Marco Chido

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En el año de 1975 Vincent Tinto realizó un importante trabajos con el objeto de precisar cuáles

podrían ser los factores asociados a la deserción escolar, se intenta hacer un acercamiento a los
mismos tomando en base los siguientes planteamientos teóricos que han sido expuestos por
especialistas de este y otros países durante las tres últimas décadas. Es un fenómeno
relativamente reciente; aparece en gran escala después de implantarse en la mayoría de los países
una educación generalizada, una escolaridad obligatoria, y se acentúa con el proceso de
democratización de la educación (Ezequiel Ander-Egg). En estudios realizados en Estados Unidos,
se reconoce la existencia de diferentes teorías que buscan explicar el fenómeno de la deserción. Es
posible realizar una clasificación de las teorías en los siguientes cinco tipos:

1. Teorías psicológicas en donde es posible distinguir a los estudiantes que permanecen y a


los desertores, por los atributos de su personalidad que determinan diferentes respuestas
a circunstancias educativas similares.

2. Teorías sociales o ambientales en donde son elementos de predicción importantes del


éxito escolar el estatus social individual, la raza y el sexo, ya que el éxito es moldeado por
las mismas fuerzas que configuran el éxito social en general y que definen el lugar que los
individuos y las instituciones ocupan en la sociedad.

3. Teoría de las fuerzas económicas en donde el estudiante contrasta los beneficios


vinculados a la obtención de un determinado grado en una determinada institución, con
los recursos financieros necesarios para hacer frente a la inversión que supone estudiar en
dicha universidad.

4. Teorías organizacionales en donde incide el efecto del tamaño, la complejidad


institucional, los recursos disponibles, el ambiente y la existencia de estímulos diversos
sobre la socialización de los estudiantes.

5. Teorías interaccionales en donde la conducta estudiantil es resultado de la interacción


dinámica recíproca entre los ambientes y los individuos.

De acuerdo al corte de la presente investigación, se recomienda poner especial atención a las dos
últimas de estas teorías presentadas, ya que es sobre estas donde las instituciones educativas
juegan un papel destacado, ofreciéndoseles la oportunidad de incidir de manera directa en los
índices de deserción.

Vincent Tinto en 1987 señalaba que las estructuras de las instituciones educativas, su organización
y recursos, así como el manejo de los mismos, tienen una repercusión relevante sobre el
desempeño y actitudes del estudiante, es por ello que las teorías señaladas resultan tan
importantes. Aunque también se reconoce su incapacidad de explicar las interacciones entre
alumnos y profesorado; tampoco se puede definir a través de ellas todas las actitudes y tomas de
decisiones del alumno.
En el mismo documento Tinto señala que la comprensión que cada individuo tiene de su situación
escolar representa la interpretación de los acontecimientos a través de su interacción con otras
personas y con el contexto general del que forman parte.

Las experiencias institucionales vividas por el alumno, esto es lo que vive cada día dentro de su
institución, sirven para reforzar o debilitar el compromiso y para aumentar o disminuir la calidad
de los esfuerzos que los estudiantes están dispuestos a hacer respecto de su propia educación.

En el documento de ANUIES titulado “Programas institucionales de tutorías”, incluido en la


propuesta de “EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL SIGLO XXI” señala una posible línea de acción a tomar
en cuenta por las instituciones de educación superior, así mismo se especifican algunos beneficios
de su aplicación.

Este mismo documento incluye una valoración sobre distintos aspecto que se muestran
constantes en alumnos desertores. La investigación psicológica ha logrado identificar factores de
riesgo que ponen en peligro el desarrollo psicosocial de la persona y, consecuentemente, su
desempeño en los estudios (esto se realiza considerando al desempeño académico como un factor
determinante tentativo en la deserción).

Estas investigaciones reconocen la existencia de cuatro factores que afectan de manera destacada
el desempeño académico del estudiante:

• Factores fisiológicos

• Factores pedagógicos

• Factores psicológicos

• Factores sociológicos

Los factores fisiológicos influyen en forma importante en el bajo rendimiento de los estudiantes;
sin embargo, es difícil precisar en qué grado afectan realmente, ya que, por lo general, se
encuentran interactuando con otros factores.
Dentro de los de orden fisiológico, los que principalmente permiten predecir el comportamiento
de las calificaciones escolares están:

• Modificaciones endocrinológicas que afectan al adolescente.

• Deficiencias en los órganos de los sentidos, principalmente en la vista y en la audición.

• Desnutrición

• Salud y peso de los estudiantes.


Estos factores que disminuyen la motivación, la atención y la aplicación en las tareas, también
afectan la inmediata habilidad del aprendizaje en el salón de clases y limitan las capacidades
intelectuales.

Los factores pedagógicos son aquellos que se relacionan directamente con la calidad de la
enseñanza, siendo estos donde la institución puede intervenir de manera directa. Se reconocen los
siguientes como factores pedagógicos:

• Número de alumnos por maestro.

• Utilización de métodos y de materiales inadecuados.

• Motivación del maestro y tiempo dedicado a la preparación de sus clases.

En cuanto a los factores psicológicos señala que algunos estudiantes presentan desórdenes en sus
funciones psicológicas básicas, tales como: percepción, memoria y conceptualización. El mal
funcionamiento de ellas contribuye a las deficiencias en el aprendizaje. Estudiando los factores
psicológicos también se toma en cuenta que el rendimiento académico es influido por variables de
personalidad, motivacionales, actitudinales y afectivas, que se relacionan con aspectos como nivel
escolar, sexo y aptitudes. Entre los problemas más comunes en el grupo de edad que estudia una
carrera universitaria se encuentran los problemas de índole emocional, que corresponden a la
etapa de la adolescencia (temprana y tardía), ya que estos jóvenes enfrentan un periodo de
cambio en muchas áreas de su vida. Además, se ha observado que el rendimiento académico es
reflejo, entre otras cosas, del tipo de hábitos de estudio de los estudiantes. Si se considera que los
problemas del aprendizaje se presentan en todas las edades, se puede suponer que una de las
causas del bajo rendimiento académico es el mal uso o la falta de estrategias de estudio que
permitan al estudiante aprovechar de manera óptima los conocimientos adquiridos en el proceso
de enseñanza y aprendizaje.

Al ingresar un alumno al sistema educativo superior, su vida, puede ser objeto de una
transformación que facilite, o bien obstaculice, su proceso de integración desde el punto de vista
académico y social, al nuevo ambiente desconocido. Para ello interviene la capacidad del
estudiante para reconocer que el sistema de educación superior le exigirá un comportamiento
más maduro y complejo tanto de su inteligencia como también en el aspecto social que los
requeridos por el nivel precedente. Entre la mayoría de los estudiantes de educación superior es
frecuente encontrar serios problemas en la redacción y de habilidades matemáticas básicas, esto
debido a una mala aplicación de los programas educativos en las escuelas de nivel medio superior,
y al menor grado de exigencia de las mismas, y de compromiso por parte del alumno. Por lo tanto,
lograr una rápida integración tiene implicaciones definitivas en la permanencia, para los
estudiantes de nuevo ingreso. Una vez que el estudiante logra integrarse, aumentan
considerablemente las posibilidades de que continúe y culminen sus estudios.

Finalmente, los factores sociológicos son aquéllos que incluyen las características socioeconómicas
y familiares de los estudiantes. Entre éstas se encuentran: la posición económica de la familia, el
nivel de escolaridad y ocupación de los padres y la calidad del medio ambiente que rodea al
estudiante, las cuales influyen en forma significativa en el rendimiento escolar de los mismos.
Por su parte Vincent Tinto elaboró un modelo explicativo de la deserción escolar aplicable al
problema del bajo desempeño escolar (Este trabajo fue realizado para ANUIES en 1989). En este
documento se considera al individuo en constante interacción con el sistema social y con el
sistema académico y que el rendimiento escolar está determinado, en gran medida, por sus
antecedentes familiares (nivel educativo, intereses, logros académicos, nivel socioeconómico y
expectativas de los padres); características individuales (rasgos de personalidad, capacidad de
desempeño y sexo); antecedentes educativos (promedio de calificaciones, características de las
escuelas y maestros), y por el compromiso para alcanzar sus metas educativas (expectativas,
aspiraciones y grado de compromiso).

Tinto sostiene que tanto el sistema escolar como el alumno son retroalimentados
permanentemente por el sistema social. Este último contempla variables tales como: cambios en
la oferta y demanda del mercado laboral, relaciones interpersonales con pares académicos,
maestros y personal administrativo, clima social de la institución, grupos de apoyo y ajuste social a
la institución. Considerado el sustento teórico que subyace al fenómeno del bajo desempeño
académico, es necesario determinar la influencia que ejercen aquellas variables, sobre el
desempeño académico y la salud mental de los individuos.

Los diversos organismos que durante la última década han analizado el sistema de educación
superior mexicano (CIDE, OCDE, SEP, ANUIES), señalan como sus principales problemas una baja
eficiencia, determinada a través de sus altos índices de deserción (50%); un importante rezago en
los estudios, resultado de altos índices de reprobación y bajos índices de titulación (50%). Entre los
factores a los cuales se atribuye esta situación, se incluyen la rigidez y especialización excesiva de
los planes de estudio; el empleo de métodos de enseñanza obsoletos, con una escasa vinculación
entre la teoría y la práctica; la inexistencia de programas integrales de apoyo a los alumnos; el rol
inadecuado del profesor frente a las necesidades actuales del aprendizaje; una evaluación
centrada exclusivamente en el alumno y no en los procesos, y una inadecuada orientación
vocacional.

Los estudiantes con bajo rendimiento escolar, si bien son sujetos normales desde el punto de vista
intelectual, por diversas razones fallan en sus aprendizajes escolares. Así, la eficiencia diaria en la
escuela es inferior a lo que podría esperarse de su inteligencia. De lo anterior se extraen dos
conclusiones: primera, al confirmar que el problema se debe a causas intelectuales y no orgánicas,
se supondría que la recuperación es altamente probable; segunda, al detectarse las causas que lo
provocan. Es importante tener en cuenta que la capacidad y rendimiento académico del alumno
no está únicamente determinado por su nivel intelectual, sino también de otras circunstancias
como el medio cultural, la salud y la personalidad.

Las altas tasas de abandono de los estudios que se producen en todos los niveles educativos
tienen incidencia negativa sobre los procesos políticos, económicos, sociales y culturales del
desarrollo nacional. En atención a este problema, el Plan Nacional de Desarrollo (1989-1994)
(PND) reconoce que, a pesar de los avances y logros del sistema educativo nacional, "se han
acentuado otros factores que impactan negativamente la permanencia y rendimiento escolar de
los educandos y la calidad de los servicios educativos". Por tal motivo, se propone que "deben
combatirse las causas que inciden desfavorablemente en la reprobación y deserción escolares, que
se traducen en baja eficiencia terminal de los diferentes niveles educativos y en desperdicio de los
recursos que la sociedad destina a la educación".

La posibilidad de vivir bajo los niveles de pobreza es tres veces mayor para los desertores que para
aquellos que finalizaron la escuela superior.

En su investigación realizada en 1982, Javier Osorio Jiménez de la Universidad Autónoma


Metropolitana (UAM), señala respecto a los factores que inciden en la deserción, algunos aspectos
que limitan la capacidad de retención institucional:

• La existencia de diferencias importantes entre los conocimientos con que egresan los
estudiantes de bachillerato y el mínimo de aptitudes necesario para los estudios de licenciatura.

• La gran diversidad de planes de estudio de la educación media superior, que produce perfiles
distintos entre los aspirantes a la educación superior.

• La escasa atención a las ciencias básicas, las matemáticas y las metodologías de investigación,
en el nivel medio superior y sus diversas repercusiones. Entre ellas, una elección de carrera que no
incluya materias consideradas difíciles; el ingreso al nivel superior sin aptitudes para el
razonamiento lógico; y la erróneas percepciones sobre la investigación científica (De Allende,
1987).

Duran J. y Díaz G. en su análisis de la deserción estudiantil en la UAM nos dicen que el análisis de
las causas de deserción exige que se tomen en cuenta tanto el supuesto teórico sobre el cual
fueron elaboradas, como el contexto específico en el cual son aplicadas, siendo este último
determinante para definir los criterios de efectividad, eficacia y pertinencia de las propuestas para
abatir la deserción. De esta forma el fenómeno de la deserción estudiantil puede y ha sido
abordado desde diversas perspectivas que han orientado las metodologías y técnicas utilizadas
para su estudio. Puede hablarse de tres enfoques para estudiar la deserción estudiantil: de
integración, estructural y economicista

El primero de ellos, el de integración considera a la deserción como una insuficiente integración


del estudiante con los ambientes intelectual y social de la comunidad universitaria. A su vez, esta
visión de la deserción se sustenta en el concepto de la falta de integración del individuo con el
contexto, ya sea este último social, económico, cultural u organizacional.

El enfoque estructural conceptualiza el fenómeno de la deserción estudiantil como el resultado de


las contradicciones de los diferentes subsistemas (político, económico y social) que integran el
sistema social en su conjunto, que finalmente inciden en la decisión de desertar del individuo.

La perspectiva economicista de la deserción estudiantil considera a ésta como la elección por


parte del estudiante de una forma alternativa de invertir tiempo, energía y recursos que puedan
producirle, en el futuro, beneficios mayores en relación con los costos de permanencia en la
universidad.
La elección de institución de educación superior para cursar una carrera tiene también orígenes
diversos (prestigio, costo, ubicación geográfica, régimen universitario o tecnológico, etc.). En
nuestro país, estas variables determinan una influyente presión principalmente para las
instituciones de educación superior públicas, sean éstas federales o estatales. Esta presión ha
conducido a algunas instituciones a establecer las posibilidades para elegir una segunda y aún una
tercera opción, mismas que la práctica ha evidenciado como estrategias poco adecuadas para
garantizar la permanencia en los estudios superiores.

Pérez Juste y García Ramos (1995) señalan que la evaluación inicial es mucho más que una simple
prueba, ya que debiera cubrir una amplia gama de aspectos fundamentales para lograr un
aprendizaje efectivo.

La teoría propuesta por Tinto (1992) sobre el abandono de los estudiantes, inspirada en los
trabajos de Durkheim y Van Gennep sobre el suicidio y los ritos de transición en miembros de una
comunidad, sostiene que las universidades se asemejan a otras comunidades humanas y que tanto
el abandono estudiantil, como el abandono general de esas comunidades, reflejan necesariamente
los atributos y las acciones del individuo, pero también los de los otros miembros de la comunidad
en que esa persona reside. La decisión de desertar, entonces, está más en función de lo que
ocurre después del ingreso a la institución, que de lo que sucedió previamente.

Los estudiantes pueden no estar conscientes del riesgo de abandono de su carrera antes de
ingresar a una institución de nivel superior. Más bien cobran conciencia de la situación cuando sus
propósitos y su compromiso se confrontan con un marco de experiencias en la universidad, tales
como el ajuste a un ciclo desconocido, las dificultades que suponen las nuevas exigencias y la
convivencia entre los individuos.

El conocer tantos y tan diferentes enfoques al problema de la deserción estudiantil en alumnos de


educación superior, nos da una idea de la dimensión de la problemática, asi como de lo complejo
que resulta un análisis de los factores que lo originan.

De Allende, C. (1987), Propuesta de elementos conceptuales y metodológicos para el estudio y las


causas de la deserción y rezago en México.

Durán, J. y Díaz, G. (1999), Análisis de la deserción estudiantil en la Universidad autónoma


metropolitana UAM, México.

Martínez Rizo, F., "Diseño de investigación para el estudio de la deserción. Enfoque cuantitativo
transversal", en Trayectoria escolar en la educación superior, México, CONPES-ANUIES, 1989, pp.
281-294.

Poder Ejecutivo Federal. Plan nacional de desarrollo 1989-1994.


Tinto, V. (1975), La deserción en la educación superior: Síntesis de las bases teóricas de las
investigaciones recientes. Review of Educational Research , Vol. 45, No. 1, USA, 1975, pp. 89-195
(trad. de Carlos María de Allende).

Tinto, V. (1989), Una reconsideración de las teorías de la deserción estudiantil, en Trayectoria


escolar en la educación superior, ANUIES-SEP, México.

Tinto, V. (1989) Definir la deserción: Una cuestión de perspectiva, en Revista de la Educación


Superior, N° 71, ANUIES, México, p. 33-51.

http://www.docstoc.com/docs/5463867/Libros-en-L%C3%ADnea-ANUIES

ANUIES, La Educación Superior en el Siglo XXI. Líneas estratégicas de desarrollo, documento


aprobado en la XXX Sesión Ordinaria de la Asamblea General de la ANUIES,

ANUIES, Indicadores y parámetros para el ingreso de instituciones de educación superior a la


ANUIES. Disposiciones para su permanencia en la Asociación, México, ANUIES, 1999 (Col.
Documentos).

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