Está en la página 1de 56

MULTIVERSOS

De

Adriana Pelusi

“Y yo me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y

al fin del partido”

Eduardo Galeano

Personajes:

Diego, nervioso y desafortunado.

Gaby, tímida y recatada.

Federico, resentido y quejumbroso.

Todos en sus veintes tardíos, muy cerquita de los treinta.


1

La sala de un departamento. Está amueblada con una silla de plástico, (con su

mesa de plástico que le combina), una silla plegable de jardín y un taburete viejito.

No es el departamento de una persona madura y sofisticada. Hay algunas latas de

cerveza, cajas de pizza y bolsas de papas vacías. Tampoco es el departamento

de una persona limpia.

Entra al cuarto Diego, en pantalones, sin camisa. No pasó buena noche. Busca

algo, pero no lo encuentra. Está en eso cuando llega por otro lado Gaby. Tampoco

pasó buena noche. Está despeinada. Trae mal puesta la ropa, como si se la

hubiera colocado sin fijarse. En cuanto se ven, los dos se quedan ahí parados sin

saber qué hacer. Están incómodos. Muy incómodos. Gaby más incómoda que

Diego.

GABY: Buenos días.

DIEGO: Hola.

Pausa.

DIEGO: Pensé que te habías ido.

GABY: No, ¿cómo crees?... No me iba a ir así nada más, sin decir nada.

Se sonríen a medias, nerviosos. Gaby dice lo primero que se le ocurre.

GABY: ¿Y tu playera?

DIEGO: No sé.
GABY: Te la quitaste en la recámara, ¿no?

DIEGO: No me acuerdo

GABY: Si quieres voy a buscarla.

DIEGO: No, espérate, mejor vamos a hablar…

GABY: ¿De qué?

DIEGO: Tenemos que platicar sobre lo que pasó.

GABY: No tenemos que hacerlo ahorita.

DIEGO: ¿Entonces…?

GABY: Después.

DIEGO: Después va a ser más incómodo.

GABY: Ok. Como tú quieras.

Gaby va a sentarse en la silla. Diego se sienta en el taburete. Se quedan ahí

sentados sin saber qué decir. Es una estampa de incomodidad.

DIEGO: Perdón.

GABY: ¿Por qué?

DIEGO: Por lo de anoche. Fue mi culpa.

GABY: Nadie tiene la culpa.

DIEGO: Yo te besé.
GABY: Te pude haber detenido…

DIEGO: ¿Por qué no me detuviste?

GABY: Estabas muy triste… por lo de la selección.

DIEGO: Es que no manches que siempre nos eliminen…

GABY: Ya deberíamos estar acostumbrados.

DIEGO: Pues sí, pero siempre tiene uno la esperanza de que esta vez va a ser

diferente… piensa uno: los muchachos han estado jugando muy bien, le

empataron a Holanda, clasificaron primeros de grupo… Ya nos veía en el ángel,

festejando… y luego…

GABY: De haber ido al ángel, nada de esto hubiera pasado.

Se miran.

DIEGO: Lo que pasó, pasó, Gaby. No tenemos porque sentirnos mal.

Dejan de mirarse.

GABY: Es que no entiendo qué se nos metió. Nosotros no somos el tipo de

personas que hacen esto. No somos de los que van y se acuestan con sus amigos

así nada más. No somos interesantes, pues. No somos franceses.

DIEGO: Fue el efecto de la derrota.

GABY: Sí, tienes razón. Todo es culpa de la selección.


Se quedan callados de nuevo. Justo entonces sale Federico. Nada más trae

puestos los calzones. Está recién levantado. Trae la playera de Diego.

FEDERICO: ¿Quihubo?

Los otros se tensan. Disimulan.

GABY: Hola.

FEDERICO: Pensé que se habían ido.

Federico se echa en la silla plegable. Le avienta la playera a Diego.

FEDERICO: Toma.

DIEGO: ¿Dónde estaba?

FEDERICO: En el baño.

Diego se la pone. Con la presencia de Federico la situación ahora es todavía más

incómoda.

GABY: ¿Qué tal dormiste?

FEDERICO: Bien, muy bien.

GABY: Qué bueno.

FEDERICO: Aunque tuve un sueño muy raro.

GABY: ¿Qué soñaste?


FEDERICO: Estaba en un cuarto oscuro y escuchaba gritos y gemidos y unos

ruidos muy raros, como si se movieran los muebles.

Diego y Gaby se ponen nerviosos.

GABY: Qué curioso.

FEDERICO: ¿Cómo a qué hora me dormí?

GABY: No sé, no me fijé.

DIEGO: Yo tampoco.

FEDERICO: ¿Y ustedes a qué hora se durmieron?

Gaby no sabe qué responder, Diego interviene.

DIEGO: Luego, luego después de ti. ¿Verdad?

Diego voltea a ver a Gaby, quien se tarda en reaccionar.

GABY: Ajá. Luego, luego.

GABY: Ya ves como somos de aburridos.

Se quedan callados. Federico les lanza pequeñas miradas furtivas.

FEDERICO: ¿Qué les pasa?

DIEGO: Nada.

GABY: ¿Por?

FEDERICO: Están raros.


DIEGO: Es que todavía no nos sobreponemos a lo de ayer.

FEDERICO: Pinches güeyes.

GABY: Mejor hablemos de otra cosa.

Federico la ignora.

FEDERICO: No deberían regresar al país... Deberían quedarse allá para siempre.

GABY: Tampoco hay que exagerar.

FEDERICO: ¿Te parece poco lo que hicieron? Mira que perder contra los

gringos… y no sólo perder, fallar cinco penales seguidos… Eso es traición a la

patria. Es como si se hubieran cogido al ángel sobre la tumba de los niños héroes

y luego le partieran la madre a Miguel Hidalgo.

Pausa.

GABY: Voy al baño.

Gaby se levanta del sillón y sale rumbo al baño. En cuanto se ha ido, Federico

voltea con Diego.

FEDERICO: A lo mejor Gaby tiene razón, no debería ser tan duro con los

muchachos.

DIEGO: No, así es el juego. A veces se gana, casi siempre se pierde.

FEDERICO: Además, hay personas peor de traicioneras que ellos… Ustedes dos,

por ejemplo.
DIEGO: ¿Eh?

FEDERICO: Los vi anoche.

DIEGO: ¿Qué viste?

FEDERICO: No te hagas.

Diego lo mira como si no comprendiera.

FEDERICO: Me despertaron con sus ruidos. Y pues, me asomé a ver qué estaba

pasando y los vi Diego, los vi.

DIEGO: No entiendo.

FEDERICO: Estaban ahí, en mi cama, haciendo sus cosas…

DIEGO: Seguro estabas soñando.

FEDERICO: ¿Por qué iba a soñar algo tan perturbador?

DIEGO: No sé.

FEDERICO: ¡No puedo creer que hayan cogido en mi cuarto, en mi cama! Voy a

tener que quemar las sábanas.

Diego no finge más.

DIEGO: ¿Por qué no dijiste nada?

FEDERICO: No los iba a interrumpir… Además, qué querías que les dijera,

“Quihubo, ¿qué hacen?”


DIEGO: No sé.

FEDERICO: Se pasan.

Se quedan callados.

FEDERICO: Bueno… ¿Y qué tal?

DIEGO: ¿Qué?

FEDERICO: ¿Cómo estuvo?

DIEGO: No te voy a contar…

Pausa.

FEDERICO: Por lo que yo escuché, hubo por ahí algunos problemas.

DIEGO: (Mintiendo) No. Todo salió bien.

FEDERICO: ¿Seguro?

DIEGO: (Mintiendo otra vez) Sí, seguro.

Pausa.

FEDERICO: Pues has de estar contento.

DIEGO: ¿Por?

FEDERICO: ¿Por qué crees?

DIEGO: No sé.
FEDERICO: Porque desde hace rato quieres con Gaby.

DIEGO: Claro que no.

FEDERICO: Si es de lo más obvio.

DIEGO: No digas eso. No se lo vayas a decir a ella.

Gaby regresa del baño un poco más arregladita.

GABY: Bueno, pues, yo creo que ya me voy.

DIEGO: ¿No quieres desayunar?

GABY: No, gracias.

Diego se levanta del sillón.

DIEGO: Entonces te acompaño, así platicamos.

GABY: Mejor luego hablamos. Además… seguro tienes que ir al trabajo.

Federico se extraña.

FEDERICO: ¿Qué no te dijo?

GABY: ¿Qué?

Diego interviene, no quiere hablar de su trabajo, dice lo primero que se le viene en

mente para cambiar de tema.

DIEGO: Federico nos vio anoche.

FEDERICO: Sí… Bueno, nomás vi un cacho, tampoco me quedé a verlo todo…


Gaby se horroriza.

GABY: ¿Por qué no dijiste nada?

FEDERICO: No quería interrumpir…

Pausa.

FEDERICO: Además, la verdad es que me dolió cacharlos así.

DIEGO: ¿Eh?

FEDERICO: Es que siempre pasa lo mismo con ustedes, siempre me hacen a un

lado.

GABY: No es cierto.

FEDERICO: A cada rato van al cine sin mí. Y a comer. Y a cenar. Y luego vienen y

me platican de lo que vieron, de lo que comieron. Así nada más, sin vergüenza.

Como para restregármelo en la cara.

DIEGO: Vinimos a ver el futbol a tu casa, ¿o no?

FEDERICO: Porque tengo la televisión más grande.

Pausa.

GABY: No salimos contigo porque tú nunca puedes. Por Ana. Pero si te corta

vamos a poder volver a salir los tres juntos, como antes.

Gaby se arrepiente casi de inmediato de haber mencionado lo de Ana. Federico se

extraña.
FEDERICO: ¿Cómo sabes que Ana quiere cortar conmigo?

GABY: (Corrigiendo) No, no sé, pero a lo mejor algún día te corta, quién sabe. El

amor es una cosa muy inestable.

Federico no queda muy convencido.

GABY: Además, ayer no te excluimos, estabas dormido. No es nuestra culpa… En

todo caso es culpa de la selección.

DIEGO: Sí. De haber ganado no nos hubiéramos puesto tristes, no hubiéramos

tomado tanto…

GABY: Ajá. Y no hubiéramos…

Gaby no sigue, pero queda claro a qué se refiere.

DIEGO: Es que perder así…

FEDERICO: No es la primera vez que pasa.

DIEGO: Eso hace que duela más.

Pausa.

GABY: Bueno, pues ahora sí, ya me voy.

Gaby se levanta de la silla. Diego se levanta tras ella.

DIEGO: No, espérate… No te puedes ir así nada más.

Gaby no voltea a verlo, busca su bolsa en el suelo, revisa que esté su celular.
GABY: ¿Por qué no?

Diego se arma de valor.

DIEGO: ¿Y nosotros qué?

GABY: Es como tú dices. Lo que pasó, pasó.

DIEGO: Ok. Pero…

Diego se detiene.

GABY: ¿Qué?

Diego voltea a ver a Federico.

FEDERICO: Si quieren platicar a solas yo me voy… Aunque, es mi casa.

GABY: No, está bien. Si ya oíste lo otro, supongo que puedes oír cualquier cosa.

Pausa.

GABY: (A Diego) ¿Entonces?

Diego duda en hablar con Federico ahí, pero no quiere dejar las cosas así.

DIEGO: Las cosas no fueron como yo hubiera querido.

FEDERICO: ¿No que todo salió bien?

GABY: (Por amabilidad más que por otra cosa) Sí, sí, estuvo bien. Muy bien.

DIEGO: ¿En serio?


GABY: Un poco raro. Pero bien.

DIEGO: ¿Raro por qué?

Gaby piensa qué decir.

GABY: No sé. Raro. No fue como me lo esperaba. Digo, tampoco es que tuviera

una idea así clara en mi cabeza. No es que me la pase todo el tiempo pensando

en cómo sería acostarme contigo.

DIEGO: No, yo tampoco.

Federico los mira con desaprobación, sabe que mienten.

GABY: Y hubo partes buenas. Muy buenas. El beso. Me gustó mucho el beso.

DIEGO: A mí también.

GABY: Pero hubo otras que, siendo objetivos, pues no estuvieron tan buenas.

DIEGO: (Desanimado) No.

GABY: Y fue tardado. Más tardado de la cuenta.

FEDERICO: Un poco, sí.

Diego voltea a verlo con cara de pocos amigos. Gaby trata de arreglar el asunto.

GABY: Pero no creo que haya sido nuestra culpa. A lo mejor hacía falta un poco

más de preámbulo, para no entrar así tan directos.

DIEGO: Sí.
GABY: Y habíamos tomado. Tú más que yo. Y luego el alcohol afecta el

desempeño.

Pausa.

GABY: ¿A ti qué tal te pareció?

DIEGO: (Mintiendo) No sé, tienes razón, estuvo raro.

GABY: Ya no hay que pensar en eso. Salió mal. Ni modo. Por algo pasan las

cosas.

DIEGO: Sí, tienes razón.

FRANCISCO: Por eso no es bueno acostarse con conocidos.

Pausa.

GABY: Deberíamos archivarlo y olvidarnos del asunto.

DIEGO: No se puede.

GABY: Claro que se puede.

FEDERICO: Eso es lo que hace la gente normal cuando le pasan este tipo de

cosas. Fingen que no pasaron y siguen adelante.

GABY: Sí, esto no tiene por qué cambiar nada entre nosotros.

Diego no queda muy convencido. Gaby le da un beso en la mejilla.

GABY: Hablamos luego… ¿Está bien?


DIEGO: Bueno.

GABY: Bye, Fede.

FEDERICO: Adiós.

Gaby se va. Federico espera a que se haya marchado para hablar.

FEDERICO: Esto va a cambiar todo entre ustedes.

Pausa.

FEDERICO: Ahora, cada vez que juegue la selección se van a acordar del

acostón. Todos nos vamos a acordar del acostón. Cada amistoso, cada Copa

América, cada Copa de Oro, cada Mundial. Va a estar grabado en nuestras

mentes para siempre.

Diego se sienta en el taburete, desanimado. Federico lo nota.

FEDERICO: Pero tampoco es para que te sientas mal… Es mejor así, Diego. La

verdad, no creo que las cosas entre ustedes hubieran salido bien. No me los

imagino juntos. Hay gente que está destinada a ser amigos y nada más. Ni modo.

DIEGO: Si no hubiera perdido la selección.

FEDERICO: El hubiera no existe.

La sala con el mismo desorden. Gaby, con el mismo vestido y el mismo cabello

despeinado, sale por donde salió Diego en la escena anterior con sus zapatos en
la mano. Va a sentarse en el taburete. Se los pone. Está en eso cuando sale

Federico, también proveniente del mismo lado, en su misma ropa interior. Están

sonrientes, contentos y mucho más relajados que en la escena anterior.

FEDERICO: Quihubo.

GABY: Buenos días.

FEDERICO: Pensé que te habías ido.

GABY: No, cómo crees. No me iba a ir así nada más.

Federico va a sentarse en la silla de plástico.

FEDERICO: ¿Quieres algo de desayunar?

GABY: Bueno.

FEDERICO: Sirve que platicamos de lo que pasó…

Se miran. No saben cómo comenzar.

GABY: Estuvo bueno el partido, ¿no?

FEDERICO: Sí, lástima que nos eliminaran.

GABY: Pero por lo menos no fue en penales. Los penales duelen mucho más.

FEDERICO: Sí.

GABY: Y esos diez minutos en los que íbamos ganando nosotros, antes que

cayeran los goles de los gringos, estuvieron increíbles.


Pausa.

FEDERICO: No era tiro directo.

GABY: No, no era. Pero lo marcaron.

FEDERICO: Pinche árbitro.

GABY: Marcó un penal a favor de nosotros.

FEDERICO: Eso no borra lo que nos hizo. Fue un insulto para los mexicanos. Fue

como si le hubiera escupido a Zapata sobre la tumba de Pedro Infante.

Pausa.

GABY: Lo importante es que el partido estuvo bueno.

FEDERICO: Tienes razón. Hay que pensar en lo positivo.

GABY: Y… también estuvo bien lo de nosotros, ¿no?

Se miran de reojo, coquetos.

FEDERICO: Re bien.

GABY: Gracias.

FEDERICO: No, gracias a ti.

Pausa.

GABY: ¡Qué curioso! ¿No?

FEDERICO: ¿Por qué curioso?


GABY: Porque no me lo hubiera imaginado. Es más, nunca me había imaginado

cómo sería acostarme contigo. Y es muy raro, porque ¿cuánto llevamos de

conocernos?

FEDERICO: Mucho.

GABY: ¿Tú te habías imaginado como sería acostarte conmigo?

FEDERICO: Sí, una o dos veces. Pero me lo imaginaba bastante equis. No como

lo de anoche.

GABY: No, es que la verdad, nos lucimos.

FEDERICO: Con todo y que tomamos bastante.

GABY: Sí, es mucho más mérito.

Están contentos durante un momento, pero se les pasa rápido.

GABY: Lo único es que me siento tantito culpable.

FEDERICO: ¿Por?

GABY: Por Ana.

FEDERICO: No te preocupes, yo creo que en cualquier momento me corta.

GABY: Sí, ya lo sé.

FEDERICO: ¿Cómo?

GABY: Ella me lo dijo.


FEDERICO: Cree que le estoy poniendo el cuerno.

GABY: Conmigo.

FEDERICO: Sí.

GABY: También me lo dijo… No sé de dónde lo sacó.

FEDERICO: Yo tampoco.

GABY: Perdón que te lo diga, pero es demasiado celosa.

Pausa.

FEDERICO: Lo que pasa es que siempre ha tenido problemas con Diego y

contigo.

GABY: Sí, me he dado cuenta.

FEDERICO: Dice que los quiero más a ustedes que a ella.

GABY: ¿Y?

FEDERICO: Los quiero diferente.

GABY: ¿No le dijiste eso, verdad?

FEDERICO: Más o menos.

GABY: Con razón te quiere cortar.

Pausa. Federico cambia de tema abruptmente.

FEDERICO: Oye, ¿y qué pasó con Diego anoche? ¿Por qué se fue?
GABY: No sé… Bueno… A lo mejor fue porque traté de besarlo.

FEDERICO: ¿Cuándo?

GABY: Anoche, poquito antes de que te despertaras.

FEDERICO: ¿Y eso?

Gaby disimula.

GABY: No sé. Me surgió de repente.

FEDERICO: Igual que conmigo.

GABY: Más o menos. Creo que fue porque tenía muchas emociones encontradas.

De verdad pensé que íbamos a pasar a cuartos de final.

FEDERICO: ¿Y él cómo lo tomó?

GABY: No se dejó. Luego se puso muy serio y se fue. Así nada más. Sin decir

adiós.

FEDERICO: Seguro se sacó de onda.

GABY: A lo mejor. Ya de por sí estaba muy raro. Desde que llegó. Supongo que

por lo de su trabajo…

FEDERICO: ¿Te contó?

GABY: No... Alguien grabó el video de la fiesta y lo subió a internet... Pobre.

Primero lo corren, después nos echan del mundial, luego lo beso.


FEDERICO: Fue mucho para él.

GABY: Sí, no lo pensé.

Pausa.

GABY: Tú también estabas raro…

FEDERICO: Por lo de Ana… Las cosas están muy mal… Se la pasa criticándome.

Dijo que ya debería de comprarme una sala en forma. Que a mi edad ya no podía

tener muebles sacados del jardín de mis papás.

GABY: Bueno, a lo mejor tiene un poquito de razón.

FEDERICO: ¿Para qué quiero una sala? ¿Voy a ser más feliz si tengo una sala?

GABY: Quién sabe.

FEDERICO: No. La sala es el primer paso. Después vienen el comedor, la

recámara, la cocina con barra de mármol, el refrigerador inteligente, los floreros,

las cortinas que combinan con la colcha y al final terminas con sillones llenos de

cojines y toallas navideñas para el baño. Yo no quiero eso de la vida.

GABY: Ok.

FEDERICO: No soy el tipo de persona que tiene una sala.

GABY: Yo tengo una sala.

FEDERICO: Por eso digo.

Gaby no sabe si ofenderse o no.


FEDERICO: Según Ana no compro la sala porque no quiero madurar, y no quiero

madurar porque no quiero compromisos y no quiero compromisos porque no la

quiero y no puedo quererla porque estoy enamorado de alguien más.

GABY: ¿De quién?

Federico no contesta.

GABY: ¿De mí?

FEDERICO: No está muy segura de quién. Pero me lo dijo así tal cual.

GABY: ¿Y es cierto?

FEDERICO: ¿Qué estoy enamorado?

Federico duda un instante, pero finalmente responde.

FEDERICO: Puede que sí.

GABY: ¿De quién?

FEDERICO: No te lo puedo decir.

GABY: ¿Por qué no? ¿La conozco?

Federico evade el asunto.

FEDERICO: ¿No amaneciste un poquito adolorida? Porque yo sí

GABY: No cambies de tema.

FEDERICO: Me molestan las rodillas.


GABY: (Abrupta) Yo también estoy enamorada.

Federico la mira incrédulo.

FEDERICO: ¿En serio?

GABY: Ajá.

FEDERICO: Nomás lo dices por decirlo.

GABY: No. Me acabo de dar cuenta hace poco. Hace muy, muy poco.

FEDERICO: ¿De mí?

GABY: No, ¿cómo crees?

FEDERICO: Pues no sé, anoche estabas muy cariñosa.

GABY: Eso no quiere decir que esté enamorada de ti. Tu también estabas

cariñoso.

FEDERICO: Es lo mínimo que podía hacer, ¿no? Ya entrados en el asunto, ni

modo de portarme ojete.

Pausa.

FEDERICO: Bueno, si no es de mí, ¿de quién?

GABY: Si tú me dices, yo te digo.

Federico lo piensa.

FEDERICO: Bueno, va, pero tú primero.


GABY: Ok.

FEDERICO: Vas.

Gaby lo piensa un instante, no se anima, cambia de tema.

GABY: Ahora que lo pienso, sí amanecí torcida.

Se quedan callados.

FEDERICO: ¿Le vas a contar a Diego?

GABY: No sé.

FEDERICO: No deberíamos.

GABY: ¿Por qué?

FEDERICO: Porque se va a sentir excluido.

GABY: ¿Tú crees?

FEDERICO: Sí. Es como cuando ustedes van a cenar o al cine y no me invitan.

GABY: No creo que sea lo mismo.

FEDERICO: Sí, a nadie le gusta cuando sus amigos hacen cosas por su lado y no

le avisan.

GABY: ¿Querías que le avisáramos a Diego antes de hacerlo?

FEDERICO: (Aclarando) No quiero que Diego se sienta mal.

GABY: Yo tampoco.
Pausa.

GABY: Aunque lo que pasó estuvo padre.

FEDERICO: Sí.

GABY: Y es un poco triste que tengamos que ocultarlo y que tengamos que

sentirnos culpables.

FEDERICO: No tenemos que sentirnos culpables. Pero tenemos que fingir que

nos sentimos culpables en caso de que Ana y Diego se enteren.

Gaby no entiende mucho la lógica de Federico, pero no la cuestiona.

GABY: Ok…

Se quedan pensativos.

GABY: No pensé que fuéramos tan sofisticados, con nuestros romances secretos

y nuestro sexo furtivo. Es como si fuéramos franceses.

Pausa.

GABY: ¿Por qué Diego no me dijo que lo corrieron de su trabajo?

FEDERICO: No sé.

Gaby lo piensa.

GABY: Supongo que porque somos amigos.

FEDERICO: ¿Y eso qué?


GABY: Los verdaderos amigos no se lo cuentan todo. Cuando quieres a alguien,

no quieres que sepa todo sobre ti. Guardas tantito de misterio para no lastimarlos

o para que no se espanten. Yo por eso nunca les cuento nada. Porque los quiero.

Federico lo piensa.

FEDERICO: A mí sí me lo contó.

Gaby no dice nada. Federico ata cabos.

FEDERICO: ¿Estás diciendo que Diego te quiere más a ti que a mí?

GABY: No… No necesariamente.

FEDERICO: Pues entonces te hubieras acostado con él.

Federico lo piensa.

FEDERICO: Si no me hubiera despertado, te hubieras acostado con él.

GABY: No, cómo crees. Aquí en tu casa, así nada más. No soy ese tipo de

persona.

FEDERICO: Te acostaste conmigo.

GABY: Es diferente.

FEDERICO: ¿Cómo es diferente?

GABY: (Ya no quiere hablar del tema) Bueno, en todo caso, el hubiera no existe.

FEDERICO: Pero si existiera, te cogerías al Diego.


GABY: ¿Tú te acostarías con él?

FEDERICO: ¿Yo por qué?

GABY: Estamos hablando de casos hipotéticos.

Se quedan callados un momento.

FEDERICO: Sí.

GABY: ¿Qué?

FEDERICO: Me acostaría con él.

Gaby no acaba de entender, procesa la información.

GABY: Ah.

Pausa.

FEDERICO: ¿No tienes nada que decir al respecto?

GABY: No. Cada quien.

Pausa.

GABY: Entonces, ¿estás…?

FEDERICO: Sí.

GABY: ¿De…?

FEDERICO: Sí.
GABY: Ah.

Gaby lo piensa.

GABY: Somos mucho más sofisticados de lo que yo pensaba.

FEDERICO: ¿Y tú?

GABY: ¿Qué?

FEDERICO: ¿De quién estás enamorada?

GABY: No. De nadie.

FEDERICO: Pero dijiste…

GABY: Estaba jugando.

Pausa.

FEDERICO: ¿Crees que debería decirle?

GABY: No sé.

FEDERICO: ¿Crees que él…?

Gaby se encoge de hombros. Las cosas se ponen sumamente incómodas. Gaby y

Federico no voltean a verse. La revelación los han dejado demasiado aturdidos.

La sala se encuentra como en las escenas anteriores, solo que ahora Gaby

duerme en la silla plegable. Diego sale de la recámara, playera en mano.


Federico viene detrás de él. Hay evidente tensión entre ambos. Se fijan si Gaby

duerme.

FEDERICO: ¿Qué hacemos? ¿La despertamos?

DIEGO: No, déjala dormir otro rato.

FEDERICO: ¿Quieres algo de desayunar?

DIEGO: No, ya me voy. Tengo que ir al trabajo.

FEDERICO: ¿Qué no te corrieron?

DIEGO: Sí, pero quedaron en pasarme la dirección del niño, quiero ir a

disculparme. Hasta van a prestarme el disfraz, para que sea el hombre araña el

que hable con él.

FEDERICO: Está bien. Así te quedas con la conciencia tranquila.

DIEGO: Supongo.

Diego se pone la playera.

FEDERICO: ¿No deberíamos hablar de lo que pasó?

DIEGO: Estuvo raro.

FEDERICO: Sí…

DIEGO: Digo, no estuvo raro que nos eliminaran, pero que fuera con dos

autogoles en menos de cinco minutos. ¿Cuándo ha pasado eso en un mundial?


FEDERICO: Nunca…

DIEGO: No. Nunca.

FEDERICO: Por lo menos vamos a pasar a la historia.

DIEGO: Algo es algo.

Pausa.

FEDERICO: Y de lo que pasó después…

DIEGO: No pasó nada.

FEDERICO: Sí pasó.

DIEGO: No.

FEDERICO: No creo que sea sano negarlo.

DIEGO: No estoy negando nada. Estoy diciendo que no pasó. No puedo negar

algo que no pasó.

Federico se desespera.

FEDERICO: Tampoco le des tanta importancia.

DIEGO: (Irónico) No, si fue algo de lo más normal.

FEDERICO: Pues sí, hay quien hace esto todos los días.

DIEGO: Nosotros no.


FEDERICO: No, pero ni modo, pasó. Y, bueno, para ser la primera vez creo que

no salió tan mal.

DIEGO: Tampoco salió bien.

FEDERICO: No sé, no tengo punto de comparación.

DIEGO: Ya no quiero hablar de esto.

FEDERICO: Ok…. Por lo menos ya no lo niegas, es un avance.

Pausa

FEDERICO: La sexualidad es una cosa mutable, Diego, fluida.

DIEGO: No friegues.

FEDERICO: No está mal experimentar de vez en cuando. Y si vas a experimentar,

por lo menos hacerlo con alguien a quien le tienes cariño, ¿no?

Diego trata de responder, pero no le salen las palabras.

FEDERICO: Vi en internet un artículo sobre el futbol y la sexualidad masculina. Te

lo puedo pasar.

Diego no puede más.

DIEGO: Me despides de Gaby.

FEDERICO: Se le va a hacer raro que te hayas ido así, nada más.

DIEGO: No le vayas a decir nada.


FEDERICO: No, ¿cómo crees? No quiero que se sienta mal.

DIEGO: ¿De qué?

FEDERICO: De que la excluimos.

Diego no da crédito.

DIEGO: Nos vemos.

FEDERICO: Ajá.

Ninguno de los dos se mueven. Se miran. Luego de un momento, Diego termina

por irse rumbo a la puerta.

FEDERICO: ¿Diego?

Diego se detiene.

DIEGO: ¿Qué?

FEDERICO: Esto no tiene por qué cambiar nada entre nosotros.

Diego no responde. Esto va a cambiar todo entre ellos. Se va sin más. Federico,

preocupado, va a sentarse a la orilla de la silla plegable. Respira hondo. Luego

voltea a ver a Gaby.

FEDERICO: ¿Gaby?

No hay respuesta. Federico la mueve un poco.

FEDERICO: Gaby, despiértate.


Gaby gime por respuesta.

FEDERICO: Ándale, vamos a desayunar.

Gaby abre los ojos. No está todavía muy despabilada que digamos.

GABY: ¿Qué horas son?

FEDERICO: Buenos días.

Gaby se sienta, todavía adormilada. Se talla la cara.

GABY: ¿Y Diego?

FEDERICO: Ya se fue.

GABY: Ah.

Pausa.

GABY: ¿Te contó algo?

FEDERICO: ¿De qué?

GABY: De lo de anoche.

Federico se extraña.

FEDERICO: No. ¿Qué pasó anoche?

GABY: Nada… Bueno… Nada importante. Nomás lo besé.

FEDERICO: ¿A qué hora?


GABY: Luego de que te dormiste.

FEDERICO: No. No me dijo nada.

GABY: Fue un beso bien bonito.

FEDERICO: ¿Y ya? ¿No pasó nada más?

GABY: ¿Qué querías que pasara?

FEDERICO: No sé.

GABY: Ni Diego ni yo somos ese tipo de personas.

FEDERICO: Sí, yo sé.

GABY: Aunque hubo un instante, ahí mientras lo besaba, en que lo pensé. Pero

me detuve.

FEDERICO: ¿Por qué?

GABY: No sé. Es como si algo muy dentro de mí me dijera, Gaby, no sigas. No

hay forma de que esto termine bien. Como si supiera que no iba a terminar bien.

Como si ya lo hubiera vivido… Así que me detuve. Y él se enojó un poco…

FEDERICO: Por eso te dormiste aquí afuera.

GABY: Ajá.

FEDERICO: Por eso él estaba tomando tanto…

GABY: ¿Cuándo?
FEDERICO: Me desperté en la noche y estaba ahí en el cuarto, tomando solo.

GABY: Pobre. Primero eliminan a la selección y luego esto…

Pausa.

GABY: ¿Crees que me equivoqué?

FEDERICO: No sé.

GABY: Hubiera sido muy raro hacerlo aquí en tu casa, en tu cama. No sé. Así no

se pueden hacer bien las cosas.

Pausa.

GABY: ¿Te puedo contar algo?

FEDERICO: Sí.

GABY: Pero prométeme que no le vas a contar a Diego.

FEDERICO: Te lo prometo.

GABY: Creo que me gusta.

FEDERICO: Ah.

GABY: No, no creo, estoy segura de que me gusta.

Pausa.

GABY: Bueno, no. No me gusta. Es más que eso. Lo quiero. De siempre. Nada

más que no estaba completamente segura. Pero ayer, mientras lo besaba, me


quedó claro. Fue como si viera de repente todas las razones que tengo para

quererlo. Una tras otra. Fue un beso muy largo.

Pausa.

GABY: ¿Crees que debería decirle?

Federico no se atreve a decir nada.

GABY: No, tienes razón, sería muy raro. Ni modo que nomás llegue y se lo diga

así, “Diego te quiero”. La gente no hace eso.

Pausa.

GABY: La regué, ¿verdad? Sí, no tienes que decírmelo. Debería haber

aprovechado anoche, pero no, dejé pasar mi oportunidad. Eso me pasa por no ser

más lanzada. Más como Emmanuelle.

FEDERICO: ¿Cómo quién?

GABY: Como la de la película.

Federico la mira perplejo.

GABY: ¿No la has visto?

FEDERICO: No.

GABY: Es una viejita sobre unos franceses que se la pasan cogiendo en lugares

exóticos.

FEDERICO: ¿Y está buena?


GABY: Es un poquito racista y misógina, pero salvo por eso está bien… La ropa

está bonita.

Pausa.

GABY: Mi tía me regaló la trilogía. Me dijo, Gaby, me preocupa que seas

demasiado seria. Demasiado aburrida. Por eso es que estás sola. Porque no

tomas riesgos. Deberías ser más francesa, como Emanuelle.… Y anoche lo

intenté… pero no es fácil…

Federico no le dice nada. Solamente la mira, se siente culpable.

GABY: ¿Te ayudo a recoger?

FEDERICO: No, yo lo hago al rato.

GABY: Ándale. No me quiero ir a mi casa. Si voy a mi casa voy a terminar por

hablarle para decirle que lo quiero. O peor aún, se lo voy a poner en un mensaje.

Con una carita feliz al final.

FEDERICO: Bueno, si quieres quedarte, quédate.

Gaby se levanta, Federico se levanta tras de ella. Comienza a recoger las botellas

y la ropa. Se pone las cosas que le corresponden. Federico sigue su ejemplo.

GABY: ¿Qué más hicieron anoche?

FEDERICO: ¿Eh?

GABY: Después de que me dormí.


Federico se pone nervioso.

FEDERICO: Nada, ¿qué íbamos a hacer?

GABY: No sé.

FEDERICO: (Mintiendo) Nada más tomamos y nos dormimos.

GABY: Mmm.

FEDERICO: Es como tú dices, somos muy aburridos.

Gaby lo mira suspicaz.

GABY: ¿No deberías estar más enojado?

FEDERICO: ¿Por lo del beso?

GABY: No. Por el partido.

FEDERICO: No fue su culpa. A veces pasan cosas que nadie se espera. Ni modo,

así es el juego.

Gaby se extraña pero no dice nada. Siguen recogiendo en silencio.

GABY: Me hubiera acostado con él. A lo mejor salía bien.

FEDERICO: No pienses en eso.

GABY: A lo mejor ahorita estaríamos aquí los tres juntos y felices.

Federico le sonríe a medias.

FEDERICO: A lo mejor.
Gaby le devuelve la sonrisa, se queda pensando en la posibilidad.

La sala del departamento se encuentra igual que en las otras escenas. Entra

Diego, nada más en pantalones, busca su camisa. Luego de un momento entra

Gaby, igual que siempre. En cuanto se ven, se tensan. Están incómodos.

GABY: Buenos días.

DIEGO: Hola.

Pausa.

DIEGO: Pensé que te habías ido.

GABY: No, ¿cómo crees?... No me iba a ir así nada más, sin decir nada.

Se miran, tensos. Diego dice lo primero que se le ocurre.

DIEGO: ¿No viste mi playera?

GABY: Te la quitaste en la recámara, ¿no?

DIEGO: No me acuerdo.

GABY: Si quieres voy a buscarla.

DIEGO: No, ya me tengo que ir.

GABY: ¿Así?

DIEGO: Ni modo.
GABY: Espérate tantito.

DIEGO: No. Ya voy tarde.

GABY: ¿A dónde?

DIEGO: Al trabajo.

GABY: ¿En serio?

DIEGO: Sí.

GABY: No te puedes ir.

DIEGO: ¿Por qué no?

GABY: Porque tenemos que platicar sobre lo que pasó.

DIEGO: Pero no tenemos que hacerlo ahorita.

GABY: ¿Entonces…?

DIEGO: Luego.

GABY: ¿Cuándo?

DIEGO: Ya veremos.

Aparece detrás de ellos.

FEDERICO: Hola.

Los otros dos se sobresaltan un poco con su presencia. Federico va a sentarse en

la silla de plástico.
GABY: Buenos días.

DIEGO: Eit.

FEDERICO: Pensé que se habían ido.

GABY: No íbamos a irnos así, nada más.

DIEGO: ¿Viste mi playera? No la encuentro.

FEDERICO: Debe estar en el cuarto. Ahí te la quitaste.

DIEGO: Ah.

Pausa.

FEDERICO: ¿No amanecieron adoloridos?

DIEGO: Ya me tengo que ir.

GABY: Diego, si no lo hablamos ahorita, después va a ser muy incómodo.

FEDERICO: ¿De qué quieres hablar?

GABY: De lo de anoche.

FEDERICO: No debería ser incómodo… Lo que pasó fue una cosa normal.

DIEGO: (IRÓNICO) Ajá, es algo que pasa todos los días.

GABY: No… pero seguro no somos los primeros a los que les pasa.

Diego va a sentarse en la orilla de la silla plegable.


DIEGO: No debió haber pasado.

FEDERICO: Pero pasó. Ya ni modo.

Pausa.

GABY: En todo caso, no tienes por qué sentirte mal.

FEDERICO: Nadie tiene por qué sentirse mal. Anoche estábamos contentos.

Celebramos de más.

GABY: Es que no es cualquier cosa que la selección clasifique a cuartos de final.

FEDERICO: Y en penales.

GABY: Y contra los gringos.

FEDERICO: Esos güeyes son héroes nacionales. Son como reencarnaciones de

Jorge Negrete y la Corregidora mezclados en uno y bañados en tequila.

GABY: Igualito.

FEDERICO: Fue increíble.

DIEGO: Eso no nos justifica. Hubiéramos ido al ángel, como cualquier aficionado.

En lugar de…

Pausa.

GABY: A lo mejor tú sí deberías sentirte mal, Fede.

FEDERICO: ¿Yo por qué?


GABY: Porque tienes novia.

FEDERICO: Ahorita sí, pero yo creo que en cualquier momento me corta.

GABY: No, ¿a poco?

DIEGO: En serio me tengo que ir.

FEDERICO: ¿A dónde?

GABY: Al trabajo.

Federico se extraña.

FEDERICO: ¿Qué no te dijo?

GABY: ¿Qué?

FEDERICO: Lo corrieron.

GABY: ¿Por qué?

FEDERICO: Hubo un accidente.

Gaby espera a que Diego elabore. Diego duda. No quería tener que contarle esto

a la chica.

DIEGO: Nos contrataron para una fiesta en Cuernavaca. Yo no quería ir. Tenía el

presentimiento de que algo iba a salir mal. Pero me convencieron. Me dijeron que

nos iban a pagar muy bien; hasta iba a haber dinero para reparar mi traje de

Spiderman, que ya estaba muy gastado. Así que fui. Y ahí estaba haciendo mi

rutina normal. Marometas, saltos, piruetas. Lo de siempre. Los niños estaban


felices. Y entonces Iron Man y el Capitán América pasaron al niño del cumpleaños

hasta adelante. Y yo hice lo que siempre hago cuando pasan al niño del

cumpleaños al frente. Dar dos marometas al frente y detenerme justo delante del

niño para preguntarle su nombre y cuántos años cumple.

GABY: ¿Y qué pasó?

DIEGO: No medí bien y me lo llevé de frente. Le fracturé la pierna. Se lo tuvieron

que llevar al hospital. No alcanzó ni a apagar sus velitas.

GABY: ¿Por qué no me habías dicho?

DIEGO: No sé. Me daba pena.

GABY: Pobre.

DIEGO: Hay un video en internet, por si lo quieres ver. Se escucha cuando se le

truena el hueso al niño.

Pausa.

FEDERICO: Bueno. El chiste es que Diego no tiene trabajo así que no se tiene

que ir. Vamos a desayunar.

GABY: Sí, luego de desayunar nos vamos a sentir mejor.

DIEGO: ¿Cómo pueden estar así tan tranquilos? No los entiendo.

Gaby se sienta en el taburete.

GABY: Por eso tenemos que platicarlo.


Se quedan en silencio un instante. Luego de un momento, Diego se decide a

hablar.

DIEGO: Nosotros no somos el tipo de personas que hacen estas cosas.

FEDERICO: Ya viste que sí.

DIEGO: No somos el tipo de personas que experimenta.

GABY: En eso tiene razón. No somos sofisticados. No somos interesantes... No

somos franceses, pues.

Lo piensan.

FEDERICO: En realidad todo esto es culpa de Gaby.

GABY: ¿Mía por qué?

FEDERICO: Todo empezó porque me besaste.

Gaby se incomoda.

DIEGO: (Interrumpiéndolo) No necesitamos hacer una crónica de los hechos.

GABY: Ok. Yo empecé. Pero ustedes me siguieron la corriente.

DIEGO: Tú no tomaste tanto. ¿Por qué no nos detuviste?

GABY: Todavía traía la emoción del partido.

FEDERICO: Entonces si hubiéramos perdido, no hubiera pasado nada.

GABY: Ajá, fue la pura euforia.


FEDERICO: Así que si lo vemos fríamente, fue culpa de la selección.

Diego no puede más.

DIEGO: (Abrumado) Voy a buscar mi playera.

Diego va rumbo a la recámara. Los otros dos se quedan en silencio por un

momento, hasta que Federico tiene una idea.

FEDERICO:¿Qué hubiera pasado anoche si me hubiera quedado dormido?

GABY: ¿Mmm?

FEDERICO: ¿Hubieran cogido sin mí?

Pausa.

FEDERICO: Siempre me quieren excluir de sus planes.

GABY: No.

FEDERICO: A cada rato van al cine sin mí. Y a comer. Y a cenar. Y luego lo

ponen en el Facebook como para restregármelo en la cara.

GABY: No salimos contigo porque tú nunca puedes. Por Ana.

FEDERICO: Ayer también me iban a hacer a un lado. Nomás me incluiste en la

actividad para que no fuera tan obvio…

GABY: ¿Qué?

FEDERICO: Que Diego te gusta.


GABY: (Irónica) Ajá.

FEDERICO: Yo ya me lo sospechaba…

GABY: Mira, mejor ni digas.

FEDERICO: ¿Eh?

GABY: Porque anoche cuando ya estábamos entrados en el asunto, pelaste más

a Diego que a mí.

FEDERICO: Claro que no.

GABY: Casi ni hicimos contacto visual.

FEDERICO: Traté de no hacer contacto visual con ninguno de los dos, para que

no se sintieran incómodos.

GABY: Y luego como que me bloqueabas para que no me le acercara.

FEDERICO: No estaba fácil maniobrar en mi cama, no había mucho espacio.

GABY: Está bien si tenías más ganas de estar con Diego que conmigo.

Regresa Diego. Los otros dos guardan silencio.

DIEGO: No la encuentro.

FEDERICO: Agarra una de mis playeras si quieres.

DIEGO: Bueno.

Diego vuelve a la recámara.


FEDERICO: No andes diciendo esas cosas.

GABY: ¿Qué?

FEDERICO: Que tenía ganas de estar con él.

GABY: Tú andas diciendo eso de mí.

FEDERICO: Bueno pues, dejemos de decirlo.

GABY: Ok.

FEDERICO: Lo de anoche fue la calentura del momento. Nada más, no significa

nada.

GABY: Sí. No te preocupes.

GABY: Aunque…

FEDERICO: ¿Qué?

GABY: Siempre has tenido una onda rara con él.

FEDERICO: Somos amigos.

GABY: También eres mi amigo. Pero anoche nomás me diste uno, dos besos,

cuando mucho. En cambio a él…

FEDERICO: Mira, no sé qué ideas se te están metiendo a la cabeza, Gaby. Pero a

mí no me gusta Diego. No me gustan los hombres. No soy gay.


GABY: Obvio no estoy diciendo eso… Que tuvieras más ganas de acostarte con

Diego que conmigo no te hace gay.

Pausa.

FEDERICO: Por eso no es bueno hacer estas cosas con gente que conoces… La

próxima vez que lo haga va a ser con puro desconocido.

Diego regresa con una playera puesta. Los otros guardan silencio. Diego se

sienta. Federico queda en medio.

DIEGO: Bueno, ahora sí ya me voy.

GABY: Me voy contigo

FEDERICO: No, espérense.

DIEGO: Ya hablamos.

FEDERICO: Pero siento que todavía no hemos arreglado las cosas.

DIEGO: Ok, pues.

Diego se sienta de nuevo, ahora en el taburete, junto con Gaby. Los tres esperan

a que alguno se anime a hablar. Gaby se anima.

GABY: ¿Creen que lo hicimos bien?

DIEGO: No sé. No creo que haya una forma correcta de hacerlo.


GABY: No. Pero creo que sí es importante administrar el tiempo de manera

equitativa entre todos los involucrados. No concentrarse más de la cuenta en uno

y olvidarse del otro. Aunque sea por cortesía.

DIEGO: ¿Eh?

FEDERICO: Te pasas, Gaby.

DIEGO: ¿Qué se traen?

GABY: ¿No sientes que Federico pasó más tiempo contigo que conmigo?

DIEGO: No. No sé. No me acuerdo de todo lo que pasó.

FEDERICO: ¡Gaby nada más quería coger contigo!

GABY: ¡Federico!

FEDERICO: Tú empezaste.

DIEGO: ¿Cómo?

FEDERICO: Yo fui incluido en el plan de último momento. Claro, como siempre

me excluyen…

DIEGO:¿En serio?

GABY: (Mintiendo) No, no le hagas caso.

Diego se decepciona. Federico no da crédito.

FEDERICO: Por favor. Si es más que obvio. No sé cómo no se dan cuenta.


DIEGO: ¿De qué?

FEDERICO: (Molesto) Yo siempre he sabido lo que va a pasar con ustedes dos.

El día menos pensado se van a dar cuenta de que se gustan, se van a hacer

novios, se van a ir a vivir juntos, se van a casar, van a tener hijos. Lo veo venir.

Ustedes por ahí viviendo sus vidas y yo fuera de todo. Lo único que me va a

quedar es el recuerdo de que estuve ahí, en su primera vez.

GABY: (Sin mucha convicción) No. Nada de eso va a pasar, ¿verdad?

DIEGO: (Con mucha menos convicción) No. Tú y yo somos amigos y ya.

Gaby se arma de valor.

GABY: Aunque… Federico tiene razón. Anoche quería acostarme nada más

contigo…

DIEGO: Órale.

Se miran.

DIEGO: Yo también quería acostarme contigo.

GABY: No es cierto.

DIEGO: Sí y no de ahora, de siempre.

GABY: Yo también.

DIEGO: Pero no pensé que fuera a pasar así.

GABY: Yo tampoco.
DIEGO: No pensé que fuera a estar Federico.

GABY: Perdón por meterlo.

DIEGO: No, no te preocupes… Ya lo haremos otra vez.

GABY: ¿Tú crees?

DIEGO: Sí, espero que sí.

Se sonríen tímidos. Sería un momento sumamente romántico pero ahí está

también Federico, quien no está muy contento.

FEDERICO: Pero ahora sin mí.

Gaby y Diego reaccionan.

FEDERICO: Siempre me excluyen…

GABY: Anoche no.

FEDERICO: Por accidente.

GABY: No importa el por qué. El chiste es que estuviste ahí, con nosotros.

Federico no queda muy convencido.

FEDERICO: Para ustedes lo que pasó fue un error. En cambio, para mí fue algo

muy bonito…

GABY: Para nosotros también. ¿Verdad Diego?

Diego no sabe qué decir.


FEDERICO: Deberían irse.

GABY: Si quieres te ayudamos a recoger.

FEDERICO: No, yo lo hago. Además al rato viene Ana.

GABY: Ok. Como tú quieras.

Gaby y Diego intercambian miradas.

DIEGO: ¿Te acompaño a tu casa?

GABY: Bueno.

Se sonríen. Federico los ve desganado. Gaby y Diego recogen sus cosas para

irse. Gaby se acerca a Federico.

GABY: ¿De verdad no te molesta que nos vayamos?

FEDERICO: (Mintiendo) No. Para nada.

Gaby le da un beso en la mejilla.

DIEGO: Nos vemos luego.

FEDERICO: Sí, nos vemos.

Federico se queda ahí sentado en su silla de plástico, desanimado. Gaby lo nota.

Se arrepiente de irse.

GABY: Mejor nos quedamos.

DIEGO: ¿Eh?
FEDERICO: No, por mí no se molesten.

GABY: Me da cosa dejar solo a Federico.

DIEGO: Ok.

GABY: Podemos desayunar todos juntos. Y luego podemos ir al ángel. Seguro

todavía queda alguien.

DIEGO: Va a venir Ana.

GABY: La llevamos también.

FEDERICO: Como quieran.

Van a sentarse de nuevo. Federico se emociona, pero trata de controlarse.

FEDERICO: Saben, si vuelvo a hacer algo como lo de anoche espero que sea

con ustedes. No quiero que pase con cualquier desconocido.

GABY: ¿No que era mejor?

FEDERICO: No. Este es el tipo de cosas que se deben hacer con la gente a la

que uno quiere. Y yo los quiero, a los dos…

DIEGO: Nosotros también te queremos.

FEDERICO: No tanto como yo.

Pausa.

FEDERICO: ¿Creen que pasemos a semifinales?


GABY: (Miente) Sí, claro que sí.

Pausa.

GABY: A lo mejor hasta quedamos campeones.

DIEGO: A lo mejor nos eliminan los alemanes.

GABY: ¡Diego!

DIEGO: Hay que estar preparados para todas las posibilidades… Qué tal si hoy

hubiéramos perdido…

GABY: Pero no perdimos.

FEDERICO: Lo importante es que pase lo que pase, ahí vamos a estar los tres,

vamos a estar juntos.

Los tres se quedan en silencio, pensando en su futuro y el de la selección.

También podría gustarte