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Congregación para Los Obispos
Congregación para Los Obispos
Eminencia, excelencia:
Diversas Conferencias episcopales han solicitado que la Congregación para los obispos y la
Congregación para la evangelización de los pueblos aporten elementos útiles para la revisión de
sus respectivos Estatutos, requerida por la carta apostólica en forma de «motu
proprio» Apostolos suos, del 21 de mayo de 1998, sobre la naturaleza teológica y jurídica de las
Conferencias episcopales (cf. art. 4, normas complementarias).
1. Con respecto a las declaraciones doctrinales de las Conferencias episcopales, pueden ser
sometidas a votación aquellas declaraciones en las cuales los obispos, reunidos en Conferencia,
consideran «afrontar nuevas cuestiones y hacer que el mensaje de Cristo ilumine y guíe la
conciencia de los hombres para resolver los nuevos problemas que aparecen con los cambios
sociales» (Apostolos suos, 22). Esas declaraciones, si son debidamente aprobadas, constituyen
«magisterio auténtico».
Por lo tanto, a la luz del «motu proprio» Ad tuendam fidem (18 de mayo de 1998, nn. 2-3),
pueden ser confirmadas, pero no sometidas a votación, las declaraciones doctrinales o parte de
ellas que se refieren a «todo aquello que está contenido en la palabra de Dios escrita o
transmitida y que la Iglesia, sea con juicio solemne sea con magisterio ordinario y universal,
propone para ser creído como divinamente revelado»; «las verdades acerca de la doctrina que se
refieren a la fe y a las costumbres, propuestas por la Iglesia en modo definitivo»; «las
enseñanzas que el Romano Pontífice o el Colegio episcopal proponen cuando ejercitan su
magisterio auténtico, si bien no tengan intención de proclamarlas con acto definitivo».
2. Teniendo en cuenta que la naturaleza de las declaraciones doctrinales de las Conferencias
episcopales es esencialmente distinta de la de los decretos generales de las mismas
Conferencias, es bueno, desde el punto de vista redaccional, que en los Estatutos se reserve un
artículo para las declaraciones doctrinales y otro para los decretos generales, también en razón
de que el procedimiento para la aprobación de los decretos generales (cf. Código de derecho
canónico, c. 455, § 2) es distinto del usado para la aprobación de las declaraciones doctrinales.
10. Es de esperar que se reduzca el número de documentos emanados por las comisiones
episcopales, sea para evitar su excesiva proliferación, sea por la dificultad, encontrada en
muchos lugares, de establecer su grado de autoridad.
11. Sería bueno que, como se indica en el número 17 del «motu proprio» y en las normas «In
vita ecclesiae de episcopis ab officio cessantibus», emanadas el 31 de octubre de 1988 por la
Congregación para los obispos, las Conferencias valoren la presencia de los obispos eméritos,
reconociéndoles el voto consultivo en el seno de la asamblea episcopal, haciéndoles participar
en algunas comisiones de estudio, teniendo en cuenta sobre todo su experiencia pastoral y su
competencia.
Expreso a usted y a la asamblea de obispos, mis mejores deseos de trabajo fecundo al servicio
de las Iglesias particulares y me confirmo, con sentimientos de fraterna estima, de vuestra
excelencia afectísimo en el Señor