprar cigarrillos y ser juzgado como adulto,
nop.
Elle se rio con fuerza. Se había imaginado que era así como se sentiría.
Nero la miró y ella dejó de reír cuando él agarró su mano. Mirando su mano
entrelazándose con la de ella, se dio cuenta que realmente lucía mucho peor que ayer.
Nero sonrió.
—No.
Nero la miró.
Elle sabía que él no mentía. Los mentirosos no te miran a los ojos cuando
mienten.
Él le apretó la mano.
Se relajó en su auto durante el resto del camino a la escuela. Deseó no tener que
ir, contenta con quedarse en su auto, pero tenía que estar allí para Chloe.
—Está bien. —Estoy segura que ella está bien con Amo.
Al final, Nero soltó su mano y ella salió del auto, agarrando su mochila de paso.
Decidió confiar en Nero, y en lugar de correr al aula de clase, se detuvo junto al auto.
Cuando Nero se acercó a ella, tomó su mano y ambos empezaron a caminar en el
interior del edificio. Elle caminó un poco más deprisa de lo que pensó que le gustaría a
Nero, pero no le importó—solo quería ver a Chloe.
Cuando se acercaron al aula de clases, Elle notó a Amo apoyado contra los
casilleros. Lucía incluso más duro que Nero esta mañana.
Cuando por fin alcanzó la puerta, asomó la cabeza y echó un vistazo al interior. El
alivio la inundó cuando vio a Chloe en su silla al final de la clase. Podía decir que Chloe
se veía un poco de mal humor, pero podía con eso.
Abrazó un lado de Amo, después se estiró tan alto como fue capaz y lo besó en la
mejilla, o al menos lo intentó.
—Gracias.
Elle salió corriendo hacia el aula de clases para estar con su mejor amiga. No
podía estar más feliz.
Nero no podía estar más cabreado. No podía entender cómo Amo podía
conseguir un puto gracias sin pedirlo. Cómo podía conseguir un beso sin pedirlo.
¿Cómo es que nunca se ha lanzado hacia mí para un abrazo? Yo quiero un puto abrazo.
Pero decidió tomárselo con calma.
—¿Acaba de hacer lo que creo que acaba de hacer? —preguntó Amo, apuntando
en la dirección en que se había ido corriendo Elle, alejándose de Nero, otra vez.
—Sip, lo hizo.
—Está bien, hombre. Luces como la mierda hoy. ¿Una noche movidita?
—Más bien una jodida mañana movidita. —Amo bajó la voz—. Esa chica está
chiflada. No puedo hacer de puta niñera otra vez. Dile a Vincent que lo haga; le gustará
cuidar de ella.
Nero sabía que este trabajo no sería fácil. Las chicas posiblemente estaban más
unidas que él y su grupo.
Amo asintió.
—Christa, ¿eh?
La forma en que se había sentido la boca de Elle solo lo hizo peor. No había
planeado besarla así, de cualquier forma, la única otra cosa que él quería hacer era
estrangularla por decirle que se fuera pronto a la cama. La única razón por la que se
mantenía despierto toda la noche era porque todo en lo que podía pensar era la
manera de hacer que ella dejara de viajar en autobús. Y de sacudirle los putos sesos.
Entonces, cuando había gemido en su boca, se tuvo de detener porque si hacía otro
ruido, estaba seguro que la tomaría sobre el capó de su auto.
—Sí, yo también. Tal vez estaba muy ocupado dirigiendo la ciudad. —No sabía
por qué más él dejaría un BMV.
—O tal vez no le gusta lidiar con el endemoniado culo de su hija tanto como a mí.
—Elle, no puedo con él ¡Está loco! —Chloe trató de mantener baja su voz, pero
Elle sabía que estaba a punto de perder el control.
—Shh, lo sé, pero estás de una pieza, intacta, ¿verdad? —Elle se estaba
asegurando que nadie estuviera tratando de darles ningún problema.
—¡Apenas! Intentó empujarme para caminar a su lado. Todo lo que tenía que
hacer era decírmelo.
Elle se rió.
—Chloe, tienes que empezar a caminar junto a nosotros. Está bien siempre que
estemos con ellos. Esto es algo bueno. Ya no estoy tan preocupada, ¿lo estás tú?
Elle supo que no lo estaba por la forma en que se veía. Definitivamente no había
tenido más que una hora de sueño.
Después de un minuto, Chloe respondió por fin.
—Mira, Chloe. Ellos pueden conseguir que sobrevivamos el resto del semestre.
Luego, nos iremos y ya no los necesitaremos. —Sabía que por fin serían libres, y solo
serían ella y Chloe.
Chloe suspiró.
Elle observó a Nero entrar en la clase. Lo que fuera que él y Amo habían estado
hablando lo había enojado. Jesús, yo pensé que había estado enojado antes.
Esta vez, Nero estaba echando humo. Elle pensó que debería estar un poco
asustada. Cuando empezó a tomar asiento justo delante de ella, le dio una mirada
asesina. De acuerdo. Ahora estoy un poco asustada.
No tenía ni idea de lo que había pasado entre ellos en el pasillo, pero algo le dijo
que probablemente no quería saber.
Después de que el Sr. Evans asignara a todo el mundo Beowulf5, la clase empezó
a leer una escena en alto jugando al nombrado6. Honestamente Elle no prestó
atención; estaba demasiado ocupada pensando en qué tendría a Nero tan enojado.
A Elle no le importaba ser su guía. Sabía que era difícil para Chloe mostrarle sus
nuevas marcas. Elle habría sido de la misma manera. Los cortes todavía se veían rojos
y desagradables, pero estaban sanando cada día. Solo deseaba que su mente
comenzara a sanar.
5
Es un poema épico anglosajón anónimo que fue escrito en inglés antiguo en verso aliterativo.
6
Consiste en decir quien sigue leyendo después de ti.
Mientras Elle caminaba por el pasillo, vio a Sebastian y uno de último año
haciendo algo sospechoso. Sebastian entregaba el dinero mientras el otro una bolsa
pequeña. Elle se imaginó que pensaban que estaban siendo astutos haciéndolo en la
parte trasera del pasillo cuando todos los profesores habían hecho sus
comprobaciones del día hacía una hora.
Cuando el trato estuvo hecho, Sebastian miró alrededor mientras el otro se iba
con su dinero. Elle giró rápidamente la cabeza, temerosa de que Sebastian pudiera
haberla visto. Supuso que no fue así cuando no vino detrás de ella.
Estaba más cerca de las puertas cuando tuvo que tomar una curva cerrada para
salir de los pasillos y llegar a la parte de delante. Cuando tomó el giro, sintió un gran
golpe en la cara. Juró que escuchó su nariz romperse con el golpe. Fue golpeada con
tanta fuerza que cayó sobre su trasero. Se tocó la nariz, y pudo sentir la sangre
corriendo por su rostro, empapando su camisa.
Elle alzó la vista y vio a Chloe congelada en su sitio y a Sebastian por encima de
ella con un libro enorme y gordo de biología en sus manos. Elle estaba aterrada por la
mirada en el rostro de Sebastian.
—No iba a decir nada. No me importa lo que hagas. —Ahora sus manos y brazos
estaban llenos de sangre.
—¿Joder, qué acabas de decir? ¿No te importa lo que haga? —Sebastian alzó de
vuelta el libro y Elle se cubrió la cabeza. Sintió un porrazo contra su antebrazo y rogó
para que no se hubiera roto tampoco, por el sonido que había escuchado.
Elle alzó la vista. Se sintió enferma del estómago de que fuese a ir por Chloe.
Exactamente como había temido, alzó de nuevo el libro, esta vez dirigido a Chloe.
—No me digas que no. —Sebastian alzó el libro una tercera vez.
Elle se las arregló para alzar los brazos para cubrirse otra vez cuando golpeó el
mismo brazo. Por el sonido, supo que estaba roto por el segundo impacto.
Sebastian finalmente se fue, satisfecho con lo que había ocurrido. Elle ni siquiera
se preocupó por su brazo cuando alzó la vista hacia el rostro lloroso de Chloe. Las
lágrimas estaban iluminadas de rojo en el lado derecho mientras bajaban de sus
pestañas. Valió la pena por ella…
—Elle, es tu turno. Elle. —Elle fue devuelta por el sonido de su nombre viniendo
del Sr. Evans.
—Sí, Chloe te nombró. —Elle no podía creer que alguien hubiera elegido a Chloe.
Probablemente querían escucharla tartamudear.
La campana sonó y Nero y salió del aula. Por alguna razón, pensó que él
esperaría por ella. Elle y Chloe guardaron sus cosas y salieron para ver a Nero, Amo, y
Vincent apoyados contra los casilleros, hablando. Elle caminó hacia ellos, sintiendo a
Chloe detrás de ella.
Tan pronto como Elle llegó allí, su conversación llegó a su fin. Nero asintió hacia
Amo y empezó a caminar. Nero seguía disgustado, y no intentó actuar amistosamente.
Elle decidió que no le importaba, y después fue detrás de Amo.
Chloe caminó junto a ella. A pesar de que ella seguía siendo algo torpe, estaba
empezando a lidiar con ello. Elle incluso pensó que Nero caminaría junto a ella, pero
no lo hizo tampoco. Ella giró la cabeza y lo vio caminando junto a Vincent.
—Probablemente sea bipolar, Elle. Tú viste la mirada en sus ojos ayer con
Sebastian. —Probablemente tuviera razón. Sin embargo, lo que sea que tuviera Nero,
necesitaba medicación para sus problemas.
—Apuesto que tienes razón —susurró de vuelta Elle—. Algo malo le pasa. Nadie
es tan perfecto y tan atractivo sin tener un tornillo suelto.
—¿Qué ha pasado?
—Nada.
Un momento después, vio a Elle girarse. Esto está jodidamente bien. Se imaginó
que estaría confusa de que no caminara junto a ella, sosteniendo su mano. Él no quería
sostener su puñetera mano ahora mismo; apenas había sido capaz de contenerse y no
golpear a Amo en la cara más temprano. Se había lanzado, y en su lugar, lo agarró del
hombro.
Había estado listo para pelearse con uno de sus mejores amigos por una
estúpida chica, y ni siquiera había sido culpa de Amo. Aunque, él no hizo una mierda
por apartarse. No, en su lugar, dejó que lo besara y lo abrazara.
—¿En serio? Porque por la mirada que tienes, creo que podría ser un problema.
—Vincent seguía sonriente. Nero pensó que él estaba disfrutando del espectáculo.
—Ella hizo algo que de verdad desearía que no hubiera hecho. —Nero pensó que
podría confiar un poco en Vincent, quien era el último casanova. Vincent no solo
dormía con chicas de su edad, sino con mucho mayores que ellos. Nero estaba casi
seguro de que había dormido incluso con la madre caliente de alguna chica.
—Solo háblalo con ella. Las chicas adoran esa mierda. Dile que eso te hirió de
verdad, y que tiene que pedir disculpas chupándote el pene. Eso es lo que yo haría.
Nero le sacudió la cabeza a su amigo. Este chico estaba loco. No había forma de
que fuera Nero el primero en hablar con ella. Ella tenía que averiguar lo que había
hecho por sí misma. Nero no iba a darle la satisfacción de saber que eso lo había
herido.
—Una advertencia: esa chica nunca se arrastrará ante nadie. Tendrás suerte si
consigues ponerla de rodillas, y punto.
—Si tengo la suficiente suerte de ponerla sobre sus rodillas, ¿por qué dices que
debería pedir disculpas chupándomela? —Nero mantuvo los ojos sobre Elle. Las
chicas estaban susurrando. Supuso que Elle estaba hablando de él. Sobre lo mucho que
ya me echaba de menos.
Elle fue hacia su asiento, sin creer el modo en que Nero estaba actuando con ella.
¡Ni siquiera me dijo adiós!
Una vez que estuvieron sentadas, Chloe le hizo la pregunta que Elle había estado
esperando:
—¿Estás bien? Pareces un poco ida. —Elle sabía que Chloe siempre se
preocupaba.
—Sí, estoy bien, Chloe. Solo estoy un poco cansada por el trabajo.
Por desgracia, Elle no había sido la única en aprender la lección. Desde ese día en
adelante, Chloe había empezado a caminar completamente detrás de ella. Elle le dio la
bienvenida allí. Estaba feliz de convertirse en la armadura de Chloe.
Cálculo pasó volando y Elle esperaba que el ánimo de Nero no siguiera tan
amargo. Algo dentro de ella incluso se preguntó si los encontraría en el pasillo
esperando por ella.
Este pasillo se hizo igual que el anterior. Nero siguió caminando detrás de ella,
junto a Vincent, cuando él era más que capaz de sostener su mano. Eso era lo que la
estaba volviendo loca. Le picaba la mano por ser sostenida por la de él, ya sea que
quisiera admitirlo o no.
Estaban cerca de la puerta de la clase de español, y aun así, Nero se negó a hablar
con ella. Está comportándose como un niño.
Observó a Amo hacer lo que solía hacer; colocarse al lado de la puerta. Sabía que
no la había abierto porque sabía que eso la obligaría a entrar y a no hablar con Nero.
Chloe entró al salón, y los pies de Elle también le dijeron que entrara, pero su
mente le dijo otra cosa. En su lugar, decidió darse la vuelta y encarar a Nero.
Elle vio a Vincent sonreír y caminar hacia Amo, dejándola para que lidiara a solas
con Nero.
No le gustaba su voz calmada porque no dejaba ver la forma en que ella sabía
que él se sentía.
—No sé cuál es tu jodido problema, por eso es que te estoy preguntando. —Ella
intentó de imitar su calmada voz.
Nero fue rápido. La agarró por los brazos y la alejó del oído de los demás,
colocándola contra los casilleros. ¿Qué tiene con empujarme contra las cosas?
Nero bajó su cabeza para hablarle en el oído, manteniendo sus manos sobre sus
brazos para bloquearla en el sitio.
Elle escuchó cada palabra que Nero le dijo. Nunca consideró que estuviera
enojado con ella, y menos que pudiera estar enojado por eso. Ni siquiera había estado
pensando cuando pasó lo de Amo; simplemente había estado eufórica porque Chloe
estaba sana y salva.
Nero la miró a la cara esperando su respuesta, pero no supo qué decir. Había
sido cogida con la guardia baja.
—Yo-yo ni siquiera lo pensé. Estaba feliz de que hubiera traído sana a Chloe
hasta ahí.
—¿Por qué crees que lo hizo, Elle? —Sus ojos se estaban poniendo incluso más
furiosos.
—Lo sé, Nero, pero Amo no me gusta. —Giró la cabeza; no podía mirar a sus
ojos—. No es fácil para mí hacer esas cosas cuando nunca las he hecho con alguien que
me gusta.
Escuchó a Nero exhalar antes de que agarrara su barbilla para que lo mirara.
—No quiero volver a verte tocando a otro chico. Puedes besar y abrasar a tu
padre y tu hermano, pero si me entero de que has tocado a otro chico… me importará
una mierda quien sea… no vivirá para que vuelva a pasar.
Elle tragó saliva con fuerza y asintió. Le creía. No podía creer que fuera a decirlo:
—Lo siento.
Creyó que Nero estaba esperando algo, pero entonces la besó. Fue un beso duro,
y ella dejó que sus lenguas se encontraran por un breve segundo antes de que él se
apartara.
—Aún estoy enojado, pero vamos a llegar tarde a clase. —La dejó ir, y ella se
alejó, yendo hacia el aula. Se sonrojó y corrió al interior cuando vio a Amo y Vincent
sonriendo. Esta vez, Amo mantuvo la puerta abierta para ella.
Traducido por pili
Sonó la campana del almuerzo y Elle y Chloe salieron de su clase de español. Elle
estaba feliz de ver la cara de Nero y sus ojos se habían calmado. Se dirigió hacia él
mientras que Amo comenzó a caminar hacia la cafetería. Elle a regañadientes comenzó
a caminar detrás de él cuando Nero no actuó como si fuera a continuar la marcha.
Supongo que sigue enojado.
Después de que caminara unos pocos pasos en dirección a la cafetería, Elle sintió
la mano de Nero tomar la suya. Ella lo miró y sonrió, y entonces, por instinto propio,
decidió caminar más pegada a él. Realmente había extrañado tomar su mano.
Cuando alcanzaron la cafetería, Amo se detuvo para esperarlos. Una vez que
formaron un solo grupo grande, Nero habló:
—Es o bien pizza o básicamente la misma línea que siempre tiene hamburguesas
de pollo o de carne.—Tanto Elle como Chloe voltearon sus cabezas para mirar a Nero.
Nunca habían conseguido elegir a gusto.
Elle miró hacia las dos filas. No había casi nadie en la fila de las hamburguesas de
pollo y de carne.
—Hamburguesa de pollo suena bien.
Ella miró a Nero, recordando lo que él le había contado sobre mentir. Ya le había
hecho enojar una vez hoy y había aprendido que no le gustaba cuando estaba enojado
con ella.
Chloe le dio una mirada a Elle, y Elle esperaba que ella comprendiera que tenía
que decir la verdad. Chloe asintió.
—Así que, ¿por qué demonios no pedimos pizza? Vincent claramente quería
pizza.
—Elle, ¿por qué elegiste esa fila? —Ella miró a Nero y se mordió el labio.
Realmente no quería mentirle. Por lo tanto, lo único que podía hacer era evadir la
pregunta, y por sus miradas, no le iban a dar tregua.
—¿Y qué sucede si las filas son casi iguales? —Realmente deseaba que Nero
dejara de hacerle preguntas.
Sintió todos los ojos sobre ella, esperando su respuesta, excepto los de Chloe.
Ella miraba el suelo, apretando las manos. Ella no quería que ellos supieran más de lo
que Elle quería que supieran.
—Hola, chicos, ¿qué tal? —Leo les había encontrado y se había unido, dándole
esperanza de que quizás ella no tendría que contestar.
Elle decidió tomar una página del libro de Chloe—ella miró el suelo.
—Si las filas son iguales, luego escogemos a la que tiene a la gente menos
aterradora en ella.
—¡Cierra la boca, Leo! —Nero, Amo y Vincent dijeron al unísono haciendo a Elle
y a Chloe saltar.
—Chloe, si quieres la puta pizza, comes la puta pizza, ¿de acuerdo? —Amo le
gruñó. Chloe no perdió su tiempo asintiendo.
Elle estaba lista para avanzar, por lo que decidió moverse rápido en dirección a
la fila de la pizza, sin importar lo mucho que sus instintos le gritaban que fuera a la
otra fila. Chloe no perdió tiempo siguiéndola.
Mientras Elle rápidamente se alejaba, pensó que oyó a Vincent decir, «joder,
vamos a matarlos».
Leo terminó siendo el primero en unirse a ellas. Estaban los tres colocados en la
parte trasera de la fila desde donde estaban hablando mientras todo el mundo se
había colado. Cuando los tres chicos se unieron, no se veían muy contentos. No sé
porque siquiera me preguntaron qué quería comer si la pizza era evidentemente la
única opción.
—De ningún modo voy a esperar esta maldita fila tan larga. Sabes que se agotará
la pizza. Colémonos —dijo Amo.
Por el aspecto de las caras de los chicos, estaban listos para hacerlo. Elle no se
sentía cómoda con eso.
—No, eso está mal. No vamos a pasar por delante. —Ella miró a Nero para
asegurarse de que él lo entendía.
—Lo siento, corazón. Después de lo que me acabas de decir, francamente no doy
una mierda sobre el bien y el mal. —Vincent pasó a través de ellos y gritó “muévete” a
la persona delante de ellos. Ella observó a Amo unirse, haciendo que todo el mundo
parta la fila.
Elle fue empujada por Nero hacia adelante, sin darle a Elle y a Chloe más opción.
Elle se sorprendió de que Nero le hiciera esto; ella no se sentía bien acerca de pasar
por delante de la gente.
Cuando llegaron hasta las bandejas, los chicos se detuvieron y agarraron una.
Amo entregó la suya a Chloe y Vincent la suya a ella. Elle llegó hasta la bandeja y la
agarró, jurando que la cara de Vicent la hizo hacerlo.
Ahora que ella y Chloe tenían una bandeja, Elle caminó a lo largo de la fila,
pensando que también podría disfrutar de ello. Una vez que comenzase la siguiente
semana, sería afortunada de comer sin dinero para el almuerzo. El costo del almuerzo
había subido a un precio ridículo, pero nadie en la escuela preparatoria se atrevería a
quejarse.
Una vez que estuvieron sentados, Elle fue pillada con la guardia baja cuando
Nero le dio un beso en la mejilla. Todavía no estaba acostumbrada a él, y sin duda no
estaba acostumbrada a eso cuando tenía a su alrededor a Chloe.
Elle se alegró cuando Leo se sentó otra vez en la silla vacía al lado de Chloe.
Podía decir que Chloe se alivió un poco cuando él lo hizo. Elle miró alrededor de la
cafetería y vio que todos los chicos habían comprado un trozo extra de pizza. Es por
eso que nunca sobraba pizza.
Elle sonrió cuando cogió su pizza de pepperoni y vio a Chloe haciendo lo mismo.
Por una vez, realmente le gustó lo que había elegido para almorzar.
—Yo desde el primer año. —Elle miró a Chloe. Eso no ayuda, Chloe.
Mientras que los chicos empezaban a agitarse con sus respuestas, ella no
entendía porque le preguntaban esas cosas cuando sabían que no les gustaría la
respuesta.
Ella se imaginó que Leo sintió que todo el mundo estaba en el borde ya que trató
de cambiar la conversación. Sin embargo, lo que él le preguntó fue posiblemente la
peor cosa que pudo hacer, empeorándolo.
—¿Chloe, cómo te hiciste esas cicatrices? —Ella sabía que Leo era joven y no
sabía cómo se las había hecho, pero imaginó que todos los demás ya habían oído
hablar de ello.
Esperó a que los chicos le dijeran que cerrase su boca, porque realmente habría
sido el momento adecuado para hacerlo, pero no lo hicieron. Claramente querían oírlo
también.
Elle miró a Chloe, quién estaba mirando fijamente su plato. Realmente odiaba
que Leo haya hecho esa pregunta.
—Eso apes…
Elle sintió a Nero y al resto de los chicos ponerse de pie, luego escuchó la voz de
Nero.
—¿Joder, quién hizo eso?
Elle aún sentía a Nero echando humo mientras trataba de llegar hasta ella.
Elle trató de asentir con la cabeza, aliviada de que él no hubiese iniciado una
pelea. Vincent había venido para ayudarla a caminar hacia afuera de la cafetería y Elle
les dejó conducirla fuera. Cuando alcanzaron la puerta y la salida, Nero se inclinó y la
cogió en brazos.
Ella intentó buscar a Chloe, asustada de que pudiera haber estado tan
conmocionada para venir.
—Chloe.
Elle se calmó y se relajó en sus brazos. Combatió la sensación de cerrar los ojos,
sin importar cuánto quería hacerlo, cuando su cabeza se reclinó sobre su pecho.
Cuando Nero pasó la pared de la victoria que estaba llena con recuerdos
deportivos enmarcados en vidrio, ella se preguntó a dónde la estaba llevando. Oyó una
puerta metálica abrirse y un techo que se sentía como a mil pies de altura
recibiéndola. No entendía porque él la estaba llevando al gimnasio.
El caminó hacia el extremo opuesto y ella tuvo un presentimiento de hacia donde
la estaba llevando. Tampoco tenía los mejores recuerdos de ese sitio.
Nero sentó a Elle en uno de los bancos. Ella sabía que él la estaba llevando a los
vestidores.
Escuchó la puerta abrirse de nuevo y vio a Vincent dejar una caja blanca en el
banco junto a ella antes de salir sin decir una palabra. Tenía la sensación de que
podría haber estado tan molesto como Nero.
—No creo que necesites puntos de sutura —dijo Nero, abriendo el botiquín de
primeros auxilios.
—Bueno, qué novedad. —Se arrepintió al momento en que las palabras salieron
de su boca.
—Elle, esto no es gracioso. —Nero dejó lo que estaba haciendo para mirarla—.
No puedo dejar que ellos te hagan esto nunca más. Ya es bastante difícil oír que tienes
que elegir qué comer basado en quién carajos te asusta menos.
—Lo sé, Nero, pero por favor. —Ella tomó su mano y tocó sus nudillos
golpeados—. Me prometiste que lo intentarías.
Observó a Nero tomar una respiración profunda antes de buscar en el botiquín y
sacar un tubo blanco, apretando el ungüento en la punta de su dedo. Él extendió la
mano y la frotó sobre su cabeza.
Colocó la tirita en su cabeza, luego la inclinó y bajó la suya. Elle sintió sus labios
rozar su piel justo encima.
—Nop.
Lo supuse.
Nero se puso de pie y tomó la mano de Elle para ayudarla a levantarse. Cuando
ella estaba de pie, se apartó el cabello de la frente. Vio a Nero mirarla más de cerca.
—No-no puedo decirte. —Elle nunca podía decirle cómo la había recibido. No
quería que él se entere que Chloe había sido testigo en esta misma habitación. No
podía arriesgarse a mentirle y haciéndole enojarse con ella, tampoco.
Elle se asustó de lo que él hizo a continuación:
Él empezó a caminar hacia la puerta y Elle corrió tras él. Tenía miedo de que
terminara haciendo algo terrible. ¿Qué tal si lo expulsaban? Entonces me dejará.
Nero se detuvo cuando la mano de Elle lo tocó. Se enfrentó a él, mientras estaba
ahí, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.
Nero la hizo retroceder dos pasos, poniendo su espalda contra una pared de
casilleros, colocando sus manos en los casilleros al lado de ella.
—Nena, no puedo dejar que se salgan con suya. —Sintió a Nero completamente
inmóvil aunque se mantenía al borde de salir.
—Nero, no quiero estar sola de nuevo. —Elle lo apretó con más fuerza y trató de
enterrar su cara en su cuello con más profundidad.
—Entonces, haz que me quede —dijo Nero con dureza en cada palabra.
Elle alejó la cabeza de su cuello y levantó la mirada hacia él, sabiendo lo que
estaba pidiéndole. Ella se había enterado de lo que era estar cerca de él y no tocarla.
Elle no quería averiguar lo que sería no verlo; como resultado, cedería y le daría lo que
quería.
—Quítate la chaqueta. —Su voz aún dura comenzaba a ponerla nerviosa. Nero
no se había movido una pulgada; era como el hielo.
Elle decidió hacer lo que se había estado muriendo por hacer desde la primera
vez que estaban solos en el armario de suministros de arte. Siempre había mantenido
sus ojos en su mayoría en su pecho por varias razones. Uno, no podía mirarlo a los
ojos la mayoría de las veces. Dos, la altura de sus ojos estaba en su pecho. Por último,
disfrutaba mirándolo bajo sus camisas blancas.
Elle llevó las manos a su camisa y fue por el botón más alto que había fijado en la
mitad superior de su pecho. Temblorosa lo desabrochó, revelando más de su pecho.
Moviendo las manos hacia abajo, se las arregló para liberar otro botón, dejando al
descubierto todo su pecho y la parte superior de su abdomen.
Esta vez, cuando Elle le besó el pecho, dejó que su lengua lamiera la piel. Nero
sabía mejor de lo que había imaginado. Disfrutando el sabor, apuntó más alto, besando
y lamiendo hacia su cuello. Ella sintió que su rabia se volvía deseo con cada segundo
que transcurría mientras pasaba las manos por su pecho y luego por detrás de su
cuello y su cabello.
Había estado con ganas de pasar sus manos a través de su masa oscura, celosa
cada vez que él lo hacía. Bajó su cabeza más cerca de ella para que pudiera llegar a su
cuello sin forzar sus piernas. Puso la misma atención a su cuello como lo había hecho
con su pecho, pero Nero no se había inmutado todavía.
Chupó con avidez su piel y lo mordió. Elle sonrió contra su piel cuando un ruido
áspero escapó de su boca. Espero que deje una marca.
Lo hizo.
Elle sintió que Nero finalmente soltó las manos del casillero. Puso una mano en
su cabello y tiró de este mientras que la otra se iba a la parte inferior de su espalda.
Ella alzó la mirada y vio que sus ojos estaban sedientos; sin embargo, ya no estaban
sedientos de sangre.
Elle estaba lista para su beso esta vez. Lo deseaba tanto cuando lo hizo. Ella
quería su sabor de la boca; por lo tanto, cuando su lengua entró en ella, ella chupó,
tratando de imitar lo que había hecho la de ella antes.
Nero había movido sus manos por su espalda debajo de su blusa. No creía que
podían sentirse aún mejor que cuando estás la sostenían. Oh, pero definitivamente lo
hacen.
Cuando la mano de Nero se elevó más, el hechizo al cual había sido puesta
empezó a desgastarse. Ella logró decir “Nero” y estaba segura de que sonó como un
gemido, por lo que le tiró del cabello.
Lo intentó de nuevo.
—Nero. —Ella estabilizó su voz—: Por favor. —Dio gracias a Dios que sonara
menos como un gemido esta vez.
Elle podía sentir cuanto quería él simplemente levantar las manos un poco más;
en consecuencia, ella dejó caer las manos en sus brazos.
—No puedo.
Elle dejó escapar una respiración profunda mientras sus manos viajaban
lentamente hacia abajo por su estómago. Podría haberse arrepentido un poco, pero
sabía que él se estaba tomando su tiempo para hacerla arrepentirse. Bueno, funcionó.
—Ponte tu chaqueta de nuevo. —Elle no sabía qué pensar cuando dijo eso, sino
que había tomado la decisión de que iba a hacer lo que le pedía si eso significaba que
no iba a entrar en una pelea por causa suya. Por no hablar de que no quería ponerlo a
prueba cuando él estaba a un segundo de rasgarle la ropa.
Elle se deslizó por los casilleros con el poco espacio que Nero le había dado, con
los ojos fijos en su cuerpo, asegurándose de que no iba a saltar, mientras ella recogía
la chaqueta del suelo. Sintió la mirada de Nero con demasiada intensidad y le sostuvo
la mirada, observándola en cuclillas a sus pies. Un escalofrío le recorrió la espalda.
Tenía la sensación de que había hecho eso a propósito.
Tragó saliva mientras miraba sus ojos lujuriosos. Por una vez, ella sabía
exactamente lo que estaba pensando, la imagen que estaba pasando por su mente.
Tenía que ponerse la chaqueta de nuevo de alguna manera en el espacio confinado.
Sus pechos se reunieron con el suyo aún expuesto a través de su fino sujetador y
blusa mientras se ponía su chaqueta por su espalda. En el momento en que estaba
puesta, Elle retrocedió todo lo que pudo, deseando de algún modo poder fundirse en
los casilleros.
—Ahora abotona mi camisa. —Su voz aún sonaba áspera. Elle tenía miedo, para
cuando hubiera terminado, él golpearía duro a alguien para desahogarse.
—Nena. —Su voz ronca sonó a través de su oreja mientras cerraba el poco
espacio que le quedaba—. Realmente no me quieres tratar conmigo en este momento.
Mientras levantaba sus manos e iba por el botón de la parte baja que había
deshecho, Elle decidió apoyarse una última vez para degustarle. Iba a darle una razón
para estar en la escuela mañana. Le dio un beso dulce en la parte del pecho que estaba
a punto de ocultar, luego lo abotonó.
—Voy a averiguar quién te hirió hoy, y voy a jodidamente disfrutar verlos gritar
de dolor. Voy a averiguar cada cosa que te han hecho, y voy a disfrutar viendo a todos
gritar de dolor.
Nero movió sus manos hasta su blusa y agarró cada pecho, haciendo arquear a
Elle de nuevo contra él.
—Luego voy a disfrutar viendo como gritas mientras te follo porque, nena, voy a
explotar esa cereza muy pronto. —Nero debe haber leído su mente mientras le daba
otro apretón a sus pechos—. Te doy mi palabra de que mi pene será el primer y único
que se deslizará dentro y fuera de tu apretada y mojada vagina y vas a ser la que se
arrastre y me ruegue que la tome.
Elle no podía creer las palabras que habían salido de su boca, pero su cuerpo
traicionero fue disfrutando de cada dura palabra. Ella no tenía respuesta y siguió
siendo incapaz de pensar en una sola cosa cuando él echó su cuerpo hacia atrás con el
fin de conquistar su boca una vez más. Su boca que la había traicionado también, al
permitirle chupar su lengua. Nero le tomó de la mano, una vez terminado de hacer su
punto. Sí, ¡violándome por completo!
Nero salió de los vestidores. Cuando el gimnasio le dio la bienvenida una vez
más, se sintió confundida, utilizada, y necesitada. Su condenado cuerpo estaba hasta
los mil grados después de ese último evento.
Cuando vio Amo, Vincent, Leo, y Chloe en las gradas, su cuerpo decidió añadir
vergüenza completa a esa lista.
Miró a Nero, vio su cara presumida, magnífica, y sintió que estaba jugando con
sus manos habilidosas. Él la tenía su justo donde quería, y ella lo sabía. «Vas a ser la
que se arrastre y la que me ruegue»
Con lo que había ocurrido en los vestidores, ella ya había tenido los pies en la
tierra, para que empezara arrastrarse y a rogar. Lo había llevado allí porque se había
dado cuenta de que no quería perder Nero todavía.
Si tener los pies en la tierra es lo que mantiene las cosas buenas en mi vida,
entonces está bien. Pero no voy a arrastrarme, absolutamente no voy a rogar.
¡Estúpido lobo!
Traducido por Mais
Estúpida chica, no tienes ni idea de lo que acabas de hacer. Ahora que Nero había
visto un destello de la verdadera Elle, iba a asegurarse que ella salga y juegue. Él no
pensaba que una chica podía ser tan inocente y sensual al mismo tiempo.
Nero sonrió para sí mismo mientras caminaba a través del gimnasio. Cuando le
había pedido que se quede, honestamente pensó que ella apenas lo besaría. En lugar
de eso, Elle lo había llevado al siguiente nivel al desabotonar su camisa. Fue entonces
cuando había sabido que realmente lo deseaba.
Luego pensó que vería el grado de lo mucho que quería satisfacerlo al decirle
que recoja su chaqueta. Cuando ella se había deslizado hacia abajo por los casilleros,
su pene nunca había estado tan dura en su vida. Además, cuando había visto que sus
ojos estaban al tanto de exactamente lo que él estaba imaginado—ella chupando su
pene—su pene de alguna manera se había endurecido. La tenía justo ahí en el suelo y
aun no la había tomado. Sip, y mi pene se arrepiente.
Así que había pensado que lo menos que ella podía hacer era abotonar de vuelta
su camisa. Nero tenía que sacar algo de toda la cosa si iba a salir de ahí con sus bolas
azules, y es así como había decidido mostrarle lo que le esperaba en el futuro. Solo
tiene que lamerlo y darme la mejor maldita mirada de orgullo.
La sensación de sus senos y su culo en sus manos había sido exactamente como
pensaba que sería. Un poco más que un poco de perfección. Después de eso, todo lo
que Nero tuvo que hacer fue sostenerlos después de arrancarle la ropa.
Cuando Nero y Elle se acercaron a las graderías, le había dejado correr al lado de
Chloe. Él de algún modo no estaba sorprendido de que Chloe terminara viéndose peor
que Elle después de todo, recordándole de lo que había sucedido durante el almuerzo.
Su odio empezó a sobrepasar sus necesidades sexuales de nuevo.
—Por favor dime que podemos matar a cada hijo de puta en esa cafetería ahora.
—Él había sabido que Vincent estaba listo para una pelea.
—Quiero a ese pedazo de mierda que lanzó el cartón de leche. ¿De dónde vino?
Nero no pensaba que alguien intentaría hacer una payasada con su gente ahí.
Aunque Nero sabía que la persona que había golpeado a su objetivo previsto podría
haber golpeado a cualquiera de ellos. Se estaba culpando a sí mismo; había estado
prestando atención a lo que Elle estaba hablando. Debería haberlo visto venir.
—Muy bien, necesitamos preguntar y hacer que la gente hable. —Nero suavizó
su cabello hacia atrás—. Por alguna maldita razón, Elle no me dirá qué más le han
hecho. Esa es al menos la segunda cicatriz que tendrá en su cabeza, y no hay duda que
toda clase de mierda le dejará una marca. No me importa quién la haya tocado, ya sean
perros o perras. Haremos exactamente lo que le hicieron a ella. Quiero cada jodido
detalle.
—Eso suena justo, hombre. —Nero sabía que Amo estaba al borde de asesinar
tanto como él. Bien, quiero que Amo rompa algunos malditos cuellos.
—Ella es una mierda bastante fuerte —la voz de Vincent sonaba orgullosa.
—Sí, creo que la pregunta es, si ella estará bien. —Nero notó que Chloe no se
veía tan bien.
****
Cuando Elle vio el rostro de Chloe, corrió a su lado y se sentó a su lado en las
graderías.
El rostro de Chloe era una mirada inerte hacia el suelo. Pensarías que había nada
dentro de ella, pero Elle sabía que estaba luchando contra sus demonios. Su cabello
era una cortina al lado derecho de su rostro; mataba a Elle.
Chloe de hecho había empezado a volverse ligeramente cómoda. Elle notó que
había dormido, comido, y mostraba su rostro más en los días que pasaban. Ahora, todo
se ha ido al Infierno.
Cuando los ojos de Chloe miraron hacia Elle, supo que podría romperse.
—Bueno, la peor cosa que podría haber sucedido de todo esto era que el cartón
de leche se podría haber estropeado. La leche de chocolate es una mierda para
limpiar.
—Entonces, ¿qué crees que van a hacer cuando descubran quién lo lanzó? —Elle
alzó la mirada hacia los cuatro chicos mirándolas.
—Algo me dice que mejor no saberlo —Chloe bajó su voz incluso más, no
queriendo que sepan que estaban hablando de ellos—. Pensé que Nero podía haber
estado loco, ¿pero viste a Vincent? Tiene un desorden de personalidad múltiple que es
mucho peor que ser bipolar.
—Noté eso, también. Él pasó de ser Brad Pitt hacia Rambo en dos segundos.
Cuando Chloe soltó una risa, Elle no pudo evitar reírse con ella.
Elle miró los ojos azules bebé de Vincent. Había vuelto a ser Brad Pitt de nuevo.
Elle y Leo se rieron con él e incluso Chloe dejó escapar una risa, pero Nero y Amo
no creyeron que la broma era graciosa.
—Nop. ¿Tú, Chloe? —Elle se volteó hacia Chloe, esperando que ella no se atreva
a abrir su boca tampoco.
—Tal vez alguna señora de la cafetería lo vio. Yo empezaría por ahí. —Elle sonrió
de vuelta.
Nero le dio una mirada de dejarlo ir y empezó a caminar, pero Elle necesitaba
que todos entiendan algo.
—Escuchen, voy a decir esto, y realmente espero que todos escuchen. Esta fue la
primera vez desde que empecé a venir aquí que ellos estaban muy asustados de
mostrar sus rostros. Usualmente, se colocan directamente en frente de mi rostro y
hacen lo que sea que van a hacer mientras los profesores miren hacia otro lado. No
soy rica, y mi familia no tiene poder; ese es el motivo por el que salen bien de esto, y
eso está bien. Pero no pueden ir por ahí haciéndoles daño a los chicos cuyos padres
podrían venir aquí y solicitar una junta, amenazando con sacar a su hijo de la escuela.
Legacy Prep solo quiere una sola cosa y eso es dinero. Si me voy por el acoso, entonces
ellos logran mantener el dinero de mi beca y eso es un infierno más que mi pago y
propinas que les doy por el resto que falta pagar. —Elle esperaba haber podido darse
a entender.
Mientras Elle se iba a pisotones, lista para exprimir todos sus cuellos, escuchó a
Chloe levantándose para correr a su lado. Nero la alcanzó, intentnado coger su mano,
pero ella no estaba de humor. Desafortunadamente, a Nero no podría haberle
importado menos, y como tal, fue forzada a sostener su mano de regreso a clase.
Cuando llegaron a su clase, Elle tenía unas cuantas palabras:
—Espero que ninguno de ustedes haga algo estúpido. —Luego se fue sin decirle
adiós a Nero.
****
—¿Ella sabe a quién le está hablando? —Amo preguntó cuando Elle cerró de
golpe la puerta del salón.
—Oh, sí, lo sabe, y ese es el problema. —Después de lo que había hecho con ella
en el casillero, estaba muy al tanto de la clase de hombre que era.
Nero vio a los chicos sacudir sus cabezas. Todos vamos a tener suerte si salimos
de esto sanos.
Nero y su gente iban a perderse la última parte de la clase de nuevo para tener
un tiempo a solas con Sebastian de nuevo.
—Joder, vete de aquí. —Nero quería dejar en claro que ellos no querían terminar
su hierba., pero mayormente, disfrutaba verlos correr.
Cuando Sebastian intentó hacer una huida también. Nero lo empujó con fuerza,
haciéndolo caer hacia atrás.
—No lo creo.
—¿Nada? ¿En serio? Así que, joder, ¿no le aventaste la leche en la cara de Elle?
—No-no, por supuesto que no. ¿Crees que podría tirar algo a través de la
cafetería y no fallar?
Vincent sonrió.
Nero vio a Sebastian mirar hacia Amo. Amo no tenía que parecer aterrador. Él ya
era aterrador como la mierda.
Nero agarró la cara de Sebastian por su boca, apretando tan fuerte como podía
sin explotar su maldita cabeza.
Sebastian asintió tan fuerte como pudo y Nero empujó su cara hacia abajo,
haciendo que su cabeza se encuentre con el piso de concreto. Sebastian finalmente
dejó correr sus lágrimas.
Nero vio como Sebastian se levantó y se alejó. Si, justo como una pequeña perra.
Él no podía hacerle mucho más a Sebastian, sin importar cuánto quería aplastar su
cara de mentiroso. Elle tenía razón; tenían que ser inteligentes acerca de lo que hacían
dentro de la escuela. Sim embargo, afuera de estas paredes iba a ser una historia
completamente diferente.
—Volveré a clases.
Nero había sabido que Amo no lo iba a aprobar. Cuando Amo quería herir a
alguien, no le importaba si eran inocentes o culpables; el mataría y no le importaría
una mierda. Nero sabía esto porque normalmente actuaria de la misma manera, pero
esta vez, era diferente. Tenía que tomar en cuenta a Elle y quería que esto se maneje
de forma adecuada.
—Por mucho que quiero cortar el jodido pene de Sebastian, tienes razón. Será
mucho más divertido lastimarlo después de saber lo que ha hecho —Vincent dijo
exactamente como se sentía, y ayudaba a Nero aceptar su decisión.
—Lo será, pero no sé si será tan divertido como lo que tú y Elle hicieron en el
vestidor de las chicas. ¿Supongo que tomaste toda la ventaja de la situación?
Nero miró a Vincent y vio algo en su cuello. Nero sonrió, recordando cuan duro
Elle lo había mordido. Nunca hubiera imaginado que Elle serie del tipo rudo. La
mordida había causado que se rindiera y jugara con ella.
Vincent se rio.
—Oh, Dios, no lo hiciste. Nero, es la cosa amable por hacer: la chica se pone de
rodillas y le das algo que hacer. —Vincent empezó a sacudir su cabeza hacia él.
Nero le sonrió.
—Solo piensa en lo mucho más divertido que será después de que este allá abajo
por un rato.
—E-estoy bien.
Elle dejó de caminar hacia él; sin embargo, no pensó que sonaba muy bien,
tampoco. Como resultado, tomó otro paso y estiró su mano para asegurarse.
¿Qué está mal con él? Elle no sabía lo que le había pasado.
Elle lo miró, y Nero tomó la oportunidad para reclamar sus labios. Le dio un beso
rápido y firme, haciéndola olvidarse sobre… Espera ¿de qué estaba hablando?
—Está bien, Amo. Puedes llevar a Chloe a su clase —dijo Nero, asintiendo hacia
Amo.
Elle había bajado la guardia por su beso, pero rápidamente volvió por sus
palabras.
—¿Qué? No. Necesitamos caminar todos juntos. —Elle no podía dejar caminar a
Chloe sola con Amo después de lo que le había pasado en la mesa.
—Vamos, Chloe. —Amo le hizo señas a Chloe para que empezara a caminar,
todos actuando como si no hubieran escuchado una palabra de lo acababa de decir.
Elle empujó el pecho de Nero para que dijera algo cuando Chloe bajó la mirada al
piso y empezó lentamente a caminar. Nero apretó sus caderas con más fuerza sin
decir una palabra mientras los veían caminar a la clase de salud. Elle trató de
sacudirse de su agarre mientras él sostenía su cintura con un brazo. ¿Un brazo? ¿En
serio?
Nero agarró su mano y la guio en la misma dirección por la que Chloe y Amo
habían ido. No lo entiendo algunas veces. Los siguieron a la misma distancia que lo
había hecho el día anterior. Elle vio que Chloe todavía estaba caminando a su espalda.
Los viejos hábitos no mueren tan fácilmente.
Cuando Amo se detuvo y se volteó, Elle vio a su cara aterradora decir algo
realmente bajo a Chloe. Es más, lo que sea que le dijo la hizo moverse a su lado
rápidamente.
Elle y Nero se rieron de los dos, y Elle podía oír el intento de risa de Vincent,
pero un sonido de dolor se escapó en su lugar. Elle giró su cabeza para mirar de vuelta
a Vincent y vio que él estaba caminando más lejos de lo que lo hacía usualmente.
Cuando lo miró a los ojos, volteó rápidamente su cabeza en otra dirección. ¿Qué está
pasando hoy?
Elle giró otra vez para mirar a Chloe caminar sana y salva al salón de clases.
Cuando estaban a un par de metros de la puerta, Chloe intentó huir. Tenía su mano en
la perilla cuando hasta Elle pudo oír a Amo gritar con fuerza:
—Chloe.
7
Hace referencia a que es quién tiene el control.
Elle intentó correr hacia Chloe, pero Nero apretó con más fuerza su mano,
haciéndola quedarse en su lugar. Elle tuvo que recordar las palabras que Nero le había
dicho—«Soy el del pene».
A regañadientes Elle se detuvo ahí y vio como Chloe soltaba su mano del pomo
de la puerta. Amo cerró la distancia y agarró la perilla, abriendo la puerta para ella.
Chloe mantuvo sus ojos abajo mientras lentamente entró al salón de clases como si
estuviera derrotada con Amo siguiéndola y luego azotando la puerta.
—No le he dicho que lo estamos, pero tal vez lo sabe por sí solo. Sin embargo, no
te acostumbres a esto; ella necesita aprender a no depender de ti.
Elle notó que Vincent podía difícilmente alcanzarlos y se había quedado atrás.
Decidió preguntarle a Nero lo que le había pasado.
Elle podría haber jurado que vio la sonrisa de Nero antes de que se
desvaneciera.
—No lo sé.
Lo intentó de nuevo.
Después de que Nero llevó a Elle a su salón de clases, tomó su asiento mientras
Nero fue a tomar sus posters en la parte de atrás de la clase. Elle comenzó a sacar
papel blanco y un bolígrafo de su bolso cuando notó que Nero no había regresado con
sus posters. Alzó la mirada y vio que estaba prácticamente en un sándwich con las dos
cabezas huecas.
El corazón de Elle empezó a doler. Este dolor era del tipo que se sentía como su
corazón estuviera rompiéndose en dos. Ella solo podía mirar mientras Nero fue a
través de los posters en la mesa de atrás con las dos chicas a cada lado, sus cuerpos
frotándose contra él mientras hablaban entre sí. Elle, sin embargo, no podía oír lo que
estaban diciendo.
Tuvo que bajar la mirada antes de que su corazón se rompiera en dos. No puedo
verlo.
Tampoco quería que las cabezas huecas vieran que la habían herido; por lo
tanto, nunca levantó sus ojos de escribir el periodo entero de clase. Era difícil para Elle
concentrarse y escribir las palabras fluidamente sin que Nero notara que estaba
intentando ignorarlo. Después se dio cuenta que tampoco quería que Nero viera que
estaba herida.
Ni siquiera sabía si tenía derecho a estar enojada desde que no había visto a
Nero responderles. Sí, pero tampoco trató de detenerlas. No podía evitar
imaginárselas presionando sus senos en su brazo. Tengo el maldito derecho a estar
molesta.
Nero había intentado varias veces ganar su atención al coquetear con ella
durante el periodo de clases. Aun así, Elle nunca se rindió y mantuvo la atención en su
escritura. Cuando la campana del final de clases sonó, Elle sin prisas metió los papeles
de vuelta a su bolso.
—Nop. —Elle se sentó allí, jugando con la cremallera de su mochila. Sabía que
era mejor levantarse esta vez.
—Sip.
Elle y Nero se sentaron allí en silencio. No tenía nada que decirle. Pensó que era
que era un chiste creer que Nero estaría satisfecho con una mujer.
Él solía estar con tres al día. Elle tristemente deseó estar exagerando.
«No quiero verte tocando a otro chico de nuevo» Cuando Nero le había dicho
esas palabras más temprano, había creído que se estaba tomando lo de ellos en serio.
No se había dado cuenta que él no pensaba que la cosa de tocar aplicaba para los dos.
Elle se levantó y fue a la puerta cuando Amo y Chloe llegaron al salón de clases.
—¿Lana te recogerá?
Elle sabía que Lana no podría llevarla a casa, pero nunca dolía preguntar. Le dio
a Chloe una sonrisa tranquilizadora y luego empezó a caminar para las puertas. Ni
siquiera esperó que Amo comenzara a caminar en el frente; quería salir de ahí y tan
lejos de Nero tan pronto posible.
Salió de las puertas con todos los demás atrás ella. Esperó en el área de recojo de
estudiantes para mirar a Chloe entrar al auto de Lana. Un minuto después, Chloe la
alcanzó y le susurró “adiós” mientras se dirigía al auto. Elle sabía que Chloe notó que
estaba enojada por algo, pero Elle se aseguró de sonreírle y dejarle saber que no
estaba molesta con ella. Le escribiría más tarde para asegurarse de que entendiera.
Elle no estaba molesta con Nero o las cabezas huecas; estaba enojada consigo misma
por pensar que ella y Nero podrían funcionar.
Nero gritó:
—¿A dónde vas? —Él y los chicos estaban esperando diez pies lejos de ella
mientras veía a Chloe entrar al auto.
—¿Elle?
Siguió caminando.
Intentó sacudir su brazo, pero como era usual cuando él tenía un agarre en ella,
fue inútil. ¡Estoy enferma y cansada de esta mierda!
—No, no lo harás Elle. Irás conmigo. —Nero la atrajo hacia la dirección contraria.
Elle ya no apreciaba que le dijeran qué hacer. Él no me dice qué hacer y a quién
no puedo tocar.
—¡No, no lo haré maldita sea! —Elle golpeó a Nero en el brazo con tanta fuerza
como pudo y se alejó. Aunque no era estúpida. Tan pronto como su brazo fue liberado,
empezó a correr.
Elle esperó tener el elemento de sorpresa de su lado mientras corría tan rápido
como podía. Ni siquiera miró atrás para ver si Nero venia por ella. Tampoco soy tan
tonta. Aunque desafortunadamente, Elle era así de tonta para pensar que podría
superar a Nero.
Nero tomó a Elle por detrás, y ella comenzó a golpear y patearlo para que le
dejara ir.
Nero giró su cuerpo alrededor para enfrentarla y sostener sus brazos apretados
para mantenerla quieta. Él mantuvo su misma compostura helada cuando dijo:
—Ahora, dime ¿qué cojones está mal contigo?
—¡Vete a la mierda!
Traducido por Maria97Lour
Cuando las palabras salieron, Elle vio como los ojos de Nero se ampliaban.
Rápidamente él se inclinó y la arrojó sobre su hombro antes de girar y caminar hacia
el estacionamiento de los estudiantes.
Estando arriba en el aire, se dio cuenta de que no había llegado muy lejos antes
de que Nero la hubiera atrapado.
—¡Bájame! —Elle trató de golpear su espalda e intentar patearle los pies, pero
realmente no quería caer de cara en el concreto.
Nero, sin decir una palabra, le dio una palmada en el culo cada vez que le pegaba
en la espalda. ¿Qué demonios? No puede hacer eso.
—Dejarme. Ir.
—¿A nadie le importa? ¡Me está obligando a subir en su auto! —Elle observó. Sin
embargo, francamente a nadie le importaba una mierda lo que estaba pasando.
Cuando Nero finalmente había pasado a Amo y Vincent que estaban riendo
histéricamente, empezaron a caminar detrás de ellos. Ella tuvo que mirar sus caras, ya
que prácticamente estaban en lágrimas.
—Vincent, ¿vas a dejar que me haga esto?
—Sí, lo haré.
Elle realmente no quería que Nero la cargara el resto del camino, y al menos así,
cuando le dijera Nero no podría ver su cara y lo molesta que estaba.
—Vi a las rubias cabezas huecas frotando sus tetas por todas partes de ti, Nero. Y
prácticamente entraron en calor. No, en realidad, lo retiro; estaban en celo.
—¿Rubias cabezas huecas? ¿Quiénes son? —preguntó Vincent riendo aún más.
—¡Oh Dios! ¿Hay alguna chica con la que no se acuesten? —Ahora sabía que
todas las chicas habían pasaban por ellos.
—Oye, nunca he cogido con ellas, así que no me acuses —Amo se defendió.
—Sí, porque tienen miedo de ti. Créeme; yo estaría aterrada de ver de qué estas
envuelto también. —Elle sintió su cuerpo moverse por la risa de Nero.
—No, muñeca, no tienen miedo de mí; simplemente prefiero cogerme a chicas
que no tenga que ver otra vez.
Elle dejó caer su boca abierta por lo que Amo había dicho. Había imaginado que
Amo era el peor de los tres, pero no se había dado cuenta de cuánto. Elle quería
cambiar de tema. Ella sabía que ellos dormían con todas, y sólo quería bajar. Le había
dicho lo que estaba mal.
—Bueno, eso fue antes de saber por qué estabas enojada —dijo Nero.
¿Eh?
Elle lo había estado haciendo. ¡Mierda! Elle gritó y golpeó su espalda tan fuerte
como pudo. Ella quería que al menos sintiera un poco de dolor.
PALMADA.
—¡Agh! —Elle puso los ojos en blanco y se rindió. Ya estaban casi ahí de todos
modos.
Cuando Nero llegó al auto, lo desbloqueó y abrió la puerta del pasajero antes de
meterla adentro. Elle oyó el sonido de la cerradura de nuevo y vio a Nero apoyarse en
la puerta del pasajero mientras hablaba con Amo y Vincent.
Elle sopesó sus opciones. Claramente, correr no funcionaba, gritar por su vida no
funcionaba, y decirle porqué estaba molesta no funcionó, de nuevo, no funcionaba. No
tenía más opciones.
Sin importar, Nero la conduciría a su casa. No quería que ganara por completo,
así que miró alrededor del auto. Cuando vio el asiento trasero, Elle supo exactamente
qué hacer.
Se subió al asiento de atrás, sonriéndose a sí misma. Sabía por qué Nero la quería
en su auto. Porque iba a hablarle dulcemente durante el camino y sostener su mano,
haciéndola ceder.
Elle sabía que, después de lo que había ocurrido en el vestuario, muy
probablemente cedería porque eso era exactamente lo que había hecho. No esta vez.
¡Como dije, vete a la mierda! Elle había aprendido a decir ese tipo de cosas en su
cabeza.
Elle oyó que Nero respiraba profundamente y lo observó pasarse las manos por
el cabello. Estuvo un poco sorprendida cuando no dijo nada y encendió el auto.
Puso el auto en reversa, los sacó de su lugar, y luego se alejó del aparcamiento.
Elle se hundió en el asiento trasero del auto de Nero y cerró los ojos con fuerza.
Apoyó la cabeza contra la ventana, el cristal frio haciendo contacto con su cabeza. Elle
pensó en los acontecimientos de hoy. No sabía cómo había pasado de ser golpeada con
un cartón de leche hasta que Nero la golpeó con fuerza contra los armarios y hasta que
fue prácticamente secuestrada por él porque estaba enojada de que las chicas lo
habían estado tocando. Había pasado por tantas emociones hoy, y ahora estaban
empezando a tener sus consecuencias.
Una parte de ella todavía estaba necesitada, queriendo que Nero terminara lo
que había empezado, mientras que la otra parte quería llorar. Quería llorarse a sí
misma por ser atrapada, por las cosas arrojadas hacia ella y ser humillada
públicamente. Luego quería llorar porque algo dentro de ella había comenzado
realmente a gustar de Nero, y Elle finalmente supo que nunca funcionaría entre ellos.
Empezó a sentirse aplastada por sus emociones cuando una lágrima se deslizó
por su mejilla. Rápidamente la limpió, deseando que sus problemas se limpiaran con
la misma facilidad. Todo el viaje en automóvil, sufrió junto con sus pensamientos, y el
viaje a su casa no fue tan corto.
Elle abrió los ojos cuando el auto se detuvo y no estaba delante de su casa como
esperaba, pero estaban cerca. No sabía por qué Nero se detendría. Sin embargo, Nero
salió del auto, y un momento después, Elle vio cómo la puerta del asiento trasero se
abría del otro lado. Él se deslizó adentro y colocó su cuerpo hacia ella mientras
envolvía su brazo sobre el asiento trasero.
—Nena, ven aquí. —La voz de Nero sonaba como si estuviera ordenándole. A la
parte que todavía estaba necesitada le habría gustado hacer lo que Nero le pedía, pero
Elle quería combatir el sentimiento.
Dejó la cabeza en la ventana y cerró los ojos volviendo con sus pensamientos.
—Ahora —su voz sonó a través de su cabeza, su comando mucho más fuerte.
Elle levantó la cabeza y miró el cuerpo de Nero, abierto para ella. Los dos lados
de Elle estaban luchando uno contra otro, y cuando uno finalmente salió vencedor, ella
movió su cuerpo hacia él. No sabía por qué había cedido, pero Elle tampoco se había
dado cuenta de que más de la mitad de ella quería a Nero y nunca sería una pelea
justa.
Cuando las caderas de Elle tocaron su pierna, los brazos de Nero la rodearon y
atrajeron hacia su cuerpo. Su cabeza ya no descansaba en la ventana sino en el pecho
de Nero. La mano que había estado en el asiento trasero ahora estaba en su cabello
mientras acariciaba su cabeza, y el otro subió debajo de su chaqueta para hacer lo
mismo con su espalda.
Elle se acercó a él y le dejó calmarla. Pensó que la había visto llorar y por eso
estaba haciendo esto. Nadie había cuidado de ella todas aquellas noches que había
llorado en silencio en su cama. Sólo Chloe sabía de su tortura, y tenía mucho más que
llorar.
No sabía cuánto tiempo había pasado mientras estaba en sus brazos. Elle cerró
los ojos y pensó que podría haberse dormido hasta que la voz de Nero rompió el
silencio del auto.
—No es lo que parece. Sí, tal vez lo era desde tu punto de vista, pero lo prometo,
no quería que ocurriera. —Nero apartó un mechón de cabello y continuó—: Siento
que tuviste que verlo, y te estoy pidiendo que me creas. No quiero a nadie más, y no
voy a tener a nadie más, Elle.
Elle quería que el sonido de su cálida voz continuara, sin embargo tenía que
tener la conversación con él.
—¿Cómo se supone que debo creerte, Nero? —Siempre lo has hecho y, muy
probablemente, siempre serás un jugador.
—Te dije que no toques, y yo ahora te estoy diciendo que no voy a tocar. Te doy
mi palabra, Elle.
Nero le sonrió.
A diferencia de la última vez que había trabajado para complacerlo, quería que él
la complazca. Nero no pareció importarle cuando la tomó en su regazo, haciendo que
se siente a horcajadas. Sus manos fueron hacia su cabello para que pudiera recordar la
sensación de que corría por sus manos. Elle debería haber sabido que lo haría cuando
apretó su culo en sus manos otra vez.
Nero se inclinó hacia abajo y le besó la clavícula mientras sus manos recorrían el
frente de su cuerpo sobre su ropa. Sostenían sus costados, justo debajo de sus pechos,
y el aliento de Elle quedó atrapado en su garganta mientras su boca se movía más
abajo, chupando la parte superior de su pecho derecho en su boca. Su camiseta venía
por encima de ellos, pero Nero lo había bajado, mostrando la punta de su delgado
sujetador.
Elle juró que sus pechos habían comenzado a hincharse por la sensación de su
boca en ella. Mientras empujaba su cabeza más cerca, temiendo que él se detuviera,
Nero levantó sus manos más arriba y empezó a frotar sus pezones con la almohadilla
de sus pulgares, rápidamente frotándolos en un pico. Ella no podía concentrarse, una
vez más estaba bajo el control de Nero.
Sus pezones comenzaron a doler por la dureza y sus pechos comenzaron a ser
demasiado sensibles debajo de su sujetador. Cuando Elle sintió las puntas de los dedos
de Nero bajo su sujetador, sobre su pecho izquierdo, rápidamente agarró su mano,
esperando que él no la bajara. Elle soltó un gemido cuando Nero le mordió el pecho en
respuesta, devolviéndole el favor por lo que le había hecho antes.
Nero trató de bajar de nuevo mientras quitaba la picazón que había dejado, pero
Elle apretó su mano sobre la suya.
—Nena, por favor, déjame probar algo —Nero habló mientras besaba su piel.
Elle gimió un “No” en su oído. Ella quería que lo hiciera. Como, realmente quiero
que lo haga. Pero Elle tenía la sensación de que Nero no se detendría. Sabía que un
tipo como Nero devoraba todo. A Elle le gustaría ser devorada por él, pero no era el
momento o lugar adecuado para ella.
—Gracias.
—Cuidado, o voy a lanzar al caballero por la jodida ventana y veré tus senos
rebotar en mi cara.
Elle dejó de respirar, poniéndose nerviosa por lo que podía hacer a continuación.
—Desde que era niño no había vuelto a sentir los senos de una niña a través de
su camisa.
Elle intentó no reír. Pobre Nero. Estaba orgullosa por ser claramente la única
chica que hizo esperar a Nero.
—Lo siento. —Ella sabía que no parecía muy triste por la forma en que estaba
sonriendo.
—Pero…
¿Por qué no? Era lo menos que podía hacer por él ya que había sido un caballero.
Infiernos, conseguiría un paseo gratis, y si no le gustaba, encontraría una manera de
salir de ello. Era un ganar-ganar.
Ya que Elle había decidido ceder y dejar que la llevara, tenía otra idea para
seguir adelante y conseguir algo más aunque iba a ser doloroso.
Elle pensaba que hoy iba a ser un día tan bueno como cualquier otro día. Si hacía
lo que su padre había pedido—que Nero venga a cenar—podría ser posiblemente
mucho peor. Las cenas eran largas y estresantes; sin embargo, con ella teniendo que
trabajar esta noche, esto iba a ser como un curita y ella iba a tener que despegarla.
Pensó que Nero iba a tener que dar la vuelta para recogerla de alguna manera.
Elle puso su mano en la puerta. Mis padres van a estar enojados por no
advertirles.
Pensó que iba a ser realmente divertido si toda esta cosa salía muy mal y Nero
entraba en algo—el algo siendo cualquier cosa. ¿Cómo que si su papá tomó sus
medicamentos de nuevo? ¿O Josh destrozó la casa?
Cuando Elle entró a su casa, vio a toda su familia mirando por la ventana
delantera.
—¿Mamá, papá?
Nero sonrió.
—Cuando quieras.
Elle sonrió para sí misma mientras veía a Josh correr hacia su habitación.
Cuando ya no podía ver más a su hermanito, Elle se giró hacia sus padres.
—Elle nunca ha traído un amigo a casa además de Chloe, y tan simpático como
este.
Elle estuvo ligeramente avergonzada por su madre, pero tuvo que acordar; Nero
lucía sexy como el infierno.
—Sip.
Nero la miró por un momento y luego caminó hacia su padre sentado en su silla
de ruedas y le tendió su mano.
—Un placer conocerlo, también, señor.
—¿Nero….?
—Caruso.
—Un placer conocerte también, Nero. Siéntate —dijo su padre, girando su silla
de ruedas hacia el sofá.
Nero tomó asiento en el sofá y Elle se sentó junto a él. Su madre se sentó en el
sillón enfrentando el sofá también.
Elle podía decir que su madre estaba muriendo por hablar con Nero. Ella
siempre le había pedido a Elle que trajera algunos amigos y se preguntaba cómo le iba
en la escuela. Pensó que probablemente debería haberle advertido a Nero por la
mirada en el rostro de su madre.
Elle bajó la mirada el piso. Oh, Dios, esto es peor de lo que pude haber
imaginado.
—Sí, bueno, ella es la chica más popular en la escuela. Todo el mundo la ama. Me
costó hacer que hablara conmigo.
Elle logró reír con su madre mientras miraba hacia Nero. Él estaba disfrutando
esto demasiado.
—Oh, de acuerdo, cariño. Sí, mi Elle por supuesto obtiene puras buenas notas.
Eso paga parte su matrícula. Trabaja en Magical Cupcakes para pagar el resto. —Su
madre estaba radiante.
—¿Dónde?
—Ya sabes, en Magical Cupcakes. Abrió hace un par de años en los suburbios.
Allí es donde Elle trabaja, por supuesto.
—Cariño, por qué tú y Elle no van a hacer algunos bocadillos. Estoy segura que
están hambrientos después de la escuela. —El padre de Elle no había quitado sus ojos
de Nero.
—Cierto. Vamos, cariño. Dejemos a los chicos hablar. —Su mamá se levantó,
sonriendo de oreja a oreja, y empezó a caminar hacia la cocina.
Elle miró hacia Nero, esperando que él entendiera que no hablara mucho. Oh, y
buena suerte.
Elle se levantó y siguió a su madre. Se sentía agradecida que Nero no había sido
perturbado por las obvias mentiras que les había estado diciendo a sus padres desde
hace años.
Yendo a la cocina, su madre sacó algunas carnes frías mientras Elle fue a agarrar
el pan, sabiendo que su madre iba a hacer sándwiches.
Elle se rio de su madre. No podía estar más feliz de que Elle lo hubiera invitado.
Su madre le había rogado por años que trajera a sus amigos a la casa. Sí, Chloe iba
seguido, pero su madre siempre quería conocer a los otros chicos que decía eran sus
amigos.
****
Nero observó mientras Elle se levantaba para dejar la habitación. Tenía que ser
honesto, había estado muriéndose por conocer a los padres de Elle. Quería conocer a
los bastardos que dejaban a Elle continuar yendo a la escuela donde ella era
intimidada. Pero, maldición si su madre no era la mujer más linda de la Tierra. Ella era
demasiado amable y tonta, creyéndose cada mentira que Elle le había dicho. Su madre
era claramente del tipo de persona completamente inocente, que pensaba que no
existía tal cosa como la violencia.
Por otro lado su padre estaba en una silla de ruedas. ¿Qué demonios? Al
principio, Nero estaba dispuesto a perdonarle el cómo era con su madre, pero
mirando a esos deslumbrantes ojos ahora, no le importaba una mierda si el hombre no
podía caminar o no. Nero comenzaba tener una muy buena idea de cuan mal Elle pudo
haber sido herida en el pasado, y al hombre devolviéndole la mirada debería haber
estado jodidamente consciente de que algo no andaba bien en la escuela.
Nero le regresó la mirada. Él había sido criado por un hombre mucho más
aterrador que él. El padre de Elle era un pequeño conejo comparado con su padre. ¿En
serio cree que puede asustarme?
—Supongo que Elle no te dijo que estaba en una silla de ruedas, ¿verdad?
—No, no lo hizo.
—No lo creo. Mi madre falleció cuando era más joven, y mi papá es muy
reservado ahora.
Nero había estado esperando por esa pregunta desde el momento en que había
dicho su apellido.
—¿En serio? Dudo que sea muy reservado teniendo un casino hotel.
Nero podía decir que el Sr. Buchanan no estaba preparado para su respuesta.
Luego su sonrisa regresó.
—Bueno, aún queda un año para aplicar. Uno nunca sabe, algo la podría hacerla
cambiar de opinión.
Nero vio su cara volverse molesta, a punto de decir algo, cuando escuchó a Elle y
a su madre entrar a la sala. Nero mantuvo su sonrisa, agradecido que su mensaje
hubiera sido claro para el padre de Elle.
Él miraba a la madre de Elle cuando ella le tenido un vaso de agua. Lucía como
una versión adulta de Elle, la única diferencia siendo que ella tenía líneas de expresión
y era un poco rechoncha, haciendo feliz a Nero que Elle se vería bien con la edad.
Nero no podía esperar a estar a solas con Elle y hablar de todas las mentiras que
le había dichos a sus padres. No es de extrañar que no pueda evitar mentirme—vive
dos vidas diferentes.
****
Elle le sostuvo el plato de sándwiches a Nero así ella podía abrir la puerta de su
habitación. Abriéndola, entró con Nero justo detrás de ella, luego cerró la puerta.
Mierda. La volvió a abrir, dejándola entreabierta.
Se dio la vuelta y vio a Nero de pie allí con las manos llenas.
—Sip.
Elle miró alrededor de su habitación por su control remoto. Ella tenía un viejo
televisor enfrente a su cama. Lo agarró de su mesa de noche de debajo de algunas
viejas revistas. Estaba agradecida de que su habitación no estuviera muy
desordenada. Sin embargo, tenía un montón de chucherías y cosas aleatorias en su
habitación acumulados a través de los años ya que ella siempre tenía un tiempo
terrible arrojando cosas.
Nero hizo clic en el televisor, y unos segundos después una imagen entró en foco.
Elle cerró sus ojos y empezó a frotarse la cabeza cuando se dio cuenta a que canal
pertenecía. Esto se pone mejor y mejor.
Es por eso que quería el control remoto. Elle se dio cuenta que no iba ser capaz
de ver una de sus repeticiones favoritas; como resultado, cogió un sándwich y se giró
hacia Nero.
—Sí, ¿no sabías que trabajaba allí? —dijo con su propio sarcástico tono.
—Sí, ese uniforme colgando atrás de tu puerta es casi idéntico a las camisas
rosas y pantalones vaqueros que usan. —Nero dio otro bocado de su sándwich. Ya
estaba casi acabado por los enormes bocados que tomaba—. ¿Hay jodidamente algo
sobre lo que no le hayas mentido a tus padres?
—Le digo lo que le gusta escuchar. Lo que quiere oír, Nero. —Elle quería que su
mamá sea feliz, e inventar historias hacia feliz a su mamá.
Comenzó a llenar el libro cuando era una niña, añadiéndole fotos de ella en
varios lugares y haciendo cosas diferentes.
Había tenido una buena infancia. Sus padres habían sido geniales, Y todo había
sido, de hecho, genial. Justo antes de que su padre obtuviera un gran ascenso en la
fábrica y quisiera lo mejor para Elle. La sacaron de la escuela pública y la inscribieron
en la escuela secundaria para su primer año.
Sus padres querían esto para ella, y Elle siempre había sido capaz de hacer
amigos, por lo tanto no había querido decepcionar a sus padres. Era desafortunado
que el accidente de su padre hubiera ocurrido justo después de que su primer año
hubiera comenzado.
Elle tragó saliva cuando la siguiente página a la que Nero se dirigió terminó
siendo muy diferente a las que habían visto antes. Él cambió la página y Elle se dio
cuenta que su rostro cambió. Había casi un año de diferencia entre esta página y la
última. Lo primero que notarías sería que su cabello era corto. Luego verías que había
perdido algo de peso.
Lo que más notó Elle en esta foto fue a Chloe. Ella no había visto el álbum de
fotos en un tiempo, apenas dándose cuenta exactamente cuan brutales lucían las
cicatrices de Chloe al principio. Su madre constantemente le tomaba fotos a ella y
Chloe, ya sea si estuvieran viendo películas o haciendo una tarea de la escuela.
—Que curioso que tu cabello fuera largo toda tu vida, pero la primera foto que
veo con Chloe es una donde tu cabello es corto.
Elle solo podía mirar fijamente a Nero. No había nada que pudiera decir. Nero no
era tonto, y ella no iba a mentirle, así que era mejor no decir nada.
Lo observó pasar las páginas justo después de que miró a la foto por una
eternidad. Sabía que la estaba estudiando, mirando cada pulgada de la foto antes de
avanzar. Se hallaba agradecida que algunas lesiones a través de los años estuvieran
escondidas debajo de sus ropas.
Elle estuvo agradecida de ver finalmente a Nero cerrar el libro en sus manos.
Luego, él miró fijamente el libro cerrado por un rato antes de finalmente alzar su
cabeza hacia ella para mirarla.
Esta vez, cuando Nero la miró, Elle sabía que era diferente. Era como si la
estuviera viendo en una luz totalmente nueva. Ella miró de vuelta a esos ojos verdes,
esperando por lo que iba a hacer a continuación.
Elle no dijo nada; en su lugar, lentamente tomó el libro de sus manos y se levantó
para regresarlo al estante a donde pertenecía. Después de eso, tomó de nuevo su lugar
en la cama. Vio la pantalla de la televisión, dejando que el programa siguiera.
Después que Nero no se movió por un tiempo, supo que intentaba calmarse,
estando en la casa de sus padres. Sin embargo, no había nada que Elle pudiera decirle
para hacerlo sentir mejor; no la verdad, de todos modos.
Elle sintió la mano de Nero buscar su brazo y se dio la vuelta para mirarlo. Él
empezó a empujarla hacia él, así que ella se deslizó. Al menos podía darle eso. Él
envolvió sus brazos alrededor de ella y Elle recostó su cabeza contra él.
—Sabes que voy a averiguarlo —dijo Nero con confianza, seguro de que era un
hecho.
—Sé que lo harás. —Elle lo sabía, también. Cuando un chico como Nero quería
algo, no se detenía hasta que lo tuviera.
Vieron programas hasta que fue el momento para Elle de levantarse y alistarse
para el trabajo. Ella había sentido que Nero lentamente empezaba a calmarse y
relajarse en la cama y ella a medida que pasaba el tiempo. Elle se reía de las partes
graciosas y vio a Nero incluso sonreír en una ocasión. Una pequeña sonrisa cuenta.
—Me tengo que alistar. —Elle esperaba que Nero moviera su brazo y la dejara ir.
No lo hizo por supuesto, haciéndola reír—. Nero, necesito vestirme.
Después que dijo eso, rápidamente movió su brazo. Elle lo miró extrañada. Bien,
¿ahora mueves tu brazo?
Elle no quería caminar hacia él, pero sus pies empezaron a moverse de igual
forma. No sabía cómo Nero le hacía eso. Se detuvo frente a él.
—Luces muy ardiente en ese uniforme. —El rostro de Nero lucía satisfecho.
Elle se rio entre dientes y estiró una mano hacia la corbata de Nero,
enderezándola.
Elle intentó no reírse, fallando miserablemente. Después que la risa cesó, Nero
lucía como si su ego necesitara algo de cariño.
Elle sabía que Nero se hallaba perfectamente consciente de cuan guapo era, pero
a pesar de ello, se lo diría.
—Eres el chico más guapo que he visto, y estoy muy atraída por ti. Pero tengo la
sensación de que ya sabes eso.
—Por favor, dime ¿por qué crees que está bien usar eso?
Sin decir una palabra, abrió su encendedor y encendió el extremo del bastón,
inhalando el humo durante un largo tiempo y luego soplándolo y llenando toda la
habitación. Lucca nunca tuvo que responder, sus acciones decían sus propias palabras
por él. Se dirigió al escritorio de su padre y se sentó, acercando un cenicero hacia él.
El jefe Caruso siguió mirando a su hijo, esperando para ver si alguna vez iba a
decir lo que necesitaba decir y así dejarlo ser. Había estado aquí en el Casino Hotel y
tenía que lidiar con la gente todo el día. Como resultado, realmente quería irse para ir
a su oficina, fumar su puro y beber en paz, pero su hijo lucía como si algo hubiera
estado molestando en su mente.
Cuando esperó el tiempo suficiente para que su hijo hablara, se dio por vencido.
—Supongo que esto es sobre la chica.
—Sí, él la tiene. A ella le gusta lo suficiente como para conocer a la familia, pero
entonces a Nero podría empezar a gustarle ella. Es difícil firmar el certificado de
defunción de una chica cuando has conocido a la familia.
—La próxima vez que te vea, será mejor que tengas un jodido traje, al menos por
una vez en tu vida.
Él vio cómo Lucca se levantaba para salir y se dirigía a la puerta, luego giró el
picaporte y lo atravesó, pero antes de que pudiera cerrarlo, el jefe Caruso tenía unas
palabras finales:
—Sabes que la familia viene antes que la familia, incluso si es tu propio hermano.
Esperaba que su hijo no dijera nada; sin embargo, Lucca le dio sus propias
palabras finales:
—Qué tal esto, quien me haga llegar más rápido, es quien más me echó de
menos.
Las dos chicas rieron de acuerdo y cogieron la ropa de Nero. Sólo pudieron
quitarse la camisa y deshacer un botón antes de que oyeran abrirse la puerta del
dormitorio.
Nero caminó hacia ellos, interponiéndose entre sus ahora gritos y lloriqueos.
Dejó que el sonido mojara sus oídos, encontrándolo muy pacífico. Entonces Nero
levantó su mano, haciendo que Amo y Vincent se detuvieran.
—Sé que a ustedes dos putas les encanta hablar, ¿verdad? —Escuchó a Stacy
gritar un poco más fuerte—. Bueno, necesito que una de ustedes me diga todo lo que
ustedes o cualquier otra persona le haya hecho a Elle.
En última instancia, Nero sabía que esas chicas eran seguidores; ellas no eran
quienes realmente instigarían la tortura de Elle—tortura del tipo dolorosa, de todos
modos. Sin embargo, claramente nunca les importo una mierda.
—¿Qué tal si solo me das el nombre del peor. Luego las dejaré solas para que
puedan volver a chupar penes.
Nero quería la verdadera fuente, quién sin duda, había herido a Elle y la había
puesto en todos esos moldes y la había cubierto de moretones y cicatrices. De esa
manera, podía hacer que la persona cantara sobre cada pequeña cosa que le había
sucedido a Elle, y la pequeña pieza de conciencia que le quedaba no se interpondría en
el camino. Porque Elle eventualmente averiguaría si había hecho daño a alguien, y no
quería que fuera alguien que no le había hecho tanto daño a ella.
Nero miró de ida y de vuelta entre las chicas llorando, su maquillaje oscuro y
falso corriendo por sus caras. Cuando claramente no iban a hablar, Nero asintió
durante varios segundos antes de agarrar su propio cabello falso con ambas manos.
Empujó sus torsos por encima de la barandilla, dejando que sus caras conocieran la
caída de dos pisos. Los gritos que ahora llenaban el aire eran los que realmente
disfrutaba. Sí, pero todas las cosas buenas deben terminar.
—¡Dame un maldito nombre! —Él empujó sus cabezas hacia abajo, haciendo que
sus pies salieran ligeramente fuera del suelo.
Los gritos eran tortuosos antes de que Stacy tratara de sacar una palabra de su
boca. Intentó otra vez, finalmente ganando fuerza suficiente.
—¡Ch-Chloe!
Amo se acercó.
—¿Qué dijiste?
Corrió sus manos por el cabello, intentando alisarlo. Oyó la puerta del balcón
abrirse y los gritos comenzaron a desaparecer. Él y Amo estaban allí, mirando hacia la
distancia. Esperaron a que Vincent regresara antes de decir algo.
—Chloe sabrá quién ha herido a Elle. Tal vez ella esté diciendo que preguntemos
a Chloe quien las hirió.
Nero pensó en las palabras de Amo, pero algo no se sentía bien. Sin embargo, no
sabía cómo encajar las piezas. Estaban todos ahí, pero era cuestión de juntarlo todo.
Imaginó el libro de fotos de Elle, recordando lo mucho que había querido
sacudirla y obligarla a decirle todo. Lo mucho que había querido paralizar el resto del
cuerpo de su padre después de ver la nariz de Elle rota y un yeso en su brazo. Todos
los jodidos ojos negros. Nero sabía que eso solo era lo visible para él. Podría haber
muchos otros moretones bajo su ropa, por no mencionar todas las veces que se curó
antes de que una foto fuera tomada.
Nero miró a Amo para asegurarse de que sabía hasta dónde llegaría si fuera
necesario.
Elle tenía una gran multitud de nuevo en el restaurante esta noche. Estaba
agradecida; mantendría su mente fuera de Nero. La manera en que él y su padre se
habían visto uno al otro cuando se habían ido la tenía confundida sobre lo que habían
hablado. Lo que sea que fuese, probablemente no quería saberlo. El viaje a casa había
sido lindo y tenía que admitir que le gustó. Definitivamente podía lidiar con él
llevándola y recogiéndola del trabajo.
Elle miró hacia la puerta para ver quién ingresaba, aun observando para
asegurarse que el jefe y quién sea que trabajaba para él no entraran. Cada vez que la
puerta se abría, su corazón corría hasta que se daba cuenta que no tenía relación con
el asesino. Cuando Nero entró, su corazón se calmó. Espera, ¿qué hace aquí?
Elle solo podía mirar fijamente a Nero entrar hacia una butaca en la esquina.
Tomó asiento con su espalda contra la pared, dándole una completa vista del
restaurante. Había traído un bolso con él. Ella no tenía idea de lo que había planeado.
A ella no le gustaba hacia dónde estaba yendo esto, aunque sabía que no debía
de cuestionar a Nero cuando estaba con algo en mente. Ella estaba en el trabajo y
necesitaba tratarlo como un cliente; por lo tanto, a regañadientes sacó su libreta y un
lapicero.
Elle se dio cuenta que claramente estaba poniéndose cómodo. La noche perfecta
para el día perfecto.
Elle fue hacia la ventana y pidió el especial, luego agarró el plato, sosteniendo
una taza en una mano y tomando el pote de café en la otra. Regresó a la mesa de Nero
y colocó el plato y la taza en frente de él, viéndolo directamente antes de servir el
líquido oscuro en la taza. Elle podía leer su rostro y sabía que él había estado
esperando este momento.
Regresando sus ojos a la taza, mayormente porque ver cómo la miraba de esa
forma había empezado a calentar su cuerpo, logró servir el café exitosamente. La
mano de Nero cubrió la suya para que deje de servir, haciendo que Elle lo mire de
nuevo. Ella no sabía cómo algo como servir café para Nero podía volverse sexual.
—¿Puede pasarme el azúcar? —La mano libre de Nero apuntó hacia los paquetes
de azúcar al otro lado de la mesa.
Elle miró hacia la caja de cerámica sosteniendo los paquetes. Ella sabía que él
podía muy bien cogerlos y sería más fácil hacerlo, pero por alguna razón, Elle se
inclinó sobre la mesa, teniendo que empinarse para hacerlo. Podía sentir los ojos de
Nero por todo su cuerpo, excitándola. Descubrió que ese sentimiento era la razón por
la que quería complacer a Nero.
Elle lentamente deslizó el azúcar al otro lado de la mesa hasta que quedó en
frente de él.
—Gracias.
Entonces finalmente soltó su mano, dejando que Elle aparte la mirada de sus
ojos que la habían sostenido prisionera también.
Ella lamió sus ahora secos labios antes de dejar la mesa sin decir palabra. Elle
sintió sus ojos por todo su cuerpo de nuevo mientras se alejaba. Intentó controlar sus
pensamientos y cuerpo mientras esperaba las otras mesas. Para el momento en que
logró hacerlo, la orden de Nero llegó por la ventana.
Elle dejó la mesa cuando Nero no dio respuesta, continuando su trabajo a pesar
de que Nero la distraía. Sus ojos no la habían dejado mientras ella esperaba a las otras
mesas y él comía.
Cuando recogió sus platos sucios, él se veía enojado. Ella incluso había rellenado
su café con una sonrisa, intentando levantarle el ánimo, pero no lo había hecho. Elle no
tenía idea de lo que le estaba enojando tanto a Nero.
Eventualmente, Nero sacó su laptop de su bolso con algunas tareas. Supongo que
se quedará hasta que yo termine. Eso puso a Elle nerviosa. Nero era una carta
completamente salvaje para ella y él estaba en su trabajo. Lo que hiciera aquí la
afectaría y este trabajo era cómo Elle continuaba yendo a la escuela.
—¿Puedo traerle algo más? —Elle habló mientras llenaba una taza.
—No gracias, nena —respondió uno de los chicos guapos del grupo. Elle
descubrió que estaba en la universidad por su atuendo.
Elle sonrió y se retiró una vez que las tazas fueron servidas.
Elle se volteó y se dirigió hacia la esquina donde Nero estaba sentado. El rostro
de Nero ahora estaba más allá de enojado.
—Siéntate.
—Ahora.
Elle volvió la mirada hacia Nero y sintió como si solo tuviera una opción y era
sentarse. Se sentó en frente de él, cansada de sus constantes miradas.
Nero mantuvo su voz calmada y baja así nadie podía escuchar su conversación.
—No me gusta que sirvas café y comida a todos estos malditos hombres. El único
café que quiero que sirvas es el mío.
¿Eh? Elle fue tomada fuera de guardia por su respuesta. Primero, se dio cuenta
que le gustaba su posesividad, y luego se dio cuenta del límite de esa posesividad.
—¿Crees que me gusta sentarme aquí toda la noche, teniendo que ver a un grupo
de viejos hombres mirar fijamente tus tetas y culo? —Elle intentó hablar pero no pudo
sacar una sola sílaba—. ¿Luego escuchar a unos idiotas decirte “nena”? —La voz de
Nero empezó a perder su tranquilidad.
—Mi maldito punto. Diles que se jodan la próxima vez. —Nero estaba echando
humo ahora.
Elle estaba bastante segura que Nero estaba por hacer algo muy estúpido, así
que se inclinó hacia adelante y tomó su mano de la mesa. Tomando una profunda
respiración, Elle dijo:
Elle se alejó, riendo cuando Nero intentó agarrarla. Vio la sonrisa en su rostro,
discerniendo que finalmente él estaba de mejor humor. Siguió adelante y empezó a
limpiar para la noche; estaba cerrando por supuesto. Le pidió al cocinero que saque la
basura esta vez. Lección aprendida.
Como diez minutos antes de cerrar, la mesa con los estudiantes universitarios
aún estaba jugueteando. No estaban siendo ruidosos ni algo así, pero solo podías
escucharlos hablar y molestándose entre ellos. No parecían como si tuvieran planes de
irse pronto.
Elle intentó forzar una sonrisa mientras se alejaba. Rezó para que Nero no haga
nada y solo lo deje mientras ella iba detrás del mostrador y pretendía estar ocupada
así podía ver si algo sucedería. Podía decir que Nero estaba al borde de volverse loco.
Esperaba que la hubiese escuchado más temprano.
—¿Cuánto?
Nero se puso de pie y sacó un plateado clip para guardar dinero y le entregó un
billete de cien dólares.
—No voy a tomar tu dinero, Ne… —Nero suavemente la agarró y la tuvo sentada
al borde de la mesa. ¿Infiernos, cómo?
Separó las piernas de Elle con su cuerpo y se presionó contra ella. Su rostro se
acercó al de ella y él apenas habló.
—Tienes suerte que te esté pidiendo que tomes mi dinero después de, joder,
haber visto eso. Desesperadamente estoy intentando restringirme a mí mismo ahora
mismo.
El corazón de Elle empezó a subir y bajar con más peso de lo que había sucedido
antes. Nero había bloqueado sus piernas, haciendo imposible apretarlas. Ella podía
sentir la humedad empezar a mojar sus bragas cuando las manos de Nero fueron hacia
sus muslos desnudos de su uniforme, empujándolas hacia arriba. Él ávidamente la
besó mientras acariciaba sus muslos sensibles, enviando escalofríos por su espalda.
Las manos de Nero fueron a la parte interior de sus muslos intermedios cuando
él dijo:
Ella asintió, medio esperando que él no vaya más lejos y la otra parte esperando
descubrir cómo se sentiría ser tocada ahí por primera vez.
Nero lentamente deslizó sus manos de nuevo a sus muslos y la regresó a sus
pies.
Elle no sabía cómo había logrado que sus piernas la sostengan, y mucho menos
cómo había regresado a la cocina. Intentó sacudir fuera lo que había sucedido entre
ella y Nero mientras rápidamente sacaba su celular y enviaba a Nero la primera foto
que había tomado ayer, mostrándole todo su horario. Elle descubrió que no había
daño en dárselo. Ya había planeado ir con él al trabajo ahora.
Caminó más allá de la cocina para decirle al cocinero que se estaba retirando.
—Adiós Elle.
Elle regresó por las puertas batientes y fue hacia la caja registradora, colocando
el valor de diez dólares en propina en lugar de colocar el de cien dólares. Elle sonrió.
No quería tomar el dinero de Nero. Pero trabajé por ello toda la noche. Apagó las luces
y cogió su saco antes de caminar hacia Nero, quien estaba esperando por la puerta.
Se recostó en su cama esa noche, incapaz de dejar de sonreír. Estar con Nero la
hacía feliz en su vida una vez más. Se había olvidado del sentimiento.
Esa noche fue la primera en años donde Elle se quedó dormida con una sonrisa
en su rostro.
Traducido por Mais
Elle estaba en clase de español, mirando el reloj. Dios, cómo han cambiado las
cosas. Esta vez, no le importaba el sonido del reloj cuando usualmente deseaba que de
algún modo el tiempo se congele; así el sonido se detenía. Este era un momento
monumental en su vida.
RRRING.
Elle no tuvo ni tiempo de asentir con la cabeza antes de que la profesora se fuera
hacia el salón de profesores.
Elle terminó su problema y salió para almorzar, segura de cerrar la puerta detrás
de ella. Su clase estaba al fondo de la escuela.
—De ella es quien te estaba hablando, Sebastian. —Cassandra apuntó hacia Elle.
Elle vio a un chico caminar hacia adelante, que se veía casi idéntico a Cassandra.
La única razón por la que no lo hacía era porque era del sexo opuesto.
—Así que, ¿eres la pequeña perra que le falta el respeto a mi hermana?
Elle intentó pasarlo. Ella sabía exactamente hacia dónde iba esto.
Elle ahora estaba siendo empujada hacia la puerta trasera de la escuela. A través
de sus lágrimas, vio a las chicas siguiéndola por detrás, mientras escuchaba sus risas
sobre sus gritos…
Elle sacudió su cabeza. Ya no importa. Ya había llorado muchas noches por ese
día y el recuerdo era muy malo como para traerlo. No quiero arruinar un buen día.
Elle estaba teniendo un buen día también. Nero la había recogido de nuevo, en
otra casa más allá, por supuesto, y Amo había traído a Chloe a salvo a su clase de
inglés esta mañana. Ahora iba a tener un gran almuerzo, sin importar lo que cualquier
decidiera lanzarle.
Chloe le sonrió.
Elle se rio.
Le había contado a Chloe la noche anterior por qué había estado triste ayer.
Chloe de hecho estuvo de acuerdo con Nero, acordando con lo que él le había dicho en
el auto. Sin decir nada más, Chloe disfrutaba tener tres grandes escudos que se
coloquen en frente de ella.
Elle se detuvo en la puerta, mirando a los chicos inclinados contra los casilleros.
Ambas se miraron.
—Nada.
—Sip, claro, nada. Claramente estaban hablando sobre nosotros —dijo Amo,
cruzando sus brazos en frente de su pecho.
Elle sonrió.
—Nop, solo de ti. —Elle empezó a reírse de nuevo ante la mirada en su rostro,
haciendo que Chloe se ría con ella.
Elle dejó que Nero la empuje a ella y a Chloe, aun riendo ante el rostro de Amo.
Vio a Vincent palmearlo en la espalda antes que ella se volteara. Sabía que Amo no
estaba acostumbrado a que las mujeres le hablen de esa manera. Aparentemente no
habla con chicas cuando podría estar haciendo algo más con ellas. Elle descubrió que
ese era el motivo por el que molestarlo lo hacía mucho más divertido.
—La pregunta fue, qué quieres, no lo opuesto a lo que ellos están comiendo.
—¿Tacos? —No podía creer que el día llegaría donde de hecho podía escoger lo
que quería comer en la escuela.
—Tacos.
Después que pasaron la línea, Elle se dirigió hacia su mesa pero vio que ya
estaba ocupada. ¿Qué? Siempre nos hemos sentado ahí.
—Vamos, Elle; nos hemos movido. —Nero la empujó hacia adelante, haciéndola
que siga hasta que la única mesa vacía que vio fue la que estaba en la esquina,
profundamente en el territorio de robots.
—Ustedes dos se sientan aquí. —Nero apuntó a dos asientos que enfrentaban el
resto de la cafetería.
Elle y Chloe se sentaron mientras los chicos tomaban sus asientos. Elle no podía
ver el resto de la cafetería porque sus cuerpos bloqueaban su vista. Se sintió
incómoda.
—Ahora la es.
—Nos hemos sentado en esa mesa desde el primer año. —Elle necesitaba estar
cerca de la puerta así podía escapar si lo necesitaba.
Elle miró fijamente a los chicos, masticando sus tacos. ¿Por qué nos moverían?
Elle miró detrás de ella. Son solo paredes. Elle miró en frente de ella. Están
bloqueando mi vista. Elle se inclinó hacia arriba para ver por encima de la cabeza de
Vincent y vio que todo el equipo de fútbol estaba sentado en las mesas de alrededor.
—Lana me dijo que debería estar listo para después de la escuela, así que iremos
—dijo Chloe, feliz—. La compañía de remolques se supone que tenía que recogerlo
esta mañana. Si no puede ser arreglado a tiempo, entonces ella me conseguirá un
préstamo.
¡Gracias a Dios!
—Oh, Señor. — Elle escuchó a Nero murmurar bajo su aliento. Luego lo pateó
bajo la mesa.
—Tengo que saberlo. ¿Las chicas realmente tienen peleas de almohadas en las
fiestas de pijamas? —Vincent destelló su sonrisa.
—¿Lo hacen?
—No, no lo hacemos. Usamos máscaras verdes para el rostro, nos pintamos las
uñas, y vemos películas antiguas. —Miró alrededor hacia sus rostros decepcionados.
Nero observó el trasero de Elle mientras ella seguía a Chloe hacia la clase de
español. Oye, no puedo evitarlo.
Él había hecho a un lado a Elle más temprano, diciéndole que quería llevarla a
una cita esta noche desde que era la única noche que tenía libre esa semana. Ella le
dijo que desesperadamente necesitaba nueva ropa y un poco de tiempo de chica. Nero
sonrió. Estoy llegando a ella.
No podía quejarse con ella porque él le había pedido a Amo que lo enganche con
una chica esta noche. Sin embargo, ayer había decidido que ninguna chica iba a
satisfacerlo. Su pene anhelaba a Elle. La tendrá también.
—No entiendo por qué el papá de Chloe no ha arreglado su auto aún. Ella dijo
que Lana lo haría, y ella es quien la ha estado recogiendo y dejando —Amo habló
cuando la puerta se cerró.
—Sí, no lo sé. No tiene sentido, pero tal vez el hombre simplemente está muy
ocupado. Lana claramente es la ayuda, y sabes que la gente así fuerza a sus hijos a ser
criados por sus empleados. Le preguntaré a Elle sobre ello en algún momento, pero
sabes que no le importa ni una mierda. —Nero sabía que Elle no iba a contárselo, pero
si le preguntaba estratégicamente, tal vez podía descubrir algo.
—Mierda.
Amo se rio.
—No importa. Ahora debo ir. —Nero iría. El papá de Amo le contaría a su padre
si él no iba, y desde que las chicas estaban en la escuela pública y no tenían ninguna
relación con Elle, sería raro de él que no vaya. Infiernos, se verá bien que vaya.
—Jódeme. —Nero odiaba ese lugar. Era un lounge sumamente caro para
adolescentes. Nero nunca había necesitado ir a un lounge para tener sexo y perder
todo su dinero en el proceso. Imaginó que las chicas querían ir desde que nunca
habían ido. Ahora Nero no solo tendría que pagar por él, sino por ella, y ni siquiera iba
a tener sexo al final de todo.
—Escuché que Cassandra está planeando estar ahí esta noche, así que puede que
no sea tan malo.
Nero sonrió.
—Al menos obtendré algo en esta noche. —Pagaría doble por lo que le costaría
la noche para llegar a Cassandra. No la había visto desde que había tratado de joder a
Elle en la cafetería—. Solo dame a la tímida del grupo, pero estoy seguro que a ustedes
no les importa.
—Joder no, hombre. Seré capaz de arremeterme y tener dos con quienes jugar —
Vincent dijo rápidamente.
Elle buscó entre la pila de ropa. Los dioses de Goodwill no están cuidando de mí
hoy. Habían limpiado cada tienda de segunda mano, y todo lo que Elle había sido
capaz de encontrar era más camisetas. Solo había sido capaz de encontrar tres que le
gustaban y daban un poco de duda con todos los huecos que habían acumulado. Elle
estaba buscando algo diferente, pero por supuesto, esas prendas de estampados solo
llegaban de vez en cuando.
Buscando entre la pila de ropa, Elle pensó sobre lo que Nero le había preguntado
de regreso a casa. Le había preguntado si estaba planeando ir con Chloe de nuevo
ahora que su auto estaba arreglado. Ella le había dicho que no lo había pensado por su
bien. Le gustaba ir con Nero, pero estaría por Chloe antes que por él. Aunque eso no es
lo que le molestaba a Elle.
Elle movió otra pila de ropa, esta vez sonriendo al recordar cuando Nero había
estacionado a una casa más allá. Ella había sido capaz de ver que estaba un poco
enojado que no iba a poder llevarla a una cita todavía; como resultado, le había
prometido que la próxima vez que lo tuviera libre, sería completamente suya. Fue
entonces cuando Elle se dio cuenta.
Estaba volviéndose una relación bastante seria. Sí, podría haber pasado solo
unos cuantos días pero Elle había visto desde el primer año que Nero nunca estaba
junto a una sola chica. Había visto la forma en que trataba a las chicas, y no las trataba
igual que a ella. Bueno, tal vez al inicio sí.
Elle no podía describir el sentimiento. Ni siquiera intentó entenderlo, pero algo
en ella le dijo que era correcto. Solo crecía con cada segundo que pasaban juntos y a
solas, así como también cuando Nero la besaba o la tocaba cuando nadie miraba.
—¿Qué te parece esto? —Vio a Chloe sostener algo de debajo de la pila de ropa.
El color verde esmeralda la impresionó.
—Amo eso. —Elle se acercó y tomó la prenda de Chloe y luego se dirigió hacia el
vestidor.
—Oh, dios mío, tienes que ponerte eso. Yo usaría eso. Bueno, si fuese negro.
Elle se rio de su amiga. Chloe solo usaba un color y era negro. Apenas podía
recordar a Chloe en colores brillantes y rosados, hace tanto tiempo. Honestamente,
Chloe se veía bien en cualquier cosa. Su ropa podía ser negra, pero era costosa. Su
padre la forzaba a vestirse con ropa linda, y aunque él no aprobaba el color mucho, al
menos no la forzaba a usar uno diferente, como rosado.
—Yo también. Tal vez la persona que donó eso trajo más. Será mejor que nos
apresuremos y miremos entre el resto de la ropa. Es tarde y cierran pronto.
Elle asintió y se dio la vuelta para regresar al vestidor. Escuchó a Chloe reírse
detrás de ella, haciéndole detenerse para mirarla antes de cerrar la puerta.
—Solo estaba pensando sobre cómo se verá el rostro de Nero cuando te vea en
eso.
****
Nero escuchaba la música odiosamente alta. Estaba muy oscuro con casi luces de
neón por todos lados. Estaban sentados en una mesa alta e incómoda mientras
ordenaban unas bebidas y aperitivos.
Los ojos de Nero habían dado vueltas toda la noche, buscando a Cassandra. La
encuentro, obtengo lo que quiero, y luego me voy de este maldito lugar.
Podía sentir que la chica de su lado estaba un poco herida de que Nero no le
preste ninguna atención, especialmente con sus amigos muy vivos y con sus manos
tocando todos lados en frente de él. Al principio, se sintió un poco mal, pero luego,
cuando ella empezó a ponerse igual que sus amigos, a él no le importó ser rudo,
empujando sus manos fuera de él. La chica estaba lejos de ser como Elle, y eso era algo
que tanto su pene como su cabeza quería.
Nero volteó su atención hacia la pista de baile. La parte del lounge era una
locura, y no tenía intención de acercarse. Todos estaban apenas a dos centímetros de
distancia, bailando encima del otro. Consigue un grupo de adolescentes calientes y
obtienes una orgía.
Mientras Nero veía a una rubia falsa aparecer en la pista de baile, se volteó hacia
Amo y Vincent e hizo un gesto con su cabeza hacia la masa de bailarines. Nero se
quedó con Amo y Vincent, ellos diciéndoles a las chicas que esperen ahí.
Nero mantuvo sus ojos en la parte de atrás del cabello falso de la rubia. Joder, te
atrapé.
Él y su gente empujaron a través de las adolescentes quienes desesperadamente
necesitaban ya tener sexo, hasta que finalmente llegó a la chica. Nero le dio la vuelta y
su control empezó a temblar.
****
—Ugh, no es mi día hoy, ¿no? —dijo Elle después que terminó con la última pila
de ropa.
—No puedo creer que solo encontramos una sola cosa. —Chloe ahora estaba
sentada en el suelo.
Elle miró a su amiga, quién estaba exhausta por intentar ayudarla a encontrar
ropa.
Dios, amo Goodwill. Elle entregó los tres dólares y la mujer le entregó una bolsa
de comestibles con su suéter adentro. Ella y Chloe luego se dirigieron hacia la puerta.
DINNG.
Elle sacó su celular y se dirigieron hacia el BMW de Chloe. Su celular indicó que
había un nuevo mensaje de CABRÓN, haciéndole sonreír.
—¿Quién era? —preguntó Chloe una vez que estuvieron sentadas en el auto.
Elle sabía que estaba preguntando porque usualmente solo Chloe le enviaba
mensajes.
—¿Bueno?
Miró a Chloe.
—Sip, pero no tengo suficiente dinero para entrar a ese lugar. —Elle no sabía
qué podía ser urgente. Su estómago empezó a rodar con nerviosismo.
—Y-yo…
Chloe la detuvo.
—Vamos.
****
Amo se rio.
—Debe ser difícil ver que cada escroto triste aquí va a ir a casa y tener sexo
cuando tú ni siquiera has logrado que Elle esté encima de ti. —Tenía que hablar alto
para que Nero lo escuche.
—Jódete. —Nero iba a irse pero vio a Vincent congelado en su lugar, mirando
fijamente. Nero siguió su mirada hacia dos chicas bailando.
Nero inmediatamente supo a cuál de las dos chicas se refería. La chica estaba
usando un vestido negro que era suelto en lo alto pero apretado por su trasero. El
material apenas lo cubría, mostrando sus piernas largas. Estaba seguro que si ella se
inclinaba apenas, todo su trasero colgaría. Era alta y delgada, del tipo estrecho, y
aunque no era del tipo de Nero por las pequeñas curvas—prefiero algo donde me
pueda sostener—incluso estaba encantado por su baile.
Estaba bastante oscuro aquí aunque los destellos repentinos de neón de vez en
cuando a veces podía iluminar el rostro de una persona; sin embargo, los chicos no
habían visto los rostros de ninguna de las chicas aún.
Nero notó que los chicos alrededor de ellas estaban salivando para bailar.
Intentaron unirse pero las chicas seguían apartándolos, haciéndolas aún más
deseadas. Un destello rápidamente iluminó a las chicas.
Nero las miró con más detenimiento. La otra chica en el vestido de baby-doll
morado se veía familiar también.
Las chicas bailaron alrededor hasta que ellos las enfrentaron. Otro destello de
luz iluminó sus cuerpos.
—Maldita sea, ¿la has estado manteniendo para ti solo? —Amo no podía apartar
sus ojos.
Nero se rio, su enojo ahora ido. Vincent ya estaba claramente fuera de guardia
por ella. Vincent evidentemente nunca había pensado en Lake de esa forma, pero justo
entonces, la estaba viendo con otra luz. Literalmente, luz de neón. Nero vio el rostro
de Vincent ponerse enojado y roto al mismo tiempo.
—Mierda, hombre, solo piensa sobre todos los años en que te la has perdido —
dijo Amo.
Mientras miraba de vuelta a las dos chicas bailando, dos chicos llegaron y
empezaron a agarrarlas. Oh, mierda.
Nero sabía que esto no terminaría bien para los dos chicos, así como tampoco
para la hermana de Vincent ni su mejor amiga.
Nero sonrió mientras se acercaban. Esta noche está mejorando. Nero siempre
había buscado una buena pelea.
—Ellas están con nosotros. —Dos chicos las empujaron detrás de ellos.
Nero notó que no eran los que habían tratado de bailar con ellas.
—Somos lo que vamos a cogerlas hasta el fin de la noche. Así que encuentra la
tuya.
—Realmente no debiste haber dicho eso —dijo Adalyn al chico que estaba
apretado contra su cintura.
Vincent flexionó su mandíbula hacia los dos chicos que habían estado acosando a
las chicas en la pista de baile.
—Estas hijas de puta son mías; ustedes dos saquen sus mierdas que los trajeron
aquí.
Nero y Amo empezaron a rodar sus mangas, sonriendo, mirando a los dos
intentando regresar a las chicas a su posesión.
Amo sonrió.
Elle y Chloe entraron al oscuro lounge. Elle esperaba que Chloe estuviera bien
rodeada por tanta gente. La miró y vio que intentó hacerse lo más pequeña posible así
la gente no se chocaba contra ella.
—Deberíamos de vol…
—¡Mierda, Nero!
Elle empezó a correr hacia la multitud con Chloe detrás de ella. La mente de Elle
no podía pensar mientras se empujaba entre la multitud para poder pasar, su cuerpo
solo reaccionando.
Nero estaba jugando con un chico indefenso, dejándole que se acerque para
poder tener oportunidad, luego hizo su acto, golpeándolo en el rostro. El chico era
muy lento y tonto como para detenerlo.
Vincent alzó su pie y luego destrozó su mano, haciendo que el pobre chico grite
de dolor.
Mientras las dos chicas hacían una mueca de dolor dentro del círculo, Elle
descubrió que una de ellas debía de ser su hermana.
Elle volvió su mirada a los tres chicos ahora riendo ante la destrucción que
habían causado. Elle luego miró a los cuatro inmóviles en el suelo. Eran un desastre
sangriento.
—¿Nero?
Ella observó a los tres chicos cesar su risa y mirar hacia ella.
Elle pensó que él actuaba como si definitivamente no le hubiese pedido que esté
ahí.
—Me enviaste un mensaje diciendo que venga aquí. —Cuando la siguió mirando
confundido, ella repitió su mensaje—. ¿Encuéntrame en Poison, urgente?
Elle vio a tres chicas aparecer en vestidos brillantes y apretados. Cada una
envolvió sus brazos alrededor de Nero, Amo y Vincent.
—Eso fue jodidamente caliente —dijo la que sostenía a Nero por la cintura.
Nero, entumecido, fue a empujarla lejos e intentó hablar, pero ella le ganó.
—Su cita. ¿Y quién infiernos eres tú, perra? —habló la chica y se veía justo como
Cassandra.
Elle retrocedió antes que las lágrimas empiecen a acumularse en sus ojos. Se
empujó a través de la multitud aunque escuchó a Nero gritando su nombre. Corrió tan
rápido como pudo a través de la gente, empezando a sofocarse. Sintió el destrozo de
su corazón. Finalmente, alcanzó las puertas que la llevaron afuera y agradeció el aire
helado. Deteniéndose para darse la vuelta, Chloe estaba justo ahí, por suerte. Ella
continuó con su escape, yendo hacia el auto de Chloe.
Elle se detuvo en su lugar. ¡He terminado con hacer lo que me digas, y joder, he
terminado de escapar de ti!
Elle rápidamente se dio la vuelta y vio que Nero se había detenido de golpe junto
con Chloe, Amo y Vincent, esperando ver lo que sucedía.
Elle apresuró más sus pasos, dirigiéndose directamente hacia Nero. Ella podía
ver el oh, mierda, escrito en todo su rostro.
Elle se rio, burlándose, a través de las lágrimas que corrían por su rostro.
—Oh, ¿no es lo que parece? ¿Justo como ayer no era lo que parecía cuando
estabas entre dos otras rubias falsas? ¡Joder, me lo prometiste ayer!
—Estoy enferma de todas tus malditas promesas, y el “te doy mi palabra”. —El
corazón roto de Elle finalmente se derrumbó—. Nunca jamás voy a confiar en ti, Nero.
—Elle, escucha…
Elle lanzó sus brazos hacia atrás mientras la parte interior de ella empezó a
recoger las piezas rotas, atentando en juntarlas de nuevo.
Nero había sido malas noticias desde el inicio, y Elle lo había sabido. Nero no
vale esto.
—Vamos.
Ella observó el rostro de Chloe convertirse en uno que nunca antes había visto.
Chloe caminó hacia Amo y lo golpeó justo en su espinilla.
Chloe se dio la vuelta y se dirigió a pisotones hacia Elle. Cuando pasó a Nero, se
detuvo.
Chloe finalmente siguió caminando hacia Elle, quién estaba entumecida ante el
comportamiento de Chloe y feliz de que su amiga la haya defendido.
Elle silenciosamente agradeció a Dios que esto haya sucedido cuanto antes
mientras caminaba hacia el auto de Chloe. Se preguntó cómo podría haber estado su
sanidad si hubiese pasado mucho tiempo con Nero.
Elle las limpió cuando Chloe entró al auto. No habló, solo condujo hacia la casa
de Elle.
—No, quédate.
—De acuerdo. Puedo hacer palomitas de maíz y helado y podemos ver nuestra
película favorita, La Sirenita.
Elle se rio a través de sus nuevas lágrimas; su amiga siempre podía animarla.
Elle la vio salir de la puerta y luego se hizo un ovillo. Sin importar lo mucho que
intentara, las piezas seguían cayendo. No había suficiente goma en el mundo para
mantener junto su corazón destrozado.
No tenía idea de cómo iba a solucionar este colosal lío. Elle había lidiado con
suficiente y esto había sido lo último para ella. La mirada en su rostro lloroso lo había
matado. No sabía ni siquiera por dónde empezar para decirle la verdad.
«Ya sabes lo que acabas de perder». Las palabras de Chloe lo golpearon. Él lo
sabía y era lo que más lo mataba.
Nero ni siquiera entendía por qué ella estuvo aquí. Yo no lo envié el mensaje.
Nero sacó su celular de su bolsillo y fue a sus mensajes. Sin duda, las palabras exactas
de Elle de más temprano se visualizaron en su pantalla. Nero sabía que nadie lo había
tomado de su bolsillo. ¿Cómo diablos sucedió eso?
—¡Necesitamos salir de aquí antes que llegue la policía! —dijo Adalyn mientras
ella y Lake salían por las puertas de Poison.
Adalyn y Lake bajaron sus vestidos y subieron sus tops para cubrir su escote.
—Le rogué que venga a bailar conmigo. Es mi culpa. La única manera que
podíamos entrar era con esos chicos. Aunque hicimos nada con ellos.
—Bien. No puedes salir con chicos hasta que te gradúes. No me importa si solo
faltan unos meses. Diré nada pero mejor que no las atrape de nuevo.
Nero las vio asentir a las dos, aunque le tomó a Lake golpear el brazo de Adalyn
antes que ella lo hiciera.
Vincent gritó, viendo a Adalyn sostener su vestido hacia abajo mientras corría.
Nero se hubiese reído bajo otras circunstancias; claramente Vincent estaba tan
conmocionado como él ahora.
—Mis malditas retinas están quemadas por ver el culo de mi hermana ahí.
—Sip, claro, tú estabas muy ocupado viendo el culo de Lake para notar que
estaba con tu hermana.
Vincent estaba por decir algo, pero luego pensó otra cosa.
—Sip, me siento mal. Organicé todo esto, luego sucedió lo de Elle y la hermana
de Vincent —agregó Amo.
Mientras Nero caminaba hacia su Cadillac, pensó en las últimas palabras de Elle.
«¡Joder, sólo déjame en paz!» Abrió la puerta de su auto, entrando. Ni en un millón de
años, nena.
Nero salió disparado de ahí justo antes que llegara la policía. No sabía cómo la
ganaría de vuelta aún; todo lo que sabía es que no iba a detenerse hasta que Elle fuera
suya. Para bien.
Traducido por Mais
Elle pasó todo el fin de semana en su cama, intentando no llorar. Sip, sin éxito. El
único momento donde dejó su habitación fue para ir a trabajar, lo que no podía evitar
hacer. Aunque odiaba dejar su casa para hacerlo.
Elle atravesó por varias emociones. Pasó de estar feliz a que terminara tan
pronto a estar triste que se haya terminado y hasta pensar en la historia de “Así que
me Casé con un Asesino de Hacha”8.
Se prometió que iba a superarlo para el lunes. No hay forma que Nero me vea así.
Estaba determinada a que Nero no pensara que había obtenido lo mejor de ella.
Iba a continuar con su vida y él iba a verlo el lunes por la mañana.
Cuando la mañana del lunes llegó y la alarma de Elle se apagó, pensó en una
buena forma de destruirlo cuando terminara la escuela. Despertó mareada de sueño.
Más como que me siento como la mierda.
Elle regresó corriendo a su habitación y llamó a Chloe. Sonó varias veces. Sabía
que era bastante temprano y pensó que debería colgar, pero luego contestaron.
8
Película de 1993 ubicada en San Francisco sobre un poeta que sospecha que su novia es una asesina de
hacha.
—¿Hola?
Chloe sonaba bastante despierta. Ella sabía que apenas había dormido, pero
maldita sea, era temprano.
Chloe definitivamente era la indicada para el trabajo. Tenía que verse como un
millón de dólares la mayoría del tiempo, por el trabajo de su padre. Tenía que ir a
muchos eventos con sus padres y verse como parte de la perfección, hermosa hija.
Desafortunadamente, con sus cicatrices, su padre se había asegurado que se vea como
dos millones de dólares, así distraería los cortes de su rostro.
Elle sabía que si cualquier otra chica tenía las marcas de Chloe, no lo superarían,
pero desde que Chloe era más que hermosa a lo natural, ella las hacía ver hermosas.
Chloe puede superar todo.
Elle se lavó los dientes y su cara antes que Chloe llegara. Cuando llegó,
inmediatamente se puso a trabajar. Elle mantuvo sus manos en su regazo y no se
movió mientras Chloe estaba trabajando en ella. Pensó que Chloe usaría guantes antes
de incluso empezar. No lo hizo, y Chloe se aseguró de usar todos sus utensilios.
—De acuerdo, ¿qué vas a ponerte? —preguntó Chloe mientras guardaba sus
utensilios de cabello.
****
Nero frotó sus ojos. No había podido dormir mucho las últimas noches. Quería
creer que sería fácil recuperarla pero honestamente, tenía ni idea de por dónde
empezar. No tenía experiencia con mujeres fuera de la cama.
Había notado que ella no se veía como sí misma y claramente estaba sufriendo.
Había descubierto que ese era el motivo por el que no le hablaba o aparecía en el
restaurante; no quería causarle más daño. Ya tiene suficiente de eso.
Vincent se rio.
—Vas a tener que salir con algo bueno, hombre. Gracias a Dios, no soy tú.
—Sip, lo sé. Escuchen, tenemos que estar con ellas. Creo que Cassandra regresa
hoy. —Nero sabía que no iba a ser capaz de acercarse aún sin haberse reconciliado
con Elle, pero necesitaba acercarse lo que más podía.
Amo y Vincent asintieron. Esperaron como cinco minutos hasta que el BMW de
Chloe apareció y se estacionó.
Nero observó abrirse la puerta del copiloto y un par de botas negras golpearon
el suelo. Cuando la puerta se cerró, parpadeó varias veces antes de darse cuenta que
no iba a cambiar nada. Santo Infierno.
Cuando solo la espalda de Elle era visible, su primera emoción regresó con más
fuerza. Joder, ha pasado bastante tiempo, ¿de acuerdo?
—Maldita sea Nero, tenías razón. Elle está tan descorazonada. —Amo no pudo
sostener su risa.
Nero se dejó de recostar en su auto y corrió sus manos por su cabello. Regresó
hacia sus amigos y vio a Vincent cerrar sus ojos, susurrando algo.
Elle y Chloe avanzaron en la fila. Ella había estado observando alrededor toda la
mañana y Chloe había empezado a caminar detrás de ella de nuevo. Aunque sí notó
que los tres imbéciles las habían estado siguiendo todo el día. ¡No necesito que me
sigan!
Elle y Chloe agarraron una bandeja llena de patatas fritas y un sándwich de pollo
y luego fueron a darle a la señora su número. Elle sostuvo el aliento, preguntándose si
iba a sobrepasar esto. Cuando lo hizo, no podía creerlo. Elle descubrió que la única
razón por el que lo había hecho era porque la señora de la cafetería en la otra línea era
más mezquina. Así que, supongo que me quedo atrapada comiendo mis hamburguesas
de pollo por el resto del semestre.
Elle caminó hacia la mesa original de ella y Chloe, pero la encontró llena.
—Mierda.
Miró alrededor y vio que la única mesa que no estaba ocupada era la de la
esquina en la que se habían sentado el viernes. Elle se volteó y caminó hacia esa mesa.
Mientras lo hacía, notó a Nero, Amo, Vincent y Leo en la mesa más cercana. Por
supuesto que lo están. Las otras mesas que rodeaban estaban aún llenas con el equipo
de fútbol.
Elle tomó asiento en frente de la cafetería de nuevo, y Chloe tomó el que estaba
al frente de ella, justo como siempre lo había hecho antes. Supongo que algunas cosas
nunca cambian.
Elle le dio a Chloe una sonrisa tranquilizadora. Chloe no había estado preparada
para regresar a como era antes. Elle la había visto florecer en su antiguo yo. Había sido
lo más feliz que Elle la había visto desde que la había conocido el primer día de la
secundaria.
—Yo no…
—Te dije la semana pasada, Elle, necesitas pagar tus almuerzos. No más cargos a
cuenta. —Elle la escuchó murmurar bajo su aliento mientras se retiraba—: Esta no es
una maldita caridad.
Las bocas de Chloe y Elle colgaron abiertas cuando ella caminó hacia el basurero
y lanzó su bandeja. Sabía que esta escuela realmente se había ido al siguiente nivel
cuando preferían lanzar comida que darle de comer a un niño hambriento.
—Sip, yo tampoco.
—¿Eso acaba de suceder? —Nero escuchó a Leo decir.
—Que se joda esta escuela. ¿Por qué venimos aquí? —Amo agregó.
—Esa fue la cosa más jodida que jamás he visto. Algo necesita que se haga sobre
eso.
Vincent sonrió.
—Tal vez después. Necesito que vayas y le compres a Elle otro almuerzo y no le
compres el sándwich de pollo. Sé que ellas no querían esa mierda. —Nero se detuvo y
volvió la mirada a su mesa—. A las dos consíguele nuevos almuerzos.
Vincent miró hacia la señora de la cafetería que había lanzado la bandeja de Elle
al basurero.
Elle levantó la cabeza de la mesa mientras sentía algo siendo colocado encima de
la madera.
—¿Qué es esto? —Elle miró a la bandeja siendo colocada ante ella, llena con
fajitas de pollo, puré de papa y maíz. También vio a Vincent colocar una bandeja en
frente de Chloe.
—Devuélvela.
—Escucha, cariño, sé que no quieres tomarlo por lo que sucedió contigo y Ne…
—Esto tiene nada que ver con eso. No lo quiero —Elle respondió mientras
empujaba la bandeja más cerca de él.
—Tiene todo que ver con eso, pero lo que necesitas entender es que yo también
me preocupo por ti. Así que, joder, vas a comerlo y disfrutarlo. Y yo estaré
acompañándolas a sus clases hasta que Nero y tú salgan de esto. —Vincent se volteó
para mirar a Chloe—, porque estoy harto de verte caminar detrás de Elle. Joder,
camina a su lado.
Elle observó cómo los ojos de Chloe se agrandaban. Elle intentó protestar pero
Vincent estaba un poco demasiado loco para decirle que no. Sí le gustaba Vincent y
podía lidiar con él alrededor de ella. Pero no hay nada para trabajar entre Nero y yo.
Cuando Vincent estuvo satisfecho, tomó el viejo plato de Chloe de la mitad de la
mesa y lo lanzó en el basurero, cerca de la señora de la cafetería mientras la miraba
fijamente.
—Es un psicópata, sin duda, pero es el chico más lindo de los tres.
—Lo siento Elle, pero no lo es. Nero lo es —Chloe afirmó como si fuese un hecho.
—¡No, no lo es!
—¿Etapa de negación?
Elle rodó sus ojos ante su mejor amiga. No existe tal cosa.
Vincent caminó al lado de Elle y ella al lado de Chloe. Tenía que admitir que era
bastante raro porque Vincent había caminado detrás de Chloe antes, mientras Nero
solía caminar a su lado. Volvió la cabeza y vio a Nero y Amo caminando unos pasos
más atrás. ¡Ugh!
Iba a tener que superar esto porque, desafortunadamente, ellos podían caminar
cuando quisieran.
Volteando su cabeza de nuevo, Cassandra apareció ante ella. Elle se detuvo de
inmediato. Oh, mierda.
Elle había visto que estaba de vuelta en clase de inglés y no estaba ansiosa por
ver lo que podía hacerle por quedar suspendida.
—Mucho tiempo sin verte, camarera —el pitido alto de la voz de Cassandra sonó
en sus oídos.
—Supuse que te habías enterado que Nero le dijo a todos que no llamen más así
a Elle. Supongo que nadie da una mierda sobre ti cuando no estás.
—Y tú eres una pequeña y puta perra que está celosa que tus tetas no sean
capaces de encajar en el suéter. —Vincent se rio en su cara—. Pensé que se veía
familiar, pero supongo que solo estoy acostumbrado a verte sin ropa y de rodillas.
Elle no podía creer lo que sus oídos escuchaban y estaba más que sorprendida
mientras Cassandra se veía como si acabara de ser golpeada en la cara.
Vincent empujó a Elle para que siga caminando mientras lanzaba su último
golpe.
Elle se movió con Vincent, aún entumecida. Miró a Chloe, sacudiendo su cabeza y
preguntándose si era real también.
—Creo que eso ha sido un poco duro. —Cassandra nunca había sido tratada así
en su vida. Despreciaba a Cassandra, pero Elle no quería que su vida dependa de ella.
Elle no podía mover ni un hueso en su cuerpo mientras las lágrimas corrían por
su mejilla. Había visto el rostro de la hermosa chica llamada Chloe golpeándola en las
costillas. Elle no tenía nada más, se había quedado entumecida y paralizada por la
segunda persona en el grupo que la golpeaba.
La risa seguía golpeando sus oídos junto con las bromas. Esas dolían tanto como
los varios zapatos que pateaban su rostro y cuerpo.
Elle no podía dejar de mirar hacia esos ojos grises, intentando enviar el mensaje.
Cuando Elle ya no podía verla, había sabido que Chloe había entendido.
Elle se quedó ahí, preguntándose cuánto tiempo le tomaría para que la muerte
venga y la rescate de su pesadilla. Cerró sus ojos, sintiendo la calidez, líquido rojo
empezando a abrigar su cuerpo. Sabía que vendría pronto. Pronto, sería libre…
Elle intentó abrir sus ojos, parpadeando fuera la humedad que se había formado
en su sueño.
El sonido regresó:
—¿Elle?
Elle frotó sus ojos mientras escuchó a su mamá alejarse. Apenas recordaba cómo
había terminado aquí. Finalmente, despertándose lo suficiente, recordó todo el día. Sí
tan solo pudiese olvidarlo.
Nero le había dado espacio, nunca caminando muy cerca de ella y quedándose
más atrás. No se había sentado a su lado en inglés, en el almuerzo ni en Arte. Se había
sentado en otra mesa que tenía algunos miembros del equipo de fútbol. Al menos no
se sentaba con las cabezas huecas frente a mí.
Elle admitió que había sido difícil verlo de nuevo. Se había acostumbrado a estar
alrededor de él en el poco tiempo que lo habían estado. Por alguna razón que
desconocía, se había asentado en ella.
Ahora Elle tenía que lidiar con Vincent. Él no era malo. De acuerdo, es terrible,
pero hay peor que eso. Estaba contenta que haya estado ahí cuando Cassandra la
encontró; de otro modo, no estaba segura de lo que le hubiese sucedido. Él la había
llevado y recogido de sus clases sin que alguien le dé problemas. Por eso estaba
agradecida. Además, aunque prefería no ver a Vincent por Nero, lidiaría con eso
porque él se había asegurado que ella y Chloe estuvieran a salvo.
Elle bostezó, deseando poder quedarse en la cama solo un poco más. Casi por
levantarse, miró la estantería de libros y notó algo que no se veía bien.
Estudió la estantería que estaba atestada y llena de cosas diferentes, aun así,
sabía que algo faltaba. Miró el espacio que solía sostener su álbum de fotos. No estaba.
Nero no podía creer que iba a sufrir a través de otra noche viendo a Elle llegar al
trabajo mientras subía al bus. ¿Por qué mierda no puedo hablarle?
Nero tenía ni idea de cómo ganarla de vuelta. Había pensado que encontraría
una manera durante la escuela pero ninguna oportunidad se había presentado.
Nero siguió el bus a la parada en la que Elle se bajaba. Mientras ella departía, un
mal presentimiento apareció. Había notado que un chico usando una capucha negra
había mantenido una distancia a unos pasos detrás de ella.
Nero mantuvo sus ojos pegados a Elle mientras iba a estacionar su auto, su
instinto muy fuerte. Cuando salió del auto, un bus pasó delante de él, bloqueando su
vista. Sus instintos empezaron a gritar que corra hacia Elle, pero tuvo que esperar a
que el bus se mueva del camino para poder ir. Cuando el bus aceleró, miró a Elle.
Cuando notó un callejón solo a unos cuantos pasos más allá de donde había visto
por última vez a Elle, empezó a correr tan rápido como pudo, volteando bruscamente
a la izquierda. El corazón de Nero se detuvo junto con el mundo a su alrededor.
Elle fue empujada hacia un callejón.
Antes de que pudiera gritar, su boca fue cubierta. Elle pateó y golpeó a la
persona, sosteniéndola por detrás. El jefe vino por mí.
Elle sabía que probablemente no iba a salir de esto viva, pero iba a hacer lo que
fuese posible para sobrevivir.
Cerrando sus ojos, mordió la mano que estaba sobre su boca, así como había
visto hacer al hombre que había sido asesinado. Joder, él murió.
Elle mordió con más fuerza cuando el hombre no removió su mano. Sintió su
cuerpo ser lanzado a una pared de ladrillos y luego escuchó el sonido de su cráneo
golpear el ladrillo. Elle se deslizó por la pared, lentamente sintiendo que perdía la
consciencia.
Elle intentó luchar contra la oscuridad, pero sus párpados se volvieron muy
pesados para poder sostenerse. ¡Quédate despierta! Elle sostuvo sus ojos abiertos un
momento suficiente para ver el rostro de un hombre que había visto en el restaurante.
Era el chico universitario que había dejado caer el tenedor. ¿Por qué él…?
Nero corrió sus manos por su cabello mientras se puso de pie y se paró sobre
ella. Nunca había visto algo más hermoso en su vida. Pasó sus dedos por la piel
bronceada de su mejilla, sintiendo la suavidad. Ella se veía pacifica para él, y hubiera
pensado que realmente estaba en paz si no tuviera un vendaje en la cabeza.
Nero había estado esperando que Elle esté en su cama, y aquí estaba ella, en una
de sus viejas camisetas en las que había sido cambiada. Sin embargo, la sensación no
era la que esperaba.
Nero miró a su mano golpeada. Había golpeado al tipo hasta una masa
sanguinolenta y lo había dejado ahí para vivir o morir. Realmente me importa una
mierda.
Los últimos días habían confundido a Nero. Había sucedido una cosa tras otra
cuando se trataba de Elle, y él sabía que se estaba perdiendo de algo. Además, solo se
había confundido más cuando el imbécil que había golpeado a Elle se veía apenado
por lo que había sucedido.
Nero tomó una respiración profunda y dejó su habitación a regañadientes. Se
dirigió escaleras abajo y fue a través de su casa, acercándose a la puerta que buscaba.
Nero giró la manija de la puerta de la oficina y entró.
Nero caminó hacia el borde del enorme escritorio que sostenía los pies de Lucca.
Nero se acercó y golpeó la parte posterior de la silla inclinada tan fuerte como
pudo, haciendo que Lucca se cayera con ella. Los pies de Nero se deslizaron debajo de
él cuando Lucca agarró sus tobillos; haciendo que lo acompañara en el suelo.
—Sí, pero no lo hizo. En el momento en que la vi, sabía que te gustaría. Así que,
tenía que ver cuánto en realidad te importaba. Solo que no sabía que te tendría
dominado tan rápido.
—¿Por qué hiciste todo esto para jodidamente probar que ella me gusta?
Nero sabía que eso era verdad. Él estaba rompiendo muchas reglas ahora solo
porque Lucca era su hermano. Nero se relajó bajo la mano de Lucca en comprensión,
terminando de pelear, y Lucca dejó ir el cuello de Nero mientras se puso de pie.
—El reloj está corriendo, Nero. Necesitas averiguar si ella vio cualquiera de
nuestras caras. Si lo hizo, entonces debes averiguar alguna manera de evitar que papá
la mate. Ella necesita confiar en ti, y tú necesitas mover las cosas a un paso más
rápido.
Nero corrió sus manos por su cabello, tirando hacia atrás la masa de sus ojos.
Lucca había colocado a Elle justo donde Nero la quería.
—Sí, claro.
—Está bien, tal vez obtenga algo de esto. Solo recuerda lo que estoy haciendo
por ti y por Elle.
Nero caminó hacia la puerta. Él sabía que Lucca estaba tratando de ayudarlo a
que Elle no fuera asesinada por su padre. Solo es una forma de mierda de demostrarlo.
—De nada.
Elle abrió los ojos, y la imagen ante ella era una que nunca había visto antes.
Ansiedad llenó su cuerpo cuando recordó ser arrojada a una pared. ¿Dónde estoy? ¿El
jefe me tiene?
—Te tengo, nena —una voz la arrulló, una que conocía y la hacía sentirse segura.
A Elle le encantaba el olor que empezaba a rodearla junto con la voz profunda
que murmuraba dulcemente en su oído. ¿Cómo sé…?
La mente de Elle se despertó completamente mientras sus ojos se abrieron de
golpe. Su rostro estaba presionado en el pecho de Nero, su cuerpo siendo sostenido
por el suyo. Ella empujó en su pecho, tratando de conseguir algo de distancia.
—Aléjate de mí.
Elle miró alrededor a la enorme habitación. Era sobre todo blanca con grandes
muebles marrón oscuro. Vio un sillón de cuero al lado de la cama que se veía como si
alguien se acabase de levantar de él. Su enfoque se movió hacia la puerta de cristal, un
balcón del otro lado. La habitación era masculina pero hermosa.
—¿Dónde estoy?
Nero se rio.
—Mi habitación.
Elle pensó sobre cómo en el mundo ella había terminado allí. El rostro del
estudiante universitario apareció en su mente con el sonido de carne golpeando carne.
Ella no sabía cómo sentirse sobre eso, pero podía decir que había causado un
daño en él. Se veía como si no hubiera dormido en unos días.
Elle cerró sus ojos por un momento, tratando de entender cómo había terminado
aquí en esta gloriosa cama, usando…
—¡Cambiaste mi ropa!
Nero agarró las muñecas de Elle, sujetándolas por encima de su cabeza mientras
su cuerpo rodó encima de ella.
El corazón de Elle comenzó a latir y las mariposas que no había tenido en días
llenaron su vientre. ¡No!
—Joder, aléjate de mí, Nero. No quiero tus gérmenes de mujeriego sobre mí.
Sí lo hago.
—¡Sí lo hago!
—Yo no iba a ir, y había planeado dejar que Amo y Vincent pelearan por la
tercera chica. —Se aseguró que sus ojos le dijeran a ella lo que quería decir—. Escuché
que Cassandra iba a estar ahí. Sin embargo, no fue. Y estaba a punto de irme cuando
Vincent encontró a su hermana.
Elle miró fijamente a Nero para ver si decía la verdad. Dejó escapar un aliento,
no estando segura de si realmente debería creerle. Su cuerpo tal vez no necesite
explicación, no importándole por qué él había ido, pero su corazón y su mente
necesitaban comprender.
Nero comenzó a besar y chupar una pequeña parte de su cuello, sus manos
corriendo por los brazos de ella.
—No fue mi intención lastimarte, nena. Admito que hice la cita, pero eso fue
antes de que finalmente me diera cuenta de que te quería.
El corazón de Elle empezó a recoger las piezas rotas, colocándolas juntas otra
vez. Ella agarró el cabello de Nero, incapaz de detener a su cuerpo de tocarlo.
Nero bajó sus manos por su cuerpo hacia la cima de sus piernas desnudas.
Era difícil para Elle concentrarse en sus palabras. Solo estaba contenta de haber
decidido usar hoy ropa interior que la cubría más que sus otras. Porque no podía
luchar contra Nero; sus manos se sentían demasiado bien sobre su cuerpo.
Mientras Elle se arqueaba contra él, su cuerpo gritaba por más, Nero gimió en su
cuello y la mano que no se había movido de su muslo fue a su vagina, sosteniéndolo a
través del material que apenas estaba ahí.
La voz de Nero se volvió áspera.
—No te voy a follar esta noche porque sé que no eres como las chicas con las que
he estado, pero vas a dejarme jugar.
Sintió que la mano de Nero comenzaba a frotarla a través de sus bragas, su mano
entera ahuecándola, frotándola hacia adelante y atrás. Elle se presionó más duro en su
mano, su excitación llegando más alto mientras su humedad se filtraba a través de sus
pliegues.
—Estás tan jodidamente mojada para mí, nena, ¿Ya te has corrido antes?
Nero mantuvo su ritmo en su vagina, pero luego movió su otra mano bajo su
sostén para manosear la piel sensible que había estado esperando sostener.
Su pecho se levantó cuando él frotó sus pezones en pequeños picos. Sus dedos se
sentían ásperos sobre su delicada piel, haciéndolo casi insoportable.
—Bien. La primera vez que te corras será en mi mano, y la segunda vez será con
mi pene en tu vagina. —Nero empujó su lengua en su boca mientras su pulgar
encontró su clítoris.
Elle comenzó a sentir el temblor, y esta vez, Nero cubrió sus labios mientras ella
gimió en su boca. Juntó los muslos mientras las sacudidas entraban dentro de ella,
haciéndolo incluso más poderoso porque la mano de Nero continuaba su ritmo.
Elle se acostó ahí sin fuerzas mientras su cuerpo pasaba por las réplicas. Poco
después, su corazón empezó a calmarse junto con las mariposas. Notó que Nero tuvo
que tomarse un minuto también.
Nero movió su peso fuera de ella, rodando sobre su espalda y luego tirando ella
hasta su pecho.
Elle rio.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
—Gracias.
Nero tiró ligeramente de su cabello y lo llevó hacia atrás de manera que ella lo
mirara.
—No voy a dejarte ser una virgen para siempre. Sé que quieres mi pene tanto
como yo quiero tu vagina, nena, y ese es el por qué no va a durar mucho tiempo más.
Elle sonrió a su determinación.
—Veremos.
Ella sabía que iba a durar por un tiempo. Iba a hacer que Nero peleara por ello
después de lo que él le hizo sentir. No me importa si él me acaba de dar… ¡Santa
mierda! Acabo de tener mi primer orgasmo.
Ella cubrió su rostro con sus manos cuando Nero le levantó la cabeza. No le tomó
mucho tiempo quitar sus manos. Ella trató de no mostrar que estaba sonrojada.
—No hay nada de qué avergonzarse por haber tenido tu primer orgasmo. Si
ayuda, fue malditamente sensual como el Infierno.
—Vas a tener muchos más, Elle, así que bien podrías acostumbrarte a ello. —
Nero lo hizo un hecho.
¡Ugh! Elle rodó los ojos a Nero, y él solo se rio de ella. Nero estaba convencido de
ellos estando juntos sexualmente también, y mirando a la cara que nunca se rendía, se
preguntó cuánto tiempo iba a durar.
Elle tomó la mano de Nero para mirarla. Podía decir que él no quería que ella la
viera, pero Elle estudió su mano de todas formas. Había estado sanando la última vez
que la había visto, pero ahora la mano entera estaba gravemente destruida. Cada
nudillo estaba inflamado y sangriento. No tenía idea de cómo no estaban rotos.
Nero no lo endulzó:
—Lo golpeé hasta la mierda y lo dejé ahí.
Elle pensó que eso debería haberla asustado o resonado con ella; en lugar de eso,
llevó su mano a sus labios y colocó besos sobre cada nudillo.
¿Qué?
—¿Lo está?
Elle bajó por la enorme escalera de hierro forjado hacia el vestíbulo. Nero le
había dado unos pantalones cortos y dijo que eran de su hermana. No parecían
diferentes de mi ropa interior, pero al menos estaba un poco más vestida.
Nero había llamado a Chloe desde el celular de Elle, diciéndole lo que había
pasado y que Elle iba a dormir en su casa esa noche. Cuando le había pedido que
cubriera a Elle y dijera que pasaba la noche en casa de Chloe, ella había insistido en
ver a Elle para asegurarse que estuviera bien. Lo único que Elle no sabía era porqué
Amo y Vincent habían decidido aparecer.
—No te fuiste hasta que todo terminó, ¿cierto? —Elle estaba preocupada. No
quería que Chloe tuviera problemas.
Elle vio que Chloe estaba un poco desconcertada por lo que le había pasado.
Había imaginado que eso sucedería.
9
Vestidos de coctel
—Estoy bien. Afortunadamente, Nero estaba allí, y eso es todo lo que importa. —
Elle deseó poder consolar adecuadamente a su amiga dándole un abrazo, o cualquier
cosa, pero nunca pudo, por lo que tuvo que usar solo sus palabras.
Elle susurró:
—¿Crees que mamá creerá que voy a pasar la noche en tu casa? —Elle tendría
que pensar en una razón, ya que después de tres años y medio, Elle nunca había
pasado la noche allí. Casi había pasado la noche en casa de Chloe una vez cuando
apenas se habían convertido en amigas, pero lamentablemente, no había durado
mucho tiempo hasta que Elle se fue, pidiendo a Chloe que la acompañara.
—Yo-yo no lo sé.
—Podría funcionar.
Elle no sabía por qué Nero necesitaba gritar. ¿Por qué no podía venir a
decírmelo? Luego recordó que era italiano. Oh, sí, claro.
Mientras Elle caminaba hacia Nero, solo viendo su espalda, también notó a
Vincent, Amo y Leo a su lado. Genial.
Vio que Nero se volvía para mirarla y detrás de él apareció una rubia dorada y de
piernas largas. Ella era impresionante y se parecía a una modelo joven de Victoria
Secret, incluso con un vestido floral, modesto. Elle se había acordado de haberla visto
en la escuela, pero nunca había hablado con estudiantes de clase alta, ni siquiera
conocía a alguno de ellos. Los chicos de su grado ya estaban bastante mal. Elle la
observó caminar hacia ella y luego la chica le dio un abrazo.
—Debes ser Elle. Es un placer conocerte. —Su voz sonaba dulce, lo cual era lo
opuesto a lo que pensaba que sonaría.
María se alejó y fue a abrazar a Chloe, pero Chloe dio un paso atrás.
—Igualmente.
—¿Cuántos hay de ustedes? —Elle quería saber si debía prepararse para otro
hermano de Caruso.
María rio.
—Hay uno más, Lucca. Es el más viejo. Entonces solo me tienes a mí, Nero, y
luego a Leo. Oh, y papá, pero somos todos los que vivimos aquí de todos modos.
Elle sabía que María era mayor que Nero, pero también sabía que no podía ser
por mucho, y ¿otro hermano? Elle admitió que no estaba muy ansiosa por conocer al
hermano mayor. Tenía la sensación de que si los dos chicos más jóvenes eran
rompecorazones, no quería ver al más viejo.
Después de sentarse en el sofá junto a María, Chloe se sentó al otro lado de ella.
—No he hablado con nadie más allá de mi familia desde el último semestre. Sólo
tengo que pasar esta semana, luego las clases comienzan de nuevo.
Elle y Chloe empezaron a reír. Ahora Elle entendía a la pobre chica; estaba
rodeada de chicos y había estado muriendo por compañerismo femenino.
Elle sabía a primera vista por qué la trataban así. Es la definición de una
sensación. Solamente se preguntaba cómo lucían sus padres para crear a tres niños
así—el cuarto quedaba por verse.
—Sip. No tuve la opción de aplicar en ningún otro lugar. —María negó con la
cabeza.
—Gracias.
Una vez que llegaron las pizzas, Elle se dio cuenta de lo incómoda que estaba
Chloe en un grupo y en un entorno diferente. La vio mirar las dos puertas que
conducían al patio trasero, y por lo que podía vislumbrar, un hermoso jardín.
—¿Crees que a Nero le importaría si saliera por ahí? —Chloe le susurró cuando
todos se levantaron para ir a la mesa.
Elle se rio de él, recordándole que le había preguntado eso la primera vez que se
había hecho daño.
—Sip, sé que lo estás. —Vincent rio, dejando caer su brazo para sentarse en la
mesa.
Elle miró el único asiento que quedaba que era junto a Nero. Todas las otras
sillas estaban espaciadas un poco, pero aquella estaba muy cerca de la silla de Nero.
Ella tomó el asiento, su pierna apoyada contra la de él. Sin embargo, notó que no
parecía muy feliz; obviamente había escuchado sobre eso de sólo otro golpe en la
cabeza.
—Come.
Elle sinceramente no sentía hambre, pero el rostro de Nero le dijo que mejor
comiera. Se imaginó que podría tomar unos cuantos bocados para hacerlo feliz.
—Ella ya comió antes de venir y había estado muriendo por ver el patio trasero.
—Se volvió hacia Nero—. ¿Espero que esté bien?
Elle miró alrededor de la mesa y notó que nadie les estaba prestando atención.
Realmente no puedo comer.
Elle miró a Nero antes de que ella recogiera lentamente su rebanada. No tenía ni
idea de por qué su cuerpo tenía como objetivo complacerlo. Siempre tenía una
sensación de hormigueo bajo su piel cuando hacia lo que Nero le pedía.
Nero frotó su muslo más arriba debajo de la mesa, y el corazón de Elle bombeó
más rápido. Elle lo encontró erótico cuando seguía comiendo su pizza, mientras que
nadie sabía que Nero continuaba alabándola, frotándole el muslo con diferentes
movimientos. Después de haber comido todos los bocados e incluso haber lamido sus
dedos, Nero le dio un toque especial, rozando ligeramente su feminidad.
Chloe estaba sentada debajo del hermoso y blanco mirador que estaba en medio
de lo que posiblemente era un jardín con luces blancas colgadas alrededor. Ella
pensaba que el patio era más lindo que el interior, y eso era decir mucho.
Había una ligera nevada, llenando el patio. Nunca había visto nada tan blanco.
El patio era enorme para Ciudad de Kansas. Solo podía imaginar lo que el patio
se vería durante la primavera. Solo deseaba poder verlo.
El mirador tenía una banca de hierro, dos sillas, y una pequeña mesa, todo junto.
Por suerte, no habían acumulado nada de nieve aún por el techo. Había escogido
sentarse en la banca desde que estaba en medio, mirando todo el patio.
Sintió una repentina paz aquí en el patio. Viviría aquí por siempre si pudiera.
Estaba feliz de haber decidido esconderse aquí, hacer lo que siempre había
hecho. Chloe siempre se había escapado si tenía que ir alguna función con su padre o
si gente importante había venido hacia ella. Chloe siempre estaba ahí para las vistas.
Por la foto de una familia perfecta. Poco la ciudad sabía sobre el verdadero fraude que
era.
Chloe movió sus ojos hacia la casa, asomándose hacia esta, viéndolos a todos
sentados alrededor de la mesa, riendo y comiendo pizza. No pertenezco a ningún
lugar.
Tenía problemas encajando. Cada vez que conocía una nueva persona, sentía
como que ellos solo miraban sus cicatrices. Había perdido toda confianza en sí misma
cuando había obtenido las marcas. Antes de estas, había sido sociable y libre. Ahora,
apenas podía hablarle a alguien, apenas respondía en lo mínimo.
Estar junto a Elle, se sentía seguro, y la antigua Chloe era capaz de salir. Sin
embargo, una vez que alguien más se acercaba, se acobardaba. Recientemente, sin
embargo, asomaría su cabeza cuando estaba con Nero, Amo, Vincent, Leo y justo ahora
Maria. Un poco. Ni siquiera entendía por qué lo hacía honestamente, la gente la
asustaba, y ella tenía una buena razón para sentirse así.
Chloe continuó observándolos. No creo que siquiera se hayan dado cuenta que
me he ido. Su corazón había estado vacío por demasiado tiempo, esperando encontrar
un lugar seguro al cual pertenecer.
Chloe saltó ante el sonido. Un segundo después, un hombre apareció al otro lado
del riel. Era aterradoramente hermoso y la asustaba como el infierno, a pesar de lo
guapo que era. Ella no creía que un hombre tan guapo debería existir, ni un hombre
tan escalofriante.
Chloe lo vio moverse; como resultado, con pesar, tuvo que mirarlo de nuevo.
Sostuvo su aliento cuando él colocó su mano en su bolsillo para sacar algo. Cuando un
paquete de cigarros salió, soltó el aliento. Continuó viéndolo sacar el cigarro y luego
sostenerlo entre sus labios mientras guardaba el paquete de nuevo en su bolsillo.
Yendo hacia su otro bolsillo, sacó un encendedor. Chloe pensó que iba a tener un
ataque al corazón si volvía a tocar su bolsillo.
Lucca abrió su encendedor y encendió el final del cigarro, haciendo que salga
una llama roja brillante mientras inhalaba.
Lucca tenía el mismo color de piel, pero no podía decir si su cabello era negro o
marrón. Lo mismo con sus ojos; no podía decir si eran azules o verdes. Podía jurar que
eran un color antes que las luces lo hicieran ver de otro color, cambiando su idea de
nuevo. Lucca, sin embargo, era un billón de veces más aterrador y un millón de veces
más guapo que Nero. Se dio cuenta que tenía que ver con la diferencia de edad, pero
una cosa en la que eran diferentes era sobre la forma en que se vestían. Nero solo
usaba camisas de botones y pantalones mientras Lucca estaba usando una sudadera
negra y pantalones vaqueros oscuros y sueltos.
Ella no estaba acostumbrada a ver el cabello tan largo como el suyo. Estaba
peinado hacia atrás, aunque tocaba la parte trasera de su cuello. Claramente a él no le
importaba si no estaba recortado o limpio, justo como su barba sin afeitar. Toda la
gente que la rodeaba se veía inmaculada, haciendo que su apariencia de chico mal se
vea más como “no te metas conmigo o mataré tú árbol genealógico por completo”. No
creo que importe lo que use; él siempre se verá así.
—¿No tienes frío acá, cariño? —Su voz también brotaba tanta confianza como la
de Nero.
Chloe asintió lentamente. Sabía que prácticamente todo el mundo estaba al tanto
que ella era la hija única del alcalde. ¿Verdad?
—Estuviste en ese accidente de auto hace unos cuantos años atrás. Recuerdo
haber leído sobre eso en los diarios. ¿Es así como les dices a todos que obtuviste esas
cicatrices? —Lucca tapó sus cenizas en la nieve sin mover sus ojos de ella.
—Sí, lo haces.
Un escalofrío corrió por su columna ante sus palabras, haciendo que se levante,
sin ser capaz de quedarse cerca de él por más tiempo y sin gustarle hacia donde se
dirigía esto.
Chloe ahora estaba solo a unos cuantos pasos de distancia, rehusándose a ir más
allá.
Espera, ¿qué?
Chloe sin pensar respondió e hizo su propia pregunta, cautivada por el brillo.
—Diecisiete, ¿tú?
—Veintisiete.
Algo le dijo que no estaba feliz sobre su respuesta por la mirada en su rostro.
Chloe lentamente caminó y volteó su cuerpo de lado, manteniendo sus ojos en él,
con miedo de cómo se movería cuando ella pasara. Sostuvo el aliento y lentamente
empezó a moverse a través de él. Su rostro llegó a la mitad de su pecho, incluso en
tacos, y los hombros de él estaban por encima de su cabeza.
Cuando lo pasó con éxito, de alguna manera con apenas centímetros de
distancia, Chloe empezó a caminar lo más rápido que pudo, intentando no correr de
vuelta a la casa.
Nero esperó hasta que su gente salió por la puerta principal antes de hacer a un
lado a su hermana, pidiéndole que lleve a Elle a su armario a escoger algo para usar
mañana en la escuela. Él tuvo mucha suerte justo después, cuando Chloe le dijo que a
Elle que siga ya que ella ya se iba también.
Nero observó a Elle correr fuera de la sala con su hermana, amando la forma en
que se veía usando su camisa. Había logrado recuperarla de vuelta, jadeando y
gimiendo debajo de él. Amo el sonido de la derrota.
Sin embargo, aún no podía hacer su cabeza sobre el hecho que no la había
follado justo ahí. Ella estaba tan caliente y lista, aun así tuvo que rechazar el reclamo
de su cuerpo. ¿Qué diablos está mal conmigo?
No sabía si coger muy rápido la mancharía y la haría pensar que ella era como
todas las chicas con las que había follado, o si cogerla antes que sepa la verdad lo
molestaba. A pesar de ello, Nero la había probado un poco y estaba listo para toda la
maldita torta de frambuesa.
Antes que siquiera lo pregunte, sabía que ella no iba a estar cómoda con lo que
iban a hablar.
Nero caminó hacia la puerta trasera por donde ella había salido antes. Abrió la
puerta para ella y vio que estaba muy nerviosa.
Nero empezó a caminar una vez que se encontró con el frío del invierno.
—Mi mamá pasaba meses arreglando este patio trasero. Cuando finalmente lo
terminó, pasó prácticamente todo el día aquí afuera. —Nero se detuvo para sonreír—.
Aún la recuerdo llorando cuando se ponía frío y todas sus flores morían.
Nero siguió caminando a través del enorme patio, yendo hacia el mirador.
—Lo es. Mi mamá solía mirar fijamente la puerta trasera, muriendo por escapar.
Nero se rio.
—Está bien. Estoy contenta de que alguien pueda disfrutar de ello de nuevo.
—Siento tu pérdida.
Chloe asintió.
—Sí, lo hago.
—Entonces sabes que tengo que conocer a todos los que han puesto una mano
en ella.
—No me lo dirá.
Nero la observó pasar las páginas. Claramente nunca antes lo había visto, sin
saber que Elle lo había hecho. Él estudió su rostro cuidadosamente mientras nuevas
fotos aparecían.
Cuando finalmente estuvo en la última página y no había más para ver, él habló:
Nero hizo hacia atrás su cabello, inseguro de qué hacer. Había pensado que ella
lo diría todo cuando estuviera rodeado por todos ellos. Aunque estaba mostrándole
que le había engañado. Y no quiero tener que…
Nero volvió la mirada hacia Chloe y la vio agarrar el álbum de fotos en sus
manos. Mientras Lucca subía las escaleras hacia ella, Chloe lentamente alzó la mirada
hacia él y tragó saliva. Luego Lucca gentilmente colocó sus manos en el libro abierto y
empezó a jalarlo. Chloe lo soltó, dejando que se deslice fuera de sus manos.
Nero observó a su hermano empujar su silla cerca a la mesa. Nero se puso de pie
también, empujando la silla más cerca. Tenía el presentimiento que los dos ya se
habían conocido. ¿Cuándo sucedió eso?
Miró hacia Amo, quien estaba apretando sus puños, claramente no estando feliz
por la aparición de Lucca. Nero hizo a un lado sus pensamientos; no estaba aquí para
eso. Bajó la mirada al libro que seguía en la última página.
Chloe observó el humo envolver su rostro y luego bajó la mirada hacia el libro.
—Y-y-yo…
Nero interrumpió:
—Empecemos poco a poco. ¿Qué les dijo a sus padres cuando llegó a casa con
heridas, cicatrices y huesos rotos?
—Al…pri-principio…
—Al principio, ella intentó lo mejor que pudo esconderlas al usar un montón de
ropa. Me dijo que poco a poco revelaría una marca diferente cada día para pretender
que había sucedido ese día. —Chloe apretó sus manos—. Luego, cuando se pusieron
peor, mintió y les dijo que se había metido a fútbol americano. Ella no tuvo problemas
con eso porque ellos apenas dejaban la casa desde que su papá seguía recuperándose.
Eso lo hizo fácil para ella. Ellos no se quedaron pensando en los detalles,
preocupándose por su accidente. Eventualmente, creo que se acostumbraron a que se
haga daño desde que pretendía ser tan torpe, así que fue capaz de dejar de decirle a
sus papás que jugaba fútbol americano, y ellos solo le creyeron que era propensa a los
accidentes.
Él la vio ponerse inerte, mirando fijamente hacia el fuego que Lucca sostenía en
sus manos. Pasó a través de las fotos, explicando qué había sucedido y quién lo había
hecho. Su cuerpo se volvió inerte como el de ella, su mente tomando toda la
información, con cuidado de no perderse ni un detalle. Había pasado a través de la
primera mitad del último, tercer y segundo año. Cuando llegó al primer año, ella le
contó sobre cómo Sebastian había lanzado un condenado libro contra su rostro y
brazo.
Chloe volteó la página, llegando a la primera foto de ella y Chloe, juntas. No había
marcas visibles; sin embargo, fue entonces cuando el cabello de Elle estaba muy corto
y las cicatrices de Chloe eran las más recientes. Chloe no dijo nada sobre la foto.
Nero observó el rostro de Chloe convertirse de nada hacia la tristeza. Había algo
que no estaba diciendo.
Chloe observó a Nero lanzar una foto de Elle encima de la otra. Ella empezó a
sacudir su cabeza.
Nero se inclinó hacia adelante y colocó sus codos sobre sus rodillas.
—Dímelo.
—Yo n-no puedo hacerlo. Me odiarás. —Chloe no podía dejar de mover sus
manos.
Nero miró a Amo, incapaz de esconder la forma en que se sentía sobre empujar
demasiado a Chloe. Se preguntaba si debería detenerla y solo estar satisfecho con todo
lo que ya le había dicho.
No.
Chloe movió la foto para encubrir la que estaba debajo. Regresó a ser inerte.
—Un día, estábamos en los casilleros y ella me dio un par de tijeras. Le dijo algo
a Elle sobre su padre y por primera vez, escuché a alguien responderle. Elle empezó a
irse cuando Cassandra, Stacy y Stephanie la colocaron contra el suelo, golpeando su
cabeza. Cuando Cassandra me pidió que le entregue las tijeras, no quería hacerlo, pero
Cassandra me preguntó si quería terminar como ella, así que se las di. Ella estaba
celosa del cabello de Elle, así que se lo cortó por completo. Esa fue la primera vez que
Elle y yo nos conocimos.
—Termina la historia.
—La pateé lo suficientemente fuerte para que Sebastian estuviera feliz para que
se fueran. Cuando la miré a los ojos, me rogó que fuera con ellos, así que lo hice. No sé
porqué ella se preocupaba sobre lo que me harían si no iba con ellos, porque a mi no
me importó suficiente para defenderla.
Nero tomó una larga y profunda respiración, incapaz de mirar más a Chloe.
Odiaba lo que había hecho a Elle, pero sabía que Chloe claramente ya había sufrido. Se
dio cuenta que su sufrimiento era lo que los había juntado, aun así, esa era la historia
que Chloe no sería capaz de contar.
—Ella no dejaría que ellos me toquen nunca. Si-si lo intentaban, Elle haría algo
para hacer que la golpeen a ella en su lugar.
Cuando Chloe había pasado a través de la puerta trasera para irse, Nero se volteó
y vio la misma batalla en los ojos de Amo y Vincent.
—¿Cómo diablos ella sigue estando sana y viva? Por favor, dime que
empezaremos esta noche.
Nero observó a Amo ponerse de pie. Claramente quería decir algo mientras
miraba fijamente a Lucca hasta que finalmente se fue.
Nero miró a Lucca. Nunca había sido capaz de descubrir qué pasaba por su
mente. Su hermano no era muy bueno con las palabras y tampoco realmente se
preocupaba por algo en su vida. Pero esta noche, había visto algo diferente.
—¿Qué piensas?
Capítulo 34
Un montón de maquillaje
Elle y María se lo pasaron bien. Ella había intentado lo que María le había dicho y
terminó con María dándole un par de cosas. Bueno, las que no eran demasiado
femeninas.
A María le gustaban las flores y el rosa, demasiado para el gusto de Elle, pero
María tenía algunas cosas que había comprado cuando pasó por una fase. Elle no había
querido tomarlos, pero María había insistido, diciendo que iba a regalarlos de todos
modos. Después de mirar el enorme vestidor de María, que estaba lleno hasta su
capacidad, Elle no se había sentido demasiado mal.
Elle podía sentir la furia irradiando de su cuerpo cuando ella se había sentado en
su cama y Nero había entrado en su cuarto de baño.
Elle se estaba mordiendo las uñas, esperando que la puerta se abriera, y cuando
finalmente lo hizo, su corazón se detuvo. Nero salió del baño, todavía goteando. Ella
nunca lo había visto en otra cosa que ropa de vestir, y ahora llevaba una toalla
alrededor de sus caderas.
Cruzó los brazos y mantuvo la cabeza girada; sin embargo, su mirada vagó
lentamente para ver por el rabillo del ojo. Cuando vio su culo, rápidamente los
devolvió en su lugar, lamiéndose los labios y tratando de no pensar en lo glorioso que
le había parecido su culo.
Elle sintió una brisa debajo de las sábanas, así que volvió la cabeza y vio a Nero
metiéndose bajo las sábanas, con calzoncillos de boxeador oscuro. Trató de levantarse
para salir de la cama. Claramente, Nero estaba listo para la cama.
Nero tiró de ella a su lado, sujetando su parte superior del cuerpo debajo del
suyo.
—No, no lo harás.
¿Cómo lo hace siempre? Elle no tenía ni idea de cómo Nero siempre se las
arreglaba para moldear su cuerpo como masilla de manera que encaje con el suyo.
—No.
Intentó acercarse a Nero y a la cama. Su cólera había disminuido, pero aun así
podía decir que estaba loco, haciéndola incapaz de relajarse. Habían transcurrido unos
minutos en el silencio antes de que Elle empezara a preocuparse.
Elle soltó su propia respiración y fue capaz de hundirse en él, finalmente capaz
de disfrutar del calor y la sensación de su cuerpo debajo de ella, haciendo que su
propio cuerpo se derrita junto al suyo. Fuera lo que fuera lo que molestara a Nero, no
quería hablar de ello, y como no lo hacía, Elle lo dejaría.
—Tuve un buen tiempo esta noche, gracias. —Ella ni siquiera había agradecido a
Nero por salvar su vida.
—No tienes que darme las gracias. Me alegro de que hayas pasado un buen rato.
Ahora que Nero estaba de mejor humor, ella pensó que podía pedir un favor.
—Me gustó especialmente su armario. Me dio algo de ropa que estaba por tirar,
así que su armario se está quedando un poco vacío.
Nero se rio.
Elle suspiró.
—Nero, ella está muriendo por estar con chicas, no con sus hermanos. Ustedes
no tienen que cuidarla veinticuatro y siete. Ella era una adulta. —Elle no entendía
porque, por lo que le había dicho María, nunca la dejaban sola. Alguien siempre la
vigilaba, y francamente, eso no tenía ningún sentido.
—¿Bueno…?
—No hay nada malo en comprar ropa de Goodwill. —Elle siempre fue juzgada
por la compra de ropa en las tiendas de segunda mano, pero el hecho era que se
podían conseguir ropas gastadas baratas, y la mayoría de las veces las tiendas
imitaban las ropas viejas por un precio ridículo cuando podías comprarlo en Goodwill
por nada. Debería haber sabido que Nero la juzgaría. Quiero decir, mira su casa.
Elle trató de empujar a Nero, pero una vez más, se mantuvo firme.
—No quise decir eso, nena. No me importa que uses ropa desgastada, pero creo
que deberías tener ropa nueva también. Te mereces ropa que sea tuya y sólo haya sido
tuya. Tampoco hay nada malo en comprar ropa nueva.
Maldita sea. Nero había cambiado completamente toda la idea. Por no mencionar
que era posiblemente lo más dulce que le había dicho.
Por una vez, Elle estaba en paz, sin tener que pensar en cómo iba a sobrevivir
otro día en Legacy Prep. Se sentía segura cuando empezó a dormirse.
—Oh, y me olvidé mencionarlo; tienes que gastar la misma cantidad que María.
Elle comenzó a pegar los pedazos de papel llenos de sus palabras en su cartulina.
No podía dejar de sonreír, pensando en las últimas tres semanas con Nero. Desde la
noche en que había dormido en su casa, su vida había dado un giro de 360 grados.
Honestamente, Elle ni siquiera sabía por dónde empezar.
María se había convertido en otra amiga suya y de Chloe. Las tres habían hecho
clic el primer día que fueron de compras, y sí, Nero se había asegurado de que gastara
la misma cantidad de dinero que María, porque estaba él estaba ahí. Nero, Amo y
Vincent las habían llevado, permaneciendo en segundo plano y simplemente
vigilándolas. Elle no entendía por qué había una insistente vigilancia en María, pero
cada vez que Elle veía cómo movía su cabello dorado detrás de su hombro, empezaba
a entender.
Nero gastando dinero en ella no terminó allí. Al día siguiente, Nero le dijo a la
señora del almuerzo que tomara el almuerzo de Elle por su cuenta. Elle intentó
protestar, pero la dama del almuerzo lo había tomado antes de que Elle pudiera decir
una palabra. Le pareció muy extraño que ni siquiera tuviera algo que decir al respecto,
considerando que era ella la que había tirado su bandeja. Al día siguiente, pensó que
sería inteligente y no comería en absoluto, pero eso realmente no funcionó porque
Nero puso una bandeja delante de él y ella.
Elle había deseado que el dinero se hubiera detenido ahí; sin embargo, cuando
fue a la oficina para pagar una parte de su matrícula que había establecido en un plan
de pago, ya estaba pagado. Cuando había enfrentado a Nero al respecto, él utilizó su
mejor mecanismo, diciéndole que ella se merecía todo. Luego la besó para que cediera.
Finalmente, le dijo la última petición.
Le había dicho que redujera sus horas ya que era capaz de mantener el dinero.
Una vez más, ella había protestado, pero Nero había encontrado una manera de
persuadirla, diciendo que podían pasar ese tiempo, juntos, viendo todas las películas
que ella quería. Sin embargo, Nero no hizo mucha presión, y Elle era sólo capaz de
intentarlo.
Por último, no se habían metido con Elle y Chloe todo este tiempo. Todos los que
la habían lastimado, no le habían hablado, mirado, ni siquiera llegado a cinco pies de
ella.
Elle levantó la vista de su cartel para ver a Stacy y Stephanie llenando de polvo
sus narices y bajo sus ojos. Últimamente, Elle había notado un montón de maquillaje y
gafas de sol, y eso ya era el infierno de suficiente para hacerlo inusual. Sin embargo,
todo el mundo seguía diciendo que había una infección dando vueltas. Elle miró sus
oscuros y anchos ojos. Espero no conseguirla.
Nero esperó a que todos se marcharan antes de que maniobrara a Elle para
sentarla en su regazo.
—No, es una sorpresa. —Nero colocó sus manos en el cabello de Elle y acercó su
cara a la suya, dándole un beso firme.
Elle le devolvió el beso, su lengua palpando hacia fuera para rastrear su boca. Su
hambre se había elevado a nuevas alturas. Nero no había hecho un gran movimiento
en ella desde esa noche hace tres semanas cuando le había dado su primer orgasmo.
Todavía la besaba sin tregua y la tocaba por encima de su ropa, pero no había
intentado algo como lo de esa noche.
Al principio, Elle se había mostrado agradecida, pero cada día su cuerpo ardía
cada vez más y ansiaba que Nero hiciera algo, cualquier cosa. No entendía por qué no
intentaba algo ya que había sido persistente al principio. Cuando las cosas se
calentaban entre ellos, Nero se detenía, haciendo que Elle pensara que algo estaba mal
con ella.
—¿Ya terminaron de meter sus lenguas por la garganta del otro? Porque me
gustaría condenadamente salir de aquí.
—Recordaré eso.
Elle salió del aula, tratando de no sonrojarse cuando vio a Chloe y Amo hablando
entre sí mientras intentaban no reír. Elle no podía creer que los dos habían empezado
a llevarse bien. Bueno, en su mayoría.
Había notado que Chloe ni siquiera podía mirar a los chicos el día después de
que pasó la noche con Nero, pero de nuevo, ni siquiera miró a Elle mucho ese día.
Pensó que algo debía de haber ocurrido en casa esa noche porque, cada día después
de eso, Chloe se había vuelto más y más cómoda.
—No.
—Entonces nop.
Traducido por Wan_TT18
Veinte minutos pasaron antes de que los faros iluminaran su entorno. Escuchó la
puerta abrirse y ser golpeada con fuerza.
—Esperaba que dijeras eso. —Lucca abrió la puerta trasera del auto, luego llegó
a su asiento trasero y lanzó un bate de madera a Nero.
Nero caminó hacia el baúl y el sonido se hizo más fuerte. Agarró el bate en sus
manos.
Nero subió al auto y sacó su teléfono. Ahora que se había encargado de todo el
que alguna vez había dañado a Elle, finalmente podía reclamar el premio del que
ahora se sentía merecedor.
—Nop, no me gusta.
Elle rio.
Nero había llamado y le había preguntado si pasaría la noche con María, diciendo
que parecía que necesitaba un poco de tiempo de chicas. Elle, por supuesto, había
accedido y le había dicho a sus padres que se quedaba en casa de Chloe, ya que su
padre no se daría cuenta de que iba a quedarse en la casa de Nero. Desde que era una
noche de escuela también, les dijo que tenían otro trabajo que hacer—después de
todo, había funcionado bien la primera vez.
—¿Qué piensas?
María lo devolvió.
—Tienes razón.
Elle sacudió la cabeza, riendo. Vio a María mirando y paseando un rato más antes
de detenerse.
—¿Ese te pertenece? —El vestido era de color blanco liso pero hecho de una tela
de aspecto caro. Lo que le impactó fue lo muy corto y apretado que era.
—Pruébatelo.
Elle negó con la cabeza. No hay forma de que yo pueda encajar en eso.
—Vamos, Elle, sólo quiero ver como se ve en ti, ¿por favor? —María le dio a Elle
la mirada de cachorro.
Ugh.
¿Qué? Pensé que estaba simplemente probándomelo. Elle se quitó la ropa y, para
apaciguar a María, se desnudó por completo. Elle metió las piernas en el vestido, lo
sacudió y luego metió los brazos a través de las correas.
—Elle, me he estado muriendo por vestir a una chica. Sólo déjame divertirme.
Elle volvió a mirar a los ojos de cachorrito de María. No había manera de que ella
pudiera decir que no, y como resultado, Elle decidió ser una Barbie de tamaño natural
para que María jugara.
Se sentó en la silla por lo que parecieron horas mientras que María le enroscaba
el cabello y la maquillaba. Cuando terminó, María la hizo ponerse unos tacones
blancos y con tiras. Elle entonces se levantó para que María pueda ver su creación.
—¿Qué? —¿Quién?
María tomó la mano de Elle y la empujó delante del espejo por primera vez—
había tenido cuidado de no dejar a Elle ver—para poder apreciar el producto final.
Elle jadeó ante su reflejo. Tenía el cabello ondulado en unas ondas casi
desordenadas, que le daban un cabello elevado. Su maquillaje estaba perfectamente
hecho con ojos atrevidos y brillo labial rosa. María no pudo resistirse. El vestido lo era
todo, sin embargo.
Viéndolo ahora, por primera vez, el cuello redondo revelaba la parte superior de
sus pechos, sujetado muy bien con las correas gruesas. Elle comprendió ahora por qué
no podía usar nada debajo; el vestido era una segunda piel. Aunque el material no era
transparente, se podía ver los contornos de todo lo que estaba debajo. Elle nunca se
había visto ni se había sentido tan hermosa en toda su vida.
María desapareció.
Um, de acuerdo...
—Te dije que la distrajeras durante treinta minutos, no toda la maldita noche.
Solamente le dijimos que la querías aquí para poder tenerla jodidamente aquí.
—Sí, sí, sí. De acuerdo, puedes darme las gracias más tarde.
—De acuerdo, me voy con Lucca. Elle está en mi habitación. —María empezó a
caminar por el pasillo—. Oh, no te enojes conmigo por el vestido. Nunca llegué a
usarlo.
¿Qué?
Traducido por Gise
¿Once y cuarenta y cinco? Elle ni siquiera se había dado cuenta de lo tarde que
era, aunque sabía que ya era tarde cuando había llegado. Sí, pero maldición, el tiempo
volaba.
—Final… —Su boca dejó de formar palabras cuando vio a Nero parado en la
puerta. Pensó que se veía tan estupefacto de verla a ella como ella a él.
Correcto. Elle se preguntó dónde había ido Nero esta noche. Se veía más
atractivo de lo que generalmente lo hacía con su camisa abotonada que era gris oscura
esta vez. Hacía que sus ojos color esmeralda bailaran y le daban una apariencia más
sexy y mortal. Elle lamió sus labios porque repentinamente comenzaron a sentirse
secos.
Elle miró su habitación y vio que una mesa pequeña y dos sillas habían sido
colocadas junto a la puerta de su balcón. ¿Hizo esto para mí?
Él buscó en su bolsillo y agarró los dos artículos que había estado escondiendo.
Colocó una vela blanca encima de la magdalena y encendió el extremo con un
encendedor.
—¿Cómo supiste?
—Josh me lo dijo.
Debería haberlo sabido. Los dos habían pasado un tiempo juntos y Nero había
comenzado a pegarse a Josh, quien no había sido acosado desde que Nero había
asustado a esos abusones ese día en la parada de autobús.
—¿Pediste un deseo?
El corazón de Elle se derritió. Nunca hubiera pensado que Nero pudiera haber
sido del tipo dulce.
Mientras lo miró poner la fresa en su boca y tomar un bocado, Elle fue a recoger
su propia fresa, pero Nero alejó su mano. Luego él recogió otra fresa y la puso en los
labios de Elle.
Elle lentamente abrió la boca y tomó un bocado. El sabor era dulce y ligeramente
ácido, y ella no sabía si era la mejor fresa que había comido por el sabor o porque Nero
la estaba alimentando.
Elle vio que el calor comenzaba a levantarse en su cuerpo también. Lamió sus
labios.
—Delicioso.
Mientras Nero tomó otro pedazo y lo trajo hacia ella, Elle lo miró a los ojos
mientras abrió la boca para el pastel. Esta vez, deslizó sus labios más abajo en sus
dedos y chupó el delicioso pastel. Vio a Nero retirar sus dedos y luego chupó un
pequeño pedazo de glaseado que ella no había tomado. Elle quería devolverle el favor.
—Sí.
El corazón de Elle comenzó a latir mientras tomó su propio pedazo. Ella lo puso
en la boca de Nero, su cuerpo esperando con anticipación. Lo vio agarrar su mano y
tomar sus dedos enteros en su boca y chupar. Tuvo escalofríos ante la sensación de su
boca sobre sus dedos.
Nero sostuvo su mano y chupó el resto del glaseado de sus dedos con voracidad.
—Delicioso.
Ella sintió que la humedad comenzaba entre sus muslos cuando él recogió el
glaseado sobre su dedo y lo sostuvo sobre los labios de ella. Elle no podía apartar la
mirada de él mientras deslizaba su boca sobre su dedo y chupaba una vez más. Estaba
satisfecha con ella misma cuando salieron limpios.
Mientras Nero recogió otro poco de glaseado, pasándolo sobre el cuello de ella,
Elle se congeló. Envolvió su mano en su cabello y tiró de Elle hacia él antes de
inclinarse y lamer el rastro de glaseado, chupando un pedazo de su cuello en su boca.
Elle inclinó su cabeza más hacia el costado para que Nero pudiera tomar más.
Ella lo sintió comenzar a besar su cuello y hacia su boca. Cuando Nero la besó esta vez,
no fue ligero ni rápido; era duro y ansioso. Chupó su lengua en su boca mientras su
otra mano fue a su cintura y tiró de ella en su regazo. Elle se encontró sentándose a
horcajadas sobre Nero y agarrando sus hombros. Ella estaba tan hambrienta como él.
No la había besado así en tres semanas.
Sintió la mano de Nero moverse hasta ahuecar su trasero mientras él se levantó
de la mesa, haciendo que Elle envolviera sus piernas a su alrededor con más fuerza
para sostenerla.
Nero la colocó a los pies de la cama, sus manos arrastrándose desde su cintura,
subiendo lentamente hasta que se detuvo en sus hombros, bajando los tirantes del
vestido para exponer sus ahora desnudos hombros.
—Nero…
—Elle, joder, he esperado por ti. Por favor, nena, ya no puedo esperar más.
Elle besó su cuello mientras iba por los botones de su camisa; había extrañado la
sensación de su pecho. Besó y lamió mientras continuaba desabotonando su camisa.
Elle levantó la mirada a los ojos llenos de lujuria de Nero mientras le quitaba la camisa
y la tiraba al piso.
Nero le jaló el cabello hacia atrás para reclamar su boca otra vez, sus manos
volviendo a su vestido. Elle pensó que su corazón iba a explotar cuando él la besó
mientras tiraba hacia abajo su vestido para exponer sus pechos desnudos, abdomen y
montículo. Pudo ver su sorpresa.
Cuando volvió a besarla, rápidamente fue a sus pantalones y los dejó caer al
suelo.
Elle vio cuan enorme era Nero justo antes de que él la levantara para recostarla
en centro de la cama. De ninguna manera.
—¿Confías en mí?
Elle miró fijamente a los ojos de Nero y supo que no podía mentir tanto como
quería justo ahora.
—Sí —susurró.
Elle hizo su mejor esfuerzo para no temblar mientras Nero inclinó su cabeza
hacia abajo hasta su cuello. Lo besó ligeramente, yendo cada vez más abajo hasta que
ella sintió su aliento sobre su pezón derecho, jadeando cuando su lengua salió para
lamer la punta dura y rosada. Ella arqueó la espalda para inclinarse más cerca
mientras él lamía y chupaba en su boca. Elle apretó la mano de Nero con fuerza
cuando él mordió suavemente la torturada carne, haciendo que una oleada de
humedad se filtre más allá de sus pliegues.
—He esperado tanto tiempo para probar estos bonitos pezones rosados. —Nero
se movió hasta el otro pezón, dándole la misma atención que al otro.
Sacó sus manos de las de ella, tomando sus pechos en sus manos mientras se
aventuró a bajar hasta su vientre, lentamente y besando suavemente mientras sus
dedos tentaban sus pezones.
—Nena, voy a hacer lo mejor que pueda para no lastimarte por tu primera vez.
Aunque estas tan jodidamente apretada.
—¡Ahora, Nero!
Nero rápidamente tomó su boca con la suya, y su pulgar volvió a su vagina para
encontrar su clítoris, comenzando a acariciar.
Elle sintió que el dolor se aliviaba mientras su deseo regresaba. Envolvió sus
piernas alrededor de sus caderas y se aferró a su espalda, sintiendo que Nero
lentamente empezaba a mover sus caderas encima de ella, entrando y saliendo con
cautela, volviéndola loca de nuevo.
Ella perdió todo el sentido del mundo a su alrededor mientras Nero aumentaba
la velocidad y comenzaba a sacar su pene cada vez más, solo para empujar más
profundo en su interior. Elle sintió la tensión aumentando en su cuerpo, creciendo.
Sus caderas acompañando a las de él, siguiendo su velocidad. Apretó sus piernas con
más fuerza alrededor de sus caderas, queriendo que él se inserte más en ella.
Elle clavó sus uñas con más fuerza en Nero cuando él alcanzó un punto alto
dentro de ella, haciéndola gemir en éxtasis. Ella se sostuvo a él con fuerza mientras se
venía, alcanzando su clímax.
Nero bombeó duro dentro de ella unas cuantas veces más antes de que ella lo
escuchara gruñir. Aun sosteniéndola, sintió las sacudidas haciéndola elevarse con su
propia liberación antes de que Nero caiga sobre ella, agotado pero cuidadoso de no
darle todo su peso.
Nero comenzó el movimiento de sus dedos yendo arriba y abajo por su espalda.
—¿Te lastimé?
Elle colocó un beso en su pecho.
Curiosamente sacó la bonita foto enmarcada del cajón. La foto era de cuatro
niños rodeados por una hermosa mujer. Notó a un joven Nero, Maria, y Leo
instantáneamente. Aww. El cuarto niño sabía que tenía que ser Lucca. Elle lo miró a él
más tiempo, sintiendo como que lo había visto en algún lado, pero no podía ubicar
donde. Oh bueno, probablemente vino a la cena la otra noche.
Elle fue de nuevo a la hermosa mujer. Tenía cabello rubio y grandes ojos verdes.
Sabía que era la madre de Nero. Cada vez que Elle preguntaba por la familia de Nero,
sentía que él no quería hablar sobre eso, por lo tanto, ella lo dejaba, queriendo darle
tiempo para que el hablara sobre ello por sí mismo.
Elle escuchó la puerta del baño abrirse, y sus ojos fueron a Nero, que aún estaba
parado perfectamente quieto en la entrada.
—Nero, ella es hermosa. —Ella observó a Nero tomar una respiración profunda,
juró que era casi de alivio y caminó hacia ella. ¿Tal vez él no sabía cómo traerlo a
colación?
—Lo era.
—¿Que le pasó?
Nero pensó por un segundo antes de responder.
—Lo siento mucho. —Ella sabía que Nero todavía no quería hablar sobre ello, así
que dejaría su muerte en eso—. ¿Cuál era su nombre?
—Melissa.
Nero forzó una risa mientras tomaba el marco de la foto y la colocaba en la mesa
del lado de su cama, donde pertenecía.
—Pronto.
Eso espero.
—El único del que ella no sabía nada era su padre; ni una cosa. Elle quería al
menos saber algo.
—Dante.
Elle y Nero colgaron sus proyectos de arte en la pared del salón de clases y
retrocedieron un paso.
—Nero eso es tan lindo. No sabía que podías dibujar —Vincent habló detrás de
ellos.
Amo se rio.
—No los escuches. Solo están celosos. —Le dio un rápido beso en los labios.
—Tienes razón, nena. —Nero se volteó para mirar los posters—. Las chicas
aman… —Se detuvo—. Elle, ¿podrían tú y Chloe darnos un minuto? Necesito hablar
con Amo y Vincent.
Elle miró curiosamente a Nero. Nunca entendía a los chicos, incluso después de
un mes de estar con ellos.
Elle dejó ir a Nero y fue a la puerta, pero Vincent alcanzó a Elle y le dio un beso
en la mejilla. Él le sonrió perversamente.
—Gracias.
El salón de arte estaba cerca del gimnasio y la pared de la fama hecha de vidrio y
recuerdos deportivos a través de los años.
Chloe rio.
Me pregunto qué le está tomando tanto tiempo. En realidad, casi ningún tiempo
había pasado, pero Elle nunca podía esperar para salir de ese lugar. Los ojos de Elle se
pasearon hasta ver a la pared, solo para tener algo que hacer. El equipo de futbol de la
escuela prácticamente llenaba toda la cosa. Había tantas fotos de los equipos a través
de los años. Sus ojos fueron atraídos a una foto en particular del equipo varios años
atrás.
El jugador de futbol al final de la línea al lado del entrenador fue lo que obtuvo
su atención. A primera vista, ella pensó que era un entrenador por su madurez y
tamaño, pero el uniforme le dijo lo contrario.
El corazón de Elle empezó a correr; ella lo reconoció. Tenía la cara ligeramente
más joven de uno de los hombres más aterradores que había visto en su vida. El
asesino.
—¿Qué pasa? —Chloe se volteó y siguió los ojos de Elle—. Jesús, él era igual de
aterrador en ese entonces —susurró.
—¿Qué dijiste?
Mierda-Mierda-Mierda-Mierda-Mierda-Mierda. ¡Mierda!
Nero miró el cartel de Elle. Ella había escrito un poema en cada página en
excelente caligrafía de diferentes tamaños. Entonces los había pegado como un
mosaico. Toda la cosa era papel blanco, lleno con palabras negras. Era genial ver cual
palabra sobresalía para ti. Nero intentó leerlas, pero Elle estaba avergonzada,
diciéndole que no eran buenas. Había atrapado vistazos y leído algunos mientras ella
trabaja en ellos, pero nunca había podido leerlos todos juntos hasta ahora.
Nero fue al cartel y arrancó un pedazo. Ella los había visto.
Nero le pasó el papel a Amo y luego corrió sus manos por su cabello.
—Mierda.
—Necesito encontrarme con mi padre. Necesito que ustedes se queden con Elle.
Ella ahora tiene dieciocho, y no confío en él para que no haga la llamada.
—Vamos.
—¿Dónde demonios están ellas? —Elle dijo que estaría justo aquí.
—¿Qué? — Nero se volteó para mirar a Vincent y lo vio señalando a través del
vidrio—. ¡JODER!
—Bueno entonces, no puedo manejar más rápido. Podría tener una multa.
Elle vio la cara de Chloe e inmediatamente quiso retirarlo. Tomó una respiración
profunda.
Elle se hundió en el asiento y dejó a Chloe manejar de la manera que ella quería.
No importa; estoy muerta de todas maneras. Elle trató de no pensar en Nero, pero no
estaba funcionando en el auto silencioso. Todas las malditas mentiras.
Elle sostuvo su pecho. Se había enamorado de Nero solo para que todo fuera una
gran mentira. No podía evitar pensar en todo el tiempo que habían pasado juntos. Si,
como anoche.
Una lágrima corrió por su mejilla. Le había dado a Nero una parte de ella que
nunca podría tener de vuelta. Pensó que lo que habían compartido era real, pero ni
siquiera sabía quién era el Nero real. La parte más triste es que había estado justo en
frente de su cara todo el tiempo; simplemente había estado muy ciega de amor para
verlo.
Chloe pasó la casa de los vecinos de Elle, y ahí fue cuando vio un auto oscuro en
su camino de entrada con Amo y Vincent en la cubierta.
Los nervios de Elle comenzaron a regresar. Tenía que llevar a Chloe a salvo. Era
una fugitiva de todas maneras.
—Chloe, escúchame. Tan pronto como salga del auto, necesito que manejes y
vayas directo a casa. No vayas a ningún lado.
—Elle…
Elle miró a las dos personas que pensaba que eran sus amigos.
—Vamos, cariño.
Nero tocó la puerta y un segundo más tarde, Lucca respondió. Entró a la oficina
de la casa de su padre y tomó asiento en frente de él.
Aunque Nero no había dicho sus votos, no iba a dejar que eso lo detuviera.
—Quiero dejar algo claro primero. Ambos sabemos que no va a hablar, así que
no vas a matarla. —Nero se encogió de hombros—. Si lo haces, entonces le diré a
Maria y a Leo que cortaste la garganta de Elle. Ya no tendrías ninguna maldita familia
real. —Los ojos de Nero no se resignaron después de decir su acto de paz.
—Ella me gusta.
Nero suspiró.
—Sígueme.
—No lo hagas.
Esta vez, Nero lentamente alcanzó y atrajo a Elle. La llevó a dos grandes puertas
de madera por las que no había estado antes y giró la perilla. Intentó mantener su bilis
en el estómago mientras él empujaba la puerta hasta que una habitación llena de
humo la recibió.
Elle miró más allá del humo y vio a un inmaculado hombre con el cabello negro,
usando un traje completo. ¡Oh mierda!
Por alguna razón, Elle nunca había pensado que lo conocería. Espera, ¿por qué
esta él aquí?
Dante sonrió.
—Siéntate Elle.
El cuerpo de Elle obedeció su orden. Cuando se sentó vio sus fríos ojos azules,
nunca entendió como nunca lo había visto antes. Todos sonaban, se veían y actuaban
parecido. La única diferencia era que con la edad, todos eran jodidamente más
aterradores.
—¿No lo harás?
¿Lo han hecho? Elle tomó una respiración en un intento de relajarse. Funcionó.
Algo así.
Elle lo tomó y vio la pieza de papel que había estado una vez en su cartel…
El Jefe.
El Aterrador.
El Espeluznante.
El Paranoico.
El Jefe.
El Aterrador.
El Espeluznante.
—Es muy bueno. Solo estoy curioso del por qué piensas que el hombre que maté
también está hecho a sí mismo.
—Cuando iba al trabajo, lo pase a él y a otro chico. Se veía tan asustado mientras
el otro chico le dijo que el gran jefe le daría un trabajo, y no tenía elección.
—Por desgracia, no pude preguntarle, así que gracias. A cambio, entiende que te
estoy dejando vivir, sin importar lo que mis hijos piensen. Entonces, estoy esperando
que este sea el único y ultimo poema que escribas sobre mí.
¿Quién? ¿Nero y Leo? Elle trató de despejar su garganta así su voz no sonaba tan
asustada cuando habló.
—Sí, lo juro. Escribo para poder sacar las cosas de mi pecho; esa fue la única
razón por el que lo escribí.
—Mi esposa solía ser jardinera; así es como ella lidiaba con las cosas. —Apagó su
cigarrillo—. ¿Nero alguna vez te contó sobre su muerte?
—Nero se había enfermado, así que ella fue a la tienda a recoger algo de
medicina y sopa. Necesitaba a todos mis hombres buenos, lo que desafortunadamente
no la dejaba muy bien cuidada. Lo que estoy tratando de decir aquí es que Nero se
siente responsable por su muerte, pero ambos sabemos que podría haber sucedido en
cualquier lado. Escogí a la familia por encima de mi familia, y eso es algo con lo que
tengo que vivir cada día.
Elle asintió con seriedad. Estaba en una desesperada necesidad de salir de aquí.
En serio necesito salir de esta casa.
—Gracias. —Elle finalmente fui a las puertas con las paredes cerrándose en ella.
—Por tu bien, espero que nunca tenga que verte otra vez.
Elle abrió la puerta y salió, incapaz de quedarse allí un momento más. Era todo lo
que Elle podía no hacer para salir corriendo por el corredor hasta la puerta del frente.
Era difícil siquiera pararse derecha.
Escuchó una puerta abrirse y luego fue arrastrada adentro y empujada contra
una pared. Alzó la mirada y vio a Nero.
—Salte de… —No pudo tener todas las palabras afuera antes de que Nero
estampara su boca en la suya. Los labios de Elle se movieron con los suyos.
—Détente.
—Lo siento nena. No pensé que los habías visto. No quería que lo descubrieras
de esa manera.
—No, no lo es.
—Fuiste forzado a estar conmigo, y fue tan malo para ti que follaste a Stacy la
primera noche. —Elle cerró sus ojos con fuerza—. En la misma cama en la que follaste
a cualquier otra chica y en donde me follaste a mí. Te di algo que nunca podré
recuperar. —Elle abrió sus ojos para ver la cara de Nero así podría atestiguar lo que
hacía—. Entonces, hiciste que me enamorara de ti, y eso es por lo que más te odio.
Con un solo golpe, lo que fue una vez el corazón reparado de Elle, se rompió en
pequeñas partículas, incapaz de ser reparado. Su mente, cuerpo, y alma sabían que
Nero era su verdadero amor—la cosa dentro de ella que no podía describir. Sin
embargo ella sabía que a pesar de que era su verdadero amor, eso no la hacía el de él.
—Déjame ir por favor, Nero, déjame ir. —Sus ojos crearon nuevas lágrimas para
tomar el lugar de las que él había limpiado. Los ojos de Elle le suplicaron. Déjame ir.
Miró la guerra tomar lugar detrás de sus ojos antes de finalmente hacerlo.
Nero alcanzó su bolsillo y sacó una pequeña caja negra envuelta con un lazo rosa
de seda.
—No lo quiero.
—Tómalo.
Elle sostuvo la caja solo para poder liberarse de él antes de cambiar de opinión.
Mientras Nero tomaba un paso atrás, fue capaz de abrir la puerta. Elle sostuvo la
perilla en su mano temblorosa, tomando una última mirada a Nero. Luego, cerró la
puerta.
Elle terminó de ir por el pasillo, a penas capaz de sostener su propio peso.
Cuando llegó al vestíbulo, vio a Vincent y Amo esperando nerviosamente.
Elle se detuvo en la pequeña mesa al lado de la puerta que solía ser utilizada
para sostener flores; ahora estaba llena con fotos en lindos marcos de toda la familia
de Nero. Colocó la caja que Nero le había dado en la mesa y fue a la puerta principal.
Le hice a ella y a Nero un favor. Dante había aprendido su lección años atrás de
no involucrarse con una mujer aparte de follar. Pensó que su hijo no amaría a una
mujer por lo menos en unos años más, pero debió de haber sabido que Nero era de tal
palo, tal astilla.
Escuchó el golpe en la puerta por un segundo y vio como Lucca y Sal entraron.
—La chica dijo que lo pasó en camino al trabajo. Lo escuchó hablar con otro
chico hablando de cómo el jefe le dio un trabajo.
Los Caruso y la familia Luciano solían compartir la ciudad antes del tiempo de
Dante. Ambas familias tenían un entendimiento, pero después de un tiempo, una
guerra había pasado entre los dos; Los Caruso ganaron, tomando el control de la
ciudad y dándole a Luciano una pequeña parte.
—Posiblemente. Mantengamos eso entre nosotros por ahora. Ellos piensan que
no sabemos nada así que necesitamos mantener todo así de tranquilo y mirar esos
nosotros mismos. No necesito una maldita guerra en mis manos al menos que estén
pidiendo por ello.
—No mucho. Todo lo que sé es que lo están haciendo bien esta vez. No vamos a
sospechar de él por un tiempo, tal vez años.
Dante decidió decirle lo que había estado pensando un momento atrás cuando
entraron por la puerta.
Elle cogió una bandeja de comida. Pensando en lo mal que le dolían los ojos. No
había podido dejar de llorar hasta que entró por las puertas de la escuela esta mañana.
No importaba cuántas veces las personas la habían golpeado y reído de ella, nada
había dolido peor que esto.
Veía a Nero en todas partes; no podía escapar de él. Iba a tener que verlo todos
los días hasta que se graduara, y eso sería lo más doloroso siempre. El constante
recordatorio de lo estúpida que fui. Por no mencionar, que solo el primer día desde
que habían roto. Era la segunda semana de febrero, y Elle no sería libre hasta la
segunda semana de junio.
—1089.
—¿Disculpe?
—No, eso es comida gratis. Será mejor que la comas. —Chloe suspiró—. Elle, ¿me
vas a contar lo que pasó?
Elle negó con la cabeza, mirando fijamente su comida. Se sentía demasiado mal
para tener hambre de todos modos.
Elle suspiró.
—Bueno, esta vez lo atrapé en una mentira aún más grande. Me ha estado
engañado todo el tiempo, Chloe. Todos lo hicieron.
Estaba agradecida cuando Chloe decidió dejar las cosas así. Chloe sabia cuando
Elle guardaba un secreto, y especialmente de ella, ese tenía que ser malo.
—A la oficina.
—Está bien, ¿cuál es tu nombre? —preguntó una mujer con un apretado moño, y
lentes color café.
¿En serio, no puedes recordar mi nombre una vez después de todos estos años?
Hizo clic en su ratón un par de veces, y Elle vio que su cara se sorprendió.
—Yo no lo pagué. ¡Quítalo! —Elle comenzó a sacar todo el dinero que tenía en su
bolsillo y lo tiró sobre el escritorio.
Desde que se había vuelto loca en la oficina, Elle había aprendido a darle la
vuelta a su interruptor. A pesar de que Nero había pagado su matrícula, trabajó todas
las noches para mantenerse ocupada. Cuando se iba a la cama por la noche, lloraría
hasta que el sueño la apoderaba, teniendo que voltear la almohada por la piscina que
creaba. Entonces, tan pronto como se levantaba de la cama en la mañana, se apagaba y
se convertía en un zombi. Nada la haría feliz y nada la pondría triste. Luego
comenzaría todo de nuevo tan pronto como su rostro golpeaba la almohada.
Todos los días, lloraría hasta dormir cada vez menos hasta que el zombi la
llenaba por completo. Casi toda ella. Sus pensamientos eran difíciles de encontrar. Era
mejor para ella no pensar en absoluto; de lo contrario, habría perdido la cabeza,
pensando en Nero.
Cuando se enteró que Sebastian estaba en estado crítico y tenía todo el lado
derecho de su rostro quemado, había puesto las piezas juntas. Se dio cuenta que nadie
había caído enfermo. Nero había cumplido su promesa de ver a todos lo que la habían
lastimado gritando de dolor. Por desgracia, la última—de ella gritando su nombre—
también se había vuelto realidad.
Elle no podía creer como no había visto lo horrible que eran todos. Claramente
todos mataban para ganarse la vida. Se aseguró que ella y Chloe se mantuvieran
alejadas de todos, incluyendo a Maria.
Aunque, al final, Elle se sintió mal por no hablar con Maria. No podía evitar quien
era su familia, pero Elle sabía que si seguía siendo amiga de Maria, le daría una
oportunidad a Nero.
Elle estaba más cerca que nunca de irse; sólo dos semanas más se mantuvo
frente a la libertad. Ella y Chloe iban a asistir a Stanford en el otoño, y finalmente
podrían continuar con sus vidas.
BRRING.
Elle ni siquiera se dio cuenta que la clase de Inglés había comenzado, y ahora ya
había terminado. Cogió su mochila y se dirigió a la puerta.
—¿Elle, podría hablar contigo? —escuchó al Sr. Evans hablar detrás de ella en su
escritorio.
Elle asintió con la cabeza hacia Chloe para ir a la clase, luego se dio vuelta y se
dirigió hacia el escritorio del señor Evans.
—¿Si?
El ensayo final era en realidad rehacer el primero que había sido asignado a la
clase, un ensayo de quinientas palabras sobre a quién amas más. Esta vez, había
pedido que fuera un ensayo de cinco a siete páginas. Básicamente, quería que
viéramos nuestro propio crecimiento y como nuestros sentimientos podrían cambiar
hacia una persona.
—Me gustaría decir que siento lo de tu padre. Eso debe haber sido duro. Puedo
decir que realmente lo amas.
—Gracias.
El Sr. Evans colocó la gran pila en sus manos. Ella no había recordado que fuera
tan grande.
Elle miró fijamente al Sr. Evans antes de girarse para tomar asiento.
Después de ver una gran “A” roja en la parte superior, Elle hojeó las páginas
hasta llegar a un documento que claramente no había escrito con el nombre de Nero
en la parte superior del documento. Rápidamente cerró los ojos.
Respiró hondo y se aseguró de apagar el interruptor antes que abriera los ojos y
comenzara a leer.
Al principio del semestre, cuando preguntó a quién amaba más, una imagen de
mi madre apareció en mi cabeza. Cuando me preguntó a quien amaba más por
segunda vez, no fue una imagen de mi madre. En cambio, fue reemplazada por una
imagen de una rubia rojiza con grandes ojos azules.
La jodí tan mal e hice tantas cosas mal, hasta el punto de no retorno, así que la
dejé ir. La parte desinteresada dentro de mí quiere decir que hice lo correcto, y la
parte egoísta piensa que cometí el mayor error de mi vida. Supongo que el lado
desinteresado ganó porque, cada vez que la miro y veo lo que hice, me doy cuenta que
no la merezco.
Nunca debí enamorarme de ella, pero ese fue el mejor error de mi vida. Siempre
la amaré; desde que choqué deliberadamente con ella en el pasillo.
Elle miró hacia la gran “A+” roja en la parte superior del papel. Cerró los ojos y
mantuvo en interruptor perfectamente apagado en su mente. Después de un
momento, fue capaz de abrir los ojos.
—Sabes, me paro frente a la clase todos los días, y todo lo que veo es a ti con la
nariz en tus libros y tus documentos.
Elle se volvió.
—Sé que has tenido bastante mierda aquí, Elle. Odiaría que tengas la misma
mierda ahí afuera.
Elle miró de nuevo al Sr. Evans y asintió con la cabeza. Se dirigió a la puerta del
salón de clase y comenzó a caminar hacia la siguiente.
Continuó el día y no pudo evitar imaginar lo que Nero había escrito en su mente.
El interruptor de luz en su cabeza comenzó a parpadear, queriendo seguir adelante.
Cuando sonó la campana del almuerzo, supo que tendría que ver a Nero, y verlo
en ese momento era algo que no iba a ser capaz de tomar hasta que tuviera control.
Quería pensarlo en voz alta, consultarlo con la almohada y decidir si quería seguir por
ese largo y difícil camino de nuevo.
Si.
No.
Llegaron a mitad del pasillo a la cafetería antes que Elle no pueda ir más lejos.
—Necesito ir al baño.
Prácticamente corrió dentro y se dirigió a los lavabos. Abrió el agua fría y metió
las manos debajo.
—¿Estás bien?
La cabeza de Elle fue empujada con fuerza dentro del lavabo, el grifo golpeando
la parte superior de la cabeza. El cabello de Elle fue tirado hacia atrás y se puso de pie,
mirando en el espejo para ver a Cassandra de pie detrás de ella.
—Nero no está aquí para protegerte ahora. —Empujó su pie hacia atrás y la
pateó en el estómago.
—Él pateó tu culo porque no eres más que una maldita mesera. —Empujó su pie
de nuevo en su estómago.
Sintió el charco de sangre empaparse bajo su rostro como lo habían hecho las
lágrimas en su almohada.
Las manos de Chloe aterrizaron en la puerta del baño antes de abrirla. Sus
piernas corrieron tan rápido como podía con la imagen del rostro de Elle en su mente.
El cerebro de Chloe no podía pensar, pero su cuerpo sabía qué hacer.
Chloe no había dicho una palabra a ninguna de ellos en meses, mucho menos a
quien claramente había destruido a su mejor amiga, pero eso ya no importaba.
—¡Nero!
La mesa completa se puso de pie ante sus palabras, y el rostro preocupado de
Nero la miró a los ojos. Cuando vio sus ojos—el dolor y preocupación visibles—se
preguntó quién había terminado destruyendo a quién.
—¿Elle?
Chloe cubrió sus oídos cuando Vincent comenzó a patear las cabinas, gritando
obscenidades y buscando a la persona que lo había hecho. Ella comenzó a deslizarse
por la pared, sus piernas incapaces de sostener su cuerpo mientras Leo sacaba el
teléfono y marcaba 9-1-1.
Chloe finalmente llegó al suelo y agarró sus piernas contra su cuerpo. ¿Por qué
no puedo ayudarla? ¿Por qué la dejé? Escuchó la voz de Amo tratando de consolarla.
¿Por qué siempre me quedo de pie mirando?
Chloe apretó su cuerpo con más fuerza. ¿Por qué no puedo llorar por ella? ¿Qué
pasa conmigo?
—Cassandra —susurró.
—Chloe, diles que no viste nada. No sabes quién lo hizo —Amo le habló.
Los últimos meses habían sido pura tortura para él. Esa noche, hace meses, había
hablado con su padre, gritándole debido a que sabía que su papá le había dicho algo a
ella. En respuesta, le había recordado a Nero lo que le había ocurrido a su madre, le
preguntó si quería el mismo destino para Elle. Así que Nero la había dejado ir para
siempre.
Nero la vio desde lejos en ese momento. Ella había estado trabajando y
agregando horas, a pesar que él había pagado su escuela. Pasó todas las malditas
noches de los últimos meses siguiéndola a trabajar, observándola desde su auto y
luego siguiéndola a casa para asegurarse que hubiera llegado sin incidentes.
La peor parte de todo era verla convertirse en otra persona. No lucia ni actuaba
de la misma manera, y todo era debido a él. La jodí. Sabía que todo dependía de él.
Elle no estaba sola, sin embargo; Nero también había cambiado. No podía dormir
sin verla, así que era mejor no dormir en absoluto. Nada le sabía bien, además de las
malditas fresas, y comer las malditas fresas era doloroso. Antes de Elle, había follando
a todas las chicas que miraban hacia él; ahora, ni siquiera podía mirarlas porque no
eran la chica que quería mirar. Tuvo varias ofertas para ir al baile de graduación,
rechazándolas todas. Se volvió tan ridículo que, cuando una chica se acercaba, se
limitaba a alejarlas con la mano.
Sus bolas oficialmente odiaban a sus tripas. Su pene había estado dentro de
tantas chicas, y luego, cuando finalmente había entrado en Elle, no hubo comparación.
Ni siquiera podía intentar follar a alguien más. No habría hecho ni mierda. Nero tuvo
que tomar una ducha fría, una tras otra, para aliviar el dolor en su ingle.
Ahora, después de ver a Elle indefensa en el piso del baño, nada de eso
importaba. Ya no pensaba que Elle estaba mejor sin él, y él no era su padre—
protegería a Elle por encima de cualquier cosa de ahora en adelante. Ni siquiera la
familia vendrá antes que ella. Nero ahora iba a tomar lo que era suyo, si ella lo quería
o no.
Vio a los padres y hermano de Elle entrar, pidiendo verla. Las enfermeras les
dijeron que permanecieran en la sala de espera por el médico.
Los vio entrar. Su madre tenía lágrimas fluyendo de sus ojos y también Josh.
—No te pregunté…
Él salió al pasillo a una parte tranquila del hospital, su padre siguiéndolo detrás.
—¿Qué te hace pensar que quiero hablar contigo? Eres lo peor que le pasó a mi
hija —espetó el padre de Elle.
—¿Joder, qué te hace pensar que quiero hablar con un padre quien no da una
mierda suficiente para ver que su hija está siendo golpeada en la escuela?
Nero estaba de pie justo encima de él, bajando la mirada hacia él.
—Tal vez si dejara las píldoras para el dolor y condenadamente superara el
hecho de que ya no puede caminar, lo habría visto. Pero sé, en el fondo, que lo sabias, y
no me digas que no lo hiciste.
—No, yo…
—¿Qué estás haciendo aquí? Si crees que tú y mi hija están volviendo a estar
juntos, te equivocas. Sé todo sobre la familia Caruso; escucho los rumores. Haré lo que
sea necesario para mantenerla alejada de ti. Creo que ambos sabemos que has hecho
suficiente.
—Sé que la jodí. Esa es la diferencia entre tú y yo. —Nero se agachó para
claramente transmitir su mensaje—. Ella irá a la universidad aquí ahora. Vivirá
conmigo. Elle es mía ahora. Intentas mantenerla alejada de mí, le diré la verdad sobre
tu pequeño accidente de camión. Acerca de cómo estabas borracho mientras operabas
la maquinaria. —Nero vio la sorpresa en su rostro—. Si, ves, tengo amigos en esta
ciudad, y si no te importa que le diga la verdad, entonces les diré que te maten. De esa
manera, todavía puedo mirar a Elle a la cara cada mañana. ¿Estamos claros?
—Bien. Ahora entiendo, sé que sigues siendo su padre y no voy a entrar entre
Elle y su familia, así que tú y yo podríamos empezar a llevarnos bien. —Nero le tendió
la mano.
—Mejor que Elle no consiga ser herida otra vez por tu culpa.
—No lo estará —dijo Nero con toda naturalidad. Iba a irse andando antes de que
recordara agregar algo—: Oh, y Josh, comenzó a ser intimidado mientras estaba en el
autobús. Lo manejé, pero es mejor que no vuelvas la cabeza otra vez. Lo haces, y estoy
seguro que a Elle no le importará que Josh viva con nosotros por un tiempo.
****
BEEP…BEEP...BEEP…
Elle escuchó el molesto ruido y se preguntó qué era eso junto con el estéril, viejo
olor en su nariz. Abrió perezosamente sus ojos, pero solo uno logró abrirse. Podía ver
una fluorescente habitación blanca y su padre en la esquina, durmiendo en su silla de
ruedas. Se dio cuenta que estaba en el hospital.
¿Qué pasó? No podía recordar. La última cosa que recordaba haber hecho fue
salpicar un poco de agua en su rostro.
Miró a su padre.
—Un día. —Él tomo su mano en la suya—. ¿Por qué no nos lo dijiste, Elle?
—¿Decirles que?
Su padre apretó su mano.
—Elle, lo sé. No tienes que fingir. El médico me mostró los escáneres y las
radiografías. Afortunadamente, estoy en una silla de ruedas; de lo contrario, creo que
hubieran pensado que te he estado golpeando todos estos años. No te preocupes; tu
mamá solo piensa que molestaste a alguien.
—No es tu culpa. Fui una buena mentirosa, y debería haberte dicho la verdad.
—Te amo.
—Chloe. ¿Está bien verdad? —Esperaba que Chloe hubiera salido bien.
—Ella está bien. Está en la escuela ahora. Nero está aquí. No se ha ido desde que
llegaste.
Ele negó con la cabeza otra vez, temiendo que si hablaba terminaría llorando.
—Está bien, iré a decirle a las enfermeras que despertaste. —Le dio otro apretón
a su mano antes de salir.
Elle cerró los ojos de golpe cuando su padre salió de la habitación. Su interruptor
ahora estaba roto y podía sentir de nuevo. Todavía duele.
No quería que él la viera así, rota. No quiero que esté conmigo porque estoy rota.
Pensó en el ensayo que Nero había escrito, aún sin saber cómo se sentía. Aun me
mintió. Su padre es un asesino. Todos son asesinos, y Nero está en la maldita mafia.
El medico entró a examinarla, diciéndole que tenía una laceración del cuero
cabelludo y otra contusión, lo que significaba que consiguió algunos puntos más para
añadir a su colección. Ella había tomado una patada en el ojo, pero se curaría; acababa
de conseguir un ojo bastante negro para emparejar sus puntadas. Por último, tenía
algunos moretones en el estómago, pero de nuevo, el médico dijo que todo sanaría.
Era muy afortunada de no haber roto nada o tener una lesión seria. Le dijeron que la
mantendrían en la Unidad de Cuidados Intensivos durante la noche para monitorearle
dado que había estado inconsciente por un poco más de veinticuatro horas, y luego
sería trasladada a una habitación regular hasta que fuera dada de alta.
Gracias a Dios.
Traducido por Cristi 1982
¿Qué sentimientos? Elle sabía que era una pregunta tonta; el chico claramente
iba a donde le placiera. Ella dudaba que fuera un desafío para él.
—Hablar.
Elle sintió que estaba demasiado cerca de su cuerpo en la pequeña cama. Era
difícil estar casi a la altura de sus ojos; sin embargo, no quería mostrarle lo asustada
que en realidad estaba de él. Además, también tenía algo que necesitaba hablar con él.
—Lo soy cuando se trata de mi hermano. ¿Sabías que ha estado sentado afuera
todo el tiempo?
—¿Aun está ahí afuera? Le dije a mi padre que le dijera que estaba bien y se
fuera.
Lucca puso su brazo en el otro lado de su cadera y se inclinó hacia ella, haciendo
que Elle se reclinara hacia atrás de su rostro frio.
—Así que, ¿sabías que ha estado sentado ahí afuera, esperando por tu jodido
permiso?
—¿Sabías que pasó todo un maldito mes rastreando a cada persona que te puso
un dedo encima? El día antes de tu cumpleaños, finalmente fue capaz de tomar un bate
de béisbol para Sebastian, y luego apuesto que finalmente se permitió follarte. Él
quería merecerte. ¿Alguna vez pensaste como llegaste aquí? Te encontró tumbada en
el maldito piso del baño, y mirándote ahora, ni siquiera quiero saber la última imagen
tuya que tuvo en su cabeza. —Lucca se inclinó un poco más cerca—. Joder, así que
creo que lo menos que puedes hacer es permitirle verte.
—Durante tres años y medio, fui golpeada. Él no me salvó. Durante tres años y
medio, me vio todos los días, no me quiso. La única razón por la que me habló fue
porque tu padre asesinó a alguien, y le pido mantenerse sobre mí. Me había estado
volviendo loca, preguntándome cuando alguien vendría a matarme, y Nero estuvo ahí
todo el tiempo, decidiendo si vivía o moría. Así que, joder, discúlpame si no quiero
verlo. —Elle se aferró a sus ojos, sin importar lo difícil que fuera.
La boca de Lucca se convirtió en una sonrisa.
—Sabía que me caerías bien. —Se apartó de ella, pero no le quitó la mano—. No
ibas a morir en primer lugar. No iba a dejar que mi padre te tocara, y en el fondo, él
nunca iba a tocarte de todos modos.
¿Tú?
—¿Qué?
—En el momento que te vi, supe que se enamoraría de ti. ¿Sabes por qué?
—No me im…
—Nero tomó su muerte con más fuerza. Se culpó a si mismo… todavía se culpa.
Era como si él le disparó. Entonces vienes y sucede todo de nuevo. Se culpa por cada
persona que alguna vez te lastimó. Se culpa ahora mismo de que estés aquí en el
hospital. Y desde que lo abandonaste, actúa como si te hubiera matado. ¿Quieres que
Nero asuma algo así de nuevo? Si no te das cuenta del hecho que Nero no sabía cómo
decirte que el tipo al que presenciaste ser asesinado fue asesinado por su puta familia,
entonces déjalo como mamá lo hizo.
Elle se alejó de Lucca, incapaz de mirarlo por más tiempo. Lo que le había dicho
la hacía sentirse increíblemente pequeña.
—Bien.
Elle sabía que estaba a punto de irse, así que habló rápidamente antes que su
parte sana del pensamiento la contradijera:
Juró que vio una pizca de emoción cuando dijo su nombre. Ni siquiera cuando él
había hablado de Nero o su madre había mostrado una pizca de emoción, sin importar
que hubiera venido aquí por Nero.
—¿Así que?
—Así que, mantente alejado de ella. —Elle podría luchar contra cualquiera por
Chloe, incluso el Coco en su maldita cama en este momento.
—¿Sabes con quién estás hablando ahora, cariño? He matado hombres y mujeres
después de torturarlos durante horas. Soy el subalterno de la familia Caruso, y un día,
seré el dueño de esta ciudad.
—N-No me importa quién eres. Déjala sola. —La última cosa que ella necesita es
a un hombre como él.
Lucca sonrió.
—Sé que la has protegido, y que no podrías dejarla valerse por sí misma en la
escuela. Dime lo que realmente le sucedió que te hizo arriesgar tu vida todos los días
para que nadie la tocara.
Nunca lo diré. Esta vez, Elle movió el rostro más cerca de él.
—Tienes suerte que estoy en deuda contigo. —Dejó caer la mano con la misma
rapidez y se levantó—. Recuerda, cariño, tienes hasta mañana por la noche.
Elle lo vio desaparecer en las sombras ante sus ojos—bueno, ojo. Su helada voz
corrió a través de la cabeza, «Estoy en deuda contigo». El cuerpo de Elle se estremeció;
como resultado, se recostó y tiró de la cubierta hasta su cabeza. ¿De qué?
Ahora que estaba fuera de ahí, todos finalmente podían visitarla libremente. Le
había dicho inmediatamente a su padre que le dijera a Nero que todavía no quería
verlo, y para su sorpresa, él había respetado sus deseos.
Todos habían venido a visitarla; Chloe, Amo, Vincent, Leo, e incluso Maria junto
con su propia familia. Oficialmente tenía un arsenal de flores y tarjetas, y a cambio,
Elle se había disculpado con los que no había hablado por meses, por rechazarlos por
culpa de Nero. Aunque ayudaron a descubrir la verdad.
—Sólo haciendo mis rondas por la noche antes de salir. ¿Cómo te sientes? —Se
acercó a revisar las lecturas en las máquinas.
Elle le dio una media sonrisa.
Elle miró por la ventana, viendo el cielo apenas oscureciendo. Respiró hondo.
La enfermera le sonrió.
—¿Te refieres al que ha estado allí afuera todo el día, muy guapo? —Le dio una
palmadita a su mano—. Lo está.
Elle continúo mirando por la ventana mientras pasaban los minutos. Apenas
podía escuchar la puerta abrirse y los pasos viniendo a la cama.
No podía recordar la última vez que había escuchado su voz, la última vez que
había pronunciado su nombre. Su voz aún cantaba para ella y calmaba su alma, incluso
después de todo ese tiempo.
Elle lentamente giró la cabeza así podía mirarlo. Escuchó un suave jadeo luego
su pequeño, gruñido contenido. Luego hizo algo que se había entrenado en no hacer.
Por primera vez en meses, levantó los ojos para mirarlo. A pesar de que solo podía ver
bien de un ojo, notó los cambios en Nero.
Nero suspiró.
—Elle, estoy…
—¿Por qué no te vas a casa a descansar un poco? Estoy siendo dada de alta en la
mañana. Podemos hablar después que ambos estemos en casa y hayamos tenido la
oportunidad de asearnos.
—No me marcharé.
Nero no respondió.
—Por favor, vete a casa y descansa un poco, entonces prometo que hablaremos.
—Elle miró sus ojos llenos de dolor—. Por mí, Nero.
Nero empujo el cabello largo sólo para que regresara a donde había estado.
—Está bien. —Nero se levantó y miro su daño—. ¿Sabes quién lo hizo? —Su voz
se había vuelto mortal.
Miente.
Elle negó con la cabeza, dándose cuenta que le había mentido, incluso después
de que se había enfadado con Nero por todas sus mentiras. La verdad era que, había
recordado lo que pasó, pero no quería que Nero lo supiera, temía demasiado que la
matara.
Fue Cassandra.
Traducido por yoshiB
Elle descubrió que su madre no quería dejar a papá solo mucho tiempo en el
auto, así que lentamente se levantó y la enfermera la ayudó a cambiarse en un par de
sudaderas y camisa de casa. Elle se sentó en la silla de ruedas. Ugh, finalmente puedo
irme a casa. No hace falta decir, Elle estaba enferma de la comida de hospital, el
constante monitoreo, y de las horriblemente incomodas camas.
Elle quería decirle algo a la enfermera. Miró alrededor. Mierda, ¿pero luego
quien la llevaría a casa? La enfermera estacionó la silla de ruedas; sin embargo, Elle no
se levantó, todavía asombrada de cómo diablos estaba en esa situación.
Cuando la enfermera no la movió porque Nero estaba ahí, Elle no tuvo otra
opción que levantarse. Se levantó temblorosa sintiendo los brazos de Nero ir
alrededor de su cintura. Miró hacia él, esperando protestar, pero eso solo hizo que su
cuerpo se derrita más en el suyo. Vio el destello de necesidad llenar sus ojos al toque
instantáneo. El cuerpo de Elle recordó la noche que ella y Nero compartieron, la cual
se sentía como hace años. Deseaba nunca haber experimentado el verdadero placer
porque, si nunca lo experimentas, entonces nunca sabes lo que te estás perdiendo.
Cuándo Nero finalmente cerró su puerta y dio la vuelta al auto, Elle cerró sus
ojos de golpe. ¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea! Trató de no pensar en nada
excepto por su cara y su olor mientras sostenía sus piernas firmemente cerradas.
—Porque fui a la casa de tus padres para conseguirte algunas cosas y les dije que
lo haría.
—¿De verdad piensas que te dejaría ir al trabajo sola después de lo que te pasó?
—Perdiste el giro.
—Casa.
Elle se sintió mal tan pronto como lo dijo, incluso si era la verdad. Podía sentir
su rabia junto a ella, su dolor. Cerró sus ojos y descansó su cabeza en la puerta,
deseando apagar el interruptor que volvería. Además, deseó que su corazón no
hubiera sido robado. Elle sufrió de una gran herida justo en su pecho, y no importaba
que tan adolorido estuviera su cuerpo, ninguno había dolido tanto como eso.
Cuando Nero no fue en dirección a su casa, Elle le preguntó una y otra vez donde
iba, pero nunca dijo una palabra. Elle realmente comenzó a preocuparse cuando Nero
estacionó fuera del Casino Hotel de la Ciudad de Kansas, justo al lado de su trabajo.
Ahí era donde la familia de Nero había venido cuando habían matado al hombre.
Miró a Nero caminar a su puerta y abrirla. Elle no quería entrar, pero Nero la
sacó del auto y lentamente la puso de pie.
Elle puso su rostro de nuevo en el pecho de Nero, no esperando ver las miradas
que las personas le daban. Pensó que el paseo en ascensor fue el más largo de su vida
ya que se mantenía deteniéndose y empezaba a hacerla enfermar.
Sintió una de las manos de Nero dejándola por un momento antes de regresar y
empezar a reconfortarla.
Esta vez, cuando el ascensor subió, no se detuvo por un buen rato. Cuando
escuchó las puertas del ascensor abrirse, Nero se movió para que volviera a caminar.
Fue entonces cuando Elle se dio cuenta del botón iluminado, indicándoles que estaban
en el último piso.
Elle caminó a través de la puerta que Nero mantuvo abierta para ella y su boca
cayó abierta. Era un ático. La planta baja tenía una gran televisión pantalla plana, un
sofá de cuero, y una gran cocina y comedor todo conectado. Todo era blanco y negro, y
todo era nuevo y moderno. Elle aún no podía recoger su boca del piso cuando vio la
vista. Era una suite de esquina con unas vistas de piso a techo.
Nero tomó su mano y la condujo por el escalón donde vio una enorme cama
blanca y negra baja hasta el piso. Las ventanas habían ocupaban hasta detrás de la
cama, haciendo que la ciudad se vea de fondo.
—¿Dónde estamos? –Estaba en completo asombro, nunca había visto nada como
esto incluso en las revistas.
—Casa.
—Mi padre es el dueño del hotel, y ha estado guardando esta habitación desde
que puedo recordar. Tuve que diseñarlo hace unos meses atrás, y estuvo terminado la
semana pasada. ¿Te gusta?
—Sí, esta hermoso. —Elle bajó la mirada hacia el piso negro de madera—.
¿Estuvo esperando a dártelo cuando te unieras al negocio familiar?
Nero suspiró y caminó hacia ella. Tomando su mano de nuevo, la llevó a una
puerta y la abrió.
—¿Esa es mi ropa?
Nero tomó la barbilla de Elle en su mano.
¿Qué demonios?
—¿Mis padres aprobaron esto? ¿Cómo diablos estuvieron de acuerdo con esto?
—Les dije que necesitabas ser monitoreada, y que podía proporcionar eso.
Tengo un médico de guardia que te revisará. Nena, golpeaste tu hermosa cabeza fuerte
esta vez. Claramente tienes un dolor de cabeza y si se pone peor, eso no es bueno.
Elle se alejó de Nero, todo esto siendo demasiado, demasiado rápido para
manejarlo. Se sentía un poco traicionada por sus padres y por Nero por ni siquiera
preguntarle si era lo que quería. Está actuando como si no tuviera opción.
—Necesito tomar una ducha. —Luego llamaré a alguien y me iré. Elle se iría
ahora si no fuera porque se sentía tan asquerosa. Todavía sentía el hospital sobre ella.
Elle miró a través del estante, tratando de buscar algo cómodo para usar; nada.
Se dio cuenta que algunas de sus ropas no estaban, sobre todo las andrajosas. Elle
decidió mirar a través de los cajones de un gran pecho en el armario y vio un montón
de lencería con la etiqueta aun en ellos. ¿Qué mierda?
Miró la talla y vio que todos eran correctos para ella. Debes estar bromeando.
Elle fue a través del resto de los cajones, esperando encontrar algo cómodo
para usar, pero la única cosa que se veía cómoda eran las camisas de Nero. ¡Joder!
Elle salió del armario con solo su suéter y los pantalones vaqueros. Cuando vio a
Nero sentado en la cama sonriendo, entró en el baño donde tiró la puerta de golpe.
¡Jódete!
Traducido por Arifue
—P-Por favor v-vete. —Por favor, por favor, por favor. Ella sabía que no era lo
suficientemente fuerte para pelear con él.
Era demasiado duro para Elle seguir reprimiendo su llanto, así que simplemente
lo dejó escapar.
—Me lastimaste, Nero.
—Sé que lo hice, y lo siento. Joder, lo siento Elle, por todo. Siento no haberte
notado todos estos años, y no haber dicho nada cuando te eligieron. Debí haberte
contado sobre mi familia, sin importar cuánto miedo haya tenido de perderte, porque
te perdí de todas maneras. —Nero hizo que Elle lo mirara—. No debí haberte dejado y
dejarte sola todos estos meses, y lamento no haber estado ahí para protegerte.
Elle continuó abrazándose mientras estaba debajo del agua mientras veía a Nero
quitarse la ropa. Sabía que no sería capaz de luchar contra él. Honestamente, ya no
quería seguir luchando. Necesitaba a Nero, porque sin él, no era nada.
Elle retrocedió mientras Nero entraba a la ducha, se situó ahí mientras tomaba
una esponja colgando en la pared y vertía un poco de jabón en ella. Se puso nerviosa
cuando él tiro de ella hacia él, para estar de frente. Empujó sus manos para que soltara
su cuerpo antes de pasar la esponja jabonosa por su piel y comenzar a lavar.
El aliento de Elle se quedó en su garganta cuando Nero pasó la esponja por sus
senos. Luego, cuando él ligeramente bajó por su abdomen, el estómago de Elle se
apretó mientras él se aventuraba más abajo.
Elle rápidamente abrió sus piernas ante las duras palabras de Nero y tuvo un
sentimiento placentero al hacer lo que él le pedía. Cuando la esponja pasó entre sus
piernas, Elle se mordió su labio inferior para evitar gemir. Había pasado bastante
tiempo desde que había siso tocada allí, y sintió más la mano de Nero que la esponja.
Después de lo que le pareció una eternidad, Nero la volteó y lavó su espalda. Elle
vio el champú y lo agarro así podía lavar su cabello; era el mismo champú que estaba
en su casa, el que había usado por años, el que tenía esencia de frambuesa. Elle sonrió
mientras vertía un poco en su mano y comenzaba a esparcirlo por su cabello. Él pensó
en todo.
Nero agarró otra esponja, vertiendo algo de jabón antes de pasárselo a ella.
—Lávame.
Elle lentamente tomó la esponja de su mano y tocó su pecho. Ella comenzó hacer
movimientos circulares sobre su cuerpo. Fue desde su pecho bajando por sus brazos y
volviendo a su pecho, y bajando por su abdomen.
Ella mordió su labio de nuevo cuando vio lo duro que estaba su pene de nuevo.
Ella corrió la esponja abajo sobre su pene y bolas y oyó un profundo gemido saliendo
de Nero. Alzó la mirada hacia él, viendo su dolor. Sabía que estaba adolorido, con solo
mirar lo duro que estaba.
Elle pasó la esponja sobre su pene de nuevo, pero esta vez, con la mano envuelta
alrededor de su longitud.
Nero la empujó contra la pared de la ducha con su cuerpo pero se detuvo antes
de tocarla.
—¿Te lastimé?
—Tu eres la única chica que he visto todos estos meses e imaginaba mi pene
deslizándose dentro de ti. No he follado a nadie desde la noche que follamos Elle, tú
eres la última a la que siempre follaré. Esta noche será la primera noche que alguien
haya dormido en la cama en este lugar. Yo no podía dormir aquí hasta que tú
estuvieras en la cama a mi lado después de haber sido follada en ella.
—Todo lo que escribí en esa carta era verdad. —Las caderas de Nero se movían
hacia atrás y hacia adelante, más y más rápido, conduciéndose más y más profundo.
El corazón de Elle comenzó a regresar a ella con las palabras y las acciones de
Nero. La primera vez que ellos habían estado juntos, Nero había sido tierno y dulce.
Ahora, Elle sentía que estaba atrapada en la mitad del placer y el dolor porque Nero la
estaba follando duro, tosco y rápido; todo al mismo tiempo, mientras la sostenía
gentilmente contra la pared. Ella sabía que él estaba haciendo doble trabajo para no
dejarla mover sus caderas, por miedo a que pudiera salir lastimada.
Ella podía sentir el agua golpeando su espalda y sus brazos y piernas, haciéndolo
todo más erótico. Elle sabía que no sería capaz de aguantar mucho más, la
construcción en su vagina creciendo cada vez más fuerte debido a que Nero la follaba
tan rápido. Ella clavó profundamente sus uñas en su carne mientras sus piernas lo
apretaban más cerca de ella.
—También te amo —susurró Elle mientras pasaba por las réplicas. Su corazón
estaba totalmente recuperado.
Elle esperaba que él se acostara con ella, pero en cambio, fue a la mesita de
noche y sacó una pequeña caja negra envuelta en la cinta de seda rosa que había
dejado atrás hace meses.
Nero se acostó en la cama, agarrando a Elle para que se acomodara a su lado. Jaló
las sábanas sobre ellos y envolvió a Elle cómodamente. Entonces le tendió la caja por
segunda vez.
—¿La conservaste?
Ella tiró de la cinta de seda y la movió fuera. Luego abrió la caja, revelando una
cadena de oro rosado y encanto de fresa.
—Nero, es hermosa.
—Tenía planeado dártelo esa noche y decirte que te amaba. Ese era el último
regalo que quería darte en tu cumpleaños.
El corazón de Elle se encogió por todo el tiempo que habían perdido y los meses
en que habían sido miserables. Se sentó así Nero podía finalmente ponerle el collar.
Luego Elle tocó el collar que colgaba en su cuello y se giró para besar duro a Nero en
sus labios.
—Gracias.
Ella había soñado sobre dormir con Nero. Había extrañado sentir su piel
desnuda, y junto a ella. Cuando su mano comenzó a acariciar su espalda, ella se
derritió en él, sus pestañas cayendo para descansar en sus mejillas. Nero apagó la luz
y le besó la parte superior de su cabeza.
Nero la jaló todo el camino hasta el final de cama, haciendo que el fondo de sus
piernas caiga fuera de la cama.
Ella ahora sabía porqué Nero había hecho todo el apartamento blanco y negro.
Las luces de la ciudad atravesaban las ventanas, dándole pleno color a la habitación.
Los colores bailaban en su rostro, y ahora que ella estaba cerca, vio que él tenía una
mirada que de alguna manera la emocionaba y la asustaba hasta la mierda al mismo
tiempo. Dejó de respirar cuando Nero se levantó un poco más alto e inclinó su cabeza
hacia abajo.
Elle bajó la mirada hacia los ojos de Nero, ahora entendiendo la mirada
aterradora. Su estómago se sacudió a lo que Nero podría hacerle a Cassandra.
¿Podría? No, lo que seguro le haría.
Ella sacudió su cabeza.
—No lo sé.
Nero se lanzó, agarrando las piernas de Elle y atrayéndola más cerca de él. Él
abrió sus piernas, separándolas aún más, luego su cara desapareció entre sus muslos.
Elle dejó caer su cabeza hacia atrás mientras la lengua de Nero recorría a lo largo
de su hendidura. Jadeó cuando su lengua finalmente se sumergió dentro y elevó su
pequeño trasero. Ella sintió su mano ir hacia arriba hasta su seno y apretarlo,
haciéndolo sensible. Apretó su pezón mientras se sumergía en su entrada con su
lengua. Elle alcanzó su cabeza, agarrando su cabello en sus manos.
Nero usó su mano libre y comenzó a frotar su clítoris con su pulgar mientras
comenzaba a follarla con su lengua.
Elle gimió y lo sujetó más fuerte cuando él apretó su clítoris. Ella deslizó sus
caderas fuera de la cama y comenzó a gemir, lista para correrse.
—¡No lo sé!
Elle estaba más que lista para correrse, pero Nero no golpeaba el lugar que la
haría caer por el borde.
—¡Te lo dije! ¡No lo sé! —gimoteó. Trató de mover sus caderas para poder llegar
a él y alcanzar el lugar que desesperadamente necesitaba.
Nero tiró de sus piernas sobre sus hombros y succionó su clítoris dentro de su
boca. Se sumergió profundamente, dentro y fuera de su vagina, con sus dedos.
Elle estaba al borde de las lágrimas. Nero la llevaba justo al borde, solo para dar
un paso atrás. Entonces lo haría una y otra vez. Ella movió su cabeza de un lado a otro,
rogando que la dejara correrse. Sin embargo, cada vez que ella le decía “No lo sé”; él
solo la llevaba cerca del borde, sin darle su liberación. Perdió la cuenta de cuantas
veces lo hizo y ni idea de cuánto tiempo estaba durando.
Elle trató de alejarse, incapaz de soportar la tortura por más tiempo, pero Nero
la mantuvo en su lugar.
No puedo hacerlo.
Nero gruñó y condujo sus dedos duro dentro de su húmeda vagina. Elle gritó
más fuerte de lo que nunca había gritado, cuando Nero finalmente golpeó el lugar que
había estado en agonía por su tortura. Finalmente fue capaz de alcanzar su clímax, y
esta vez, cuando lo experimentó, fue noqueada sin sentido por la ruptura que había
alcanzado su cuerpo.
—¿Por qué mierda no puedes decirme, Elle? ¡Sé que me estás mintiendo! —le
gritó mientras se levantaba.
¿Qué? ¿Chloe? Ella vio a Nero girarse para bajar los escalones. ¡No!
Nero la miró fijamente antes de comenzar a moverse más allá de ella, pero Elle lo
alcanzó rápidamente y rodeó con sus brazos la cintura de Nero.
Mientras Nero agarraba sus brazos y trataba de empujarlos fuera de él, Elle se
agarró más fuerte.
Él va a asesinarla.
—Elle, ella tiene que sufrir por lo que hizo. —Su voz era como hielo.
—¡Por favor! —Elle se arrastró hacia abajo por su cuerpo y quedó en sus
rodillas. Fue por sus pantalones y comenzó a desabrocharlos con sus temblorosas
manos. Cuando su pene salió, Elle se inclinó.
—¡No! —Nero detuvo la cabeza de Elle antes de que se acercara más, gimiendo
cuando ella lo miró a través de sus húmedas pestañas.
La cabeza de Elle cayó sobre el suelo. Ella lloró en voz baja, no siendo capaz de
respirar mientras Nero se alejaba.
Por favor, Dios, por favor.
Traducido por Mais
No le gustaba lo que le había hecho a Elle, pero el hecho era que ella nunca le
había contado nada y él estaba determinado a que nunca más le esconda cosas.
Aprenderá. Nero iba a enseñarle cómo serían las cosas de ahora en adelante.
Nero ahora era un hombre de familia, y era un amante rudo, pero sabía que tendría
toda una vida para entrenarla.
—¿C-cómo…?
Nero sonrió.
Bien.
Cassandra siguió sin moverse mientras Nero se colocaba justo en frente de ella.
—Ahora, Elle se pone triste cuando ve que mis manos están heridas, y no
podemos tener eso. También me ha rogado que no te mate, lo que nunca entenderé.
Así que, creo que es solo justo si eres dañada de la forma en que Elle lo fue. Ya puedes
salir —dijo Nero y regresó a la silla.
Nero se rio mientras escuchó el pitido del grito de Cassandra. Observó el mejor
espectáculo de su maldita vida reproducirse delante de sus ojos. Sabía que Maria no
mostraría piedad, y el ruego era para lo que él vivía.
Maria bajó la mirada hacia sus zapatillas que una vez fueron hermosas.
Nero se rio.
—Te enviaré la información. —Luego dejó la casa con el tintineo de sus tacos.
Maria le había dado a Cassandra todo un cambio de imagen, justo contra un buen
corte de cabello.
Nero se inclinó hacia abajo hacia Cassandra para asegurarse de que lo escuchara
bien.
—Anda arréglate, nena. Mami y papi deberían estar aquí en cualquier momento.
Elle estaba en una bola apretada bajo las sábanas. No podía dormir. Nero se
había ido durante horas. Ni siquiera se había movido cuando regresó a la cama
después que Nero la había dejado.
Elle tragó saliva y se sentó en la cama y sostuvo las sábanas alrededor de sus
senos. Alzó la mirada hacia él, y por primera vez, creyó ver a Nero por lo que
realmente era. Un hombre hecho a sí mismo.
Nero alzó su mano cuando Elle se veía como si fuera a llorar de nuevo.
—Joder, no la maté pero te prometo que desea estar muerta. Sin embargo, no
voy a encontrarte tirada en el baño de nuevo, así que la siguiente persona no tendrá
suerte. Si alguien coloca una mano en ti, lo mataré, y ninguna cantidad de ruego o
llanto me detendrá. Si tú aceptas esa mierda de nuevo, torturaré al cojudo el doble.
¿Me entiendes?
El cuerpo de Elle picaba mientras él hablaba. Quería tener miedo pero en lugar
de eso, su cuerpo se puso tenso con cada palabra. Lentamente asintió con la cabeza,
mirando hacia sus ojos esmeraldas.
Elle se inclinó hacia adelante, yendo hacia sus manos. Sabía que esto era lo que él
quería, lo que había estado esperando por la expresión en su rostro. Ella no apartó sus
ojos mientras gateaba hacia él, tomándose su tiempo para salvar el disfrute de su
rostro.
Elle alzó la mirada hacia el verdadero Nero a través de sus pestañas mientras
estaba ante él de rodillas. Entendió por qué Nero tenía una cama tan baja, y sabiendo
que estaba por disfrutar esto tanto como él, sus rodillas le agradecerían cada día. Tal
vez más. Elle apretó sus muslos en anticipación, sus manos queriendo
desesperadamente ir hacia sus pantalones.
—¿Qué quieres?
—¿No, qué?
—Más profundo —dijo Nero con los dientes apretados mientras la empujaba
hacia abajo con mayor rapidez.
Nero fue hacia la cama y agarró a Elle por un beso fuerte. Luego le dio la vuelta,
con sus manos y rodillas hacia atrás y empujó su culo hacia el aire.
—Esta es la última caja de condones que compraré. El doctor vendrá a verte para
que tomes la píldora mañana. —Nero fue hacia su mesa de noche y se colocó un
condón.
Le tomó unos cuantos minutos antes que Nero se recupere. Cuando lo hizo,
regresó a la cabeza de la cama, luego jaló a Elle contra él. Su mano empezó a acariciar
su espalda, como siempre lo hacía, antes de hablar:
—Sí. —Elle sabía que nunca le había contado a Nero mucho durante el mes que
habían estado juntos, pero no iba a ser capaz de mantenerle eso desde ahora en
adelante. Aunque me quedaré con secretos que no me corresponden contar.
—¿Por qué? Ella estuvo originalmente con ellos cuando te hicieron esas cosas.
—El día que regresé a la escuela, después de ser golpeada, fue el día en que
Chloe volvió a la escuela con sus cicatrices. Pensé que yo me veía mal, pero
Chloe…podía decir que estaba traumatizada. Sabía que había pasado por mucho más
que yo. Escuché que la llamaban “rara” y simplemente fue mucho para mí.
—¿Qué le pasó?
—No, no estuvo.
Traducido por Mais
Elle y Nero habían regresado a la escuela para la última semana, y era la mejor
semana de su vida. Nero la hizo dejar de trabajar en el restaurante y la hizo aplicar a
una universidad local. Le aseguró que, aunque era muy tarde, no había manera de que
no la aceptarán con su 4.0 de promedio de notas. También le dijo que si le tomaba más
de dos días en hacerlo, él haría un viaje a la oficina de administración. Ahora estaba a
un día de graduarse y Nero de alguna manera había logrado convencerla a ella y a
Chloe en caminar a través del escenario a recibir sus diplomas.
Elle se pinchaba todos los días, preguntándose si todo era real. Su último primer
día de clases había terminado siendo el peor de su vida. O eso pensé. Ahora se daba
cuenta que se había convertido en el mejor día de su existencia porque, si nunca
hubiese presenciado el asesinato, entonces Nero nunca la hubiera forzado a hablarle
en primer lugar. Nunca hubiese obtenido mis felices para siempre.
BRRING.
Por primera vez esa era música para sus oídos. Soy libre. Libre por fin.
Nero y Elle se sonrieron mientras todos corrían fuera del salón de arte, gritando.
Nero se puso de pie y tomó la mano de Elle, ayudándole a levantarse.
Nero la llevó hacia la parte trasera del salón y abrió el armario con los
suplementos de arte antes de empujarla dentro de este.
—Es la última vez que tendré esta oportunidad y he estado fantaseando sobre
esto desde que te traje aquí.
Nero empujó su espalda contra la puerta y plantó su boca contra la suya. Perdió
todo sentido cuando Nero lanzó su lengua en la profundidad de su boca. Ella la abrió
más para él y se puso en puntas de pie.
Nero empezó a desabotonar su blusa a cuadros roja y blanca. La jaló por sus
hombros, haciendo que caiga al suelo. Sus ojos luego cayeron a su cuerpo, a su sostén
de encaje rosado y con push-up, y sus pantalones cortos vaqueros de color azul.
—Recógela.
Vincent conoce el lado encantador de la
Mafia, al haber nacido como un soldado.
Lake vive en el lado opuesto de ello, al
haber nacido siendo hija de un soldado.
El lado claro y oscuro de él está en
constante guerra, pero está dejando que la
oscuridad reine.
Ella está intentando encontrar paz y pronto
estará suficientemente lejos para
encontrarla.
Al descubrir que su jefe es su dueño, le
muestra lo poco que la conocía.
Sabiendo todo sobre él solo hace que
quiera odiarlo.
Soy un maldito hombre hecho a sí mismo.
Soy una maldita pobre de clase baja.
Sarah Brianne nació en Estados Unidos y es conocida
por sus escritos en género contemporáneo y
romántico. Brianne siempre ha sido una persona
creativa y fantasiosa desde pequeña. Sin embargo,
tuvo el coraje de agarrar un lapicero para escribir sus
fantasías cuando tuvo veintidós años. Sarah creía en el
amor verdadero y soñaba sobre cómo una historia
perfecta de amores verdaderos debería ser. Más tarde,
hizo un giro de su propia versión de una unión perfecta
de amores verdaderos y con lapicero en mano escribió
su primera trilogía Made Men.