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Resumen
La evolución tectónica del antearco andino en el norte de Chile se ha relacionado
comúnmente con eventos de deformación superpuestos asociados con diferentes
escenarios tectónicos. La Cordillera Oriental de Domeyko y la Cuenca del Salar de Atacama
en el antearco andino interno, han sido ampliamente investigadas, y se proponen varios
modelos tectónicos alternativos que incluyen deformaciones extensionales y / o
contractuales para explicar su evolución. Sin embargo, al intentar determinar el papel de
las estructuras extensionales basales heredadas del Paleozoico y Mesozoico durante la
orogenia andina, un modelo evolutivo todavía no está claro. Por tanto, el objetivo de esta
investigación es mejorar la comprensión de estos aspectos. Con base en la interpretación
de una cuadrícula sísmica 2-D regional y nuevos datos estructurales de afloramientos,
proponemos que los principales mecanismos de deformación por contracción y
levantamiento están relacionados con: (1) la propagación de fallas de empuje involucradas
en el basamento vergente este, ( 2) la inversión tectónica de fallas normales preexistentes
y (3) la activación de empujes superficiales de piel fina. Además, la geometría resultante
de los estilos estructurales es frecuentemente controlada por tres factores: (i) la
geometría inicial de las fallas mayores heredadas, (ii) la reología de las rocas deformadas,
y (iii) la tasa de acumulación del Cretácico Superior. Depósitos sintectónicos cenozoicos.
Finalmente, interpretamos que la transición tectónica entre la Cordillera Domeyko y la
Cuenca del Salar de Atacama está marcada por la interacción entre empujes de piel gruesa
vergentes este y fallas normales invertidas vergentes occidentales.
Introducción
La creación de los Andes centrales resultó de la subducción continua de la placa oceánica
(por ejemplo, las placas de Farallón y Nazca) debajo del margen continental de América
del Sur desde el Cretácico superior temprano (por ejemplo, Dewey y Bird, 1970; Isacks,
1988; Scheuber et al., 1994; Allmendinger et al., 1997). La continua convergencia entre
ambas placas ha sido responsable de la formación de montañas, la deformación de la
corteza y la actividad volcánica en diferentes lugares a lo largo de la parte más occidental
de la placa continental (Aubouin et al., 1973; Coira et al., 1982; Mpodozis y Ramos, 1989;
Ramos, 2009; Ramos, 2010, entre otros). En el norte de Chile, su evolución tectónica está
relacionada principalmente con la superposición de regímenes tectónicos extensionales y
contractivos desde el Paleozoico hasta tiempos recientes. Particularmente, en el
“llamado” segmento de subducción normal (Fig. 1a), estos episodios llevaron al desarrollo
de características tectónicas de escala kilométrica orientadas N – S (Fig. 1a yb) que forman
el antearco andino del norte de Chile. De oeste a este, corresponden a la Cordillera de la
Costa (CC), la Depresión Central (CD), la Cordillera de Domeyko (DC) y la Depresión
Preandina, donde se ubica la Cuenca del Salar de Atacama (SA) (Fig. . 1b).
Durante los últimos 30 años, la Cuenca del Salar de Atacama ha sido un sector
ampliamente estudiado, debido a sus excelentes afloramientos y la disponibilidad tanto
de datos sísmicos como de información de pozo. Estudios previos en esta región han
sugerido la ocurrencia de estructuras tanto extensionales como contractuales,
permitiendo así la interpretación de una alternancia entre regímenes tectónicos
contractivos y extensionales. Las primeras interpretaciones relacionadas con la tectónica
contractiva fueron propuestas por Flint et al. (1989), quien describió la Cuenca del Salar de
Atacama como una cuenca de antepaís en respuesta al levantamiento de la Cordillera de
Domeyko a través de importantes fallas de empuje. Sucesivamente, Jolley et al. (1990)
interpretaron esta cuenca como una cuenca de contracción asociada con un cinturón de
empuje. Mpodozis y col. (2005) consideraron que la Cuenca del Salar de Atacama fue
creada a partir de la inversión tectónica del Cretácico Superior de una cuenca de arco
posterior del Mesozoico (por ejemplo, Cuenca de Tarapacá); sin embargo; Los autores
mostraron evidencias geológicas muy pobres. En el mismo contexto, Arriagada et al.
(2006) y recientemente Bascu ~ nan et al. (2019) lo interpretaron como una cuenca de
antepaís controlada por empujes vergentes del este. Uno de los primeros estudios que
propuso alternativamente un modelo tectónico extensional dominante fue desarrollado
por Flint et al. (1993). Interpretaron la configuración actual de la Cuenca del Salar de
Atacama como resultado de un colapso extensional del Oligoceno de la Cordillera de
Domeyko. La idea del colapso extensional del Oligoceno es una de las teorías que se ha
vuelto más popular en los últimos años. Los estudios realizados por Pananont et al. (2004)
y Jordan et al. (2007) sugieren que se formó una falla normal mayor con inmersión hacia
el este (falla Paciencia; sensu Pananont et al., 2004) a lo largo del flanco oriental de la
Cordillera de Domeyko y el borde occidental de la Cuenca del Salar de Atacama. Estudios
recientes llevados a cabo más al sur de la cuenca del Salar de Atacama (por ejemplo, la
cuenca del Salar de Punta Negra) han resaltado la importancia de la inversión tectónica de
fallas normales mesozoicas heredadas en los procesos de construcción de montañas
(Martínez et al., 2018, 2019). Tanto los episodios extensionales como los contractuales,
por separado, tienen diferentes implicaciones para explicar la evolución tectónica del
antearco de los Andes centrales.
En este contexto, una de las principales preguntas a responder es, cuál es el límite
tectónico entre la Cordillera de Domeyko y la Cuenca del Salar de Atacama, y también, si
éste está influenciado por la reactivación de antiguas estructuras pre-orogénicas de
basamento. En un intento de contribuir a esta discusión, presentamos un nuevo modelo
tectonoestratigráfico para el antearco andino, específicamente ubicado entre la Cordillera
Oriental de Domeyko y la Cuenca del Salar de Atacama (Figs. 1 y 2). Este estudio se apoya
principalmente en una nueva descripción de perfiles sísmicos 2-D y datos de campo. A
partir de esta integración, brindamos una nueva interpretación del estilo tectónico que
afecta a esta parte de los Andes centrales occidentales del norte de Chile.
Contexto geológico
La Cordillera Domeyko es un gran bloque tectónico orientado NNE-SSW (65 km de ancho),
(Fig. 1b). Su altitud promedio es de 2800 m sobre el nivel del mar y expone una altura
topográfica máxima de 4278 m (por ejemplo, Cerro Quimal, Fig.2). Su relieve se
caracteriza por una ligera pendiente de terreno que aumenta de oeste a este, desarrollada
sobre un gran basamento paleozoico. Su borde oriental es interrumpido abruptamente
por el escarpe El Bordo, que separa la Cordillera Domeyko de la Cuenca del Salar de
Atacama (Fig. 2). Esta última es una cuenca intermontana que constituye una de las
depresiones más importantes de los Andes centrales occidentales. La cordillera oriental de
Domeyko y la cuenca vecina del Salar de Atacama se ven afectadas por una serie de
estructuras a escala de kilómetros que definen la configuración actual de la región de
antearco de los Andes centrales. Al oeste, se reconocen bien dos grandes estructuras (Fig.
2). El primero consiste en un acantilado morfo-tectónico de 900 m de altura orientado
NNE-SSW, comúnmente conocido como el escarpe El Bordo (Fig. 2); el segundo
corresponde al NNE SSW impactante Barros Arana Syncline. Ambos rasgos constituyen el
límite estructural entre la Cordillera Domeyko y la Cuenca del Salar de Atacama (Fig. 2).
Inmediatamente al este, se encuentran presentes dos características morfo-tectónicas, el
Llano de la Paciencia, una depresión intermontana grande y estrecha y la Cordillera de la
Sal, una cadena salina angosta orientada NNE-SSW de 100 km de largo (Fig. 2).
Registro estratigráfico
Las rocas más antiguas expuestas en la región de estudio consisten en rocas
volcanoclásticas del Pérmico Superior-Triásico (Figs. 2 y 3a). Estos consisten en
aproximadamente 2500 m de espesor (Henriquez et al., 2014) de lavas y tobas andesíticas
a dacíticas intercaladas con areniscas y conglomerados expuestos principalmente al
noroeste de la Sincronización Barros Arana (Tuina Fm, Raczynski, 1963; Henriquez et al.,
2014) y al sureste de la Cuenca del Salar de Atacama (Cas Fm, Moraga et al., 1974; Becerra
et al., 2014). Las rocas del Triásico Medio-Superior están expuestas a lo largo de la Escarpa
de El Bordo y Cerro Quimal (Fig. 2). Consisten en lavas andesíticas, brechas y areniscas
definidas como Lechos El Bordo (Fortt, 1981; Basso y Mpodozis, 2012) (Figs. 2 y 3a).
El registro Mesozoico es seguido por casi 4500 m de sucesiones continentales del
Cretácico Superior-Paleoceno. Las rocas más antiguas del Cretácico (ca. 149-90 Ma; Bascu
~ nan et al., 2015) están expuestas al norte y al sur de Barros Arana Syncline (Figs. 2 y 3a).
Corresponden a lechos rojos compuestos por areniscas, arcillas y limolitas con niveles
evaporíticos menores definidos como Tonel Fm. (Brüggen, 1934; Dingman, 1963;
Mpodozis et al., 2005, Fig. 3a). El Tonel Fm. está cubierto por las formaciones Purilactis y
Barros Arana del Cretácico Superior al Paleoceno Inferior (Brüggen, 1934; Dingman, 1963;
Mpodozis et al., 2005, Fig. 3). El Purilactis Fm. consiste en sucesiones intercaladas de
conglomerados, areniscas y limolitas expuestas principalmente en el noroeste de la ciudad
de San Pedro de Atacama. Parte de estos depósitos importantes estratos de crecimiento
reconocidos en su mayoría dentro de la línea de sincronización de Barros Arana, que
reportan edades de U Pb de 73 a 79 Ma (Bascu ~ nan et al., 2015, 2019). Con base en esta
relación estratigráfica y estructural, estos han sido interpretados como depósitos
sinorogénicos (Mpodozis et al., 2005; Bascu ~ nan et al., 2015) relacionados con la
contracción del Cretácico Tardío (Bascu ~ nan et al., 2015; Martínez et al. ., 2018). El
Barros Arana Fm. corresponde principalmente a rocas conglomeradas que afloran a lo
largo de la línea sincrónica de Barros Arana (Figs. 2 y 3a). Las sucesiones del Cretácico
Superior están cubiertas de manera discordante por unidades sedimentarias continentales
del Paleoceno-Eoceno de unos 900 m de espesor, compuestas principalmente por
conglomerados y areniscas atribuidas a la Naranja Fm. (Mpodozis et al., 1999, 2005). De
manera similar, para las formaciones Barros Arana y Purilactis, esto también muestra
estratos de crecimiento dentro de lechos estratificados plegados, lo que indica una
acumulación durante la deformación contractiva.
Las unidades del Cretácico Superior al Eoceno son seguidas por una sección de
aproximadamente 2200 m de conglomerados Eoceno-Oligoceno asignados a la Fm Loma
Amarilla. (Arriagada, 1999; Mpodozis et al., 1999, 2005), que reporta edades de K – Ar y Ar
– Ar que oscilan entre ca. 3959 Ma (Ramírez y Gardeweg, 1982; Hammerschmidt et al.,
1992; Mpodozis et al., 2005). Estudios recientes basados en interpretaciones estructurales
y sísmicas realizadas al sur de la cuenca han propuesto un origen sinorogénico para esta
unidad (Martínez et al., 2017, 2018). Al este, en el núcleo de la Cordillera de la Sal (Fig.2),
se encuentra un afloramiento de unos 3000 m de capas estratificadas continentales
plegadas Oligoceno-Mioceno Superior compuestas de arcillas yesíferas rojizas, areniscas
grises y rojas, conglomerados grises, sal y yeso adscrito a la Fm. San Pedro. (Brüggen,
1942) (Figuras 2 y 3a). Este último está cubierto localmente por piedra caliza y areniscas
calcáreas de 80 m de espesor con niveles intercalados de limolitas, areniscas y cenizas
correspondientes al Mioceno Superior-Plioceno Vilama Fm. (Moraga y col., 1974). Los
depósitos más recientes están representados por secuencias ignimbríticas relacionadas
con el Mioceno superior y el vulcanismo reciente. Estos depósitos volcánicos se conocen
comúnmente como el Complejo Volcánico Altiplano-Puna (CVAP) (de Silva, 1989) (Figs. 2 y
3a).
Metodología
Para comprender la geometría y cinemática de las principales estructuras en el área de
estudio, realizamos un estudio combinado integrando una serie de NW-SE (líneas Z1F08,
Z1F08A y Z1F010) y WE (líneas 1G010A, 1G014 y 1G012) Perfiles sísmicos bidimensionales
orientados (Fig. 2), con datos estructurales recogidos en campo. El levantamiento sísmico
fue adquirido por la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) en las décadas de 1970 y 1990
liberado de la confidencialidad. Los perfiles sísmicos atraviesan la Cuenca del Salar de
Atacama desde el cinturón Barros Arana Syncline-Escarpment El Bordo hasta la vertiente
occidental de la Cordillera Occidental (ver la ubicación en la Fig. 2). Redefinimos algunas
unidades estratigráficas subsuperficiales del pozo Toconao 1A con base en nuevas
cartografías y edades U-Pb de circón (Henríquez et al., 2014; Bascu ~ nan et al., 2015,
2019, entre otros) elaboradas a partir de las unidades estratigráficas expuestas en el área
de estudio. A partir de estas redefiniciones, hemos establecido una nueva plantilla
tectonoestratigráfica (Fig. 3b). El trabajo de campo se basó en observaciones de campo
regionales y de mesoescala y descripciones de estructuras, mediciones de dominios de
buzamiento de sucesiones estratificadas, reconocimiento de la geometría de fallas y
pliegues, identificación de discordancias regionales. Los nuevos datos estructurales se
integraron con datos geológicos previos (edades, distribución de contactos estratigráficos
y fallas regionales) reportados en mapas geológicos disponibles, escala-1: 100000 (Basso y
Mpodozis, 2012; Niemeyer, 2013; Henríquez et al., 2014) .
Estratigrafía del pozo Toconao 1A
El pozo petrolero Toconao 1A (T1AW) (Fig. 3b) consiste en un pozo vertical de 5500 m de
profundidad ubicado en la parte central de la Cuenca del Salar de Atacama (Fig. 2). Las
primeras descripciones fueron realizadas por ENAP-Sipetrol durante la década de 1970,
con base en definiciones litoestratigráficas, diferenciaciones de facies estratigráficas y su
contenido fósil (Chile Hunt Oil Company, 1991). Hemos modificado parcialmente el
registro estratigráfico del subsuelo reportado anteriormente de la Cuenca del Salar de
Atacama, considerando la reciente publicación sobre U – Pb para algunas unidades
expuestas en la superficie (Basso y Mpodozis, 2012; Niemeyer, 2013; Henríquez et al.,
2014, 2019; Bascu ~ nan et al., 2015, 2019), se propone y describe un nuevo esquema
estratigráfico en la Fig.3b. El T1AW se ha dividido en nueve segmentos estratigráficos de
acuerdo con el informe final de pozo de ENAP (Fig. 3b). Desde su unidad más basal hasta
su unidad más superficial, estos incluyen:
1) Segmento Carbonífero-Pérmico (5425 m – 4935 m). Esta unidad consta de 490 m de
rocas volcanoclásticas compuestas de arenisca lítica, toba y arcillita. En el informe final de
pozo de ENAP (Chile Hunt Oil Company, 1991), este segmento se correlaciona con el Cas
Fm. Sin embargo, las nuevas edades U-Pb (296 � 5 Ma y 287,5 � 0,5 Ma, Basso y
Mpodozis, 2012) obtenidas de esta unidad, permitieron correlacionarla con la Fm Agua
Dulce (García, 1967; Basso y Mpodozis, 2012). ). expuestos en la Cordillera de Domeyko
occidental, y también con los Camas de Cerro Negro expuestos en el Cordón de Lila
(Niemeyer, 2013, Fig.2).
2) Segmento pérmico (4935 m – 4316 m). Esta unidad consta de 619 m de rocas
sedimentarias compuestas de arcillas y lutitas intercaladas con delgados lechos de piedra
caliza y rocas volcánicas menores hacia la base. Para simplificar el registro estratigráfico,
también lo hemos correlacionado con la Fm. Agua Dulce y los Camas Cerro Negro,
respectivamente.
3) Tramo Triásico (4316 m – 3928 m). Esta unidad consta de 388 m de rocas volcánicas
que incluyen tobas y lavas con arcillas y areniscas menores. Sin embargo, en el informe
final de pozo de ENAP (Chile Hunt Oil Company, 1991), este segmento se correlacionó con
las formaciones Agua Dulce y Cerro Negro del Paleozoico Superior; Las edades U-Pb
publicadas recientemente (233,4 ± 2,2 y 253,3 ± 2,7 Ma, Henríquez et al., 2014) indican
que se trata del Triásico Superior, lo que permite la correlación con las formaciones Tuina,
Peine y Cas y también con las Fm El Bordo Beds. (Raczynski, 1963; Moraga et al., 1974;
Ramírez y Gardeweg, 1982; Basso y Mpodozis, 2012; Niemeyer, 2013) (Fig.3).
4) Segmento Jurásico-Cretácico Inferior (3928 m – 3734 m). Esta unidad consta de 194 m
de depósitos marinos a de transición compuestos de lechos de piedra caliza con anhidrita
y arcillitas intercaladas. Sin embargo, esta asociación litológica no está expuesta en la
superficie (al menos en nuestra área de estudio); algunas calizas similares han sido bien
documentadas en el flanco occidental de la Cordillera Domeyko, definida como el Grupo
Caracoles (García, 1967; Ramírez y Gardeweg, 1982; Marinovic y Lahsen, 1984; Marinovic
y García, 1999). Estos se interpretan como el relleno sin-rift de antiguas estructuras de
medio graben asociadas con el desarrollo temprano de la cuenca extensional de arco
posterior de Tarapac del Mesozoico (Uyeda y Kanamori, 1979; Mpodozis y Ramos, 1990,
2008; Aguirre-Urreta, 1993). ; Ardill et al., 1998; Vicente, 2006; Ramos, 2010; del Rey et
al., 2016). Con base en lo anterior, hemos correlacionado este segmento con Cerritos
Bayos Fm. 5) Segmento del Cretácico superior (3734 m – 2813 m). Consta de 921 m de
lechos rojos compuestos por arcillas, limolitas y areniscas adscritas a la Fm Tonel. Además,
los datos recientes publicados de circones detríticos U-Pb (Henríquez et al., 2014; Bascu ~
nan et al., 2015) arrojaron edades de depósito máximas que oscilan entre 148,9 y 107,7
Ma, lo que respalda esta correlación.
6) Segmento Maastrichtiano-Paleoceno (2813 m – 2308 m). Esta unidad consta de 505 m
de rocas volcanoclásticas predominantemente rojo-marrón que incluyen areniscas,
conglomerados, arcillas y lavas interpretadas como Purilactis Fm. (Arriagada, 1999, 2002;
Mpodozis et al., 2005). Estudios recientes han proporcionado nuevas edades de circones
detríticos U-Pb de la historia de tiempo de depósito de esta unidad (Bascu ~ nan et al.,
2015, 2019), que arrojaron nuevas edades que oscilan entre 80 y 65 Ma. 7) Segmento
Oligoceno-Mioceno (2302 m – 1590 m). Esta unidad consta de 712 m de conglomerados
volcánicos rojizos con intercalaciones menores de areniscas y arcillas, y areniscas
multicolores con frecuentes intercalaciones de conglomerados y arcillitas. Inicialmente se
correlacionó con las formaciones San Pedro y Tambores (Brügen, 1942; Dingman, 1963;
Henríquez et al., 2014), sin embargo, debido a su posición estratigráfica sobre las unidades
del Cretácico Superior-Paleoceno, esta se correlaciona preferentemente con las Eoceno-
Oligoceno Inferior Loma Amarilla Fm. (Mpodozis et al., 2005), expuestos en la Cordillera
Oriental de Domeyko.
8) Segmento del Pleistoceno (1590 m – 981 m). Esta unidad consta predominantemente
de 569 m de arcillas de color marrón rojizo con lechos de arenisca y anhidrita menores. En
el informe final de pozo de ENAP (Chile Hunt Oil Company, 1991), este segmento se
correlacionó con el Vilama Fm. Sin embargo, su posición estratigráfica sobre la Fm. Loma
Amarilla, nos permitió correlacionarla con las formaciones San Pedro y / o Tambores
(Brügen, 1942; Dingman, 1963; Henríquez et al., 2014) expuestas a lo largo de la Cordillera
de la Sal. (Figura 2). 9) Pleistoceno a segmento reciente (981 m – 0 m). Esta unidad está
formada por cerca de 1000 m de sedimentos que cubren la superficie de la Cuenca del
Salar de Atacama y en su mayoría corresponden a una sección de evaporita gruesa. Esta
unidad consta de halita con una zona de lutitas o arcillas intercaladas entre una
profundidad de 481 my 624 m. Hacia su base, esta unidad está compuesta principalmente
por lechos de anhidrita y sedimentos clásticos. Toda esta sucesión está cubierta por
ignimbritas y puede correlacionarse con el Mioceno Superior Plioceno Vilama Fm.
(Moraga y col., 1974).
Geología estructural del área de estudio
Conclusiones
Con base tanto en los datos estructurales como en las interpretaciones de las líneas sísmicas
presentadas en este trabajo, se propusieron nuevas ideas sobre la transición tectonoestratigráfica
entre la Cordillera Domeyko y la Cuenca del Salar de Atacama en el norte de Chile. Estos aspectos
aportan nuevos conocimientos y ayudan a comprender mejor la evolución tectónica del antearco
interior de los Andes centrales. Nuestros resultados más destacados indican que:
3. De manera similar, como en otras regiones del norte de Chile, la inversión tectónica positiva del
Cretácico Superior de las antiguas cuencas extensionales del Mesozoico sólo se ha restringido a la
cuenca del arco posterior de Tarapacá. No descartamos que estas cuencas rift tuvieran una mayor
extensión a lo largo del antearco andino, alcanzando la posición actual de las Depresiones
Preandinas. Las estructuras ocultas bajo la cuenca del Salar de Atacama podrían tener una relación
directa con las estructuras extensionales mesozoicas heredadas previamente establecidas en esta
región. Estos jugaron un papel fundamental durante las etapas iniciales de elevación del antearco
andino interno.
ANEXO
Fig. 1. Ubicación geográfica de la región de estudio a lo largo del Antearco Andino de los Andes
Centrales de América del Sur (recuadro negro) y ubicación del área de estudio (recuadro azul) a lo
largo de la Depresión Preandina (o Cuenca del Salar de Atacama) y la Cordillera Domeyko . Se
destaca la distribución de las principales unidades fisiográficas establecidas en el segmento de
subducción normal de los Andes Centrales del norte de Chile, entre las 22 ° y 24 ° S. (Para la
interpretación de las referencias al color en la leyenda de esta figura, se remite al lector a la
versión web de este artículo).
Fig. 2. Mapa geológico generalizado del área de estudio. Se informa el rastro de líneas sísmicas
(líneas rojas). (Para la interpretación de las referencias al color en la leyenda de esta figura, se
remite al lector a la versión web de este artículo).
Fig. 3. Esquema estratigráfico generalizado del área de estudio y Pozo Toconao 1A mostrando la
descripción de las principales unidades litoestratigráficas. Se destacan las unidades atribuidas
según las nuevas edades geocronológicas. Las edades consideran publicación reciente sobre U –
Pb para algunas unidades expuestas en superficie (Basso y Mpodozis, 2012; Niemeyer, 2013;
Henríquez et al., 2014, 2019; Bascu ~ nan et al., 2015, 2019).
Fig. 4. Principales características estructurales a lo largo del área de estudio. (a) Mapa estructural
en vista panorámica entre el borde del escarpe Barros Arana Syncline-El Bordo y la Cordillera de la
Sal. Los recuadros rojos indican la ubicación de las fotos. Consulte la Fig. 2 para conocer la
ubicación. (b) Barros Arana Syncline. (c) Falla Cordón Barros Arana. Contacto entre el Cretácico
Purilactis Fm. sobre Eoceno superior-Oligoceno inferior Loma Amarilla Fm. (Lat. 22�420 3600 S;
Long. 68�2505800 W). (d) Falla Cordón Barros Arana. Contacto entre el Cretácico Purilactis Fm.
por encima de Tonel Fm del Cretácico Superior temprano; este tipo de relación estructural estaría
controlada por una capa de desecho (Lat. 22�540 5400 S; Long. 68�2505600 W). (Para la
interpretación de las referencias al color en la leyenda de esta figura, se remite al lector a la
versión web de este artículo).
Fig. 5. Diferentes características estructurales a lo largo de la Cordillera de la Sal. (a) Vista
panorámica de la Cordillera de la Sal mostrando las principales características estructurales. Las
gráficas muestran el análisis de pliegues (π corresponde al eje de pliegue y los puntos
corresponden a polos promedio a medidas planas) y la proyección estereográfica (Equal Area)
muestra la orientación de planos y polos (puntos rojos) de la cama medida a lo largo de la
Cordillera. de la Sal. Consulte la Fig. 2 para conocer la ubicación. (b) Sección transversal XX
’generalizada orientada noroeste-sureste esquematizando el control estructural reconocido en la
Cordillera de la Sal. (c) Anticlinal expuesto en el extremo oriental de la Cordillera de la Sal (Lat.
22�5501100 S; Long. 68�140 2000 W). Consulte la Fig. 2 para conocer la ubicación. (d) Falla de
Chulacao (Lat. 22�540 2600 S; Long. 68�130 1000 W). Consulte la Fig. 5 (a) para conocer la
ubicación. (Para la interpretación de las referencias al color en la leyenda de esta figura, se remite
al lector a la versión web de este artículo).
Fig. 6. Pliegues a lo largo del Valle de Arcoiris. (a) Imagen satelital de Google Earth interpretada
que muestra la distribución de las principales estructuras expuestas al norte de Barros Arana
Syncline o Arcoiris Valley. Consulte la Fig. 2 para conocer la ubicación. (b) Pliegue reclinado que
involucra un alféizar colocado en los lechos rojos del Tonel Fm. (Valle de Arcoiris) (Lat. 22�380
2400 S; Long. 68�140 3400 W) Consulte la Fig. 6 (a) para conocer la ubicación. (c) Pliegue
reclinado en escala métrica de la vertiente este (Valle de Arcoiris) (Lat. 22�370 4600 S; Long.
68�150 0000 W). Consulte la Fig. 6 (a) para conocer la ubicación. (d) Pliegue reclinado hacia el
oeste (Lat. 22�580 1800 S; Long. 68�290 400 W). Consulte la Fig. 4 (a) para conocer la ubicación.
(Para la interpretación de las referencias al color en la leyenda de esta figura, se remite al lector a
la versión web de este artículo).
Fig. 7. Deformación Plioceno-Cuaternario. (a) Vista panorámica a lo largo del Valle de Arcoiris;
observe el anticlinal que dobla los depósitos de ignimbrita del Plioceno. (b) Sección transversal
idealizada de AA 'orientada de este a oeste que esquematiza el control estructural sobre las
unidades estratigráficas. Consulte la Fig. 6 (a) para conocer la ubicación.
Fig. 13. Modelo tectonoestratigráfico representativo para el borde oriental de la Cordillera de
Domeyko y el área de la Cuenca del Salar de Atacama. La figura también muestra y destaca la
discordancia y los principales estilos estructurales reflejados a partir de la interpretación de las
líneas sísmicas.
Fig. 14. Modelo de evolución tectonoestratigráfica. Modelo evolutivo que destaca los escenarios
deposicionales según el entorno tectónico. Varios episodios estructurales distintos del Pérmico
Carbonífero a la edad reciente moldearon la transición entre la vertiente oriental de la Cordillera
Domeyko y la Cuenca del Salar de Atacama.