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EN LA SILOGISTICA ARISTOTÉICA
0. Introducción.
Se considera que Aristóteles (384-322 a. C.) fue el fundador de la lógica formal. Los
lógicos lo consideran como el padre de su disciplina por dos razones importantes: a)
fue el primero en proponer una disciplina autónoma –a la que él mismo llamó
‘Analítica’ y no ‘Lógica’- que toma como objeto de estudio a los razonamientos; y b) al
tomarlos aisladamente y estudiarlos, creó la primera teoría lógica, conocida hoy en día
como ‘teoría aristotélica del silogismo’ o, más brevemente, ‘silogística’. Ella es un
método para inferir una nueva proposición a partir de otras dos, constituida aquella por
dos de los tres términos que aparecen en estas.
Ahora bien, ¿cómo construyó Aristóteles la lógica que él mismo creó? ¿Cómo
llegó a la conclusión de que es formalmente válido afirmar que ‘si A se predica de todo
B, y B de todo C, entonces A se predicará de todo C’? En el presente trabajo, con el fin
de esclarecer y preservar una de las ideas que llevaron a Aristóteles a ser considerado el
‘padre de la lógica’, se intenta responder a estas preguntas, describiendo, con rigor
filológico, una de las concepciones creadas por él mismo. Es muy importante tener en
cuenta que, en tanto creador de una nueva disciplina, Aristóteles enfrentó el reto de
crear un léxico técnico que no existía. Él sólo contaba con palabras de uso común que
tuvo que convertirlas en el bagaje teórico-conceptual que diera soporte a sus propuestas
acerca de la ‘naciente’ lógica. De allí la importancia de tomar en cuenta el texto que ha
llegado a nosotros como SU obra, y analizarlos con los elementos filológicos con los
que contamos.
Para alcanzar nuestro objetivo, consultaromos dos de las seis obras que, en total,
componen al Organon aristotélico. De hecho, las obras en las que expuso sus ideas
sobre el razonamiento y el silogismo son dos: Sobre la Interpretación1, y la Analítica
Primera2. Ambos textos son importantes para nuestro estudio ya que el primer libro
sirve como introducción y preparación para el segundo, pues en aquel se presentan las
nociones que servirán de fundamento para el desarrollo de la teoría silogística y de la
demostración, tales como: proposición, nombre, verbo negación, afirmación,
composición, división, falso, verdadero, etc. Por su parte, la Analítica Primera, que es
1
El libro también es conocido, tanto por su nombre latino De Interpretatione; así como por el griego Perì
Hermeneías; “título atestiguado por primera vez en el comentario de Ammonio y en la traducción
armenia del siglo V d. C.” (Candel:1988; 35). Nuestro análisis sigue el texto griego editado por L. Minio-
Palluelo (1980) en la colección Oxford Classical Text. Colegimos nuestra lectura en griego clásico en la
traducción de Candel Sanmartin (1988) de la editorial Gredos. De ahora en adelante, para las referencias,
abreviaremos el texto con las siglas D.I.
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Según los especialistas, es muy probable que este título si haya sido dado por Aristóteles a su obra.
Seguimos el texto griego editado por W.D. Ross (1980) publicada también por la prestigiosa editorial
oxoniense. Para el texto español, usamos nuestra propia traducción, aun sin publicar. De ahora en
adelante en las referencias será abreviado como An. Pr. Las citas de ambos textos se hicieron siguiendo la
ya clásica paginación de Bekker.
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el autor nos dice que ésta es una investigación (σκέψις) cuyo objeto de estudio es, tanto
término (ὅρος); y silogismo (συλλογισμός), que, según nos describe, puede ser
2. Definición de Proposición:
Como ya decíamos en la introducción, Aristóteles estuvo interesado en el lenguaje, no
sólo como medio de expresión para convencer, sino particularmente como medio de
comunicación y preservación de la verdad. Por ello, se vio obligado a reflexionar
acerca de la relación entre el lenguaje y la verdad: ¿es posible que haya verdad en el
lenguaje?; si es así, ¿en qué tipo de expresiones lingüísticas hay verdad?; ¿cómo se da la
verdad en ellas? Para responder estas preguntas y comenzar así su teoría formal de la
lógica, creó lo que hoy llamamos ‘doctrina sobre la proposición’ que se encuentra
expuesta tanto en Sobre la Interpretación como en la Analítica Primera. Si bien, es en
el primer texto donde Aristóteles reflexiona más extensamente sobre la naturaleza y
estructura de las proposiciones, iremos usando indistintamente ambos trabajos para
explicar qué entiende Aristóteles por ‘proposición’ y cómo es que están formadas.
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afirma (καταφατικὸς) o niega (ἀποφατικός) algo sobre algo (τινος κατά τινος)”
(An. Pr. I, 24a: 15-6). Pero la definición por sí misma no nos responde a las preguntas
que formulábamos en el párrafo anterior. Por ello, necesitamos revisar cómo es que
nuestro filósofo llegó a ella. Vayamos, pues, por partes.
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literalmente: sonido; voz humana, sonidos articulados; facultad de hablar, uso de la palabra; habla,
lengua, idioma,
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Etim. preposición ‘συν’ (con) + verbo ‘βαλλω’ (lanzar).= reunir, comparar. Por ello, símbolo significa
aquel objeto con el que se campara o representa otra cosa.
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sílaba ‘bre’ o ‘co’, no representan nada (por lo que ya no son de interés para el
estudio de la proposición).
b) Al proponer que el lenguaje cumple una función de representación, ya sea de las
nociones que están en el alma, o ya sea de los objetos del mundo, Aristóteles
comienza a perfilar una primera ‘concepción de la verdad’. En efecto, al
proponer que, tanto las nociones en el alma así como los sonidos, ‘a veces
significan la verdad o la falsedad’, sugiere que en su concepción de la verdad
hay aspectos lingüísticos (lo que representa) y ontológicos (lo representado) que
están relacionados.5 Este punto es muy importante porque comienza a sugerirse
una concepción adecuacionista de la verdad, esto es: a medida que hay una
correspondencia (o adecuación) entre los nombres y aquello que nombran,
entonces el nombre será verdadero; y si no hay tal adecuación, el nombre será
falso. Una advertencia importante: aquí Aristóteles todavía no asume una
concepción de la verdad proposicional como la que sostendrá en el libro IV de su
Metafísica. Nuestro autor sólo sugiere, al hablar de la adecuación entre los
nombres y los objetos, un concepto de verdad más primitivo, de corte pre-
proposicional que únicamente apunta a la exitosa identificación y clasificación
de objetos.
significativa por separado como enunciación (φάσις) pero no como afirmación”; y las
partes que forman al enunciado son el nombre (16a 19-21) y el verbo (16b: 6-10) pues
ambos son sonidos significativos (φωναι σημαντικαι).
(ἐστί, εἶσί) y sin importar el tiempo. Esto lo indica claramente Aristóteles cuando
afirma: “lo falso (τὸ ψεῦδός) y lo verdadero (τὸ ἀληθές) giran en torno a la
composición y a la división sólo en el caso (ἐὰν) que se añada el ser o en no ser sin más
o con arreglo del tiempo” (D.I. 16a: 12-13).
Aquí es muy importante señalar que este verbo, al relacionar las expresiones
lingüísticas con las que componemos los enunciados, no es ‘usado’ en su sentido
6
Aristóteles recurre constantemente a la palabra Tragélaphos como ejemplo de término vacío porque se
trata de un animal fabuloso.
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habitual, esto es, como afirmación de existencia; más bien es usado únicamente como
un signo de la ‘composición’ de estos enunciados (c.f. íbid. 16b; 20-25). Así, ‘hombre’
y ‘blanco’, unidos por el verbo ‘es’ forman el enunciado ‘hombre es blanco’; pues, por
un lado está compuesto por unidades lingüísticas significativas, y por otro, ellas están
relacionadas por el verbo ‘es’. Cuando Aristóteles usa el verbo en este sentido, utiliza
el verbo ‘καθηγορεω’7 –y que por influencia de los lógicos medievales, nosotros le
llamamos ‘predicación’. Por ello, en el ejemplo ‘el hombre es blanco’, decimos que
‘blanco’ se predica de ‘hombre’. (No perder de vista esta información que retomaremos
más adelante)
5. El Enunciado Apofántico:
Hasta ahora vamos bien, pero, falta algo más para convertir a esos enunciados en
proposiciones pues, sin duda hay enunciados que no son ni verdaderos ni falsos, por
ejemplo, las plegarias o las exhortaciones. Por esto, Aristóteles identificó que, además
de la significación y la composición, el enunciado, para convertirse en proposición,
necesita del así llamado por los actuales estudiosos ‘requerimiento de apofanticidad8’. Y
al respecto, Aristóteles nos dice que “no todo enunciado es declarativo (ἀποφαντικὸς)
sino [sólo] aquel en que se da la verdad y la falsedad; y no en todos se da, […]” (D.I:
17a: 2-7). Estas palabras, sin duda importantes, establecen dos cosas: a) que sólo los
enunciados declarativos son verdaderos o falsos, y que por tanto, b) hay enunciados que
no son objeto de la investigación por él iniciada. Dejemos, pues, de lado a las plegarias
o a las peticiones9, por ejemplo, que son objeto de estudio más bien de la Retórica, y
centrémonos en los enunciados declarativos o aponfánticos (λόγος ἀποφαντικὸς).
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Palabra que era comúnmente usada en los procesos judiciales; una de sus acepciones es, precisamente:
acusar, revelar; indicar, hacer visible; indicio signo revelador.
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Para Alejandro Vigo (2006; 111) este requerimiento es fundamental para entender el concepto de
proposición pues señala “la necesidad de introducir la noción de fuerza asertiva” y por lo que él prefiere
llamarlo enunciado ‘asertivo’.
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Delimitación con la que no estaría de acuerdo la pragmática contemporánea. Pero, como se señala en
nuestro texto, Aristóteles no sugiere que se abandone su estudio; más bien propone que son dignas de ser
estudiadas por otras disciplinas, igualmente importantes.
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como ἀποφαίνω (mostrar, declarar, dar a conocer o revelar), y φαίνω (dar luz,
encender, hacer visible, mostrar, manifestar, etc). Por todo esto, podemos darnos una
idea de que, por enunciado apofántico (λόγος ἀποφαντικὸς), Aristóteles entiende algo
que se puede testificar, probar, verificar; y por ello, el enunciado puede ser verdadero o
falso al contrastarse con lo manifiesto, o por lo mostrado.10 Aquí, la verdad ya no es
-únicamente- una propiedad de los nombres, sino de los enunciados declarativos porque
“la función característica de tales enunciados consiste en ‘mostrar’ o ‘dejar ver’ a través
del enlace establecido por el verbo ‘es’, que algo ‘está’ o ‘se da’ en otra cosa, o que
‘está separado’ o ‘no se da’ en ella” (Vigo: 2006, 110). Así, al hacer una aseveración o
declaración, el λόγος ἀποφαντικὸς afirma o niega algo11.
aplicado a los nombres, se movió a los enunciados; y por otro, al hablar de ‘la estructura
del enunciado apofántico, y por ende de su ‘composición’ (y de paso de la ‘separación’)
queda cubierto el ‘requisito de composicionalidad’ que se había puesto como criterio
para distinguir los enunciados de las proposiciones. [En unos párrafos más volveremos
sobre este punto.] Por ahora, y antes de seguir adelante, habría que citar la definición de
enunciado apofántico que el propio Aristóteles nos ofrece en Sobre la Interpretación
(17a: 23-24): éste es “un sonido significativo acerca de si algo se da o no se da […]”. Y
éste es afirmativo si algo se da; y negativo cuando no se da.
6. La Proposición
En esta definición, además de los elementos ya señalados, aparece otro que resulta muy
importante y que vale la pena resaltar porque permitirá pasar el enunciado apofántico a
la proposición. Nótese que en la definición, Aristóteles ya no habla expresamente de
significación, ni de composición, sino que los supone. En cambio sí aparece
expresamente la relación entre algo y otro algo. Recuérdese que habíamos dicho que
esa relación, desde la lógica es concebida como una ‘predicación’, pero de hecho, en la
formulación griega del texto,aparece expresada en términos de ‘darse en’ (υπαρχειν).
Es más, compárese con la definición de proposición que aparece en los Analíticos
Primeros (cap II: 25a; 1) para comprobar que es perfectamente compatible con la
definición arriba citada: “toda proposición en algo que se da […]
(πασα προτασις εστιν του υπαρχειν)”.
Creo que este pequeño cambio es muy importante porque, con esta forma del
enunciado apofántico, es como expone su concepción de la lógica como una ‘teoría del
silogismo’ a lo largo de los Analíticos Primeros y Segundos. Los ejemplos abundan:
a) cuando define a las proposiciones universales (afirmativas y negativas) y
particulares (afirmativas y negativas): “Llamo universal a (darse) en todos o en
ninguno [λεγω δε καθολου µεν το παντι η µηδενι υπαρχειν]; y particular a
darse en alguno o o en no alguno [εν µερει δε το τινι η µη τινι υπαρχειν]”
(An. Pr: 24a; 18-19).
b) cuando define a la demostración: “la demostración […] consigue concluir algo
de algo que pertenece o no pertenece [ο αποδειξις […]συλλογιζεσται λαβων
τι κατα τινος υπαρχειν η µη υπαρχειν]” (íbid. 30-33).
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7. Consideraciones Finales:
Como en el trabajo tuvo como objetivo hacer una presentación sistemática de la
doctrina aristotélica de la proposición y nunca se quiso hacer una interpretación de ella,
únicamente presentamos dos breves consideraciones sobre los temas aquí tratados.
verdadero y lo falso, decir, en efecto, que el ser no es, o que el no ser es, es falso; y
decir que el Ser es y que el no-ser no es, es verdadero”.12 Y en el libro ∆ (VII; 1017a: )
une el concepto de verdad con el de significación al afirmar: “Además, ‘ser’ y ‘es’
significan que algo es verdadero, y ‘no ser’, no verdadero, sino falso”13.
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δηλον δε πρωτον µεν ορισαµενοις τι το αληθες και ψευδος. το µεν γαρ λεγειν το ον µη ειναι
η το µη ον ειναι ψευδος, το δε το ον ειναι και το µη ον µη ειναι αλητες, ωατε και ο λεγων ειναι
η µη αλητευσει η ψευσεται [...]
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Ετι το ειναι σηµαινει και το εστιν οτι αλητες, το δε µη οτι ουϕ αλητες αλλα ψευδος.