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El flujo laminar es típico de fluidos a velocidades bajas o viscosidades altas,

mientras fluidos de viscosidad baja, velocidad alta o grandes caudales suelen ser
turbulentos. El número de "Reynolds es un parámetro adimensional importante en
las ecuaciones que describen en qué condiciones el flujo será laminar o turbulento.
En el caso de fluido que se mueve en un tubo de sección circular, el flujo
persistente será laminar por debajo de un número de "Reynolds crítico de
aproximadamente 2040. (Para números de "Reynolds más altos el flujo turbulento
puede sostenerse de forma indefinida. Sin embargo, el número de "Reynolds que
delimita flujo turbulento y laminar depende de la geometría del sistema y además
la transición de flujo laminar a turbulento es en general sensible a ruido e
imperfecciones en el sistema.
El perfil laminar de velocidades en una tubería tiene forma de una parábola, donde
la velocidad máxima se encuentra en el eje del tubo y la velocidad es igual a cero
en la pared del tubo. En este caso, la pérdida de energía es proporcional a la
velocidad media, mucho menor que en el caso de flujo turbulento.
FLUJO TURBULENTO.
En mecánica de fluidos, se llama flujo turbulento o corriente turbulenta al
movimiento de un fluido que se da en forma caótica, en que las partículas se
mueven desordenadamente y las trayectorias de las partículas se encuentran
formando pequeños remolinos aperiódicos, (no coordinados) como por ejemplo el
agua en un canal de gran pendiente. Debido a esto, la trayectoria de una partícula
se puede predecir hasta una cierta escala, a partir de la cual la trayectoria de la
misma es impredecible, más precisamente caótica.
Distribución de velocidades paralelas longitudinales, en el interior de un tubo con
flujo turbulento. a la derecha el flujo instantáneo y a la izquierda el flujo
promediado.
VISUALIZACIÓN DE FLUJOS LAMINAR Y TURBULENTO
El objetivo de esta práctica es observar las características de los regímenes de
flujo laminar y turbulento en un conducto, así como la transición entre ambos,
reproduciendo el experimento original de Osborne Reynolds, y estudiando el efecto
de los parámetros de dependencia.
La investigación científica de Osborne Reynolds cubrió un amplio abanico de
fenómenos físicos y de ingeniería, y estableció los fundamentos de muchos
trabajos posteriores sobre flujos turbulentos, modelización hidráulica, transferencia
de calor y fricción. Sus estudios sobre el origen de la turbulencia constituyen un
clásico en la Mecánica de Fluidos, como se deduce a partir del uso general hoy en
día de términos tales como número de Reynolds, tensiones de Reynolds y
ecuaciones de Reynolds.
Entre sus mayores logros figuran sus ensayos de visualización de los flujos laminar
y turbulento en conductos, y su análisis sobre los parámetros de dependencia de la
transición a régimen turbulento, los cuales fueron publicados por vez primera en
1883, en una revista científica. La fotografía de la Figura 2 y el esquema de la
Figura 3 muestran el tanque en que Reynolds llevó a cabo sus ensayos, el cual se
conserva en la actualidad en la Universidad de Manchester, aún en estado
operativo.
Para visualizar las características de los flujos laminar y turbulento, Reynolds
empleó un colorante inyectado en una corriente de agua. Según muestra la
instalación de la Figura 3, del interior del tanque de Reynolds (que está elevado
respecto al suelo), parte un conducto transparente horizontal que, ya fuera del
tanque, va conectado a una tubería descendente de desagüe. Debido al desnivel
entre la superficie libre del tanque y el desagüe, por esta conducción circula agua.
Al final de la tubería hay una válvula de regulación para controlar el caudal de agua
desalojado (es decir, la velocidad de la corriente).
En ese dispositivo, el agua se introduce en el conducto horizontal a través de una
boquilla o embudo, con el objeto de facilitar una circulación del agua muy regular.
En la zona de la boquilla se encuentra el inyector de colorante, alimentado desde
un pequeño depósito exterior a través de una manguera.
Para el tipo de movimiento correspondiente a flujo por un conducto de sección
circular, se puede obtener una solución analítica suponiendo flujo estacionario,
simetría axial e imponiendo equilibrio entre las fuerzas de presión y las fuerzas
viscosas. La solución así obtenida, que refleja una distribución de velocidad de tipo
parabólico respecto a la posición radial, es la conocida ecuación de Hagen-
Poiseuille.
En este movimiento, que es estacionario, las líneas de corriente coinciden con las
trayectorias de las partículas de fluido, así como con las líneas de traza de las
partículas de colorante en el ensayo de Reynolds, y no son sino rectas paralelas al
eje del conducto. Sin embargo, Reynolds observó que dicho movimiento, estable y
regular,
sólo existe si la velocidad del flujo es suficientemente pequeña o bien si el
diámetro del tubo es suficientemente pequeño para un caudal dado.
Bajo estas circunstancias, el colorante forma una línea de corriente bien definida
cuyo contorno muestra que sólo existe una pequeña difusión en la dirección radial,
debida al transporte molecular. Además, cualquier perturbación que aparezca en el
flujo es amortiguada rápidamente. Este movimiento es el denominado laminar.
Por el contrario, si la velocidad es lo suficientemente grande, el movimiento del
fluido se hace muy sensible a cualquier perturbación, las cuales se amplifican
rápidamente. El flujo se hace entonces irregular y pierde su carácter estacionario,
el grosor se hace irregular hasta que aguas abajo se convierte en una nube. Este
movimiento es el denominado turbulento. En la Figura 4 se muestran los diferentes
regímenes de flujos observados en el Tanque de Reynolds.
Reynolds descubrió que la existencia de uno u otro tipo de flujo depende del valor
que toma una agrupación adimensional de variables relevantes del flujo, parámetro
al que se denomina en su honor como número de Reynolds. Siendo “v” la
velocidad media del flujo (caudal/área transversal del conducto), “D” el diámetro y
“ν” la viscosidad cinemática del fluido, se define el número de Reynolds, designado
como “Re”, como:
En todos los flujos existe un valor de este parámetro para el cual se produce la
transición de flujo laminar a flujo turbulento, habitualmente denominado número de
Reynolds crítico. Generalmente para flujo en tubos se establecen los siguientes
valores críticos del número de Reynolds:
• Si Re < 2000, el flujo es laminar.
• Entre 2000 < Re < 4000 existe una zona de transición de flujo laminar a
turbulento.
• Si Re > 4000 el flujo es turbulento.
Características generales de los flujos laminares y turbulentos
Cuando entre dos partículas en movimiento existe gradiente de velocidad, es decir,
cuando una se mueve más rápido que la otra, se desarrollan fuerzas tangenciales
que se oponen al desplazamiento relativo entre ambas partículas, es decir, se
oponen a la
deformación del medio: estas fuerzas son las fuerzas viscosas, que son
proporcionales al gradiente de velocidad y a la viscosidad dinámica del fluido (Ley
de Newton).
Un efecto de la existencia de gradientes de velocidad es que, alrededor de cada
partícula, se produce una rotación relativa de las partículas del entorno,
movimiento al que también se oponen las fuerzas viscosas.
Dependiendo del valor relativo de las fuerzas viscosas respecto a la cantidad de
movimiento del fluido (es decir, respecto a las fuerzas de inercia) se pueden
producir diferentes estados de flujo:
• • Cuando el gradiente de velocidad es acusado, pero las velocidades bajas
en valor promedio (por ejemplo, en las zonas de capa límite adyacentes a un
contorno rígido en el flujo por una tubería a baja velocidad), las fuerzas viscosas
predominan sobre las de inercia. En este caso el movimiento está controlado por
las fuerzas viscosas de cohesión de unas partículas con otras, que impiden que
pueda haber cambios bruscos de posición relativa. Cualquier perturbación
impuesta sobre el flujo principal es rápidamente atenuada por las fuerzas viscosas,
y el resultado final es un movimiento en el que las partículas siguen trayectorias
definidas: todas las partículas que pasan por un determinado punto en el campo de
flujo siguen la misma trayectoria. Este es pues el tipo de flujo denominado laminar
(pues las partículas se desplazan en forma de capas o láminas).

• • Cuando se tiene un gradiente de velocidad, pero en zonas de alta


velocidad, las fuerzas viscosas pierden valor relativo respecto a las fuerzas de
inercia. En estas condiciones una perturbación que altere puntualmente el
equilibrio entre la rotación relativa alrededor de cada partícula y la deformación
propiamente dicha ya no logra ser atenuada por las fuerzas viscosas, sino que
crece y da origen a un remolino arrastrado por la corriente. A su vez la presencia
de un remolino supone nuevos gradientes de velocidad, por lo que a partir de ese
remolino se pueden originar otros remolinos de tamaño más pequeño. El proceso
de generación de nuevos remolinos de menor escala finaliza al alcanzar tamaños
en los que los gradientes de velocidad asociados (que crecen al disminuir la escala
de los remolinos) se corresponden con fuerzas viscosas dominantes sobre las de
inercia; estas escalas de tamaño mínimo reciben el nombre de escalas de
Kolmogorov, tras los trabajos del científico ruso Andrei Nikolaevich Kolmogorov
publicados en 1941. Así pues, el flujo pasa a estar compuesto por un movimiento
en la dirección principal más una sucesión de remolinos de distintas escalas
superpuestos entre sí, de modo que cada partícula ya no realiza una trayectoria
rectilínea, sino que su rumbo se ve continuamente alterado por la sucesión de
remolinos. Este es el tipo de flujo denominado turbulento.
En la Figura 6 se muestran visualizaciones de chorros turbulentos. Al contrario que
la viscosidad o la densidad, la turbulencia no es una propiedad del fluido, sino del
flujo. Como características más destacables de los movimientos turbulentos se
tienen:
• Irregularidad: se manifiesta en la aparición de fluctuaciones en las distintas
variables fluidodinámicas (velocidad, presión, temperatura) de amplitud y tiempos
muy dispares (diferentes escalas de los remolinos). Por tanto, un flujo turbulento es
intrínsecamente no estacionario, aunque el valor promedio de las variables en
cada posición (o el caudal por una tubería) no cambien a lo largo del tiempo. A
pesar de ser un fenómeno determinista, las fluctuaciones de la turbulencia parecen
caóticas y arbitrarias, lo que justifica el uso de métodos estadísticos para su
estudio.
• Tridimensionalidad: pueden existir flujos turbulentos que, al ser promediados en
el tiempo, resulten ser bidimensionales (planos), incluso pueden existir
movimientos turbulentos en los que las escalas más grandes de la turbulencia
sean fundamentalmente bidimensionales. Sin embargo, a medida que se
desciende en el tamaño de las escalas dentro del amplio espectro que caracteriza
a la turbulencia, se encuentra que el movimiento asociado a estas escalas
pequeñas es siempre tridimensional.
• Difusividad: los fenómenos de transporte de masa, cantidad de movimiento y
energía, se ven notablemente amplificados por el efecto de la turbulencia. En
realidad, la turbulencia conlleva una mezcla continua de las partículas del flujo, con
lo que lo que los mecanismos de transporte por difusión se ven reforzados por el
transporte convectivo por turbulencia.
• Disipación: los flujos turbulentos son siempre disipativos. Una vez que se ha
desarrollado el flujo turbulento, la turbulencia tiende a mantenerse, pero para ello
se necesita un aporte continuo de energía. Esta energía es extraída desde el flujo
principal hacia los remolinos de mayor tamaño y a continuación se va transfiriendo
sucesivamente hacia los remolinos de escalas más pequeñas. Finalmente, en las
escalas de Kolmogorov, la energía asociada a las fluctuaciones turbulentas se
transforma en energía interna (es decir, en calor), debido al trabajo de las fuerzas
viscosas. La distribución de energía entre las distintas escalas de la turbulencia es
conocida como cascada de energía.
• Altos números de Reynolds: la turbulencia se origina como una inestabilidad de
flujos laminares, ante cualquier perturbación inicial. Del análisis de la estabilidad de
soluciones de flujos laminares, se evidencia que la solución se hace inestable a
partir de un cierto valor del número de Reynolds, o valor crítico, el cual depende
del tipo de aplicación. Sin embargo, es posible mantener flujos laminares por
encima del Reynolds crítico si en el entorno se aseguran unas condiciones
absolutamente libres de perturbación, por ejemplo, con una cimentación
independiente que impida la transmisión de vibraciones a la instalación con el flujo
bajo estudio.
En definitiva, la turbulencia es un fenómeno complejo gobernado por las
ecuaciones de la Mecánica de Fluidos para un medio continuo, puesto que incluso
las escalas más pequeñas que aparecen en un flujo turbulento, las de Kolmogorov,
están muy lejos de las escalas de longitud molecular. Sin embargo, su solución
analítica resulta inviable, y se recurre a correlaciones empíricas.
LEY DE DARCY
Conceptos Básicos
El suelo es un conjunto de partículas entre las que existen huecos o poros
interconectados, de manera que el agua puede fluir a su través. Como es fácil
imaginar, el camino de filtración resulta bastante «tortuoso», ya que el agua ha de
«sortear» la gran cantidad de obstáculos que suponen las partículas del suelo
(Figura 2.12). En consecuencia, en el proceso se producirán pérdidas de carga
hidráulica.
La mayor o menor facilidad para que se produzca flujo será función de la granulometría del
suelo. Así, un suelo granular como una arena posee partículas de tamaño considerable, de
forma que las dimensiones de los poros entre partículas también lo serán, el agua fluirá
con facilidad a su través y las pérdidas de carga serán discretas. Sin embargo, en un suelo
fino como una arcilla, el tamaño

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