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El agenciamiento e institucionalización de políticas culturales en Colombia a parir de la

creación del Ministerio de Cultura ha posibilitado que se desarrollen una serie de


planteamientos en torno al rol de la cultura no solo en los ámbitos social y político, sino
también en el económico. Una de las expresiones de esta tendencia es la que demarca el
incremento de apuestas por vincular a la economía y a la cultura en las denominadas
‘Industrias creativas’ o ‘Industrias culturales’. Para David Throsby estas industrias buscan
que los bienes y servicios culturales, a través de su producción, generen un beneficio
económico de la creatividad en tanto que se vincula con una propiedad intelectual y la
movilización de unos símbolos que puedan entrar en las dinámicas de la oferta y la
demanda (Throsby 2007, pág. 127).

Dichas industrias no solo fomentan el crecimiento económico, también cohesionan la


identidad de regiones capaces de crear, y distribuir los bienes y servicios culturales
producidos a través de tecnologías de innovación y contacto con otras culturas (Quartesan,
Romis, Lanzafame, 2007). De esta manera, las industrias culturales no agotan su materia
prima en las exigencias del mercado, ya que hay un proceso de actualización constante de
la experiencia de la cultura definida como las acciones relacionadas con aspectos
intelectuales, morales y artísticos que realizan personas o colectivos humanos (Throsby
2007, pág. 18).

De acuerdo con la Teoría Económica Institucional existen factores que influyen en las
actividades económicas, entre ellos el cultural

Referencias
Bibliografía
Quartesan, A., Romis, M., & Lanzafame, F. (2007). Las industrias culturales en América
Latina y el Caribe: Desafios y oportunidades. BID.
Quartesan, A., Romis, M., & Lanzafame, F. (2007). Las industrias culturales en América
Latina y el Caribe: Desafios y oportunidades. BID.

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