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MEMORIAS DE XIUA

CONTENIDO

1. Presentación.
2. Investigación.
3. ¿Qué es el Patrimonio?
4. Clasificación del Patrimonio Cultural.
5. ¿Qué es el arte rupestre?
6. ¿Qué son los pictogramas?
7. ¿Quiénes hicieron arte rupestre? ¿Cuándo? ¿Se puede interpretar?
8. Preguntas y respuestas en torno al arte rupestre sibateño.

PRESENTACIÓN

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La elaboración de las diferentes ediciones de la revista “Memorias de Xiua”, no
sería posible sin el empeño fundamental de Edgar Francisco Sosa Moreno, primer mentor
del patrimonio en el municipio de Sibaté, quien en conjunto con Henry Amaya y un grupo
de personas interesadas por generar un primer referente bibliográfico sólido que le ofreciera
información sobre la historia de Sibaté a la población en general. Este trabajo, deja como
legado, el traer al público, un documento investigativo que reúne la transformación
espacial, la delimitación territorial, los símbolos, las sociedades humanas que poblaron la
región, entre otras características que representan hasta la actualidad, el puñado de avances
colectivos que constituyen nuestro municipio.

En este mismo sentido se reconocen los significativos aportes de instituciones de


educación superior como la Universidad Externado de Colombia, al realizar la primera
declaratoria Patrimonial existente, por parte de la única facultad de estudios del Patrimonio
cultural en Colombia, en cabeza de William Gamboa director del programa de Museología
y actual representante de Colombia en la presidencia de museos a nivel internacional. Este
catedrático junto a Alejandro Cerón Rodríguez, Comunicador social y periodista con
experiencia en el ámbito cultural, se encargaron del análisis y registro del patrimonio
material. En el mismo equipo y al frente de las manifestaciones inmateriales estuvo Juan
Carlos Méndez Munévar, músico y cultor, con el apoyo en trabajo de campo de Catalina
Suárez Criollo, para ese momento estudiante de Antropología y quien actualmente hace
parte del equipo de docentes de la Biblioteca Pública Municipal La Quinta de Samper.

Cabe resaltar que estos no han sido los únicos trabajos adelantados en el municipio.
Los mencionados son apenas algunas de las estrategias llevadas a cabo para visibilizar el
patrimonio, pero desde diferentes administraciones, así como por parte de personas a forma
individual o agremiada, se han construido procesos que buscan la apropiación de nuestra
historia en la población sibateña y reconocimiento de sus bienes de interés cultural. Así,
agradecemos los significativos aportes de Karen Bejarano, Hugo Bejarano, Rodrigo
Escárraga, Leonardo Castellanos, Luis Forero, entre otros sibateños que han puesto su
empeño en la empresa de preservar y transmitir nuestra identidad.

En este camino de reconocimiento de nuestro patrimonio, les presentamos la


primera edición de Memorias de Xiua, dedicada al arte rupestre sibateño. Aquí hacemos un
diálogo inicial con el concepto de Patrimonio cultural, sus clasificaciones, además del
concepto de Arte rupestre, Pictograma, preguntando por este último ¿Quién los hizo?
¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Qué significa la existencia de los mismos? y una serie de preguntas
que nos permiten generar características primarias, para que la población conozca cómo se
construye la prehistoria del municipio. No será la única edición de este tópico, pues
buscamos profundizar en elementos que auspician una hoja de ruta, sobre un legado que no
solo implica a Sibaté y su arraigo, pues su trascendencia se proyecta en la historia de la
humanidad.

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INVESTIGACIÓN

La segunda edición de la revista Memorias de Xiua obedece a una iniciativa


mancomunada de varios docentes de las Escuelas de Formación Artística y Cultural del
Centro Cultural La Quinta, en articulación con La Biblioteca Pública Municipal La Quinta
de Samper. Su objetivo es respaldar, ilustrar, difundir y estrechar vínculos con los
diferentes componentes de la identidad del municipio, en los que se visibilicen diversos
mecanismos para generar apropiación por parte de la población en general. Esta edición
referente al arte rupestre es un primer abrebocas sobre las clasificaciones y elementos de
conocimiento para la apropiación del patrimonio arqueológico del municipio. En este
sentido, encontrarán una segunda parte, enriquecida por las ubicaciones de estos sitios,
talleres de apropiación y creaciones escritas.

Catalina Suárez Criollo es una joven de 25 años, inquieta por la cultura, residente del
municipio desde los dos años de vida. Antropóloga en formación de la Universidad
Externado de Colombia, ha participado en diferentes iniciativas en las que se encuentra el
apoyo en trabajo de campo a la primera Declaratoria Participativa del Patrimonio Cultural
Sibateño. Además, fue ganadora de la beca de Jóvenes Talento de la Gobernación de
Cundinamarca, una convocatoria adscrita a Colciencias, por su propuesta de investigación
en relación a las concepciones culturales de las personas sobrevivientes al suicidio, entre
los 15 y 25 años de edad. Ella se encargará de la escritura y definición de los diferentes
componentes de la segunda edición de la Revista Memorias de Xiua, cuyo objetivo es
generar herramientas especiales para la difusión, reconocimiento y conservación de los
Bienes de Interés Cultural de Sibaté.

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Andrés Felipe Mayorga Reyes es comunicador social y periodista en formación. Ha
estado a cargo de múltiples proyectos de gestión cultural, así como producciones en torno a
la ancestralidad, la identidad cultural y los rasgos distintivos de los sibateños. En la
presente edición está encargado del proceso investigativo, registro fotográfico y
diagramación de las diferentes ediciones de la Revista Memorias de Xiua. Actualmente es
miembro del equipo de formadores de la Biblioteca Pública Municipal La Quinta de
Samper, donde ha gestado el inventario de fotografía y memoria, en conjunto con Catalina
Suárez. Este joven sibateño es autodidacta, líder de procesos comunitarios y conocedor del
legado histórico de nuestra población.

Rodrigo Escárraga reside en la vereda La Unión de Sibaté, desde el año 2000. Amante del
arte rupestre, ha sido guía y vigía del patrimonio arqueológico, así como partícipe, apoyo e
impulsor de iniciativas de investigación en torno a la cultura, los vestigios históricos y el
turismo. Es además miembro del Concejo Consultivo de Turismo y también ha sido
partícipe en las agremiaciones de artesanos del municipio.

CRÉDITOS

Ricardo Torres Ortega (Edición y Corrección de estilo).

Propietarios finca La Junca, Vereda San Benito – la Tupia.

Alejandro Cerón, Margarita Vargas – Declaración Participativa del Patrimonio Cultural.

Rodrigo Escárraga, miembro de la asociación turística Sibaté Rupestre.

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Roberto Lleras Pérez – Doctor en Arqueología de la Universidad de Londres (Miembro de
la junta administrativa del Museo del Oro por más de 23 años).

Manual del arte rupestre de Cundinamarca – Instituto Colombiano de Antropología e


Historia.

¿QUÉ ES EL PATRIMONIO?

Preguntarse sobre el patrimonio cultural nos invita a todos a pensar en primer lugar
¿Qué es cultura? ¿Cómo la hacemos? ¿De qué modo podemos describirla?, para de esa
forma encaminarnos juntos a la identificación de todo aquello que pertenece al concepto de
patrimonio en relación a la cultura.

La palabra cultura, según la Real Academia de la Lengua Española proviene del


latín “cultūra” que tiene diferentes significados, inicialmente el de cultivar, como proceso
de cuidado, de producción, pero a lo largo del tiempo, el “cultivarse” adquirió un
significado relativo a la ilustración, lo que determinó que la persona culta era la persona
que mayor acceso al conocimiento tuviese. El concepto de cultura fue dotándose de
diversos sentidos, dependiendo del contexto histórico, pues cada época generó medios
desde los cuales explicar qué condiciones y características permitían englobar lo que hace
común a un colectivo de personas.

Ahora bien, si nos centramos en asumir cultura como la reunión de caracteres que
identifican a un conjunto de personas ¿Cuáles podrían ser candidatos a la hora de definir
a un grupo? Desde esta pregunta nos orientamos hacia los diferentes elementos que
producen y son dotados de significado por las personas, como por ejemplo los utensilios,
las viviendas, los bailes, las comidas, los dichos, pues estos son hilos conductores para
relatar procesos que vivenciaron un conjunto de personas. Teniendo en cuenta lo anterior, si
hablamos en el contexto colombiano, podríamos referenciar la cumbia como una de las
expresiones que identifican nuestros procesos artísticos propios, la cual recibe en primer
lugar el aporte de la población afrodescendiente, en el contacto multicultural que se produjo
cuando los españoles llegaron a América. Dicha expresión crea condiciones para hacerse
visible, para definir sus gustos, para salir de la rutina de horas de trabajo continuo. Estas
búsquedas dancísticas son producto del contacto, de los procesos que se consensuaron con
el tiempo; en ese mismo camino podemos decir, que el escuchar, ver un tambor, no es
ajeno, no es sólo África, es parte de un sentir que nos conecta.

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El patrimonio cultural no es una roca, no es un vaso, no es una canción. Es el
significado del conjunto de características, atribuciones dadas como un acuerdo, que
dialoga con el tiempo y manifiestan lo mejor de nuestra sociedad, de ese grupo que nos
hace ser parte “de”. Por esa razón, no todo lo que se produce se puede ejemplificar como
patrimonio y todo no produce el mismo efecto, el orgullo de ser lo que con mayor empeño
se edificó. Somos nosotros los que imprimimos el sello a ese objeto, a esa comida, a ese
evento que reúne todas las condiciones para definirnos, y es ahí donde la cultura, encargada
de reunir, de preservar los elementos en el tiempo, como herencia, confiere a los objetos la
importancia, el valor para identificarse con ellos.

Retomando lo anterior a nivel local, en Sibaté hemos dotado de sentidos propios, de


afectos, de historia, aspectos que nos constituyen, que rodean y reúnen esa pertenencia a
nuestro territorio. No en vano representamos por medio de monumentos, exaltamos por
medio de la pintura, de la música, elaboramos parte de nuestra gastronomía aprovechando
los productos agrícolas que sostienen la economía del municipio y enarbolan el quehacer de
una región con características climáticas propias.

PATRIMONIO MATERIAL E INMATERIAL

Como veníamos diciendo, lo que definimos como el objeto, el evento y/o el aspecto
de más alto valor para un grupo, es aquello que promueve las creencias, pone en escena lo
más preciado para un cumulo de individuos. En este sentido, hay dos direcciones desde las
cuales categorizar los elementos que constituyen mayor significado para una población: el
patrimonio material, categoría en la cual tenemos los bienes muebles, los inmuebles, y el
patrimonio material arqueológico, y el patrimonio inmaterial.

Patrimonio material: Los bienes muebles e inmuebles, objetos tangibles, “tocables”,


"visibles”, que configuran la historia, el sistema de creencias, lo que observamos y nos
transmite un sentir por algo en lo que creemos, sentimos y podemos describir. Es tan
importante que abuelos, padres y madres nos lo han compartido, explicado para dar
continuidad a ese legado, que es herencia de lo que somos.

Como su nombre lo indica, los bienes inmuebles son expresiones materiales


inamovibles, que se encuentran en un lugar específico y desempeñan un papel que relata en
su naturaleza una función social, un rol. En esta categoría encontraremos las viviendas,
casas quintas, los monumentos, calles, caminos, abrigos rocosos, cerros, que adquieren un
impacto para una cantidad importante de personas.

Para ejemplificar podríamos establecer algunos espacios insignias, a partir de la siguiente


pregunta:

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¿Qué bienes inmuebles son patrimonio para los sibateños?

1. La Alcaldía Municipal de Sibaté.


2. El monumento de La dama de la papa y el azadón de oro.
3. El Centro Psiquiátrico Julio Manrique.
4. El túnel.

Estos son apenas algunos ejemplos de los sitios que configuran una identidad en el
municipio, pues refieren a los sibateños el emblema de una trayectoria administrativa, de la
vocación agrícola, de un proyecto que intervino a personas en términos de la salud mental,
así como de un espacio que permitió el transporte de los pobladores y conectó las vías
férreas, pero que actualmente sirve como canal vehicular. Estas son las descripciones de los
lugares insignias que abordamos para la clasificación como bienes inmuebles; ahora el reto
se encuentra en ahondar frente al reconocimiento de dichos lugares.

Mosaico referenciado en la Declaratoria Patrimonial (2014)

Sin duda alguna, contamos con Patrimonio Material Arqueológico, en el que


reconocemos (75) piezas de arte rupestre, con un inventario de (20) sitios registrados al
Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Dichos vestigios han sido caracterizados,
como parte de las evidencias físicas de los primeros hombres que poblaron el continente, lo
que adquiere además un valor trascendental para la nación y un tratamiento especial en el
país, en términos de su plan de manejo, como lo es el PMA, cuya directriz es la de edificar
criterios para la protección y salvaguarda de los yacimientos de este orden en el país, de
manera específica en el territorio.

Patrimonio inmaterial: En la clasificación del Patrimonio cultural no podemos descuidar


el hecho distintivo, ese que impregna una diferencia en lo que hacemos, en lo que
pensamos y donde se encuentra la clave, pues lo inmaterial es aquello que no tocamos en su
sentido estricto, pero que vivimos, creemos, comprendemos y nos define también. Entre

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esas manifestaciones se encuentran las maneras en las que realizamos un oficio, una
comida, pero también las razones por las que decidimos efectuar un festival, su
importancia, los valores que se reúnen ahí, el legado, los parajes que están inmersos en cada
evento cultural. En este tipo de patrimonio identificamos (7) manifestaciones inmateriales,
que han sido declaradas así en la actualidad y otras más que se vincularán como insignia de
nuestro territorio:

Fotografía de archivo (Oficina de cultura: 2014) – Voces labriegas.

- Voces Labriegas.
- Requintos de Santa Rosa.
- Merengue Bailao.
- Festival de la Chicha y el Maíz.
- La Banda Sinfónica.
- Escuelas de Formación Artística y Cultural (EFAC).
- Exposibaté.

Actualmente, se pretende integrar el “Alto del cuchuco” localizado en la Vereda de San


Miguel, no sólo como una ruta de recorridos en bicicleta, sino como una zona que
constituye una travesía cultural, histórica y patrimonial. Ello se debe a su vocación, que no
solo recubre de turismo el lugar, sino que integra un hito para la creación de las ferias y
fiestas de Sibaté, que con el paso de los años se convierte en un evento icónico, pero que se
retoma en festivales distintivos, con pequeñas corridas de toros, venta de cuchucho de uno
de los primeros restaurantes característicos del lugar.

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Fotografía de archivo de presa - Alcaldía Municipal de Sibaté “Festival de festivales” (2020)

¿QUÉ ES EL ARTE RUPESTRE?

Podemos decir que el arte ha constituido al ser humano desde sus orígenes, tanto
así, que los estudiosos al analizar cómo los primeros homínidos dieron su paso para forjar
los cimientos de la cultura, han descrito que los grabados, las pinturas sobre las rocas, son
una evidencia de esa intensión por representar su realidad. Esto lo podemos comprobar si
hacemos una pequeña revisión del arte rupestre encontrado en diferentes zonas del mundo,
entre ellas el yacimiento de Atapuerca en España, donde se pueden apreciar dibujos de
animales, que, de acuerdo a evidencias científicas, habitaron los valles europeos en el
periodo Paleolítico. Ahora bien, el arte rupestre ha sido enunciado como el conjunto de
manifestaciones gráficas elaboradas sobre las rocas, de ahí que la palabra rupestre procede
del latín rupestris, y este de rupes, roca.

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Entre estas elaboraciones que pertenecen a las clasificaciones del arte rupestre,
encontramos las pictografías o pictogramas, que son pinturas como las que podemos
apreciar en las imágenes y donde destacamos, que estas fueron posibles a partir de la
mezcla de diferentes materiales como la hematita, la goethita, óxidos de hierros, ocre,
grasas vegetales y animales, sangre de animales, huevos, azufre, entre otros ingredientes
añadidos. Lo interesante de estas pinturas es que han logrado su conservación en el tiempo
por diferentes factores, entre ellos, las características de la superficie de las rocas, la
temperatura ambiente y la mixtura estratégica que ha prevalecido durante siglos.

Pintura mural sobre roca (Pictografía), yacimiento Atapuerca, España.

Pintura mural sobre roca (Pictografía), yacimiento Atapuerca, España.

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Pintura mural sobre roca (Pictografía), ubicado en la Vereda San Benito – La Tupia en Sibaté.

Piedra los soles – Hacienda el Tequendama Sibaté Cundinamarca, Fotografía de Karen Bejarano.

Dentro del conjunto de elementos que constituyen al arte rupestre, encontramos los
petroglifos, que son talladuras sobre las rocas. Podemos encontrar petroglifos en diferentes
zonas del mundo también, pero sin duda alguna, estas manifestaciones se encuentran
presentes en nuestro país y en la segunda edición del manual de Arte Rupestre de
Cundinamarca, publicado por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, se
detallan los lugares de nuestro departamento en los que se localizan pictogramas y
petroglifos, dónde se señala que hasta la fecha (2004) no se ha hecho ningún registro de
petroglifos en Sibaté, pero lo que si se evidencia, son un sinnúmero de pictogramas.

La siguiente imagen por su parte, obedece a los hallazgos a nivel mundial en los que
se ha registrado elaboración de petroglifos, que como se observa en la imagen, tiene
técnicas especiales para generar profundidad sobre la superficie del monolito o roca sobre
la que se diseñó el grabado, evidenciado en la imagen.

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Petroglifo al sur de Marruecos, tallado sobre roca.

A continuación, encontrarán una imagen tomada de un petroglifo en el municipio de


Sasaima (Cundinamarca), nombrada piedra “los horizontes”, como suelen hacerlo los
lugareños a este tipo de manifestaciones materiales, pues la población que los identifica
suele asignarles nombres, de acuerdo a las ideas más actuales de las personas.

Fotografía tomada de la segunda edición del Manual de Arte Rupestre de Cundinamarca, Petroglifo
en Sasaima (2004)

¿QUÉ SON LOS PICTOGRAMAS?

¿Les suena como a pinturas? ¿Tendrá que ver con pintar? En realidad sí, incluso,
es la primera forma en la que los seres humanos empezaron a relatar su realidad. Por los
pictogramas podemos decir que la pintura no es nueva, sino que por el contrario tiene miles
y miles de años, y ha sido una de las formas a través de las cuales hemos buscado transmitir
algo. ¿Qué buscaban decir? No sabemos, porque el contexto, las intenciones no las
podemos verificar fácilmente, pues no existen métodos para definir hace cuántos años atrás
se ha venido realizando, pero hay ideas que nos acercan a identificar su fecha de
surgimiento.

Se preguntarán ustedes si podemos encontrar estas pinturas en Sibaté y la respuesta


es también un sí. Tanto ha sido el interés despertado por ellas, que muchos científicos las
han estudiado, entre ellos un holandés llamado Thomas Van der Hammen y Gonzalo

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Correal, un colombiano. En búsqueda de respuestas lograron definir los cambios climáticos
que se dieron hace más de 12.000 años, así como los animales que habitaron estas tierras y
las posibles herramientas utilizadas por los primeros hombres que vivieron aquí, para su
supervivencia. Lo interesante de estos descubrimientos es que a partir de evidencias como
losas, huesos humanos, se encontró que varios grupos de personas estuvieron en nuestras
tierras, entre ellos los Muiscas, y en su paso por el mundo trataron de dejarnos un mensaje,
que aunque aún no podamos definir, es un legado que le cuenta a las diferentes
generaciones cómo desde mucho antes de construir viviendas, transportarnos en carros,
incluso poder escribir, hicimos un esfuerzo muy grande por comunicar un mensaje y el
modo en que lo hicimos, fue la pintura sobre las rocas.

¿Quieren ver alguna de estas pinturas presentes en Sibaté?

Fotografía de evidencia: Investigación a cargo de Andrés Mayorga y Catalina Suárez (2020)


Vereda San Benito – La Tupia.

¿A dónde se transportan cuando ven esta imagen? ¿Qué preguntas tienen después
de verla? Pues vamos a ofrecerles datos y a incentivar su curiosidad, debido a que estas
pinturas no son las únicas que existen en nuestro municipio, porque tenemos alrededor de
veinte rocas con distintas figuras y se encuentran ubicadas en algunas de nuestras veredas
como San Benito, La Unión, Romeral, Alto Charco, Chacua, El Peñón, entre otras, pues
aún es probable que existan más, pero no las hemos descubierto todas. Ahora bien,
podemos decir que los pictogramas son pinturas que tienen un valor muy grande porque nos
llevan a reconocer un rastro del pasado, pero también a identificar las sustancias, con las
cuales, en su mezcla, lograron que permanecieran casi que intactas para llegar a apreciarlas
hoy.

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Muchas personas dicen que fueron los indígenas Muiscas, quienes dibujaron estos
trazos con pinceles primarios, a través de la mezcla de cera de abejas, óxidos de hierros,
sangre de animales, huevos y otros ingredientes. Pero ello no está comprobado, porque es
posible que lo pudiesen haber hecho los cazadores recolectores, quienes antes que ellos,
solían usar como vivienda este tipo de rocas. Es interesante exaltar el hecho de que Miguel
Triana, un Ingeniero de obras civiles y luego historiador, realizó en 1922 una ilustración de
los diferentes pictogramas existentes en las zonas circundantes y los denominó Jeroglíficos
Chibchas. Sin embargo es necesario que ustedes identifiquen, cómo el trabajo de éste
investigador es valioso para el reconocimiento de los alcances de las sociedades que han
habitado éste territorio, pero no podemos atribuirles el carácter de jeroglíficos a los
pictogramas, debido a que ninguna etnia indígena en Colombia desarrolló sistemas gráficos
para representar a modo de alfabetos, textos escritos que simbolizaran sus lenguas. Los
pictogramas por su parte, son evidencia de procesos de pensamiento muy complejos, pero
no necesariamente cumplen con las condiciones para definir que un escrito exprese un
idioma.

Ilustración realizada por el Docente y Muralista: Luis Forero “Hombre del Tequendama” (2020)

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¿QUIÉN HIZO LOS PICTOGRAMAS? ¿CUÁNDO? ¿SE PUEDEN
INTERPRETAR?

Sobre el tiempo de elaboración de los pictogramas se dice demasiado, pero a decir


verdad, se recae en especulaciones que no son certeras. Es importante aclarar y subrayar
que hasta el momento no se han encontrado métodos científicos que nos permitan atribuir
una escala temporal, para afirmar que los pictogramas fueron elaborados por los
“indígenas” que se asentaron en esta zona, pues es a todas luces un acto irresponsable y no
refleja de forma fiel, la realidad. Es a raíz de los comentarios erróneos, que buscamos
especificar cómo estudiosos sobre la prehistoria han generado estrategias para identificar
los tipos estilísticos y las posibles escalas temporales en las que se realizaron estas pinturas.

Sin embargo, estos siguen siendo métodos que deben evaluarse y seguiríamos
cayendo en errores significativos, debido a que los pictogramas elaborados en el altiplano
cundiboyacense presentan formas lineales y estructuras completamente diferentes a las
encontradas en otros lugares del mundo. Tomando como referencia el documental “Nos
dicen Sibateños", Capítulo 12.000 antes del presente, en palabras de Guillermo Muñoz,
director del grupo de investigación de la pintura rupestre indígena GRIPI, a diferencia del
arte rupestre que se ha evidenciado en Europa, las poblaciones humanas que diseñaron las
pinturas murales en el altiplano cundiboyacense pintaban lo que pensaban, mientras en
Europa se pintaba lo que se veía, lo cual implica un mayor grado de complejidad
intelectual.

Actualmente y de acuerdo a los hallazgos en la zona, el punto inicial desde el cual


se puede considerar que existen los primeros vestigios humanos en inmediaciones del
departamento de Cundinamarca, y que pudo haber sido el hito principal de la creación del
arte rupestre, data aproximadamente del año 16.450 antes del presente, lo que nos ubica
hace más de 12.000 años.

En ese sentido, los poblamientos de Sibaté tienen una antigüedad superior a 12.000 años, lo
que permite inferir que los pictogramas presentes en nuestra zona, pudieron haberse
realizado en cualquiera de estos periodos descritos en la línea del tiempo:

- 16.450 a.p.
- 14.500 a.c. Hallazgo - Esqueleto mastodonte - Boyacá.
- 12.000 a.c. Hombre del Tequendama – 21 restos humanos Sibaté.
- 11.000 a.c. Uso de herramientas líticas - Periodo Pre Cerámico.
- 3.000 a.c. Hallazgo - Cráneo decorado - Boyacá.
- 800 a.c. Periodo Herrera.
- 800. d.c. Periodo Muisca - Muisca Temprano.

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- 1.200 d.c. Muisca Tardío.

En cuanto a las interpretaciones acerca de las pictografías, han sido muchos los intentos
por describir, interpretar y dar una orientación exacta sobre qué se quiso decir, así como las
intenciones de aquellos que los plasmaron. También es igual de impreciso asegurar en qué
periodo de la prehistoria se realizaron estas pinturas, debido a que desconocemos el
contexto en el cual se crearon, las significaciones a los espacios y lo que se pretendía
transmitir a los demás.

Caracterización “croquis” realizado por Miguel Triana.

Fotografía de Miguel Triana.

Por su parte, investigadores como Miguel Triana les atribuyeron el carácter de


jeroglíficos, pese a que aún es incierto quiénes lo realizaron y si efectivamente existían
caracteres gráficos similares a un proto alfabeto. Lo que sí podemos decir de los
pictogramas es que estos representan el primer peldaño de la cultura, pero también la

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posibilidad de comunicar, de delimitar territorialmente un lugar e incluso poder reflejar su
dimensión religiosa, que aunque no la conozcamos a profundidad, es parte de nuestra
memoria sobre aquellos que habitaron este territorio.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS EN TORNO AL ARTE RUPESTRE

Para terminar nuestra primera parte sobre elementos del arte rupestre y como apoyo
pedagógico, les dejamos las siguientes preguntas para seguirnos apropiando del patrimonio
arqueológico existente en el municipio.

1. Dentro del arte rupestre a ¿Qué categoría pertenecen los pictogramas o pictografías?

a. Pinturas sobre roca.


b. Tallado sobre piedra.
c. Sistema alfabético complejo.

2. ¿Podemos datar los pictogramas, sabiendo quién y cuándo se elaboraron?

a. Sí, podemos decir que son de la época Muisca.


b. El hombre del Tequendama los elaboró.
c. Aún no se ha comprobado ningún método de datación, es posible que cualquier
sociedad originaria haya sido responsable de su elaboración.

3. ¿Es posible interpretar los significados de los pictogramas?

a. Sí, porque éstos son jeroglíficos y hay evidencias.


b. No, porque los Muiscas desaparecieron.
c. No, porque desconocemos su contexto y no podríamos dar una respuesta fiel.

4. ¿Qué materiales usaron nuestros ancestros para elaborar pictogramas?

a. Ocre, sangre de animales, óxidos de hierro, grasas vegetales, huevos y minerales.


b. Azúcar, colorantes, sangre humana, la hematita y goethita.

5. Los pictogramas a ¿Qué categoría del patrimonio pertenecen?

a. Patrimonio Inmaterial.
b. Patrimonio material – arqueológico.

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