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Los huesos del espécimen, que tenía la cabeza semejante a un casco y el hocico parecido al pico de un pato, se mostraron e
El fósil fue hallado en una excavación cerca de la ciudad mexicana de Saltillo, en el norte de México. Durante 13 años, un equipo
de excavación formado por mexicanos, estadounidenses y canadienses trabajó para sacar el dinosaurio de la tierra y para limpiar
los huesos.
El dinosaurio medía unos 7.6 metros (25 pies) de longitud, y no llegaba todavía a la edad adulta cuando murió
DINOSAURIOS EN MÉXICO
Antecedentes (1926-1980)
El primer registro que se tiene sobre dinosaurios en México data de 1926, cuando el geólogo
alemán W. Janensech reportó el descubrimiento de unos huesos de ceratópido encontrados en el
"Ejido Soledad", de la zona central del estado de Coahuila.
Brown infirió, luego de estudiar los dientes descubiertos, que el horizonte donde se encontraron era
comparable en edad a la formación Edmonton. El ejemplar era un hadrosaurio de tamaño
equivalente a Trachodon mirabilis (más tarde conocido como Anatosaurus copei) y, en ese tiempo,
fue considerado el registro más al sur de dinosaurios hadrosaurios.
En 1954 William Langton Jr. y Millis H Oakes, que entonces colaboraban en el Museo de
Paleontología de la Universidad de Berkeley, en California, reportaron huesos de los pies de
hadrosaurio descubiertos en Punta San Isidro, en el entonces territorio (actualmente estado) de
Baja California. El material consistía en dos ejemplares de tamaño parecido al género Kritosaurus
(Langston & Oakes, 1954).
Los fósiles fueron identificados por J. A. Wilson y Edwin H. Colbert como de un dinosaurio
ornitisquio de la familia de los ceratópidos, referidos al género Monoclonius; otro material fue
identificado como el de un hadrosaurio, perteneciente a los tracodontes (Murray y colaboradores,
1960).
En el verano de 1966 un equipo del Museo de Historia Natural del Condado de Los Angeles,
dirigido por William Morris y con la colaboración de investigadores del Instituto de Geología de la
UNAM (IGLUNAM), con el permiso del gobierno mexicano, realizó la búsqueda de fauna de
vertebrados fósiles en el límite Cretácico-Terciario en estratos cercanos al pueblo de El Rosario, en
Baja California. Se encontraron muchos dinosaurios, principalmente hadrosaurios con y sin cresta,
además de material asignado a tiranosaurios, dromaeosaurios y anquilosaurios.
Por ello se consideró esa zona de las márgenes del Pacífico norteamericano como una de las más
ricas en restos fósiles. El animal más destacado descubierto ahí fue un gran dinosaurio crestado,
del género Hypacrosaurus altispinus (Morris, 1967). Fue descubierto por Alan Tarbum, de la
Escuela de Minas de Dakota del Sur.
La primera determinación del ejemplar fue errónea, ya que en 1972 aparecieron en la formación El
Gallo, donde se encontraron restos del cráneo; además ésta fue datada radiométricamente por el
método de Potasio/Argón, y se demostró que el ejemplar estaba más cercano al género
Lambeosaurus (Morris, 1972).
En 1970 se efectuaron otras búsquedas por el mismo grupo de investigadores al sur del arroyo
Rosario, cerca del pueblo del mismo nombre. Harley J. Garbani descubrió un dinosaurio terópodo,
en una localidad designada por Kilmer como formación "La Bocana Roja" (Kilmer, 1963). Ralph
Molnar estudió el ejemplar y propuso que era un nuevo género y especies de la familia de los
tiranosaurios, a la que dio el nombre de Labocania anomala.
Los géneros de dinosaurios reportados para Baja California por Weishampel y sus colaboradores
en su libro Dinosauria en 1990 eran:
a) Formación El Gallo. (Morris 1971, 1973a, 1981; Leitch. Compilación personal.) Edad
Campaniano (Morris 1981).
Theropoda:
Tyrannosauridae
Cf. Albertosaurus
Tiranosáurido indeterminado
Ornitomímido indeterminado
Troodontidae
Troodon formosus
Dromaeosauridae
Saurornitholestes sp
Dromaeosáurido indeterminado
Ornithopoda
Hadrosauridae
?Lambeosaurus laticaudus
? Lambeosaurus sp
Hadrosaurinos indeterminado
Anquilosaurios
Anquilosaurios indeterminado
Nodosaurios indeterminado
Cf. Euoplocephalus sp
Ceratosaurios
Ceratópsidos indeterminado
b) Formación La Bocana Roja (Molnar, 1974). Edad Campaniano (?). (Molnar, 1974).
Theropoda
?Carnosauria
Labocania anomala
Esta localidad, descubierta en 1982 por el Dr. James M. Clark, es de gran importancia porque ahí
se han encontrado los vertebrados terrestres más antiguos en México, con una edad de 180
millones de años aproximadamente, lo que la ubica en lo más tardío del período Jurásico
temprano.
Entre las especies que habitaron ese sitio están los tritilodóntidos, considerados como
protomamíferos muy cercanos a los verdaderos mamíferos, representados por el género
Bocatherium mexicanum, tres diferentes esfenodontes relacionados con las tuátaras, mamíferos de
por lo menos cinco taxa y cocodrilomorfos.
Destacan por su importancia un enigmático animal al que se le llamó Tamaulipasaurus morenoi,
relacionado —aunque no de forma directa— con los amfisbaénidos, reptiles excavadores con los
ojos muy reducidos.
Se encontró también un reptil volador del género Dimorphodon, cuyo estado de preservación es
asombroso porque se conservó en tres dimensiones, es decir, "en bulto", un caso muy raro, ya que
casi todos los pterosaurios encontrados están aplastados o en sólo dos dimensiones. Las
características de su anatomía, en especial la forma del pie, han servido para demostrar que los
reptiles voladores o pterosaurios caminaban en cuatro patas y no en dos, como algunos autores
han sugerido.
En el estado de Puebla, en las "capas rojas" cercanas al pueblo de San Felipe Ameyaltepec, se
han recolectado fragmentos de huesos grandes identificados como Saurópodos; sin embargo, la
edad de las rocas aún se discute.
En 1980 un equipo del IGLUNAM, integrado por Shelton P. Applegate, Luis Espinosa y Víctor
Torres, bajo la dirección de Ismael Ferrusquía-Villafranca, prospectó en los sedimentos del período
Cretácico en el estado de Coahuila en búsqueda de mamíferos de la era Mesozoica. En la ciudad
de Torreón conocieron al Dr. Luis Maeda, quien en su colección tenía grandes huesos de
dinosaurios encontrados en el ejido Presa San Antonio, municipio de Parras.
En 1985 investigadores del Museo Real de Ontario efectuaron una recolección de dinosaurios en el
ejido Presa San Antonio. Christopher Mcgowan, Kevin Seymour, Andrew Leitch y Brian Iwama,
informaron el rescate de un esqueleto parcial de hadrosaurio y, en menor cantidad, un ceratópido.
Otro material identificado pertenece a terópodos.
a) Formación Cerro del Pueblo. (Leitch y Seymour, compilación personal; Murray, y colaboradores,
1960.) Edad: Campaniano. (Murray y colaboradores, 1960.)
Theropoda
Tiranosáurido indeterminado
Ornitomímido indeterminado
Dromaeosáurido indeterminado
Ornitopoda
Hadrosauridae
Hadrosáurido indeterminado
Anquilosauria
Anquilosáurido indeterminado
Ceratopsia
Ceratópido indeterminado
(= Monoclonius)
Ceratopsia indeterminado
A finales de 1987, el IGLUNAM comenzó formalmente el estudio de los dinosaurios del Cretácico
con un proyecto llamado "Primer montaje de un dinosaurio colectado, preparado y armado en
México".
El 65% de un dinosaurio fue colectado en la primavera de 1988 en el ejido Presa San Antonio,
municipio de Parras, Coahuila, y preparado y armado en los laboratorios del museo del Instituto de
Geología de la UNAM. Se encuentra en exhibición en la sala de Paleontología de ese museo y el
autor de la presente obra lo identificó —teniendo en cuenta las extremidades del ejemplar— como
un hadrosaurio del género Kritosaurus, de 7 metros de largo. En la mano izquierda presenta una
patología que consiste en que varios huesos están fusionados.
El estudio de los dinosaurios en México recibió más apoyo del IGLUNAM y, en colaboración con la
Comisión de Paleontología de la SEP de Coahuila y la Dinamation International Society, en 1993
se empezó un ambicioso proyecto llamado "Prospección, rescate y estudio de los dinosaurios del
Cretácico de Coahuila", cuyos objetivos son conocer el potencial fósil que tienen los sedimentos
del período Cretácico de ese estado, particularmente de dinosaurios, identificar el tipo al que
pertenecen y dar a conocer los resultados de su estudio a través de conferencias, artículos y libros
disponibles para la comunidad científica y el público en general.
La primera prospección se realizó en febrero de 1993, que resultó en interesantes hallazgos, de los
cuales el mejor, sin duda, fue el redescubrimiento de las localidades fosilíferas del ejido Rincón
Colorado.
Se han localizado en una área de 40 kilómetros cuadrados 80 sitios con restos de dinosaurios, de
los que destaca por su abundancia y estado de preservación de restos fósiles el Cerro de la Virgen,
rebautizado como Cerro de los Dinosaurios. Algunos de ellos conservan un poco de piel, y otros
muestran un proceso de momificación y posterior permineralización.
Las especies más abundantes son los hadrosaurios, con y sin cresta, seguidos por los ceratópidos.
También se han encontrado varios terópodos de la familia de los tiranosáuridos, dromaeosáuridos
y ornitomímidos.
La lista de géneros identificados para el estado de Coahuila para fines de 1994 es la siguiente:
Theropoda, Tyrannosauridae, cf. Albertosaurus sp,
Ornitomímido indeterminado.
Dromaeosáurido indeterminado.
Ornithopoda
Hadrosauridae
Kritosaurus sp
Edmontosaurus sp
Lambeosauridae
Lambeosaurus sp
Ankylosauria
Anquilosáurido indeterminado.
Ceratopsia
Ceratopsidae
Centrosaurus sp
Chasmosaurus sp
Otros vertebrados recolectados incluyen a los peces (particularmente tiburones y peces raya),
cocodrilos y tortugas.
Como evidencias indirectas se ha encontrado una gran cantidad de coprolitos de diferentes tipos,
referidos a tortugas, cocodrilos y dinosaurios. También se han descubierto pisadas de por lo menos
dos grupos diferentes de ellos, probablemente hadrosaurios y terópodos.
Los moluscos son los invertebrados más abundantes que se han encontrado y pertenecen a los
siguientes géneros: Ethmocardium sp, Inoceramus vanuxemi, Turritella vertibroides, Eutreohoceras
sp, y Sphenodiscus sp. La asociación de Inoceramus vanuxemi y Sphenodiscus indican una edad
de Campaniano tardío, es decir que esa fauna vivió hace 70 millones de años.
También se ha recolectado una cantidad considerable de frutos fósiles de, por lo menos, siete tipos
diferentes.
Los fósiles han sido descubiertos en lo que geológicamente se conoce como Formación Cerro del
Pueblo del Grupo Difunta. Los sedimentos que la constituyen son intercalaciones de rocas
sedimentarias llamadas lutitas y areniscas de origen terrestre y marino. Existen abundantes marcas
de antiguos oleajes y huracanes.
El paleoambiente que se propone para los dinosaurios del sureste de Coahuila es el delta de un
río, algunas de cuyas ramificaciones desembocaban en una laguna de aguas salobres y
comunicada con el mar. Sólo así puede explicarse la riqueza y asociación de dinosaurios,
cocodrilos, tortugas, frutos, impresiones de hojas e invertebrados marinos. En algunos casos había
más influencia marina y en otros el aporte de material terrestre era más poderoso, de ahí la
variación y las intercalaciones entre las lutitas y las areniscas.
Esta teoría fue confirmada por los doctores Luis A. Mora Hernández, Raúl Saldaña Lobato y Mario
Martínez Guerra, técnicos en radiología, quienes efectuaron dos estudios de somatografía. Toda la
información obtenida por esos medios está analizándose en el Laboratorio de Visualización de la
Dirección General de Cómputo Académico (DGSCA) de la UNAM, para obtener una imagen
tridimensional del embrión.
A principios de 1997 aún se realizaban estudios para saber a qué grupo pertenece el fósil, ya que
son varios los animales que se reproducen por medio de huevos, entre ellos los dinosaurios, las
tortugas, los reptiles voladores y los cocodrilos.
El estudio de las pisadas y rastros de dinosaurios es muy importante porque brinda mayor
información de los huesos, la velocidad a la que caminaban o corrían los dinosaurios, si eran
cuadrúpedos, bípedos o combinaban esas posiciones; si viajaban en manadas o eran solitarios;
cómo cazaban, etcétera. Sin embargo, un problema que presentan, semejante al de los coprolitos,
es el no poder determinar el género y especie del dinosaurio que las produjo.
Nacionalidad británico
Campo Biología
Charles Darwin, con 31 años, en un retrato en acuarela realizado por George Richmond hacia
finales de los años treinta del Siglo XIX.
Charles Robert Darwin (12 de febrero de 1809 – 19 de abril de 1882) fue un naturalista
inglés que postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a
partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural. La
evolución fue aceptada como un hecho por la comunidad científica y por buena parte del
público en vida de Darwin, mientras que su teoría de la evolución mediante selección
natural no fue considerada como la explicación primaria del proceso evolutivo hasta los
años 1930,[1] y actualmente constituye la base de la síntesis evolutiva moderna. Con sus
modificaciones, los descubrimientos científicos de Darwin aún siguen siendo el acta
fundacional de la biología como ciencia, puesto que constituyen una explicación lógica que
unifica las observaciones sobre la diversidad de la vida.[2]
Como reconocimiento a la excepcionalidad de su obra fue uno de los cinco personajes del
siglo XIX no pertenecientes a la realeza del Reino Unido honrado con funerales de Estado,
[9]
siendo sepultado en la Abadía de Westminster, próximo a John Herschel e Isaac Newton.
[10]
Biografía
Primeros años y formación
Darwin pasó el verano de 1825 como aprendiz de médico, ayudando a su padre a asistir a
las personas necesitadas de Shropshire, antes de marchar con Erasmus a la Universidad de
Edimburgo. Encontró sus clases tediosas y la cirugía insufrible, de modo que no se aplicaba
a los estudios de medicina. Aprendió taxidermia con John Edmonstone, un esclavo negro
liberto que había acompañado a Charles Waterton por las selvas de Sudamérica y se le veía
frecuentemente sentado con aquel "hombre inteligente y muy agradable".[13]
Esta falta de atención a sus estudios de medicina disgustó a su padre, quien lo envió al
Christ’s College de Cambridge para obtener un grado en letras como primer paso para
ordenarse como pastor anglicano.[16] Darwin llegó en enero de 1828, pero prefería la
equitación y el tiro al estudio. Su primo William Fox le introdujo en la moda popular de
coleccionar escarabajos, a la que se dedicó con entusiasmo, consiguiendo publicar algunos
de sus hallazgos en el manual Illustrations of British entomology de James Francis
Stephens. Se convirtió en un amigo íntimo y seguidor del profesor de botánica John
Stevens Henslow y conoció a otros importantes naturalistas que contemplaban su trabajo
científico como una teología natural, siendo conocido por estos académicos como "el
hombre que pasea con Henslow". En la proximidad de los exámenes finales, Darwin se
centró en sus estudios, deleitándose con el lenguaje y la lógica de Evidencias del
Cristianismo de William Paley.[17] En el examen final de enero de 1831 Darwin aprobó,
quedando el décimo de una lista de 178 examinados.[18]
Darwin tuvo que quedarse en Cambridge hasta junio. Durante este período leyó tres obras
que ejercerían una influencia fundamental en la evolución de su pensamiento: otra obra de
Paley, Teología Natural, uno de los tratados clásicos en defensa de la adaptación biológica
como evidencia del diseño divino a través de las leyes naturales.;[19] el recién publicado Un
discurso preliminar en el estudio de la filosofía natural, de John Herschel, que describía la
última meta de la filosofía natural como la comprensión de estas leyes a través del
razonamiento inductivo basado en la observación; y el Viaje a las regiones equinocciales
del Nuevo Continente, de Alexander von Humboldt. Inspirado por un ardiente afán de
contribuir, Darwin planeó visitar Tenerife con algunos compañeros de clase tras la
graduación para estudiar la historia natural de los trópicos. Mientras preparaba el viaje se
inscribió en el curso de geología de Adam Sedgwick y posteriormente le acompañó durante
el verano a trazar mapas de estratos en Gales.[20] Tras una quincena con otros amigos
estudiantes en Barmouth, volvió a su hogar, encontrándose con una carta de Henslow que le
proponía un puesto como naturalista sin retribución para el capitán Robert FitzRoy, más
como un acompañante que como mero recolector de materiales en el HMS Beagle, que
zarparía en cuatro semanas en una expedición para cartografiar la costa de América del Sur.
[21]
Su padre se opuso en principio al viaje que se planeaba para dos años, aduciendo que era
una pérdida de tiempo, pero su cuñado Josiah Wedgwood lo persuadió, aceptando así
finalmente la participación de su hijo.[22