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Juan

Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Shumen University "Bishop Konstantin of Preslav"Shumen


University "Bishop Konstantin of Preslav"Shumen University
"Bishop Konstantin of Preslav"

CREPÚSCULO

Junto al molle sin olvido

Túpac Isaac II
Juan Esteban Yupanqui Villalobos
CREPÚSCULO

HECHO EL DEPOSITO LEGAL EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL


PERU. Nº 2011-01518
JUAN ESTEBAN YUPANQUI VILLALOBOS – CALLE GUSTAVO
PINILLOS 692 SANTIAGO DE CHUCO
IMPRESO EN LOS TALLERES DE VISION REGIONAL
PRIMERA EDICION.
TRUJILLO – ENERO -2011.
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II
CREPÚSCULO
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

JUNTO AL MOLLE SIN OLVIDO

JUAN ESTEBAN YUPANQUI


VILLALOBOS.

TÚPAC ISAAC II
CREPÚSCULO
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Para no olvidar a los arboles, que juntos


mueren a nuestros sentimientos, en el
crepúsculo de la tarde.

Túpac Isaac II

Juan Esteban Yupanqui Villalobos.


CREPÚSCULO
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Dedicado a los
amores que
murieron de pie al
costado de algún
camino.

KAPAC KUNA
ANDAMARCA
TULLPO
CREPÚSCULO
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

PREAMBULO.

N
o se cuantas veces habré pasado por el camino de antaño en
que mis recuerdos me asaltan y siempre lo he hecho; pues en
mi subsiste el sentimiento a aquellos hechos que quizás
marcaron mi vida como poeta, como también el posterior
rumbo que seguí posteriormente. Pues ellos marcaron el tener
un nuevo asidero al cual aferrarme para que mi vida tenga
sentido. Los primeros momentos no encontré más sosiego que
en la escritura, siguiendo un ritmo frenético que llenaron
muchas cuartillas y quizás decenas de cuadernos; pero no se
crea que antes, no lo hice; también mi espíritu creativo se
manifestó, pero los testimonios de esas dos partes de mi vida,
se han perdido. De mi primera parte creativa; supongo que la
depositaria de mis recuerdos lo conservó, no lo se en realidad.
Si se perdieron, pues no tengo como observar mi evolución
CREPÚSCULO

creativa en esa etapa, como en la posterior etapa. Ya que mi


vida azarosa y política, hicieron que mis perseguidores se
quedaran con las decenas de cuartillas de mis composiciones.

M
i primera creación, que la he tratado de reconstruir y que la
llamé Esperanza, pues fue una forzada marcha hacia mi
memoria, que por cierto fue para mi muy dolorosa, por la
reconstrucción a partir de los funestos recuerdos que sirvieron
como base para aquellos poemas. Pero también la compuse
como homenaje a Camilo, mi amigo, quién fue el apoyo en
mi peregrinación, pero no solamente a él, si no también a su
compañera y los habitantes de un pequeño poblado a donde
fui a recalar, desconocido en la geografía, llamado San Juan
El Pindo. Con ese poemario reconstruí una historia; con éste
que el fruto de lo mismo cierro un ciclo y abro uno nuevo.
Una nueva etapa, en la que con los mismos ideales de mi
juventud, lo plasmo como testimonio a quienes puedan
leerme. ¿Por que la cierro? Muchos podrían preguntarse, Si es
necesario cerrar el ciclo que me costo mucho esfuerzo abrirlo
a pesar que mi etapa anterior era mas plástica y Cervantina y
que mas bien los sucesos acaecidos en aquella etapa de mi
vida que me volvió un romántico del lamento. Creo que mi
conducta centrada en mis ideales hace que ésta se reoriente
hacia otro sentido. Esto es mi argumento para cerrar éste ciclo
y abrir uno nuevo. Al que dedico a los amigos con los cuales
anduvimos muchos senderos; muchos de ellos ya fallecidos
en pos de lo que siempre buscamos y que yo seguiré
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

persistiendo en ellos; es el mejor tributo en conjunto con las


muchas líneas que podrían escribirse en toda la historia. Así
como el ejemplo de mi verdadera Madre Margarita Herlinda.
Su trabajo, tesón, amor de madre, inconmensurable sacrificio
para que su hijo de su hijo sea el depositario de la memoria de
los dos seres mas queridos de mi niñez. Así como también un
tributo de mi amada hija Úrsula Elianne, por su comprensión
y apoyo, aún en los momentos más difíciles que me toco vivir
en la vida. Sin estos seres muy queridos me hubiere sido
imposible seguir mi espíritu creador, para que vuele con la
más absoluta libertad. Tal como las aves vuelan por todos los
firmamentos, sin importar las fronteras, que son solo inventos
humanos. A ella mi hija también heredera de mi creación y mi
sangre por su esfuerzo y comprensión a su Padre.

A todos ellos.

Kapac Kuna Andamarka Tullpo

Túpac Isaac II

Juan Esteban Yupanqui Villalobos.

2010.
CREPÚSCULO
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II
CREPÚSCULO
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Son horas trece

que se asoman por un ventanal

recogidos sin manos

en el tendal de las lomas

que vienen allí

para parar sentados allí.

Que miro?

Encima de las sienes

que atajan el árbol

aquel viejo sentado

en la vera del camino

que nos hace la sombra


CREPÚSCULO

tan grande

como el olor del mundo.

Si, miro

Los ojos grandes

de tus miradas

que en tus labios

casi no leo,

en mi miopía de la vida.

Si, miro el rio

De los lechos eternos

que blancos enervan

el camino de la tierra

circundantes en el pie

de mi sandalias

cansadas de subir

las peñas que me llegan

a tu balcón

para colorear

las noches azules


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

tiernas de tus labios.

Hoy, no se si

he sentido el aroma

de tus miradas

o el mohín de tus dedos

al revoletear

con el sobre del viento

que se sientan en tus ojos

para abrazar

los brazos míos

que necesitan

del calor de la vida

que siento que muchas

de la veces

tanto se evade,

en el tiempo

de mi vida.

Hoy,

¿Qué haces?
CREPÚSCULO

Junto al viejo molle

que junto a mi muere

en la vera del camino

sin el agua

que vierte de tus manos

sin el calor

que brota de tus senos

que tantas veces

me da la vida.

Y como miran mis ojos

en las ventanas

cubiertas de tendales

con el destino a cuestas

y como miran mis ojos

con las lágrimas

que se acuestan

con el cronos

que evoca su rostro

y como miran mis ojos

si a cuestas caminamos
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

por las calles del malecón

mirando el alejarse

los rojos vientos

que cercenan el día

en que quizás,

ya no nos recordemos.

Sentémonos, juntos

con la sonrisa

aquella de la juventud

y miremos pasar

todas las gaviotas

aquellas que en el mundo

vuelan con el amor

en sus picos eternos

apuntando siempre

a nuestro firmamento

y sentémonos, juntos

evocando el rio

que cruzáramos en el día

como toda en la noche


CREPÚSCULO

para ver juntos

el lucero

de nuestra tarde

y quizás decirnos

lo lejos de nuestros destinos

y lo equivocado

que fueron

aquellas lagrimas

en el suelo vertidas

carcomidas por la tierra

de los puertos

aquellos que alejados

un día tu y yo vivimos,

y Sentémonos, juntos

para sentir el frio

de todos los calendarios

aquellos que pasan

sin la mirada nuestra.

He caminado

en una nueva senda


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

a tu casa nueva

y no me atreví

a tocarla y

he caminado

otras cuadras

con el temor

de nuevamente verte

con las ajadas

hojas que se muestran y

he caminado

nuevamente

las mismas sendas

con el sentimiento

de todo mi regreso

con la mirada triste

que el tiempo

nunca se haya detenido y

he caminado

nuevamente

hacia el malecón

del puerto
CREPÚSCULO

que fue de nuestras vidas

antes de ver

la triste hojalata

de una puerta

que no abrías

en todo el invierno

cuando estábamos en verano

junto a los maizales

que el agua del rio

nos hacia recorrer y

he caminado

nuevamente

en la vera de ella

mirando las flores

aquellas silvestres rosas

que arranque

con el dolor de sus espinas

que sangraron en un minuto

para toda la vida,

aquella que camina

sin detenerse casi siempre


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

al alzar el vuelo

de nuestras miradas y

he caminado

nuevamente

para no herirme

en el alma mía nuevamente

con la sorna de tus manos

con el adiós de los días

con el sabor amargo

de la lejanía

con la mirada vacía

que dejasteis en la mesa

que no existía

con una vela encendida

para alumbrar la noche

que huisteis

con las manos

que no eran mías y

he caminado

nuevamente

por las desiertas calles


CREPÚSCULO

en un fantasma

pueblo asomado a mis ojos

sin viento que levante

la tierra que en el zapato

recubre la herida

que sucumbe a la memoria

que se esconde en el pecho

de éste viandante y

he caminado

nuevamente

para no detenerme

a que la luz de los faros

que iluminan toda la noche

no me alcancen

en el lóbrego escondrijo

que atenazándome me aferro

en el dolor de todo el tiempo

que marco con fuego

toda mi alma

para no sanar en siglos

aquellos interminables
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

enemigos que acompañan

en la vida de mi destino y

he caminado

nuevamente

al pueblito andino

en la búsqueda

aquella que sin sentido

no se encuentra

a las veras de los caminos

ni siquiera en las sillas

de las terrazas

o de tus balcones que con agua

de los inviernos mojan

sus verdes destinos.

¿Cómo imagino?

La luz en tus ojos

o el verde

de tus vestidos

aquellas rosadas tardes

o la luz en tu sonrisa
CREPÚSCULO

que ahora me acongoja.

¿Cómo imagino?

El tomar tu talle

en el vuelo de la danza

con la música

que en nuestros oídos

orada como el viento

para sentir tu aliento

en mi boca renaciendo

para vivir el minuto

que se pierde en los viajes

que muy orondo

hacemos a la vera

de nuestro rio

aquel majestuoso santa

que siempre nos cobija

al atardecer de la mañana

cuando escogemos

el trigo en nuestros campos.

¿Y cuando recordamos?

Que el viento no cubre


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

el pelo de tu frente

que se detiene

en el crepúsculo

de quizás nuestro tiempo.

Y, si hoy sentado

en el mirador

del hilo

de todos los destinos

sucumbe el rumor

de todos aquellos

momentos del tiempo

que la ola

devuelve siempre

a golpear la suerte

que se asoma en mi memoria

como una piedra

que se resiste

al salobre amargo

de mis atardeceres.
CREPÚSCULO

Y, si hoy sentado

viendo como avanza

el destino

hacia los nuevos pueblos

mis ojos no se detienen

en el meandro

que se asoma

en el lecho de nuestro rio

con el rumor

que el viento no detiene

y mi frente

aquél pensamiento

revolotea en su firmamento.

Y, si sentado

confieso con el tiempo

que no he terminado

con las olas de rumor

que hacen heridas

en el pensamiento

de todo el corazón
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

que con el tiempo

no se ha perdido

como si hubiera

fenecido en el ayer

cuando todavía

mis fuerzas intactas

y mis ilusiones

no se perdieron nunca.

Hoy, sentado en una loma

Miro el meandro

De mis tristezas

Y veo avanzar el camino

Con sus ruedas

por el polvoriento camino

que no se nubla la vista

al perderse el sentido

de la vida por el mismo

que anduvimos siempre.

No me detengo
CREPÚSCULO

en el umbral

que me miras

con tus ojos

que miran al costado

donde yo no estoy

y tiritando de frio

me quejo

en esa penumbra

siniestra amiga

que nos acompaña

hoy día en invierno

¡Y tu!

Que me dices

las palabras

que tus labios no pronuncian

en el largo

silencio

que es la vida.

No me había fijado

Mira, que es de mañana


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

que las luces del nuevo día

se asientan en las tejas

con el cansancio

del andar de la noche

o tal vez,

No lo se?

De el rumor

del frio

que cala en nuestros huesos

en las tardes de frio

cuando sentados

en la vereda

nos miramos

a través de tu tiempo

y no avizores mi cuerpo

que se esparció

por el mundo

en todas sus letras.

Ya, no estamos

Juntos con las manos


CREPÚSCULO

Ni sentimos el calor

De nuestros veranos

¿Ahora?

Sentimos el invierno

de toda nuestra vida

¿ Y, Tú?

Sola, sola

como madura fruta

que se olvidaron

¿En que cosecha?

Aquella, en el atrás

de los campos aquéllos

llenos de maíces tiernos

que el polvo del camino

se levanta

cuando las ruedas del destino

circulan por nuestra vida

no deteniéndose

por nada, si por nada

en toda tu vida.
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Mira, con mis ojos

que mirándote, está

mira, con mis ojos

que con el rojo escarlata

llora en una peña

con el agua en mis labios

muriéndome de sed

en la penumbra

que me quede

en el final del camino

que he sentido el frio

de la soledad

sin verte, tanto

como olvidar tu imagen

que de la mano

cruzando estábamos

la pequeña acequia

aquella del inicio

del crepúsculo de la tarde

aquella, si aquella

muy mustia rosa


CREPÚSCULO

que roja se enmudecía

con el bajío de mis esperanzas

que vanas eran

ahora en la postrera hora

aquella que baja del cadalso

con la llave

de las puertas eternas

que se cierran muy adentro

de los vientos

que revolotean

en mis cabellos

para sentir

que nos hemos olvidado

de encontrarnos

solamente un minuto

para sentir nuevamente

el tiempo que pasado

no ha quedado allí

si no recordado como piedra

que se acomoda en el zapato

en el camino al crepúsculo
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

de una tarde cualquiera.

Y, si pudiera ser

no una tarde cualquiera

Si, no esta tarde

en que evoco tu memoria

Y, si pudiera ser

en la mañana

en la que el rocío suave

se queda en nuestras manos

tiritando del frio

del silencio eterno

en que quedamos con el tiempo

Y, si nos viéramos

Con las arrugas de la edad

Y, si nos viéramos desnudos

Por la necesidad

De no hablar siendo mudos

Mudos testigos del caminar

Que hace tiempo

Nuestros pies cansados

No terminan aun de terminar.


CREPÚSCULO

¿Por que?

Me he detenido

en medio de los cerros

y oteando

en el precipicio

recuerdo tus ojos

y mi mirada

que entristecida

solo te recuerda

¿Por qué?

Recorro el mismo camino

en la tarde,

cuando no llego

a ver el crepúsculo

del lucero de la misma tarde

que los ojos tuyos y míos

lo recorrían

en el firmamento tierno

que sonreíamos eternamente

y que ahora en la oscuridad


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

de la noche

aquella que no termina.

¿Por qué?

Me he detenido

a mirar

si tus ojos tiernos

aun resumen las lagrimas

de la tarde

o amanecieron

con el rojo del verano

que te sacudes

con el vestido

mirando al viento

cuando despegan las flores

que se esparcen en el camino

al lado de tus pies pequeños

que alborotados sienten

el aroma lejano de sus raíces

y yo entusiasmado

reposo en el jardín
CREPÚSCULO

de nuestros ensueños

mirando la grácil figura

que tanto se ha amado

aun en la tarde de los veranos

que asomaban

muy repentinamente

en nuestras blancas sienes.

¿Por qué?

Se nublan los ojos míos

cuando recorren los tuyos

en las rendijas del ensueño

o en la frente del desvarío

que recorren nuestras manos

al calor de nuestros recuerdos

nublándose los ojos míos

y no se si los ojos tuyos

esperaron el tiempo

que recorre los caminos

que llevan a el andino

pueblo donde conocimos


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

el beso de la vida

o el agua de los puquios

que nuestros fríos

quizás lo reconocimos

al sentir en nuestras manos

que hemos sentido juntos

el vaivén de la vida

o el sordo silencio

que en la puna se anudan.

¿Por qué?

Los cristales de las catedrales

no se miran de frente

en las misas fúnebres

que el anuncio de la muerte

se sienten en seguida

como viento que recorre

el alma nuestra.

Y, si mientras recorre

se termina el camino
CREPÚSCULO

en nuestra vereda

sentándonos en nuestros pasos

que vacilantes no esperan

un alto en éste camino.

Y, si mientras recorre

mis pensamientos

casi del todo

te recuerdan

como ave de un firmamento

que oscurecido

con los nubarrones

de la espera

se tornan en lluvia

que parece mas de

un aguacero en invierno

en ésta mi vida.

No, me he detenido

con la mirada en ti,

me he detenido

por mi cansancio
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

¿Cansancio?

Si, el cansancio

por el caminar de mis pies

en toda ésta vida

por el caminar de mis ojos

en buscar el viento

que levante las banderas

aquellas nuestras olvidadas.

Y, me he detenido

para mojar los pies

en un mar negro

oliendo flores

cerca del templo

de una mujer que el tiempo

nació la humanidad.
CREPÚSCULO
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II
CREPÚSCULO

Una quimera

ensombrece esta tarde

poniendo mis noches

en las sombras

que sus manos sostiene

y nos atrevemos a preguntar

si es la respuesta que tienes

o el desvarío de tus sienes

que enmarcadas en tu silencio

que poseo en mi memoria


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

sale con el viento presurosa

y nos atrevemos a preguntar

si el silencio es del:

del mar en sus riberas

del tiempo en sus hojas

de los pelos blancos míos

de las comidas sin comer

o de los besos no dados

o de la vida que muere

en las gotas de lluvia

o del silencio de tu voz

que asemeja a sonata temprana

de la música entre nosotros

que nunca atrevernos pudimos.

Miro en el silencio

con mis ojos ensimismados

el verdor sin tus esperanzas

con la filosofía del mendigo

que agazapado tiene miedo

a ver nuevamente tu rostro


CREPÚSCULO

ajado por las hojas

que volaron en miles días

sin sentirlo nosotros dos

y mis ojos nadando

en las lagrimas del presente

que no hace caso al olvido

vuelve la mirada a ver

el verde sin esperanza

que se pinta en un camino

que el agua a veces

lo circunda en brazos

al oler la fragancia

de los andes quebrados

de un pueblo lejano

que corría con un rio

por las piedras que caían

en sus faldas loma abajo

para ver con los ojos

de un chasquido de dedos

como las nubes de la pasión

aquella nube volátil


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

que desaparecida esta por ahora

sin sentirla su caminar

por el desierto de nuestras pieles

que adustas ciñen el vestido

aquel que perdimos

con las flores de los sueños

y que recogen los niños

aquellos duendecillos

que avizoran la sonrisa

de aquella nuestra despedida

con el sol calentando

una vieja tarde

que en el arenal del puerto

nos quemo las manos

que antes unían las sombras

que ahora nos separan.

¿Que miramos?

El reflejo del agua

sin nuestra imagen

arrancada como un huracán


CREPÚSCULO

que acomete en agosto

cuando recibimos

los halagos de los nuevos años

que circundan el tiempo

alrededor de nuestros huesos

para sentir nuevamente

toda la soledad

que anida en mi cuerpo

que adormece mis sentidos

que anoche en mis espera

en una sala de emergencia;

con la herida purulenta

que no cierra por el tiempo

que añorada espera

el aliento de tu mirada

en la puerta de hojalata

con el espejo de los ojos

que cercanos anidan

el vuelo en la ensenada

que acortada nuestra caminata

se detiene un momento
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

en el puente eterno

cuando cruzábamos el rio

con sus orillas moradas,

por el vaivén de los murmullos

que nuestras voces quedas

se daban en nuestros corazones.

¿Que se dan?

cuando atisbo en la altura

y solo veo una rama caída

con el viento de lado

que asoma en mi pelo

y mis pensamientos

vuelan a la alta montaña

viendo el color de los viajes

o el cansancio de los pies

que con la caminata

sosegada nos damos

¿Qué se dan?

con el calor del agua

que circunda el cuerpo


CREPÚSCULO

en el recuerdo

de toda tu imagen

¿Qué se dan?

si me acuerdo

en todos los momentos

que subimos al cerro

con el cayado de Abraham

para ofrecer el sacrificio

de la memoria de todos

de todos los niños del mundo

que no pudimos haber amado

¿Qué se dan?

Cuando camino

en pos de tu puerta

aquella hojalata vieja

que roída por el tiempo

resume el olvido del tiempo.

¿Por qué me he sentado?

En la herradura del tiempo

esperando la suerte
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

de ver unos ojos negros

o lo negro del firmamento?

Que se retuercen en la angustia

de una mirada

o el sarcasmo de una sonrisa

que no encuentra

en el nunca de un dintel

de la puerta, que sucumbe

al destierro de cerrarse

con mis dedos puestos

en la rendija

que me ve una luz

en el tiempo del sembrío

cuando los maíces

se solean con la brisa

que escurre en la mañana.

¿Donde te cubres?

Si el poncho

que te da abrigo

se escurre en hilachas
CREPÚSCULO

por haber estado

colgado en el frio

de aquella tu mirada

y en el agua que corre

con la briza del mar

casi todos los días.

¿Para que retomamos,

con el índice el viento?

Aquel esquivo paraje

que vuela en nuestro pelo

¿Para que retomamos,

con los dedos de la angustia?

Nuestra mirada en la espalda

aquella de nuestra vida

aquella sombra negra

que anochece en mis brazos

con el dolor de ya no verte

¿Para que retomamos?

Un trago amargo

en la vendimia de las uvas

que rojas nos miran


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

en sus labios

que nos saborean.

¿Por qué parado,

en un muro me encuentro?

Con el tufillo

amargo del sinsabor

de no recordar mis pasos

que dando he caminado

por el murito de la acequia

por el que recorre el agua

de las veces que no han mirado

con la tristeza

¡Quizás!

De todo lo acontecido

por no habernos mirado

con el sabor de las quejas

que en unas hojas

de eucalipto, viejas

allí se han quedado.


CREPÚSCULO

¡Escucha!

El rumor de la lluvia

que con cantaros rotos

se cuela en el tejado.

Y mi frio,

colado en los huesos

se resume en mi cama

que tiritando, encuentro

una taza sin calentar

el manojo de nervios

que me socorra, alguna vez

en el destierro de una celda

que mis enemigos

prepararon

todos, alguna vez

con la saña

¡Quizás!

De verme morir

con el sol quemante

y el frio aterrador

del silencio de las punas


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

que las alpacas

con sus ojos tristes

me dieron calor

al avistar sus ojos negros

con el viento de la libertad.

Tu amiga, que sola

acompañas en el silencio

de toda mi soledad

junto a la piedra choja

de aquélla mi mano

que levantada

añora la justicia

con los pies en la quebrada.

¿Qué esperamos?

Con el murmullo

de que ya,

quien sabe vendrá

con sus ruedas añosas

y sus llantas desgastadas

por el camino de polvo


CREPÚSCULO

que ya nos llevará;

en la, no se cual

me llevara, a la ventanas

con los vidrios de polvo

para retirar, como congoja

al ver unos ojos negros

entre una nariz pequeña

con la frente, enternecida

por el viento que recorre

aquel que viene de los mares

sin sentarse en el malecón

que con mis tristezas

ya no te acongoje

en el camino que viene

con el termino del camino

cuando ya conocimos

el calendario del rumor

de la despedida.

¿Cómo nos lleva?

estando mirando
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

el caudaloso santa

con sus caminos lentos

y agrestes campiñas

de piñas y paltas que levantan

con la música en el fondo

que te miro quedo

con un rato en rato

para ver lo profundo

de tu sonrisa

para ver brillar la perla

aquella de tus dientes

¡Y saber!

Que otra Amaru

tan solo nos separa

de los nevados

por los que tanto salte

en esa mi eterna juventud.

¿Cómo, escucho esa canción?

Que la letra, nos hiere

al mirar por el vidrio


CREPÚSCULO

que quizás nos divide

y nos separa con tiempo

aquel que dura la canción

o que dura nuestra ruta

en el duro caminar

cuando vamos a la pueblerina

de nuestra visita

donde , ese día

nos conocimos, también

¡Tu!

Con el pelo

tras el viento

que ya entonces me enamore

de una niña de quince años

y yo con mis años de ideas

que mas tarde, me aleje

para ir con las banderas

que no se revuelan

con las manos de una juventud

que el camino tanto me dio

sin el amor del alma


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

con la oscuridad que el alma

que nos empujo

sin destino

separados, hoy estamos.

¿Por qué no debemos llegar?

En un puerto

al que nunca se ha avistado

con el faro de la llegada

en que nuestro barco

hemos permitido

sin sus anclas

el haber encallado.

El haber tú

Y solo tú

con tus temores

haber abandonado

nuestro barco

cuando las velas

se habían levantado

con el viento del oeste


CREPÚSCULO

en las tardes de mar

que marinaremos

con la portaviandas

aquella mensajera

de todo el medio día

para apaciguar la marea

del señor Poseidón

que miraba con recelo

nuestros corazones

en nuestros pasos

que se asentaban

uno a uno, sin mas

por todo el malecón

viendo las olas con sus vaivenes

cantar una canción

con el altavoz prendido

para escuchar

en el oído izquierdo

sin la pasión de los días

que asemejan a las gaviotas

que caminan en el aire


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

con sus ojos negros

y sus alas blancas

amansadas por el sol.

Mira el dintel

de la puerta de la cobija

aquella estera cuarteada

miseria del dolor

con las punzadas

en aquel suelo de amor

con las gotas del sudor

que en la mañana

se derramaba

para desaparecer, por doquier

regando flores muertas

por toda tu virtud

en la tierra aquella

muy cerca de brotar

la permanente vida

que no se asemeja a ti

con el velo del misterio


CREPÚSCULO

que se corre en un monasterio

que corroído por la vergüenza

no consume su gratitud.

Ahora que no se consume

la tristeza de los ojos,

que hacemos tú y yo

lamiendo las heridas,

sin vernos,

sin sentirnos,

sin amarnos,

sin besarnos,

sin querernos,

sin echarnos de menos,

sin mirarnos

a los ojos de la vida

sin escucharnos

con las manos calientes

en que un te

que tal vez

hubiéramos compartido
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

en la taza blanca

que hubiera llevado tu nombre

sin ver, todavía

la foto guardada en la billetera

que acongojada espera.

Sentado, solo, si solo

en una banca

miro las olas

que van y vienen

mirándome con el azul

de todo su rostro

y sus manos de cristal

vienen en pos, quizás

de abrazarnos

con el doliente sentimiento

de nuestra enfermedad,

como si el día, ya culminase

y la negra sombra

que es la noche

tratara de acompañarnos.
CREPÚSCULO

Miro la noche

con su turbia imagen

y no encuentro el lucero

que muchas en ellas

tal vez encontré

en el camino

que pasacancha, a veces

tal solo, pasé

y no era tarde

si, no el frio

con tu desdén me heló.

Nos hemos sentado

en el camino

como conversar

el sentido de el

que se viene en el momento

vacilante de sus memorias

y nos acordamos

que el tiempo no se detiene


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

en el borde

de nuestra vereda

si no que sigue

con su rumbo adelante

con el tiempo en la mano

cambiando las horas

que nos atosigan

con sus manos de resquemores

al mirarnos quedos

cada hojeada del libro

en aquel que vamos escribiendo

para no leerlo hoy

si no en aquel mañana

que no es ahora

si no que está distante

como oteada en el mar

cuando se alejan del faro

aquel amigo que nos ubica

cuando la bruma

se junta a nuestras esperanzas

y yo me pregunto:
CREPÚSCULO

¿Dónde queda la tierra?

Que todavía no pisamos

que todavía no vemos

con nuestros ojos empañados

por las lágrimas antiguas

que se acercan cada día

en el verano del puerto.

No será el costado

que nuestra suerte hecha

sucumba ante el estrago

de una mirada atónita

que sintiendo en mi

tu huyas presurosa

con el velo puesto

a cada rato sin sentirlo

con la novedad

que somos incólumes

nuestras sombras en el pedestal

aquél viejo armatoste

que sucumbe herrumbrado


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

al frio de nuestras tristezas.

¡Y tu!

Que mirada lanzas

que mi corazón no resiste

que herido de muerte

calla en silencio

la bajada al hades

con los brazos acongojados

que se resisten a morir

por tanto, que es tu olvido

que mi sombra se entierra

antes que mi cuerpo fallezca

y no se olvide de cerrar

el catafalco

aquél viejo madero

que guardan en las iglesias

para velar en ellas

los cuerpos silenciados

de sus sepulcros olvidados

que se mueren tristes


CREPÚSCULO

por que tu memoria

ha terminado en una esquina

que no tiene nombre

y que tu no quieres recorrer

por tu temor a vivir

con el aroma del mar

que vuela a los andes

con el sueño alegre

de vivir en el mirar.

No se que sentir

si el aroma

que tú dejaste

en la tierra derramada

con el agua revivida

o el aroma del viento

que circunda mi sien

que en mis ojos revolotea

ya cien días más

que arroja el serpentín

del olvido en una esquina


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

que doblamos siempre

en los dos con los ojos

y recuerdo, tendido

con la mirada al cielo

y ella solo evoca

las esteras tejidas

en un campo roturado

con el centinela

juzgando nuestro paso

con los números de un juicio

en que tu y yo delante

nunca hemos comparecido

con el adiós de las tardes

que se asoman de vez en vez

para amarillar el firmamento

en que posadas

se encuentran nuestras manos

y tu no arrancaste.

¿Y que, me dices?

Del verano sin alondras


CREPÚSCULO

del día sin el sol

que alumbre nuestras testas.

De la noche sin luna

que guie el camino

que se ha recorrido

en el minuto largo de la vida

o quizás de la muerte

que se encoge en el recodo

que se nos presenta en el mar

cada día en la noche

que podamos pasar

sin nuestras manos

atenazadas en las olas

que resume como tu anterior

anterior olor a ti.

¿Para?

Que me arrincono

en esa pared

desnuda de evocación

¿Para?
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Que alargo la mano

sin no hay en ella la luz

¿Para?

Que camino

si mis pasos cansados

no van el rumbo de ti

¿Para?

Que la flecha recorre

el viento

cuando viene del sur.

¡Miramos!

Y es tarde

en la noche

cuando nuestros ojos

con las lágrimas de vidrio

se alejan a la distancia

para vadear el mar

aquellas que son

las nuestras, dudas

de las palabras
CREPÚSCULO

que contamos una en una

para el abecedario

de la luna llena

para despedirnos

por un ventanal

con el ruido

aquel, que alejara

para siempre

aquellas nuestras vidas.

¡Mirábamos!

El ventanal del ruido

con lo lejos

que se asoman

nuestra distancia

en que una hora

se despedirá

toda vez, para siempre

como flor que se acerca

para marchitarse

con el tiempo y los días


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

sin el agua de las lluvias

que escurren en tu tejado

para que en éste estío

reseco de verdades

no nos queda

ni siquiera el adiós

que nos hubiera dado

aquella historia

que nació, allí

donde el cóndor vuela

en sus alturas

en las nieves eternas

que no se marchan

con el viento del vuelo

si no con el rocío

de nuevas mañanas.

¡Mírame!

Que no soy

el joven de ojos

que te miraban
CREPÚSCULO

en los vidrios

de los buses que surcan

las quebradas y ríos

de nuestros pueblos.

Solo soy,

el que mira en un ventanal

con el ruido

viendo alejarse

el misterio de siempre

que no encontraron

los ojos tuyos

en un nuevo verano

cuando los ríos del ande

resuenan con las piedras

para mitigar el silencio

de las notas de los jilgueros

que le cantan al árbol

que nace en una quebrada

aquella de mi rio.

Solo soy,

el niño hambriento
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

que busca el pan

aquella que es puesta

en nuestras mesas.

¡Mira!

Ya es hora

en que las aves

alcen el vuelo

y tarde para la despedida

que con una sonrisa

nos mirábamos

en el muro

que se levanto

en nuestras vidas,

aquella pared

que en la tierra se labró

con las lagrimas

de mi mañana

o aquella

que el surco de mi brazo

se trazo en mi tarde
CREPÚSCULO

cuando el sol del mar

tal vez se detuvo

en una playa cercana.

¿Cómo, no decir?

La niña de la mirada

dulce y triste

que encanto mis sienes

en aquella mi juventud.

¿Dónde existe?

El pueblito

de tejados rojos

con las ovejas

balando por la mañana

con tus mohines

de niña dulce de maíz.

¿Por qué la lluvia?

Huele a mojado

que se me acerca

al maíz recién tostado


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

con las manos

de mi madrecita

que eche en el dolor

tanto mi angustia

en las noches de mi soledad

o en aquellas que se venció

tu mirada de niña andina

que se sonríe

de mi vicisitud

y se alegra de mis heridas

por los que un día

quizás tuve que morir.

No son noches sin tristeza

de ver mis días venir

en la penumbra de muro

de cemento insondable

que me atosiga sin parar

con sus hierros

que elevan mi pensamiento

al mundo de mas allá


CREPÚSCULO

allí, donde tu quizás

nunca llegaras

niña del ande de las nieves

que con trenzas de color oscuro

echas en el aire

la tristeza de mis ojos

que se nublan

al pasar por la hojalatada

aquella puerta de un porvenir.

Como abrir,

la puerta cerrada

en la penumbra de la noche

cuando el cerrojo

de tu mirada

no sucumbe

casi nunca al atardecer

de toda la luz

de nuestro crepúsculo

¿Y que tanto decimos?

Si se ha despreciado
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

tanto la mano

que te recepcionaba

la migaja de la disculpa

que otrora amaneció.

Mira,

niña de los andes

que aparece, que amaneció

con la luz en las cienes

y la plateada del viento

que se sacude con ellos

y yo miro

el cenit de la tarde

en una mañana tarde

en que mis manos

adoloridas por ese frio

que resume en tu rostro

con el cual mis lágrimas

regaron el regazo

quizás de mi madre.
CREPÚSCULO

Mira,

niña de largas trenzas

que tu cintura

quiebra la quebrada

de todos nuestros ríos

que se sumergen en el frio

que largan en el día

como torrente que se corre

a los pies de los míos

con el temor del correr

de su curso asombroso

que riegan las flores blancas

como sus cantutas que cantan

en todo el amanecer

cuando el sol

despierto nace en la cumbre

que sus brazos levanta.

No me he levantado

del camastro viejo

que me dio la vida


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

por el dolor de mi vida

que se asemeja a la dura

aquella piedra que soñó

con ser mi cabecera.

No me he levantado

de ti, compañero

de mis noches

como duro camastro

que soportas el dolor

de todos los días,

con la pregunta:

¿De todo el porque?

Si la luz ilumina

todas las rendijas

que se cuelan en la ventana

donde mire la huida

de la niña andina

que de mis brazos

ella toda se esparció.


CREPÚSCULO

¿Dónde se encuentra la puerta?

Sin la luz que se esconde

en la rendija, sin mi vista

¿Dónde venimos?

Con la manos

sin los cirios

que son de la noche

ante un catafalco

que depositados

se encuentran, juntos

nuestras miradas

nuestros sentimientos

sin los canticos

que evocan las flores

que una vez adornaban

los altares de las fiestas

de julio o de agosto

cuando bailábamos

con el paso de paso

de los sonidos de trompetas

y tambores del silencio


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

para oír escuchar el ruido

de las olas del mar.

No, no me he parado

en la vereda, azul toda ella

para ver el umbral

que traspone, aquella puerta

que refleja mi imagen

por la hojalata del vendaval

que viene de mis sentimientos

que se apaga, ante el sonido

que propaga tus labios

que inmisericordes, lanzan

las saetas del olvido.

Y yo, estático

me acostumbre, siempre

a la mirada de tus ojos negros

que hieren en el espacio

con los días azules del mar

que no se olvidan, nunca

con las olas del mar


CREPÚSCULO

que acostumbro a ver

como sonidos que adormecen

el alma acongojada

que desvaría en las arenas

su dolor que punzadas

recorren en todo mi cuerpo.

¿Cómo?

Han pasado los años

y ya nuestras venas

se recorren angustiadas

y sin sentidos una vida

que mas allá pueda tener

tener su termino

como cuando el rio

que llevamos en

nuestra alma

termina en la orilla del mar,

con sus aguas confundidas

con el infinito de las gotas

que se sumergen siempre


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

con todos los brazos

que una vez carcomieron

la mas dura roca

que vino de mas alto

donde el cóndor sueña

con el infinito

de escalar las estrellas.

Se que no volverá, mas

pero es que no se puede olvidar

los molles en el retozal

ni los ponchos azul cielo

que se sumergen en el rio

aquella moza

que con que mis lágrimas

no se puede olvidar

porque se, que fue de verdad.

Por ello, me he detenido

aquí en éste umbral

para que mi alma


CREPÚSCULO

como, por última vez

no se deje atrás

ese amor que fue de verdad

y mis ojos, por última vez

miren las flores de la puna

aparejadas con la bruma

aquella que aparece

en todas aquellas

que fueron nuestras mañanas

cuando el sol nace por el cerro

que sintieron nuestras pisadas

en el cenit de su cumbre,

que no se borren

aquellas huellas

para que el hombre encuentre

el recuerdo de nosotros dos.

Se que las huellas

son profundas

que se acercan al centro

de la tierra
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

que el dolor se siente

en el orbe

por la pequeñez

de este gran amor

que no se si lo fue,

si solo prontamente

que nos hicimos daño.

¿Qué, nos hemos preguntado?

En la ribera

que cruza en tiempo

sin que ella este inmóvil

mirándonos que sucede

en el rumor que de el emana

con los ojos

que seguimos mirando

con el cargo de nuestros sueños

con el alma a cuestas

resumiendo que somos

para embriagarnos

con el olor de nuestra despedida


CREPÚSCULO

sin cruzar la ribera

que ahora nos separa.

¿No se?

Por que

de nuestra despedida

con el olor de flores

que el molle pende

en las laderas

de nuestros pueblos.

No me había puesto

la luna en la vista mía

que hubiera podido mirar

con el llanto de la vida

que se esparce siempre

cuando la miga del pan

no se quema en ningún horno

cuando se ha encendido

con todas sus pasiones.


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Que me dice el panadero

que ve mis manos

con el temblor del día

que se esfuerza por esconder

el temor de tu partida

sin tomar mí desayuno

en el ayuno del mar

que no come un pescado

varado en una playa

que solitaria se come

sus mareas mareadas

por el calor del invierno

o el frio de sus pescadores

que contritos miran

a su santo patrón

caerse en el agua, sin perdón.

No se,

eso es lo que no se

si tu sonrisa

huele a hiena despavorida


CREPÚSCULO

o es la sonrisa

que nos da la muerte

en cada día que cruzo

tu puerta de hojalata

¿O?

No se

si es un pasadizo

a que la sangre de mis venas

rieguen el polvo

de aquella vieja tierra

que circundó unos días

de aquel mentiroso amor.

Miro

como espejo de viernes

mis cejas fruncidas

por un velo

que no si son misterio

o velas de un barco

para alejar el tiempo

de los sueños
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

que con ella no los tuve

en un camastro sucio

que me cobijo mis fríos

y mis tristezas

tantos noches eternas

en que ella con mentiras

tanto tiempo se alejó.

Que la música

aquella que renueva

el revuelo del día

no se vaya en la noche

como ave agorera

que se ponga

con sus alas

en el pedestal

que alumbrando siempre

nos aconseje a mirar

con los ojos del mar

que se pone en el malecón

de un puerto casi olvidado


CREPÚSCULO

donde tus manos

y siempre las mias

acariciaban el calor

de aquellos tus dedos

y tu costado lleno

de esperanzas

que a veces fenecen

en el crepúsculo

cuando el sol muere

en la tarde de una playa

cuando sentado les miro

con aquellos ojos

que envejecidos

ellos también te miraban.

Y, si no escucháramos

con los oídos

se ven que hemos pasado

los días sin habernos dado cuenta

con los oídos a cuestas

sin haber mermado su tiempo


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

si no se han dado cuenta

es que todos ellos

parece

que se han muerto

para el amor de los tiempos

parece

que se han muerto

sin partida de nacimiento

o se habrán olvidado

que existen en esos días

con los colores de horrores

que nos impone la guerra

sin sonido de vestigios

que nuestras manos juntas

hicieron el calor del día.

Mira, sin tus ojos

de aquellos tiempos

míralo de soslayo

para que no me de cuenta

que en mi alma
CREPÚSCULO

quizás todavía existes

que el mar de mi amor

sigue con la borrasca

de la tormenta

de haberte amado

en el silencio

sin verte

sin sonreír al campo

de las flores amarillas

que crecen en la punas

y que bajan en los valles

con la noche de la bruma.


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Para un verano sin cielo nublado en que tu aroma


se confunde con el mar
CREPÚSCULO
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

Miro la piedra del muro

y le sostengo en su mirada

que a lo lejos refleja

el rio grande que nos divide

con el rumor que mi alma

no quiere sostener

y el alma de la piedra

con su pregunta

quiere tambalear mi rumor

que mi alma sostiene

desde el inicio de la guerra

en que tu mirada y la mía

no se si, quizás se amaron

en el ande de un pueblo

que lejos del rio

no nos atrevimos a cruzar


CREPÚSCULO

con los pies atados

tu a tu Madre

y yo, no a mi Padre

si no a la promesa

en toda su muerte.

Y no es que el muro

me empuje a mirar

tu rostro, si todo de ti

es que no estas allí;

yo solo miro, el rio

y al frente los montes escarpados

con sus tunas hambrientas

por el agua de los inviernos

y en el se retrata

mi desconsuelo

de escuchar el rumor

de los cóndores

que en su vuelo

miran al hombre de los tiempos

desconsolado mirar
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

todas las piedras

que quizás fueron un camino

al que los pies de su padres

todos ellos anduvieron.

No te veo en mis ojos

a pesar que mi corazón

tiene un fuego tuyo

que cada instante

se va apagando

con el silencio de las hojas

con el rumor de los ríos

aquellos que nos dividen

para arrullar el olvido

y que nuestros pasos cansados

no los despierten

al atardecer

cuando el crepúsculo se oscurece

y viene la noche de los tiempos

en que el agua de las flores

no se han regado
CREPÚSCULO

en los jardines del campo

de los andes que tanto

tus pies con los míos

todo han caminado

con las piedritas de colores

que en nuestras manos

todas ellas han saltado

acogiéndose en el seno

de los sentimientos nuestros

hoy envejecidas por el agua

de las veces que murmuraban

todas encogidas en un muro

sin pedestal, con el peso

de nuestros olvidos.

Se que mis pies, cansados

casi sin vida por el trajín

de tantos y tantos

que las piedras

que están en el camino

fueron mis compañeras


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

con el cual estuvieron

mucho, en ésta soledad

cuando mi mano apretujada

a los barrotes de la ignominia

me hacían recordar

a ti mi madre

a ti mi padre

a ti mi hija

solo ellas

me hacían la tarde

con el consuelo.

Es el epilogo de no se

cuantas paginas en que mis lagrimas

hayan escrito varias líneas

que te evocan

en esa inmensidad

que a veces nos asusta

y a veces nos anida

con la tristeza de las retamas

que juntos al camino


CREPÚSCULO

lloran en la lluvia

las lágrimas del viento

tocando el arpa

que pueda ser del olvido

o los arpegios

de la sonata

de nuevas tonadas

cuando decíamos

que había muchos juramentos

con la felicidad

de haberlos tenido

tan solo breves momentos

que se esfuman

al volar como pluma

que se alejan siempre.

Me alejo, mas lejos

que el numero de las tinieblas

para no ver mis ojos

que tiemblan

en la oscuridad de mi pecho
Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

pues sin ellos no puedo vivir

vivir no puedo

y ahora que nos hemos separado

no volverán las palomas

a cantar en el tejado

de las tejas calientes

de los julios con enero

cuando el cielo cubre

con sus lágrimas de invierno

que nuevamente vuelven.

Y que mi cantico

no te suene a lastimero

con mi corazón herido

se desangra en la puna

aquella pampa libre

con todos nuestros recuerdos

con los guijarros brillantes

que iluminan el sendero

que nos sigue siempre en pie

a la peña de los suspiros


CREPÚSCULO

o la fila de tejados,

pues decirte tanto

con mi corazón

que no te quiero

es como el largo tiempo

en que no hemos vivido

los zorzales que se siembran

en las veras de los caminos.

Y si aún en mi mente recorren

no se cuantas letras

que abarcan un misterio

que algún rosario de viernes

se pueda recitar

no es más que alguna alegoría

de los finales de los rezos

para tomarnos un café

antes de seguir el rumbo

que hemos tenido siempre

para no volver atrás

con el pesar de querer


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

con el sentido de tu mirada

querer el volver atrás

donde el camino se esparce

con las flores de tus caminos

que no son vistos, casi nunca

por los eternos ciegos

aquellos alabarderos que son

los siempre del destino

que se sumergen en el agua

que no son benditas

por el mineral espaciado

que corroe la vida

en todo el podrido camino

que dejan estelas de fieras

amantes de la muerte

que tu siempre cobijas

eterna atenea de la muerte.

¿Qué miras entonces,

ahora en que mis ojos

oscuros en la penumbra
CREPÚSCULO

se oscurece la esperanza

que tu enterrasteis

en el socavón de las punas

en la muerte de los amigos

que huyeron de la espiga

de los trigos y el cashallurto

que su bocas tanto

eso si se alimentaron

en sus bosques de queñuales

que atesoraron con su tarwi

para la mañana borrarse

cuando heriste

a la madre que nos da la vida

y que ahora muere eterna

eternamente siempre.

¿Cómo ser eternamente,

Puesto en la cabeza del camino

cuando se han cerrado todas

si, todas las puertas

que se abren en la primavera


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

con el vaivén de las olas

que nos da tu mirada;

torva y díscola como si ella

fuera el fuego de nuestros sentimientos

o quien sabe el altar de nuestros destinos

o el infierno de nuestras necedades;

¿Y entonces que miro?

Cuando tu aroma se esparce en mi camino

blandiendo su espada que me sangra

sin misericordia mi pecho

que descubierto se presenta

para herirme ella atrozmente

¿Y me dices?

Por que llora tus ojos

que de rojo, lloran la sangre

que en el pueblo se vertieron

cuando tus manos

empuñaron

creer el destino de las comarcas

que siempre tus pies visitaron

cuando el sol todavía no amanecía


CREPÚSCULO

y los pájaros cantantes se enternecían

con los primeros rayos

que acompañaban en sus nidos

se regocijan con la unión

de los calores de sus vidas

que se esfuerzan por mirar

aquellos horizontes claros

que todo el día recorrerán

¡Y, nos diremos!

Como echan a volar la mañana

para regresar en su crepúsculo

con la felicidad de encontrarse

al sol en todo su recorrido

de ver el agua del mar

con su son todos a bailar;

pero yo me retiro

con el hombro a cuestas

para no mirar tu rostro

quizás para el ser siempre

un adiós como eterno

serán las flores que se miran


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

o las olas del mar que se sienten

cerca de las manos cuando

cuando estamos allí junto

muy junto, allí.

Y de que me he vestido?

sin el ropaje de las sienes

que se acercan al alba

de una tarde

cuando el redoble del tambor

resuena en la misera llama

que nos acuesta

cuando nuestros ojos

no cambian en el sentido

de la arena que se esparce

con el viento de las tardes

y que en sus madrugadas

sucumbe al frio

de todos nuestros sentimientos

y que esperas entonces?

si mi vuelo etéreo
CREPÚSCULO

se aleja muy pronto

como ave migratoria

que no sabe si algún día

ha de vivir nuevamente

en ese tu bello paisaje

Que de bello?

tiene tu rostro enjuto

acabado por el tiempo

si en tu alma el molino

aquel que revuela

todos tus sentimientos

se acaba en laberinto

de todo el sentido

y que termina como espuma

que se riega en todos los mares

y que no regresa

sin terminar la historia.


Juan Esteban Yupanqui Villalobos - Túpac Isaac II

INDICE

PREAMBULO……….. 11

POEMA I……………. 15

POEMA II…………… 47

EPILOGO…………… 105

INDICE……………… 123
CREPÚSCULO

SE TERMINO DE IMPRIMIR EN LOS


TALLERES GRÁFICOS DE VISION
REGIONAL Y CON EL APOYO DE
LA MUNICIPALIDAD DISTRITAL
DE MOLLEPATA. ENERO 2011.

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