MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD POLTECNICA TERRITORIAL ANDRES ELOY BLANCO BARQUISIMETO, ESTADO-LARA
INTEGRANTE:
Rodríguez María
C.I.: 26.556.751
SECCIÓN: LCO4401
PROF: Jaime López
Los aspectos jurídicos reflejan que en el marco de la ley, no existen basamentos que sustenten a las empresas de producción social, en ellas se presentan la particularidad de estar reguladas de modo constitucional y sub legal; solo faltando ser analizadas bajo una legislación especial. Sin embargo, en el ámbito constitucional, las mismas se desarrollan bajo los principios del sistema socioeconómico, como son: Justicia social, eficiencia, libre competencia, productividad y solidaridad, establecidos en el artículo 299 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y en lo referente a la Protección y Promoción de la pequeña y mediana empresa, en el artículo 308 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela al señalar: “El Estado protegerá y promoverá la pequeña y mediana industria, las cooperativas, las cajas de ahorro, así como también la empresa familiar, la microempresa y cualquier otra forma de asociación comunitaria para el trabajo, el ahorro y el consumo, bajo régimen de propiedad colectiva, con el fin de fortalecer el desarrollo económico del país, sustentándolo en la iniciativa popular. Se asegurará la capacitación, la asistencia técnica y el financiamiento oportuno”.
De igual forma el artículo 70 de la Constitución de la Republica Bolivariana
de Venezuela entre otras cosas expresa que las formas de participación económica que tiene el pueblo son “…la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad”. Estos caminos legales abiertos por la Constitución para la participación económica del pueblo, se convierten en el principio de una cadena constitucional que busca el establecimiento de una economía de rasgos sociales y no individuales. Por ejemplo, en el artículo 87 se afirma el derecho al trabajo, procurándose adoptar todas las medidas correspondientes para que el pueblo tenga acceso a un trabajo que le permita vivir con dignidad. De esta forma, el apoyo y protección a la cogestión, la autogestión, las cooperativas y las empresas de producción social, se convierten en una medida tendiente a garantizar que cada ciudadano trabaje y por ende pueda vivir con dignidad. Por consiguiente, la creación de diferentes organizaciones de carácter económico con el fin de incentivar la participación de la ciudadanía en los aspectos sociales y económicos son promovidas por la Constitución lo que muestra que las EPS son promovidas por el Estado venezolano en la creación de asociaciones sociales y participativas, en especial las que tienen que ver con el trabajo asociado y su carácter generador de beneficios colectivos y, por esta razón, protege a su vez dichas instituciones en función de ampliar la economía popular y alternativa.
Por su parte, fortalecer las capacidades básicas para el trabajo productivo,
reducir la miseria a cero y acelerar la disminución de la pobreza, transformar las relaciones sociales de producción sustituyéndolas por relaciones socialistas basadas en la propiedad social, lo establece el Plan Nacional Simón Bolívar entre haciendo referencia a la producción en la búsqueda de lograr trabajo con significado orientado hacia la eliminación de la división social, de su estructura jerárquica actual y la eliminación de la disyuntiva entre la satisfacción de las necesidades y la producción de las riquezas.
El nuevo modelo productivo responderá primordialmente a las necesidades
humanas y estará menos subordinado a la reproducción del capital. Además de profundizar el proceso de transición hacia una formación económico y social más incluyente, a través de las misiones, que representa un proceso de inclusión social masivo. En este sentido, las empresas de producción social encajan en este nuevo modelo que se busca construir para recuperar la suprema felicidad.
Ahora bien, a pesar que la norma constitucional hace referencia a diversos
aspectos relacionados con las empresas de producción social, actualmente no existe un régimen jurídico claramente definido para estas empresas; la figura solo se menciona en algunas normas especiales. La primera el decreto nº 3.895 del desarrollo endógeno y empresas de producción social, de fecha 12 de septiembre de 2005, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 38.271, del 13 de septiembre de 2005, que se limita a definirlas como “unidades productivas comunitarias que tienen como objetivo fundamental generar bienes y servicios que satisfagan las necesidades básicas y esenciales de las comunidades y su entorno a través del trabajo digno de hombres y mujeres”.
Tomando en consideración lo mencionado anteriormente, puede decirse
que las empresas de producción social son entidades económicas dedicadas a la producción de bienes o servicios en los cuales no existen privilegios en el trabajo asociados a la posición jerárquica, con igualdad sustantiva entre sus integrantes, basadas en una planificación participativa y protagónica y bajo régimen de propiedad estatal, propiedad colectiva o la combinación de ambas, cuyo objetivo principal es liberar a cualquier país del monopolio, que persigue solo la acumulación de grandes ganancias. Por ello este modelo de empresa puede ser utilizado por una cooperativa por su naturaleza colectiva o por una empresa mercantil que necesariamente en su acta constitutiva incluya como aspectos principales la modalidad de empresa de trabajo asociado y de propiedad colectiva, con la función de producir socialmente.
En el artículo 6 del Acuerdo Marco de Promoción, Estímulo y Desarrollo de
las Empresas de Producción Social (2005) se establece que dichas empresas se comprometen a retribuir al pueblo las facilidades otorgadas por el Estado con las siguientes acciones: Promover la generación de puestos de trabajo, transformar la materia prima facilitada, a los fines de establecer precios solidarios, crear un Fondo de Producción Social del 10% de los excedentes para garantizar su reinversión en beneficio de las comunidades, operar en armonía con el medio ambiente, permitir la fiscalización y control de sus actividades y difundir campañas de información e integración de la comunidad en los procesos productivos sociales que se adelanten.
Otra norma especial que hace referencia a las empresas de producción
social tiene que ver con el Instrumento Normativo Interno sobre la Promoción, Funcionamiento y Fiscalización de las Empresas de Producción Social publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 38.462, del 20 de junio de 2006, en el que se señala que las mismas se rigen por principios de igualdad y solidaridad; lo cual resulta muy difícil si no se posee un basamento jurídico propio, ya que estas se rigen sobre las figuras tradicionales previamente señaladas.
Por ello es necesaria la regulación de las empresas de producción social de
un modo más concreto, dado que no pueden considerarse iguales a las cooperativas, y mucho menos a las sociedades mercantiles, puesto que tienen un fin económico, aspecto no presente en esta figura, pues en las compañías mercantiles puede haber diferenciaciones entre accionistas respecto al número de acciones o al cargo que posean; en las pequeñas y medianas industrias, hay diferenciación porque a diferencia de las empresas de producción social se forman ante una estructura tradicional de carácter mercantil que por ganancias y número de trabajadores, que suelen ser de menor cantidad a las sociedades mercantiles típicas o las asociaciones colectivas para el trabajo, y aunque con estas últimas tienden a tener mayor confusión ante la igualdad laboral, sus finalidades son distintas dado que la satisfacción en modo igualitario y solidario de las ganancias obtenidas por más de estar presentes, la obtención de lucros y de amplitud financiera están presentes más allá de la simple inclusión de la fuerza trabajadora en una actividad productiva. Y aunque bajo todas estas figuras puede constituirse una empresa de producción social, para la materialización de la misma, deberán hacerse transformaciones, por lo tanto debe considerarse una nueva forma asociativa diferente.
En este orden de ideas, la indeterminación de sus conceptos, la falta de una
ley especial que regule esta institución, la carencia de mecanismos que señalen el modo de rendición de cuentas que deben realizarse sobre dicha figura, hace que en la práctica su aplicabilidad esté marcada de grandes desventajas, por lo que su utilidad práctica y ventajas jurídicas resultan poco evidentes.
Dando continuidad a lo mencionado en cuanto a que las cooperativas o
empresas mercantiles pueden transformarse en empresas de producción social, y a la falta de un ordenamiento jurídico propio para este tipo de empresas, es de señalar que el registro contable y las transacciones administrativas de las empresas de producción social han de trascender los formatos cerrados y rígidos llevados por especialistas actualmente y adaptarse a las necesidades propias de estas organizaciones. Si bien no se descarta la guía y tutela de técnicos conocedores del tema, el proceso debe estar bajo la observancia permanente y la participación controlada de grupos de trabajadores y trabajadoras seleccionados por el colectivo para tal fin, entre otros atributos, por poseer nociones del ciclo administrativo.
Además las instancias de Contraloría Social, conformadas tanto por
integrantes de las empresas de producción social como por miembros de la comunidad circundante, ofrecerán puntos de referencia comparativa que, entre otras cosas, podrán validar con propias vivencias y diseño colectivo de indicadores, las cifras que reposan tradicionalmente en los registros contables. Finalmente es de señalar que las empresas de producción social son una realidad. Su análisis debe formar parte de un nuevo debate sobre la economía socialista que se eleva sobre los problemas que la emancipación tuvo en épocas anteriores. Por lo tanto, se debe fomentar un minucioso análisis sobre las empresas de producción social, con el fin de dar cumplimiento a la política pública pautada y rumbo a la adopción del nuevo modelo económico productivo plasmado en los objetivos estratégicos del denominado Salto Adelante (La Nueva Etapa) de la Revolución Bolivariana.